Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 18

Interludio 1 : Ondulaciones

“¿Un Anillo de Oración?”

“¿Qué,   me   estás   diciendo   que   el   gran   Ladrón   de   Sombras Sharururuun no conoce semejante tesoro?”

En la plaza de la fuente, un hombre calvo y una guapa chica de pueblo conversaban en susurros sin mirarse directamente.

“¡Pippin! No me llames así en público.” “Vamos, nadie está escuchando.”

Pippin hizo caso omiso de la objeción de Sharururuun.

Nadie parecía haberse dado cuenta. Sus voces estaban enmascaradas por el sonido de la fuente, y ambos utilizaban Ventriloquía para hablar sin mover los labios.

“Entonces, ¿cuál es la historia con este anillo?”

“Es un Tesoro Sagrado que tenían escondido en el Templo Parion.

Se dice que será subastado.”

Sharururuun recordó el rumor de que el Templo de Parion había estado implicado en el caos de finales de año.

Le parecía lógico que tuvieran que renunciar a uno de sus tesoros.

“¿Y qué pasa con eso? ¿Seguro que no quieres formar equipo?” “Je, ¿y si dijera que sí?”

Las cejas de Sharururuun se fruncieron un poco. “¿Tú, Pippin el Fantasma? No me lo creería.”

“Me da demasiado crédito, señora.” Dijo Pippin bromeando. “Puede que no tengamos ninguna posibilidad cuando está dentro de las barreras de varias capas del Templo de Parion… pero cuando este siendo transportado a la casa de subastas o durante la venta, apuesto a que podrías robarlo fácilmente, ¿verdad?”

“Por supuesto. Por eso me llaman el Ladrón de Sombras.” Sharururuun echó un vistazo al rostro de Pippin.

Al notarla, el hombre sonrió satisfecho.

“Está guardado en el Cofre del Sello del Dragón, el que dicen que puede atrapar hasta a un dragón.”

“Me sorprende que sepas todo esto…” “Sólo uno de mis muchos talentos.”

“Sí, claro. Entonces, ¿qué pasa con la caja?”

Sabiendo que Pippin no revelaría sus fuentes, Sharururuun le presionó para que siguiera con los detalles más importantes.

“El Cofre del Sello del Dragón no puede abrirse a menos que conozcas la secuencia adecuada. Si intentas forzarlo, el anillo que hay dentro se desvanecerá en otra dimensión.”

“¿De verdad crees que sería capaz de abrir una caja como esa?”

Sharururuun cortó eso de raíz. Confiaba en sus habilidades para abrir cerraduras y desarmar trampas mágicas, pero ni siquiera ella se creía capaz de abrir un cofre legendario capaz de sellar a un dragón.

“Por supuesto que no. Hay una cosa llamada el Ojo del Dragón. Dicen que puedes usarlo para averiguar la secuencia correcta para abrir el Cofre del Sello del Dragón.”

“¿No es un tesoro real de algún reino u otro? ¿Qué, quieres que vaya hasta allí para conseguirlo?”

Los ojos de Pippin brillaron con picardía ante el ceño fruncido de la muchacha.

“No es necesario. Da la casualidad de que el Ojo del Dragón está en esta misma ciudad ahora mismo.”

Conociendo a Pippin, Sharururuun pudo adivinar fácilmente lo que venía a continuación. “¿Qué, el castillo?”

“Jeje. Ves, por esto eres mi rival.”

“Bueno, ese es el único lugar donde el Fantasma no puede entrar,

¿verdad?”

“No es que no pueda.” Resopló Pippin. “Es que me descubrirían enseguida.”

“Así que quieres que entre y lo robe, ¿eh?” Pippin confirmó con la cabeza.

“Si me vas a mandar corriendo como una chica de los recados, supongo que tendrás una recompensa para que merezca la pena, ¿no?”

“Por supuesto. Te conseguiré elixires, joyas mágicas hechas por el Maestro Gemma, lo que quieras.”

“No necesito nada de eso. Todo lo que pido es que a cambio me ayudes con un trabajo. Es simple, en realidad, sólo recuperar a una persona de un lugar algo ligeramente peligroso. Debería ser pan comido para ti, ¿verdad?”

“Por supuesto. Iré a la base de un culto del señor demonio, a un laberinto, lo que quieras.”

La pareja cambió el gesto clandestino por el establecimiento de un contrato.

“Aun así, tienes muchísima información. ¿Sabías todo esto de antemano?”

“Sí, lo descubrí por casualidad hará ya diez años. Llevo esperando a que salga del templo desde entonces.”

“Ajá, claro.”

Sharururuun intuyó un pasado más oscuro tras las palabras de Pippin, pero no le presionó al respecto.

“Muy bien, cuento contigo para conseguir ese Ojo de Dragón.

Antes de que comience la subasta, por favor.”

Con eso, Pippin desapareció bruscamente de su lado.

“Por favor, ¿eh? Es la primera vez que le oigo decir eso.”

Sharururuun se quitó la máscara de niña bonita y sus rasgos sencillos desaparecieron entre la multitud.

