Overlord

Volumen 14: La Bruja del Reino Caído

Capítulo 2: El Principio del Fin

Parte 1

 

 

Overlord Volumen 14 Capítulo 2 Parte 1 Novela Ligera

 

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En la capital del Reino de Re-Estize, en el Palacio de Valencia.

Una de las habitaciones tenía una especie de calor típico producido por el número de personas reunidas en su interior. Aunque ese número no era alto en absoluto, la sala tampoco era espaciosa. El punto era que la gente en esa habitación estaba tan seria y ocupada con sus tareas que habían empezado generar el incremento progresivo de la temperatura de la habitación.

En el centro de la sala había una mesa de reuniones rectangular y situado en el asiento más importante de la sala estaba Rampossa III. A su derecha estaba sentado el segundo príncipe Zanac y el resto de los asientos habían sido ocupados por los cortesanos y ministros del Reino. Debido al hecho de que todos ellos eran de edad avanzada, si se echaba un vistazo a la sala, todo lo que se veía eran cabellos blancos sobre cabezas blancas y brillantes calvas.

Si esta fuera una situación normal todos, excepto el rey, se habrían levantado para presentar sus respetos y luego iniciar adecuadamente la reunión. Este era el protocolo después de todo. Pero eso no era lo que había sucedido. Cada uno de ellos tenía una taza de té delante de ellos, lo que significaba la potencial prolongación de esta reunión.


Después de confirmar que todos habían recibido los materiales que habían preparado, Zanac dijo en voz alta,

“Comencemos la reunión del tribunal entonces. El tema de esta reunión será la declaración de guerra que hemos recibido del Reino Hechicero.”

Había usado un término tan intenso como “declaración de guerra” con la esperanza de que todo el mundo tratara esta reunión con la gravedad que se merecía.

La verdad era que el ministro del interior de pelo blanco, que tenía más o menos la edad de su padre, tenía la expresión más desagradable de todas. Parecía que estaba profundamente preocupado por la situación de emergencia.

Zanac echaba una mirada sigilosa a las expresiones que mostraran la cara de su padre. Lo que más le preocupaba era el juicio de su padre. ¿Su padre aún era capaz de comprender plenamente lo peligrosa que podía ser esta situación y tomar las medidas adecuadas contra ella?

(Probablemente tenía algunos rencores contra el Rey Hechicero que había matado a “ese tipo”…)

Había oído que después de que su padre recibió la noticia de la muerte del Capitán Guerrero Gazef Stronoff, se estremeció hasta la médula y no podía pensar con claridad. Después de que le explicaran que la resurrección no era posible, se enfureció como nunca antes se había visto. Zanac fue testigo de todo ello ya que había estado allí con su padre cuando ocurrió.

Desde entonces, su padre parecía haber envejecido de manera significativa. Había perdido toda la motivación y estaba tan inerte como un maniquí construido de carne y hueso.

¿Sería capaz su padre, que había quedado tan traumatizado, de juzgar con calma a su enemigo jurado, el Reino Hechicero?

(Dependerá de mí entonces…)

Zanac se sentía incómodo y echaba un vistazo a los ministros.

El tema de esta reunión era algo que les habían entregado hace días un enviado del Reino Hechicero, un documento oficial que llevaba el sello real del Reino Hechicero. El contenido del documento decía: “Un convoy de grano destinado a servir como ayuda humanitaria del Reino Hechicero al Reino Santo fue tomado por la fuerza por un ciudadano del Reino. Consideramos que es una acción hostil contra el Reino Hechicero y declaramos la guerra a su país”.

El documento también llevaba los sellos de otros países que aprobaban las acciones del Reino Hechicero.

Después de esto el enviado se había quedado en la capital, esperando a que le devolvieran la carta de respuesta del Reino. Dado que se trataba de una comunicación oficial entre países a través de documentos, no era inusual dar a la otra parte una o dos semanas para responder. Incluso entonces, para que lleguen a un consenso sobre una respuesta, terminen sus preparativos, completen las investigaciones, etc., probablemente les llevaría más tiempo del que tenían a mano, incluso si se apresuraran en cada proceso.

“Lo siento mucho, pero debido a que tuvimos que investigar dos de los seis sellos del documento del enviado, nos ha llevado bastante tiempo.”

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El que había bajado la cabeza era el ministro de asuntos exteriores, que también era el ministro de sellos y estaba a cargo de la investigación sobre los sellos que aprobaban la decisión del Reino Hechicero.

