Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 10

Capítulo 6: El Banquete

Parte 4

Pensé que había sacudido a la gente que me seguía, pero cuando entré en un callejón, encontré a tres matones esperándome con espadas desenvainadas.

Los había visto acercarse en mi radar, pero había algunas damas de la noche entre ellas y yo, así que decidí cambiar mi ruta para evitar involucrarlas.

“““Te encontré.”””

Los matones me atacaron de forma imprudente.

Sería bastante simple vencerlos, pero había un pequeño problema.

Parte de esto era que los tres matones eran en realidad jóvenes nobles de la facción del virrey, pero aún más sospechoso era el hecho de que Sokell dirigía una banda de guardias de esta manera.

Entre todo esto y la gente que antes me seguía, alguien definitivamente estaba tratando de atraparme en una trampa.

“““¡Muere!”””

Sus espadas se movieron más rápido de lo que esperaba.

Sin embargo, no había ninguna habilidad detrás de sus golpes, y sus espadas se estrellaron contra el suelo o las paredes cercanas.

También eran espadas de hierro normales, por lo que terminaron astilladas y dobladas en el proceso.

Pero los tres atacantes no parecieron darse cuenta.

“¿Puedo preguntar por qué me atacan?”

“““¡Muere!”””

Hablaron en tonos rígidos y robóticos mientras me apuntaban con sus espadas. Sin embargo, eso era de esperar.

“¿Entonces este es el efecto de las pociones de cadáveres?” Todos habían tomado una peligrosa droga ilegal.

Bloqueó todos los sentimientos de dolor y aumentó la fuerza del usuario más allá de sus límites.

A diferencia de cualquier habilidad o hechizo de fortalecimiento corporal, anuló por completo los límites físicos de su cuerpo, por lo que cuando el efecto desapareciera, experimentarían un retroceso intensamente doloroso.

Según algunos documentos antiguos de la antigua capital, la droga fue desarrollada por el enloquecido rey Gartapht durante las guerras demihumanas de hace cuatrocientos años.

Se dijo que lo administraron a la fuerza a los prisioneros de guerra, robando su libre albedrío y obligándolos a luchar en el frente como soldados cadáveres.

“““¡Muere!”””

Esquivando varios ataques a la vez, abrí mi mapa y finalmente encontré el tipo de persona que estaba buscando.

Felizmente, estaba incluso con otra persona de interés.

“Hasta luego, aspirantes a asesinos.”

Usé la habilidad de “Burla” en mis palabras mientras huía, corriendo lo suficientemente lento como para que los tres hombres pudieran seguirme.

Al abrir mi mapa, elegí un callejón sin prostitutas ni borrachos alrededor.

En el camino, vi a un anciano persiguiendo a unos jóvenes vagabundos que pescaban entre la basura y a otros niños desplomados en las esquinas de los callejones.

Estaba un poco preocupado por ellos, pero no podía involucrarlos en esta situación, así que seguí corriendo sin llamar la atención.

Finalmente, llegué justo donde quería estar.

“¡Oye, mira quien tenemos aquí!”

“Buenas noches, Capitán.”

“¿Hmm? Es Sir Pendragon.”

Paseando por el distrito comercial estaban el capitán del ejército del laberinto, el oficial hombre zorro y otro soldado con la cara oculta.

Los tres llevaban capas oscuras sobre sus uniformes, lo que sugería que se dirigían a disfrutar de un entretenimiento nocturno.

“““¡M-Muere!”””

Los tres hombres que me perseguían se acercaron para atacar, sin aliento.

“Oh cielos, eso no servirá.”

“Hmph, ¡¿Qué clase de tontos balancean sus espadas en medio de la calle?!” El capitán y el oficial hombre zorros derribaron a dos fácilmente.

El restante corrió hacia mí con su espada levantada, pero un destello de luz roja a mi lado bloqueó el ataque.

“¿Cabreaste a algunos mocosos nobles o algo así?”

El portador de la espada chapada en mitril con “Hoja Hechizada” era el tercer miembro del trío de incógnito: el General Erthal.