***

Mientras los ladrones ponían en marcha su complot, los nobles y mercaderes también habían empezado a hacer sus movimientos.

En casa de un duque…

“Un Anillo de Oración… qué objeto tan problemático.” “¿Problemático, señor?”

Su mano derecha miró inquisitivamente al jefe de familia.

“En efecto. Si cae en manos enemigas, podrían muy bien utilizarlo para el mal, y sin embargo, poco uso le daríamos si nosotros lo adquiriésemos.”

“¿Está seguro, señor? En mi humilde opinión, es un objeto excelente para curar enfermedades incurables, levantar maldiciones, evitar una muerte accidental, etcétera, etcétera.”

“Hmph, tener a mano un remedio o un elixir es suficiente para enfermedades y maldiciones. Incluso se puede hacer frente a la muerte si se negocia con el templo adecuado. Un anillo que concede deseos si uno reza a los dioses es demasiado poder para manos humanas.”

El señor suspiró.

“¿Entonces no haremos ningún movimiento para pujar por ese anillo, señor?”

“… Por desgracia, no podemos ignorarlo. Sería demasiado peligroso que cayera en manos de esos tontos del oeste o de alguna otra gentuza. Si sólo Su Majestad se interesa, entonces habrá poco de qué preocuparse…”

Con otro suspiro, el señor ordenó a su mano derecha que hiciera los preparativos para la puja.

Mientras tanto, en la casa de otro duque…

“¡Un Anillo de Oración! ¡Debemos ganarlo, cueste lo que cueste!”

“Pero, señor, ya hemos gastado los fondos de emergencia de nuestro señorío de la capital real en acciones militares. Y sería bastante difícil hacer transportar más desde nuestra ciudad natal…”

El ayudante del duque advirtió a su exultante amo.

“Grrr… A este paso, caerá en manos de ese viejo bastardo del este.” Frunció el ceño y murmuró: “Como mínimo debemos evitarlo…”

El ayudante observó en silencio cómo el duque empezaba a conspirar.

“¡Simplemente debo tenerlo! ¡Demostraré al mundo que la nuestra es la mejor compañía de la capital real!”

Un anciano comerciante, enjuto como un árbol muerto, golpea con las manos un pesado escritorio.

Este antiguo mercantil era uno de los principales competidores de la capital real.

“Pero, abuelo… Un objeto tan valioso seguro que atrae las miradas de los nobles con pedigrí; no, quizá incluso Su Majestad el rey puje por él, ¿no?”

“¡Hhhhmph! ¿Tienes nudillos por ojos, muchacho? El reino acaba de construir varios enormes dirigibles, por no hablar de los recientes ataques de los demonios. No puede haber mucha riqueza en los tesoros reales. No, el verdadero problema son los señores feudales y los virreyes…”

El viejo comerciante se burló.

“… Pero los señores no tienen importancia. El Duque Ougoch sufrió el renacimiento de un señor demonio y el ataque del pez monstruo gigante Tobkezerra. El Duque Vistall no importa, está bajo amenaza de guerra civil por su propio hijo. El Marqués Ganika está acosado por piratas y monstruos, y el Marqués Eluette es demasiado fiable para ir tras algo así. Algunos de los condes podrían intentarlo, pero sus activos en la capital real serán mucho más limitados que en sus propios reinos.”

El nieto del mercader asintió mansamente.

“Pocos de los nobles con pedigrí tienen suficiente dinero a mano para competir. Pero no debemos descartar a los virreyes, especialmente al Marqués Ashinen de Ciudad Laberinto y al Conde Hohen de la ciudad comercial. Debemos preparar arte que pueda llamar la atención de Ashinen y joyas que interesen a la esposa de Hohen para poder mermar su poderío.”

“Como desee, abuelo. Permíteme hacer los arreglos para las joyas.

Sin duda mi tío puede encontrar obras de arte adecuadas.”

“Efectivamente. Recuerda hacer los pagos sólo en efectivo, no a crédito.”

“… Sí, por supuesto.”

El nieto dudó sólo un instante en responder a esta última y difícil petición.

Los nobles de mayor rango solían preferir comprar a crédito, es decir, a cuenta; normalmente era difícil conseguir que pagaran hasta el mes siguiente.

“Jejejeje. Ahora el nombre de nuestra empresa brillará por fin en lo más alto de la capital real. Ya no nos compararán con ese zoquete testarudo ni con las malditas comadrejas.”La carcajada del viejo comerciante resonó en el despacho presidencial.

Sin embargo, no todas las demás empresas se habían interesado.

“¿Un Anillo de Oración? Deja eso para los nobles y mercaderes que no pueden ver más allá de su próximo movimiento.”

Este presidente miró fríamente al nieto que había venido corriendo a hacer un informe sin aliento.

“Es mucho más útil adquirir elixires y Espadas de Campeón.” “¿Habrá Espadas de Campeón en la subasta?”

