Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 2

Capítulo 5: Nuestra Nueva “Normalidad”

Parte 1

—En conclusión, a partir de ahora, Diana se unirá a nosotros como parte de la familia.

Mi declaración de bienvenida fue recibida con una ronda de aplausos. Sólo tenía una audiencia de dos personas, pero eran todos los que importaban. Me sentí aliviado de contar con el apoyo de Samya y Rike.

Diana intervino y dijo:

—Gracias a todos por darme una bienvenida tan cálida. Me alegro de volver a verlas a las dos.

—Lo mismo digo, Diana —dijo Samya.

—Es bueno tenerte de vuelta —dijo Rike.

Habíamos vivido juntos hasta hace apenas dos días, así que no había ninguna incomodidad. Sin embargo, la siguiente pregunta me descolocó.

—¿Todo ha ido como estaba previsto, entonces? —preguntó Rike a Diana de forma críptica.

—Exactamente como dijiste —respondió ella.

Um… ¿Qué?

—¿De qué están hablando? —intervine.

—Eso es un secreto. De hermana a hermana —dijo Rike—. ¿Verdad, Diana?

—¡Síp!

Al parecer, Diana y Rike se habían acercado cuando yo no estaba viéndolas. Era algo bueno, pero me dejó sintiéndome un poco…solo.

Sin embargo, había asuntos más urgentes. Caminé hacia mi habitación, llamando por encima de mi hombro.

—Diana, ¿puedes esperar aquí un segundo?

Mi objetivo estaba colocado en la estantería donde lo había dejado. Llevé el objeto al salón y se lo ofrecí a Diana.

—Esto es para ti.

—¿Qué quieres decir?

—Es un cuchillo personalizado que he forjado. Todos aquí tienen uno para protegerse. Significa que ahora eres parte de la familia.

Diana recibió el cuchillo y sus ojos brillaron de alegría. Sacó la hoja de la funda y la examinó.

—Como probablemente puedas adivinar con sólo mirarlo, el filo está muy afilado. Ten cuidado cuando lo uses.

—Lo haré —prometió—. Es preciosa.

—¡Lo sé! Es la mejor que ha hecho el jefe. Una verdadera obra maestra —Rike se jactó.

¿Por qué siempre es ella la que presume en momentos como éste?

Samya observaba la escena con una sonrisa exasperada pero cariñosa.

Y a partir de ahora, la sonrisa de Diana pasaría a formar parte de nuestro cuadro habitual. Sólo pensarlo me calentaba el corazón.

Me ocupé de mis tareas habituales en la cena y preparé una comida a base de carne curada cocida a fuego lento en vino. La serví con pan plano y sopa de verduras de raíz. También saqué vino para la ocasión. Era nuestro banquete personal para celebrar que Diana formaba parte de nuestra familia.

—Ahora puedo decir con seguridad que tu cocina es la mejor —declaró Samya con sentimiento.

—¿Lo es?

Rike apoyó inmediatamente a Samya.

—Definitivamente. Nos hemos turnado mientras estabas fuera, pero ni una sola vez hemos hecho algo que supiera mejor que tu comida. Yo solía cocinar en el taller de mi familia, así que tampoco era una tarea nueva para mí.

Diana desvió la mirada. Lo interpreté como que cocinar había sido una experiencia nueva para ella.

—Entonces es bueno que haya vuelto, ¿no?

—Sí, lo es. Sobre todo, cuando se trata de la comida —dijo Rike con una risa.

Todos nos unimos a la risa también.

Mientras comíamos, les conté a Samya y a Rike todo sobre la comida que se había servido en el banquete de la familia Eimoor. Nuestra primera noche juntos como familia de cuatro estuvo llena de calidez y alegría.

◇ ◇ ◇

Al día siguiente, repasé mi lista habitual de tareas matutinas, empezando por un viaje al lago en busca de agua.

También tenía algo que quería discutir con los demás durante el desayuno.

—Tenemos al menos una semana de suministro de espadas y cuchillos de nivel básico, ¿verdad?

—Sí, jefe —respondió Rike—. Continuamos fabricándolos incluso mientras usted estaba fuera.

—Eso debería ser suficiente para darle a Camilo la próxima vez que lo veamos.

—Diana y Yo también ayudamos —dijo Samya—. Deberíamos tener más que suficiente.

—Bien. Empecemos a construir una nueva habitación entonces —sugerí—. Para Diana.

—¿Está bien? —Diana preguntó.

—No se trata de que esté bien o no. Ahora eres de la familia, así que deberías tener una habitación adecuada en la casa.

—Gracias.

—No me lo agradezcas todavía —me burlé—. Después de todo, vas a ayudar en la construcción.

Fiel a su carácter, a Diana no pareció importarle nada.

—Es justo.

