Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 9

Capitulo 4: Una Despedida

Parte 5

Luego de unos segundos de intenso silencio, nuestro asaltante eligió la tercera opción: vinieron corriendo hacia nosotros y Ai Fa.

“¡Abajo!” Ai Fa nos gritó a los que estábamos detrás de ella, luego rápidamente dobló las rodillas.

El asaltante cubrió varios metros en un destello mientras desenvainaban su espada creciente. Luego, saltaron hacia adelante con un extraño grito, y Ai Fa también blandió su espada.

Sin embargo, la espada de ninguno de los lados cortó el cuerpo del otro. En cambio, el agresor desapareció de repente.

Incluso mirando de  cerca,  no pude decir de inmediato  lo que había sucedido.

El pequeño atacante había desaparecido de la vista, y en su lugar había ahora una figura alta vestida con una capa. La figura había bajado una espada envainada como lo había hecho Ai Fa, y mirando su rostro desde el costado… Era Sanjura, de todas las personas.

“Mis disculpas por interferir, innecesariamente. Estaba preocupado, así que me di la vuelta”, declaró con calma, luego se puso de pie de su postura en cuclillas. En cuanto a su espada larga envainada, la sostenía solo con la mano izquierda. “No estás herido, ¿verdad? Creo que el peligro probablemente haya pasado”.

Con eso, solté un suspiro de alivio y miré a mi izquierda. La mirada de Ai Fa, por supuesto, hacía tiempo que estaba fija de esa manera.

Habiendo sido golpeado desde el costado por Sanjura, nuestro asaltante ahora se retorcía de dolor en el suelo y se agarraba el hombro izquierdo.

Sanjura dio solo tres pasos hacia adelante, luego colocó su pie sobre la hoja creciente que yacía allí.

“Gracias por prestarnos tu ayuda…” murmuró Ai Fa, todavía blandiendo su espada y mirando seriamente en guardia.

Mientras miraba al angustiado agresor, Sanjura sonrió y dijo: “No pienses en eso. Es deber del pueblo ayudar a proteger el orden en nuestra sociedad. Deberíamos entregar este a los guardias”.

Con eso, hubo un rápido destello de su espada. Con solo la punta de su espada, había echado hacia atrás la capucha de nuestro agresor atacante, revelando su rostro. E instantáneamente, mi visión fue dibujada por un rojo brillante.

Nuestro agresor aparentemente era tan pelirrojo como Lala Ruu.

“Por favor, no te resistas. ¿Eres un bandido?” Sanjura preguntó con calma.

Con eso, el pequeño atacante que se había estado retorciendo en el suelo se sentó mientras sostenía su hombro izquierdo.

“¡¿Me estás llamando bandido?! ¡No te metas conmigo, idiota!”

Esa era la voz de un niño, y sonaba mucho más joven de lo que esperaba.

Sin embargo, su rostro se veía increíblemente feroz. Su cabello despeinado tan rojo como las llamas le llegaba hasta las mejillas. Y sus ojos amarillentos, medio ocultos detrás, eran como los de una bestia.

Además de eso, había arrugas de enojo centradas alrededor de su frente y estaba mostrando los dientes, con una expresión que lo hacía parecer una especie de depredador felino. Su rostro estaba tan retorcido por la rabia y el odio que ni siquiera podía imaginar cómo se veía normalmente.

“Tú, bastardo de Sym… Si vas a llamarme bandido, ¿debería encargarme de ti primero?”

“Sacaste tu espada en la ciudad y atacaste a inocentes. Si no eres un bandido, ¿entonces qué eres?” Sanjura replicó con calma, mirando por encima del chico… No, se sentía como una palabra demasiado suave para este pequeño demonio. “Aun así, con esa apariencia… pareces más un cazador de Masara que un bandido.”

“¿Un cazador…?” Repitió Ai Fa, reaccionando muy levemente.

Con eso, el joven furioso de repente se volvió hacia la cabeza de mi clan. “Nunca, nunca los perdonaré, gente sucia del borde del bosque…”

“¿Qué fue eso? Si tienes algún tipo de rencor, dilo. Pero si apuntas con una espada en mi dirección, no tengo más remedio que responder de la misma manera”.

“¡Cállate!” gritó el chico, sacudiendo repentinamente la mano derecha de Sanjura.

Destellos plateados atravesaron el aire, solo para que Ai Fa y Sanjura los desviaron simultáneamente. Al ser golpeados por ambas hojas, los pequeños cuchillos arrojadizos cayeron al suelo.

Realmente ambos tenían reflejos locos.

