Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 17

Capítulo 9: La Teoría del Forastero

 

 

Ocultos por la oscuridad de la noche, comenzamos a seguir el plan que había trazado.

Primero, aquellos hábiles ocultándose o rápidos—esos serían Raphtalia en primera instancia, Rishia segunda, y después Raph-chan, Chris, Glass, y Sadina—irían ocultas con magia para entrar en la instalación subterránea donde Kizuna muy probablemente estaba siendo retenida. Como unidad de apoyo en el caso de que algo salga mal, Itsuki, Shildina, Filo, Ethnobalt, y yo esperaríamos afuera. Al mismo tiempo, L’Arc, Teresa, y S’yne lanzarían un ataque de distracción y capturarían el reloj de arena del dragón.

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“Es hora,” dijo Raphtalia.

“Adelante,” le dije. Por supuesto, yo había lanzado el Aura Superior X sobre todos antes de que se fueran. L’Arc y su grupo definitivamente habían partido hacia el reloj de arena del dragón a gran velocidad. Solo les había dicho que hicieran su parte.

Raphtalia y su grupo miraron hacia mí. Yo asentí.

“¿¡Qué está pasando aquí!? ¡Wah—!” Raphtalia rápidamente silenció a un guardia que miró hacia la luz mientras ella abría la puerta noqueándolo, atándolo, y haciéndolo rodar para ocultarlo en las sombras. Después ella entró al edificio. Para ser honesto, ella lo hizo parecer fácil. Recordé las otras veces que ella usó sus habilidades de infiltración para salvar personas. Toda clase de problemas habían ocurrido durante esos incidentes, pero siempre los superamos.

Ya pasados alrededor de cinco minutos del comienzo de la operación, rayos reflectores salieron desde el castillo. Al mismo tiempo, el icono de Raph-chan apareció en mi campo de visión. ¿Acaso Raph-chan estaba pidiendo ser llamada de vuelta?

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“¡Vamos, Raph!” dije.

“¡Rafu!” dijo Raph-chan, apareciendo frente a mis ojos. “¡Rafu! ¡Rafu, rafu!”

“¿Pasó algo?” pregunté.

“¡Rafu!” confirmó ella, asintiendo. Justo en ese momento, unas enormes luces como fuegos artificiales ascendieron de la dirección del reloj de arena del dragón. S’yne estaba usando su habilidad para vigilar tanto a Raphtalia como a mí desde la distancia, y ella estaba entregando la información a L’Arc. La magia con forma de fuegos artificiales era la señal de que ellos estaban comenzando el ataque sobre el reloj de arena del dragón.

Miré detrás de mí para comprobar el estado de todos los demás, y después comencé a correr hacia la entrada del laberinto subterráneo e ingresé. Itsuki y los demás me siguieron de cerca.

La instalación subterránea estaba bien mantenida y se veía como un edificio de concreto salido de una fantasía. Parecían ser solo corredores.

“Los dispositivos de vigilancia… ya han sido destruidos por Raphtalia y los demás,” noté. Los restos de alguna clase de dispositivos mágicos podían ser vistos esparcidos por los alrededores. Este era el momento para medidas de emergencia, así que ya no importaba si activábamos tales dispositivos. Desplegué el Muro de Estrella Fugaz y corrimos hacia el frente, ignorando cualquier trampa.

Solo habíamos estado esperando por alrededor de cinco minutos, así que aún no había pasado tanto tiempo. Estaba seguro de que los alcanzaríamos en poco tiempo.

Mientras estaba pensando eso… “¡Rafu!” dijo Raph-chan, deteniéndonos en el lugar, el cual nos presentaba la opción de bajar un nivel. Frente a nosotros había una puerta. Todo estaba demasiado silencioso.

“¡Rafu, rafu!” dijo Raph-chan. Ella claramente me estaba diciendo que no tocara la puerta.

“¿Hay algo del otro lado?” pregunté.

“¡Rafu! ¡Rafu!” dijo ella enfáticamente. Entonces ella apuntó hacia el suelo y saltó una y otra vez de arriba hacia abajo. “¡Rafu! ¡Rafu!” Esta vez su tono era diferente. Como si ella estuviera diciendo… ¿Escudo Portal?

