Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Capitulo 4: Cazar La Luna

Parte 2

Y a pesar de estar aquí por lo que probablemente fueron siglos, la pintura que se usó para dibujarlo parecía sangre recién extraída.

“¿No es esto… el círculo mágico para convocar héroes?”

“Si. Hay algunas pequeñas diferencias entre esto y el que vi en Astel, pero no hay duda”.

“¿Pero por qué está aquí?”

“Te dije antes que vine aquí para buscar un camino de regreso, ¿verdad? Eso es porque escuché que el primer ritual de invocación de héroes se llevó a cabo en algún lugar del territorio de la Alianza”.

“¿Entonces esta es la pista que estabas buscando?”

“Sí, este era mi objetivo. Pero realmente, pensar que lo encontraría aquí… Encontrarlo en un momento como este es realmente algo…”

Suimei dejó escapar una risa fuerte y se encogió de hombros.

“Oye, ¿eso significa que si usamos esto, podemos regresar a nuestro mundo?”

“¿Hmm? ‘Me temo que no. No podemos volver con esto. Este es solo un círculo para llamar las cosas. Para volver, necesito obtener una buena lectura de este chico malo y hacer un nuevo círculo mágico de teletransportación basado en él”.

“Qué tedioso”.

“No digas eso. Es diferente de los dispositivos warp de ciencia ficción y los agujeros de gusano y los portales y todo eso, ya sabes”.

Suimei la reprendió mientras enumeraba una serie de otras opciones que sonaban bastante convenientes. Eran todas las cosas que Hatsumi sentía que debería saber, pero que no entendía. Como era de esperar, hablar con alguien de su propio mundo fue una experiencia diferente.

“Entonces, lo siento, pero tendrás que esperar un poco”.

“¿Qué? ¡¿Quieres decir que vas a echar un vistazo ahora?!”

“Seré rápido. Simplemente transcribiré el círculo y lo examinaré en un santiamén”.

El joven mago se acercó con entusiasmo al objeto de su curiosidad. No tenía idea de lo que estaba pensando, considerando que los demonios podían atacarlos en cualquier momento. Luego comenzó a reunir su maná. A diferencia de cuando encendió la linterna, esta se soltó al aire libre.

“¿Seriamente? Los demonios se darán cuenta…”

“Tal vez.”

“¿Tal vez?”

Suimei no le prestó atención y simplemente continuó ooh y aah sobre el círculo mientras lanzaba su hechizo.

“Espera, eso no es todo, ¿verdad?! No vas a hacer todo lo posible para llamar su atención, ¿verdad?”

“No, simplemente no me importa”.

“¡¿Cómo puedes decir eso con tanta calma?! ¿Entiendes la situación en la que nos encontramos ahora mismo? ¡¿Lo entiendes de verdad?!”

“¿Por qué te estás enojando? Cálmate. Está bien. No es que no lo entienda”.

“¿Qué… qué?”

Su reacción fue tan casual que Hatsumi quedó completamente desconcertado. Suimei luego se volvió hacia ella con una expresión preocupada mientras se rascaba la cabeza.

Suspiró como si se estuviera resignando a algo y el aire a su alrededor de repente se volvió frío como lo había hecho esa noche en el palacio. Hatsumi inconscientemente contuvo la respiración, y luego los ojos de Suimei brillaron rojos.

“Dijiste antes que estabas atrapado por los demonios, ¿verdad? Que los demonios solo te perseguían porque eres el héroe, y que ese fue su plan desde el principio”.

“E-Eso es lo que estoy pensando… ¿Por qué preguntas?”

“Si se esforzaron por planificar algo así, el objetivo habría sido sacarte una vez que estuvieras aislado. Así que me cuesta creer que solo te envíen papas fritas. Para asegurarse de que las cosas se solucionen, enviarían un general demonio”.

“Eso es…”

Hatsumi había tenido el mismo pensamiento. Ella ya había derrotado a un general demonio por su cuenta, por lo que se necesitaría un demonio al menos tan poderoso para desafiarla. Entonces, tal como dijo Suimei, era inevitable que enviaran a un general tras ella.

“¿Pero qué tiene eso que ver con hacernos notar?”