El atacante final fue lanzado hacia atrás por la parada, y el capitán lo tiró al suelo con un movimiento de rompe-cráneo.

Era raro ver a alguien tan hábil en el combate cuerpo a cuerpo en un mundo donde los monstruos eran el mayor enemigo.

“Para nada. Ni siquiera sé quiénes son estas personas.” Respondí. El General Erthal se acarició la barba, absorto en sus pensamientos.

En ese momento, el sonido de innumerables cascos y pasos resonó en la dirección del callejón del que venía.

“¡Ahí están! ¡Capturen a esos bastardos que atacaron a los jóvenes nobles!”

Al grito de Sokell, los guardias prepararon sus lanzas cortas, respirando con dificultad.

“¡Un momento, guardias! ¡Estos hombres en el suelo son los únicos atacantes!” Rugió el capitán.

“¡¿Qué?! Reconozco a estos jóvenes. ¡Son de distinguidas familias nobles!” Sokell gritó exageradamente, como un mal actor.

“Ustedes son los que visten de negro, con sus espadas en la calle, dañando a estos jóvenes. ¡Ustedes deben ser los atacantes!”

“¿Está seguro?”

Debajo de las sombras de su capucha, el General Erthal sonrió salvajemente.

Uno de los soldados notó la luz roja en la espada del general y trató de llamar a Sokell.

“¡L-Lord Sokell!”

“¡Silencio! Si deben hablar conmigo, ¡háganlo más tarde!”

Ante esta brusca respuesta, el soldado se retiró, trayendo a algunos otros con él. Debieron haber notado que era el General Erthal con quien estaban tratando.

Parados detrás de Sokell, tomaron poses que sugerían: no queremos pelear.

“¡Vamos, guardias! No se repriman… ¡captúrenlos! ¡Si se resisten, córtelos!”

El inconsciente Sokell siguió gritando órdenes, pero ninguno de los guardias respondió.

“¿Hmmmm? Esto es extraño, Capitán.”

“¿Qué es?”

El oficial hombre zorro sonrió de manera desagradable y se dirigió a su capitán en voz alta en el momento oportuno.

“Estos atacantes parecen estar bajo la influencia de pociones de cadáveres.”

“¡¿Pociones de cadáveres?! ¡¿La droga prohibida que controla a las personas por la fuerza como esclavos?!”

El atronador bramido del capitán resonó por las calles.

Los burdeles cerraron las ventanas y los rostros asomaron a los barrotes.

El oficial hombre zorro  estaba haciendo esto a propósito, pero el capitán parecía estar realmente enojado.

“¡¿Q-Qué?!” Obviamente conmocionado, Sokell respondió instintivamente.

“¡¿Acusas a mis amigos de haber usado pociones de cadáveres?!”

Uh oh. Vaya manera de cavar tu propia tumba.

 En su pánico, Sokell acababa de reconocer que los atacantes eran sus amigos.

“¿Oh ho? ¿Entonces estos sinvergüenzas que bebieron pociones de cadáveres son amigos tuyos, virrey interino Sokell?”

Ante  la  declaración  deliberadamente  fuerte  del  hombre  zorro,  los  borrachos  cercanos comenzaron a murmurar el nombre de Sokell.

“¡Cómo te atreves a hacer una acusación tan infundada a estos nobles conocidos!” En este punto, parecía que Sokell estaba demasiado metido para echarse atrás.

Me di cuenta de que ya no los llamaba sus amigos.

“No es infundado. Puede parecer un tonto, pero Kinkuri es en realidad el analista adjunto de nuestro ejército, ya que tiene la habilidad de ‘Analizar’.”

Al oír la palabra analista, Sokell palideció mortalmente.

“No me llame tonto, Capitán.” Se quejó el oficial hombre zorro, y recibió otro golpe en la cabeza por sus problemas.

“¡Entonces! ¡Usaré mi autoridad como virrey en funciones para arrestarlos! ¡Suelten sus armas!”

Desesperado, Sokell comenzó a gritar de manera casi incoherente. Era entretenido verlo actuar como el torpe villano menor que era.

Si esto fuera un juego, sería el tipo de mini jefe al que derrotas al principio.

