Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 17

Capítulo 8: La Ciudad del Laberinto Subterráneo

 

 

Llegamos a la civilización—una ciudad dentro de una cierta nación. Los edificios definitivamente tenían un estilo occidental. Además, había mucho humo por el lugar, con varias máquinas en exhibición. Se veía bastante rara en este mundo de naciones principalmente de estilo japonés.

Decidimos dirigirnos hacia la ciudad después de que Raphtalia conjurara magia de ilusión sobre nuestros rostros, solo lo suficiente para evitar que alguien pudiera ser reconocido. Los puntos de control eran la norma en el mundo de Kizuna, pero parecía ser que ya estábamos adentro.


La puerta en la entrada de la ciudad parecía haber sido dejada abierta. Tampoco parecía haber muchos guardias.

“Hay una sucursal del gremio en esta nación, ¿cierto? Vamos a investigar exactamente dónde estamos,” sugirió Glass. Después ella se dirigió con Ethnobalt hacia el gremio para buscar información. Ellos regresaron muy rápido.

“Como esperaba, este es el país donde se encuentra el portador del instrumento musical de las armas vasallas,” reveló Glass.

“Increíble. Nos trajo a una ciudad cerca de nuestro destino,” dijo L’Arc. Reflexioné por un momento lo bueno que habría sido si nos hubieran enviado a la ciudad más cercana a Kizuna inmediatamente después de derrotar al tipo que robó la guadaña de L’Arc.

En fin. Miré hacia las hermanas ballena asesina.

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“Sadina, Shildina, asegúrense de verse como humanas. No cambien a su forma de teriántropo cuando estén recibiendo las miradas de los curiosos,” les advertí.

“Vaya,” dijo Sadina. “¡Pero las miradas curiosas son las mejores!”

“¿Por qué nos estás diciendo esto?” preguntó Shildina.

“¿No lo ves? Los semi-humanos en este mundo y los semi-humanos en el nuestro son ligeramente diferentes,” dije. Los de aquí eran más parecidos a los elfos o los enanos. Aquellos como Raphtalia, con orejas de animal, eran mucho más raros. “Asegúrense de mantener escondidas sus orejas y colas características. Raphtalia, tú ya has estado de encubierto antes, ¿cierto? Ya sabes qué hacer,” dije.

“Es verdad, pero este traje de sacerdotisa probablemente llama la atención,” respondió ella.

“Buen punto. ¿No puedes usar magia para que parezca que estás usando una armadura normal?” pregunté.

“Naofumi-sama, de verdad no entiendo su obsesión con este traje de sacerdotisa,” dijo Raphtalia.

“Rafu,” dijo Raph-chan.

“Lo siento, querida Raphtalia, pero yo puedo entender su punto de vista. Al Niño de verdad le gusta ese traje tuyo,” dijo L’Arc, proporcionando un apoyo completamente inesperado. Es decir, él no estaba equivocado. Yo simplemente estaba avergonzado de admitirlo.

“Entiendo por qué lo está pidiendo, pero si la magia es notada por alguien y lo pone en guardia, entonces sería inútil,” dijo Raphtalia. Tal vez ella también se estaba sintiendo avergonzada, ya que sus mejillas estaban ligeramente rojas.

“Vaya, ahora nosotras estamos bastante celosas,” dijo Sadina.

“¡Nosotras tenemos nuestro propio traje étnico!” agregó Shildina.

“Sería genial si pudieran dejar de hacer tanto alboroto,” les dije. Estaba tratando de que no me afectara, pero hablar de ropa étnica siempre me recordaba a Atla.

“Muy bien. ¡Oh, pequeña Shildina, qué poco considerado de tu parte!” la regañó Sadina.

“¡Cállate! Muy bien, dulce Naofumi, ¿qué tal si nos dices qué usar?” respondió Shildina.

“Es decir… ustedes dos no se ven como semi-humanas a menos que cambien a su forma de teriántropo, y su ropa probablemente tampoco destaca mucho,” reflexioné. Quizás era solo que ellas tenían una piel ligeramente diferente. Parecía que su cabello era una cola, pero esa podía ser considerada como una extraña elección de moda.

“L’Arc, ¿crees que podamos explicarlo diciendo que ellas tienen tatuajes extraños?”

“Eh. Sí, eso creo. Si ellas quieren seguir exponiendo tanta piel—algo en lo que estoy completamente a favor, por cierto—podemos cubrirlo fácilmente diciendo que están usando un accesorio de moda llamado imitación de joya, el cual te permite convertirte en una Joya,” explicó L’Arc. Existía una raza llamada “Joyas”. Ellos tenían todo tipo de gemas diferentes como sus núcleos. Probablemente también tenían toda clase de colores. Decir eso probablemente sería suficiente para cubrir la apariencia de las hermanas. Me hacía darme cuenta de que tenía un gran problema para entender la moda de este otro mundo.

Entonces recordé que había habido una moda parecida en Siltvelt—colas falsas, si recordaba correctamente. A los semi-humanos que no les gustaba la forma de sus colas usaban un accesorio parecido a una extensión de pelo para darle más volumen. También recordaba pensar que habría sido genial hacer que Raphtalia y Raph-chan tuvieran colas más esponjosas.

“Teresa probablemente sabe más acerca de eso. Después de todo, ella es una Joya,” dijo L’Arc.

“Déjenmelo a mí. Si… a partir de su apariencia exterior, creo que la mayoría de las personas pensarán que ellas son Joyas,” explicó Teresa.

“Algo más en lo que definitivamente debemos cuidarnos es el lenguaje. Hablar una lengua desconocida definitivamente va a llamar la atención. Hablen solo lo estrictamente necesario. Además, Shildina, quédate cerca de Sadina en todo momento,” dije.

“¿Por qué?” preguntó Shildina.

