Kajiya De Hajimeru (NL)

Cumplida nuestra misión, Rike y yo volvimos a casa. A medida que avanzábamos por las calles de la ciudad, tratábamos desesperadamente de contener la risa. Parecíamos sospechosos, hasta el punto de que me preocupaba que nos detuvieran en la puerta. Afortunadamente, nos dejaron pasar.

Caminamos juntos por la carretera, y por fin, no pudimos aguantar más—estallamos en carcajadas al mismo tiempo.

—¡¡¡Ha, Ha, Ha, Ha!!!

Al menos no había nadie cerca para ver nuestro ataque de risa.

¡Nos habíamos pasado todo el día buscando un cuchillo que se había fabricado en Forja Eizo! ¿Quién lo hubiera imaginado? Si el cuchillo que habíamos encontrado hoy se consideraba mágico, en casa nos esperaban un montón de cuchillos mágicos.

—Nuestra búsqueda ha resultado en vano, pero ha sido un gran descanso de nuestra rutina habitual —dije.

—Es cierto —respondió Rike—. Además, volvimos a confirmar que nuestros productos son increíbles.

—Sip.

Los dos fuimos arrastrados por un huracán de alegría y nos reímos todo el camino de vuelta a casa.

De vuelta a la cabaña, les conté a las demás cómo había transcurrido el día.

—Resultó ser una misión perdida, pero la dueña del restaurante nos ayudó mucho. La próxima vez que hagamos una entrega, quiero pasarme por allí y darle las gracias como es debido.

—Buena idea —Diana asintió con firmeza. Tenía un gran sentido del pudor y habría sugerido lo mismo si yo no lo hubiera dicho antes.

Samya ladeó la cabeza.

—¿De qué demonios estaba hablando Jolanda?

—Supongo que los rumores pasaban de una persona a otra —razoné—, y los detalles se perdían en el camino —cada vez que se contaban los rumores, probablemente se iban desmenuzando algunos detalles hasta que sólo quedaba lo mínimo, y probablemente así fue como nació el rumoreado “cuchillo mágico”. Era el clásico juego del teléfono.

—Supongo que sí —dijo Samya.

—Si ves a Jolanda, hazle saber que el cuchillo es uno de los nuestros —le pedí.

—De acuerdo.

—Puedes darle uno a ella también.

Samya hizo un gesto despectivo con la mano.

—Lo sé, lo sé.

Y así, la saga del cuchillo mágico llegó a su fin.

◇ ◇ ◇

Pasamos las dos semanas siguientes reponiendo inventario y, sin darnos cuenta, llegó el día de la entrega. Como de costumbre, empaquetamos todo, nos dirigimos a la ciudad y entregamos los productos a Camilo en su tienda.

Krul se había encariñado con el aprendiz, que siempre cuidaba de ella. Cuando bajamos de la sala de reuniones, los encontramos corriendo… ¿o jugando a la pilla-pilla…? Era difícil saberlo. Por el bien de su incipiente amistad, quería seguir haciendo estos viajes regulares a la ciudad.

Cuando llegó el momento de volver a casa, me desvié de nuestra ruta habitual para salir de la ciudad.

Hice que Krul se detuviera en un cruce de la calle principal—la más cercana a ” El Ganso Borracho “—y me bajé del carro. Me aseguré de que las monedas que había guardado en mi bolsillo seguían allí. Eran una muestra de mi agradecimiento.

—Tengo algo que hacer —dije a las demás—. ¿Pueden esperar aquí?

Atravesé varias calles laterales y por fin vi el letrero de la tienda que buscaba. Había llegado antes de la hora punta del almuerzo, pero la puerta ya estaba entreabierta.

Entré en ” El Ganso Borracho “, llamando:

—¡Disculpe!

—¡Sí! ¡Ya voy! —pasaron unos segundos y la dueña asomó la cabeza por detrás—. ¡Eh, eres tú! ¡El del otro día! —salió a saludarme.

—Hola de nuevo —Incliné la cabeza—. Nos has ayudado mucho, así que he venido a darte las gracias.

—¡Qué hombre tan honesto! —exclamó—. No tendrías qué.

—No, no. Por favor, es para mí un placer —rebusqué en mis bolsillos.

Pero entonces, la mujer levantó la mano delante de mí.

—Espere un momento. ¿No me diga que va a darme dinero…?

—Sí. ¿Le molesta? —le pregunté.