“¿Tal vez es una trampa de teletransportación?” murmuró Itsuki, casi al mismo tiempo que yo llegaba a la misma conclusión.

“Así es. Al entrar a esta habitación, ellos fueron inmediatamente enviados hacia otro lugar,” dijo Ethnobalt. ¡Si entiendes lo que ella está diciendo, bien pudiste haberlo dicho antes!

“¡Así es!” dijo Filo, agregando sal a la herida.

“Muy bien. Había pensado que podríamos atravesar a la fuerza cualquier trampa en nuestro camino, pero una trampa de teletransportación es una historia diferente,” reflexioné. Si esta hubiera sido una trampa de pozo o algo así, no le habría dado ningún problema a Raphtalia y su grupo. Ni siquiera sabíamos si sus instintos habían funcionado con esto, o si le habían fallado.

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Aun así, con todas estas sirenas sonando, Raphtalia y los demás deben haber sido despojados de su camuflaje y la trampa debe haberlos teletransportado.

“Aquí vamos,” dije y estiré mi mano hacia la puerta.

“¿¡Rafu!?” ¿Por qué Raph-chan estaba tan sorprendida? Eso significaba… que la trampa estaba respondiendo a nosotros. Probablemente estaba diseñada para activarse a lo largo de una gran área y atrapar todo dentro de su rango.

El suelo brilló, y en un instante todo a nuestro alrededor cambió.

Ya veo. Básicamente la única forma de lidiar con esto sería alejarse de los efectos de la trampa en el momento en que se activaba. Pero eso era difícil de hacer en un corredor estrecho.

“¡Naofumi-sama!” Oí el grito de alguien. Miré en la dirección de la voz. Había un sujeto de aspecto japonés sosteniendo un arma con forma de violín, cinco mujeres, y Raphtalia y Glass haciéndoles frente.

“Así que tú eres el héroe con el arma sagrada de otro mundo,” murmuró el sujeto con el instrumento musical. Él estaba usando ropa principalmente negra, tenía el cabello negro, y una actitud engreída. Probablemente tenía menos de veinte años. En vez de la genialidad juvenil de Ren, él tenía un aire de genialidad un poco más maduro.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 17 Capítulo 9 Novela Ligera

 

Para decirlo de forma más directa, no me gustaba para nada su rostro.

Estos tipos siempre se vestían de negro. ¿Acaso todos ellos tenían una mentalidad de secundaria? Mi experiencia hasta ahora me estaba diciendo que él iba a ser inmaduro. Esto parecía que iba a ser una molestia más grande de lo que había esperado.

“¿Y tú eres Miyaji? ¿Aquel elegido en este mundo por el instrumento musical de las armas vasallas?” dije.

“Vaya, vaya… es un honor conocerlos. Mi nombre es Hidemasa Miyaji, el héroe del instrumento musical,” respondió él, inclinando su cabeza. Él se veía demasiado falso. Esa mirada en su rostro, como si viera a través de todo, realmente me hacía enojar. Kyo había sido similar, con su fe absoluta en su inteligencia. Pero este sujeto parecía estar forzando aún más su actuación de persona educada. Él comenzó a hablar. “Estaba vigilándote desde que entraste en esta instalación subterránea. Luchar contra demasiados de ustedes podría ser un problema, así que decidí dividirlos,” dijo él. Miré a mi alrededor. Debimos haber sido teletransportados juntos, pero de mi grupo solo Itsuki estaba aquí conmigo.

Eso significaba que Shildina, Filo, Raph-chan, y Ethnobalt habían desaparecido. Eso también significaba que Raphtalia y Glass se habían separado de Rishia, Sadina, y Chris. ¡Maldición! Esto complicaba las cosas.

“Entrar en mi nación basándose en su egoísta sentido de la justicia, e infiltrarse en áreas clasificadas sin autorización—sin mencionar su ataque sobre el reloj de arena del dragón— incluso para un héroe de arma vasalla, creo que estos crímenes son demasiado serios para ser perdonados,” le dijo Miyaji a Glass. “¿No lo crees?”

