Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 5

Capítulo 8: Aquella Que Se Adentró En El Bosque

Parte 2

Flore tomó el relevo y declaró, con la cabeza bien alta:

—Así es. Sólo me sentiré incómoda. Piensa en mí como si fuera su camarada.

Luego, se enderezó y realizó una reverencia formal.

—Permítame que me presente. Me llamo Flore. Es un placer conocerlos.

Pero no pudo mantener esa fachada durante mucho tiempo. Inmediatamente rompió en una sonrisa fácil.

—¡Caíste!

Helen golpeó ligeramente a Flore en represalia. Nuestras risas resonaron en el bosque.

—Soy el dueño de la herrería. Me llamo Eizo —tras presentarme, me incliné a la manera nórdica.

Helen presentó a los demás miembros de nuestro grupo.

—Esta es Samya; es una de las bestiales. La enana es Rike. Esta es Diana; es humana. Lidy es una elfa. Luego están la draco, Krul, y la loba, Lucy. Son la familia que me ha estado cuidando.

Las cuatro mujeres hicieron una reverencia. Los dos animales no parecían entender lo que pasaba, pero le devolvieron el saludo a su manera.

—Encantada de conocerlos —dijo Flore. Inclinó la cabeza y señaló—. Un momento, ¿quién es el que se esconde allí?

Al otro lado de su dedo estaba Jolanda, que nos miraba desde detrás del tronco de un árbol.

—Esa es mi amiga, Jolanda. Es una bestial como yo —respondió Samya con un gran suspiro—. Saldrá tarde o temprano, así que ignórala.

Flore parecía sorprendida, pero se recuperó rápidamente con una sonrisa.

—¡Recibido!

—¿Y bien? —preguntó Helen a Flore.

—¿’Y bien’ qué? —preguntó Flore.

Miró con el ceño fruncido a su menor.

—No es posible que hayas venido al Bosque Oscuro sólo porque te parecía interesante, ¿verdad?

Bajo la mirada de la mercenaria definitiva, hasta un hombre adulto temblaría, pero Flore no se inmutó en absoluto y su expresión permaneció totalmente despreocupada.

—¿Eh? Nah, en realidad sólo pensé que parecía divertido…

¿ Quizá está acostumbrada a la mirada de Helen? —de repente sentí compasión por lo mal que lo había pasado Helen.

Helen se cubrió la cara con una mano.

—¿Qué voy a hacer contigo…?

Flore le devolvió una sonrisa angelical.

Lanzando un gran suspiro, Helen se dirigió hacia mí.

—Oye, Eizo…

—’Hasta luego’ no es una opción de diálogo, ¿verdad? —pregunté, consciente de que mis cejas se habían fruncido.

Flore había estado a punto de escapar, pero había llegado hasta aquí. Pensé que, de un modo u otro, podría encontrar el camino de regreso sana y salva. No obstante, ya no éramos extraños, y obviamente, la mejor opción era la más segura. En este caso, esa elección era…

—Si te parece bien—Flore, ¿quieres venir con nosotros? —pregunté.

—¿Qué? ¿Estás seguro?

—Sí —confirmé—. Será la forma más segura de viajar para nosotros.

—Mm, sí. También lo creo —respondió Flore.

—Entonces estás de acuerdo, ¿verdad? —me dirigí a mi familia—. ¿Y todas ustedes también están de acuerdo?

Todos asentían con la misma expresión de alegre resignación. Decidí fingir que no había visto la tensión de los ojos abiertos de Jolanda. Seguía escondida a la sombra de un árbol.

En cuanto al tema de la comida… de alguna manera se solucionaría. Jolanda había traído la suya y nosotros teníamos de sobra, ya que el viaje acabaría siendo más corto de lo que habíamos planeado. A la hora de la verdad, todos podíamos comer un poco menos.

—¡Gracias a todos! —dijo Flore con una sonrisa despreocupada—que en realidad era el adjetivo más apropiado—rebosante de entusiasmo.

Y así, con nuestro grupo aumentado en un miembro, los Exploradores del Bosque Oscuro profundizamos en nuestra búsqueda de la piedra arco iris de los rumores.

La conversación fluyó libremente mientras continuábamos nuestro camino. El tema del momento era la vida de Flore como mercenaria.