“Porque tu sentido de la orientación apesta,” le recordé. Durante los últimos días, Shildina se había perdido en el castillo de L’Arc varias veces. Esa era justamente la razón por la que quería dejarla atrás. “¡Si nos separamos aquí, nunca más nos volveremos a ver! ¿Estarías bien con eso?”

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“¡No!” exclamó ella.

“Ahí tienes. Si no quieres estar junto a Sadina, entonces quédate cerca de Filo,” le dije.

“¿Filo? ¡Bien!” respondió Shildina. Filo había experimentado toda clase de problemas cuando había terminado sola en este mundo. Ella sabía qué hacer. También podía volar y ver a Shildina desde el aire si tuviera que hacerlo.

“Vaya,” dijo Sadina.

“En cualquier caso, hermanas ballena asesina, no deben convertirse en teriántropos cuando haya otras personas alrededor,” les recordé una vez más. “¿Entendido?”

“Oh, pequeño Naofumi.” Sadina soltó una risa y asintió ante mi advertencia, como cuando ella estaba jugando. “A las mujeres nos gusta ser restringidas algunas veces. Si deseas ver con tanta fuerza nuestras formas semi-humanas, puedo resistir mis otras urgencias.”

“Si, si, como sea. Tienes que leer la situación y mantener un perfil bajo, ¿entiendes?” le dije.

“¡Entiendo!” respondió ella.

“Raphtalia, tú solo mantén escondidas tus orejas y cola tanto como sea posible,” dije.

“Bien,” accedió ella. No había que preocuparse mucho por Rishia e Itsuki… y el resto
del grupo era originario de este mundo.

“¿Tenemos el dinero para preparar todo lo que necesitamos para la infiltración?” pregunté.

“Naofumi, espera un momento.” Y así, L’Arc sacó una moneda desde el interior de su ropa. Me recordaba a la moneda de plata que había visto cuando fui invocado. Después Glass y Ethnobalt también sacaron sus propias monedas.

“Podría ser difícil comprar cosas buenas para todos, pero al menos tenemos esto,” dijo L’Arc.

“Así es,” agregó Glass, ambos sosteniendo monedas de plata con un agujero en el centro.

“¿Por qué llevan consigo esas monedas?” pregunté.

“Antes de que ocurrieran las olas… visitamos muchas naciones y por lo tanto comenzamos a llevar con nosotros muchas monedas diferentes,” explicó Glass.

“Pero mantenemos el dinero lejos de Kizuna,” comentó L’Arc. Ella vendía cosas por dinero cada vez que lo necesitaba. Solo tomando en cuenta su personalidad, decidí que era mejor dejar el dinero en manos de sus aliados. Ella probablemente era una derrochadora.

“Dicho eso, no seremos capaces de rentar habitaciones con tantas personas,” clarificó L’Arc.

“Simplemente tomaremos un portal de regreso. En fin, rescatar a Kizuna es nuestra prioridad. Conseguiremos algo de dinero cuando y si es que lo necesitamos. ¿Entendido?” pregunté.

Dejamos la ciudad sin destacar y nos dirigimos hacia el lugar donde Kizuna estaba siendo retenida. Tuvimos que seguir las indicaciones de Chris, pero de vez en cuando, él inclinaría su cabeza hacia un costado con una mirada de confusión en su rostro. En ocasiones se veía inseguro acerca de hacia dónde ir.

Siguiendo las poco confiables indicaciones de Chris… después de dos días, llegamos a una colina desde la cual el castillo y la ciudad a su alrededor en la que se encontraba el enemigo podía ser vista.

Me pregunto qué pasaba con los castillos en este país. Ellos construían una plataforma, como una estructura de acero usando torres de truss, detrás de una enorme puerta de castillo y después construían el castillo elevado sobre eso. Tenían un diseño bastante ingenioso, muy diferente de la arquitectura vista en Melromarc, Faubrey, o Siltvelt. Parecía ser que entrar iba a ser una molestia. (NT: Torres de Truss, son esas estructuras de acero que se ven alrededor de los escenarios de los grandes conciertos al aire libre.)

“¿Por qué el espejo de las armas vasallas no nos dejó más cerca de Kizuna?” me pregunté en voz alta.

“¿Tal vez para evitar lanzarnos en medio del campo de batalla?” respondió L’Arc.

“Mmm.” No era una mala respuesta. Dicho eso, con nuestra fuerza actual, deberíamos
haber sido capaces de manejarlo. ¿Cierto?

Mi brazo con el escudo me había estado molestando ya por un tiempo. Esperaba que solo fuera porque Kizuna estaba más cerca.

También estaba comenzando a tener un mal presentimiento acerca de todo esto. Decidí que lo mejor sería tener más cuidado.

“Niño Naofumi,” dijo L’Arc. Ahora él estaba tratando de usar su niño junto con mi nombre. ¿De verdad creía que no lo iba a notar?

Por un momento, pensé seriamente en arrebatarle a Teresa.

“¿Naofumi?” me habló él de nuevo. Habiéndose dado cuenta de la mirada en mis ojos, él tosió suavemente y ajustó su forma de dirigirse a mí.

“¿Si?” respondí finalmente.


“¿Qué haremos después de salvar a Kizuna?” preguntó él.

“¿A qué te refieres con después? ¿No están planeando ponerle fin a la revuelta de este portador de arma vasalla?” dije.

“No eso. Es decir, ¿cómo escaparemos?” preguntó L’Arc.

“Cierto, eso,” dije. Esta podría no ser la misma situación que en el caso de Takt, en la cual cortar la cabeza del líder llevaría a la rendición del ejército de esta nación. En el caso de Takt, el ejército de la coalición comandado por Melromarc ya había derrotado al ejército de Faubrey. E incluso cuando derrotamos al tipo que robó la guadaña, las fuerzas de L’Arc habían procedido a acabar con la resistencia restante. Había toda clase de opciones diferentes, incluyendo solo emplear la fuerza o deshacernos de sus líderes para pedir una rendición. Pero había una gran probabilidad de que esta vez algo saliera mal.

