Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: Crepúsculo, Danza

Parte 7

“De alguna manera, Suimei-kun, incluso si un monstruo estuviera justo frente a ti, siento que estarías completamente tranquilo. Has sido así desde hace mucho tiempo, ¿sabes?”

“Bueno…”

Suimei dio una respuesta vaga, pero estaba en lo cierto. Cuando se conocieron por primera vez, Mizuki había notado ese aura inquebrantable sobre él, era parte de su inmadurez como mago. Sin embargo, gracias a eso, terminaron convirtiéndose en amigos. Y mirando de cerca a su amigo ahora, pudo ver que su expresión se había vuelto bastante seria.

“Pero sabes… estaba asustado. Ese también era el caso de los demonios normales, pero antes del demonio más fuerte, no podía moverme en absoluto”.

“Bueno sí. ¿No era ese tipo un general demonio?”

Una chica que hasta hace poco era una estudiante normal no podía enfrentarse a Rajas. Incluso Suimei, que tenía una buena cantidad de experiencia en la lucha, flaqueó cuando se enfrentó por primera vez al general demonio. Pero Mizuki negó con la cabeza. Ella no pudo aceptar esa respuesta.

“Solo un poco más, aunque solo sea un poco más… Si hubiera podido usar mi magia, la lucha podría haber terminado allí mismo. Aunque Reiji-kun lo derrotó justo después…”

“Eso es ser un poco egoísta. Te enfrentaste a un demonio general, ¿no es así? Eso es más que suficiente”.

“Pero cuando todo terminó, se enojaron conmigo”.

“Puede que estuvieran enojados en ese momento, pero creo que en el fondo, todos pensaron que eras increíble”.

“… ¿De verdad?”

“De verdad. Por eso no tienes nada de qué preocuparte”.

Suimei se rio de las preocupaciones de Mizuki, diciéndole que era una ansiedad innecesaria. Luego miró con nostalgia hacia el cielo nocturno.

“Suimei-kun, ¿qué es coraje?”

“¿Hmm…? ¡Espera, no, no, no, no! ¿Qué es esto?”

“¡Dios! ¡Hablo en serio aquí!”

“Aaah, está bien. Pensé totalmente que habías recaído o algo…”

“¡Sabes que no es eso! Dios… Este es un mundo de fantasía. Un mundo en el que realmente necesitas coraje para salir adelante. Por eso estoy preguntando. ¿Es tan difícil de entender?”

“…Si, vale. Pero permítanme plantear una contra pregunta: ¿cómo se supone que debo responder a algo así? ¿Por qué no le preguntas a un protagonista de manga de la vida real? Como Reiji, o, ya sabes, Reiji”.

“Porque tenía ganas de preguntarte. También has tenido que pasar por cosas peligrosas desde que viniste aquí, ¿verdad? Por eso pensé que sabrías algo al respecto”.

Seguro que dices cosas increíbles. Pero en realidad, estoy actuando principalmente por orgullo varonil, ¿sabes?”

“¿Qué hay con eso?”

“Una mujer no lo entendería”.

“Ugh, tú… ¿Por qué solo respondes con esas respuestas malas?”

Mientras Mizuki hacía pucheros e hinchaba las mejillas, Suimei soltó una carcajada y luego un suspiro. Luego se volvió para mirarla.

“Tú… ¿quieres coraje?”

“Sí lo hago.”

“No es algo que puedas adquirir fácilmente, ¿sabes?”

“Entonces, ¿cómo lo adquiero?”

“No sé.”

Cuando Suimei afirmó eso con indiferencia, Mizuki dejó caer los hombros y se hundió en el silencio. Suimei se sintió un poco incómodo, respiró hondo y luego comenzó a hablar de nuevo.

“Hay algo que he escuchado antes. Esto sonará como algo que dirías, pero la gente habla de un fuego que arde en tu corazón, ¿verdad?”

“Ese es el tipo chuunibyou de sangre caliente. Soy del tipo chuunibyou genial y de ojos malvados”.

“¿Qué hay con eso? ¿Hay categorías ahora?”

“Así es. Estará en la prueba, así que será mejor que estudies”, declaró Mizuki con un tono alegre y orgulloso.