La persona que mostró más interés fue la Rosa de los Duelos, Diana.

—Tu estilo de vida no es tan agotador como creía —comentó, absorta en la historia de Flore.

—Bueno, duh. Nadie se va a unir si el trabajo es una pesadilla —replicó Flore.

—Tienes un buen punto.

Recuerdo que Diana también le hizo muchas preguntas a Flore. ¿Qué voy a hacer si un día de repente dice que se va a convertir en mercenaria?

Cuando le preguntaron cómo era Helen en el trabajo, la respuesta de Flore fue:

—La jefa es única en su clase. Es la única manera que puedo decirlo.

—O-Oye —protestó Helen, nerviosa. El rubor se apoderó de su rostro.

—No pasa nada, ¿bien? —dije, tratando de apaciguarla—. Te está haciendo un cumplido —como no era yo el objetivo, era fácil mantenerla calmada.

—He pensado en aprender a usar espadas duales después de ver a a la Jefa —dijo Flore.

—¿De verdad? —pregunté.

—Pero no soy ni de lejos tan rápida como ella, así que lo dejé. Me quedo con los clásicos. Mi espada y mi escudo son mis compañeros —declaró Flore, levantando su escudo. El escudo estaba arañado en varias partes. Tallado en la superficie había pruebas de los numerosos campos de batalla a los que había sobrevivido.

—Está bien hecho ese escudo —comenté.

—¿Tú crees?

—Sí. Lo juro por mi reputación de herrero.

Flore sonrió.

—Je, je, gracias —le devolví la sonrisa.

Continuamos adentrándonos en el bosque, envueltos por esta atmósfera pacífica…con una excepción. Como una introvertida que no sabe qué hacer cuando se encuentra con un extrovertido, Jolanda seguía sin poder mirar a Flore a los ojos.

Seguimos nuestro camino, con una breve pausa para almorzar. El ambiente era enérgico y animado, en parte gracias a la personalidad de Flore. Cuando el cielo adquirió un tono anaranjado, Jolanda anunció a todos:

—Ya casi hemos llegado.

—Por fin —dije.

—¡No veo la hora! —gritó Rike entusiasmada. De todos nosotros, quizá fuera la más emocionada por encontrar la piedra arco iris.

—Espero que sea algo con lo que podamos forjar —dije.

—Y estoy deseando ver lo que vas a hacer con ella, jefe —a Rike le brillaron los ojos. Se giró para mirar al cielo—al parecer, armas, herramientas y otros productos que sólo ella podía ver bailaban en fila sobre su cabeza.

Flore preguntó a Helen:

—¿Entonces tu misión estará completa, Jefa? —las dos estaban hablando aparte.

—Sí, así es.

Krul y Lucy trotaban a nuestro lado, con pasos ligeros, como si percibieran el estado de ánimo despreocupado en que nos encontrábamos todos. Al verlos de buen humor, Diana también se alegró.

—Ah, miren ahí —dijo Jolanda desde el frente del grupo mientras señalaba delante de ella.

Seguí su dedo y vi una pequeña colina en un claro. La colina estaba rayada con algo del arco iris, y bastante.

—Wow, qué nostalgia —dijo Samya, conmovida por la vista.

Entonces lo recuerda con cariño.

Entrecerré los ojos.

—Así que esa es la piedra de la que hablabas. Desde luego es bonita —en un mundo teñido de naranja dorado por el sol del atardecer, sólo las rayas de la piedra eran multicolores. Era un espectáculo extraño, pero realmente hermoso.

Aceleramos el paso. El lecho rocoso estaba expuesto en el afloramiento, y había varios colores diferentes de roca formando filas en la colina, pero sólo una parte de ellas brillaba con el arco iris.

Nos acercamos a la piedra arco iris. Todos nos inclinamos para observarla más de cerca.

Lidy pasó un dedo sobre la piedra.

—Ya veo —murmuró—. Adquiere siete colores diferentes.

Recordé un viejo juego de la Tierra que también se centraba en los “siete colores”…pero era una referencia que se le escaparía a todo el mundo en este mundo.

—¿Es sólido? —pregunté.

Lidy lo comprobó con el dedo.

