Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 13

Capitulo 2: Intenciones Giratorias

Parte 5

Habían pasado varias horas desde que nuestros visitantes habían llegado al asentamiento de Ruu.

Habíamos terminado de probar la edad tatsuta y discutimos brevemente qué sería bueno para los otros platos, así que estábamos a punto de comenzar a preparar la cena de esta noche. Pero fue entonces cuando recibimos algunas novedades en la cocina.

“Hey Jeeda. ¿Qué pasa?”

El primero en llegar fue Jeeda. Sorprendentemente, se había estado quedando en el asentamiento de Ruu durante cinco días y había estado ayudando a Ryada Ruu y a todos con el deber de guardia.

“El grupo de Kamyua Yoshu está aquí de nuevo. Dijo que quieren hablar contigo Asuta, pero ¿los verás?”

“¿Kamyua? Por supuesto. En realidad, me sorprende que no haya entrado simplemente…”

“Bueno, ha traído consigo a algunos huéspedes problemáticos. Si no los ve, se darán la vuelta y se irán, pero primero quieren escuchar su respuesta”, dijo Jeeda con calma y sin expresión. Sin embargo, sus ojos amarillos parpadearon con una energía inquieta. “Está acompañado por la hija de Cyclaeus y su sirviente de Sym. Aparentemente, Kamyua Yoshu obtuvo el permiso del señor de Genos para traerlos aquí a este asentamiento. ¿Los verás?”

Naturalmente, respondí completamente conmocionado: “¿Trajo a Lefreya y Sanjura? ¿Kamyua lo hizo? ¿Pero por qué?”

“No tengo ni idea. Si quieres saber por qué, pregúntale al hombre en persona”.

Si fue tan lejos como para obtener la aprobación de Marstein, entonces realmente no tuve más remedio que reunirme con ellos. Aun así, Kamyua Yoshu y Lefreya realmente fueron una pareja difícil de imaginar juntos.

“No podemos rechazarlos exactamente sin escuchar lo que tienen que decir. Reina Ruu, voy a salir un poco, así que ocúpate de las cosas aquí, ¿de acuerdo?”

“Correcto. Cuídate, Asuta,” Reina Ruu respondió con un asentimiento y una mirada de preocupación, y luego salí de la cocina junto con Jeeda.

“Ese tipo de Sym no tiene espada. Así que mientras Kamyua Yoshu no nos traicione, no hay nada de qué preocuparse”, dijo Jeeda mientras caminábamos.

Jeeda todavía tenía catorce años, pero era diez centímetros más bajo que yo. Y su hombro que había sido fracturado por Sanjura no debe haberse curado por completo todavía. Pero a pesar de todo eso, aparentemente tenía tanta fuerza como los cazadores del borde del bosque acumulaban en su pequeño cuerpo.

“¿Eh? ¿Ai Fa?”

Después de que avanzamos un poco, vi a la cabeza de mi clan de pie frente al edificio principal de la casa. Ella había estado atando las riendas de Gilulu a la rama de un árbol, y ahora me miraba fijamente con una luz fija en sus ojos azules.

“Terminé mi caza de giba y regresé hace un momento… Y parece que llegué justo a tiempo”.

“Así que tú también has vuelto, ¿eh? En ese caso, estamos incluso más seguros de lo que pensaba”, declaró Jeeda.

Ai Fa respondió “De hecho”, con un firme asentimiento.

Y a medida que avanzábamos, pronto encontramos a varios hombres ya reunidos en el extremo más alejado de la plaza del asentamiento de Ruu. Ryada Ruu y Mida estaban allí, al igual que varios niños menores de trece años que aún no estaban calificados para ser cazadores.

Frente a ellos era un grupo bastante imponente. Había tres soldados vestidos con armaduras blancas, Kamyua Yoshu, y dos figuras escondidas bajo capas con capucha, una grande y otra pequeña.

Deben haber sido Lefreya y Sanjura. Y fuera de la plaza, pude ver el carruaje en caja en el que aparentemente habían viajado aquí y los totos que lo tiraban.

