Re:Zero Kara Hajimeru Isekai Seikatsu

Volumen 8

Capítulo 4: Una Pereza Astuta

Parte 3

 

 

El bombardeo del poder había perdido su objetivo, la autoridad invencible desperdiciada por su usuario.

— ¿¡Mi autoridad…?! Entonces, morirás a manos de mis discípulos…

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— Desafortunadamente, me encargaron negarte esa opción.

Cuando la mujer, al darse cuenta de su fracaso, recuperó la compostura y ordenó a sus subordinados, ya era demasiado tarde.

Con la espada en la mano, Julius asaltó a los Cultistas de la Bruja, impidiéndoles vívidamente perseguir a Subaru. Además de eso, el cultista en la dirección en que Subaru había huido había sido trágicamente atrapado en la ola de manos malvadas y desmembrado.

— ¡¿Eh, eh, eh?! ¿Acabaste con tu propio discípulo? ¿¡Qué clase de villano lamentable eres!?

— ¡G… gah…! ¿Cómo te atreves, te atreves, te atreves? ¡¡Mi discípulo del amor!!

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— ¡No me eches la culpa, tú eres el que nos confundió! ¡Visión de túnel!

¡¿Qué, eres perezoso?!

Subaru levantó su dedo medio mientras usaba la típica frase de Pereza.

Justo como quería, la mujer estaba encandeciendo con una furia sin voz, corriendo salvajemente hacia Subaru mientas él huía.

— ¡Julius! ¡Arréglatelas con tu lado de algún modo! ¡Yo me las arreglaré con el mío!

— Una orden muy vaga. Pero entendido.

Para Subaru, levantando un puño y gritando, Julius levantó su sable de caballería en alto. Ahora que habían dividido el campo de batalla entre ellos, las líneas de batalla de Subaru y Julius estaban completamente separadas.

En el lado de Julius, estaba el herido Wilhelm y los Cultistas de la Bruja. Por su parte, Subaru tenía una Pereza, loca de rabia, la persona indicada para la pelea indicada.

Después de todo, Subaru no tenía oportunidad contra los Cultistas de la Bruja, y tenía las mejores posibilidades de cualquiera contra el Arzobispo de la Pereza.

— ¡¡Te veo luego!!

— ¡Pelea valientemente!

Prometiendo encontrarse otra vez, Subaru dejó a Julius detrás y corrió a través del campo de batalla. Manos malvadas corrieron por el suelo como un mar en aumento, pero Subaru podía verlas. Saltó sobre ellas y corrió, sin daño alguno.

— ¡Espera, espera, espera, espera, espera, espera, te digo! ¡Imbécil, despreciable e idiota!

Mientras Julius empezó su batalla de espadas con múltiples oponentes, Subaru atrajo a la loca a otro lugar. Para atraer a Pereza a un lugar donde sus ataques no afectarían a nadie más, sin querer haciendo justo lo que Wilhelm había hecho. Subaru puso una mano sobre su corazón, que parecía a punto de explotar, y corrió con todas sus fuerzas.
Él tenía un destino. No iría tan lejos como para decir que alcanzarlo estaba vinculado a la victoria. Sin embargo, si llegaba allí, podría ganar tiempo para que la victoria viniera. Por esa razón, corrió y corrió hacia ella.

— ¡…! ¡No puedes… golpearme! ¡Eres un… gran imbécil!

Detrás de Subaru, la loca lo perseguía con sus propios pies. Sin embargo, su velocidad era lenta. Además, por alguna razón, su despliegue de Manos Invisibles era esporádica, permitiéndole evadirlas por poco incluso mientras corría. Estaba tratando completamente con su habilidad.

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El número de brazos persiguiendo era algo de sesenta o setenta, claramente el mayor de cualquier Pereza hasta la fecha. A pesar de eso, su habilidad para usarlos era la peor hasta ahora. El balance estaba mal.


Siendo ese el caso, debió haber sido la primera y principal Pereza, Petelgeuse, quien había usado su autoridad con mayor habilidad.

— ¡Parece que Petelgeuse era realmente la Pereza principal… aunque no es que importe!

Podía pensar sobre eso después. Eso no cambiaba el hecho que todas las Perezas tenían que ser eliminadas. No tenía tiempo para buscar algo más. Si el enemigo de Subaru no estaba en plena forma, mucho mejor para él.

Dobló en las esquinas, corrió por la recta, giró en otra esquina y saltó.

