Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 14

Epilogo: Habilidades Únicas

Aquí Satou. A veces, cuando estás buscando algo que parece que no puedes rastrear, un amigo puede venir y dártelo de la nada. Las conexiones personales son realmente importantes.

“Bienvenido a casa, Amo.”

“Mrrr. Buenas.”

Cuando regresé a la mansión, Mia y Arisa estaban allí para recibirme.

Tama y Pochi estaban ayudando en los campos, Liza y Nana estaban haciendo un trote matutino alrededor del perímetro de la Ciudad Laberinto, Lulu estaba en la cocina con la Srta. Miteruna y las sirvientas, y Karina y compañía todavía dormían.

“Vamos, vamos, Mia. El Amo estaba investigando el Estrato Inferior del…”

“Perfume.”

Arisa empezó a defenderme, pero cuando Mia interrumpió, ambas empezaron a olfatear mi túnica.

“Huelo algunas cosas diferentes. Espera…”

Sus ojos se abrieron y acercaron sus caras a mi túnica. “Suficiente.”

Mientras Arisa seguía hurgando en mi túnica, Mia le dio un golpe en la cabeza.

“Lo siento, lo siento. Entonces, ¿qué pasa, Amo? No nos dirías que ibas a entrar en el laberinto para luego desistir e irte a engañarnos, ¿verdad?”

“Juro por mi buena relación con la señorita Aaze que no hice tal cosa.”

“Mm… mrrr.”

Mia comenzó a sonreír, pero luego se dio cuenta de algo sobre lo que había dicho e hinchó las mejillas.

Los niños eran tan confusos.

“Entonces, ¿conociste a una mujer en el laberinto o qué?”

“Es una historia un poco larga, así que se las contaré después del desayuno. Por ahora, digamos que los reencarnados en el Estrato Inferior del laberinto fueron más o menos amistosos.”

“¿Más o menos?”

“Bueno, tengo la sensación de que si pensaran que soy un enemigo, me patearían a la acera de inmediato.”

Después de todo, Mukuro era especialmente el tipo de persona que incluso se peleaba con los dioses.

***

“Toc-toc, Amo.”

Después del desayuno, llamé a Arisa al estudio sola. “¿Qué pasa con las demás?”

“Bueno, hay algo de lo que necesito hablar contigo específicamente.”

“¿Es sobre Habilidades Únicas?”

Asentí. “Puede que tarde un poco, pero te contaré todo lo que he aprendido.”

A los reencarnados como Arisa se les concedieron Derechos Divinos en forma de Fragmentos de Dios de los dioses para que pudieran usar Habilidades Únicas.

Estos Fragmentos de Dios estaban contenidos en el recipiente del alma, pero si uno usaba habilidades únicas más allá de sus límites, el recipiente del alma podría dañarse. Si se rompía más allá de la reparación automática, entonces el reencarnado se convertiría en un señor demonio.

Y si uno intentara quitar los Fragmentos de Dios, rompería el alma y conduciría a la persona a la muerte o posiblemente incluso a la destrucción total del espíritu.

A continuación, mencioné algunos puntos importantes.

Primero, generalmente no había peligro siempre que uno obedeciera los límites de las habilidades únicas con un número restringido de usos.

En segundo lugar, si uno se encontraba en un estado físico o mental deficiente, aumentaría el peligro al momento de utilizar habilidades únicas.

En tercer lugar, las Habilidades Únicas de un solo golpe o que rompen límites como el Sobre Limite de Arisa eran extremadamente peligrosas y, si se usaban incorrectamente, incluso podían destruir el recipiente del alma de una sola vez y convertir al anfitrión en un señor demonio.

Arisa escuchó con atención, luego sonrió.

“Está bien, te pillo. En realidad, antes de renacer, un dios me advirtió que no las usara demasiado.”

“¿En serio? ¿De verdad te advirtieron?”

“Uh huh. E incluso me dieron una bendición con la esperanza de que tuviera una vida feliz y satisfactoria.”

Había sospechado que podría haber sido un dios maligno el que reencarnó a Arisa, pero ¿tal vez estaba equivocado?

O tal vez… el dios maligno fue representado en las leyendas como un villano irreflexivo que creó demonios y monstruos y antagonizó a otras razas, pero tal vez esas historias fueron torcidas por los otros dioses.

Por ejemplo, podría haber sido algo más lo que creó demonios y monstruos, o de lo contrario podrían tener un papel más importante de lo que cualquiera de nosotros creía…

“También… ¿eh, Amo?”

“Oh, lo siento. Me perdí en algunos de mis pensamientos.”

No tenía suficiente información sobre todo esto, así que decidí dejarlo de lado. “¿Cómo qué?”

