Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 18

Capitulo 7: La Expedición de Pochi y Tama

Parte 4

“Dios…”

Tama pasó a toda velocidad junto a la mantis soldado, y su pata se partió por la articulación.

“Oh Dios mío…”

Pochi entró en acción y el largo cuello de la mantis, al que ninguno de los estudiantes había podido hacer mella, se partió de repente en dos.

“¡Oh, Dios mío, ambas!”

Cyna dio una palmada de alegría.

Los estudiantes que habían estado luchando por sus vidas hace unos momentos ahora miraban a la pareja imparable con las mandíbulas prácticamente golpeando el suelo.

“Atravesó esa dura pata de mantis soldado sólo con una espada de hierro ordinaria.”

“Eso es porque apuntó a las articulaciones. Lo que es realmente loco es la de orejas de perro, ¡que le cortó la cabeza!”

“¡Imbécil! ¡¿Te das cuenta de lo difícil que sería apuntar a la articulación de la guadaña cuando se balancea como una loca?!”

Pochi y Tama sonrieron tímidamente ante los elogios de los alumnos.

“¡Mierda! ¡Las otras vienen hacia aquí!”

Todo el mundo palideció ante el grito del ayudante. Bueno, no todo el mundo.

“No te preocupes, sé feliiiiiiiz…”

“Los bichos son sólo bichos, no importa cuántos sean, sir.”

Tama y Pochi salieron disparadas hacia las mantis soldado que se acercaban.

“¡Muerte al mal, sir!”

“¿Los monstruos mueren si se los mataaaaaa…?”

Ni un alma a la vista hizo comentario alguno sobre las extrañas frases de Tama y Pochi.

Las dos se lanzaron alrededor de las mantis soldado, derribando una tras otra.

“¿Hechoooooo?” “Demasiado fácil, sir.”

Una vez derrotadas todas las mantis soldado, la pareja empezó automáticamente a recoger los núcleos por costumbre de su estilo de vida en el laberinto.

“Los núcleos de mantis soldado valen veinte pinchos de carne, sir.”

“¿También quitamos las cáscaraaaaaaas?”

“¡Por supuesto, sir! ¡Si los saca de una pieza, valen quince pinchos, sir!”

Evidentemente, evaluaban el valor de las cosas en brochetas de carne.

“Hay algo en su cabeza, sir.” “¿Un tornilloooooo?”

Tama y Pochi recuperaron piezas metálicas que habían sido clavadas en las cabezas de los monstruos.

Aunque no se daban cuenta, se trataba de objetos mágicos para controlar monstruos que habían sido introducidos de contrabando desde el Imperio Weaselman.

“¿Así que estamos salvados…?”

“Sí, esas dos derrotaron a todos los monstruos.” “¡Oh, gracias a Dios!”

Una vez que supieron que la amenaza había sido eliminada, los alumnos se desplomaron en el suelo, mientras los niños empezaban a llorar de alivio.

“¿Uh-oooh?”

“Eso no es bueno, sir.”

Tama y Pochi entraron en pánico ante el coro de llantos.

No sabían si ofrecer caramelos a los niños o sacar sus preciadas reservas de cecina.

“No hay que preocuparse. Dejen que lloren solos.” Cyna se acercó a la pareja, junto con Sherin.

“Gracias, Tama y Pochi. Estoy muy orgullosa de llamarlas mis queridas amigas.”

“¿Nyejejeee?”

“Eso también enorgullece a Pochi, sir.”

Tama y Pochi se retorcieron de alegría ante los elogios abiertos de su amiga.

“Muchas gracias a las dos. Nos han salvado a todos.” Sherin inclinó la cabeza ante ambas.

“No te preocupes, sé feliiiiiiz…”

“Sólo hicimos lo que era natural, sir. Deberíamos preocuparnos más por tratar a los heridos, sir.”

En ese momento, Sherin se levantó para ir a socorrer a su profesora y a los alumnos de cursos superiores.

“Una vez que hayan sido tratados, tal vez deberíamos seguir adelante lo antes posible.” Sugirió Cyna.

