Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 11

Capítulo 2: La Fiesta Del Té

Parte 2

Las dos parecían familiares.

“¿Las chicas que ayudaron a lavar y pelar las verduras el día que nos mudamos a la mansión?”

“Sí, son ellas.”

Ciertamente aprecio a cualquiera que haya tomado la iniciativa de ayudar.

“¿Qué piensas, Miteruna?”

“Si la joven señorita Lulu las recomienda, entonces…”

“Pero trabajarán para usted, así que me gustaría priorizar su opinión.”

La  Señorita  Miteruna  pareció  de  alguna  manera  sorprendida  por  esto,  pero  accedió  a entrevistar a Rosie y Annie antes de tomar una decisión.

Una vez que regresamos a la mansión, preparé algunos trajes de sirvienta en caso de que las dos chicas pasaran su entrevista.

En lugar de la falda larga de la Señorita Miteruna, estos eran trajes de sirvienta hasta la rodilla a juego con los de Lulu.

Las niñas que trabajaban como empleadas de limpieza llevaban vestidos sencillos de una pieza y delantales lisos hasta que la Señorita Miteruna las consideró adecuados para un traje de sirvienta completo.

“¿No tiene una fiesta de té pronto, Maestro?”

“Bien, probablemente debería irme.”

Revisé la hora en la pantalla AR de mi menú.

“Lo siento, Lulu, ¿te importaría llevarme al castillo del virrey?”

“Por supuesto Maestro. Acabo de terminar de hornear los pasteles para tu regalo.”

Lulu había estado preparando varias castellas y pasteles de miel para llevar a la fiesta del té del virrey en la cocina, pero se apresuró a aceptar mi pedido.

“Siempre que la Señorita Miteruna esté libre, iremos a buscar a Rosie y Annie para ver si las contratamos.”

“Perfecto, gracias.”

Asentí con la cabeza a Arisa, y nos dirigimos a la mansión que parecía un palacio del virrey.

“““Bienvenido, Maestro Pendragon.”””

Cuando salí del carruaje en la entrada principal del castillo del virrey, una gran multitud de empleados sonrientes me saludó al unísono.

Teniendo en cuenta que, en mi primera visita, usé el estacionamiento de los comerciantes y un solo sirviente cortés me guio a través de una entrada trasera, esto fue una mejora considerable.

“Te veré más tarde, Lulu.”

“Si, Maestro.”

Lulu sonrió y saludó, y los sirvientes inclinaron la cabeza y entraron.

“Permíteme que te guíe.”

“Muchas gracias.”

Un asistente con una belleza al estilo occidental me guio por un pasillo con una alfombra de aspecto caro hacia la fiesta del té, donde la esposa y la compañía del virrey esperaban.

El asistente llevaba pendientes de coral en exhibición con orgullo.

A juzgar por la información en mi pantalla AR, esto era por el gran conjunto de regalos que le había dado a la esposa del virrey. Debe haber legado algunos de ellos a su personal.

En el lugar donde se fabricaban los accesorios de coral, los había comprado a granel por una moneda de cobre cada uno. Pero como no había coral en las costas del Reino Shiga, su valor se había disparado, y mi habilidad de “Estimación” me dijo que su valor de mercado ahora estaba entre varias monedas de plata y oro.

“Por aquí por favor.”

El amable asistente abrió la puerta y fui recibido por muchas más mujeres nobles de las que esperaba. También había hombres, pero no muchos.

Todas las mujeres llevaban vestidos extravagantes y joyas deslumbrantes.

Las gemas azules parecían estar particularmente de moda; los zafiros y las lágrimas celestiales teñidas de azul eran bastante populares.

Nuestra anfitriona, la esposa del virrey, llevaba un collar de zafiro de aspecto pesado y anillos y pendientes brillantes de lágrimas celestiales.

“Bienvenido, Sir Pendragon.”

“Realmente aprecio su invitación de hoy.”

Hice una reverencia noble exagerada a la esposa del virrey.

“¡Sir Satou! Ha pasado tanto tiempo desde que te vi, ¿no?”

La Princesa Meetia corrió hacia mí con un alegre saludo, con un vestido muy exótico.

Dicho esto, solo habían pasado unos días desde que la rescatamos de las manos de los malvados saqueadores.

“Saludos, Princesa Meetia.”

Hice una pequeña reverencia y también saludé a la hermosa joven detrás de ella.

“¡S-Sir Pendragon! ¡P-Perdona mi rudeza por no agradecerte aún por salvarme!”

“Oh, no, no hice nada.”

Esta era Mary-Ann, la hija de Baronet Dyukeli.

Tenía apenas la edad para estar en escuela media, por lo que verla bien vestida le dio el encanto de una niña preadolescente que intenta parecer mayor.

“¡Ciertamente lo hiciste!” La voz de Mary-Ann se quebró.

“¡El ataque que ahuyentó a esas mantis soldados vino desde lo alto del acantilado! Fue usted quien nos rescató, ¿no es así, señor caballero?”