—Sí, bastante. Quizá necesitemos un martillo o un cincel para desenterrarlo.

Pensé en lo tarde que era. Si empezábamos ahora, el sol se ocultaría por completo para cuando termináramos. Pensábamos quedarnos una noche más, así que ¿por qué no echar un vistazo a los alrededores, acampar y dejar la excavación para mañana?

—Es precioso —dijo Rike, pasando una mano por la piedra. Con los dedos, levantó suavemente un trozo que empezaba a desprenderse. Se desprendió con facilidad, aún con el color del arco iris, y la levantó hacia el sol poniente.

No obstante, al instante siguiente, todo el color y el brillo de la piedra se desvanecieron como ráfagas de nieve derretida. Se convirtió en un bulto gris, igual que cualquier piedra normal.

Toda la familia suspiró decepcionada.

—¿Lo viste? —pregunté a Lidy, que miraba desde un lado.

Asintió con la cabeza.

—Sí. La esencia mágica se le escapó.

—Eso es lo que yo pensaba.

Justo antes de que la piedra perdiera su brillo, vi cómo su resplandor se intensificaba y las partículas centelleantes que contenía se dispersaban en el aire. Al parecer, Lidy había visto lo mismo.

—Eso significa que, como sugeriste antes, si puedo imbuirlo de energía mágica, tal vez podamos preser—

Me mordí las palabras mientras un escalofrío me recorría la espalda. Aunque no tenía pruebas de que algo fuera mal, mis sentidos gritaban “¡Peligro!”.

Me giré y grité:

—¡Helen!

—¡Lo sé! —respondió ella. Ella también debía de sentirlo.

Lucy también ladraba.

—Rike, Diana, Lidy—ustedes tres lleven a Krul y a Lucy allí —ordené.

Asintieron y salieron corriendo. Helen miraba ferozmente a lo lejos, así que las mujeres se llevaron a los dos animales en dirección contraria a su mirada.

—Samya y Jolanda, vienen conmigo y con Helen. Lo siento, pero tú también, Flore.

—¡Déjamelo a mí! —dijo Flore, flexionando los músculos. Ciertamente parecía digna de confianza.

Por desgracia, en los últimos segundos, los escalofríos que me recorrían no habían hecho más que intensificarse. Los cinco nos pusimos en formación y nos giramos hacia la dirección de la que procedía la amenaza. Helen, Flore y yo íbamos delante, mientras que Samya y Jolanda iban detrás.

Mientras dudábamos si sacar nuestras armas, una serie de sonidos se hizo audible a nuestros oídos.

* Snap, crack, snap… ¡Thud! Snap, crack, snap… ¡Thud! *

Era el sonido de árboles cayendo. El sonido continuó, cada vez más cerca. A medida que s se hacía más fuerte, mi sensación de premonición aumentaba.

Sin que nadie tomara la iniciativa, sin pensar conscientemente en lo que haríamos, sacamos nuestras armas simultáneamente. Seguíamos oyendo los chasquidos y los golpes que venían de delante de nosotros.

Pero entonces, noté algo inusual.

—¿Hay…demasiados? —murmuré.

Sin duda, los golpes eran de árboles que caían al suelo, y los chasquidos y crujidos, de troncos que se rompían. Pero el número de golpes no coincidía con el de crujidos.

—Helen —dije.

Ella respondió:

—Ya casi ha llegado.

Tal como predijo, los árboles que caían estaban lo suficientemente cerca como para que pudiéramos verlos derrumbarse a través de los huecos de los troncos frente a nosotros…al mismo tiempo que vislumbrábamos la amenaza que se dirigía hacia nosotros.

Si es lo que creo que es…entonces no podríamos haber acabado en una situación peor…

El árbol que teníamos delante se estrelló contra el suelo, y una cabeza parecida a la de un lagarto se alzó frente a nosotros. La bestia nos miró fijamente, con los ojos entrecerrados. Bajo su mirada penetrante, mi cuerpo se congeló por un instante.

El monstruo al que nos enfrentábamos se asemejaba a un lagarto gigante—en muchos mundos diferentes, esta bestia era considerada la criatura viviente más fuerte.

Ante nosotros se cernía un dragón.