“Sí, haré que los otros cadetes también ayuden.” Sherin echó a correr.

Pero un momento después, ese ambiente optimista se hizo añicos.

“¡AIEEEEEEE!”

Alguien soltó un grito.

Venía de la dirección en la que Barry y los otros habían huido. “¿También hay monstruos por ahí?”

Cyna parecía ansiosa.

Hubo una serie de pequeñas explosiones y varias sombras volaron por el aire.

Sus contornos pertenecían claramente a hombres con capas negras, no a chicos jóvenes.

“¿Qué fue eso? Barry y los otros no pueden usar Magia de Fuego.”

La observación del ayudante era correcta: el usuario de Magia de Fuego y los hombres de capa negra eran los guardias que habían sido asignados para vigilar a Sherin.

“¡Mira! ¡Son Barry y los otros! ¡Están todos ahí!”

Barry y sus secuaces salieron del bosque medio corriendo, medio dando tumbos.

Detrás de ellos había un tigre gigante con rayas rojas y negras. Si alguien con Analizar estuviera presente, vería que se trataba de un tigre aéreo de nivel 48.

“¿Carneeeee”?

“Se ve sabroso, sir.”

Tama y Pochi se relamieron al ver al tigre aéreo.

“Ese monstruo está jugando con mis compañeros de clase…” Murmuró Sherin.

El tigre, con la misma naturaleza de cualquier criatura felina, jugaba con su presa que huía.

Tal vez fuera una suerte. Esa era probablemente la única razón por la que Barry y sus amigos seguían vivos, a pesar de ser perseguidos por un monstruo mucho más poderoso que ellos.

“Tama, Pochi… por favor, sálvenlos.”

Sherin pidió a la pareja que rescatara a los chicos que se burlaban constantemente de ellas.

Por supuesto, sólo porque no tenía ni idea de lo poderoso que era el tigre podía hacer una petición tan imprudente.

“¿Aye-aye, siiir?”

“Déjelo en nuestras manos, sir.” Tama y Pochi estuvieron de acuerdo.

“¿Realmente    pueden   luchar   contra   esa   bestia?”   Gritó   Cyna alarmada.

“¿Pero por supuestoooo…?”

“Aunque parece un poco fuerte, sir.” “¿Cien por cientoooooo?”

“Aye, sir. A toda potencia, sir.” “Aye-aaaye…”

La pareja apagó sus brazaletes limitadores de poder y corrió hacia el monstruo, levantando polvo a su paso.

“¡Ayuda!”

Barry y sus compañeros llegaron corriendo con lágrimas y mocos corriéndoles por la cara.

El tigre alcanzó a uno de los chicos y lo golpeó con una enorme pata delantera, haciéndolo caer al suelo junto a Barry.

Distraído, Barry tropezó y cayó. “Tama, encárgate de ese, sir.” “Aye-aaaye…”

Tama atrapó al chico que había salido volando y lo salpicó con una poción mágica.

“N-No… ¡NOOOOO!”

La pata delantera del tigre se balanceó hacia la cara de Barry. Incapaz de arrastrarse o huir, Barry cerró los ojos instintivamente,

congelándose en el sitio y preparándose para lo peor.

Pero el golpe final nunca llegó.

“¿Qué…?”

Barry abrió los ojos y se quedó boquiabierto. “De ninguna manera…”

El chico no podía creer lo que estaba viendo.

De pie sobre él, deteniendo las garras aplastadoras de fortalezas del tigre aéreo, había una niña de orejas de perro aún más pequeña que él.

“¿Al rescateeeee…?”

Una fuerza lo agarró por detrás y lo arrojó a un lugar seguro.

Barry levantó la vista para quejarse del duro trato, sólo para descubrir que había sido salvado por una chica con orejas de gato.

“Ustedes dos…”

“Ahora es el turno de Pochi y Tama, sir.”

“¡Oui oooui!”

Pochi y Tama hablaron sin mirar siquiera por encima del hombro.