“¡Cómo te atreves! Ya tenemos pruebas—pruebas de que Kizuna fue traída a esta nación. Gracias a una búsqueda efectuada por un shikigami que Kizuna creó. También sabemos que ella está prisionera aquí,” respondió Glass. Miyaji sonrió ampliamente ante sus palabras, y después miró hacia las mujeres a su alrededor.

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“Incluso si decimos que no tenemos idea de a qué te refieres, sospecho que no se darán por vencidos tan fácilmente. Yo estoy aquí, tratando de probar mi inocencia de todo corazón, ¿y así es cómo responden? Como sospechaba, Kizuna Kazayama y sus aliados creen que ser héroes les da el derecho de actuar como les plazca.”

“Tú fuiste parte del asesinato de los cuatro héroes sagrados, y ahora te estás haciendo la víctima—” comenzó a decir Glass.

“Espera, Glass. Yo me encargaré de esto.” Me paré en frente de ella.

“Tú, un héroe de un mundo completamente sin relación, ¿vas a dar tu opinión? ¿De verdad crees tener el derecho de hablar aquí?” dijo Miyaji. Vaya. En una vida pasada, habría dejado pasar eso con una sonrisa y simplemente me hubiera apartado. No me jodas, quería decir. Ya he luchado con muchas sabandijas como tú.

“Kizuna y yo somos aliados que fueron invocados como héroes de otro mundo y estamos luchando para aplacar las olas. Hemos forjado una relación de confianza de la que tú no tienes idea. No puedes simplemente decir que no tengo nada que ver con todo esto,” respondí. Lo que él estaba diciendo en realidad era mucho más simple. Él estaba diciendo que esto no tenía nada que ver conmigo, así que debería marcharme. Mi respuesta fue el primer paso en el proceso de lidiar con alguien como él—golpearlo con las razones de por qué yo estaba involucrado: porque ella era mi aliada.

“Digas lo que digas, tú no eres responsable por este mundo, ¿o sí? Diga lo que diga un forastero como tú, no creo que puedas influenciar a un héroe de este mundo,” respondió él. Entonces era tal como esperaba. Él quería insistir en el hecho de que yo era un forastero que no tenía nada que ver con este asunto, y así evitar que me involucrara en todo esto. Yo estaba hablando con mucho sentido, pero aun así él no tenía la intención de escucharme.

A partir de esto, pude determinar que él era el mismo tipo de persona que fueron Ren, Itsuki, y Motoyasu. Eso significaba que necesitaba avanzar al paso dos.

“Desafortunadamente para ti, todo esto tiene relación conmigo. El héroe de la katana de las armas vasallas que ves aquí es originario del mundo que soy responsable. Si este mundo es destruido, también causará problemas para mí. Y es debido a que ella es una residente del mundo que soy responsable y una de mis compañeras más confiables,” apunté hacia Raphtalia, dejando claro que estaba muy involucrado con este mundo. Bajo su lógica, eso debería transformarme de alguien sin relación con todo esto a alguien que estaba aquí para proteger a alguien. “Si quieres hablar acerca de no estar relacionado, deberías comenzar a cumplir tus deberes como un héroe de las armas vasallas y detener todo este alboroto egoísta. Si no lo haces, unos grupos muy involucrados van a tener problemas contigo.” Devolví esta conversación de estar relacionado directo hacia él, guiando las cosas a mi conveniencia. Sabía que este tipo de persona no respondía a las razones. Tendría que continuar con el ataque antes de que él respondiera. Así que continué. “Podrías hablar con Kizuna y los demás para trabajar junto a ellos. O podrías completar tus deberes de héroe a tu manera. ¿Por qué escogiste enfrentarte a ellos? Si tienes una razón, dila. Si es una buena, incluso podríamos ayudarte.” Después de todo, si él iba a hablar acerca de que héroes se involucraran en este mundo, eso presuponía que él estuviera haciendo el trabajo de uno. Y aun así este Miyaji se había negado a hacer contacto con Kizuna y sus aliados y solo seguía su camino haciendo lo que quería. Yo también había querido huir de mis responsabilidades como héroe, así que podía entender por qué lo hacía. Si hubiera sido capaz de matar a Motoyasu cuando me atacó para lograr eso, probablemente lo habría hecho.