“Como… ¿Para qué fueron creados los demonios y monstruos? Ese tipo de cosas.”

“Eh, eso es bastante interesante. Oye, ya que pronto iremos a la capital real, tal vez podríamos intentar preguntarles a algunos eruditos reales o investigar en la biblioteca del castillo real.”

Nuestra visita era principalmente para asistir a la reunión del reino, además de subastas y visitas turísticas en la capital, pero probablemente sería aún más divertido si incluyéramos también algunas investigaciones académicas.

“Buena idea. La próxima vez que vea a la esposa del virrey, le pediré que nos escriba una carta de presentación a la academia real.”

En cuanto a la biblioteca del castillo real, podría pedírselo al rey la próxima vez que lo visite como Nanashi el Héroe o hacer que el personal superior de Echigoya presente una solicitud oficial como Kuro o algo así.

“Oh, esto está un poco fuera de tema, pero…”

Saqué algo de mi caja de artículos y se lo di a Arisa. “¡Qué broche tan lindo!”

“Es un regalo de los otros reencarnados llamado Guirnalda de Concha de Alma. Dijeron que protegerá el recipiente de tu alma.”

Le expliqué la mecánica y las características de monitoreo de la Guirnalda de Concha de Alma a Arisa y le di un elixir junto con ella, uno de alta calidad que había producido previamente en el pueblo de Bolenan.

“Guarda esto en tu caja de artículos, por favor.”

“¿Estás seguro? ¿No dijiste que solo lograste hacer uno?”

“Sí, está bien. Uno de los ingredientes a la mitad toma mucho tiempo para obtenerlo, por lo que no puedo hacer más de inmediato, pero debería poder producirlos en masa en aproximadamente tres meses.”

“Si insiste entonces está bien… Gracias, Amo.” Arisa depositó un beso muy suave en mi mejilla.

Poniéndose de color rojo brillante, me murmuró que se lo pusiera y me tendió el broche.

Se lo fijé en el pecho.

“Je-je, ¿cómo se ve?”

“Se ve muy bien.” Confirmé.

“¡Voy a mostrárselo a las demás!” Declaró y salió corriendo de la habitación.

Ya que dejó la puerta abierta de par en par, la oí alardear ante todos en la sala de estar.

Supongo que esta noche tendré que hacer más broches, ¿eh? 

***

“Joven maestro, tienes un invitado.”

Poco después de que Arisa se fuera para mostrarles a todos la Guirnalda de Concha de Alma, la doncella principal, la señorita Miteruna, entró en mi estudio.

Según mi radar, la invitada parecía ser Zena.

“Se llamaba a sí misma Lady Marienteil. ¿La conoce?”

“Sí, es una querida amiga mía. Debe tener algún asunto urgente.”

Como no estaba en la lista de visitantes esperados, la señorita Miteruna parecía dudosa.

En un mundo sin teléfonos, era una práctica estándar enviar una carta con anticipación para anunciar cualquier visita a la casa de un noble.

“¿Está ella en el estudio?”

“Lo siento mucho, señor. Como estaba vestida como un soldado, le pedí que esperara junto a la puerta.”

“Está bien. Iré a dejarla entrar, si no te importa ve a preparar un poco de té.”

“S-Sí, por supuesto.”

Miteruna pareció sorprendida de que me dirigiera a la puerta.

Supongo que esta podría ser la primera vez que iba a saludar a un visitante hasta la puerta. “¡Satou!”

Cuando me vio acercarme, Zena pareció aliviada.

Tal como lo había mencionado Miteruna, hoy Zena llevaba su uniforme del Cuerpo de Entrenamiento de Élite de la Ciudad Laberinto Celivera.

Nuestros planes para hoy no eran hasta el mediodía, pero tal vez había surgido algo urgente.

“Buenos días, Zena.”

“Ah, lamento llegar tan temprano.”

Cuando abrí la puerta de hierro, la cabeza de Zena se levantó tan rápido que prácticamente escuché un sonido de zoom.

“No hay ningún problema. Por favor entra.”

Incluso después de que dije eso, ella no hizo ningún movimiento para entrar.

¿Um…?

 Por alguna razón, parecía nerviosa. “S-Satou…”

Zena me miró con seriedad.

Entre la humedad de sus ojos y el leve tinte rojo de sus mejillas, casi me recordó a una chica de secundaria que estaba a punto de confesarse con su amor platónico.

La atmósfera extrañamente agridulce me hizo sentir un poco avergonzado. “Tengo algo que decirte, Satou.”

“¿Sí?”

Zena apretó los puños para calmar sus nervios y me miró. Después de un momento de silencio, finalmente habló.

“Satou, la verdad es que yo…”

-FIN DEL VOLUMEN 14-