Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 7

Capitulo 2: Las Malas Noticias Siempre Vienen Con Mal Clima

Parte 2

También estaba la gran pregunta de cuáles eran exactamente los motivos de Hadorious. Mientras todos los demás se rascaban la cabeza por el misterio emergente, Lefille pareció tener una idea. Silenciosamente levantó la mano de donde estaba sentada.

“¿Puedo decir algo?”

“Por supuesto.”

“Muy recientemente, también tuvimos un extraño encuentro con los héroes.

¿No es esto probablemente relacionado?”

“¿Respecto a los héroes? Ah, ¿te refieres a los Apóstoles Universales?”

“¿Entonces el Duque Hadorious está aliado con los que atacaron al héroe en la Alianza?”

“La posibilidad existe, pero eso es todo lo que podemos decir por ahora”.

Lefille, Suimei y Reiji prácticamente comenzaron a tener una conversación propia mientras Christa los miraba sin comprender. No podía reconstruir de qué estaban hablando basándose en los fragmentos de información que escuchó, por lo que Liliana comenzó a explicárselo.

“Hace un tiempo… como creo que sabrás, Christa-san… fuimos  a la Alianza. Cuando lo hicimos… el héroe de la Alianza… fue atacado por… cierto grupo. Se llaman a sí mismos… los Apóstoles Universales. Aún no sabemos la razón… pero intentaron secuestrar… al héroe de la Alianza”.

“¿Por eso sospechas que el duque Hadorious puede ser parte de este grupo?”

“En la actualidad, no hay ningún otro grupo que sepamos que intente pelear con los héroes además de los demonios, después de todo”, respondió Suimei. “La única otra cosa en la que puedo pensar es que toda la nación de Astel está intentando hacer algo, pero eso no parece del todo correcto”.

Suimei ofreció su conjetura con una expresión amarga, como si estuviera recordando algo desagradable. Hadorious tenía algún motivo personal en mente, y ese grupo estaba tratando de usar a los héroes para algún plan. Las posibilidades eran infinitas, pero la probabilidad de que estuvieran relacionados parecía alta, dado el momento. Pero sorprendentemente, el que ofreció un contraargumento a esto fue Titania.

“Es solo mi opinión personal, pero me cuesta creer que el duque Hadorious esté aliado con los Apóstoles Universales”.

Al escucharla decir eso, Suimei frunció el ceño. “Qué inesperado. ¿Pensé que no te agradaba, Tia?”

“D-Desde luego que no. Pero aunque es alguien a quien encuentro personalmente detestable, sigue siendo un noble de Astel. El duque Hadorious es el súbdito más leal de mi padre. Ese hombre sirviendo a dos amos es más improbable que el cielo y la tierra revirtiéndose”.

Al escuchar la declaración de Titania, una ola de sorpresa se apoderó de todos los demás en la habitación. Todos sabían que ella lo odiaba, por lo que escucharla salir en su defensa fue bastante sorprendente. Felmenia también habló como su compatriota.

“Escuché que el Duque Hadorious ha estado al lado de Su Majestad el Rey Almadious desde una edad temprana. Que los dos corrieron juntos por los campos de batalla y el escenario político. La confianza de Su Majestad en él es profunda y la lealtad del duque es la misma. Por eso también se le confiaron todos los asuntos relacionados con el héroe de Astel… Sin embargo, teniendo en cuenta la situación actual, ¿no hay motivos suficientes para sospechar del Duque Hadorious?”

“Sí. Incluso si no está involucrado con los Apóstoles Universales, no puedo negar que claramente está tramando algo con respecto a los héroes. Creo que está actuando con Astel en mente. Sin embargo…”

Allí, Titania gimió. Parecía que estaba teniendo dificultades para reconciliar la disparidad entre su valoración personal de Hadorious y sus acciones actuales. Pero de cualquier manera, no había una explicación obvia de lo que había hecho con Elliot. No podía decir con confianza que las cosas estarían bien. Mientras la habitación se llenaba de una extraña tensión por su silencio, Reiji habló.

“Parece que vamos a volver a la ciudad de Kurant”.

“Sí, ese parece ser el caso”.

“Es una decisión bastante apresurada, pero si es lo que mi prometido desea, que así sea. Te seguiré y te honraré con mi presencia”.

Y justo cuando Reiji, Titania e Io Kuzami llegaron a un acuerdo… “No, te haré esperar antes de hacer eso”.

La puerta de la sala de estar se abrió de repente. Era Graziella, con su abrigo militar abierto y su cabello dorado ondeando majestuosamente sobre sus hombros. Después de un breve momento de sorpresa por su aparición, Suimei entrecerró los ojos con reproche.

