Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 18

Capitulo 2: Hikaru

Parte 3

“Amoooooo, tu amada Arisa está casaaaaaaaaa. ¡Ugh, estás con otra

mujer nueva!”

Mientras Hikaru y yo tomábamos el té en el salón de mi antigua mansión capitalina, Arisa irrumpió y me fulminó con la mirada como si fuera un marido infiel.

“Tramposo.”

Mia entró detrás de Arisa, con los ojos brillantes. “No es así.”

“¿Estamos en casaaaaaaaa?”

“Hemos vuelto, sir… ¡Oh no, peligro de extraños, sir!” “¡Nyooo!”

Tama y Pochi aparecieron a continuación.

“Ichirou… quiero decir, Satou, ¿tu gusto por las mujeres se ha rejuvenecido mucho desde que llegaste a este mundo?”

“No, estas chicas son básicamente mi familia. Soy como su tutor.”

Hikaru aún parecía confundirme con el Ichirou de su mundo.

“¿Una mujer mayor con vibraciones de hermana pequeña? Esto va a ser difícil.”

Arisa no reaccionó al nombre por el que me llamó Hikaru, probablemente asumiendo que era uno de mis muchos alias.

“Esta es Hikaru. Es mi amiga de la infancia… o algo así.” “¿Algo así?”

“Sí, técnicamente es la amiga de la infancia de un yo de un mundo alternativo.”

“Ooh, ya veo. Bueno, soy Arisa. Encantada de conocerte.”

En cuanto oyó las palabras amiga de la infancia, Arisa cambió extrañamente a una actitud más acogedora.

“¿Mrr?”

“No hay nada de qué preocuparse. Verás, una amiga de la infancia es…”

Mi Audición Aguda captó a Arisa susurrando una declaración grosera en el oído de Mia. “Alguien que siempre pierde.”

“Amo, he vuelto, me presento.”

“Mis disculpas por no poder ayudar a derrotar al grifo, Amo.” Nana y Liza entraron en el salón.

Arisa debe haber recogido a todas las demás de camino a casa desde el castillo real.

“Vaya, ¿una rubia tetona y una belleza genial? Así que todavía amas a las mujeres mayores, Satou.”

“Te dije que ahora soy más joven, ¿recuerdas? Las dos son más jóvenes que yo.”

Supongo que su Ichirou tenía las mismas preferencias que yo. Finalmente, Lulu se asomó desde la cocina.

“Amo, ¿cuántas tortas de arroz debo hacer para la sopa ozouni del almuerzo?”

“¡Vaya! ¿De dónde ha salido esta encarnación de la belleza?” Exclamó Hikaru sorprendida ante el hermoso rostro de Lulu. “U-Um…”

“Lulu, esta es Hikaru. Tiene el mismo sentido de la belleza que Arisa y yo, así que no lo dice para fastidiarte, te lo prometo.”

Rápidamente    tranquilicé   a    Lulu   para    aclarar    su   expresión angustiada.

“O-Oh, ya veo. Me llamo Lulu. Encantada de conocerte.” “El placer es todo mío.”

Ahora   que   toda   la   pandilla   estaba   aquí,   hice   que   todas   se presentaran.

Pensé que más tarde les contaría a Liza y a Arisa cómo Hikaru era en realidad el Rey Ancestral Yamato y sobre mi verdadero nombre y esas cosas.

“¿Así que estás esperando a que tu amado aparezca en la capital real?”

“Ajá. Satou dijo que puedo quedarme aquí hasta entonces… pero si eso es un problema, puedo irme, por supuesto.”

“Por Dios, no seas tonta. Además, volveremos a Ciudad Laberinto a finales de mes. Es mejor para el empleo a largo plazo de las criadas que alguien siga viviendo aquí.”

Además, había muchas habitaciones vacías en la mansión.

Pronto, cuando las alarmas de la barriga de Tama y Pochi empezaron a sonar, dimos por terminada la charla introductoria y nos trasladamos al comedor para comer.

Como éramos sólo nosotros, hice que las criadas dejaran de servirnos una vez puesta la mesa y las mandé a comer a su comedor.

“¡Whoa, no puede ser! ¡Es osechi!”

Hikaru chilló encantada cuando vio el lujoso mantel sobre la mesa. “¡DeliciosooooooOOOOOoooooo!”

Tras un solo bocado de kobumaki, Hikaru soltó un grito digno de un manga de cocina.

“¿Cómo puede ser esto real? Es como una explosión de umami en mi boca. ¡El gomame y el datemaki también están taaaan deliciosos!”