“¿Cómo es la reputación del portador del instrumento musical de las armas vasallas?” pregunté. “Hará una diferencia si el portador está en la cima de la cadena alimenticia o es un general de bajo rango o algo así.”

“Posee una posición conocida como el sucesor del rey, si eso significa algo,” explicó Ethnobalt. Eso significaba que aplicar algún castigo iba a gatillar las represalias de algunas personas dentro de la nación. No era como si hubiéramos venido con un gran grupo. Si ellos creían poder abrumarnos con números, es decir, probablemente tenían razón.

“L’Arc, ¿quieres tomar la nación del portador del instrumento musical de las armas vasallas?” le pregunté.

“Hacer eso definitivamente dañaría la confianza depositada en nosotros por las otras naciones. Acabamos de recuperarla, pero todavía estamos enfrentando una gran oposición, así que preferiría evitarlo si puedo,” confirmó L’Arc. Después de todo, ellos tenían a Kizuna y a varios otros portadores de armas vasallas. Eso definitivamente lo convertía en una amenaza, esto desde una perspectiva de poder militar. Si tomaba un ejemplo de mi propia sociedad moderna, sería como tratar de alcanzar la paz amenazando a un oponente—incluso si en ocasiones eso era necesario en las negociaciones de paz…

“¿Por qué no apuntas a unificar el mundo?” pregunté.

“Esa es la misma idea que tienen esos problemáticos portadores de armas vasallas, Naofumi,” dijo L’Arc, con sentimiento en su voz.

“Si… supongo que eso es verdad,” respondí. Estábamos actuando para castigar a aquellos intentando la dominación mundial. No íbamos a hacer lo mismo. La postura de Kizuna y Glass era castigar a los portadores de armas vasallas que priorizaban su propia codicia en este momento cuando todos deberían unirse para luchar por el bien del mundo. Ellos querían tomar un camino que dejaría a sus naciones irreprochables. Esa era una posición difícil de mantener en frente de las muertes dentro de los cuatro héroes sagrados. Pero los humanos no eran criaturas tan simples como para solo aceptar algo en frente de tales circunstancias.

“No tenemos el tiempo para estar peleando entre nosotros. Si hay un problema, podríamos tener que hacer amenazas para contenerlo o seremos derrotados por las olas,” dijo Glass. Ella parecía tener en mejor entendimiento de las cosas.

“Aun así, solo estoy tratando de asegurarme de que tengamos una ruta de escape para todas estas personas,” dijo L’Arc.

“Es una preocupación justa,” le concedí. “Aunque después del rescate, estoy muy seguro de que seremos capaces de salir usando portales que Itsuki y yo proporcionaremos.” No iba a haber una barrera molesta como en Q’ten Lo. Siempre y cuando pudiéramos usar los portales, estaríamos bien.

“Aunque, antes de eso… Ethnobalt, ¿por qué estás entrenando en un momento como este?” pregunté. Él estaba usando lo que parecían ser pesos para trabajar sus brazos. El otro día, lo había visto correr alrededor del patio del castillo mientras caminaba con sus manos. Su entrenamiento con Rishia estaba mostrando resultados impresionantes, y si bien no era un héroe, él definitivamente había despertado.

“Ah, lo siento. Se volvió un hábito,” explicó él, avergonzado. ¿Por qué cada amigo cerebrito que hacía se terminaba convirtiendo lentamente en un cerebro de músculo? También era una molestia tener que reprenderlo por eso. Decidí simplemente darle prioridad a la reunión estratégica con L’Arc y los demás.

Si simplemente entrábamos corriendo y Kizuna terminaba muerta, todo esto habría sido para nada.

Eso podría permitirnos invocar nuevos héroes, pero perder a alguien conocido sería demasiado doloroso. Eso tenía que ser evitado a toda costa. Y también parecía que Kizuna estaba en un estado muy debilitado.

“Entonces, antes de comenzar la operación principal, tenemos que explorar el área. No tenemos tiempo que perder, así que iré a buscar el edificio en el que Kizuna está siendo retenida. L’Arc, tú ve hacia el reloj de arena del dragón. Todos los que no vayan con nosotros, eviten estar solos. Solo pretendan ser ciudadanos normales y revisen el área,” ordené.

“Eso servirá. Primero iré a revisar el reloj de arena del dragón. En vista de que ella no entiende lo que dicen las personas, llevaré conmigo a la hermana alcohólica,” dijo L’Arc.

“¡Vaya! Si es posible preferiría ir con el pequeño Naofumi,” dijo Sadina.

“Este lugar es una ubicación clave. Sadina, de verdad necesito que uses tus ondas de sonido para revisar las defensas del reloj de arena del dragón,” le pedí. Estaba muy seguro de que podríamos escapar a través de un portal, pero tampoco sabíamos lo que podía pasar. Necesitábamos tantas opciones como fuera posible.

“Si eso es lo que quieres, pequeño Naofumi, entonces no hay problema. Tú solo mantén a salvo a la pequeña Raphtalia,” me dijo ella.

“Lo haré,” prometí. Entonces Shildina levantó su mano.

“¿Qué hay de mí?” preguntó ella.

“¿Tantas ganas tienes de perderte?” le pregunté. Ella se desanimó inmediatamente.

“¡Yo me quedaré con ella!” dijo Filo animadamente. Ella estaba sosteniendo la morning star que Romina había modificado—ahora era más una boleadora—y se veía lista para la acción. Estaba dispuesto a apostar a que ella podía arremeter hacia la batalla y lanzar su boleadora hacia los enemigos mientras pasaba junto a ellos. De acuerdo a Romina, ahora era un arma muy conveniente, capaz de ser copiada como un proyectil tanto por Rishia como también por el arma de Kizuna. Tres pájaros de una sola pedrada—ese sí que era un buen trabajo.