Para Barry y los demás chicos, sus pequeñas espaldas eran más grandes que la vida.

TYIGGGGGEZR.

Con un rugido, el tigre aéreo desató una turbulenta tormenta de ataques.

“¡Hiya! ¡Yaaah! ¡Sir!”

“¡Miau! ¡Mia! ¿Nyooo?”

La pareja rechazó los ataques incluso más rápido de lo que el tigre podía moverse, pero las frágiles espadas de hierro y sus cortas estaturas sólo podían resistir hasta cierto punto.

Tama y Pochi fueron derribadas hacia atrás, cayendo de pie cerca de Barry y los demás.

“¿Retiradaaaaa?”

“Ella tiene razón, sir. Déjenos esto a nosotros y escape, sir.”

Sin su equipo habitual, sería difícil incluso para estas exploradoras de mitril luchar contra un oponente casi igual y, al mismo tiempo, proteger a la gente detrás de ellas.

“¡Pero!” “Tenemos que…”

Los balbuceos vacilantes de los chicos quedaron ahogados por el choque de metal contra metal.

La espada de hierro de Pochi se partió, uno de los fragmentos le dejó un pequeño rasguño en la frente.

“Deprisa y corriendo, sir. ¡Rápido, mientras aguantamos aquí!” “¡Maldita sea, bien, salgamos de aquí…! ¡Usa esto!”

Al ver la mirada sombría de Pochi, Barry gritó a sus compañeros. Luego lanzó su espada corta a Pochi antes de dirigirlos para que huyeran a toda velocidad.

“Whoopsie, sir.”

Pochi recogió la espada corta y la sacó de su vaina. Estaba hecha de una aleación de mitril.

TYIGGGGGEZR.

Tama, que había estado manteniendo ocupado al tigre aéreo, aterrizó frente a Pochi.

“¿Snip-snaaap?”

El tigre también había roto la espada de hierro de Tama. “Deje esto a Pochi, sir.”

La espada corta de Pochi brilló con luz roja. “¡De ninguna manera!”

“¿Un niño haciendo eso?” “¡¿Esto es verdad?!”

Todos los alumnos de la escuela de caballeros que observaban el combate clamaron asombrados.

“Es Hoja Hechizada, sir.”

La espada corta de Pochi estaba rodeada de poder mágico rojo.

Era una técnica secreta conocida por muy pocos, que se decía que sólo podían utilizar los mejores guerreros de todo el Reino de Shiga.

“¿También Tamaaaaaa?”

Una hoja roja de magia brotó del trozo roto de su espada de hierro.

Aprovechó la tendencia del hierro a repeler el poder mágico y creó una Hoja Hechizada donde no había metal.

“Tama es muy hábil, sir.” “¿Nyejeje? ¿Una mááááás…?”

Recogiendo la espada rota que Tama había tirado a un lado, Pochi creó una segunda espada de Hoja Hechizada.”

TYIGGGGEZR.

Receloso de las espadas de la pareja, el tigre aéreo aulló y corrió hacia el cielo.

“¿Vuelve aquíííííí…?”

“Hoja Hechizada, ¡Vamos, sir!”

Rayos rojos salieron de sus espadas hacia el tigre: Disparos de Hoja Hechizada.

“… ¿Eh? ¡¿Qué…?!”

“¿La Hoja Hechizada voló?” “¿Es un hechizo?”

Los estudiantes de la escuela de caballeros no parecían estar familiarizados con los Disparos de Hoja Hechizada.

“Los bloqueó, sir.” “¿Barrera de vientooooo?”

El tigre se elevó más, alarmado porque su barrera de viento se había roto.

TYIGGGGEZR.

Hojas de viento volaron desde el tigre. “Swoosh-swash-swiiish…”

“¡Uh-oh, sir!”

Tama esquivó las hojas de viento por un pelo con acrobática elegancia, mientras Pochi saltaba fuera del camino con movimientos cómicamente exagerados.

Frustrado al ver que todos sus ataques eran esquivados, el tigre se envolvió en un rayo púrpura.