“Ciertamente eres un buen orador, te concedo eso,” dijo Miyaji.

“Podría decir lo mismo acerca de ti. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué estás siendo tan hostil?” pregunté. Las circunstancias demandaban que trabajáramos juntos, y aun así él no se había contactado con nadie, y se había encerrado en su propia nación, claramente tramando algo—era de esperarse que lo encontráramos hostil. Si había una razón detrás de todo esto, como alguna clase de trauma en su pasado, podríamos discutir las cosas.

“Fui traído aquí contra mi voluntad, ¿y ahora crees que debería simplemente ser un héroe de la justicia? Tienes que estar bromeando,” dijo él.

“Créeme, me siento exactamente igual que tú respecto a eso,” le dije. Tal vez yo había recorrido un largo camino, pero aún había una parte de mí que se sentía así. En el caso de Miyaji, él había quedado atrapado en la invocación de alguien más, así que probablemente era peor para él.

“¡Naofumi!” Glass estaba mirando en mi dirección. Sabía lo que estaba haciendo. Todo esto era parte de mi estrategia. Di una pequeña señal en la dirección de Raphtalia, y ella entendió lo que estaba pasando y tranquilizó a Glass.

Yo había decidido luchar, y Raphtalia, Atla, y lo demás me ayudaban. Ya no iba a quejarme de mi falta de elección a la hora de ser invocado.

“Solo quieres vivir tranquilo en otro mundo, ¿no? Yo también entiendo eso, pero no existe un mundo donde todo salga a tu manera. Si tienes personas importantes para ti, necesitas esforzarte al máximo para detener estas sospechosas olas que nos están atacando. Y para hacerlo, trabajar junto a los otros héroes facilita las cosas para todos. Especialmente si fuiste elegido por tu arma,” le dije. No me importaba mucho que él subestimara las olas. Ese era un punto de vista. Pero cuando era considerado el daño provocado por las olas, eso claramente creaba muchas razones para luchar. Terremotos, tsunamis, hambrunas, y más; no había fin a los desastres creados por las olas. Ciertamente no había razón para alejarte de todo eso y hacer lo que quisieras.

Él tenía que pensar en lo que las personas esperaban de nosotros y por qué debíamos luchar. Suponía que las personas a su alrededor eran residentes de este mundo. Cuando ese mismo mundo estaba en peligro de ser destruido por las olas, este no era el momento de juegos.

Aunque hablando de juegos, quizás ese era el problema. Los otros tres héroes habían pensado equivocadamente que las olas eran solo actualizaciones.

“Si te sientas a ver cómo se queman las cosas desde la colina opuesta, ¿no crees que esas chispas podrían alcanzarte eventualmente—que podrían quemar tus propias cosas?” pregunté.

“No tengo la intención de unirme a su pequeño grupo de la felicidad,” respondió él.

“Y eso no es lo que te estoy pidiendo. Solo tienes que hacer lo mínimo. Pero si comienzas a interferir con los asuntos de todos los demás, bueno, en ese momento es cuando Kizuna, Glass, y los demás de este mundo van a tener que involucrarse—y no podrás quejarte,” respondí. Glass asintió ante mi argumento. Ella tenía una mirada seria en su rostro. Solo porque pertenecías a la misma organización no quería decir que tenían que ser mejores amigos. En efecto, tener a muchas personas que pensaban diferente probablemente era más conveniente. Pero si alguien causaba problemas a esa organización, iba a terminar muerto.

“Mírate, hablándome de esa forma. No tienes modales. Es una lástima.” Enfrentado a mi lógica impecable, Miyaji simplemente cambió las reglas del juego.


