Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: El Sueño Feliz Ciertamente Estaba En Este Lugar

Parte 4

No había absolutamente ninguna señal de movimiento de ellos. En otras palabras, mientras ese pájaro volador ascendía, se había llevado su poder con él.

“Para un mago sin experiencia, escuchar prematuramente ese evangelio no es más que veneno. Cuando un mago de bajo rango se expone a ese ego de orden superior, el egoísmo de su ego débil se volverá loco y desaparecerá.

El poder del maná, que es la encarnación de sus deseos, así como los medios de su uso, incluido el control de sus hechizos… Todo está abandonado. Ese es el poder de la dulce voz de Kalavinka. Es una magia anti-magos destinada a ser utilizada contra personas como tú”.

Mientras Suimei hablaba, los dos hombres lo miraron.

“No vuelvan a aferrarse a la ilusión de que son magos fuertes. Estúpidos idiotas”.

Y luego, después de un gruñido exasperado con un toque de lástima mezclado, dejó a los dos magos como estaban y caminó hacia adelante.

Tap, tap, tap… Los pasos lentos y tranquilos sobre el pavimento eran audibles mientras se acercaba. Y en poco tiempo, se detuvo justo frente a los ojos de Liliana.

“… Llegué un poco tarde, ¿eh?”

Su voz sonaba tanto de disculpa como de alivio. ¿Había venido por ella?

¿Incluso a costa de empujar su propio cuerpo herido? Esa figura arrepentida excitó el calor que había perdido en su corazón. Liliana dejó escapar un largo suspiro.

Sin saberlo, se inundó de emociones. Incluso ahora, este hombre no había cambiado. Incluso después de ser herida por el poder de su oscuridad, incluso después de que ella le dio la espalda y se alejó de sus deseos, incluso cuando él miró su monstruoso rostro…

Él todavía vino a salvarla. Ella estaba feliz. Ella estaba extremadamente feliz. Sin embargo, a pesar de eso, por alguna razón, solo pudo invocar palabras agudas para él.

“¿Viniste… a capturarme?”

“Nop”, dijo con un movimiento de cabeza.

“Me… entregarás a la policía militar, ¿verdad? Deberías querer… atrapar al culpable… detrás de los incidentes”.

“No voy a hacer eso”.

“Entonces, ¿viniste… a matarme?”

Suimei Yakagi una  vez más negó con la  cabeza. No tenía ninguna intención de hacer tal cosa.

“Entonces, ¿qué viniste… a hacer aquí?”

“Vine a recogerte”.

Al escuchar estas palabras, Liliana una vez más dejó escapar un largo suspiro. Fue justo como estaba anticipando. Después de todo, este hombre había venido a salvarla. Tal como lo hizo esa noche. Sin embargo…

“Por favor, no… te acerques”.

Las palabras que salieron de su boca fueron un rechazo. Si tomara la mano de este hombre aquí, solo resultaría en una repetición de lo mismo. En lo profundo de su corazón, escuchó este susurro de sí misma. Pero aun así, Suimei Yakagi se acercó.

“No te acerques…”

Como para sacudirse la felicidad que la rodeaba, negó con la cabeza. Estaba casi al borde de su ingenio. Ella no quería que él viniera a ella. Eso fue mentira.

Tenía miedo de cambiarse a sí misma. Si aceptaba lo que más deseaba en el mundo, sentía que una vez más caería en una gran desesperación.

Más que la felicidad que llenaba su corazón ahora, estaba mucho más asustada de que ese sentimiento fuera traicionado. Pero aun así, Suimei Yakagi habló sin cambiar en absoluto.

“Liliana, ciertamente puedes tomar el camino más fácil y vivir una vida tranquila y pequeña aquí. Eso puede ser algo que crea que desea. Sin embargo—”

Suimei Yakagi se detuvo ante Liliana, quien retrocedió como si se estuviera hundiendo en el suelo. Cuando miró hacia arriba, él le sonreía… No era un sueño. La voz suave con la que le habló no se parecía en nada a la llamada de un dios de la muerte que llama a uno en su lecho de muerte.