Las lágrimas corrían por las mejillas de Hikaru mientras probaba un plato tras otro, desde anchoas secas hasta tortillas enrolladas de pasta de pescado.

“Nunca pensé que volvería a comer platos osechi. ¡Muchas gracias, Lulu!”

“O-Oh, no hice mucho…”

Lulu se sonrojó ante los elogios de Hikaru. “¿También prueba estooooooo?”

“El yamatoni de ballena también está rico, sir.”

Tama ofreció un trozo de carne asada Ohmi, mientras que Pochi recomendó la ballena hervida.

“¡Vaya, no bromeabas! Eso sí que está bueno. Nunca había comido ballena en este mundo. No sabía que había… ¡¿Bwah?!”

De repente, Hikaru se atragantó con un trozo de ballena. “¡¿Esto es del monstruo gigante Tobkezerra?!”

Ah, cierto. Los héroes siempre tienen habilidades Analizar muy avanzadas.

“Lo cacé cuando apareció en el cielo de la antigua capital hace un tiempo.”

“¿Eh? Quiero decir, veo que no mientes, pero… ¿El pez monstruo gigante? El símbolo del terror, emisario de la destrucción, devorador de ataques mágicos y de aliento, azote de los cielos Tobkezerra… ¿y tú lo cazaste?”

Hikaru me miró boquiabierta y yo asentí.

“… Cierto, supongo que dijiste que eras ese famoso Héroe…”

Se detuvo bruscamente, mirándome con una expresión que preguntaba: ¿No debería mencionarlo?

“No pasa nada. Todas lo saben.”

“Entendido… Así que tú eres Nanashi el Héroe, ¿eh? He oído que derrotaste a tres Engendros del Dios Maligno enteros sin ninguna ayuda del dios dragón. Supongo que un pez monstruo gigante no sería problema para ti.”

La expresión de desconcierto de Hikaru cambió hacia la comprensión.

“¡Así es, sir! ¡El Amo es el más fuerte, sir!”

“¿De verdad quieres a Satou, eh, pequeña Pochi?” “¡Aye, aye, sir!”

Hikaru acarició la cabeza de Pochi y luego parpadeó sorprendida. “… Espera, ¡¿qué?! ¿Estás por encima del nivel 50?”

“Jee-jee, así es, sir.”

“Todas superamos el nivel 50, yo incluida.” Declaró Arisa. “Mm. Trabajó duro.”

“¡Satou! Sé que la pequeña Mia es una elfa, pero ¿cuántos años tenían estas dos niñas con orejas de animal cuando empezaste a dejarles pelear?”

Hikaru puso las manos en las caderas, como una hermana mayor enfadada.

“¿Diez años, tal vez?”

“¿Qué? Pero si ahora tienen once años… ¿fue hace sólo un año?” “¿Un poco menos de un año, tal vez?”

“¿Qué clase de poder loco usaste para hacerlas subir de nivel?” “Aparte del principio, lucharon solos.”

“De ninguna manera…”

Yo les había ayudado preparándoles cotos de caza, dándoles buen equipo, apartando a los enemigos más peligrosos, etc., pero el resto lo hicieron ellas solas.

“Es verdad. Dale un vistazo a este bastón OP.”

“Está hecho de esmeralda… No, ¿una rama clara del Árbol del Mundo? Se parece a lo que solía tener el gran sabio del Imperio Flue.”

“Pochi, ¿podrías mostrarle tu arma oculta?” “Aye, aye, sir.”

“Una Espada Sagrada de los dioses… No, espera. Sólo puedo usar Claidheamh Soluis, pero aun así puedo decir lo increíble que es esta Espada Mágica.”

“No, es una Espada Sagrada.”

“¿Una Espada Sagrada? ¡¿Las Armas Sagradas hechas por el hombre han llegado tan lejos?!”

Exclamó Hikaru, otra vez con sorpresa.

“No, por supuesto que no. Nuestro Amo, experto en códigos trampa hizo esta espada él mismo.”

Arisa parecía bastante orgullosa mientras lo explicaba. “Cierto, ¿no hiciste la Espada Sagrada Gjallarhorn, Hikaru?”

“¿Eh? No, no la hice. Reuní los materiales y ayudé un poco en el proceso con Magia Práctica, pero fue hecha principalmente por el Espadero Mágico Lepu.”

Con los años, la historia debió de pasar de “el Rey Ancestral ayudó” a “el Rey Ancestral la hizo”.

