Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: El Sueño Feliz Ciertamente Estaba En Este Lugar

Parte 1

Pudo escuchar una voz. Una voz joven. “Desaparecer, desaparecer…”

La voz gritaba de rechazo. Llevaba desesperación dirigida a todo el mundo y todo lo que hay en él.

Atraída por el eco de la pena, abrió los ojos y miró hacia adelante. Allí vio figuras vagas, como oscurecidas por una bruma de calor.

“Quemar. Que te golpeen”.

Una pequeña figura atormentándola con palabras estaba entre los demás. Esa pequeña figura tenía rasgos reconocibles. Ese rostro joven siempre fue frío.

Para ocultar el miedo que tenían en lo profundo de su corazón, se pusieron valientes. Pero ese mismo rostro ahora estaba derramando lágrimas. Sus ojos, afligidos por el dolor y la angustia, estaban desbordados.

¿Estaba siendo agredida? ¿Ella estaba agrediendo…? No, ella era la que estaba siendo agredida. Abusada como un insecto. Despreciada y pisoteada, sin más, hasta que ella misma se redujo a una figura miserable.

Si esta chica estaba destinada a recibir venganza, ¿con qué fin sería? ¿No sería imposible redimir a los demonios que esparcen atrocidades? Sin embargo, tanto la voz que gritaba como la voz inquisitiva, contenida como una presa, no salían de su propia boca.

Así, mientras solo miraba las sombras, el llanto de la pequeña figura terminó. Al poco tiempo, la niña comenzó a temblar y luego la figura se volvió completamente negra. Junto con las burbujas negras que subían a la superficie, se expandió. ¿Fue el que no pudo ser aceptado… finalmente aceptado?

A medida que aumentaba de tamaño hasta que su forma original no era más que una mera sombra de su yo actual, comenzó a tragarse todo a su alrededor.

El maná esparcido por el área, la figura que atormentaba a la niña, incluso los edificios, todos se convirtieron en una masa negra y se hincharon sin cesar. Se dirigía a destruir a la gente de la ciudad.

Lo que escuchó entonces fue la voz del dolor.

“¿Por qué? ¿Por qué?” preguntó repetidamente con enojo mientras se desesperaba por la respuesta que nunca llegó. “Espera, ¿por qué soy solo yo? ¿Por qué terminé con esta apariencia?”

Ella cuestionó los cielos donde debería haber estado la existencia más elevada. Ella solo deseaba una respuesta, a pesar de no poder volver a su forma original. Ella solo deseaba llenar el vacío profundo dentro de su pecho.

Una voz llorando permaneció en sus oídos. Esa voz de su corazón, que tanto anhelaba ser salvada, se volvió del revés y se convirtió en una voz de resentimiento. ¿Por qué nadie la salvaría? ¿Por qué la desesperación provocada por el aislamiento de no tener una sola persona de quien depender tiene que existir en este mundo?

Incluso si fuera solo, la voz llorosa aún perduraba. Por eso… no se podía perdonar.

Incluso si fuera justo, era cierto que había quienes no podían salvarse. Por eso… tuvo que rebelarse contra eso.

Incluso si fuera solo, este viento que soplaba en su corazón nunca se detendría.

Por eso… ella podía oír esa voz. “Despierta”, dijo.

“Despierta y ve y consigue lo que debes”. La voz de la tentación le susurró al oído.

Esto fue una maldición. Una maldición nacida de causar dolor a su padre y a su madre que seguramente nunca sería liberada hasta el día de su muerte.

***

Después de escapar con éxito de la plaza sur, Felmenia, desconfiada de cualquier perseguidor, cambió su ruta de escape de las calles principales a los callejones. No mucho después, estaba corriendo por el callejón que era el hogar de la residencia Yakagi. Una vez allí, después de apartar algunas sillas, puso a Suimei en una mesa que estaba colocada afuera.

Mientras lo hacía, Lefille, que había estado esperando con preocupación fuera su regreso, se acercó corriendo con el rostro pálido.

“¡L-Lady Felmenia! ¡¿Qué pasó?!”

Lefille miró a Suimei y Felmenia en pánico. Felmenia continuó explicando lo que había sucedido en la plaza sur con una mirada preocupada en su rostro.

Sobre cómo Elliot estaba allí también. Sobre cómo Graziella les había ordenado un servicio obligatorio para buscar al culpable.

Y sobre cómo Suimei había luchado con Graziella en una batalla mágica para tratar de evitarlo. Después de obtener la esencia de las cosas de Felmenia, Lefille gimió con una tez sombría.

“Incluso para Suimei-kun, luchar contra la princesa Graziella con esas heridas fue bastante severo, eh…”

“Me da vergüenza decirte que me lo dejes todo. Fui absolutamente incapaz de interrumpir la pelea de Suimei-dono y Su Alteza Imperial Graziella. Solo podía huir…”

“No, con la princesa Graziella como oponente, te las arreglaste para escapar llevando a una sola persona. Esa es una hazaña que solo usted puede lograr, Lady Felmenia. Pero esa maldita Graziella… Ella realmente hizo lo que quería”.