“Tú, simplemente entrando como quieras de nuevo…”

“Este es mi país. Puedo entrar por donde me plazca, ¿no?”

“¡Irrumpir en mi maldita casa sin permiso es una invasión de la privacidad!”

“Te he dicho que no hables en términos tan extraños. Si quieres comunicarte, entonces usa conceptos de este mundo, tonto”.

Al ver a Suimei comenzar a gruñir después de ser insultado, Reiji intervino en la conversación.

“Entonces, ¿qué quieres decir con que esperemos?”

“Se ha confirmado una invasión de demonios al norte. A este paso, el Imperio se convertirá en un campo de batalla”.

Siguiendo la franca explicación de Graziella, Lefille y Titania se pusieron de pie con gran vigor, haciendo retroceder sus sillas. Aún presa de la sorpresa, Titania fue directo al grano.

“Su Alteza Imperial, ¿cuál es la escala de sus fuerzas?”

“No tengo un recuento preciso, pero escuché que hay una gran cantidad de ellos. Lo suficiente como para que probablemente tengamos que convocar a la totalidad del Ejército Imperial para que se oponga”.

“¿Tan de repente…?” Reiji comentó con el ceño fruncido.

Era un buen punto para preocuparse. La invasión fue ciertamente abrupta. Sin embargo, Suimei tenía una idea de por qué podría ser eso.

“Ya veo. Dado que perdieron algunos generales, están tratando de unirse aquí”.

Hasta ahora, Suimei y los demás derrotaron a tres generales demonios: Rajas, Mauhario y Vuishta. Y a pesar de todas las pérdidas del lado demoníaco, no había caído ni un solo héroe. Los demonios probablemente estaban entrando en pánico. Y así, para reunir sus fuerzas, habían puesto sus ojos en el Imperio de Nelferiano, que limitaba tanto con el Reino de Astel como con la Alianza Saadias, incluido el estado autónomo.

Fue una parada clave en casi cualquier ruta comercial importante. Cortarlo sería devastador. Y si cayera por completo… el efecto sería insondable.

“Seguiré adelante y lo diré: no habrá refuerzos de nuestros países vecinos”.

“¿Qué quiere decir, Su Alteza Imperial?”

La que interrogó a Graziella no fue otra que Titania. Nelferia y Astel eran aliados precisamente porque compartían una frontera tan importante. Para ella, era obvio que deberían estar cooperando en tal situación. Sería completamente desconcertante que no lo hicieran. Entonces, como princesa de Astel, quería saber por qué Graziella pensaba que su gente no acudiría en ayuda de Nelferia.

“Primero, está el estado autónomo. Ya han enviado sus tropas a la Alianza y no pueden permitirse el lujo de gastar más. En cuanto a Astel, debido a que están en medio de la limpieza de la invasión demoníaca anterior, tomando contramedidas contra futuras invasiones y ayudando a los refugiados de otras naciones, se nos informó que no podrían ofrecer asistencia”.

Al escuchar la explicación de Graziella, Lefille frunció el ceño y gimió.

“Entiendo la situación, pero… ¿Cómo puedo decirlo? No admiro exactamente esa posición”.

“Pero hay una razón para ello. ¿No has escuchado los rumores que circulan por Astel, la Alianza y el estado autónomo?”

“Aah, ¿que el Imperio ha estado expandiendo su ejército y manteniendo a sus países vecinos bajo control? Escuché de Liliana que fue una maniobra engañosa… ¿Está relacionado?”

“Lo está. Aunque el Imperio está preparado para luchar contra los demonios, nadie se mueve. En serio, ¿qué tipo de nervios tienen? No tienen sensación de peligro”.

A pesar de que los demonios estaban invadiendo, nadie estaba cooperando. Fue motivo de contención y decepción para Graziella.

“Tia, ¿es eso realmente posible?”

“Sí. Hacerse de la vista gorda ante la crisis de un país aliado no es un hecho particularmente extraño. Mientras los aliados del Imperio sepan que el Imperio está siendo invadido por demonios, habrá una pelea sin importar lo que suceda. Cualquiera que participe sufrirá pérdidas militares y económicas. Incluso si hay consecuencias después, con un ejército y una economía debilitados, el Imperio no podrá hacer mucho al respecto…”

“Los países vecinos del Imperio probablemente estén esperando tal declive”.

Graziella soltó un bufido burlón, pero no a Titania. Sabía que no era su intención personal retener la ayuda. Suimei se reclinó en su silla y miró al techo.

“Pero estoy bastante seguro de que si el Imperio cae, todos sufrirán por ello”.