“¿Crees que tienes derecho a arrestarnos, eh?”

“¡Silencio, tonto! ¡Todos ustedes son criminales!” Sokell le gritó al general.

“¡Guardias!, ¡Atrápenlos!”

Sokell roció saliva junto con sus órdenes, pero los guardias aún no se movieron para obedecer. En cambio, se miraron el uno al otro, como si trataran de decidir en silencio cuál de ellos debería decirle a Sokell con quién estaba tratando.

“¡¿Qué están haciendo?! ¡Hombres inútiles! ¡¿Quién crees que paga su salario?!” Los hombres simplemente miraron hacia otro lado, sus rostros ilegibles.

Probablemente todos estaban pensando: Bueno, ciertamente no eres tú.

“Basta de tonterías, mocoso.”

El General Erthal se bajó la capucha y dio un paso adelante.

“¡¿M-Mocoso?! ¿Quién crees que…?”

El grito de Sokell se desvaneció a mitad de la frase. Finalmente había reconocido el rostro del general.

“Así que eres la escoria que ha estado tomando prestado el poder del virrey.”

“¿E-Escoria…? ¡General o no, haré que anule esas palabras de una vez!”

El General Erthal resopló ante el engaño de Sokell.

“El ejército del laberinto se hará cargo de estos sinvergüenzas hasta que llegue la policía judicial de la capital real.”

“¡Absurdo! ¡Detener a los criminales es el deber del virrey! ¡El ejército no tiene tal autoridad!” El general miró a Sokell, que ladraba como un perrito.

“¿Lo has olvidado? Usted mismo declaró que esto sería un conflicto de intereses.”

“Bien, ya que los tipos que nos atacaron eran amigos de Lord Sokell y todo…”

El oficial hombre zorro, Kinkuri, parecía estar disfrutando inmensamente de esto.

“Además, estos criminales levantaron sus espadas contra el General Erthal, un oficial al mando del ejército del laberinto. Familias nobles o no, no saldrán sin un castigo.”

Las palabras del capitán parecieron llegar finalmente a Sokell, quien dejó escapar un pequeño gruñido.

Los tres estaban empujando a Sokell hacia una esquina, y parecía que sus puntos de vida mentales se estaban acabando.

Justo cuando el oficial hombre zorro abrió la boca para atormentar más al hombre, una nueva figura apareció en escena.

“Eso es suficiente, de hecho.”

No pude verlo más allá de la multitud, pero a juzgar por ese peculiar final de frase, había llegado el noble de verde, el Consejero Poputema.

“Hmph, ¿entonces estás detrás de esto?”

“¿Qué quieres decir? Estaba saliendo a dar un paseo cuando escuché una conmoción, de hecho.”

“¡Lord Poputema! ¡Pendragon es el culpable que agredió al General Erthal e hirió injustamente a estos jóvenes nobles!”

Oh querido. Ahora Sokell venía detrás de mí.

“¿Está seguro? Pero sir Pendragon está desarmado, de hecho.” Poputema le sonrió a Sokell como un demonio.

Casi parecía como si él también estuviera disfrutando de tener a Sokell acorralado.

“Pero un asesino de demonios como Pendragon seguramente podría derrotar a tres jóvenes desarmados.”

Es cierto que podría haber vencido a tres o tres mil de esos tipos, pero, aun así.

 Más importante aún, gracias al parloteo innecesario de Sokell, ahora los espectadores estaban comenzando a murmurar cosas como “El Asesino de Demonios Pendragon”…

Supongo que no me importaba ser un poco famoso entre la gente común, pero, aun así.

“Bien, sir Pendragon, de hecho, ha oído la acusación de Sir Sokell. ¿Hiciste daño a estos hombres, de hecho?”

“No lo hice. De hecho, no les puse un dedo.”

“Lo que dice es verdad. Esto lo juro por el nombre del rey ancestral Yamato y por el apellido Erthal. ¿Aunque quizás debería compartir también el apellido del Duque Vistall?”

“Eso no será necesario, de hecho.”

El testimonio del General Erthal parecía haber limpiado mi nombre.