“Si algo pasa, estaré ahí de inmediato,” dijo S’yne. Ella fijó un pequeño alfiler a mi armadura. S’yne estaba acostumbrada a esto, tanto a ser capaz de comprobar nuestro escape como el territorio enemigo. Y así, L’Arc iba a llevarse a Teresa, Sadina, Shildina, Filo, y S’yne para revisar el reloj de arena del dragón.

“Nosotros reuniremos información dentro del gremio y las tabernas,” ofreció Itsuki, llevando a Rishia y Ethnobalt. Eso me dejó a mí, Raphtalia, Glass, Chris y Raph-chan.

Divididos en tres grupos, nos dirigimos hacia la capital de la nación enemiga.

***

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“¡Pen!” dijo Chris. La entrada a la ciudad se veía… menos protegida de lo que esperaba. El lugar se veía como una ciudad del castillo pacífica, totalmente libre de la amenaza de las olas. Miré hacia el castillo construido sobre las torres de acero. Definitivamente bloqueaba un poco la luz del sol que llegaba aquí abajo. Considerándolo todo, tener un castillo sobre lo que eran básicamente muchas Torres de Tokio era algo bastante bizarro.

Procedimos a caminar a través de la ciudad. Chris guio el camino con su habilidad de detección de Kizuna. Teníamos que tener mucho cuidado de no atraer la atención, pero estaba bastante seguro de que estaríamos bien. Simplemente estábamos usando un shikigami peculiar, eso era todo.

Atravesamos la calle principal y nos adentramos en un callejón, para luego terminar en una calle secundaria. La detección de Chris todavía se cortaba de vez en cuando, pero tal vez debido a que nos estábamos acercando, él rápidamente recuperaba la señal.

“Estaba preocupado de que ella hubiera caído otra vez en el laberinto sin fin, pero ese no parece ser el caso,” dije.

“Al menos si ese fuera el caso, sabríamos que ella tiene una forma de salir,” comentó Raphtalia.

“Cuando tú llegaste aquí la primera vez, terminaste en una posición difícil, ¿cierto?” le pregunté.

“Así es. Gracias por recordármelo,” dijo ella, enfatizando la ironía. “Pero debo admitir que mi escape fue muy emocionante.”

“Ya que estamos hablando de Kizuna, ella bien podría estar atrapada de nuevo ahí,” dije.

“No lo sé. La historia de esta nación expresa que la ciudad fue construida sobre un laberinto subterráneo,” explicó Glass. Se parecía mucho a la nación en la que había estado sellada la Tortuga Espiritual.

“He escuchado que en el pasado el laberinto subterráneo fue un lugar que los aventureros exploraban,” agregó Glass. A partir de la forma en la que ella lo dijo, supuse que ya había sido mapeado por completo.

También estaba el laberinto sin fin y además la biblioteca laberinto a la cual pertenecía Ethnobalt. Así que eso sugería que este mundo tenía varias construcciones laberínticas. En nuestro mundo, aparentemente había muchas ruinas llamadas mazmorras, o nidos de dragón, que gradualmente se habían expandido en tamaño. Wyndia, Rat, y Gaelion me habían contado acerca de tales lugares.

“Itsuki y su grupo pueden revisar eso. Nosotros tenemos que descubrir dónde tienen retenida a Kizuna,” les recordé a todos.

“Por supuesto. Chris, ¿hacia dónde?” le preguntó Glass. Chris procedió a soltar un prolongado sonido de “pen”, colocando un ala sobre su cabeza y gruñendo antes de indicar la dirección a seguir.

Siguiendo esa dirección, llegamos a un sector en el noroeste de la ciudad. Casi se veía como un área de fábricas. Todo estaba repleto de estructuras de acero apoyando al castillo de arriba. También había muchas mallas metálicas. Todo esto hacía difícil saber si estaba en otro mundo o en el mío moderno. El aire parecía estar bastante sucio, con humo saliendo de chimeneas como las que encontrarías en las fábricas.

“Raphtalia, ¿cómo te sientes?” le pregunté. Ella en el pasado había estado enferma. Un aire contaminado como este podría provocarle tos y dificultad para respirar. Ahora que se había recuperado de esa enfermedad, ella probablemente estaría bien. Pero no hacía daño comprobarlo con ella.

“Estoy bien, al menos por ahora,” respondió ella. “Este aire se ve horrible.”

“Ni que lo digas. Tampoco parece que muchas personas pasen por aquí, lo cual significa que los soldados podrían sospechar si nos ven rondando por el lugar,” comprendí.

“No hay la necesidad de preocuparse por eso. Yo también tengo habilidades de ocultamiento. Con Raphtalia aquí, deberíamos ser capaces de realizar una búsqueda sin destacar.” Glass procedió a extender su abanico y después murmurar el nombre de una habilidad. “Danza Circular, Velo de Bruma.” Fuimos rodeados de la misma sensación que cuando era activada una habilidad o magia de ocultamiento. Esperaba que esto fuera suficiente. Esta clase de habilidades y magias frecuentemente no funcionaban muy bien en los monstruos—aunque con su nivel, o con la ayuda de Raph-chan o Raph-chan II, era posible alcanzar un ocultamiento total.

Simplemente tendríamos que continuar tan cautelosamente como nos fuera posible.

Atravesamos cuidadosamente el área de mallas metálicas y comenzamos a revisar los alrededores. No nos tomó mucho tiempo encontrar una entrada de aspecto sospechoso que daba hacia alguna clase de instalación subterránea. También había guardias vigilándola.

“Pen,” dijo Chris. Su ala ahora estaba apuntando diagonalmente hacia el suelo. Parecía ser que nos quería guiar bajo tierra.

“Si podemos determinar el lugar directamente sobre Kizuna, la forma más rápida sería bajar cavando todos juntos,” sugerí.

“No puedo creer que hayas sugerido algo tan tonto,” dijo Glass, sacudiendo su cabeza.

“¿Estaba tratando de convencernos para hacer eso?” agregó Raphtalia, viéndose consternada. ¿Qué había de malo con esa idea? Al menos yo estaba sugiriendo algo.