“Esa es la cosa, Suimei-kun. Si el Imperio cae, ¿qué harán entonces sus países vecinos? Tomando la justa causa de salvar a la humanidad de los demonios, podrían enviar libremente sus ejércitos al Imperio. Y el Imperio es un país duro. Si cae, no será sin una larga y dura lucha con los demonios, que luego estarían agotados cuando aparecieran los otros países… Realmente no tengo que decirlo, pero las cosas que quieren hacer se lograría fácilmente en ese momento”.

“Dios, habla de una roca y un lugar duro…”

“No sé si esa es la razón real, pero es una posibilidad clara”. Al escuchar a Lefille decir eso, Titania objetó.

“Me cuesta creer que mi padre juegue una mano así”.

“Estoy de acuerdo. Su Majestad Almadious preferiría hacer algo para ganarse la gratitud del Imperio en esta situación. No puedo imaginar que la corte lo anule en eso”.

“Entonces es una cuestión de si a mi padre se le está impidiendo moverse como le plazca, o si no se le está transmitiendo la información apropiada. Y estoy de acuerdo en que lo primero es imposible”.

“Si bien eso puede ser cierto,” interrumpió Graziella, “sigue siendo peligroso para el Imperio luchar solo. Por lo tanto, de ahora en adelante, me gustaría apelar formalmente a Su Alteza Real, Felmenia-dono y al Héroe Reiji para que tomen parte en la batalla e intercepten a los demonios en nombre del Imperio”.

“Ya veo, por eso quieres que esperen. Si se ven arrastrados a otra cosa, perderás tu única oportunidad de apoyo”.

“Ese es el tamaño”.

Graziella se sentó en una silla con un ruido sordo y afirmó la declaración de Suimei. Sin embargo…

“¡Pero en ese caso, Elliot-sama…!”

“Soy más que consciente de que el caso del héroe Elliot es importante, pero todos estaremos en problemas si el Imperio cae. Además, es probable que esos tipos no tengan la intención de mover al héroe de inmediato”.

“Eso es cierto, pero…”

Incapaz de obtener cooperación, Christa se quedó completamente abatida. Compadeciéndose, Reiji habló en su nombre.

“¿No sería posible que el Imperio hiciera algo, incluso si fuera en secreto?”

“Incluso si lo hacemos, todo será en vano. Si una sacerdotisa del Estado Santo viene a nosotros en busca de ayuda, eso significa que el Estado Santo no brindará ninguna ayuda. En este momento, la relación del Imperio con el Estado Santo es de gran importancia, por lo que incluso si intentáramos intervenir en secreto, nada bueno saldría de eso. En lugar de aferrarse al Imperio…”

Graziella luego volvió su mirada hacia Titania.

“Es apropiado que haga algo u otro desde mi punto de vista, ¿verdad? Comprendido. Enviaré una carta al padre para llamar la atención sobre esto… Aunque puede que ya sea demasiado tarde ahora que el duque Hadorious ya ha hecho una movida tan audaz”.

Fue una preocupación muy razonable. Si ya había llegado tan lejos, probablemente las cosas iban de acuerdo con su plan. Incluso si consiguieran la ayuda del rey, podría ser demasiado tarde.

“Entonces, como temía, Elliot-sama…”

Hay que posponerlo. Era fácil adivinar lo que estaba pensando Christa. Curiosamente, Io Kuzami fue el siguiente en hablar.

“En última instancia, si nos vamos o no al campo de batalla depende de mí prometido, ¿no es así? Ninguno de ustedes podrá ignorar su deseos si desea ir o si desea abstenerse”.

Con eso, miró a Reiji como si le preguntara qué decidiría él en última instancia. Elliot necesitaba ser salvado. Pero si Reiji fuera a salvar a Elliot, estaría abandonando a Graziella, todo el Imperio. Fue duro, pero había llegado el momento de que él tomara una decisión. Cerró los ojos y respiró hondo antes de responder.

“Christa-san, lo siento… creo que tengo que priorizar la amenaza del demonio”.

“No, Héroe-sama. Vencer a los demonios es el verdadero propósito del héroe. No me interpondría en ese camino”.

“Mm. Pero anímate. Incluso si Elliot ha sido capturado, eso no significa que le ocurrirá ningún daño. Después de lidiar con los demonios a la mano, vamos a salvarlo”.

Esa fue la decisión de Reiji. Y una vez que lo dejó en claro, se volvió hacia Suimei.

“Suimei, ¿qué van a hacer ustedes?”