Del mismo modo, cosas que supuestamente eran inventos del rey ancestral como la salsa de soja y el miso no fueron desarrolladas por la inepta para la cocina Hikaru, sino por el duro trabajo de un alquimista de su grupo que se encargaba de cocinar.

Al intercambiar tan inesperadas anécdotas, las historias de heroísmo y magia lograron romper el hielo entre Hikaru y las demás.

***

“También llegamos al castillo real en poco tiempo.”

Hikaru y yo, ambos vestidos como Nanashi el Héroe, llegamos al punto de teletransporte del castillo.

Juntos, entramos en el estudio del rey a través del despacho. Como siempre lo visitaba de noche, me resultaba extraño estar allí en pleno día.

“Hola, Majestad.”

En cuanto me dirigí al rey en la forma de hablar de Nanashi, Hikaru se tapó la boca, conteniendo desesperadamente la risa.

Le había advertido de antemano que cambiaba de actitud como Nanashi para mantener mi identidad en secreto, pero parecía que aun así le hacía gracia.

“Vaya, si es el rey… Es decir, Nanashi el Héroe.”

“Qué honor que nos visites una vez más, oh Gran Héroe. Veo que hoy tienes compañía.”

El primer ministro pareció un poco sorprendido cuando se fijó en Hikaru, aunque no presionó sobre quién era, quizá asumiendo que se trataba de una doble de cuerpo o algo así.

“Ajá, se parece mucho a Sharorik.” “¿Conoce a mi hijo, tal vez?”

El rey pareció pensar que Hikaru se refería al tercer príncipe.

“¿Tu hijo? Oh, no. Pero me alegro de que aún se le recuerde con tanto cariño como para que haya niños que se llamen como él.”

“¡No es posible que quieras decir…!”

Los ojos del primer ministro se abrieron de par en par al darse cuenta de a qué Sharorik se refería Hikaru.

“Y te pareces mucho a Rikky… Ajá, eres hijo de la familia Dux.

Bien, así que Litty siguió mis instrucciones y se casó.”

Hikaru miró al primer ministro, el antiguo Duque Dux, y arrugó los ojos con cariño.

“Oye… ¿Puedo quitarme esto?”

Señaló su máscara. Asentí con la cabeza.

“Lo siento. Resulta que no quiero disfrazarme delante de los descendientes de Sharorik y Litty.”

Una vez hecho esto, Hikaru se quitó la máscara y la peluca de Nanashi el Héroe.

“¡Realmente eres el gran rey ancestral! Las leyendas dicen que Lord Littensol el Primero se casó con la bella Eumina para cumplir una promesa al rey ancestral!”

“¡Ajaja, así que Eumi ganó al final! Seguro que construyeron juntos una familia muy feliz.”

Hikaru sonrió un poco entre lágrimas ante la declaración del primer ministro, recordando claramente a un viejo amigo.

“¿Rey Ancestral?”

“Ajá, esa soy yo. Gracias por cuidar del Reino de Shiga para que su gente pueda prosperar.”

El Rey y el Primer Ministro se deshicieron en lágrimas de gratitud. “Debemos felicitarte por tu regreso del sueño eterno.”

Los dos líderes inclinaron la cabeza.

No pude evitar sentirme un poco excluido al ver este intercambio. “¿Así que usted no era el rey ancestral, Señor Nanashi?”

“No. Te dije que no, ¿recuerdas?”

El Rey y el Primer Ministro parecen estupefactos. “Perdona si te he engañado por error.”

Pensé que igual debía disculparme.

“No hay necesidad de disculparse, Señor Nanashi. Si no fuera por ti, el Reino de Shiga habría caído ante el resucitado Señor Jabalí Dorado o el Señor Demonio Cabeza de Perro.”

“Eso no es todo. Aunque el gran dragón celestial de las montañas Fujisan nos ayudó contra el ejército de demonios y los Engendros del Dios Maligno hace unos días, dudo que hubiéramos podido defendernos de ellos sin tu heroica ayuda.”

La pareja se apresuró a cantar mis alabanzas.

Descubrir que yo no era el rey ancestral no parecía haber afectado a su actitud hacia mí.

“¿El Señor Jabalí Dorado? Y también Cabeza de Perro… ¿Has derrotado a ese dios maligno?”

Asentí a la sorprendida Hikaru.

Ahora que lo pienso, aunque el día anterior había mencionado que derroté a algunos señores demonio revividos, creo que no especifiqué cuáles.