¿El cambio en su tono de voz se debió a la ira? Lefille miró a lo lejos como a la princesa imperial y apretó su puño con firmeza.

“¿Lefille?”

“… ¿Hmm? Oh, Dios, no es nada. Dejando eso a un lado, Lady Felmenia,

¿cómo está Suimei-kun?”

“En lo que respecta a las heridas externas, no parece haber nada tan malo. Es probable que esto se deba a la expansión y amortiguación de su maná en un instante. Aunque…”

“Tiene un dolor considerable”.

Suimei, que estaba acostado sobre la mesa, tenía los ojos cerrados y gemía de dolor. Era como si estuviera teniendo una pesadilla.

“Los síntomas no parecen serios, así que creo que estará bien…”

“Entonces no hay nada que hacer más que dejarlo descansar, ¿eh?”

Durante este intercambio, Lefille de repente sintió una presencia hacia la entrada del callejón. Pudo haber sido un perseguidor. Aprovechando esta ominosa premonición, dejó escapar una voz fuerte y amenazante mientras preguntaba su identidad.

“¡¿Quién está ahí?!”

Quizás porque la presencia se sorprendió por su voz, la sombra que Lefille apenas podía ver saltó un poco. Y luego, saliendo del callejón…

“Esto es… parece que te he sorprendido.”

El hombre que apareció en tono de disculpa era el empleado elfo de la Biblioteca de la Universidad Imperial, Romeon. Felmenia, que lo había conocido una vez antes, lo llamó cuando lo reconoció.

“Si mal no recuerdo, ¿no eres el bibliotecario? ¿Qué te trae por aquí?”

“Verá, por casualidad le vi por las calles. Llevabas a Yakagi-kun, Stingray- san, así que pensé que tal vez algo había sucedido con ese culpable y vine por preocupación”.

“¿Es eso así…?”

Romeon, que caminó a mitad de camino hacia Felmenia y los demás, luego les preguntó sobre el asunto.

“Parece que Yakagi-kun ha perdido el conocimiento, pero ¿qué pasó?”

“Él luchó con Su Alteza Imperial Graziella en la plaza sur, y, um…”

“Dios mío, ¿Geo Malifex? ¿Por qué haría tal cosa…?”

Cuando la sorpresa de Romeon se mostró en su rostro, Suimei pareció despertar y levantó la cabeza de la mesa mientras aún estaba acostado.

“¡Suimei-kun!”

“¡Estas despierto!”

Mientras Felmenia y Lefille alzaban voces de alegría, Suimei, que todavía estaba aturdido por desmayarse, miró a su alrededor para comprender la situación actual.

“Urgh… ¿Estamos en casa?”

“Sí, ahora estamos frente a la casa. Vine aquí con prisa y no ha pasado tanto tiempo”.

Mientras Felmenia daba un breve informe, Suimei una vez más le mostró su gratitud.

“Aah, lo siento. Me trajiste aquí, ¿verdad? Gracias, ¿eh? Sr. Bibliotecario, ¿también está aquí…?”

“Si. Llegué hace un momento. Los vi a los dos en las calles y los seguí preocupado”.

“Ya veo…”

Suimei respondió con una expresión rígida. Mientras lo hacía, Romeon se volvió hacia él.

“Yakagi-kun, tu cuerpo parece estar en muy mal estado. ¿Te importaría si te echara un vistazo?”

Romeon estaba ofreciendo su experiencia como médico mágico y estaba mirando a Suimei con una cara bastante seria.

“Estaré bien. Entiendo mejor mi propio cuerpo, después de todo. Solo me desmayé porque dejé salir demasiado maná a la vez”.

“¿Es eso así…?”

Suimei rechazó cortésmente la oferta de Romeon y se levantó. Luego comenzó a caminar hacia la salida del callejón, y Lefille lo llamó en pánico.

“Suimei-kun, ¿a dónde vas?”

“Voy a buscar a Liliana. Ahora que la están buscando en serio, necesito encontrarla rápidamente”.

“¿S-Suimei-dono?  No  creo  que  sea  algo  que  debas  decir  en  esta situación…”

Al mirar a las dos chicas que intentaban convencerlo de que no hiciera este recado irrazonable, Romeon habló en un tono dudoso.

“¿Podría ser… que tienes la intención de buscar al culpable detrás de los incidentes de coma?”

“…Si.”

“Yakagi-kun, deja esto. ¿Qué  piensa hacer con su cuerpo en esta condición? En este momento, está a punto de hacer algo demasiado imprudente. Hasta que no se haya curado adecuadamente, sería mejor posponer su persecución”.

“…”

Suimei se detuvo en silencio al escuchar la objeción de Romeon. Desde detrás de él, Felmenia y Lefille se unieron rápidamente para tratar de comunicarse con él.

“Es como dice Romeon-dono, Suimei-dono. Por favor conténgase aquí”.

“Eso es, Suimei-kun. Tienen razón. No debes actuar precipitadamente”.

“…Entendido.”