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“¿Y bien? Ese lugar se ve demasiado sospechoso. ¿Vamos a entrar de inmediato?” pregunté.


“Podríamos… pero sería arriesgado, sobre todo si nos descubren,” razonó Glass.

“Si nos descubren… no subestimes la magia de Raphtalia y Raph-chan,” le dije.

“Estoy feliz de escuchar que tiene fe en nosotras, pero yo también siento que debemos ser cuidadosos,” dijo Raphtalia.

“¿Tú crees?” pregunté.

“Si. Tengo la sensación de que, si bajamos ahora, seremos capturados,” dijo ella.

“¡Rafu!” agregó Raph-chan, asintiendo de acuerdo. Tomando en cuenta sus poderes de ilusión, me pregunto si esta era alguna clase de corazonada única de su raza. Yo también sentía que sería peligroso entrar ahí. Si Raphtalia y Raph-chan sentían lo mismo, entonces definitivamente debíamos retirarnos.

“Entiendo. Intentémoslo cuando nos hayamos reunido con todos los demás,” decidí.

“Creo que eso es lo mejor,” estuvo de acuerdo Raphtalia.

“Aun así… ¿creen que sea un laberinto subterráneo?” Tenía que admitir que sonaba un poco emocionante. El jugador dentro de mí estaba emocionado de explorarlo. Observamos a los enemigos un poco más de tiempo y después nos fuimos.

***

 

 

Cuando llegamos al punto de reunión, una taberna, L’Arc y los demás ya nos estaban esperando ahí.

“Naofumi, ¿cómo les fue? ¿Descubrieron algo?” preguntó L’Arc. Parecía ser que Sadina ya había comenzado a beber. Se le había pedido no hablar mucho, así que se veía bastante aburrida y desganada. Ella era muy alegre cuando hablaba. Estaba sorprendido de lo mucho que se parecía a S’yne, con esta nueva actitud. ¿Eso quería decir que S’yne en realidad era buena para hablar y simplemente no podíamos escucharla?

Poco después de nosotros, Itsuki y su grupo regresaron.

“¿Deberíamos partir?” dije. Nos dirigimos hacia un lugar bajo algo así como un puente levadizo, donde esperaba que no hubiera muchas personas que pudieran escuchar por accidente nuestra conversación. Vehículos con forma de trenes pasaban por arriba de nosotros.

Todo este lugar se sentía muy moderno. Si los trenes utilizaban electricidad, casi podría confundirlo con Japón.

“Basándonos en las indicaciones de Chris, Kizuna está siendo retenida bajo tierra. La salida parece estar bastante resguardada,” expliqué. Lo que realmente necesitábamos era alguna clase de entrada posterior o algún otro lugar que estuviera conectado con el laberinto.

“Eso suena peligroso. Yo tampoco tengo buenas noticias. Al reloj de arena del dragón se le establecieron restricciones. Ni siquiera dejan acercarse a las personas. Fuimos salvados por estas dos señoritas y su habilidad para comprobar las cosas desde el exterior del edificio,” respondió L’Arc.

“¡Fuimos una parte vital de esta misión!” dijo Sadina. Tanto ella como Shildina se veían bastante complacidas consigo mismas. De seguro ellas tenían que transformarse en teriántropos para usar esa habilidad. Me pregunto si eso no nos perjudicaría.

“Tiene una seguridad bastante estrecha,” dije.

“Por supuesto, ellos quieren evitar que los portadores de armas vasallas de otras naciones entren. La información de cómo replicar el Retorno del Rasgo de Dragón también se ha filtrado,” dijo L’Arc.

“¿Fueron ustedes?” pregunté.

“Tenemos un filtro aplicado, así que estamos bien,” respondió él. ¿Entonces ellos también tenían esa clase de habilidad? Sonaba muy conveniente. “Sadina-san y su hermana sugirieron que los guardias estaban en medio de experimentar con el reloj de arena del dragón. Reunimos algo de información de la gente que vive aquí, la cual sugiere que recientemente han estado tramando algo.”

“Creo que ya sabes esto, pero no podemos comprobar las cosas con tanto detalle,” dijo Sadina.

“Nunca les exigiría tanto,” respondí.

“Para algo que involucre cavar, Imiya sería mucho más adecuada,” comentó Sadina.

“No tiene caso mencionar a personas que no están aquí,” dije. Si estuviera aquí, por supuesto, ella ya estaría cavando. Eso es seguro.

“S’yne dice que ella logró fijar un alfiler a alguien que estaba entrando al edificio,” reveló su familiar.

“¿Deberíamos intentar lo mismo en la entrada que descubrimos?” sugerí. El problema era que en realidad no habíamos visto a nadie entrar o salir. Los guardias habían estado vigilando desde una pequeña caseta a nivel del suelo, y nadie había entrado. Las medidas de seguridad de seguro eran fuertes.

Otra opción era hacer que Sadina revisara los alrededores con sus ondas de sonido.

“No obstante—” dijo S’yne.

“Si, entiendo. Ella dice que puso el alfiler en alguien entrando al edificio, pero entonces experimentó interferencia poco después de eso. Ella tiene un mal presentimiento acerca de todo esto,” resumió su familiar. ¿Interferencia? Eso era extraño. La habilidad de teletransportación de S’yne tenía el efecto de ser capaz de revisar el estado del lugar de destino. Nunca había oído que ella fuera incapaz de usarla a menos que hubiera una interferencia física en el lugar. Había una probabilidad de que la habilidad de S’yne simplemente fuera incompatible con el mundo de Kizuna, pero el hecho de que estaba sufriendo de interferencia sugería que algo más siniestro estaba en marcha. Toda la situación me hacía pensar en muchas posibilidades desagradables.

“Itsuki, ¿cómo le fue a tu grupo? ¿Descubrieron algo?” pregunté.