“Liliana, lo que deseas no se puede encontrar en ningún lugar en este tipo de lugar, así que…”

Sí, por eso ella debe…

“Así que vayamos a casa. El lugar al que perteneces, el lugar al que siempre puedes regresar… Nadie te volverá a robar eso”.

Antes de que pudiera poner en palabras todos sus sueños felices, ella se acercó y agarró la mano que le tendían.

***

La lluvia caía ahora con un suave y constante golpeteo. Como llamando a la lluvia, el pavimento de piedra que no sabía nada del cielo absorbió las gotas una a una. Su corazón claro nunca podría mantenerse de esta manera. Como atravesado por las gotas de lluvia, su corazón estaba empapado de una soledad indescriptible.

Siempre se preguntó por qué este mundo fue creado para ser tan implacable contra los débiles.

Para salvar a alguien que no pudiera salvarse, actuaría de inmediato. Sin embargo, el mundo intentó una y otra vez negarlo. ¿Por qué fue así? Aquellos que se ahogaron en lágrimas solo tuvieron su dolor.

Aquellos que se ahogaron en la ira sin forma de dejarla salir  solo cayeron en la desesperación.

Sin embargo, esa irracionalidad puede ser solo el principio del mundo. Y lo que estaba haciendo era con el propósito de enfrentar ese principio de frente y desafiarlo. Cualquiera que sea el orden que pueda haber en el mundo, utilizó la magia para intentar cambiarlo. Se rebeló contra eso.

Fue una rebelión contra la providencia divina; comprendió que no era algo que se pudiera perdonar. Lo sabía demasiado bien después del destino que le había ocurrido a su padre.

Suimei había perdido a su familia, pero eso no podría compararse con lo que esta chica ha sufrido, condenada al ostracismo por todos. Sus sentimientos de querer salvarla no eran más que la arrogancia de alguien que fue bendecido.

Aun así, aunque fuera solo un poquito, incluso un poquito, quería despejar esa tristeza suya, esa dolorosa soledad.

La joven que lloraba en sus brazos ahora estaba dejando escapar todas las lágrimas que nunca antes había podido derramar. El grito de dolor que antes no había podido expresar, ahora se volvió hacia los cielos.

¿Por qué tuvo que obligar a esta chica de aspecto todavía indefenso a soportar tanta infelicidad? Sin siquiera conocer el placer común de una sonrisa, se había visto obligada a sufrir. Todo lo que tenía para construirse era una gran pila de maldiciones.

Pero aun así, creía que a ella le quedaba bondad en el corazón. Que ella todavía era humana. Todavía no sabía qué tipo de violencia se había impuesto a esta chica. Sin embargo…

“…Llorar. Cuando quieras llorar, está bien llorar con todo tu corazón. Después de que termine, coma comida deliciosa al contenido de su corazón y vaya a dormir. Si lo hace, puede olvidar todas esas cosas desagradables”.

Diciendo esto, acarició suavemente la cabeza de la chica que se aferraba fuertemente a él mientras lloraba al cielo. Lo hizo con cariño, para que aunque fuera solo por este momento, ella pudiera estar en paz…

Era muy posible que hubiera llegado muy tarde. Si hubiera sido más rápido, si hubiera venido antes, tal vez incluso antes de ser convocado a este mundo, el resultado podría haber sido diferente. Pero eso estaba fuera de sus manos. Sin embargo, aun así…

“Aún lo lograré a tiempo. Mi magia existe por esta razón, después de todo…”

***

Aun abrazando el calor que la envolvía, Liliana se despertó. Se había quedado dormida en esa calidez y, al recuperar la conciencia, la disfrutó algo aturdida. Luego se enderezó.

Parecía que la habían puesto a dormir en una cama en algún lugar. Mientras abrazaba la agradable, mullida y pura colcha blanca, miró alrededor de la habitación.

