Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 9

Capitulo 2: En El Mundo Moderno

Parte 1

Suimei se sintió inusualmente agradable al despertar a la mañana siguiente. Después de recostar la cabeza sobre una almohada familiar, se hundió en su cama. El alivio de estar finalmente en casa y la comodidad de su propia cama hicieron que el sueño de la noche fuera mucho más agradable de lo normal. Se despertó completamente renovado y libre de dolores y molestias. Ahora estaba completamente despierto, pero no vio ningún daño en tomarse su tiempo para levantarse.

“Debería estar bien si me relajo un poco más…”

Mientras murmuraba perezosamente para sí mismo, Suimei echó un vistazo a la habitación que era inconfundiblemente suya. Había pilas de grimorios encima del escritorio junto con varias herramientas mágicas para experimentos simples. Todo estaba exactamente como lo había dejado antes de irse al otro mundo.

Mientras se estiraba antes de levantarse de la cama, notó una extraña sensación en su cintura.

“Zzz…”

Podía escuchar un ligero y adorable ronquido debajo de las sábanas. Al desentrañarlos, encontró a Liliana acurrucada en su pijama con orejas de gato. ¿Cuándo se había metido allí? Se veía como un gato acurrucado de esta manera, y tal vez debido a su postura, incluso había una arruga curva en las sábanas.

Suimei se sorprendió por el intruso por un breve momento, pero Liliana también se metió en su cama mientras estaba medio dormida en el otro mundo de vez en cuando, por lo que no estaba particularmente sorprendido de verla aquí ahora.

“… ¿Dónde encontró ella estas pijamas, de todos modos?”

Suimei pellizcó las orejas de gato en la capucha del pijama mientras ladeaba la cabeza. La noche anterior, le había pedido a Hydemary que comprara pijamas de niña para todos. Había conseguido un set normal para Felmenia y Lefille, pero Liliana tenía oídos en él por alguna razón.

Cuando Suimei le preguntó al respecto, ella tímidamente afirmó que era un secreto. Pero aunque la fuente de los pijamas era un misterio, Liliana estaba naturalmente encantada con ellos. Incluso le había pedido a Hydemary si podía llevarlos al otro mundo con ella cuando se fue, y estalló en alegría al obtener el permiso.

En cualquier caso, justo cuando Suimei estaba quitando suavemente a Liliana de él…

“Suimei-kun, ¿estás despierto?”

Podía oír la voz de Hydemary fuera de su puerta. “Si. Estoy levantado.”

“Voy a entrar, entonces.”

“Oye, espera… Bueno, lo que sea”.

Hydemary era como no esperar una respuesta. Ella siempre se movía a su propio ritmo. Más bien resaltaba su naturaleza infantil, ya que todavía no entendía por qué debería mostrar renuencia a entrar en la habitación de un niño.

A este paso, Hydemary iba a ver exactamente la situación en la que se encontraba Suimei, pero decidió con seguridad que no era gran cosa ya que no había hecho nada malo.

Simplemente se sentó en la cama mientras la puerta antigua hacía clic y la manija tipo pestillo se movía. Cuando se abrió la puerta, el olor a palisandro penetró en la habitación. Esto aparentemente hizo que Liliana se despertara.

“Fwaaah…”

Se quedó en la cama y se frotó los ojos antes de estirar la espalda. “¿Es… de mañana?”

Y así, Hydemary pudo ver la escena: Suimei y Liliana compartiendo una cama. Su expresión, naturalmente, permaneció estoica, pero su voz era mordaz.

“Sabes, Suimei-kun, no importa cómo lo mires, ¿no es esto un poco…?”

“Parecía que… Felmenia y Lefille… no iban a poder dormir… pronto… anoche…”

“¿Entonces? ¿No tenías más remedio que meterte en mi cama?”

“¡N-No era realmente que no tuviera otra opción!”

“¿Si? ¿Eso es así?”

A pesar de su desconcierto por su repentino nerviosismo, Suimei acarició suavemente la cabeza de Liliana. Mientras lo hacía, ella se tranquilizó con una mirada cómoda. Estaba claramente somnolienta, su expresión tranquila no se diferenciaba de la de un gato.

La sospecha permaneció en los ojos de Hydemary. Realmente, parecía que se había vuelto aún más sospechosa por alguna razón.

“Así que esto es lo que realmente eres, ¿eh, Suimei-kun? Es realmente vergonzoso”.

“¿Que se supone que significa eso?”

“Que eres un mujeriego horrible”.

“Estoy… completamente… de acuerdo… fwaaah…”

“¿No es un poco duro?”

“Pero… cierto.”

Con eso, Liliana se aferró a Suimei una vez más. Parecía que todavía tenía bastante sueño. Después de frotar su mejilla contra la de él, volvió a caer en un sueño. Mientras lo hacía, Hydemary se volvió hacia Suimei con su rostro inexpresivo.

“Oye, Suimei-kun.”

“¿Qué?”

“¿Tú también la salvaste?”

“Bueno sí. Me sorprende que te des cuenta”.

“Por supuesto que puedo. Ella está tan apegada a ti. Eso es lo único que podría ser”.

Suimei había pasado bastante tiempo con Hydemary desde que se convirtió en su discípula. Gracias a eso, tenía una idea bastante clara de cómo se había manejado Suimei en el otro mundo.

“En resumen, fue un negocio normal para ti incluso en otro mundo”.

“Sigo siendo yo. Solo hice lo que quería hacer”.

Suimei respondió sin comprometerse, pero no dijo nada para refutar la afirmación de Hydemary. Luego frunció el ceño al no recibir respuesta, y le pareció extraño que ella se hundiera en el silencio sin decir lo que pensaba.

“¿Qué pasa?”