“Algunas cosas, sí,” respondió él. “El área que ustedes estuvieron investigando es ultra secreta y por lo tanto los aventureros comunes y corrientes no tienen ninguna información respecto a ella. Pero sí obtuvimos algo de información acerca del laberinto subterráneo en sí,” dijo él. Y así, Rishia y Ethnobalt sacaron una copia de un mapa del laberinto subterráneo.

“Tal parece que hay un laberinto bajo esta ciudad, y las capas superiores ya han sido razonablemente mapeadas,” explicó Ethnobalt.

“Mmm. Basándonos en la ubicación de la ciudad del castillo, creo que por aquí…” deslicé mi dedo a través del mapa. También teníamos que considerar una infiltración a través del laberinto… Pero entonces me di cuenta de algo.

“Los tres primeros niveles han sido significativamente modificados, lo cual creó una ciudad subterránea. Aunque la ubicación de las instalaciones de estado no está en el mapa,” explicó Ethnobalt.

“Un control de la información, ¿eh? Eso suena sospechoso,” dije.

“¿Debería explicar qué más descubrimos?” preguntó Itsuki.

“¿Hay más?” pregunté.

“Si. Algunos otros puntos sospechosos,” continuó Itsuki. Rishia y Ethnobalt se miraron entre sí, al parecer sin saber de lo que estaba hablando. “Primero, te hablaré del portador del instrumento musical de las armas vasallas. Él también es de otro mundo—japonés, aparentemente. Su nombre es Hidemasa Miyaji.”

“Bien. Así que él es como esos problemáticos héroes sagrados, ¿eh?” dije.

“Eso creo, pero ese no es el problema,” respondió Itsuki.

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“¿Entonces cuál es?” pregunté.

“Creo que lo extraño son los acontecimientos que lo llevaron a convertirse en un héroe. Por favor confirma esto por mí, Naofumi,” dijo él.

“Adelante,” le dije. Itsuki instó a Ethnobalt para continuar. Dentro de los miembros reunidos, Ethnobalt era uno de los que podía leer mejor. Rishia era inteligente casi al nivel de un genio, pero no lo suficiente como para leer el lenguaje de este país en una cantidad tan corta de tiempo.

“Encontramos un artículo que dice cómo el portador del instrumento musical Hidemasa terminó siendo seleccionado. De acuerdo a esto, él solo era una persona común y corriente que terminó atrapada en la invocación de los cuatro héroes sagrados,” explicó Ethnobalt. ¿Qué significaba terminó atrapado? ¿Acaso él terminó atrapado cuando los héroes seleccionados por las armas sagradas fueron invocados?

“¿Es eso verdad?” pregunté.

“Solo puedo decir que parece ser verdad. Sin embargo, él no parece tener ninguna conexión con los héroes de las armas sagradas o cualquiera de su mundo original. Varias historias parecen respaldar esto,” respondió Ethnobalt. Había muchas formas de ser invocado a otro mundo, eso era verdad. Yo todo lo que tuve que hacer fue leer un libro, mientras Ren, Itsuki, y Motoyasu habían estado a punto de morir cuando fueron invocados. Kizuna solo había pensado que estaba jugando un juego y al final terminó en un mundo completamente diferente. “Él desapareció el mismo día que fue invocado,” continuó Ethnobalt, “y cuando volvió a aparecer, tenía en sus manos el altamente custodiado instrumento musical de las armas vasallas. Después sacó el instrumento musical de las armas vasallas en frente de todos. Cuando lo hizo, él también explicó que era de otro mundo.”

“Aun así, todo esto es muy extraño,” dije.

“En efecto… muy extraño.” Itsuki asintió ante mi comentario. “Cuando un héroe es invocado, obtiene su arma inmediatamente después de la invocación, ¿no?” Eso era verdad. Así había sido para mí y los otros héroes sagrados. De seguro también había sido así para Kizuna. Cuando las personas de otros mundos eran invocadas, ellas ya tenían sus armas cuando llegaban. Lo cual significaba que este tipo Hidemasa Miyaji no solo había quedado atrapado en la invocación de alguien más, sino que llegó sin un arma.

El arma era lo que traducía el lenguaje, ¿cierto? Sin un arma, él no habría sido capaz de entender lo que las demás personas estaban diciendo.

El orden de los eventos estaba mal. Y tampoco había escuchado de alguien terminando atrapado en la invocación de alguien más. Las armas elegían a un individuo y lo invocaban, ¿cierto? ¿Entonces cómo era posible que alguien terminara atrapado en eso?

Podía entender por qué Itsuki pensaba que todo esto era extraño. ¿Acaso los ciudadanos de este país no pensaban lo mismo? Aun así, él había logrado sacar un arma para la que normalmente necesitarías ser seleccionado para usar, así que probablemente lo habían dejado pasar pensando que era un buen resultado.

“Las fuentes de esta historia podrían estar equivocadas,” declaró Ethnobalt, tomando un enfoque cauteloso. “No podemos dar por hecho que esto pasó.”

“Aun así, ¿crees que ese tipo sea razonable?” pregunté. Ante mi pregunta, tanto Ethnobalt como L’Arc ladearon sus cabezas. Después de arrebatar a Kizuna de sus captores originales, él se estaba haciendo el tonto. Si se podía negociar con este Hidemasa, no estaría escondiendo el hecho de que la tenía. Si íbamos a tener una conversación con él, podíamos tenerla después de recuperar a Kizuna.

También podíamos hacer que Kizuna utilizara su autoridad como héroe sagrado para determinar si él era o no digno de ser un portador de arma vasalla. Si había sido seleccionado de forma justa, entonces el arma vasalla debería permanecer con él. Si lo dejaba… entonces estaba pasando algo más—muy probablemente que era parte de la vanguardia de las olas. ¿Así que después de un genio, ahora teníamos a alguien de otro mundo que había quedado atrapado en una invocación? Realmente esperaba que fuera alguien razonable.