—¡No puedo aceptarlo! —protestó—. Lo único que hice fue responder a tu pregunta.

Maldición… Parece que mi plan no servirá de nada. A juzgar por su personalidad, parece que sus talones están verdaderamente plantados en este negocio.

Pero, en tiempos como estos, había una estrategia comprobada y real a favor de los vejetes como yo:

—Te ruego que lo consideres desde mi perspectiva. Simplemente me niego a irme a casa sin darle las gracias como es debido —de forma educada pero obstinada, le dejé claro que no me iba a mover antes de devolverle el favor.

Al final, mi táctica tuvo éxito. Suspiró pesadamente y cedió.

—Si insistes…pero no aceptaré monedas. A cambio del consejo sobre el cuchillo, me gustaría información sobre dónde puedo encontrar algunas carnes inusuales.

—¿Carnes inusuales? —repetí, sólo para confirmar.

¡Pan comido! En esto soy un experto.

—Y… —ella continuó.

Ah, hay más. Qué bien. He venido aquí para mostrar mi agradecimiento, así que no aceptaré peticiones fáciles que sólo pretenden distraerme.

—¿Sí?

—¿Puedes parar con esa forma rígida de hablar?

Ya veo. Mejor no discutir con ella.

—De acuerdo. Lo intentaré.

—Bien —dijo con una sonrisa fácil.

—Volvamos a la carne entonces. Si buscas carnes raras, tengo muchas en casa.

—¿Qué quieres decir? —preguntó ella.

—Vivo en el Bosque Oscuro.

—¿Huh?

Sip, esa es la reacción más común.

—Mi casa y mi taller están en el Bosque Oscuro, señorita…

Así es, todavía no sé su nombre…

—Athena. No hace falta añadir ‘señorita’.

—Lo tengo. Soy Eizo. Verás, Athena, vivo en el Bosque Oscuro… Pero no solo, sino con la enana que estaba conmigo el otro día. Una bestial también vive conmigo y un par de personas más.

—Oh, recuerdo a la mujer enana —observó Athena—. ¡Espera, no, eso no es lo importante aquí! Así que…el Bosque Oscuro, ¿eh?

—Sip.

—Estás mintiendo, ¿verdad? Vamos. Estamos hablando del ” Bosque Oscuro “.

—Lo juro.

—Hmmmm —Athena se cruzó de brazos. Al principio, parecía poco dispuesta a aceptar lo que le había dicho, pero tras una pausa, dijo—. Bueno, da igual. Te creeré. No hay razón para que mientas.

—Gracias —dije, sonriendo irónicamente.

Después, Athena volvió a hablar de carne.

¡Esta mujer cambia rápidamente de tema!

—Muy bien. Carne del Bosque Oscuro —reflexionó, tomándose un momento para pensar.

—No es venenosa ni nada —le prometí—. Yo mismo la como.

Athena se tomó su tiempo para pensarlo, calculando mentalmente algo que sólo ella sabía. Finalmente, dijo:

—De acuerdo. ¿Puedes traerme un poco?

—Por supuesto. Puedo volver mañana mismo.

—¿Seguro?

Asentí con la cabeza. Estaríamos haciendo el mismo viajé dos días seguidos, pero decidí no preocuparme.

—Entonces aceptaré tu oferta. ¿Puedes venir por la mañana?

—Vendré solo —dije—, así que no hay problema.

—Gracias.

—Encantado —respondí.

Athena y yo nos dimos la mano y cerramos el trato.

—¿Quieres comer algo? —preguntó.

—Mi familia me espera hoy, pero en otra ocasión —prometí.

—Qué lástima. ¡Bueno, nos vemos mañana!

—Hasta entonces —me despedí de Athena con un gesto de la mano y salí de ” El Ganso Borracho “.

Tenía que darme prisa para volver con las demás.

Volví corriendo al carro y me subí.

—Perdón por la espera.

—Estuviste fuera un rato —dijo Rike. Su voz era tranquila, pero estaba cargada de dureza.

—Um…verás… —me tambaleé, intimidado por la presión que estaba ejerciendo.

Le conté lo que había pasado en ” El Ganso Borracho “. Después de todo, no había razón para ocultar nada.

Todos estaban de acuerdo con el trato que había hecho. Ganarme su aprobación fue más fácil de lo que esperaba, así que no hace falta decir que me sentí aliviado.