Sanjura había necesitado cambiar su postura para balancear su espada, y el chico usó esa abertura para agarrar la espada en forma de media luna en la que había estado parado. Y también fue inhumanamente ágil cuando hizo eso.

“¡Todos recibirán lo que se les avecina! ¡Lo juro por mi honor como Jeeda, hijo de Goram Redbeard!”

“¿Qué?” Ai Fa cuestionó, pero el chico ya se había dado la vuelta.

Por un segundo pareció que Sanjura iba a perseguirlo, pero con un suspiro, volvió su espada a su cadera.

“Ciertamente es rápido. No podría alcanzarlo”.

Ai Fa estaba haciendo una mueca como si se estuviera conteniendo para no chasquear la lengua, pero efectivamente, también colocó su espada en la cadera.

El jefe de mi clan probablemente podría haberlo alcanzado considerando lo rápida que era, pero aparentemente sintió que no podía dejar nuestro lado. En cualquier caso, esa pequeña figura con la capa con estampado de leopardo desapareció entre los edificios en un santiamén.

“Goram Redbeard… Hey Ai Fa, ese es el nombre del líder de los bandidos que surgió ayer, ¿verdad?”

El líder de los Redbeards, Goram Redbeard… Estaba bastante seguro de que eso era lo que había dicho Kamyua Yoshu. Y había llevado a los cazadores del borde del bosque en un viaje fuera de Genos para buscar a la esposa y al hijo del hombre.

“Oh hombre. El grupo de Kamyua se equivocó por completo, ¿eh? ¿Qué deberíamos hacer en un caso como este…?”

“No pierdas la compostura. Tenemos que tratar a Shin Ruu primero,” dijo Ai Fa, con una mirada intensa en sus ojos.

Entonces, su mirada se desvió hacia Sanjura.

“Entonces, ¿de verdad era un bandido? Es raro que aparezcan en la ciudad cuando hay mucha luz”, dijo Sanjura con una sonrisa despreocupada.

No sabía si tenía nervios de acero o qué, pero de todos modos, parecía que definitivamente tenía que revisar mi impresión inicial de que él no era el tipo de persona que se involucra en algo violento.

“Aun así, sentí que se le rompía el hueso del hombro. No podrá levantarse, por el momento, para cometer ningún delito. Creo que solo necesitas avisar a los guardias”.

“Bien… Gracias”, respondí, pero estaba pensando todo el tiempo en que eso era lo único que realmente no podíamos hacer. En serio, me dieron ganas de suspirar.

La esposa y el hijo de Goram Redbeard eran testigos cruciales que Kamyua Yoshu estaba buscando. Y, en última instancia, los guardias de la ciudad cayeron bajo la jurisdicción del hermano menor de Cyclaeus, el capitán de la milicia. Entonces, necesitábamos capturar a ese chico antes de que los guardias pudieran ponerle las manos encima.

Cuando dijo que no podía perdonar a la gente del borde del bosque, ¿se refería a cómo a su padre se le imputaron cargos falsos y fue ejecutado? En ese caso, tendremos que decirle la verdad.

Y si el chico sigue odiando a la gente del borde del bosque aun así… Bueno, tendremos que lidiar con eso cuando lleguemos allí.

Casi suspiré por lo complicado que se estaba poniendo todo, pero al final lo contuve.

Esta fue sin duda una prueba que la gente del borde del bosque necesitaba superar. Zattsu Suun fue el que estaba detrás de todas esas malas acciones, pero su gente no pudo llamarlo por sus actos. Y no había ninguna garantía de que todos pensaran como Milano Mas y Leito, quienes creían que la muerte de Zattsu Suun era suficiente para expiar los crímenes de la gente del borde del bosque.

Ese niño es aún más pequeño, así que odiar a alguien tan profundamente… Simplemente no está bien.

Mientras miraba hacia la calle donde el chico pelirrojo había desaparecido, recé en mi corazón para que pudiéramos encontrarnos con él una vez más y que tuviera la oportunidad de hablar con los nuevos líderes del clan.

***

“¡Shin Ruu! ¡¿Qué pasó?!” Preguntó Lala Ruu, su rostro palideció mientras agarraba al chico. Habíamos terminado nuestro trabajo del día y nos reunimos con el grupo de los puestos frente a The Kimyuus’s Tail.

Shin Ruu tenía un gran hematoma debajo del ojo derecho y las comisuras de los labios estaban ensangrentadas, pero simplemente respondió rotundamente: “Me encontré con una derrota vergonzosa”.

“¡¿Qué significa eso?! ¡¿No estás diciendo que alguien te atacó?!”

“Para de gritar. No quieres molestar a la gente del pueblo, ¿verdad?” Shin Ruu reprendió, todavía sonando perfectamente tranquilo.