“Eres bastante impresionante, Ich… quiero decir, Nanashi.” Hikaru apenas se contuvo de llamarme Ichirou.

“¿Así que no eres un seguidor del rey ancestral?”

“No, no. Es algo así como el hermano de mi prometido… o el hermano mayor de mi amigo de la infancia…”

“¡¿El prometido del rey ancestral?! ¡Apenas puedo creer lo que oigo! ¡Debemos celebrarlo en todo el Reino de Shiga!”

La reacción del rey parecía un poco fuera de lugar.

“Ajaja, gracias. Recibí un mensaje divino de que nos reuniremos en la capital real, así que sin duda vendré a presentarte una vez que eso ocurra.” Dijo Hikaru con ligereza, y luego hizo una pausa. “Espera…

¿está bien si vengo a visitarte incluso antes de eso?”

“Ciertamente. No hay puerta en todo el Reino de Shiga que se cierre a nuestro gran rey ancestral.”

La sonrisa de Hikaru se ensanchó ante las palabras del rey.

“De hecho, ahora que has regresado, lo apropiado sería que yo abdicara del trono y te devolviera el poder que te corresponde.”

“¿Eh? ¡Espera, no! ¡Simplemente no puedes hacer eso!”

Hikaru entró en pánico ante la repentina declaración de intenciones del rey de entregar el trono.

“Pero como el verdadero rey ha regresado, seguramente…”

“¡No, definitivamente no! ¡Renuncié al trono hace ya cientos de años! No se puede depender de los jubilados para siempre. ¡El futuro está en tus manos!”

Hikaru rechazó con insistencia la sugerencia del rey.

“Entonces, por favor, acepta el título y la mansión del Duque Mitsukuni, como mínimo.”

Ahhh, ¿así que su alias completo era Mito Mitsukuni? Como a Hikaru le encantaban los dramas de la época, apuesto a que venía de Tokugawa Mitsukuni, que también se hacía llamar Mito.

“Pero la Mansión Mitsukuni está en el distrito frente al castillo,

¿verdad? No quiero echar a quien viva allí.”

Más tarde explicó que la familia del Duque Mitsukuni era la que ella había establecido tras ceder el trono al segundo rey, hecho famoso por sus viajes alrededor del mundo.

“No, Su Majestad Furaga, el cuarto rey, fue el último en vivir allí tras su jubilación. Desde entonces, ha pertenecido a la familia real sin que un alma viva en ella.”

Evidentemente, el Rey Furaga también fue el último en heredar la posición de Duque Mitsukuni.

Algo ocurrió en aquel momento que hizo que nadie más llevara ese nombre.

“Por supuesto, nuestros sirvientes la han mantenido para que esté lista para su uso en cualquier momento. Además del edificio, el mobiliario se ha conservado con el hechizo de Fijación. No me cabe duda de que te aliviará el alma verla, oh Gran Rey Ancestral.”

Oír que se había conservado en el mismo estado pareció tocar la fibra sensible de Hikaru, que aceptó el título y la mansión sin más protestas.

Tras prometer que volveríamos a visitarlos, Hikaru y yo abandonamos el despacho del rey y visitamos la mansión Mitsukuni a petición de ella.

Los guardias y el supervisor de la mansión nos dejaron entrar cuando ella mostró la carta firmada por el rey y un trozo del Núcleo de la Ciudad que probaba su posición como Duque Mitsukuni.

“… Vaya, su apariencia es exactamente la misma.” Hikaru recorrió el salón con los ojos llenos de emoción.

“Sharorik y nuestro amigo solían pasar el rato aquí todo el tiempo cuando estaban agotados del trabajo. Ese sofá era el favorito de todos. Nos quejábamos unos a otros, hablábamos de cómo mejorar el reino y hacíamos el tonto aquí…”

Cada centímetro de la enorme mansión parecía estar repleto de recuerdos.

La seguí desde una distancia respetuosa para no entrometerme en sus recuerdos ni hacerla sentir sola.

“Hey, ¿puedo quedarme en tu casa por hoy, Ichirou? Este lugar está demasiado cargado de recuerdos.”

“Sí, por supuesto.”

Usé Retorno para llevarnos a Hikaru y a mí de vuelta a mi mansión de la capital real.

Aunque durante un rato había parecido una belleza melancólica, Hikaru volvió a ser la de siempre al final de la cena, animada por las sonrisas y el parloteo de mis compañeros.

En mi opinión, no hay nada mejor que una sonrisa.