Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 18

Interludio 4: La Víspera de la Subasta

“¡¿Una Espada Mágica más fuerte que la Espada de Campeón?!”

“Sí, para ser vendida en la subasta. Y lo que es más, se dice que baila por el aire como la legendaria Espada Sagrada Claidheamh Soluis.”

“Grrr, maldita sea esa Compañía Echigoya… ¡¿Irían tan lejos?!”

En el salón del castillo real, un lord gimió en voz alta ante el informe de su subordinado, información directa de un directivo de la Compañía Echigoya.

“No puedo creer que ofrezcan una Espada Mágica a la altura del tesoro nacional, aunque sea para reducir el número de personas que pujan por el Anillo de Oración…”

“Aunque imagino que sólo tiene una utilidad limitada como Espada Mágica.”

“Aun así…”

“Sí, los nobles seguirán clamando por comprarla. Es una rara oportunidad de conseguir un objeto del que puedan presumir ante los demás.”

Se trataba de un prototipo que Satou había fabricado en un intento de recrear las habilidades de la Espada Sagrada Claidheamh Soluis.

Como predijo el lord, su utilidad práctica como arma era limitada, lo que probablemente fue la razón por la que Satou decidió ponerla a la venta.

“Pero si eso es todo lo que tiene que ofrecer, entonces sólo eliminará a un competidor…”

El lord puso cara de duda.

Al fin y al cabo, todos los que no ganaran la puja por la espada no perderían dinero.

“B-Bueno…” “¿Hay algo más?”

“Sí, me temo que no es sólo la espada voladora.” “¡¿Qué?!”

El subordinado explicó que se estaban poniendo a la venta otros objetos igualmente valiosos: una lanza que volvía a su portador tras ser lanzada, una Espada Mágica que producía su propia Hoja Hechizada, una rodela que podía producir instantáneamente un escudo mágico intermedio, etc.

“Parece que mucha gente espera ganar al menos uno. Eso reducirá significativamente el número de masas y comerciantes.”

“¿Tal vez incluso el Marqués Kelten y los otros nobles militares?”

“En efecto… ¡Ah, ya veo!” El lord saltó de su asiento. “¡Así que ese es su juego, Compañía Echigoya!”

Con cuidado de no molestar al lord, su subordinado esperó a que continuara.

“¡Están conspirando para reducir el poder del grupo en su conjunto abriendo brechas entre las principales facciones!”

Algunos duques y familias nobles con pedigrí intentaban recaudar dinero de sus dependientes y aliados para adquirir el Anillo de Oración.

Pero los nobles de una misma facción no eran un monolito. Con rumores como estos, seguro que había algunos que intentarían librarse de proporcionar fondos para actuar en secreto por su cuenta.

“Veo que en serio tienen muchísimas ganas de obtener el Anillo de Oración, eh…”

Perturbado de nuevo por el poder de la Compañía Echigoya, el lord no podía decidir si perseguir el Anillo de Oración hasta el final o rendirse e ir tras un premio similar a un tesoro nacional.

Y, en efecto, conversaciones similares tenían lugar en toda la capital real, produciendo muchas mentes que no podían dormir por la indecisión.

Incluso en la Compañía Echigoya, causante de todas estas preocupaciones, el gerente Eluterina y Tifaleeza pasaban la noche en vela.

Pero en su caso…

“¿Quedaría mejor un llamativo collar de rubíes con este nuevo vestido? ¿O quizás un collar de zafiros más discreto…? Ahhh,

¡simplemente no puedo decidirme!”

“El, ¿de verdad está bien que me prestes un vestido tan elegante?”

Normalmente, Tifaleeza se dirigía a ella como “Gerente” o “Srta. Eluterina”, pero fuera del horario laboral, tenía permiso para llamarla por el apodo “El”.

“Por supuesto. Después de todo, mañana estaremos todo el día al lado de Lord Kuro. Sería un insulto para él no lucir nuestras mejores galas. También te prestaré accesorios, elige lo que quieras del joyero.”

“Muy bien. Gracias.”

La pareja se quedó despierta hasta altas horas de la noche, eligiendo sus trajes para el día siguiente.

***

“Vaya, qué espectáculo.” “Ugh, Pippin…”

Contemplando las sombras desde la ventana de su celda, la ladrona de sombras Sharururuun gruñó sin girarse.

Al parecer, incluso una torre de prisión en los terrenos del cuartel general de los guardias de la ciudad era una tarea fácil de sortear para Pippin.

“Pareces muy deprimida para alguien que cometió un pequeño error, ¿no?” Se burló Pippin.

Ni siquiera levantó la cabeza.

“Fue una derrota total. No me delaté. Mi disfraz era perfecto y no hice nada sospechoso que pudiera hacer que alguien me analizara. Observé a la persona de la que me disfrazaba durante días enteros con anterioridad, memorizando sus hábitos hasta el más mínimo detalle.”

Pippin escuchó en silencio mientras Sharururuun hablaba más rápido que de costumbre.

“Pero me descubrió. Vino a por mí tan seguro como si todo el tiempo hubiera sabido que yo era el Ladrón de Sombras Sharururuun.”

Se frotó el moratón de cuando la habían inmovilizado contra el suelo.

“En ese caso será mejor que te vengues.” “¿Venganza?”

Sharururuun levantó la cabeza por primera vez.

“Claro. Podría haber sido sólo una coincidencia, ¿no? Normalmente tus disfraces engañarían incluso a un guardia con la habilidad Analizar.”

En lugar de engañar a la habilidad Analizar, Sharururuun se especializó en actuar con tanta naturalidad que nadie se molestaría en analizarla.

“¿O la única persona a la que veía como mi rival es tan de poca monta que dejaría que una pequeña coincidencia la hundiera para siempre?”

“Hmph, eso es un golpe bajo.”

A pesar de sí misma, la sonrisa volvía a los labios de Sharururuun. “Sin embargo, funcionó, ¿no?”

“Sí, por mucho que odie admitirlo.”

Sharururuun se levantó, haciendo sonar sus cadenas.

“Odio hacer esto después de ponerte tan nerviosa, pero voy a tener que esperar para sacarte hasta el último minuto. Lo entiendes,

¿verdad?”

“Sí, por supuesto.”

Si escapaba esta noche, descubrirían lo que realmente buscaba basándose en lo que había intentado robar y reforzarían la seguridad en la sala de subastas.

“Vendré a buscarte mañana por la tarde. ¿Será tiempo suficiente?”

“Claro que sí. Esta vez seguro que lo consigo, sólo tienes que mirar.”

“Eso es lo que me gusta oír de mi rival.”

Con una sonrisa pícara, la sombra y el sonido del Ladrón Fantasma Pippin desaparecieron.

“Juro que  no fallaré esta vez. Incluso si estás ahí otra vez… Pendragon.”

Mirando la luna a través de la ventana enrejada, Sharururuun juró en voz baja para sí misma.

Pero no tenía ni idea de lo difícil que sería mantener ese voto…