“¡Tama, está todo crepitante, sir!” “Aye…”

TIGGGGEZR.

“¿Volteado de mesaaaaaaa?”

Pochi utilizó uno de los muros de Magia de Tierra que yacían esparcidos por el suelo para bloquear el ataque de rayo.

“Yeeeek, sir.”

“¿Se rompióóóóóó?”

Las réplicas del ataque llegaron a la pareja en una forma no muy diferente a la electricidad estática, haciendo que ambas se retorcieran con cosquillas.

“¡Contraataque, sir!” “¿Aye-aye, siiir?”

Saliendo de detrás de su cobertura, la pareja corrió por el suelo, disparando Disparos de Hojas Hechizadas.

El tigre dio una patada en el aire para esquivar los orbes rojos. “¡Hiyaaa, sir!”

Con el grito de Pochi, el disparo rojo cambió de dirección e impactó en el costado del tigre.

“¡Ataque de persecución, sir!” “¿Okey-dokeeey?”

Pochi y Tama hicieron un doble salto en el aire, donde Pochi utilizó a Tama como plataforma de lanzamiento para dispararse directamente hacia el tigre.

TYIGGGGEZR.

El monstruo huyó aún más alto hacia el cielo. “¡No tan rápido, sir!”

Con la ayuda de Caminata Aérea, Pochi corrió por el aire.

A diferencia de la Carrera Aérea, que permitía moverse libremente por el aire, la Caminata Aérea de Pochi sólo podía hacer plataformas suficientes para dar cinco o seis pasos.

Pero por suerte… “¡Te tengo, sir!”

Pochi consiguió atrapar al tigre por la cola.

TIGGGGEZR.

El monstruo se revolvió, pero Pochi se aferró tenazmente a su cola y se arrastró hasta su lomo.

“¡No se va a escapar, sir!”

La espada corta de Pochi brillaba con una deslumbrante luz roja.

TYIGGGG-GWGYA.

Sintiendo el peligro, el tigre intentó cubrirse con un rayo, pero fue detenido en seco por una ráfaga roja de magia procedente del suelo que le dio de lleno en la frente.

“Buena asistencia, sir.”

Pochi miró hacia el suelo, donde Tama le hizo un gesto con el pulgar.

“¡Hora de mi ataque especial—Golpe Vanquish!”

El movimiento especial de Pochi golpeó la base del cuello del tigre a quemarropa.

Atravesó con facilidad la barrera defensiva del tigre aéreo, desgarrando su pelaje metálico y sus tendones acerados, y finalmente perforó el grueso hueso que protegía el tronco encefálico.

“… Demasiado superficial, sir.”

Pochi podía decir por la sensación en su empuñadura que no era suficiente.

A diferencia de su Espada Mágica habitual, esta espada corta de aleación de mitril no tenía un grado suficientemente alto de impregnación de poder mágico.

GWGYAAAAA.

El cuerpo del tigre se retorció en el aire como reacción al inesperado daño. Todavía en una posición precaria por haber usado su ataque especial, Pochi perdió el equilibrio y salió volando.

“¡Aaaaaah, sir!”

Con un grito desconcertado, Pochi cayó hacia el suelo, frenando su impacto con Caminata Aérea.

Pero como el tigre había estado tan alto en el cielo, se le acabaron los usos de Caminata Aérea cuando todavía estaba a medio camino.

“Uh-oh, sir…”

Pochi se agitó en el aire hasta que Tama se abalanzó para recogerla, pareciendo una ardilla voladora con su capa rosa.

“¿Te tengoooooo—?”

“Gracias, Tama, sir.”

“¿No te preocupeeeees—?” La pareja se sonrió.

GWGYAAAAA.

Con las orejas aguzadas por el aullido a sus espaldas, Tama tiró a Pochi al suelo.

Varias cuchillas de viento cortaron el aire entre ellas: ataques del tigre.

Era de un nivel tan alto que ni siquiera un ataque especial a un punto vital era suficiente para matarlo.