— ¡Lo hice…! Pero…

Al llegar a su destino, Subaru inspeccionó el área. Había signos de combate por todo el lugar, y los caídos no se detuvieron ante una o dos personas. Vio no solo a los Cultistas de la Bruja, sino a caballeros y bestias entre ellos. Subaru sintió la culpa de su propia impotencia presionándolo sobre él.

Él cerró sus ojos y no se dejó llevar. En el siguiente momento, saltó a un lado y rodó, esquivando las manos malvadas golpeando donde había estado. El suelo se partió, causando que una nube de humo se levantara. Detrás de eso estaba la Pereza llena de ira, jadeando y resoplando.

El número de brazos saliendo de su espalda está reducido de gran manera, limitados a unos veinte y algo al momento.

— Supongo que aprendiste que te estás gastando.

— ¡Y soooolo por hacerme dar cuenta de eso tienes mis agradecimientos! ¡Sin embargo, tu escape termina aquí! ¡¿O aún tienes alguna forma de resistirte?!

— Forma de resistirme…

Cuando esas palabras sonaron, Subaru parpadeó por solo un momento.

Dentro de su línea de visión estaba la loca, y detrás de ella…

Sin embargo, él inmediatamente se escondió detrás de una sonrisa impetuosa.

— … amor y coraje, supongo.

Subaru relamió sus labios e hizo una exageración mientras la mujer se paró y abrió sus brazos, con sus ojos llenos de sed de sangre. Su declaración hizo que los ojos de la Pereza salieron mucho de sus cuencas, causando que su aterradora voz empezará a reír.

— ¡Muy bien! ¡Entonces enfrenta mi faaavor con este amor tuyo!

— ¡Dije amor y coraje!

Tomando un respiro, se puso en cuclillas como un velocista y prácticamente saltó cuando se levantó, disparando su cuerpo hacia adelante. Después de haber huido tan a fondo, ahora se lanzó hacia adelante, saltando al costado de la mujer. Pereza parpadeó sorprendida y, tal vez pensando que atacar era el colmo de la idiotez, instantáneamente se enfureció.

— ¡¿Este es tu amor?! ¿Tu amor tiene esta pequeña resolución? Sin esquemas astutos, simplemente corriendo como un tonto, ¡Ahh, tu amor es tan imprudente! ¡Tan impotente! ¡Tan irreflexivo! En otras palabras, ¡perezoso!

— ¡Ooooh…!

Subaru dejó escapar un grito desde la boca de su vientre, como para sobrescribir la desesperación que el grito de la mujer condujo hacia él. Gritaba y gritaba, lo suficiente como para ponerse ronco, llamando al amor y pidiendo coraje.

— Entonces morirás, y pagarás por tu pereza con tu…

— ¡Ahora, Patlash…!

— ¡…! ¡¿De qué estás…?!

El impacto cortó la segunda mitad del grito de sorpresa.

La Pereza fue triunfante por un momento; al siguiente, su diminuto cuerpo fue atrapado por el dragón terrestre que cargaba contra su costado. Su enorme cuerpo, de varios cientos de kilogramos en masa, se estrelló directamente contra el cuerpo de la mujer indefensa, volando como si fuera una hoja.

— …

La mujer procedió a saltar por la superficie de la plaza del pueblo, volteándose mientras navegaba hacia una casa medio destruida. La ventana de cristal hizo un ruido cuando se hizo añicos; la casa, incapaz de recibir el golpe, fue destrozada, y el polvo se levantó lentamente después.

El golpe, incluso mayor de lo que había imaginado, envió a Subaru a saltar sobre la cabeza del dragón terrestre y frotarle la nariz.

— ¡Hiciste un gran trabajo en equipo! ¡Mucho más allá de lo esperado, Patlash!

— …

Con Subaru tratando de matarla con cumplidos, Patlash levantó la cabeza y lanzó un relincho agudo.

Subaru regresó a la plaza del pueblo desde donde había empezado, atrayendo a la mujer a Patlash, con el valioso trabajo de dragón terrestre como parte de su plan de escape. Pero al no haber podido localizarla justo después de llegar, había empezado a preocuparse de haberse equivocado, y que ella también se había quemado hasta quedar crujiente…

— Cuando vi que te habías doblado detrás de ella, ese fue un movimiento muy diabólico.

En el instante en que su mirada cambiante localizó al dragón terrestre detrás de Pereza, seriamente gritó como una niña en el interior. Al siguiente instante, con cero trabajos de preparación, él y el dragón terrestre realizaron un ataque combinado, que lo logró perfectamente. Este fue el resultado de confiar todo en el amor y el coraje, aunque el amor realmente significaba “engaño” y el coraje significaba “refuerzos” en este caso.