“¿Esperas ser tratado con respeto? ¿Incluso aunque todo lo que has dicho ha sido grosero e ignorante?” respondí. Primero que nada, realmente deseaba que dejara de hacerse pasar por la víctima. Su propia naturaleza insípida era claramente visible. Al menos Ren, Itsuki, y Motoyasu tenían algo de personalidad y sus propias ideas. Había sido mucho más fácil hablar con ellos. Yo continué. “Las armas sagradas tienen un rango superior a las armas vasallas. Ese es un hecho. Glass y los demás que están aquí están en el mismo nivel que tú, y ni siquiera los tratas con respeto. Claramente estás tomando el enfoque equivocado,” le advertí. Una vez que finalmente nos reuniéramos con Kizuna, definitivamente valía la pena despojar a este tipo del derecho de usar su arma. Si un portador de arma vasalla causaba demasiados problemas, su arma vasalla debería escoger abandonarlo. “Tú eres quien cree tener el derecho de hacer lo que quiera,” ironicé. Ser un héroe no era un pase libre, y había consecuencias por las fechorías cometidas.

“Cállate. Ya fue suficiente. No necesito escuchar nada más de ti,” respondió Miyaji. Al final no parecía que él fuera a responder bien a una discusión. Y ni siquiera había comenzado… Él solo estaba pretendiendo ser genial.

“Dijiste algo acerca de actuar con honestidad, ¿cierto? Esa ciertamente no es la actitud que veo en ti,” le dije. Esperaba que él entendiera a qué me refería. Quería dejar claro cuál era la diferente entre él y aquellos con los que estaba teniendo problemas.

Los héroes de las armas vasallas habían asesinado a los cuatro héroes sagrados, o al menos eso me habían dicho.

Si hubiera sido uno solo de ellos, Glass y los demás lo habrían identificado y derrotado. Los portadores del espejo y el libro de las armas vasallas eran desconocidos. Pero este Miyaji, el héroe del instrumento musical, claramente era sospechoso de haber asesinado a los tres héroes sagrados. Lo que Glass acababa de decir me lo dejaba claro.

“Lo que necesitas hacer es compartir algo de información con nosotros. Si no sabes qué es lo que está pasando, entonces tienes que explicar por qué no deberíamos sospechar de ti. Dinos qué fue lo que sintió el shikigami. Explica la razón de esto. ¿Entiendes? Y si mataste a los tres héroes sagrados, y tienes una razón para eso, entonces también tienes que compartirla con nosotros,” le dije. Una razón como cuando Ren, Itsuki, y Motoyasu habían sido maldecidos. ¿Qué tal si los héroes muertos le habían declarado la guerra al mundo y habían demandado que él se uniera a ellos? Defenderse bajo esas circunstancias sería comprensible.

“¡Ellos eran basura, así que los maté!” respondió él. Eso no sonaba bien.


“¿Pero por qué eran basura? ¿Estaban tratando de conquistar el mundo o algo así?” intenté de todas formas.

“Ellos se creían demasiado, pensando que eran los más fuertes. Así que tuve que hacerlos entrar en razón.” Él no estaba dando argumentos convincentes.

“Todavía no entiendo tu punto. ¿Cómo ellos fueron diferentes de ti? No había la necesidad de matarlos, ¿cierto?” razoné. Matar personas simplemente debido a los conceptos de fuerte y débil… Apenas podía encontrar las palabras para responder.

“Mientras más débiles son, más tonterías dicen. Si tienes algún problema conmigo, puedes compartirlo después de haberme derrotado,” dijo Miyaji. Él estaba embriagado de su propio supuesto poder, pensando que podía hacer lo que quisiera. Si él fuera uno de los cuatro héroes sagrados, habría intentado devolverlo al camino correcto para enfrentar las olas con la seriedad requerida. Pero al matar a esos héroes, él iba en la dirección totalmente opuesta a lo que un héroe debería hacer.

“Es un error pensar que ser fuerte te permite hacer lo que quieras,” murmuró Itsuki, escogiendo este momento para unirse a la conversación. Miré hacia él para encontrarlo mirando hacia Miyaji con disgusto en sus ojos. “El poder sin justicia simplemente es violencia. Dinos, ¿por qué persistes en creer que la fuerza lo es todo?”

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“¡Disculpa, idiota! ¿De qué estás hablando? ¡Ya he tenido suficiente de esto, así que ahora los voy a callar a todos! ¡El poder es justicia! ¡Eso es todo lo que importa!” respondió Miyaji.