“¿Dónde se encuentra este Hidemasa?” pregunté. Esperaba que fuera como Kyo, que estuviera haciendo esto o lo otro en su guarida o algún lugar dentro de su territorio. Quizás él estaba fuera cazando monstruo y no volvería en un tiempo. Eso sería genial. Aun así, parecía improbable que hubiera capturado a Kizuna para después irse a otro lugar.

“Tenemos testigos que lo ubican en el castillo el día de hoy,” respondió Ethnobalt. Parecía ser que habíamos tenido mala suerte con nuestra sincronización. De verdad quería encargarme del asunto sin toparme con el tipo.

“Algo más… Ah, no, no es nada. No importa. Después de todo, es imposible,” dijo Itsuki.

“Ahora tienes que decirme,” respondí.

“Cuando estábamos recorriendo las tabernas, pensé haber escuchado voces familiares mezcladas dentro de los clientes,” dijo él.

“¿Voces familiares?” le insté. Itsuki miró hacia Rishia por un momento.

“Fuehhh…” Ella solo dejó salir su sonido patético—así que probablemente no había oído nada.

“¿A quién oíste?” pregunté una vez más.

“Sonaba como Mald,” respondió él finalmente. ¿Quién? Ya había escuchado ese nombre antes… Tenía que ser un amigo de Itsuki o alguien cercano a él… eso a partir de la forma en la que dijo el nombre. Quizás era ese tipo que había estado bajo sus órdenes… Armadura, ¿cierto? Quizás “Mald” era su nombre real.

En cualquier caso, definitivamente tenía que ser la imaginación de Itsuki. Después de todo, este era el mundo de Kizuna. Los mundos no habían estado conectados por las olas, así que no había forma de que él estuviera aquí. Todos ellos habían desaparecido desde que manipularon a Itsuki en Zeltoble.

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Pensándolo bien, ellos se habían aliado a Bruja, pero no habían estado con Takt. Era mucho más probable que todavía estuvieran en ese mundo tramando algo. Pero no podía imaginar a Itsuki mintiendo en su estado actual.

“Tal vez solo fue, tú sabes, alguien que tenía una voz parecida,” dije.

“Si. Creo que ese debe ser el caso,” estuvo de acuerdo Itsuki. Entendía por qué no le gustaría que fuera Armadura. Él no hacía más que causar problemas.

“Bien. Hemos recolectado mucha información. Ahora debemos decidir qué hacer con ella,” dije. Había muchas formas de escapar, pero entrar ahí iba a ser mucho más difícil. Los instintos de Raphtalia y Raph-chan sugerían que aún seríamos descubiertos si ellas usaban magia y habilidades de ocultamiento. Dicho eso, había un límite en lo que podíamos hacer simplemente escondiéndonos.

“El sol se está ocultando. No es un mal momento para una infiltración,” dije. Si podíamos usar la oscuridad para infiltrarnos en la instalación secreta donde Kizuna estaba siendo retenida, recuperarla, y después inmediatamente escapar a través de un portal, eso sería genial. Si las cosas marchaban sin problemas, también podríamos “discutir” el asunto del secuestro de Kizuna con el portador del arma vasalla. Y si no nos gustaba su respuesta, bueno, también nos encargaríamos de él.

Esperaba que todo saliera bien… pero tampoco podíamos quedarnos de pie aquí calentándonos las manos. Idealmente encontraríamos una ruta segura y recuperaríamos a Kizuna sin ser descubiertos. La mayor amenaza era que el portador del instrumento musical de las armas vasallas nos descubriera y tomara a Kizuna como rehén. Si él la traía frente a nosotros, como Takt había hecho, entonces habría toda clase de problemas para salvarla. Era mejor no suponer que él sería así de estúpido. Eso definitivamente era algo que debíamos evitar.

Yo todavía no podía sacudirme la sensación de que aquí había una trampa que no estábamos viendo. Pero también sentía que, sea cual sea la trampa, no podríamos superarla usando el Aura Superior X. Si todos estos integrantes de la vanguardia de las olas eran como Takt, incapaces de sacar todo el poder de las armas vasallas, entonces sea lo que sea que intenten, nosotros todavía tendríamos la ventaja.

Aun así… Yo difícilmente era el Gran Rey de la Sabiduría, pero definitivamente tenía un mal presentimiento acerca de esto. Tenía miedo de que pasara algo como cuando luchamos contra Kyo, que L’Arc y los demás fueran invocados a una ola justo frente a nuestros ojos. Después estaba el asunto de los antiguos compañeros de Itsuki. Todo tipo de materiales avivaban las llamas de mi inquietud.

“¿Descubrieron qué métodos de incremento de poder conoce el portador del instrumento musical de las armas vasallas?” pregunté.

“Bueno… cuando Kizuna hizo contacto con los otros tres héroes sagrados, nos sentamos a conversar… y en ese momento descubrimos muchas cosas,” dijo Ethnobalt.

“Glass, ¿qué hay de ti? Y, Raphtalia, tú también,” pregunté.

“Los otros tres eran bastante mezquinos…” dijo Raphtalia, dando una respuesta rotunda. Era verdad que Kizuna no era la mejor a la hora de negociar. Ella probablemente les había ofrecido sus propios secretos a cambio, o algo por el estilo.

“Los aliados de los otros héroes expresaban abiertamente su desconfianza. Kizuna compartió los suyos, y trató de ganárselos con eso, pero ella fue la única. Después probablemente están las filtraciones de los antiguos aliados de Yomogi y el traidor que robó la guadaña de L’Arc. No podemos asegurar que él no haya oído de alguno de ellos,” analizó Ethnobalt. Supongo que había sido afortunado que ninguno de los otros tres héroes sagrados hubiera compartido sus métodos de incremento de poder. Pero siempre estaba la posibilidad de que hubieran sido forzados a hablar antes de ser asesinados. Tal vez fue a través del uso de más rehenes.