Convencido por los tres, Suimei se rindió y se dejó caer en una silla, de espaldas a ellos. Al ver esto, Romeon lo llamó con preocupación.

“… Entonces me iré, Yakagi-kun. Por favor, no hagas nada precipitado”.

Suimei levantó la mano en un gesto de respuesta mientras seguía de espaldas al grupo. Romeon luego se inclinó ante Felmenia y Lefille, y regresó a la calle principal. Después de un rato…

“… ¿Se ha ido?”

Suimei miró por encima del hombro y le preguntó a Felmenia sobre el paradero de Romeon. Lo hizo en un tono inusualmente bajo. Al ver su mirada aguda, giró ligeramente la cabeza para mirar la calle.

“¿Eh? Sí, Romeon-dono se ha despedido”.

“Ya veo.”

Suimei se levantó de la silla al escuchar la respuesta de Felmenia, aunque no parecía que estuviera a punto de entrar a la casa. Felmenia se percató de los matices de su comportamiento y le miró con expresión severa.

“Suimei-dono, no podrías…”

“¡S-Suimei-kun! ¿No te dijimos que no fueras?”

“Voy a descansar un poco. Pero en serio, si no hacemos nuestro movimiento ahora, las cosas podrían ponerse bastante complicadas”.

“¿Por qué ahora? ¿Por qué tienes tanta prisa? No es propio de ti”.

“Sí, tengo prisa. Si fuera solo esa mujer peligrosa, aún estaría bien. Pero puede haber más que eso sucediendo. Lo siento, pero tendré que pedirles a los dos que se separen y busquen a Liliana también. Por favor.”

Había una cierta cantidad de urgencia en su voz… Hablaba como si estuviera tratando cortésmente de hacer una petición a extraños. Al escucharlo hablar así, Lefille dejó escapar un suspiro.

“Hahh…”

“¿No lo harás?”

“No es eso. Pero—”

“Suimei-dono, ¿cómo lo digo…? Lo que dices es extraño. De vuelta en el castillo real, dijiste que no querías quedar atrapado en ningún peligro. Pero ahora, aquí en la capital imperial, lo estás persiguiendo por tu propia voluntad”.

La voz de Felmenia mientras decía todo eso con asombro se mezcló con un ligero suspiro. Su opinión coincidía con la de Lefille. Y habiendo insistido en su falta de virtud, Suimei hizo una mueca de dolor.

“Lo entiendo… Pero esto se trata de elegir mis peleas, ¿sabes? Al igual que cualquier otra persona, hay momentos en los que tengo que aprobar y momentos en los que tengo que actuar”.

“Eso es cierto, ciertamente, pero…”

“Para mí, este es uno de esos momentos. Por eso tengo que ir”.

Al escuchar esto, Lefille frunció el ceño y agregó sus dos centavos con bastante franqueza.

“Bueno, entiendo que hay veces que tienes que hacer lo que tienes que hacer, Suimei-kun. Pero habrá otro regaño”.

“Aw, vamos, Lefi. Por favor, ahórreme los regaños”.

“No. No basta con mirar hacia adelante. Siento que sería mejor si lo discutiéramos todos juntos”.

“Entendido. Te daré todo el tiempo que quieras después. Al menos concédeme eso… ¿Qué te parece?”

Suimei les pidió una vez más, y Lefille adoptó una actitud estricta esta vez.

“Con la condición de que no actúes imprudentemente hasta que tu cuerpo se haya curado”.

“Bueno. Entendido.”

Felmenia luego miró a Suimei con seriedad y también dijo lo que pensaba. “Estaría feliz de ofrecer mi ayuda”.

“Gracias y lo siento. Eres de gran ayuda”.

Después de transmitir su gratitud a Felmenia, Suimei comenzó a atender sus heridas con magia curativa. Cuando tocó con la mano las regiones afectadas, se pudo ver un brillo verde pálido. Partículas de luz y una niebla verde se elevaron al aire. Como si de repente recordara algo, Suimei se volvió hacia Felmenia.

“Ahora que lo pienso, Menia, antes desconfiabas de los perseguidores, ¿pero no te diste cuenta de que el bibliotecario te estaba siguiendo?”

“¿Eh? Oh no. No me di cuenta de él en absoluto hasta que Lefille lo hizo”.

“También me di cuenta sólo después de que estuvo lo suficientemente cerca como para verlo”.

“Ya veo…”

Al escuchar esto, Suimei cayó profundamente en sus pensamientos como si estuviera dando vueltas a algo en su cabeza con bastante seriedad. Al ver esto, Lefille lo llamó.

“Suimei-kun, ¿qué quisiste decir antes cuando dijiste que estaría bien si solo Graziella estuviera involucrado?”

“Quise decir que es posible que haya otros haciendo su movimiento. Sin embargo, todavía no tengo ninguna prueba”.

“¿Quién sería? ¿Es el culpable?”

“Te lo explicaré cuando esté más seguro de lo que está pasando. Lo siento, pero espere hasta entonces”.

Una vez que se curó a sí mismo, Suimei se levantó inmediatamente y caminó una vez más hacia la salida del callejón.