“…Nada en realidad.”

“Claro que no lo parece”.

“Ya dije que no era nada”.

Hydemary resopló mientras se alejaba. Suimei no podía decir qué le pasaba, pero ciertamente parecía que algo estaba en su mente. Mientras se preguntaba qué podría ser, acostó a Liliana en la cama.

Después de obligar a Hydemary a salir de su habitación, Suimei se cambió a su ropa de todos los días y se dirigió al pasillo, donde cierto cachorro se le acercó corriendo de la nada.

“¡Suimei-dono, Suimei-dono! ¡Por favor, dame una explicación detallada de este grimorio!”

Dicho cachorro era, por supuesto, Felmenia. No fue un pequeño milagro que ella se lo hubiera entregado a salvo con una pila tan enorme de libros en sus brazos.

“¡Suimei-dono! ¡Suimei-dono! ”

Al mirar su rostro, estaba prácticamente a punto de estallar. Era como si estuviera corriendo de pura emoción.

“Oye, eh, buenos días. Lo primero es lo primero, cálmate”.

“Oh sí. Qué grosera de mi parte”.

Felmenia bajó la cabeza avergonzada y se puso roja hasta las mejillas. “Ahora, ¿de qué grimorio estás hablando?”

“Este… y este y este. ¡Oh, y este también!”

A pesar de haber dicho “este grimorio” antes, Felmenia estaba señalando un montón de libros diferentes en sus brazos. Terminó identificando cada tomo que llevaba. Impresionada de haber tenido tiempo para leer tantos libros, Suimei echó otro vistazo a su rostro.

“Sabes que tienes ojeras, ¿no es así, Menia?”

“¿Eh? Oh, esto es, um… Sí”.

“¿No te dije que evitaras quedarte despierta toda la noche?”

“Teehee…”

Felmenia trató  de reírse de eso incluso mientras estaba allí  de pie, incómoda. A pesar del brillo de sus ojos, estaba bastante pálida. Mirándola aún más de cerca, su orgulloso cabello plateado todavía estaba despeinado y algo alborotado.

Después de cenar la noche anterior, Suimei les había dado a sus tres visitantes un recorrido por la casa y les había mostrado el estudio de su padre. Verlo aparentemente había estimulado la voraz sed de conocimiento de Felmenia. Ella había estado en una juerga desde entonces.

Suimei procedió a llevar a Felmenia a una habitación de invitados y le bajó la cama, pero estaba actuando de manera notablemente extraña. Era claramente evidente que estaba mucho más interesada en investigar más que en dormir. Las llamas de su alma académica se habían avivado, y permanecía allí, inquieta, inquieta de una manera bastante adorable.

“Oh vamos…”

“¡Perdóname, pero esa habitación es una bóveda del tesoro! ¡¿No has pasado también al menos una o dos noches sin dormir allí tú mismo, Suimei-dono?!”

“Er…”

“¡¿Ves?! ¡Sabía que lo habías hecho! Tú también te has quedado despierto toda la noche, ¿no es así? ¡¿No es así?!”

Los ojos estrellados de Felmenia brillaban de emoción al encontrar un espíritu afín, y se acercó a él con entusiasmo.

“E-Está bien, está bien. Lo entiendo, ¿de acuerdo? Anota todo lo que quieras saber y me tomaré un tiempo para repasarlo contigo más tarde”.

“¿No puedes hacerlo ahora?”

“Si  empezamos  ahora,  no  terminaremos  antes  de  la  tarde,  ¿sabes? También hay que pensar en Hydemary y Liliana”.

“Ah…”

Con toda probabilidad, si Suimei y Felmenia comenzaran a discutir asuntos mágicos ahora, Hydemary y Liliana querrían unirse a ellos.

Y Suimei no estaba interesado en repetirse una y otra vez. Simplemente se saldría de control. Su foro pasaría fácilmente a la hora de las comidas, y el pobre Lefille, el único compatriota no mágico de su grupo, se quedaría solo en el sofá hasta altas horas de la noche.

Pensando en ello de esa manera, Suimei pensó que era mejor establecer una reunión adecuada.

“¿Dónde está Lefi, por cierto?”

“Lefille está… Cuando fui a echar un vistazo en el dormitorio, ella no estaba allí”.

“… ¿Y cuándo fue eso?”

“E-Esta mañana… ¿creo?”

Los ojos de Felmenia recorrieron la habitación. Su comportamiento y su memoria eran igualmente confusos. Pero aparte de Felmenia, Lefille aparentemente también había estado despierta toda la noche por alguna razón. Parecía que también estaba inquieta en su primera noche en otro mundo.

“Lefille-san está despierta”, Hydemary intervino de repente. “¿Eso es así?”

“Le preparé un poco de té antes de ir a buscarte”.

“Oh, también me gustaría algunos. Estoy bastante interesado en el té de este mundo”.

“Entonces ven conmigo. Te prepararé algunos”.

Hydemary, Felmenia y Suimei se dirigieron hacia la sala de estar con pasos ligeros, donde encontraron a Lefille disfrutando delicadamente de su té matutino en el sofá. A diferencia de Felmenia, su cabello rojo estaba hermosamente recogido en una cola de caballo y vestía su ropa de todos los días. Se sentó perfectamente erguida, y la forma elegante en que se llevó la taza de té a los labios fue tan bonita como un cuadro.

“Buenas.”

“Oh, buenos días, Suimei-kun. Buenos días, Lady Felmenia”.

“Buenos días a ti también.”

“Por lo que parece, realmente te quedaste despierto toda la noche, ¿no es así?”

“Teehee…”

Lefille tenía una sonrisa de suficiencia como si hubiera predicho este resultado, y Felmenia repitió su risa incómoda de antes.