“Hola Asuta. Perdón por la sorpresa, pero tal como le dije a Jeeda, los traje aquí con la aprobación del Duque Genos. Si no le importa, ¿podría tomarse un poco de tiempo para escuchar lo que tienen que decir?” Kamyua Yoshu preguntó con una sonrisa relajada. Sin embargo, esa sonrisa se hizo un poco tensa en el rostro de Ai Fa y Jeeda que lo vigilaban extremadamente de cerca. “Permítanme decirles que solo estoy aquí como guardaespaldas a petición del Duque Genos. Están parados aquí por su propia voluntad, y yo no tuve nada que ver con eso”.

Asentí y luego, con el permiso de Ai Fa, me acerqué a ellos.

Y luego, la figura más grande se bajó la capucha con cierta torpeza.

“Ha pasado algún tiempo, Asuta. Tiene mi agradecimiento, por acceder a hablar, con nosotros…”

Esta fue la primera vez que vi a Sanjura en aproximadamente medio mes.

Su cabello era largo y de un color castaño pálido, mientras que sus ojos eran de color marrón rojizo. Y aunque su piel era oscura, en última instancia era un occidental con apariencia de oriental. Y esa suave sonrisa suya no había cambiado en absoluto…

“Había oído que los sirvientes de la casa del Conde Turan fueron trasladados a otra parte, así que, ¿cómo es que puedes permanecer abiertamente al lado de tu ama?” Ai Fa preguntó con dureza, pero Sanjura mantuvo la misma sonrisa gentil mientras se volvía hacia ella.

“No soy un sirviente de la casa del conde Turan. Cyclaeus puede haberme contratado con monedas, pero soy un vagabundo, sin hogar. He pagado por mis crímenes y ahora soy un hombre libre”.

“Eso puede ser así, pero después de tu traición no puedo aceptar la idea de que alguien como tú se quede cerca de tu señora”.

Al final, fue Kamyua Yoshu quien respondió a las dudas de Ai Fa.

“El duque Genos también intervino en ese asunto y decidió permitirlo. En realidad, su pensamiento era que, dado que ya era un hombre libre, se sentía más seguro mantenerlo bajo vigilancia en lugar de soltarlo a los vientos, por lo que se le dio un permiso especial para quedarse con Lady Lefreya”.

“Pero eso es…”

“Bueno, parece que este hombre es bastante hábil con una espada, así que estamos investigando los diversos lugares a los que viajó bajo el mando de Cyclaeus. Como parte de eso, Melfried profundizó en sus antecedentes, pero no había ninguna prueba de que Sanjura fuera un criminal. Así que no teníamos ninguna razón para retenerlo más tiempo, lo que en realidad hace que la oportunidad de mantenerlo cerca de donde podamos verlo sea realmente conveniente”.

¿El duque Genos también había escuchado que la sangre de Cyclaeus también podría fluir por las venas de Sanjura?

En cualquier caso, podía ver la lógica detrás de querer mantenerlo bajo vigilancia en lugar de dejarlo suelto. Entonces, aunque Ai Fa parecía realmente disgustada mientras se mordía la lengua, decidí comenzar a hablar con Sanjura.

“Realmente ha pasado un tiempo, ¿no es así? Aun así, ¿qué negocios podrías tener con nosotros en este momento?”

“No soy más que una escolta. Lefreya es la que quiere hablar”.

Con eso, los delgados dedos de la figura más pequeña se estiraron y le quitaron la capucha.

Tenía el pelo castaño como el de Sanjura que le llegaba hasta el pecho, ojos castaño rojizo con una luz firme en ellos y una figura delicada. Sí, ese era el único hijo oficial del Conde Cyclaeus Turan, Lefreya.

Su piel era de un color marfil que parecía no haber sido tocada por el sol, sus rasgos faciales eran todos distintos y tenía la misma expresión dura y mirada altiva que yo recordaba.

No tenía ningún accesorio, y el vestido blanco que llevaba debajo de la capa no era especialmente llamativo, pero aun así se sentía increíblemente fuera de lugar ver a esta joven que era tan claramente una noble parada aquí en el asentamiento en el borde del bosque.

“Asuta del clan Fa, he venido hasta un lugar como este porque tengo una petición que deseo hacerte”, declaró Lefreya en un tono agudo con un leve ceceo.