Una alfombra castaña esponjosa de aspecto bastante barato cubría el suelo, y encima de ella había muebles sencillos de madera sin una pizca de adorno o chillón.

Recordó haberlos visto antes, pero debido a que su cabeza todavía estaba aturdida, no podía identificar correctamente dónde. Y mientras aún estaba perdida en la lánguida neblina de su desvanecimiento, no le preguntó a nadie en particular…

“¿Dónde estamos…?”

“¿Entonces estás despierto ahora?”

Una voz joven pero digna entró en la habitación desde el pasillo. Debe haber sido de alguien que trabajaba cerca. Una niña pequeña de cabello rojo apareció en la puerta. Liliana también reconoció esa cara, pero no pudo encontrarle un nombre.

“¿Usted es…?”

“¿Oh? ¿Sigues medio dormida? Me presenté antes de que te durmieras, ¿no es así?”

“Ah…”

Liliana recordó todo después de escuchar esas palabras de la pequeña que tenía ambas manos en la cintura, Lefille Grakis. Liliana había sido traída a esta casa por Suimei Yakagi, quien tenía la intención de albergarla.

Cuando llegaron, Liliana fue presentada nuevamente a esta joven que había conocido en el puesto de control.

También conoció a otra chica que había conocido brevemente durante una de sus batallas nocturnas, una maga del Reino de Astel llamada Felmenia Stingray. Y luego, después de tener su primera comida adecuada en mucho tiempo, se le asignó una cama, donde se quedó dormida rápidamente.

Recordando todo esto, se miró el ojo derecho. Al igual que cuando usaba su parche habitual, su campo de visión derecho estaba oscurecido, por lo que nada estaba fuera de lo normal, pero parecía que le habían dado un parche en el ojo de sustitución.

Un escalofrío desconocido recorrió todo su cuerpo.

Mientras recordaba lo que había sucedido cuando la perseguían, y luego cuán drásticamente diferente era su situación actual, se estremeció de miedo. La emoción inexpresable que se desbordaba en ella sacudió su cuerpo sin signos de detenerse.

¿Y si todo lo que había allí, todo lo que la había traído hasta aquí, era solo un dulce sueño? Ese miedo la estaba llamando. Como para negarlo, abrazó fuertemente las sábanas contra su cuerpo. Y mientras lo hacía, Lefille le puso la mano en el hombro. Liliana levantó la cara y se encontró con una expresión amable.

“Liliana”.

“… ¿Qué pasa?”

“Voy a llamar a Suimei-kun, así que siéntate aquí un poco más”.

Lefille Grakis le dio unas palmaditas en el hombro con ternura. ¿Había visto a través de ella? ¿Sabía que Liliana estaba presa del miedo? Lefille sonrió como para tratar de disipar ese miedo y luego salió de la habitación.

***

Poco tiempo después de que  Lefille se fuera,  regresó con Suimei y Felmenia a cuestas. Cada uno tomó asiento en la habitación con ella. Liliana miró el rostro de Suimei mientras él se sentaba en la silla más cercana a ella. Como si verificara algo, la miró con mirada perspicaz. En poco tiempo, esa expresión rígida se relajó.

“Parece que te has calmado, ¿eh?”

“Sí, gracias a ti.”

Liliana expresó su gratitud e inclinó la cabeza. Suimei luego sacó una taza de la nada.

“¿Te gustaría algo de beber?”

“No, estoy bien”.

“Ya veo.”

Mientras ella decía eso, borró la taza. La expresión de Suimei se volvió bastante seria.

“Ahora bien, iré directo al grano, pero hay algo que me gustaría preguntarte”.

“Sobre los incidentes, ¿verdad?”

Ni siquiera había necesidad de preguntar. Ya era algo que sabía que vendría. Ella lo sabía, pero la mirada que le señaló se puso rígida junto con todo su cuerpo. Se preguntaba si la echarían por hablar de ello.