La construcción del nuevo espacio nos mantendría ocupados durante la siguiente semana.

Habíamos tenido la precaución de tener un amplio suministro de madera—así que teníamos suficiente para construir dos habitaciones. Pero la conclusión no dicha de esa frase era que nos quedaríamos sin madera después de construir dos habitaciones. Así que cogí un hacha y me dispuse a aumentar nuestro suministro de madera cortando algunos árboles más alrededor de la cabaña. Los árboles cayeron con facilidad al toque de mi hacha. Cuando terminé, el claro parecía un poco más amplio.

En algún momento tendría que desenterrar estos troncos y plantar nuevos brotes en su lugar.

Mientras yo cortaba los árboles, las otras tres también trabajaban; limpiaron y nivelaron el terreno donde se construiría la nueva habitación, y luego prepararon los cimientos. Samya, Rike y Diana eran más fuertes que la media de las personas, así que entre su fuerza combinada y la experiencia previa de Rike en la construcción, el trabajo llevó bastante menos tiempo que antes.

Sin embargo, había un pequeño y minúsculo detalle que me molestaba.

—¿Soy yo…o han despejado el espacio para dos habitaciones? —pregunté.

Definitivamente no era sólo yo, pero lo que no entendía era por qué. Después de todo, sólo necesitábamos construir una habitación para Diana.

—Conociéndote, Eizo, nuestra familia volverá a crecer tarde o temprano —dijo Samya con sarcasmo.

—No, eso no—

…va a pasar.

No pude terminar la frase.

Samya, Rike y Diana habían sido incorporaciones imprevistas a la familia. En el futuro podría volver a ocurrir algo que nos obligara a acoger a otra persona. En lugar de apresurarse a construir otra habitación cuando llegara el momento, sería mejor actuar de forma proactiva y construir la habitación extra ahora. Su razonamiento tenía mucho sentido.

—Supongo que siempre podemos utilizar la segunda habitación como almacén —cedí.

Samya exhaló un suspiro de alivio, asintió con la cabeza y volvió al trabajo.

◇ ◇ ◇

Los siguientes cinco días pasaron como un reloj.

Despertar. Tareas matutinas. Construcción de la habitación. Almuerzo. Segunda parte de la construcción. Entrenamiento con Diana. Cena. Descanso.

El trabajo en las dos habitaciones fue sencillo, posiblemente porque ya lo habíamos hecho una vez. Al quinto día, casi habíamos terminado. Las dos nuevas habitaciones eran idénticas a las de Samya y Rike. Además, habíamos despejado algo de espacio para ampliar el pasillo existente. Ahora sólo quedaban las puertas y el amueblado.

—Sólo un poco más y habremos terminado —anuncié.

—¡Sí, no puedo creerlo! —Diana no había estado con nosotros cuando construimos los originales, así que se emocionó especialmente al ver cómo se unían las habitaciones.

—Mañana pondremos las puertas y las camas. Son las últimas piezas que tendremos que construir nosotros mismos. Y al día siguiente, visitaremos a Camilo en la ciudad para dejar las nuevas espadas y cuchillos. Vendrás con nosotros, ¿verdad, Diana?

—Por supuesto que sí —dijo ella—. Es parte del negocio familiar.

—El negocio familiar de herrería… Somos una familia extraña, ¿no? —comenté—. Una Bestial, una Enana, la hija de un conde, y yo, el típico vejestorio testarudo. Vaya forja que he creado.

Diana se río.

—Es un oficio bastante extraño.

Le devolví la diversión con una sonrisa irónica.

—No me sorprendería que lo negara.

Y así fue como empezamos a avanzar hacia una nueva normalidad, con pequeños momentos y conversaciones que encajaban como ladrillos.

◇ ◇ ◇

Al día siguiente, reunimos los materiales necesarios para las puertas y las camas. Cortamos la madera a medida y empezamos a montarlo todo. Todavía quedaban bisagras y clavos de la última vez, así que pudimos ahorrar algo de tiempo. La preparación fue la clave del éxito.

Encargué las camas a Samya y Rike mientras trabajaba con Diana para hacer las puertas. Diana iba a hacer la puerta de su propia habitación, así que esperaba que pusiera todo su empeño en ello. Dicho esto, no tenía experiencia previa en carpintería, así que tuve que guiarla. Además, la ayudé a construir el marco; habría sido un problema que el marco se hubiera deformado y que la puerta no encajara.

Sin embargo, Diana se encargó del resto por sí misma y se adaptó al martillo como un pez al agua. ¿Sus habilidades con la espada se trasladaron a la carpintería de alguna manera?

Después de un rato, dijo:

—Esto es divertido.

—¿Verdad? Trabajar la madera en solitario y en silencio puede resultar pesado, pero es agradable cuando trabajamos todos juntos en el mismo objetivo.