Pero la oscuridad regresó rápidamente. Fue de un extremo a otro con ella. La forma en que se preocupaba demasiado por las cosas no había cambiado en absoluto. Ella debe haber estado pensando en todo esto durante todo el camino a la capital imperial.

“Mizuki, realmente no sé nada sobre lo que llamas coraje. Pero, ya sabes, los humanos tenemos todo tipo de emociones. Cuando esas emociones se vuelvan tan grandiosas que nunca perderás ante lo que se interponga en tu camino, creo que podrás dar un paso adelante con seguridad”.

“Pero no tengo grandes emociones…”

“Dijiste que te convertirías en la fuerza de Reiji en el castillo, ¿no es así? Y cuando te enfrentaste a Rajas, ¿no fue por tus emociones que te precipitaste? ¿Me equivoco?”

“Eso es…”

“Está bien. Ya tienes coraje. No sé dónde guardas las cosas que no puedes ver con tus ojos, por lo que puede ser un poco problemático… Pero hay al menos un momento en la vida de todos, sin excepción, donde se ven obligados a no hacer nada más que rechinar los dientes. Cuando llegue ese momento, seguro que podrás dar un paso adelante”.

Mientras Suimei decía todo esto, Mizuki hizo una mueca de curiosidad. “… ¿Hablando por experiencia?”

“Como me enteré demasiado tarde, perdí a mi padre”.

“¿Qué?”

“Es broma. Te dije que murió en un accidente de tráfico, ¿verdad? Sólo bromeaba.”

“Eso es… inusualmente oscuro para ti”.

Suimei golpeó los hombros caídos de Mizuki en un intento de animarla.

“Bueno, no te preocupes tanto por eso. Te enfrentaste a un monstruo. Avanzar desde allí llegará muy pronto”.

Mizuki bajó la cabeza como si estuviera mordiendo sus palabras. Y cuando volvió a levantar la cabeza, su expresión sombría de antes era un poco más brillante.

“Si. Gracias. Creo que ahora puede ser un poco más fácil”. Suimei mostró su habitual sonrisa astuta en su dirección.

Mientras los dos hablaban, parecía que había un grupo de personas espiando desde la ventana del segundo piso. Cuatro de ellos, para ser exactos. Teniendo cuidado de no ser escuchada por Suimei y Mizuki abajo, Titania le susurró a Reiji.

“Suimei es mucho más confiable de lo que pensaba”.

“Para Mizuki, Suimei fue su primer buen amigo, después de todo. Él es especial. Honestamente, estoy un poco celoso del hecho de que ella pueda confiar en él para cosas como esa”.

Reiji sonrió amargamente al  pensar que no era confiable. Y cuando Felmenia lo miró, sus ojos se iluminaron como si acabara de descubrir algo.

“Ya veo. ¿Es esto aquello en lo que no quieres mostrar tu debilidad a la persona que amas?”

“¿Eh? ¿De qué estás hablando, sensei? ¿Quién es esta persona que ama?”

Estaba sordo. No, en lugar de que sus oídos fueran malos, era más correcto decir que su intuición era mala. Titania, Felmenia y Lefille dejaron escapar un gemido de preocupación.

“No, no. Se supone que debes sentirlo por el contexto, Reiji-dono…” dijo Felmenia algo exasperada.

“Eso es Reiji-kun para ti…” respondió Lefille, igualmente exasperada.

Reiji, mientras tanto, todavía no tenía idea de lo que estaba pasando. Estaba sentado allí con una mirada perpleja en su rostro y su cabeza inclinada hacia un lado. En medio de los cuatro que miraban a sus dos amigos abajo, la puerta principal se abrió de par en par. La que salió de la casa fue Liliana.

“Hngh… Suimei, ¿estás ahí?”

Estaba en pijama y, en lugar de estar atada con sus habituales coletas, su cabello violeta rojizo caía libremente detrás de ella.

Estaba abrazada a una almohada y miró a su alrededor con ojos somnolientos. Incluso su voz estaba adormilada. Sus pasos eran un poco temblorosos. Ella debe haber vagado afuera mientras todavía estaba medio dormida. Al ver esto, Suimei habló.

“¿Qué pasa, Liliana?”

“Me sentí sola”.

“¿Qué pasó con Lefi y Menia?” Liliana negó con la cabeza.

“Ellos dos… no están allí”.