Al instante, Ai Fa intervino, “Hey”, con una luz deslumbrante en sus ojos. “Ciertamente estás actuando alto y poderoso, considerando que ni siquiera te has disculpado todavía. Hiciste algunas cosas verdaderamente despreciables cuando secuestraste a Asuta, joven noble.”

“Eres la mujer del borde del bosque que vino a recuperar a Asuta, alegando ser la hija del líder de un grupo de comerciantes, ¿no es así? Creo que tu nombre era Ai Fa del clan Fa, ¿correcto?” Lefreya preguntó, lanzando a Ai Fa una mirada como si encontrara todo esto bastante molesto. “Ya he sido juzgado por mis crímenes. El hecho de que mis seis meses de confinamiento se redujeran a unos pocos días no fue mi voluntad. ¿Y todavía buscas una disculpa a pesar de que ya he expiado?”

“No le dijiste ni una sola palabra de disculpa a Asuta esa noche. Qué grosero es venir aquí como si no se arrepintiera de sus acciones”.

“¿Mmm? Si dices que no podemos hablar hasta que me haya disculpado por mi rudeza, entonces lo haré tantas veces como sea necesario”, declaró Lefreya, juntando sus manos frente a su pecho e inclinando su cabeza hacia mí. “Asuta del clan Fa, no escuché tus deseos de regresar a casa y te robé tu libertad por mis propias razones insensibles. Le pido perdón por las innumerables descortesías que le he mostrado. Ahora, ¿fue eso suficiente para satisfacerte?”

Con una mirada aún más peligrosa en sus ojos, Ai Fa frunció el ceño.

Y luego, dejando escapar un pequeño “Hmph”, Lefreya se apartó el largo cabello que le había caído frente a la cara.

Su único familiar, su padre, había sido arrestado por sus crímenes y estaba a la espera de juicio. ¿Qué debe estar sintiendo por esa dura realidad? Por lo menos, ciertamente no podría decir nada por sus acciones.

“Debemos regresar a la quinta hora. No hay tiempo que perder, así que permíteme llegar al asunto en cuestión… Asuta del clan Fa, fuiste invitado a  actuar  como  chef  para  la  cena  propuesta  por  el  Duque  Genos, ¿correcto?”

“Sí, así es”, respondí, preguntándome todo el tiempo si estaba bien hablar con tanta naturalidad con alguien que pronto sería condesa.

Siendo más de una cabeza más baja que yo, Lefreya me miró a la cara.

“También me han invitado a esa cena. En realidad, debería decir que se llevará a cabo en mi mansión”.

“¿Eh? ¿Es eso cierto, Kamyua?” Yo pregunté.

El guardaespaldas distante respondió, “Sí”, con un asentimiento. “El objetivo del Duque Genos es arreglar las cosas con la gente del borde del bosque. Con eso en mente, cree que es mejor que Lady Lefreya también asista, ya que tienes un pasado problemático con ella”.

“Quiero decir, tal vez lo hagamos, pero aun así… ¿Se llevará a cabo en la mansión Turan?”

“Correcto. Se requieren todo tipo de preparativos y formalidades complejas para invitar a cualquiera que no sea un noble al castillo de Genos, por lo que aparentemente eso llevó a la decisión actual. Su pensamiento parece ser que si la casa de Turan torció los lazos entre ustedes, entonces su hogar es el lugar perfecto para la reconciliación. Quizás afortunadamente, por lo que me han dicho, las cocinas de la mansión Turan son tan finas como las del castillo”.

Bueno, si los guardias que trabajaban para la casa de Turan estaban limpios y los miembros de la guardia ducal vigilaban, entonces la ubicación realmente no importaba. Y si eso fue lo que decidió Marstein, entonces no tuvimos más remedio que aceptarlo.

“Cuando me enteré de este evento, se me ocurrió un solo pensamiento… Asuta del clan Fa, ¿sería posible permitir que mi padre también participara de esa comida?”

“¡¿Eh?!” Grité en estado de shock, incapaz de contener mi voz.

Mientras tanto, Ai Fa entrecerró los ojos con asombro.

“¿D-De qué estás hablando? No podrías estar pidiendo que tu padre asista a la cena, ¿verdad?”