Esa ansiedad la inquietó. Suimei, habiendo adivinado lo que estaba pasando en la cabeza de Liliana, hizo una sonrisa gentil como para calmar su corazón.

“No, no te alejaré. Más bien, si pienso en lo que ha sucedido hasta ahora, no creo que realmente dirás nada que esté fuera del ámbito de lo que ya sé”.

“…Si.”

“Bueno, entonces cuéntamelo”.

“Yo…”

Liliana se calmó después de escuchar su consuelo, pero todavía estaba preocupada por las otras dos chicas. Suimei era una cosa, pero ¿qué pensarían? Sin embargo, Lefille tenía un aire extremadamente serio, sus ojos cerrados y los brazos cruzados. Y Felmenia le estaba dando a Liliana una sonrisa amistosa. Quizás no estaría tan mal. Así que reforzando su resolución, comenzó a explicar.

“Ya he hablado de eso antes… pero Rogue Zandyke de la división de inteligencia del  ejército es mi padre adoptivo. Nació como plebeyo y alcanzó su posición actual con sus habilidades en magia y esgrima. Sin embargo, por eso… lo llamaron advenedizo y los nobles lo rechazaron y acosaron”.

“Ya veo. Aquellos nacidos de alto estatus tratando de intimidar a los de menor estatus es una historia común, ¿eh?”

“Qué gente tan mezquina”, añadió Lefille.

“¿Entonces esos magos estaban relacionados con eso?”

“Si. Eran… una de las formas de acoso. Esa malicia nunca cesó y, como era de esperar, terminó afectando los deberes y acciones del coronel. No pude soportarlo. Estaba impaciente, y en ese momento, esa persona entró en contacto conmigo”.

“¿No quieres salvar a tu padre?”

“¿Esa otra túnica negra?”

“Si. Tal como dije antes… mientras estaba preocupada por el coronel, sus palabras fueron como una revelación. Entendí que estaría infringiendo la ley, pero no lo dudé en absoluto y acepté… El resto es como todos saben. Durante la noche, utilicé  magia negra  para dormir a los nobles que obstruían al coronel”.

“Así que esos son los detalles detrás de los incidentes, ¿eh?” Suimei dijo asintiendo.

“Aunque quería ayudar al coronel, ahora que lo pienso, creo que fue extremadamente superficial”.

Mientras Liliana dejaba todo en claro, después de tanto tiempo, se desanimó al enfrentar la gravedad de lo que había hecho. Este caso no fue solo una violación de las leyes del Imperio.

No importa cuán deshonestos fueran sus oponentes, ella había actuado incorrectamente. Suimei estaba sentado quieto en silencio con los brazos cruzados. Por otro lado, Felmenia recibió un pañuelo de Lefille y se secó las lágrimas.

“… Bueno, también se podría decir que no se pudo evitar”, dijo finalmente Suimei.

“¿Qué?”

“Las cosas que has hecho hasta ahora y el hecho de que eran cosas que no debías haber estado haciendo… Entiendes correctamente, no, lo crees,

¿no es así?”

Cuando Suimei lanzó esta oscura pregunta, pensando en su explicación, Liliana estuvo de acuerdo. Luego comenzó a golpearse la frente con el dedo índice.

“Liliana, cuando estabas causando los incidentes y cuando no, tenías dudas sobre tus propias acciones, ¿correcto?”

“No tanto, pero… la primera vez, algo.”

“En ese momento, y solo sería a veces, pero esa sombra alta… ¿No escuchaste la voz de ese tipo ofreciéndote una sugerencia?”

“¿Su voz? Ahora que lo pienso…”

“Como pensaba, parece que tienes alguna pista al respecto, ¿eh?”

Liliana tomó en serio las palabras de Suimei y trató de recordar. Ciertamente, cuando ella causó los incidentes por primera vez y también cuando huía, podía recordar las palabras de esa persona en su cabeza.