“¿No están…?”

Al escuchar eso, Suimei se apoderó de la sospecha. ¿Qué quiso decir ella? Esta era la única salida a la casa, no había forma de que no estuvieran adentro. Entonces algo se apoderó de él. Cuando miró hacia arriba, pudo ver sombras moviéndose en la ventana superior.

“Entonces así es como es…”

Se dio cuenta de que debían haberlo estado espiando. Al ver todas sus cabezas sumergirse bajo el alféizar de la ventana mientras miraba hacia arriba, dejó escapar un suspiro y se levantó de su silla.

“Entonces, ¿volvemos?”

Liliana soltó un  gran bostezo y, todavía somnolienta, le dio  un gran asentimiento.

“Ella está muy apegada a ti, ¿eh, Suimei-kun?”

“Hmm, sería bueno si ese fuera el caso”.

“¿Qué quieres decir con” si? “Ese es definitivamente el caso. En serio, esa parte de ti es como alguien que conozco…”

Mientras hablaban de esas cosas, los tres regresaron a la casa.

***

Habían pasado varios días desde la pelea de Suimei con Titania y su conversación con Mizuki. Para recopilar información sobre la alta sombra, Suimei estaba haciendo sus rondas por la ciudad.

Quizás porque el calor persistente sobre ellos se había enfriado, o quizás porque nunca tuvieron la intención de ir tras ellos en primer lugar, las autoridades no habían mostrado ningún interés en ellos. Como tal, Suimei y Felmenia ya no tenían miedo de mostrar sus caras afuera.

Su objetivo actual era, naturalmente, la captura de la mente maestra detrás de escena, la sombra alta. Por el momento, Suimei tenía una idea de quién era, pero por el bien de poder arrinconarlos, necesitaba conseguir más materiales.

Tanto él como Felmenia se separaron con el propósito de cubrir más terreno en su búsqueda de información. Suimei estaba en camino de regreso a la base cuando se encontró con Reiji, y ahora los dos se dirigían juntos de regreso a la casa. Mientras Suimei caminaba lánguidamente, admiró la extraña vista de Reiji con su uniforme escolar y una espada en la cintura.

“Pensar que ya ha memorizado el diseño de la capital imperial…”

“¿Si? Si simplemente caminas normalmente, creo que es algo que surge de forma bastante natural…”

Reiji respondió como si fuera completamente trivial. Había pasado el día paseando solo por la ciudad para memorizar su diseño. Cuando Suimei le dio un leve empujón con el puño, Reiji puso una sonrisa alegre. Pero luego, en un drástico ochenta, su expresión se volvió bastante seria.

“Ahora que lo pienso, Suimei… Si recuerdo bien, dijiste que estabas buscando un camino de regreso a nuestro mundo, ¿no es así?”

“Sí, quiero volver pase lo que pase. Ah, por supuesto, una vez que lo encuentre, se lo haré saber”.

“Lo harás, ¿eh? ¿Seguro que lo vas a encontrar?”

“No me subestimes, ¿me oyes? ¿Quién diablos crees que soy?”

Mientras Suimei golpeaba su puño contra su propio pecho, Reiji de repente estalló en carcajadas.

“Esa parte de ti es tan extraña…”

“¿Cual?”

“Aunque dijiste que no querías tener nada que ver con el peligro, ¿no estás saltando al peligro por tu cuenta ahora?”

“Tuve suficiente de ese sermón la última vez… Si no me enfrento a estos peligros, no seré capaz de comprender lo que quiero”.

“¿Quieres volver con tantas ganas?”

“¿Qué, es eso extraño?”

“No, es solo que pensé que lo encontrarías más fácil aquí, ya que este mundo no tiene ningún grillete para ti como el nuestro”.

Mientras Reiji miraba al cielo, Suimei respondió en broma.

“Es más relajante allí, ¿sabes? También hay muchas cosas deliciosas para comer”.

“¿Estás trabajando duro porque quieres relajarte?”

“Así es como son los humanos”, declaró Suimei de una manera autocrítica. Luego dejó escapar un suspiro de preocupación. “Además, hay toneladas de cosas que dejé atrás”.

“Es verdad…”

Reiji miró hacia abajo cuando escuchó esas palabras.