“Sir Sokell, vaya a casa y cálmese un rato, de hecho. Guardias, lleven a estos rufianes inconscientes a la cárcel de las oficinas del virrey, de hecho.”

“… Eso no servirá.” El noble de verde intentó aprovechar la confusión y huir con los hombres, pero el General Erthal lo detuvo.

“No puedo permitir que se deshaga de la evidencia.”

“Qué absurdo, de hecho. Tengo la intención de investigar la fuente de las pociones de cadáveres.” El noble de verde negó con la cabeza.

“¿Lo juras por tu apellido?”

“En el nombre del rey ancestral Yamato y la casa del Duque Poputema, de hecho.”

“Muy bien.”

El General Erthal asintió.

Supongo que las pociones para cadáveres eran una droga así de peligrosa.

“Las pociones de cadáveres son bastante problemáticas, de hecho. Me pregunto si los restos del grupo de las Serpientes Caníbales han resurgido, de hecho.”

A pesar de la gravedad de sus palabras, el noble de verde sonreía, como si hubiera confundido sus expresiones.

“¡Es hora de beber para olvidar esto! Vamos, Sir Pendragon.”

El General Erthal me rodeó el hombro con el brazo y me llevó.

La declaración de beber probablemente fue solo para apaciguar al noble de verde. En realidad, parecía estar tratando de alejarme de más problemas potenciales.

Mientras estábamos en eso, decidí hacerle una pregunta.

“¿Es este grupo de Serpientes Caníbales muy conocido?”

“Son una organización criminal que trajo drogas como pociones demoníacas y de cadáveres a la Ciudad Laberinto hace mucho tiempo.” Respondió el general.

Busqué en el mapa, pero no vi ninguna organización con ese nombre en ningún lugar del reino, incluida la Ciudad Laberinto Celivera.

“Tienden a resurgir cada vez que se acerca la temporada del señor de los demonios.” Murmuró seriamente el general.

“Derribar criminales que han usado pociones demoníacas es bastante problemático, pero ¿ahora también hay pociones de cadáveres? En verdad, es como si la ciudad de Celivera estuviese maldita.” El capitán gimió.

“Tiene sentido, ya que puedes conseguir los ingredientes en el laberinto…”

El oficial hombre zorro recibió otro golpe por señalar lo innecesario.

Era muy posible que estuviéramos bebiendo toda la noche, así que usé el hechizo de Magia Espacial Teléfono para avisar a Arisa y las demás.

Aun así, aunque…

Era obvio que Sokell estaba tratando de atraparme en una especie de trampa, pero ¿por qué iba tan lejos como para usar una droga extraña para hacer que esos hombres me atacaran?

Dada su naturaleza, era posible que me atacara para vengarse en nombre del Príncipe Sharorik o incluso que simplemente no le agradara, pero esto parecía un gran esfuerzo solo por eso.

En el fondo de mi mente, recordé a la Princesa Meetia diciendo que fue atacada por unos jóvenes matones bien vestidos con máscaras.

Si eso también lo estaba haciendo Sokell, ¿cuál era su objetivo?

A continuación, recordé otros hechos como que Sokell usó una poción curativa para acercarse al virrey y su esposa y que el Aliento de Purificación de la Princesa Meetia podría tener un efecto similar, pero no estaba seguro de cuál era la conexión.

No, no tengo ni idea. 

Nunca había sido bueno resolviendo misterios como estos.

En cualquier caso, podría tener que idear algún tipo de plan para mantenerme a salvo.

“Oh-ho… ¿Así que nos está invitando, Sir Pendragon? ¿Incluso si pido un sake caro?” “Por supuesto… adelante. Pide lo que quieras.”

Sonreí al desvergonzado oficial zorro.

Por ahora, aunque esto no fue solo para lidiar con Sokell, probablemente sería mejor comenzar por acercarme más a estos tres, ya que me rescataron de esa situación.

Los cuatro bebimos hasta el amanecer, por lo que aprendí todo tipo de información sobre el ejército del laberinto.

El hombre zorro seguía pidiendo bebidas caras, pero eso significaba que aprendí sobre algunas cervezas de calidad, así que estaba bien para mí.