Kajiya De Hajimeru (NL)

Al día siguiente, tras terminar nuestras tareas matutinas, nos preparamos para nuestra excursión. Para comer, preparé lo de siempre: carne de jabalí guisada, dulce y salada, en pan sin levadura, que era mi versión de la hamburguesa taiwanesa de panceta de cerdo.

Si pudiera conseguir huevos de gallina… podría ampliar nuestro menú. Pero, por otro lado, ¿quién sabía si los huevos de este mundo eran seguros para comer? Incluso en la Tierra, comer huevos pasados suponía cierto riesgo—la salmonela a veces acechaba en el huevo crudo, pero podía eliminarse calentándolos por encima de los setenta grados centígrados. Siempre y cuando hubiera un método similar para tratar las especies bacterianas de aquí, me gustaría intentar preparar algunos platos con huevo. Por el momento, no tenía sentido lamentarme por lo que no tenía.

Después de preparar los bocadillos, llené nuestras cantimploras con té de menta. Luego lo metí todo en una bolsa. Como íbamos a pasar todo el día en el bosque, nos pusimos ropa que nos facilitara la movilidad.

Para estar seguros, Helen y yo nos atamos las espadas cortas, Rike trajo una lanza y las otras tres se pusieron los arcos al hombro. Armados como íbamos, pensé que no nos pasaría nada, aunque nos encontráramos con algún peligro. Además, las capacidades de combate de nuestro grupo eran bastante altas…

—¿Nos ponemos en marcha? —pregunté a todas, y recibí un coro de “¡sí!” a cambio.

Salimos de la cabaña. Comprobé que estábamos todos fuera antes de cerrar la puerta.

Krul nos esperaba, moviéndose inquieta. Ayer le conté el plan, pero no sabía si me había entendido o si había adivinado lo que hacíamos después de ver a las demás.

En cualquier caso, es una chica lista . Por lo visto, también era un poco cariñosa.

Le di a Krul la bolsa que contenía nuestra comida y provisiones variadas para que la llevara ella. No íbamos a llevar el mini-carrito porque hacía mucho ruido y no estaba seguro de cuánto podía aguantar. En momentos así, Krul llevaba las cosas colgadas del cuello y yo le ataba la bolsa con una cuerda.

Seis raciones de comida y agua (o en este caso, té) deberían haber sido pesadas, pero a Krul no parecía molestarle la carga.

—Gracias por llevarlo todo Krul —dijo Diana—. Contamos contigo.

Krul respondió con un alegre, ” Kuluuu “.

Los siete—seis personas y una draco—nos adentramos en el bosque. Los rayos de sol brillaban entre el follaje como focos. Estaba contento de que hiciera tan buen clima.

Hablando de clima…

—¿Comenzará pronto la estación de las lluvias? —pregunté.

—Creo que sí. Por lo que sé, empezará más o menos dentro de una semana. Definitivamente no durará más de un mes —contestó Samya—. Va a ser muy largo, creo.

Sabía que podía confiar en su opinión, ya que había vivido aquí toda su vida (por lo que sabía).

—Hmmm, tal vez deberíamos hacer una pausa en nuestras entregas cuando lleguen las lluvias —reflexioné.

Siempre podríamos comprar lona en nuestro próximo viaje a la ciudad y hacer un toldo para el carro. Sin embargo, había un problema con ese plan: Krul quedaría expuesta a la lluvia. Lo mejor que podíamos hacer era coserle un impermeable, pero eso no serviría de mucho.

Teníamos unos fondos lo bastante abundantes como para no tener que recurrir al ahorro. Mientras no le causáramos molestias a Camilo, preferiría evitar los viajes de larga distancia durante la temporada de lluvias, aunque sólo fueran a la ciudad.

—Eso probablemente sería lo mejor —estuvo de acuerdo Diana.

—También tenemos suficientes materias primas, alimentos y suministros —añadió Rike.