También había cosas que había dejado atrás que pesaban mucho en su mente. Dado que Suimei ya no tenía parientes vivos, en todo caso, debería haber sido más fácil para él. Una de las mayores preocupaciones de Reiji era su familia.

Pensaba en ellos constantemente. Pero en lugar de no volver a verlos nunca, Reiji estaba más preocupado por cómo les estaba yendo. Esa era la razón por la que estaba tan abatido.

“Bueno, una vez que encuentre los medios y lo haga funcionar, me pondré en contacto con usted de inmediato, así que espere con ansias”.

“Heh, gracias.”

Mientras caminaban de regreso a la casa con una atmósfera solitaria a su alrededor, los chicos se acercaron a la entrada del callejón. Allí, Suimei vio una cara familiar.

Era un joven hermoso, rubio y de ojos azules que holgazaneaba casualmente mientras observaba los alrededores. Y cuando este apuesto joven se volvió hacia Suimei…

“Que inusual. ¿Estás con un hombre hoy?

El chico que notó a Suimei y dejó escapar ese comentario sarcástico fue el héroe del Estado Santo, Elliot Austin. Al ver que esta era la primera vez que Reiji lo conocía, le pidió a Suimei una presentación.

“Suimei, ¿esto es…?”

“Este lindo niño parece ser el gran héroe que fue convocado por el Estado Santo El Meide”.

“Así que eso es…”

Cortando su sorpresa por su repentino encuentro, Reiji se acercó a Elliot. “Soy Reiji Shana. Encantado de conocerte.”

“¿Reiji? ¿Podrías ser el héroe convocado por Astel…?”

Parecía que Elliot había escuchado el nombre antes. Y cuando preguntó sobre la identidad de Reiji, lo confirmó. Cuando lo hizo, Elliot le hizo una cortés reverencia y vistió su saludo.

“Soy Elliot Austin. He escuchado rumores sobre ti. Parece que derrotaste a un demonio general, ¿correcto?”

“No, en verdad, no hice eso…”

“…?”

Ante el desconcertado Elliot, Reiji dejó escapar un suspiro de preocupación y explicó lo que sucedió en ese momento. Le tomó un tiempo, pero Reiji le dio a Elliot un resumen de la verdad. Elliot hizo una mueca ligeramente irritada mientras dejaba escapar un suspiro.

“Ya veo… Te dejaste llevar por la política. Que desafortunado.”

“Es por eso que esos rumores que flotan por ahí no son ciertos”.

La expresión de Reiji mientras explicaba todo estaba teñida de decepción y aflicción. Parecía que le disgustaban increíblemente estos rumores. Todo eso lo puso bastante ansioso.

Sin embargo, era un personaje muy serio, por lo que mucho era normal. Sus ojos de color marrón claro, normalmente brillantes, ahora reflejaban una oscuridad en ellos. Fue suficiente que Elliot lo percibiera. Usando un tono considerado libre de toda severidad, le dio a Reiji un consejo.

“Permítanme decirles esto: es mejor que no permitan que personas así hagan lo que les plazca. Después de todo, todas las personas influyentes quieren hacer uso de quienes poseen un gran poder”.

“¿Estás familiarizado con esto tú mismo?”

“Bueno, hasta cierto punto”.

Elliot dejó escapar un pequeño suspiro. A juzgar por su comportamiento, es posible que haya experimentado tales dificultades en su propio mundo.

“Eso es increíble. En mi mundo, solo era un estudiante sin ningún tipo de poder. Siempre llego tarde a hacer frente a este tipo de situaciones”.

Cuando Reiji dijo esto, Elliot pareció sorprendido.

“… ¿Es eso así? Debo decir que tus movimientos me parecen muy bien equilibrados”.

“¿De verdad? Me encantaría si eso fuera cierto”.

Con eso, Reiji mostró su habitual sonrisa natural. Elliot, que nunca antes lo había presenciado, hizo una mueca.

” —?!”

“¿Qué pasa?”

Sin prestar atención a la pregunta de Reiji, Elliot se volvió hacia Suimei y le susurró con la mano levantada como una partición para evitar que Reiji escuchara.

“Eso… realmente tiene un impacto destructivo, ¿no es así?”

“No te pongas rojo, maldita sea”.

Al mirar la expresión de Elliot, Suimei dejó escapar un suspiro.