“Bueno, solo escucha. Estoy diciendo que un general demonio está actualmente buscándote. Hay una probabilidad de ocho o nueve de cada diez de que sea el mismo tipo que colocó esta trampa en primer lugar… Así que tenemos dos opciones desde aquí: huir o quedarnos y pelear”. Suimei se detuvo allí un momento antes de continuar. “Puede que esté bien que no derrotes a dicho general demonio todavía. Es una opción válida huir ahora y apostar a encontrarse con él nuevamente después de recuperarse. Pero, hablando personalmente, tengo una buena razón para llevarlo aquí y ahora”.

“¿P-Por qué es eso?”

“No está fuera del ámbito de las posibilidades que dicho general demonio te atrape en otro plan la próxima vez. Y no hay garantía de que esté por aquí entonces. Así que, en lo que a mí respecta, este tipo tiene que irse”.

A pesar de su tono casual y ligeramente bromista, sus palabras fueron serias y apasionadas. Hatsumi sintió que sus brillantes ojos rojos le decían que tenía la intención de protegerla.

“Esa es la razón por la que no nos vamos a apresurar. ¿Crees que estoy siendo imprudente?”

“N-No… lo entiendo.”

Con la esperanza de que pudieran encontrarse miradas en cualquier momento, Hatsumi rápidamente miró hacia abajo. No podía mirarlo a los ojos en este momento. Si miraba directamente a esos ojos que brillaban con determinación, pensó que su corazón se apoderaría de él en un instante.

La razón por la que ella lo evitaba era, en última instancia, por su amnesia. No sabía qué tipo de sentimientos había tenido por este hombre antes, o si estaba bien que su corazón se apoderara de él.

Pasó un momento de tranquilidad reflexionando sobre esas cosas. Pero después de hablar de su resolución, Suimei volvió a su investigación. Hatsumi lo miró desde atrás.

Al igual que cuando se infiltró en el palacio, había venido por ella. No buscaba ninguna compensación. No exigió nada. Todo como si fuera lo más natural para él. La dejó con una pregunta rotunda.

“… ¿Por qué?”

“…?”

“¿Por qué vas tan lejos por mí?”

“¿No te lo dije ya? Eres familia. Es por eso…”

“Lo entiendo. Sé que somos primos, pero ¿es esa realmente la única razón?”

“¿La única razón…?”

“Estoy diciendo, somos tú y yo…”

Justo cuando estaba a punto de preguntar, las hojas y ramas del bosque de repente comenzaron a crujir. Ambos podían sentir que el aire a su alrededor se volvía espinoso. Desde la distancia, podían escuchar el sonido de pasos y batir de alas, y podían sentir una presencia inquietante.

“Entonces aparecieron…”

Fue exactamente como dijo. Los demonios habían sido completamente atraídos por el cebo que esparció alrededor de su maná.

Cuando el susurro del bosque se detuvo repentinamente, las repulsivas figuras de demonios aparecieron entre los árboles.

Quizás debido a las ruinas, ninguno de ellos apareció por la parte trasera, pero todavía tenían a Suimei y Hatsumi medio rodeados.

“…”

Hatsumi adoptó una postura en silencio. Mientras echaba un vistazo fugaz a un lado, Suimei estaba de pie junto a ella con las manos en los bolsillos de sus pantalones. Los demonios no mostraban signos de que estuvieran a punto de atacar.

Normalmente, en el momento en que encontraban a un humano, se lanzaban de inmediato. Pero estos solo mostraban sus colmillos y hostilidad. Eran como perros esperando permiso para comer.

En poco tiempo, algo que vestía una túnica negra con bordados dorados en los flecos apareció en medio de la línea de demonios. Su figura lo hacía parecer humano a primera vista, pero la túnica que vestía no ocultaba nada más que una neblina de tono negro. Este no era un humano.

Pero a diferencia de los otros demonios, no daba la impresión de estar esperando nada. De hecho, esto era con quien los otros demonios parecían estar en deuda.

Probablemente este era el general demonio. Sus ojos rojos brillaban como fuego en la oscuridad. Habiendo anticipado su llegada, Suimei lo cuestionó en un tono algo apático.

“Entonces… ¿eres un general demonio?”

En respuesta a su pregunta, una voz salió de la inquietante túnica negra que flotaba en el aire.

“Me llamo Vuishta y se me ha confiado uno de los siete ejércitos de demonios. Es un placer conocerte, héroe que ha recibido bendiciones de la miserable Diosa”.

Habló en un tono altivo, en realidad solo burlándose y menospreciando a Hatsumi. Sin embargo, parecía tener absoluta fe en sus propias palabras.