— Ahora, sería genial si eso resolviera las cosas, pero…

Subiendo al lomo de Patlash, Subaru fulminó con la mirada los restos de la casa en la que Pereza había caído. Si hubiera muerto por el peso aplastante de la montaña de escombros, sería de gran ayuda.

Pero la vida no fue tan fácil.

— … Parece que estaba siendo orgulloso.

La montaña de escombros se derrumbó, y por debajo de los restos del techo, innumerables sombras brotaron de una vez. Los brazos negros y retorcidos se retorcían como tentáculos. Una pequeña figura se levantó del medio de esa masa negra.

Era la loca, ensangrentada y reducida a un estado medio viva, medio muerta.

Su cabeza sangraba por las laceraciones que había sufrido, y su ojo izquierdo estaba completamente extraído, atravesado por un fragmento de vidrio. La mitad derecha de su cuerpo, atrapada en el colapso de la casa, estaba teñida de rojo, y Subaru dudaba que sus delgados brazos o piernas fueran de mucha utilidad. Por su aspecto, no había duda de que estaba herida por todas partes.

Y aún, habiendo dicho todo eso, el vigor y la locura mostrada por su ojo derecho era mayor que nunca antes.

— Tú… sí, ciertamente eres un ser humano diligente. ¡Sí, diligente!

¡Comparado contigo, habiendo llegado tan lejos, usando todo a tu disposición para desafiar a tu enemigo, fui muy descuidado! ¡Arquitecto de mi ruina!

¡Negligente! ¡Insuficiente! ¡Fui demasiado orgulloso! ¡Ahh, fui tan perezoso!

— …

Su comportamiento y las declaraciones en sí mismas no diferían de las de los otros locos de ninguna manera. Incluso si ella tuviera un nuevo pensamiento, él podría tratarla de la misma manera, siempre que no hubiera un cambio extremo en sus tácticas o ataques repetidos. Ahora que estaba montando a Patlash, capaz de ir a velocidades mucho mayores que el propio Subaru, era aún más fácil.

Después de haber jugado por tiempo, Subaru daría un golpe tan decisivo como sea posible para derrotar a esta Pereza; ya que ninguno de los dos tiene una forma decisiva de ganar, la pelea se reduciría a cualquiera que encontrara la manera de acabar con el otro primero.

Pero la mujer se rio cruelmente en la cara de la resolución de Subaru.

— Te mostraré mi favor. Eso es lo primero que debes aceptar. Si no lo reconoces, pegándote al único amor que conoces, y como resultado hundiéndote en la pereza, eso, para mí, sería el mayor y más vil de los actos… y, además, uno que debo corregir.

— … Mierda

Mientras la loca continuaba con sus murmuraciones, las incontables manos malvadas se movieron hacia el cielo. Viendo el espectáculo, Subaru maldijo, reprimiendo el temblar de su corazón.

Frente a sus ojos, cada uno de los varios brazos se apoderó de los restos de la casa derrumbada.

— Esa es su mejor opción, maldición.

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Un instante después de su triste declaración, el ataque comenzó.

Le arrojaron los restos de la casa, el edificio se convirtió en una lluvia de escombros que se derramó sobre Subaru y Patlash, todas al mismo tiempo.

***

 

 

 

Los medios que Pereza había escogido eran su mejor opción contra Subaru porque no usaba las Manos Invisibles.

En otras palabras, en resumen, todo lo que tenía que hacer era detener las Manos Invisibles de atacar directamente, usando las manos malvadas atacando indirectamente en cambio.

La velocidad de ataque de las Manos Invisibles era por sí mismo menor al de un golpe de un brazo normal; si no entrabas en pánico, podían ser esquivados, incluso en grandes números.

Pero si las manos malvadas agarraban cosas y las lanzaban, la velocidad era incomparable. La pura fuerza física que poseían iba más allá de las normas humanas. Los misiles que lanzaron viajaron con una velocidad que rivalizaba con la de un corredor de ligas mayores.

Encima de eso, lo que lanzaba hacia a ellos era, al menos, del tamaño de una cabeza humana: un solo golpe sería fatal.

— ¡Patlash! ¡Fuera del pueblo, dentro del bosque! ¡Sin algo con que cubrirnos estamos muertos!

— ¡…!

Subaru se colgó de la cabeza de Patlash tan fuerte como pudo; ella aceleró al mismo tiempo que dio la orden. Ella había probablemente llegado a la misma conclusión antes de escuchar su comando, pero, de cualquier forma, cargar hacia el bosque era la decisión correcta.