Todo esto significaba que el enemigo podría tener conocimiento de más métodos de incremento de poder que nosotros. Aunque incluso si ese era el caso, estaba bastante seguro de que no podrían maximizar su potencial.

“Sea cual sea la trampa, no vamos a lograr nuestro objetivo sin pasar sobre ella. En vez de quedarse aquí perdiendo el tiempo, es mejor infiltrarnos antes de perder completamente nuestra oportunidad. Incluso si el enemigo termina usando a Kizuna como rehén, no pueden permitirse matarla,” razoné. Lo irónico acerca de los rehenes era que solo tenían valor para ambos lados cuando estaban con vida. Si Kizuna moría, entonces de seguro los haríamos pedazos.

No estábamos lidiando con un idiota aquí. Takt no había entendido eso en lo absoluto.
Él había sido el idiota.

“Déjenme a mí la intimidación,” dije.

“Estás extrañamente confiado. Contigo de nuestro lado, Naofumi, casi se siente que nosotros somos los malos,” dijo Glass.

“Si ellos usan a la rehén como escudo y no negocian, los intimidaré para crear una abertura. En ese momento tomaremos a Kizuna. Después de eso podemos clasificar nuestras acciones como buenas o malas,” respondí. Yo podía ser malo, y Kizuna la buena. Después de todo, yo solo era un invitado en este mundo. Podía cargar con una imagen negativa. No tenía problemas con eso.

“No me gusta depender tanto de ti, pero cuando se trata de eso, también creo que tú puedes manejar cualquier cosa que surja. Muy bien. Intimídalos si tienes que hacerlo,” dijo Glass.

“Dicho eso… en ocasiones debo tomar decisiones frías y sin corazón. No esperes demasiado de mí, Glass,” agregué. No estábamos lidiando con un enemigo que respondería a una petición diplomática de liberar al rehén. Ellos no caerían en ningún señuelo que pusiéramos, ya sea dinero o los métodos de incremento de poder. Si les restregábamos las pruebas de sus crímenes en sus caras, ellos huirían utilizando a Kizuna como una rehén. Me costaba mucho entender cómo ellos podían ser tan egoístas cuando el mundo estaba en tal peligro.

Ren, Itsuki, y Motoyasu pueden haber querido divertirse un poco con su conocimiento de juego, pero ellos no habían considerado dominar el mundo. Si no solucionábamos esto hablando, tendríamos que usar la fuerza. Probablemente eso era exactamente lo que ellos querían.

“Entiendo,” respondió Glass. “Ya estoy preparada para eso.”

“Entonces permítanme desglosar lo que yo considero un buen plan. Primero, Raphtalia, Rishia, y cualquiera bueno para ocultarse se infiltrará en la instalación para recuperar a Kizuna. Si eso funciona, simplemente escaparemos de inmediato,” dije. Ese era el primer paso y la mejor operación posible. Si Basura estuviera aquí, quizás él habría salido con una propuesta mucho mejor. “Si sea lo que sea que Raphtalia teme causa que sean descubiertos, nosotros iremos en su ayuda. Si eso pasa, L’Arc liderará un equipo al mismo tiempo para atacar el reloj de arena del dragón y causar confusión dentro de las fuerzas enemigas. Esta es un área gris—demasiado cerca del negro. Pero si podemos obtener pruebas de sus crímenes, nosotros estaremos del lado correcto. No se preocupen del lado diplomático de las cosas hasta que todo haya terminado,” dije.

“¡Claro! Solo tenemos que derrotarlos, ¿cierto?” dijo L’Arc.

“Sí. Ustedes también estarán actuando como una distracción, así que causen tanto alboroto como puedan,” dije. Incluso si el héroe del instrumento musical aparece ahí, eso todavía nos convendría. Eso podría darnos el tiempo que necesitábamos para salvar a Kizuna.

“Solo para prepararnos para lo peor… ¿qué tal si aparece un enemigo que puede robar armas vasallas?” preguntó Teresa. Esa era una buena pregunta.

“Como una medida preventiva pre-operación, lanzaré el Aura Superior X sobre todos. Eso funcionó de maravilla contra Takt. Primero usen el elemento sorpresa para capturar rápidamente el reloj de arena del dragón. Si el efecto del aura desaparece, consideren la retirada, dependiendo de la situación. Usen el Retorno del Rasgo de Dragón si tienen que hacerlo, y luego traigan apoyo,” dije. No había una regla diciendo que no podíamos usar las mismas movidas que Kyo y Basura II habían tratado de usar. L’Arc podía usar el Retorno del Rasgo de Dragón para traer a un ejército si así lo necesitaba. Había una probabilidad de que las armas fueran robadas. Pero con las estadísticas incrementadas, L’Arc podría ser capaz de evitar su robo de armas. O él pudo haber ganado algo de resistencia al ataque después de haberlo experimentado una vez. Desde la mejora del Aura Superior X, la duración del aura había sido incrementada significativamente. Si no podían tomarse el reloj de arena del dragón antes de que desaparezca, entonces la operación sería básicamente un fracaso.

La operación conjunta sería una buena forma de aplastar las defensas enemigas. Incluso si uno de los grupos fracasaba, el éxito del otro todavía tendría un efecto positivo.


“Si parece que alguien va a usar tal movida… Teresa.” Recorrí mi garganta de un lado a otro con mi pulgar. “Pruébales lo poderosa que ese accesorio te ha hecho.”

“¡Lo haré! Sus deseos son órdenes, Maestro Artesano. ¡Defenderé a L’Arc y los demás mientras derroto a nuestros enemigos!” Teresa incluso hizo una reverencia mientras respondía. Yo no estaba muy cómodo con eso, y tal parece que L’Arc tampoco lo estaba.

“Vaya… Creo que tenemos que esforzarnos más, pequeña Raphtalia,” dijo Sadina.

“En efecto. Tendremos que mejorar nuestro juego,” respondió Raphtalia.

“Comencemos la operación,” dije. Todos comenzaron a moverse para poner en marcha la operación.

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