“Ya veo. Entonces permítenos seguir tus reglas y desplegar nuestro propio poder para responder a tu violencia. Podemos seguir discutiendo esto después de que hayas sido derrotado. Naofumi, ¿estás de acuerdo?” preguntó Itsuki.

“Ese siempre fue el plan,” respondí. “Después de todo, tal parece que eso es lo que él quiere.” Asintiendo, Itsuki recitó algo de magia. Raphtalia, Glass, y yo también nos preparamos. El efecto del Aura Superior Total X todavía estaba activo.

“¡Yo, el Héroe del Arco, le ordeno al cielo y la tierra! ¡Corto la forma del universo y la reconecto para expulsar el pus desde el interior! ¡Poder del Rasgo de Dragón! Obedece las órdenes de un héroe, la fuente de tu poder, combinando mi magia con el poder del héroe. ¡Reconsidera el estado de todas las cosas una vez más y concédeles fuerza a todos ellos!”

Nos quedamos quietos por un momento y permanecimos alerta por cualquier ataque inicial que Miyaji o su grupo pudieran lanzar mientras esperábamos que Itsuki iniciara la batalla con su magia. En ese momento, sin embargo, Miyaji sonrió. Él sacó un ofuda y lo aplastó con su puño. En ese mismo instante, algo pasó por detrás de nosotros.

¡Si tuviera que ponerle un nombre a esa sensación, sería la misma que liberaban las habilidades malditas Resentimiento y Tentación que Motoyasu había usado! En el segundo siguiente, con un sonido de agrietamiento, mi mano con el escudo fue empujada violentamente hacia el frente.

Dejé salir un gruñido de la sorpresa. Itsuki estaba experimentando lo mismo con su arco, el cual actualmente era un arma de fuego. Apenas tuve el tiempo para preguntarme lo que estaba pasando, y más rápido de lo que podía procesarlo, sentí algo siendo… extraído de mí. Miré hacia mi escudo.

Ya estaba separado de mi brazo y girando en el aire. Después se convirtió en luz y regresó a mi mano, convirtiéndose en un pequeño accesorio.

¿¡Qué demonios está pasando!?

“¡Vaya!” Miyaji estaba riendo a carcajadas. “¡Sí que es una mirada estúpida la que tienen en sus rostros, idiotas! ¡No puedo contener la risa!” Él se rio con aún más fuerza, sosteniendo su cabello con una mano.

“¡Naofumi-sama!” Ahora Raphtalia estaba gritando mi nombre. Su rostro estaba pálido.

“¿¡Qué!?” respondí.

“¡La magia de apoyo que aplicó sobre nosotros ha desaparecido!” respondió ella.

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“¿¡Qué!?” exclamé. Revisé mi estado. Era verdad. El efecto del Aura Superior X había desaparecido completamente. Tal vez anulado. Habíamos experimentado la anulación de la magia de apoyo luchando contra los enemigos de S’yne. Esto bien podría ser lo mismo.

“Naofumi,” dijo Itsuki, con sus cejas fruncidas mientras miraba hacia su propia mano.

“Mi encantamiento de la Debilitación Superior fue interrumpido. Estoy tratando de
recitarlo de nuevo, pero no puedo,” dijo él.

“¿¡Qué!?” dije una tercera vez. Creyendo que era alguna clase de broma, intenté lanzar el Aura Superior X. Pero ni siquiera había señales de que el encantamiento fuera a comenzar, ni mencionar la activación de la magia.

“¿Él ha sellado nuestra magia?” pregunté.

“No, no es eso,” respondió Itsuki. “Cuando la magia es sellada, simplemente no puedes concentrarte cuando intentas recitarla. Esto es algo más… tampoco es una interferencia mágica…” En las manos de Itsuki no había ningún arma.

“¡Vaya, vaya, incluso yo no esperaba un resultado tan sorprendente! La verdad no estaba seguro de si iba a funcionar hasta que lo vi con mis propios ojos,” dijo Miyaji. Odiaba la idea de tener que preguntarle, pero parecía ser mi única alternativa. Ni siquiera estaba seguro de que él fuera a responder.

“¿¡Qué nos has hecho!?” lo interrogó Glass. Afortunadamente, ella preguntó primero.