En manos de esas extremidades negras, las piezas rotas de la casa de ladrillos servían como buenas armas de asesinato. Afortunadamente, gracias a la falta de técnica del tirador, el control era terrible. Debido a eso, los restos voladores cayeron como lluvia. Al igual que un arma de fuego mal apuntada, pocos aciertos y estabas muerto.


— …

Un sonido feroz surgió cuando los escombros voladores derribaron los árboles justo a su lado, explotando en el suelo justo detrás de ellos mientras galopaban hacia adelante.

Saltando sobre la tierra, se abrieron camino cuando la entrada al bosque en la que habían salido se convirtió en llanuras carbonizadas en un abrir y cerrar de ojos. Impacto, destrucción, impacto, destrucción: se alternaban una y otra vez.

— ¡Guooo!

Subaru bajó la cabeza para reducir un poco su perfil. Todo lo que podía hacer en ese momento era aferrarse a Patlash. Un pedazo de escombros voladores rozó la piel negra del dragón terrestre, desgarrando las duras escamas y haciendo que brotara sangre. Pero la velocidad de Patlash no disminuyó, ni ella levantó ninguna protesta.

A pesar de que corrieron sobre una base pobre, ella galopaba con la facilidad que le habían contado. Las contribuciones de Patlash, que estaban más allá de las expectativas de Subaru, lo habían salvado. Pero dejarla literalmente cargar con todo el peso no era una solución.

Cuando miró hacia atrás, las acciones de la loca que los perseguía fueron quemadas en sus ojos. Incluso si se reagrupaba y encontraba una manera de pelear, no significaba nada si no podía predecir sus acciones. Por lo menos, si no pudiera seguirle el ritmo a Patlash, eso haría que las cosas fueran mucho más tranquilas.

— ¡Demasiado para la velocidad de Patlash!

— ¡¡Sí, sí, sí, sí, siiiiiiiii!!

Cuando Subaru lanzó un grito despectivo, fue anulado por la voz odiosa que se repetía. La voz loca se lanzó desde una altura superior a la de los árboles del bosque, literalmente justo encima de él.

La mujer estaba ahora muy por encima.

Su cuerpo diminuto y golpeado estaba acurrucado con las manos alrededor de las rodillas, en forma cruda, una pose de salto mortal. Permaneció en esa pose mientras usaba las Manos Invisibles para agarrar su propio cuerpo lanzándose por el cielo, como en un juego de atrapar, se arrojó de una mano a otra mientras perseguía a Subaru y Patlash.

Lo que sea que pareciera, fue inquietantemente rápido. Corriendo por el bosque, Patlash estaba rompiendo sesenta kilómetros por hora. Sin embargo, si ignorabas que se movía solo en línea recta con baja precisión, la velocidad de Pereza, volando como una bala de cañón humana, estaba acercándose a los cien.

No era una gran diferencia, pero Subaru no podía perderla a esa distancia. A ese ritmo, con ella mirándolos, serían objetivos maravillosos para sus disparos. Además, Subaru carecía de los medios para llegar a la loca mientras se movía muy por encima.

— No podemos volver al pueblo. Con ella de esa manera, no hay forma de que podamos llevarla ahora.

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Además, Subaru estaría en una desventaja incluso mayor si ella se juntaba con los Cultistas de la Bruja. Subaru era el único que aún era un buen contrincante contra Pereza incluso después de haber sido puesto contra la pared.

— Pero a este ritmo, seré golpeado tarde o…

— ¡…!

Tan pronto como lo dijo, “tarde” llegó corriendo.

Un grupo de ladrillos voladores se les fue lanzado, conectando con la cabeza de Patlash y enviando el casco de cuero cubriendo la parte de arriba de la cabeza del dragón terrestre volando. Su postura se inclinó pesadamente mientras salía sangre de su cabeza. Subaru contuvo un grito de angustia, tirando de las riendas para evitar que se cayeran.

— ¡¡Patlash!!

No había forma de que gritarle le diera fuerzas. No podía ser así, pero la forma en que Patlash golpeó dramáticamente el suelo con su pie, negándose a caer, pensó que podría ser cierto. Tendría que alabar al dragón terrestre diez veces más por las agallas solamente. Pero los escombros volaron y la sangre siguió fluyendo. A ese ritmo, la victoria estaba fuera de alcance.