“El que está a tu lado no parece tener ninguna de las características de las personas descritas en los informes, pero ¿eres uno de los compañeros del héroe?”

“Nop. Soy un pariente”.

“…”

El general demonio, Vuishta, debe haber encontrado que esta era una respuesta completamente incomprensible. Y estaba legítimamente confundido después de escuchar a alguien que decía ser pariente de un héroe convocado desde otro mundo. No tiene sentido. De repente, Vuishta se echó a reír.

“Recibí un informe de que te habíamos perdido de vista y entré en pánico, pero realmente nos ahorraste la molestia de buscarte. Después de todo, como para anunciar que estabas aquí, has estado esparciendo un maná tan obvio”.

“Entonces usar mis poderes resultó ser fructífero, ¿eh? Bueno, eso es bueno. ¿Qué tal si me das una recompensa por el problema?”

“Sí, por supuesto. Te compensaré con sangre. Heh heh heh…”

Vuishta dejó escapar una risa inquietante, pero en completo contraste, Suimei estaba completamente en silencio. Hatsumi luego se volvió hacia él para criticarlo.

“¿Por qué estás de acuerdo con esto?”

“No estés tan tenso. Está bien jugar un poco, ¿verdad? Pero supongo que este tipo no se enamora realmente de ser excitado, ¿eh?”

“Hmph…”

Parecía que Suimei realmente estaba tratando de evaluar al demonio. En lugar de jugar, solo estaba siendo astuto. A continuación, Hatsumi interrogó a Vuishta.

“¿Eres tú quien ideó este plan?”

“Así es. Héroe de la Alianza, eres fuerte. Por eso pensé en derribarte con una astuta táctica”.

“¿Y así es como elegiste hacerlo?”

“Sí, todos lograron derrotar a Mauhario. Pensé que te volverías demasiado confiado después de eso, por lo que sería más fácil atraparte de esa manera. Simplemente significa que valió la pena despertarlo”.

“¿Usaste… tu propio general aliado?”

Con eso, Hatsumi se dio cuenta de todo el alcance del plan. Este demonio general no tuvo reparos en usar a sus propios aliados como peones. Y tal como se esperaba, Vuishta se echó a reír.

“Eso es incorrecto. Mauhario simplemente se agotó por el bien de sus aliados”.

“Canalla…”

Con un claro disgusto en su voz, Hatsumi apuntó con la punta de su espada al demonio vestido de negro. Ella le estaba apuntando con su sed de sangre, pero él no estaba en absoluto agitado. Después de dar un paso adelante, Suimei la llamó con un tono algo perplejo.

“Uh, Hatsumi…”

“Yo tomaré el frente. Por favor, ocúpate de los otros demonios”.

“No, me quedo con este tipo”.

Probablemente se sintió responsable de derribar al general, ya que había sido él quien lo había atraído.

Pero Hatsumi no podía soportar tomar un asiento trasero mientras alguien más la protegía. El espíritu de un espadachín fluía por sus venas. Le estaba diciendo que derrotara al oponente que tenía delante.

No podía confiarle eso a otra persona. Después de que intercambiaron miradas rápidamente mientras ella lo miraba, Suimei pareció entender cómo se sentía. O tal vez simplemente dejó de intentar convencerla de lo contrario. Después de dejar escapar un gran suspiro, Suimei dio un paso atrás.

“Entendido. Primero haré algo con los chicos de la zona”.

Con esas palabras, el maná de Suimei aumentó considerablemente. Sintiendo esto, Vuishta puso fin a su risa espeluznante y levantó el brazo.

“¡Ahora, a por ellos!”

Bajando su brazo y dando su orden, los demonios se pusieron en acción todos a la vez. Sin embargo, incluso con todos abalanzándose, Hatsumi no sentía que estuviera en ningún peligro en particular.

Fue lo mismo de siempre. Estos demonios atacaron como una turba cada vez. Eran como bestias salvajes a las que se les arroja un trozo de carne. No, eso es exactamente lo que eran.

Los humanos normales no tenían los medios para lidiar con una turba que se les acercaba. Pero los individuos habilidosos tenían estrategias y técnicas para todo tipo de situaciones, incluida esta.

Sería vital acabar con los demonios rápidamente antes de que pudieran rodearla por completo y realmente unirse a ella.