“¿Nosotros? Bien…”

Fue entre participar en la batalla contra los demonios e ir a salvar a Elliot. Hacer esa llamada fue difícil para Suimei. No se sentía muy fuerte de ninguna manera. Personalmente, debido a que Reiji y Mizuki (en cuerpo) se dirigían al peligro, quería acompañarlos y apoyarlos. Pero como también le debía a Elliot por el caso de Reiji hace un tiempo, tampoco se oponía a ir a salvarlo.

“¿Estás estancado, Suimei-kun?”

“Lo siento, Lefi. Necesito tu recomendación”.

Sintiendo que Suimei dudaba en tomar una decisión, Lefille lo llamó, a lo que él respondió levantando las manos y pidiendo su opinión. En momentos como este, estaba muy agradecido de tener cerca a alguien con reputación de líder capaz. Lefille tenía cierto poder de persuasión y estaba seguro de que podría encontrar una solución que funcionara.

La pelirroja, que era tan alta como un estudiante de primaria, se reclinó en su silla y se cruzó de brazos. Parecía una niña pequeña pensando mucho en algo, pero las palabras que salían de su boca eran inconfundiblemente adultas.

“En este caso, a grandes rasgos, deberíamos priorizar la lucha contra los demonios. Pero debido a que lo que está en juego involucra a los héroes, también es algo que no podemos ignorar. Mirando el panorama general, los héroes son una parte integral de la lucha contra los demonios. Perderlos sería un golpe tremendo. Dicho esto, al final, sigo pensando que es un plan de mala calidad dividir nuestras fuerzas ante la gran amenaza que tenemos frente a nosotros”.

“Lefille-san y Sensei son una gran parte de nuestro potencial de guerra, después de todo”.

Mientras Reiji daba sus pensamientos, Lefille añadió una disculpa.

“Perdónanos, Lady Christa, pero el asunto con el héroe del Estado Santo tendrá que esperar. Naturalmente, si los países vecinos del Imperio ofrecieran ayuda y frenase el avance de los demonios, las cosas serían una historia diferente”.

“Entiendo.”

“Entonces vamos a luchar contra los demonios, ¿eh? Siento que acabamos de hacer eso…”

Mientras decía eso, Suimei ladeó la cabeza. ¿Cómo percibieron este comportamiento quienes lo rodeaban? ¿Estaba bajo algún tipo de malentendido, o simplemente estaba haciendo una exhibición tonta y fingiendo olvidar? Aquellos que habían estado viajando con Suimei lo miraron como si fuera el último.

“Dios, ¿cómo  decirlo…? Las cosas simplemente no parecen ir como Suimei-dono. ”

Su tono moderado no tenía ningún sarcasmo, pero como Felmenia estaba sonriendo, probablemente encontró esto cómico. Probablemente estaba insinuando que Suimei realmente no quería luchar contra los demonios, y esta sería la tercera vez que se veía obligado a hacerlo. Al darse cuenta, fue Reiji quien siguió su comentario.

“Has estado diciendo que no querías pelear desde que estábamos en el castillo. Pero teniendo en cuenta tu personalidad, las cosas iban a terminar así. Deberías haber venido con nosotros desde el principio”.

“¡Cállate! ¡Eso arruinaría mis planes!”

“Entonces, ¿por qué no te negaste ahora? ¿No es esa tu norma?”

“Ugh…”

No pudo responder a eso. Mirando a su alrededor, las chicas estaban asombradas. Algunos incluso se reían. Incluso Reiji, que lo había acorralado tanto, se estaba riendo agradablemente. Pero no duró mucho. Cuando su risa se calmó, miró a Suimei con seriedad.

“Pero en serio, Suimei, ¿estarás bien?”

“¿Mmm? ¿Qué quieres decir?”

“Me refiero a pelear. Te enfrentarás a demonios. Y un montón de ellos, además”.

“Funcionará. Hay mucha gente fuerte alrededor. Puedo esconderme discretamente detrás de Lefi o Menia”.

“Casualmente esconderse detrás de las chicas es un poco… ya sabes…”

“Solo tengo una vida”.

Naturalmente, Suimei solo estaba diciendo que haría eso porque no quería revelar sus habilidades a Reiji. Reiji simplemente tomó a su amigo al pie de la letra, pero las compañeras de viaje de Suimei no parecían muy felices con la forma en que estaba hablando.

“Vaya…”

“Ha… haha…..”

“Suimei, debería ser demandado… al menos una vez.”

“¿Qué pasa con ustedes?”

Una mirada severa, una sonrisa amarga y palabras duras se volvieron hacia él. Suimei trató de calmar a las tres chicas, pero fue en vano.

“Lo haré entonces—”