— Después de durar tanto tiempo, incluso si nos adentramos en el bosque, a este ritmo…

Continuar la guerra de desgaste tenía malas perspectivas, pero no podía encontrar pistas para un contraataque si no ganaban algo de tiempo. Sin embargo, el daño ahora ya había marcado un límite de tiempo en Patlash. No podía esperar la misma actuación de ella como antes. Si iba a tener un destello de inspiración, tenía que ser ese momento, porque si no…

Pero un giro tan conveniente de los acontecimientos nunca le había sucedido a Subaru antes, y probablemente nunca podr…

— … Justo ahora…

Subaru se mordió el labio con ira, ante lo absurdo de todo. En ese instante, vio algo fuera de lugar en el fondo del bosque por el que estaban pasando. La cuestión de qué era lo que le atraía la mente; en el instante en que surgió la información adecuada, tiró de las riendas.

Si las cosas eran como recordaba Subaru, valía la pena intentarlo.

Cuando aparece un plan para lograr la victoria, lo muerdes.

— ¡Patlash, izquierda!

— …

Patlash estaba sangrando cuando Subaru dio la orden. Por un momento, ella volteó sus ojos en esa dirección, como si dijera: ¿Estás loco? y ¿Estás seguro de esto?

Era natural preguntarse si estaba loco. Sin embargo, si la sanidad mental mantenía la victoria fuera de alcance, la locura era indispensable.

Subaru respondió la pregunta silenciosa de su dragona favorita mientras se enderezaba, dándole a las riendas un pesado movimiento.

— ¡Es correcto! ¡¡Patlash, dirígete a la luz en el bosque!!


Gritó, repitiendo y enfatizando la orden. Patlash miró hacia adelante, y la vacilación desapareció de sus ojos y de su andar. Aparentemente, estimaba de gran manera el juicio de Subaru. Ella había puesto su vida en sus manos.

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Los pies del dragón terrestre parecían arrancar la tierra mientras se pasaba por el suelo del bosque, derrapando con fuerza al cambiar de rumbo. La bendición de repeler viento se detuvo, y Subaru apretó sus dientes para resistir la inercia, amenazando con hacerlo caer. Justo después que se aferrara a su querida vida, aceleraron, corriendo a la izquierda en un ángulo pronunciado.

— ¡Sin importar a donde corras, no hay lugar donde esconderse!

La loca no se perdió el giro brusco de Subaru y Patlash. El ángulo de los escombros arrojados cambió, y el rastro de destrucción selvática hizo lo mismo. Los árboles verdes estallaron; los árboles caídos y divididos fueron inmediatamente reciclados, agarrados y arrojados para extender aún más la destrucción. La muerte los seguía de cerca.

— …

Incluso mientras la cascada de destrucción los perseguía, Subaru ordenó a Patlash seguir la luz parpadeante que había visto desde la esquina de su visión, una que podría ser literalmente un faro de esperanza.

El dragón terrestre zigzagueó izquierda y derecha mientras corría, haciéndose un objetivo difícil incluso sin adelantarse. Subaru se preguntó cuan arduo debía ser para su corcel ir a tanta velocidad por una pendiente inclinada con un cuerpo herido, pero sin importar cuanto reflexionara, ninguna respuesta saldría.

— ¿No sabes cuándo rendirte? ¿Qué es toda ESTA persecución, persecución, persecución? ¿¡Y adonde lleva!? ¡Tus acciones solo prolongan lo inevitable…! ¡No! ¡No lo haré!
Pereza miró directamente a Subaru y a Patlash mientras continuaban huyendo por la pendiente. Sin embargo, las palabras de la mujer fueron cortadas en ese punto cuando ella insertó su dedo dentro de su aplastado ojo izquierdo en aparente auto reprensión.

Ella procedió a arrancar la carne, causando que la sangre brotara una vez más, con su voz estridente con un amargo resentimiento y deleite.

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— ¡No debo ser descuidada ni orgullosa! ¡Mi tarea no está completa, llevada a la muerte por primera vez, debo separarme de mis dudas, mi destino, mis pensamientos distraídos!
Matando el descuido con auto mutilación, Pereza continuó sus ataques, lanzando implacablemente.

El suelo explotó y los escombros volaron por el aire; un fragmento cortó el hombro de Subaru, haciendo crujir sus huesos. Echó la cabeza hacia atrás, contuvo un grito de dolor y gimió mientras aguantaba. No lloraría ante Patlash.

Pero su escena de persecución finalmente estaba llegando a su fin…

— ¡Gah…!

Un golpe transmitido a través de la tierra hizo desaparecer el suelo debajo de los pies de Patlash. Un momento después, el enorme cuerpo del dragón terrestre flotó hacia el cielo.

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