“Oí que algunos portadores de armas vasallas arrogantes habían pedido ayuda a otro mundo. Eso demandaba tomar precauciones yo mismo,” reveló Miyaji, apuntando su instrumento musical hacia nosotros. En ese momento, me di cuenta de algo—había un accesorio en su arma. El arma de Takt había tenido uno igual. Eso definitivamente sugería una conexión entre ellos. Dicho eso, no tenía el tiempo para pensar en eso ahora mismo.

Revisé mi estado. Tal como mi escudo había sido robado en el pasado, había cambiado dramáticamente. ¡Me había vuelto demasiado débil! ¡Otra vez!

Traté de reflexionar acerca de la situación.

La sensación extraña de hace solo unos momentos había venido de la dirección del reloj de arena del dragón. Basándome en la información recibida de L’Arc, Sadina, y los demás, este probablemente era un efecto de sean cuales sean los experimentos que ellos estaban realizando en el reloj de arena del dragón.

¿¡Era por esto también que mi brazo con el escudo se había estado sintiendo entumecido desde nuestra llegada aquí!?

“Bueno, sería una lástima para ustedes si mueren sin entender por qué. Fui capaz de quitarles sus armas porque las armas sagradas de este mundo finalmente me escucharon y entendieron lo que les estaba diciendo. Las armas sagradas de mundos diferentes no tienen permitido interferir con las demás. Aun así, ustedes están aquí, rompiendo esa regla y hablando todo eso de quién debería estar haciendo qué. ¡Ustedes no tienen ese derecho! Esta es la razón de por qué nosotros estamos en lo correcto, y ustedes no tienen nada que hacer aquí.” Era como si la boca de Miyaji de pronto se hubiera convertido en una ametralladora. Takt había sido igual. Exactamente así—queriendo explicar lo fuerte que era.

Miyaji estaba asegurando que tenía el apoyo de las armas sagradas. De alguna forma, él había logrado obtener las armas de los héroes muertos y ahora las estaba utilizando para esta restricción.

Esto se veía como una crisis. No tenía idea del rango de efecto, pero definitivamente estaba comenzando a preocuparme por los miembros del grupo que no estaban aquí.

“¡Naofumi-sama! ¿¡Está bien!?” gritó Raphtalia.

“¡La verdad no!” respondí. No era como si nuestros niveles hubieran sido reiniciados ni nada así, así que aún podíamos luchar—o al menos quería creer que podíamos.

No podíamos usar magia, eso era seguro. Probablemente podría usar la energía vital y la Activación Muso, pero no tenía ningún arma a la mano. Parecía ser que pedirle a Raphtalia o Glass algunos objetos y apoyar desde la retaguardia era todo lo que podía hacer.

“¡Cómete esto!” Miyaji puso el arco contra las cuerdas de su instrumento musical con forma de violín y comenzó a tocar. Un sonido como el de una explosión inmediatamente se escuchó junto a lo que parecían ser notas musicales siendo disparadas hacia nosotros a gran velocidad.

“¡Cuidado!” Glass extendió su gran abanico y se posicionó al frente, protegiéndonos al recibir el ataque. Con un grito, Raphtalia también dio un paso al frente, derribando las notas con su katana. Eso fue todo lo que hicieron, y ambas de inmediato tenían expresiones adoloridas en sus rostros y gemían del dolor.

“¡Hay mucho más de donde salió eso! ¡Chicas, vayan!” ordenó Miyaji.

“¡Como usted ordene, Hidemasa-sama!” dijo una de sus mujeres, y las cinco corrieron hacia el frente. De pronto—

“¿¡Qué!?” otra de ellas exclamó de la sorpresa.

“Tal parece que hay pánico en todas partes.” S’yne y su familiar se teletransportaron y enfrentaron a las mujeres. Tal vez ella era una luchadora superior en cuanto a técnica, ya que chocó con una de ellas y después la hizo retroceder. Después ella corrió hacia Miyaji, pero él inmediatamente disparó más notas, impidiéndole acercarse.

“¿De dónde saliste?” preguntó Miyaji, todavía en calma. “¿Están seguros de que ejecutar tal emboscada fue una movida sabia?”