“Estuvo cerca, sir.”

Pochi aterrizó en el suelo y una bolsa cayó a su lado. “Es el paquete de hadas de Pochi, sir.”

Tama debe haber recuperado los Paquetes de Hadas de la cima de la roca mientras Pochi subía por el lomo del tigre en pleno vuelo.

“¿Justu de la Hoja que Caeeeeeee…?”

Sin dejar de planear por el aire, Tama imitó una técnica de combate aéreo para zigzaguear sobre el lomo del tigre.

Incluso    mientras    el    tigre    forcejeaba,    Tama    utilizaba    sus movimientos ninja para pegarse con fuerza a su pelaje.

Entonces, el tigre cambió repentinamente de dirección y se estrelló contra el suelo de cabeza.

“¿Jutsu del Tigre que Caeeee…?”

De pie sobre el monstruo, mientras éste se retorcía en un cráter de su propia creación, Tama juntó las manos en pose ninja.

Se trataba de un movimiento similar a la “caída naga” que había utilizado para derribar a una Naga Anciano volador en lo que ahora era el Condado de Muno.

“¡Le tenemos ahora que está castigado, sir!”

Pochi sacó su preciosa espada de su mochila de hada. “Parpadeo—desenfundado rápido, ¡Golpe Vanquish!”

Acelerando hacia el monstruo tigre, Pochi desenvainó su espada mientras utilizaba un segundo ataque especial.

Una línea roja se grabó profundamente en el cuello del tigre. “Parpadeo—¡Colmillo Vorpal!”

Desde el otro lado, Tama usó sus Espadas Mágicas gemelas para rebanar también el cuello del monstruo.

GWGYAAAAA.

El tigre volvió a saltar al cielo, a pesar de que su cabeza se balanceaba sobre su cuello dañado.

Sus ojos no estaban fijos en sus atacantes, Tama y Pochi, sino en los niños que observaban la batalla desde lo alto de la roca.

“¿Oh nooo…?”

“¡Interceptar, sir!”

Tama y Pochi hicieron Disparas de Hoja Hechizada, pero el tigre los ignoró y cargó hacia la roca.

Se apresuraron a dar caza, pero no iban a llegar a tiempo. “Parpaedoooooo…”

“¡Rápido, sir!”

Acelerando, Tama y Pochi se acercaron poco a poco al tigre. “¡Mew!”

“¡Estamos en problemas, sir!”

Varias hojas de viento aparecieron alrededor del monstruo mientras corría por el aire.

Si las utilizara, los niños resultarían heridos o algo peor.

Aunque Tama y Pochi hicieron Disparos de Hoja Hechizada para interceptar las hojas de viento, no podían apuntar bien mientras corrían a toda velocidad.

Habían derribado sólo la mitad de las hojas de viento antes de que el tigre se encabritara para disparar.

Tama y Pochi miraban desesperadas.

“… ¡Lanza Divina!”

***

Una voz fría resonó en el aire, acompañada de un rayo de luz abrasador que hizo saltar chispas mientras surcaba el cielo.

Un segundo rayo se unió a él para dispersar las hojas de viento; después, ambos atravesaron al tigre. Sólo cuando dejaron de moverse, los rayos de luz se transformaron en lanzas transparentes del tamaño de un poste de teléfono.

La luz se desvaneció de los ojos del tigre y su cadáver cayó al suelo. “¿Estamos salvadoooooos?”

Alguien se acercó, saltando de copa en copa. “Siento llegar tarde.”

“¿Hikaruuu?”

Era Hikaru, que había visto la señal de las ruinas y había venido a ayudar.

“¿Excelente salvadaaaaa?”

“Temía que no llegáramos a tiempo, sir.” “¿Alguna de ustedes está herida?” Hikaru miró a la joven pareja. “¿Estamos bieeeeen?”

“No fue gran cosa, sir.”

Tama y Pochi bebieron cada una, una pequeña poción mágica y adoptaron una pose triunfal.

“¿Ustedes dos se enfrentaron a un tigre de este tamaño…? Son bastante impresionante para ser tan pequeñas.”