—Me está gustando mucho.

—Este tipo de trabajo llega de vez en cuando. ¿Puedes manejarlo?

—Por supuesto —dijo Diana riendo—. Si no estuviera dispuesta a ensuciarme las manos, no habría venido aquí.

La risa de Diana era contagiosa, y yo también me reí.

—Eso es lo que me gusta oír.

Como Rike y Samya habían construido unas cuantas camas antes, terminaron antes que nosotros—Samya nos llamó cuando terminaron.

—¡Buen trabajo! —le dije—. ¿Puedes llevarlas a las habitaciones?

—Entendido —Samya se dirigió hacia Diana—. ¿Te parece bien el dormitorio más cercano?

—Sí, estaría bien —respondió Diana.

—Entendido. Hagámoslo, Rike.

—De acuerdo. ¿Puedes levantar ese lado, Samya?

Samya tenía la fuerza de un tigre y Rike era una enana. Entre las dos levantaron la cama con facilidad, haciéndola parecer más ligero en el aire mientras la llevaban a la supuesta habitación de Diana.

—¡Es hora de que acabemos con esta puerta! —exclamé con renovada energía.

—¡Muy bien! —Diana estuvo de acuerdo.

Al final, la puerta nos llevó un poco más de tiempo, pero estaba satisfecha con el producto final.

—Se ve bien. Está bien hecha —comenté una vez terminada.

—¿De verdad? —contestó Diana.

—Sí. No es una tarea fácil unir los tablones limpiamente sin aberturas, y tú lo has conseguido.

—Es un alivio. Me preocupaba que acabara haciendo algo completamente inservible.

—No en mi guardia —dije—. ¿No confías en mí?

—Por supuesto que sí.

—Entonces confía en mí cuando digo que has hecho un buen trabajo. Así que, no te preocupes —la tranquilicé— no estoy tratando de adularte. Ahora, vamos a instalarla.

Diana no era tan fuerte como Samya y Rike, pero no se quedaba atrás. Llevamos juntas la puerta a la habitación, pero la instalé yo solo.

Con la cama y la puerta instaladas en sus respectivos lugares, la nueva habitación estaba oficialmente completa.

—Diana, este será tu espacio a partir de ahora. Aunque tengo que admitir que probablemente sea un poco más pequeño de lo que estás acostumbrada en la finca de tu familia.

—Sabía lo que firmaba, así que no tengo ninguna queja. De todos modos, no necesito tanto espacio para mí sola.

—Me parece bien.

Me di cuenta de que Diana estaba haciendo todo lo posible para adaptarse a nuestro estilo de vida. Había tenido tiempo de acostumbrarse a vivir aquí hasta cierto punto antes del enfrentamiento con Karel, pero entonces había sido una invitada, no una residente a tiempo completo. En cualquier caso, apreciaba mucho el esfuerzo que estaba haciendo.

Rike se volvió hacia Diana con una gran sonrisa.

—¡Ahora sí que eres parte de la familia!

—Gracias, Rike. Y a ti también, Samya. Me alegro de estar con todos ustedes.

—¡Bienvenida! Puedo prometer una cosa: ¡comerás como una reina mientras estés aquí! —dijo Samya con orgullo.

Pero soy yo quien tiene que hacer esas comidas. No es que me disguste escuchar lo bien que piensa Samya de mi cocina…

Trasladamos el equipaje de Diana de la habitación de invitados a su habitación permanente, y luego dimos por terminada la noche.

◇ ◇ ◇

Al día siguiente, fuimos a la ciudad para pasar por la tienda de Camilo y reponer su inventario. Diana había estado escondida durante nuestro último viaje, así que era la primera vez que íbamos todos juntos. Rike y yo tiramos del carro con la carga mientras Samya y Diana vigilaban.

Viajamos a nuestro ritmo normal. De vez en cuando, Diana se emocionaba al ver un conejo de hierba u otro bicho pequeño. Los animales eran innegablemente lindos, pero esperaba que no empezara a dudar de comerlos. Nos tomamos un breve descanso en el bosque y luego continuamos hacia la carretera de la ciudad.

Cuando llegamos a la orilla del bosque, nos detuvimos en la línea de los árboles para comprobar los alrededores.

—No veo a nadie. ¿Y ustedes? —pregunté a los demás.

—No he percibido a nadie más que a nosotros —confirmó Samya—. ¿Diana?

Diana asintió con la cabeza.

—Lo mismo digo.

Afortunadamente, parecía que estábamos a salvo.

—Entonces vamos —dije. Tirando del carro, nos pusimos en marcha por la carretera de la ciudad.

Ya habíamos recorrido este camino muchas veces, pero como Diana estaba aquí hoy, se sentía fresco y emocionante de una manera indescriptible.