“Si, eso creo. Ya he tenido suficiente de tus tonterías,” respondí. Y lo decía en serio. De verdad. Había estado esperando que liberara alguna clase de trampa, pero no que el escudo dejaría de funcionar completamente. ¡Odiaba la precisión que tuvo su ataque! Ahora teníamos que luchar contra la marea una vez más.

“S’yne, ¿qué hay de L’Arc?” le pregunté.

“Él está bi—” comenzó a decir ella.

“Él está a salvo,” dijo su familiar. “Su magia de apoyo fue removida, pero él todavía puede luchar, y Teresa está dando una muy buena pelea. Creo que ellos serán capaces de asegurar una ruta de escape si es necesario, tal como estaba planeado.” Era bueno escucharlo.

“¿Todavía creen poder ganar? ¿Sin sus armas? ¿Sin su fuerza? ¡Es por esto que los idiotas que tratan de resolver todo por la fuerza son una molestia! Me disgusta su incapacidad de imaginar un futuro en el cual una simple estrategia los derrota,” dijo Miyaji. No estaba seguro por qué se sentía tan complacido. ¡Esta batalla aún no había terminado!

“Vaya, vaya. ¡Me has impresionado una vez más, querido Hidemasa!” Esa oración vino de alguien que acababa de entrar en la habitación desde una puerta detrás de Miyaji. Di un grito instintivo e inaudible al escucharla, incapaz de creerle a mis oídos y la ira me invadió.

Raphtalia estaba igual.

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Esta era la mujer que se había ocultado detrás de Motoyasu y reído de la desesperación pura en mi rostro. La mujer pudo haberse quedado en silencio y todavía engañado a una nación completa acerca de los crímenes que habían sido cometidos, pero de todas formas se involucró personalmente y aseguró una y otra vez que yo la había violado.

Mientras Riyute estaba siendo reconstruida, ella había usado su autoridad para tomar el cargo de gobernador para Motoyasu, fijar un gran impuesto a las personas, y salirse con la suya una vez más, pero ese plan había fracasado. Ella después había tratado de manipular los eventos al enfrentar a Motoyasu contra Filo. En cada oportunidad, ella parecía estar ahí, tratando de voltear las cosas a su favor, y siempre con la misión de hacerme la vida imposible.

Ella había sacado ventaja de la situación caótica para tratar de tomar la vida de su propia hermana para asegurar su propia posición.

“¿Oh? ¿Por qué se ven tan conmocionados?” dijo ella. Ella no había mostrado ningún arrepentimiento cuando fue castigada por estos crímenes, traicionado a Motoyasu—quien había confiado en ella desde el fondo de su corazón—engañado a Ren, corrompido a Itsuki, y finalmente aliado con Takt, ¡y finalmente convirtiéndose en una coconspiradora en la muerte de su propia madre! ¡La criminal que era buscada en todos los rincones de nuestro mundo! “Cariño, esta vez las cosas no saldrán como planeabas. No mientras nosotros estemos aquí. Sería un error pensar que una sola cosa va a estar a tu favor,” dijo ella.

¿¡Qué demonios estaba haciendo ella aquí!?

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La escena era casi como estar viendo un mal sueño.

“¿Cómo? ¿Por qué?” Raphtalia tampoco lo estaba tomando bien.

“Desde que desapareciste, sabía que podrías aparecer en cualquier lugar. Pero debo admitirlo—nunca esperé verte aquí,” le dije. Las cosas definitivamente se estaban desarrollando de una forma que ni siquiera mis peores pesadillas podrían inventar. ¡Creí que ella todavía estaba planeando sus maquinaciones en nuestro mundo!

¡Esta maldita ex princesa, y perra de mierda!

“Hidemasa, ¿qué dices? ¿Te impresionamos al predecir esta estrategia cobarde adoptada por este Idiota del Escudo y los pasos apropiados a tomar?” dijo ella. Yo todavía estaba conmocionado. Después de escapar en el final de la debacle de Takt, aquí estaba ella, mirándonos con una sonrisa siniestra en su rostro. ¡Bruja!

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