“Por supuesto no. A diferencia de mí, mi padre está a la espera de juicio. No hay forma de que un hombre así pueda ser invitado a un evento de este tipo”.

“E-Entonces, ¿qué estás…?”

“Mi padre ha buscado consumir todos los platos imaginables en este mundo. Esa fue precisamente la razón por la que compró tantos ingredientes de Sym y Jagar y convocó a una gran cantidad de chefs para que le sirvieran”, declaró Lefreya, sin mostrar el menor indicio de culpa o vergüenza. “Pero no creo que alguna vez haya comido comida del extranjero. Su juicio seguramente resultará en una sentencia de muerte o reclusión de por vida, por lo que esta es la última oportunidad para que él coma su comida. Como su hija, es natural que desee concederle este último regalo de despedida, ¿no es así…?”

“Puedes desear lo que quieras, pero no veo una sola razón para que cumplamos con esa solicitud”, respondió Ai Fa en voz baja.

Con una mirada irritada, Lefreya se volvió hacia ella.

“Estoy hablando con Asuta del clan Fa, sabes. ¿O necesito obtener su permiso primero como jefe de su clan para poder hacerle una solicitud?”

“Así es. Y yo diría que necesitas el permiso de los principales jefes de clan del borde del bosque antes de hablar conmigo”, respondió Ai Fa en un tono implacable. “Cyclaeus, su hermano menor Ciluel y el ex líder del clan Zattsu Suun habían cometido innumerables crímenes en el transcurso de muchos años. Para amasar poder y fortuna, se llevaron la vida de muchísimos inocentes. No puedo imaginar que sea apropiado mostrar misericordia a tales criminales”.

“Pero su juicio aún no ha comenzado, ¿correcto? Puede que sea un criminal, pero no se ha medido el peso de sus crímenes. Por eso creo que esta es su última oportunidad”, respondió Lefreya, su voz comenzó a sonar inusualmente tranquila. “Una vez que sea juzgado, incluso si logra evitar la muerte, pasará el resto de su vida encarcelado y comiendo nada más que comidas crudas. Para alguien que no tenía interés en nada más que en la cocina gourmet como mi padre, eso no sería diferente a una sentencia de muerte. Entonces, antes de que se establezca firmemente que mi padre es de hecho un criminal, deseo darle algo parecido a una comida final”.

Ninguno de nosotros tuvo respuesta a eso.

“Por supuesto, en el estado actual de las cosas, no soy libre de manejar ni una sola moneda como me plazca. Como tal, no puedo ofrecerle un pago adecuado. Sin embargo…” Lefreya hizo una pausa, su mirada se volvió hacia el miembro de la guardia ducal que estaba a su lado. “¿Puedo pedir prestada esa daga en tu cadera?”

La expresión del hombre de la armadura ni siquiera se contrajo. Rascándose la cabeza rubia, Kamyua Yoshu se acercó por el otro lado.

“Si solo quieres una daga, entonces puedo prestarte una. Pero no puedo dejarte ir y suicidarte, así que si haces algún movimiento extraño, puede que tenga que ponerme un poco rudo para sujetarte, ¿de acuerdo?”

“Eso es aceptable. Después de todo, no tengo ninguna intención de hacer algo tan tonto”.

Kamyua Yoshu asintió y luego sacó un cuchillo del interior de su capa como por arte de magia. Luego, mientras sostenía la hoja en su mano, se volvió hacia Sanjura.

“Lo siento, pero ¿puedo hacer que te alejes un poco más?”

“Soy impotente. No me quedan fuerzas para hacer nada…”

“Bueno, el hecho de que puedas moverte de forma natural sólo unos días después de una paliza es suficiente por sí solo para que parezcas bastante amenazante para mí. Tu aliado que recibió el mismo castigo se retuerce encima de una cama, incapaz de dormir, ¿verdad?” Kamyua Yoshu dijo con una sonrisa maliciosa, balanceando el cuchillo. “No hay nada más aterrador que una bestia herida. Puede que no sea un cazador, pero hasta yo sé eso. Y no quiero manchar el asentamiento en el borde del bosque con sangre de criminal, así que por favor aléjate un poco de tu amante”.

Aún con la misma leve sonrisa, Sanjura miró a Lefreya.