Las Espadas de Campeón mágicas que la Compañía Echigoya vendía al por mayor al reino eran extremadamente populares entre los caballeros y los nobles militares. Sin embargo, los suministros no daban abasto, y los nobles que se hacían con una nunca se desprendían de ella, lo que llevaba a muchos a buscar reventas a precios desorbitados.

“Sí, unas cuantas, pero también ofrecen venderlas en cualquier cantidad por trescientas cincuenta monedas de oro exclusivamente para compradores al contado.”

“¡¿Trescientas cincuenta?!”

Las espadas ordinarias de aleación de mitril costaban alrededor de 120 monedas de oro, e incluso las Espadas Mágicas fabricadas en el laberinto oscilaban entre 200 y 300 de media. Esto parecía un precio absurdamente alto en comparación.

“Como mínimo, parece que nos venderán cuatrocientas, quizá incluso quinientas si presentamos un caso convincente.”

“P-Pero si la Compañía Echigoya vende esto directamente a los nobles…”

“Estoy seguro de que no se dirigirían a nuestra compañía en primer lugar si pretendieran hacer tal cosa. Esa compañía parece valorar mucho las relaciones justas con los compañeros comerciantes, siendo los auspicios de un Héroe y todo eso. Incluso si se nos adelantaran, nunca harían nada que incitara a la gente a hablar a sus espaldas.”

El nieto se sumió en un silencio infeliz, con cara de no estar convencido.

“¿Seguimos con lo del anillo?”

El presidente suspiró para sus adentros ante su nieto, que ni siquiera pudo disimular su expresión.

“Aunque adquiriéramos el anillo, ¿qué pasaría entonces? Acabaríamos vendiéndoselo a otro. En lugar de formar una sola deuda de gratitud de alguien con un anillo, es mucho más ventajoso para nosotros utilizar las Espadas Mágicas para construir relaciones con muchas facciones militares y nobles de clase alta.”

Los ojos del nieto se abrieron de par en par ante esta reprimenda.

“Si vas a continuar con esta empresa algún día, debes ir siempre varios pasos por delante. Ningún sucesor mío se dejaría engañar por la promesa de beneficios instantáneos.”

“… Por supuesto. Debo estudiar con más diligencia.”

Su nieto asintió tímidamente, y el presidente pareció complacido.

“Sheshesheh, parece que corren rumores de un pequeño anillo feliz,

¿eh?”

En una empresa mercantil de gente comadreja, el presidente y su confidente también hablaban del Anillo de Oración.

“Dicen que puede conceder cualquier deseo. Algo bastante fascinante…”

“Pero creo que sería más rentable para la empresa pujar por Espadas Mágicas o herramientas de defensa personal. Se rumorea que también habrá Espadas de Campeón en la subasta.”

Al ser de otra nación, estos mercaderes no podían adquirir una Espada de Campeón por ningún medio estándar.

Como los caballeros y nobles que los adquirieron nunca los dejarían escapar, pujar por ellas en la subasta era su única opción.

“Sheshesheh, lo sé, por supuesto. El anillo será sin duda el último artículo de la subasta. Sería una tontería ceder a la codicia a costa de los beneficios de la empresa.

“El dinero debe utilizarse con prudencia.” Añadió con una sonrisa sagaz.

***

“¡¿En qué está pensando Su Majestad?!”

En una sala del castillo real, el primer príncipe, vestido con opulencia, montaba en cólera.

Sus sirvientes contuvieron la respiración temerosos del desagrado del príncipe.

“¡¿Cómo no se da cuenta de que dejar al azar un objeto tan peligroso como un Anillo de Oración equivale a poner en peligro al propio reino?!”

“S-Su Alteza, estoy segura de que Su Majestad tiene sus razones…”

La primera esposa del rey, de rostro pálido, intentó tímidamente apaciguar al príncipe.

Aunque era el primero en la línea de sucesión al trono, era una falta de respeto cuestionar abiertamente el juicio del rey. Los sirvientes en esta sala eran todos profundamente leales y habían servido a la familia durante muchos años, pero si esta información saliera de alguna manera, podría fácilmente dar a los otros herederos ventaja para hacer su propio caso.

“Eso lo sé, obviamente. Pero ahora mismo, Su Majestad…”

… está siendo engañado por un charlatán que dice ser el Rey Ancestral Yamato.

El príncipe se guardó este pensamiento para sí, ya que el regreso del rey ancestral era un secreto que sólo conocían el rey y algunos miembros de la realeza y estadistas.

“… Como si cualquier humano que no sea un no-muerto pudiera dormir durante cientos de años.”

“¿Su Alteza?”

La reina miró preocupada al príncipe que murmuraba.

“No es nada. Si Su Majestad no actúa, lo haré yo. Por lo que sabemos, algunos sinvergüenzas podrían urdir un desagradable complot para intentar robar el trono.”

Con eso, el príncipe pensó en los nobles de su propia facción.

La primera esposa del rey se escabulló de la habitación con todos los sirvientes, salvo los mínimos, para dejar al príncipe con sus pensamientos sin interrupción.

Al parecer, incluso los altos cargos tenían sus propios problemas.