Este camino en particular era generalmente seguro, debido a la disciplina y diligencia de la ciudad. Sería una tontería bajar la guardia por completo, pero el riesgo de ser robado era bastante bajo. Esperaba que a los guardias no les faltara personal ahora que Marius se había ido, aunque no era algo en lo que pudiera ayudar personalmente.

Naturalmente, siempre ofrecería ayuda cuando pudiera.

Como de costumbre, llegamos a la ciudad sin toparnos con nada ni con nadie. No reconocí al guardia de la puerta, así que me limité a dar un saludo superficial y fui a entrar en la ciudad. Sin embargo, el guardia me detuvo.

—Has añadido una nueva persona a tu grupo.

Por aquí deben pasar toneladas de personas cada día. Tiene buena memoria.

—Sí, tiene razón —dije.

—Eres un perro con suerte —se burló—. No puedo decir que no esté celoso, asesino de mujeres.

—No es así en absoluto —protesté.

—Claro, claro —dijo—. Pero, hablando en serio, tendré que revisar los ojos y las muñecas de tu nuevo miembro. No le importa, ¿verdad, señorita? —dirigió la última pregunta a Diana.

—Por favor, adelante —respondió ella.

El guardia inspeccionó cuidadosamente sus ojos y muñecas, y luego se enderezó.

—Gracias por cooperar. A veces, la gente intenta introducir esclavos o niños secuestrados en la ciudad bajo nuestras narices. Se puede saber si alguien está siendo forzado mirando las muñecas y los ojos, pero los detalles son un secreto comercial. De todos modos, pueden entrar todos.

—Gracias —dije.

Todos asentimos con nuestra gratitud mientras atravesábamos la puerta.

Mientras íbamos, reflexioné sobre lo que nos había dicho el guardia. Qué habilidad tan interesante. Supongo que era algo que se adquiría cuando se conocía a tanta gente como él en un día, aunque no era una habilidad agradable ni mucho menos. Estaba seguro de que se había enfrentado a su parte de dificultades.

No podía saber si se había dado cuenta de que Diana era hija de una familia noble, pero si lo había hecho, se había mantenido en silencio, una cortesía que agradecí.

Una vez dentro de las puertas, nos dirigimos directamente a la tienda de Camilo. Al llegar, dejamos el carro en el almacén. El personal y el encargado ya nos conocían, así que nos guiaron inmediatamente a la sala de conferencias. Les seguimos por las escaleras hasta el segundo piso. Tuve la sensación de que había más trabajadores de lo habitual, tanto en el almacén como en la planta.

Camilo no nos hizo esperar mucho.

Le saludé despreocupadamente cuando entró en la habitación.

—Hey, me alegro de verte.

Me devolvió el saludo con un breve: “A ti también”. Entonces se percató de la presencia de Diana en nuestra compañía y una mirada de sorpresa instantánea cruzó su rostro.

—Oh, cierto. Olvidé que Lady Diana se estaba quedando con ustedes ahora.

—Sí. Todo gracias a ustedes y a sus planes.

—¿Qué puedo decir? Llevamos la astucia en la sangre. Ya lo sabías.

—Lo sabía —concedí—. Por cierto, ¿contrataste a nuevos trabajadores?

—Sí. Gracias a todo lo ocurrido, los beneficios se han disparado. Ahora que soy proveedor oficial de la familia Eimoor, no basta con enviar a una persona a la capital y montar un puesto improvisado en el mercado. Tendré que montar una tienda allí, aunque sea pequeña.

Utilizando una analogía de la Tierra, Camilo pensaba montar una sucursal en Tokio con sede en Osaka. La expansión parecía factible si lo único que quería era un escaparate mínimo. Sin embargo, si la tienda de la capital iba a ser una sucursal importante con su propio almacén, sería bastante pesado de gestionar.

—Parece que hay que felicitarle.

—En efecto. Es una buena noticia —dijo Camilo—. Ahora, a los negocios. Supongo que quieres lo de siempre.

Asentí con la cabeza y luego pregunté:

—¿Tienes brandy? ¿Y sábanas? Necesitamos dos juegos si los tienes en almacén.

—Por supuesto. ¿Debo descontar el coste de sus ganancias habituales?

—Sí, por favor, hágalo. Gracias.

Camilo hizo contacto visual con el jefe de personal, que asintió y salió de la habitación.

Mientras el personal de Camilo cargaba nuestro carro con los artículos que habíamos pedido, yo charlaba con él sobre lo que había pasado en la capital. Samya y Rike parecían disfrutar escuchando nuestras historias; Diana y yo habíamos omitido algunos detalles la primera vez. Incluso Diana se sorprendió de vez en cuando con algunas partes de la historia.