La pareja soltó una tímida risita ante los elogios de Hikaru. “¿Despiezarloooooo?”

“Tiene razón, sir. Tenemos que drenar la sangre rápido o no sabrá tan bien, sir.”

“Si se van a llevar eso a casa, ¿quieren que lo lleve en mi Inventario?”

“¡Yaaay!”

“¡Sí, por favor, sir!”

“Normalmente no cabría en la abertura, pero con un poco de imaginación… ¡Tachán!”

Hikaru introdujo el tigre en el rectángulo negro de su Inventario y luego jugueteó con algo hasta que el rectángulo se expandió para encajar en el enorme cuerpo del tigre y lo metió dentro.

“¡Pochi! ¡Tama!”

Cuando volvieron con Hikaru, Cyna fue la primera en correr hacia ellas.

“¿Están bien?”

Acarició frenéticamente los cuerpos de Tama y Pochi. “¡Fuajajajajaja!”

“Eso hace cosquillas, sir. Tama y Pochi están bien, sir.”

En lugar de preocupar a su querida amiga diciéndole que se habían curado con pociones mágicas, la pareja se limitó a sonreír y decir que estaban bien.

Al poco rato, Sherin, Barry y algunos de los demás también se acercaron.

“Gracias, Pochi y Tama.” Había lágrimas en los ojos de Sherin. “Algún día, seré tan fuerte como ustedes dos y protegeré a todos.”

“¿Lo harááááááás?”

“¡Estoy segura de que una gran trabajadora como tú puede hacerlo, Sherin, sir!”

Tama y Pochi aplaudieron la determinación de Sherin. “E-Erm…”

“Nosotros, eh…”

Barry y sus amigos se acercan vacilantes. “Lo sentimos.”

“Por favor, perdónanos.”

Los tres se pusieron de rodillas, pidiendo perdón con la cabeza en el suelo.

“¡Nyuuu!” “Ummm… sir…”

El dúo, poco acostumbrado a ese trato, no supo cómo reaccionar.

Miraron suplicantes a su amiga Cyna, como si seguramente se le fuera a ocurrir una solución inteligente.

Cyna sonrió, luego puso una expresión solemne y asintió como una verdadera noble.

“Ahora que lo pienso, dijeron que si alguna vez estas dos tenían que ayudarlos, se convertirían en sus ‘sirvientes o secuaces o lo que quieran’, ¿no?”

“B-Bueno, eh…”

“D-Dijimos eso, pero…”

“Bueno, les salvaron la vida. ¿Qué creen que deberían hacer?”

Mientras Barry y sus amigos buscaban excusas, Cyna les dio un ultimátum con una soleada sonrisa.

“Los caballeros no faltan a su palabra…” “Bien, seremos tus estúpidos secuaces.”

“¿Bien? ¿Estúpidos?” Repitió Cyna, incitándoles a corregirse.

“Por favor, déjennos ser sus secuaces, Srta. Pochi, Srta. Tama.”

Con lo último de su orgullo despojado por Cyna, Barry y los demás inclinaron la cabeza.

“¿Secuaceeeeeees…?”

Tama y Pochi miraron desconcertadas a Cyna.

“Es como un cruce entre un aprendiz y un amigo.” Explica. “¡Primero hicimos una mejor amiga, y ahora hasta tenemos

secuaces, sir!”

Pochi saltó de alegría. “¿Muchos amigooooooos?”

“Sigamos así hasta que tengamos cien, sir.” “¿Aye-aye, siiir?”

Tama y Pochi se agarraron las manos con fuerza, y Cyna añadió la suya encima.

“No   queda   mucho   tiempo   del   semestre   de   primavera,   pero aprovechémoslo al máximo.”

“¿Pero por supuestoooooo?” “¡Usted lo ha dicho, sir!”

Las tres amigas se sonrieron, reafirmando su amistad.

Cerca de ellas, Barry y sus amigos —no, los secuaces— miraban con expresiones difíciles de describir.