Oh, supongo que recuerdo haber hecho eso.

“Eso  fue  meramente  incidental.  Pude  llegar  a  tiempo  solo  porque  Sir  Gerits  te  estaba protegiendo. Si debe agradecer a alguien, por favor agradézcale a él.”

“… ¿Gerits hizo eso por mí?”

Si mal no recuerdo, el rechoncho tercer hijo del virrey, Gerits, se había quedado para proteger a la Señorita Mary-Ann. Eso fue probablemente lo que me impulsó a ahuyentar al soldado mantis con una piedra.

Gerits parecía preocuparse mucho por la señorita Mary-Ann, así que no quería meterme entre ellos.

Está lejos de mí interferir en un incipiente romance juvenil.

“Mary-Ann,  no  debes  molestar  a  Sir  Caballero  antes  de  que  se  lo  hayan  presentado correctamente a todos.”

“Oh, lo siento, madre.”

Su madre era lo suficientemente joven como para pasar por una hermana mayor. Tenía treinta y tantos años, pero se comportaba como una niña triste.

Según mis investigaciones anteriores, la Señorita Mary-Ann tenía un hermano mayor que estaba mal de salud.

“Discúlpate con Sir Caballero y Lady Reythel, no conmigo.”

Obedientemente, Mary-Ann hizo una reverencia de disculpa ante la esposa del virrey y ante mí.

Entonces, la esposa del Baronet Dyukeli estaba lo suficientemente cerca de la esposa del virrey como para llamarla por su nombre.

“¿Vamos, Sir Pendragon?”

La esposa del virrey me condujo a la plataforma en el centro del salón, y los ojos de los nobles se concentraron en nosotros.

“Permítanme presentarles a mi amigo. Este joven es Sir Pendragon, un invitado muy querido de nuestra familia.”

Ella enfatizó más esta última parte.

“Es un gran hombre que salvó a la Baronía Muno de un ejército de goblins liderados por un demonio, derrotó a varios demonios menores en el Ducado de Ougoch y trabajó con el Héroe del Imperio Saga para expulsar a un dragón negro del Reino Lumork.”

Maldita sea, las historias viajan rápido. 

Podría haber sido el Consejero Poputema (el “noble vestido de verde”) quien investigó toda esta información, no la esposa del virrey, pero, de cualquier manera, me sorprendió que hubieran descubierto tanto en tan solo unos días.

“¿Un demonio?”

“¿Entonces es un asesino de dragones?”

“¡Pero es tan joven!”

Mi habilidad “Audición Aguda” recogió murmullos de sorpresa de los nobles.

“Sobre todo, salvó la vida de mi hijo Rayleigh, que estaba a la deriva en el mar en la ruta del azúcar.”

Ante eso, hubo más murmullos en la multitud:

“¿Está bien Sir Rayleigh?”

“¡Déjame cuidar de él!”

Rayleigh parecía ser bastante popular entre las jóvenes.

Por cierto, había pasado una noche en la Ciudad Laberinto y luego se dirigió a la capital real.

Según el propio hombre, había venido solo para recibir una carta de presentación de su madre, la esposa del virrey, para poder vender lagrimas celestiales en la capital real por grandes sumas de dinero.

“Se ha convertido en un explorador aquí en la Ciudad Laberinto y en poco tiempo ya se ha ganado una insignia granate, prueba de un explorador de primera clase. Y hace solo unos días, salvó a Su Alteza la Princesa Meetia y a algunos niños nobles de un grave peligro en el laberinto.”

Con eso, me hizo la reverencia formal de una mujer noble.

Ella ya me había dado las gracias antes, por lo que probablemente era una actuación para los otros nobles.

Le respondí con una reverencia y luego me presenté al resto de la fiesta del té.

“Gracias por la presentación. Como han oído, soy Satou Pendragon, caballero hereditario de la Baronía Muno.”

Honestamente, mi instinto fue restar importancia a los elogios exagerados con los que acababa de colmarme, pero sería un insulto para la esposa del virrey seguir sus palabras con una negación inmediata, así que decidí guardar eso para conversaciones individuales.

Cuando terminó la presentación, los mayordomos y las sirvientas entraron en la habitación empujando carritos de té.

Los carritos estaban cargados con los pasteles que había traído para la fiesta del té: además de castellas simples y cubiertas de azúcar, había preparado algunas variaciones al estilo occidental con crema batida y frutas secas encima.

Originalmente había planeado traer solo el tipo estándar, pero Lulu cometió un raro error en la temperatura del horno que llevó a que la capa de azúcar se oscureciera un poco más de lo previsto, lo que inspiró los ingredientes.

Al final resultó que, este error funcionó a mi favor: “Vaya, ¿son estas castellas?”

“Son incluso más sabrosos que los panqueques que comí en la capital real.”

“Esta cobertura blanca es bastante deliciosa.”

“Estas frutas secas son definitivamente para morirse. ¿Cuáles son?”

“Madre, ¿podría tener un poco más?”