“De los que estábamos seguros antes, eran los sellos del Reino Hechicero, el Imperio, el Reino Draconiano y el Reino Santo.”

El Ministro de Asuntos Exteriores asentía con la cabeza en respuesta a la afirmación del Ministro de Finanzas.

“Eso es correcto. De los dos restantes, uno de ellos es de la Nación Enana. Aunque habíamos identificado el diseño como enano, el sello todavía tenía algunas variaciones en comparación con los documentos que tenemos de ellos de hace dos siglos. Después de recibir la ayuda de Re-Blumrusher con la investigación, encontramos un sello similar, así que juzgamos que era probablemente una actualización del original después de cierta era. El otro sello, el que estaba junto al del Reino Santo, parece ser el sello de la que llaman la ‘Sin Rostro’.”

“¿Pusieron el sello de un individuo junto a los sellos de estado?”

El Ministro de Asuntos Militares estaba totalmente incrédulo.

Era el más joven de los ministros. Tanto él como Zanac reducían bastante la edad media de la sala. Dicho esto, ya tenía más de 40 años.

Su apariencia no le hacía justicia a su rango de ministro de asuntos militares. Era flaco, débil y tenía una cara que sugería que era neurótico. Parecía más un personal financiero que militar.

Su relación con Gazef no había sido muy buena o más bien, había hecho alarde deliberadamente de su antipatía por él por lo que no era muy dependiente de Rampossa y se ausentaba de las reuniones del tribunal con bastante frecuencia. La falta de contacto entre ellos había hecho que Zanac no fuera consciente de sus capacidades.

Sin embargo, como el Marqués Raeven había alabado sus habilidades, debería ser alguien que pudiera ganarse su sustento como mínimo. No importa cómo fuera como persona, debía ser competente. No, si no fuera al menos competente no habría llegado a ser ministro.

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“Parece que el Ministro de Asuntos Militares no está muy familiarizado con este asunto. Normalmente, cuando el Reino Santo aplica su sello nacional en un documento, su alta sacerdotisa también estamparía el sello de su templo. Esto debe ser algo similar a eso.”

“…Así que están tratando de enviar el mensaje de que la ”Sin Rostro” ya ha sobrepasado la autoridad de sus instituciones religiosas o que tiene autoridad sobre sus instituciones religiosas actuales?”

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“Vuestro servidor cree que ese es el caso, Majestad. El documento que recibimos para la actual coronación del Santo Rey aún tenía el sello de su templo, por lo que parece que había comenzado a consolidar rápidamente el poder justo después de ese evento. Así que, aunque nunca habíamos visto el sello de esta ”Sin Rostro” y no podíamos confirmar su validez, ya que estaba estampado junto al sello nacional del Santo Reino, sólo podíamos suponer que ese era el caso.”

“Aparte del Consejo de Estado y la Teocracia, la mayoría de los países han aprobado y se han unido a los condenatorios del Reino Hechicero. Incluso si esto es un engaño del Reino Hechicero, ahora se considera como verdad.”

“Sí, su Majestad.”

Su padre dejó salir un suspiro cansado.

“¿El Reino Draconiano también ha doblado sus rodillas ante el Reino Hechicero?”





“No podemos estar seguros, Majestad, porque aún no hemos recibido información sobre lo que pasó en el Reino Draconiano. Tal vez han sido presa de algunas palabras amenazantes o tal vez simplemente sintieron que había más que ganar poniéndose del lado del Reino Hechicero que del nuestro.”

El Reino Draconiano probablemente sólo estaba respaldando las acciones del Reino Hechicero y no estaba participando en la guerra en sí.

“¿Es así? Entiendo, ministro de asuntos exteriores. Gracias por su duro trabajo. Ahora bien… Ministro del interior. ¿Cuántos nobles del Reino creen en el contenido de este documento?”

“Sí. Aunque no estamos muy seguros de la totalidad del Reino, cerca de siete décimas partes de los que están en la corte creen que esto es una estratagema del reino hechicero. Alrededor de una décima parte de nosotros cree que fue hecho por bandidos, esa parte del campesinado que sería lo suficientemente tosca y tonta para hacer tal cosa. Las dos décimas restantes creen que esto podría ser la conspiración de una tercera nación.”

