Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 12

Capítulo 3: El Baronet Dyukeli

Parte 1

Aquí Satou. Creo que mientras persista la sociedad, los conflictos de intereses se producirán de una forma u otra. Incluso si es imposible complacer a todos, creo que es importante tratar de llegar a un compromiso para que podamos acercarnos a nuestros ideales, paso a paso.

“Cálmate, Sir Luram.”

El niño entraba en pánico y repetía las frases “¡Ayuda!” y “¡Mary-Ann está en el laberinto!” una y otra vez sin darme ningún detalle.

Una vez que logré que respirara profundamente y se calmara, me explicó que había estado comiendo cuando vio a Mary-Ann, la hija de Baronet Dyukeli, ser invitada al laberinto por un grupo de exploradores rebeldes.

“¿Ha contactado a la familia del baronet?”

“Uh huh. El viejo me envió.”

Luram dijo que había pasado menos de media hora desde que la señorita Mary-Ann había entrado en el laberinto.

Entonces iré al laberinto para encontrarla.

“D-Déjame…”

“Debe quedarse aquí e informar al Baronet Dyukeli de la situación cuando llegue, Sir Luram.”

Lo detuve antes de que pudiera decir que quería venir conmigo.

“E-Está bien.”

Dejando al joven allí, me dirigí al laberinto.

Cuando atravesé las puertas y bajé los escalones desiguales, utilicé mi búsqueda en el mapa para determinar la ubicación actual de la señorita Mary-Ann.

Estaba en un pasaje estrecho no lejos del pasillo principal de la sección 1, cazando demi- goblins con tres exploradoras.

Silenciando mis pasos, me escabullí hacia el lugar donde estaban peleando.

“¡Vamos, señorita! ¡Si está demasiado centrada en uno, otro monstruo la atacara!”

“¡Ga-ja-ja! ¡Supongo que incluso las mocosas nobles pueden esforzarse!”

“¡Uh-oh, hay una polilla del laberinto encima de ti! ¡Cuidado con su parálisis, nena!” Podía escuchar a las mujeres burlándose desagradablemente más adelante.

“P-Por favor ayúdenme. No puedo hacer esto por mi cuenta.”

A juzgar por la posición de los puntos en mi radar, las mujeres exploradoras estaban de pie mirando a Mary-Ann luchar, ignorando sus solicitudes de ayuda.

Cuando llegué al final del pasillo, pude verlas. Este pasaje parecía salir justo encima de donde estaban peleando.

“Oh cielos, pensé que habías dicho que podías luchar con goblins sin problemas.”

“¿Por qué, incluso has luchado contra una mantis soldado, no es así?”

“Si puedes manejar eso, no necesitas armadura para luchar contra un goblin, ¿verdad, nena?”

Esta última oradora sostenía una coraza de metal y sonreía.

Así que estaban obligando a Mary-Ann a luchar contra los demi-goblins sin su armadura.

“¿Qué crees que estás haciendo?”

Sentí que estaba presenciando una forma de intimidación particularmente desagradable.

Saltando al suelo a unos cinco metros más abajo, corté a los demi-goblins con mi espada de hadas, luego me paré entre la señorita Mary-Ann y las exploradoras para protegerla.

> Título adquirido: Salvador de Doncellas

 “Solo estábamos entrenando a la niña, eso es todo…”

“¿Y tuviste que quitarle la armadura para hacer eso?”

Las garras de los demi-goblins habían desgarrado la camisa de Mary-Ann y su barra de salud se había reducido casi a la mitad.

“¡A-Así es como entrenamos, eso es todo!”

“Ugh. Salgamos de aquí, señoras.”

“¡Diviértete con tu hombre, niña!”

Las mujeres empezaron a huir, pero agarré a una de sus piernas con Mano Mágica para hacerla caer al suelo, y las otros dos tropezaron con ella y cayeron.

Mientras intentaban ponerse de pie, rápidamente las até con una cuerda de mi Bolsa Garaje.

“¿Q-Qué crees que estás haciendo?”

“¡Desátanos!”

“¡Pervertido!”

“No parecían tener las mejores intenciones. Las llevaré al gremio.”

Si no hubiera llegado a tiempo, era muy probable que hubieran visto morir a la señorita Mary- Ann.

Estas mujeres habían ido demasiado lejos como para dejarlas ir con solo una advertencia.

“¿Por qué rescatarías a la hija de algún noble bastardo?”

“Sí, todo el mundo odia a Dyukeli. Solo queríamos animar a nuestros amigos.”

“¡¿Cuántos  exploradores crees que murieron a causa  de  los  planes  de  hacer  dinero  de Dyukeli?!”

“¡Si hacemos que se arrepienta, las pociones mágicas serán más baratas!”

Mientras las exploradoras atadas se agitaban y se enfurecían, Mary-Ann miró hacia otro lado con tristeza.

Estas mujeres deben haberla atraído al laberinto para vengarse del Baronet Dyukeli.

“No, solo querían descargar su propia frustración con ella. No pretendan hablar por otros exploradores.”

“¡Pero es verdad! ¡Todos lo dicen!”

“¿Y exactamente quién es ‘todos’?” Lancé una mirada fría a las mujeres. Mi mirada debe haber sido afectada por la habilidad “Intimidación”, porque comenzaron a acobardarse inmediatamente.

No dudé de que algunos exploradores probablemente habían muerto porque no podían pagar las pociones mágicas, pero eso no era excusa para culpar de todo al Baronet Dyukeli, en mi opinión.

Si no tenían pociones mágicas, deberían tomar las precauciones de seguridad correspondientes.

Y molestar a su pequeña hija en represalia ciertamente no era la respuesta.

“Lady Mary-Ann, esas heridas pueden dejar una cicatriz. Bebe esta poción mágica para ayudarte con eso.”

Le entregué a Mary-Ann una poción mágica menor.

Sus heridas parecían bastante superficiales, pero dado que fueron causadas por las garras indudablemente sucias de los demi-goblins, probablemente se infectarían si no se trataban.

Mary-Ann miró la poción, pero no hizo ningún movimiento para beberla. Debe haberse sentido cohibida después de lo que dijeron las mujeres.

“Si estás cubierta de sangre, Su Excelencia seguramente se preocupará.”

Saqué un pergamino falso y fingí usarlo mientras curaba sus heridas con Magia Curativa y limpiaba la sangre seca de su ropa con Magia Cotidiana.

“Aquí hay una muda de ropa, Lady Mary-Ann.”

Incluso con la sangre eliminada, su camisa todavía estaba rasgada en todo tipo de lugares, así que aparté la mirada con cuidado mientras le entregaba una de las camisas de repuesto de Lulu. La tela era de algodón ordinario, pero como estaba hecha por hadas de casa brownie, era excepcionalmente cómoda.

“Gracias, Sir Caballero.”

Mary-Ann inclinó la cabeza en silencio. Le pedí que se volviera a poner la armadura antes de que nos dirigiéramos a la salida.

Como estaba arrastrando a las mujeres atadas, recibimos algunas miradas extrañas de los exploradores en el camino, pero se apresuraron a desviar la mirada cuando notaron mi ropa noble.