Y mientras Lala Ruu se aferraba al pecho de Shin Ruu, le lanzó una mirada a Ai Fa.

“¡¿Cómo terminó Shin Ruu así cuando estabas con él, Ai Fa?! Deberías poder vencer fácilmente a cualquier enemigo, ¿verdad?”

“Para. Ai Fa cumplió con su deber muy bien. Fue mi propia debilidad lo que provocó que no completara mi tarea correctamente, no una falta de ella”.

Mientras tanto, Ai Fa se estaba mordiendo la lengua. Con toda probabilidad, había estado en guardia contra Sanjura, razón por la cual no podía apartarse de nuestro lado. Sin embargo, decirlo significaría revelar que sentía que Shin Ruu sería incapaz de protegerse contra un ataque del hombre. Y como resultado, no pudo decir nada en absoluto, y se abstuvo firmemente de hablar.

Después de mirar a la cabeza de mi clan y ver su determinación, Shin Ruu agarró firmemente los hombros de Lala Ruu.

“Estas lesiones no son nada. Solo necesito seguir entrenando, para que la próxima vez pueda realizar mi tarea correctamente”.

“¡Pero…!”

“Caray, deja de lloriquear. Hacer un escándalo no va a resolver nada,

¿verdad? Ya sabes, en lugar de enojarte, es más lindo si lloras cuando suceden estas cosas”, intervino Ludo Ruu.

“¡Cállate, tú!” Lala Ruu le gritó a su hermano, sus ojos se llenaron de lágrimas.

“Oh, ¿estás llorando después de todo? Hmm… Supongo que Shin Ruu ahora también tiene la culpa. Debería estar diciendo cuánto lamenta haberte preocupado y abrazarte fuerte. Eso pondría las cosas en reposo,

¿verdad?”

Shin Ruu permaneció en silencio, pero la sangre claramente corría por sus mejillas.

Naturalmente, Lala Ruu estaba aún más roja aún, y estaba tan enojada que estaba jadeando de rabia.

Ludo Ruu solo se rio entre dientes mientras los miraba, pero de repente apareció una mirada seria en sus ojos.

“Bueno, Asuta y Vina se ven muy bien, así que supongo que está bien. Pero debe haber sido algo para Shin Ruu lastimarse así. ¿Podrías contarme los detalles del camino de regreso, Ai Fa?”

“Si. Creo que sería mejor evitar discutirlo cuando también hay extraños deambulando”.

“Muy bien, entonces, apresurémonos a volver a…” Ludo Ruu empezó a declarar, solo para que un grupo encapuchado se nos acercara.

Naturalmente, fue el Silver Vase.

El hombre a la cabeza del grupo se paró frente a mí y Vina Ruu, luego se bajó la capucha. Por un segundo pareció que la hija mayor de Ruu se iba a dar la vuelta, pero luego le lanzó una mirada furiosa.

“Asuta, Vina Ruu, lo siento, llego tarde. Vine a decir adiós”.

“Gracias, Shumiral. Me alegro de que pudiéramos encontrarnos”.

Estaba lleno de una mezcla de alivio y nerviosismo, pero aun así, respondí con una sonrisa.

Ludo Ruu, mientras tanto, solo dijo: “Oh, claro, todavía había esas cosas contigo también”, y alborotó su cabello rubio. “Seguro que ha sido un día loco… Aun así, parece que los guardias podrían llamarnos si nos apiñamos en un lugar como este, ¿verdad?”

Puede que no haya ido tan lejos, pero era cierto que estábamos atrayendo mucha atención de los transeúntes. Después de todo, estábamos hablando de nueve personas del borde del bosque, diez orientales, dos totos y un carro, todos reunidos. A pesar de que la carretera de piedra tenía unos diez metros de ancho, corríamos el riesgo de atascar las cosas con números como ese.

“Um, ¿deberíamos ir a la parte trasera del edificio? Después de todo, hay un bonito espacio abierto justo enfrente del camino de regreso al borde del bosque”.

Mi propuesta fue aceptada rápidamente y rápidamente nos dirigimos hacia allí.

Sheera Ruu había estado sujetando las riendas de Gilulu hasta ahora, pero se las quité mientras nos dirigíamos al sur por la carretera. Y mientras caminábamos, Sheera Ruu retrocedió y sacó un pequeño paquete de la parte trasera del vagón, luego se acercó a mí nuevamente.

“Asuta, me las arreglé para entregar la cecina a ese grupo de sureños sin ningún problema. Puse las monedas de eso junto con lo que ganamos en los puestos”.

