Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 2

Interludio: En La Capital

Marius regresó a la capital inmediatamente después de recibir la noticia de la muerte de su padre y de su hermano mayor. Tras regresar a casa, él y los dos hermanos que le quedaban se embarcaron de inmediato en los preparativos del funeral, mientras se hablaba de la sucesión familiar. No tuvo ni un momento para recuperar el aliento.

Se suponía que la transición a la siguiente generación había sido un asunto amistoso. Marius, como todos los demás, había dado por sentado que Karel sucedería a su padre, pero la realidad resultó no ser tan clara.

Marius recordaba el momento con perfecta claridad; podía recordar la reacción exacta de Karel al enterarse de que Marius iba a heredar el condado.

—Eso es imposible —había afirmado Karel con voz austera.

Pero su asombro no tardó en transformarse en resentimiento cuando se volvió para mirar a Marius. Karel, el hermano alegre que siempre tenía una sonrisa preparada para cualquiera, en cualquier momento, no aparecía por ningún lado.

Aunque la noticia fue igual de impactante para Marius, no impidió que Karel lo marcara como un enemigo jurado a partir de ese momento. Marius estaba desconsolado y molesto por el repentino cambio de actitud de su hermano. ¿Desde cuándo Karel estaba tan interesado en la sucesión? El hombre con el que Marius había crecido habría aceptado la noticia con gracia. Marius se lo imaginaba diciendo: “Qué pena. Tú, Diana y yo tendremos que trabajar juntos para continuar con el buen nombre de la familia Eimoor. Cuento contigo, cabeza de familia”.

¿De dónde venía su hostilidad y enemistad?

Marius no tuvo la oportunidad de averiguar la respuesta. Karel declaró inmediatamente su oposición a la sucesión de Marius y abandonó la finca familiar.

La mecánica de la sucesión se detuvo—mientras hubiera oposición, el proceso no podía continuar. La historia habría sido diferente si la oposición hubiera venido de un tercero, pero Karel era el segundo hijo de la familia Eimoor.

Puede que Marius fuera el primero en la línea de sucesión sobre el papel, pero si fuera desacreditado, ya no podría heredar el patrimonio. Pronto empezaron a surgir pequeños (y no tan pequeños) incidentes en torno a Marius, probablemente instigados por Karel para debilitarlo.

En el lado menor había documentos difamatorios en los que se afirmaba que había dejado embarazada a una mujer durante su época de guardia de la ciudad y que la había desechado a ella y a su hijo no nacido. Marius no pudo hacer otra cosa que reírse con incredulidad ante tal falacia, pero entonces varias “fuentes creíbles” salieron de la nada para respaldar la afirmación, y Marius tuvo que aportar pruebas concretas de que no había hecho tal cosa.

En el bando mayor, hubo acusaciones de intento de asesinato. La afirmación carecía de muchos testigos, por lo que los rumores se apagaron antes de que se desbordaran. Sin embargo, otro rumor comenzó a extenderse por la misma época, afirmando que Marius estaba podrido y era ciertamente lo suficientemente traicionero como para estar planeando un asesinato. Marius tuvo que trabajar rápido para, una vez más, demostrar su inocencia.

Este tipo de incidentes se repetían una y otra vez. Marius aplastó todos y cada uno de ellos, pero todos le hicieron perder el tiempo.

Entonces, llegó el día en que Karel empezó a apuntar a Diana.

A Marius le pareció que la paranoia de Karel había llegado por fin a su punto máximo; el hecho de que ahora Marius tuviera que invertir tiempo en proteger a Diana era, sin duda, también parte de la razón.

Todo culminó con un incidente final, sobre el que Karel ya estaba armando un gran alboroto y dándole vueltas en su propio beneficio. Para Marius era obvio que Karel había estado moviendo los hilos desde el principio, pero no tenía pruebas concretas. Marius no podía entretenerse en esto, o Karel conseguiría lo que quería; la prisa era crucial, pero Marius tenía las manos atadas. Y, más que prisa, necesitaba averiguar qué solución aplicar. ¿No había algún tipo de estrategia secreta y milagrosa que pudiera resolver todos sus problemas?

—Si tuviera una solución mágica, ya la habría utilizado —se dijo Marius con amargura y una sonrisa forzada. Después de todo, las soluciones no crecen en los árboles.

¿O quizás lo hay?

—Espera… Puede que haya una cura para mis males…

Se le había olvidado, pero había una persona a la que podía pedir ayuda—un herrero de increíble talento que vivía en el Bosque Oscuro. Esa persona, sin duda, le prestaría su fuerza. Marius no quería utilizar a una persona como una mera herramienta, pero no podía permitirse el lujo de perder el tiempo con la filosofía.

Marius suspiró profundamente. Con la resolución ardiendo en sus ojos, agarró su pluma y empezó a escribir.