Cuando estaba rodeado de enemigos, en lugar de defender, hubo un espadachín en el pasado que dijo que siempre era mejor ir a la ofensiva. La memoria de Hatsumi era confusa y no podía recordar su nombre, pero no tuvo ningún problema en poner en práctica esa sabiduría.

Antes de que los demonios entraran al alcance, Hatsumi se lanzó hacia adelante como un vendaval hacia el más cercano.

El demonio no tuvo tiempo de sorprenderse por su juego de pies, que redujo la distancia entre ellos a nada en un instante. Antes de que su expresión pudiera cambiar, su cabeza ya estaba cayendo al suelo.

Y luego, sin perder ningún impulso, Hatsumi pasó al siguiente demonio. Ella saltó hacia el que estaba en medio de reaccionar al primer ser cortado. Al ver que este demonio era más alto que ella, Hatsumi extendió su brazo derecho y lo apuñaló en la cara.

Contra una gran cantidad de enemigos, una estocada fue una mala elección de movimiento. Era una técnica poderosa, pero requería tirar la hoja hacia atrás después, lo que podría dejar al atacante abierto y retrasar su siguiente movimiento.

Sin embargo, eso no fue un problema para la experta Hatsumi. Después de apuñalar al demonio en la cara, simplemente se inclinó y clavó la espada más. Haciendo caso omiso del rocío de sangre, carne y materia gris, cortó su espada a través del costado de la cabeza del demonio para atacar al siguiente.

En un solo suspiro, el siguiente demonio se partió en cinco pedazos. Hubo un chorro de sangre. Solo habría un instante antes de que se aclarara. Solo un momento.

Como si todo se moviera en cámara lenta para ella, Hatsumi colocó su gran espada en su hombro y, determinada a decapitar a todos los demonios en una sola línea, la balanceó con todas sus fuerzas.

Después de su poderoso corte, todo volvió a la velocidad normal para Hatsumi, ya que todos los demonios fueron destruidos. Ese fue el último de ellos. Había derribado al menos uno con cada golpe de su espada.

Pero fue aburrido. Los demonios no eran rival para ella. Como un géiser inquebrantable, rebosaba poder.

Permaneciendo atento a los movimientos de Vuishta, Hatsumi comenzó a preocuparse por Suimei. También estaba rodeado de demonios que saltaban sobre él como lo habían hecho con ella.

Y Suimei tardó en reaccionar, todavía tenía que hacer su movimiento. Pero estaba completamente sereno al igual que la noche en que llegó al palacio por primera vez. Había en algún lugar alrededor de diez demonios arremetiendo contra él, y no tenía a dónde correr. Parecía que no había suficiente tiempo para que él se ocupara de todos ellos, pero…

Hasta el último demonio e incluso el suelo debajo de ellos estalló. “Increíble…” murmuró Hatsumi sin saberlo.

Suimei había sostenido su mano como una espada y la había movido en una línea horizontal.

En el momento en que levantó los dedos hacia el cielo, todos los demonios fueron tragados en una explosión de llamas. El hombre que se encontraba en el centro de las explosiones tenía una postura abierta y se movía de manera relajada. Era un poder casual y aterrador. Era como si él mismo fuera el dios del fuego.

Como pensaba, era bastante hábil. Ya había visto usar magia en la batalla contra los demonios varias veces, pero esto estaba en un nivel completamente diferente. Suimei luego volvió su mirada serena hacia Vuishta.

“A este nivel, no importa cuántos de ellos nos dejes escapar, nunca nos vencerás, ¿sabes?”

“Eso es… hasta que agoten tu maná y resistencia, ¿no?”

Cuando Vuishta declaró esto, una gran cantidad de demonios comenzaron a aparecer desde el interior del bosque.

“Nada más que papas fritas pululando como insectos…”

“Heh heh, entonces por favor hazle compañía a estos debiluchos. Debo atender al héroe”.

Mientras dejaba escapar otra risa espeluznante, Vuishta se volvió hacia Hatsumi. Parecía que tenía la intención de atacarla de inmediato. Prestando mucha atención a sus movimientos, cargó contra él primero.

Los demonios voladores vinieron hacia ella de derecha a izquierda mientras corría. Blandió su gran espada hacia ellos y, en un solo aliento, los derribó a ambos. Luego apuntó a Vuishta. Pero al igual que Suimei, los movimientos de Vuishta estaban compuestos. Ella estaba teniendo una sensación ominosa de su figura flotando allí.