“Ah gracias. Entonces, um, ¿qué pasa con la cecina especial que había preparado…?”

“Correcto. Ellos también parecían muy felices por eso”, respondió Sheera Ruu con una sonrisa. Fue una sonrisa clara y realmente brillante para ella. “Y el líder del grupo, ese hombre de Balan, me entregó esto”.

“¿Eh? ¿Qué es…?”

“Aparentemente es un tipo de vino de frutas. Y también cosas bastante caras”.

Cuando desenvolvió el paquete de tela, efectivamente, lo que sacó parecían botellas de vino de frutas. Sin embargo, claramente no era la cosa de una moneda roja que la gente siempre estaba bebiendo en el borde del bosque. No, era el tipo de vino de frutas de alta calidad que una vez recibimos de Kamyua Yoshu, contenido en una botella suave y resbaladiza. Y había dos de ellos.

“Umm… Dijo que dijera que no es costumbre ni de Genos ni de Jagar dar tales regalos. Sin embargo, desde que fuiste y les hiciste un regalo, fuiste tú quien lo inició”.

Prácticamente podía ver la cara enojada del Viejo despotricando.

“Y dijo algo más también… que incluso a más tardar, estaría de vuelta en Genos seguro en un año. Así que dijo que es mejor que sigas vivo y sano cuando llegue ese momento”.

“Lo tengo. Gracias.”

Sheera Ruu asintió, luego se echó hacia atrás para guardar el vino de frutas de nuevo.

En su lugar, Ai Fa se acercó más. “Asuta, ¿estás llorando?”

“¡Como si lo hiciera, tonta!” Grité sin querer.

En respuesta, Ai Fa hizo un puchero y dijo: “¿Por qué me llamas ‘tonta’?”

Por supuesto, respondí: “Lo siento”, luego miré la espalda de Shumiral mientras el hombre caminaba en diagonal frente a mí.

Después de hoy, pasaría bastante tiempo antes de que volviera a ver al Viejo, Aldas o Shumiral. Y gracias a eso, pude sentir los sentimientos que había estado reprimiendo burbujeando dentro de mí.

No voy a llorar, tonta…

Ni siquiera sabía a quién estaba llamando tonto en ese momento, pero a pesar de todo, seguí caminando.

Seguimos la calle de piedra hacia el sur, luego tomamos un camino lateral estrecho hacia el este entre dos posadas, y luego nuestro campo de visión se abrió de repente.

Era un espacio vacío, con nada más que el suelo de tierra desnuda. Y más allá estaba el bosque, majestuosamente extendido hacia adelante.

Había filas de edificios detrás de nosotros, mientras que el bosque se extendía ante nuestros ojos. Y solo había un largo camino que serpenteaba hacia el bosque, conectando con el asentamiento en el borde del bosque.

Sí, actualmente estábamos en la frontera entre la ciudad y el bosque.

Y era el mismo lugar donde hace un tiempo, los que se oponían a mi negocio en la ciudad y los que le daban la bienvenida se reunieron en una gran y caótica pandilla.

Ahí fue donde finalmente nos detuvimos y nos enfrentamos.

Dado que el bosque se extendía detrás de aquellos de nosotros que vivíamos allí mientras la ciudad brindaba un telón de fondo para los orientales, parecía como si estuviéramos actuando como representantes de esos lugares mientras permanecíamos allí en silencio.

“Gracias, por servirnos, comida deliciosa, hasta ahora”, dijo Shumiral, juntando los dedos de esa manera inusual que hacía la gente de Sym e inclinando la cabeza.

Con eso, los hombres alineados a cada lado de él se quitaron las capuchas.

Los únicos cuyas caras había visto eran Shumiral, el vice-líder Radajid que se detuvo antes de que el sol alcanzara su punto máximo hoy, y el joven que visitó mi puesto el primer día, cuyo nombre ni siquiera sabía. Con toda probabilidad, ese joven era el de la izquierda.

Ese joven fue el primero en probar una muestra de hamburguesa giba y, a su vez, llevó a sus compañeros del grupo de comerciantes al puesto. Y también fue mi segundo cliente, después de Tara.

Al día siguiente conocí a Shumiral por primera vez.

Mientras el Viejo gritaba que la carne de giba no era nada sabrosa, los miembros de Silver Vase llegaron todos a la vez. Y luego apareció el grupo del Viejo y se convirtió en un gran lío.

Ya ha pasado más de un mes desde entonces, ¿eh? ¿O debería decir, hombre, solo ha pasado un mes…?

Mientras ese pensamiento pasaba por mi cabeza, Shumiral dio un paso adelante y se paró frente a mí.