—Entonces, está decidido —afirmé. Ése era también mi deseo. No sabía si Camilo protestaría…pero, bueno, estaba segura de que saldría bien de un modo u otro.

Llevábamos alrededor de una hora caminando por el bosque cuando Lidy exclamó:

—¡Cielos! —y corrió hacia adelante emocionada.

Todos nos apresuramos a seguirla. La alcanzamos un poco más adelante y encontramos a Lidy agachada y rebuscando en un trozo de tierra cubierto de hiedra.

—¿Te ha llamado algo la atención? —le pregunté.

Lidy asintió y me mostró lo que había encontrado.

—Es una especie de champiñón muy valioso.

Aunque era muy temprano por la mañana, el champiñón que tenía en la mano emitía un tenue brillo fosforescente. En mi mundo anterior, había un tipo de champiñones llamados “champiñones luz de luna”, pero su brillo era demasiado débil para ser visto a la luz del día. Si este champiñón era lo bastante luminiscente como para verse cuando había luz, ¿cuánto debería brillar de noche?

—Se puede hervir y beber como un té, y es eficaz contra varios tipos de enfermedades. Aunque primero hay que secarlo —explicó Lidy.

—¿En serio? —pregunté—. Práctico —ella volvió a asentir.

Ahora entendía por qué tenía tanta prisa por desenterrarlo. Era una mercancía demasiado buena para dejarla pasar. Recoger champiñones como un novato a menudo significaba un completo fracaso, pero Lidy era una elfa y una habitante del bosque desde siempre, así que no había forma de que cometiera un error, ¿verdad?

¿Verdad…?

Samya frunció los labios.

—Nunca había oído hablar de eso antes —el hecho de que hubiera una especie que ella no conociera debía de herir su orgullo como Bestial del Bosque Oscuro.

—Son parásitos de esta especie particular de hiedra, y sólo brotan justo antes de la temporada de lluvias —dijo Lidy—. Se deshacen cuando se mojan.

Lo que la gente suele considerar champiñones son en realidad los cuerpos fructíferos de los hongos, análogos a las flores y los frutos de las plantas. El equivalente fúngico del tallo y las raíces de una planta era el micelio, que formaba una amplia enredadera bajo tierra. El micelio del champiñón que Lidy había encontrado probablemente invadía las vides de la yedra para tomar sus nutrientes directamente de la planta.

Aunque eso era suponiendo que los champiñones de aquí fueran organismos similares a los del mundo que había dejado atrás.

—Los elfos son tan inteligentes como se rumoreaba —elogió Helen.

La franqueza de Helen no pareció molestar a Lidy, pero se encogió sobre sí misma avergonzada por el cumplido.

Resultó que el champiñón era tan raro como Lidy había afirmado—recorrimos la zona, pero al final no encontramos ninguno más.

Con respecto a esto, encontrar, aunque sea uno fue un golpe de suerte. No tendríamos que preocuparnos tanto de que alguien cayera mortalmente enfermo, ya que, al parecer, podía ayudar a tratar diversas enfermedades. Viviendo en medio del bosque como vivíamos, una emergencia podía convertirse en algo serio porque cualquier ayuda probablemente llegaría demasiado tarde…

En la actualidad, los sistemas médicos de este mundo no pueden compararse con la tecnología de la Tierra. Tener a mano los medicamentos adecuados podría marcar la diferencia.

De repente recordé otra duda que tenía sobre las enfermedades y pregunté al grupo.

—¿Existe la magia curativa?

La información detallada sobre la magia no había llegado con mis datos instalados. Anteriormente, había visto a Lidy luchar contra un hobgoblin utilizando magia, pero a día de hoy, seguía sin saber exactamente qué hechizos había utilizado.

Como nuestra residente experta en magia, Lidy contestó:

—Los hay. Un buen número de personas puede realizar los hechizos básicos.

—¿Básicos como…curar la fiebre?

—Así es. Incluso yo puedo curar dolores de cabeza y fiebres bajas.