“Hmm, si se tratara de un complot, su objetivo sería muy probablemente debilitar el Reino y el Reino Hechicero o simplemente interrumpir la paz entre el Reino Hechicero y el Reino. Si ese fuera el caso, tiene que ser el Consejo de Estado y la Teocracia.”

“Su Majestad, creo que esa conclusión es demasiado precipitada. También existe la posibilidad de que el Imperio esté planeando anular su estatus de estado vasallo. Después de todo, si se tratara de los caballeros del Imperio, probablemente podrían fácilmente cargar y dominar un convoy.”

“Eso no sería posible. El incidente ocurrió en suelo del Reino. ¿No revelaron nuestras investigaciones que había decenas de hombres? Aunque fuera el Imperio o el Consejo de Estado y la Teocracia, no habría manera de que pudieran traer tantos soldados a nuestro suelo a nuestras espaldas. O tal vez, tenían ayuda desde dentro. Tal vez habían contratado bandidos dentro del Reino, los mercenarios también serían una opción. Los detalles no importan, lo que importa es que nosotros como nación hemos cometido un error.”

El Ministro de Asuntos Militares afirmaba que era imposible que se tratara de un complot ejecutado por soldados extranjeros al Reino.

Todos sabían lo duro que había trabajado para mantener el orden público que casi se había derrumbado dentro del Reino después de esa batalla. Había demostrado su aptitud a través de la adversidad, tal vez por eso confiaba tanto en su propio juicio.

“Habría sido difícil con los bandidos, pero aún espero que podamos absorber algunos mercenarios en nuestras filas, pero simplemente no tenemos el capital para hacerlo.”

“¿Está diciendo que nuestras finanzas no están en orden?”

“No dije eso en absoluto.”

“Pero lo insinuaste…”

“Ministro de Finanzas, Ministro de Asuntos Militares, por favor, dejen de discutir. No tenemos tiempo para eso.”

Los dos bajaron sus cabezas al oír hablar al rey.

El Ministro de Asuntos Militares continuó hablando en una sala ahora silenciosa.

“Pero, no tengo ninguna duda de que esto es una especie de complot de alguien. Tengo el testimonio de los guardias de las puertas de que la caravana llevaba la bandera del Reino Hechicero y tenía una seguridad impresionante cuando salieron de la capital.”

La mayoría de la gente del Reino sabía de la masacre que el Reino Hechicero había cometido en las llanuras de Katze, así que nadie dentro del Reino se atrevería a provocar a un país tan aterrador.

Si tuvieran que deducir quién estaba detrás de todo esto, sólo había un país que marcaba todas las casillas.

“El Reino Hechicero.”

Todo tenía sentido una vez que lo consideraron como una trama auto-orquestada y auto-ejecutada.

Probablemente habían ordenado a la caravana que quemara o se deshiciera de su carga o tal vez simplemente no cargaron esos vagones e inventaron la excusa de que fueron atacados por alguna entidad inexistente. Era difícil imaginar una explicación más plausible.

“Zanac, aunque no ha pasado mucho tiempo. ¿Cuánto has progresado en tus investigaciones?”

“En realidad… Tu hijo ya ha descubierto quién fue el que empezó este incidente.”

Todos los cortesanos tenían expresiones de asombro.

“…Es sólo que, esto es un poco complicado. Tengo dudas de que se trate de una conspiración precisamente porque es muy fácil encontrar al culpable. ¿Sería tan amable de darme un poco más de tiempo?”

“Por supuesto. Tenemos que investigar los detalles exactos de este incidente, pero dada la situación cualquier cantidad de información sería útil. ¿Puedes informar sobre lo que has averiguado, de lo que estás absolutamente seguro?”

“Como desees, mi rey. De lo que estamos seguros, es que entre los criminales en cuestión se encuentra el conocido como Barón Philip Dayton L’Eyre Montserrat y sus siervos.”

Los cortesanos comenzaban a hablar.

“¿Montserrat?”

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“¿Has oído hablar de ese nombre?”

“¿Un barón y sus siervos atacaron el convoy?”

“¿Intentaban vengar a alguien que murió en la batalla?”

“¿Quizás es uno de esos que no piensa mucho en sus acciones?”

“Las emociones pueden llevar a uno a hacer cosas que van a causar estragos inesperados.”

En medio de todo esto, el que habló fue el ministro de justicia, que parecía estar bastante enfadado,

“Su Majestad, esto… Esto tiene que ser un esquema del Reino Hechicero. Su sirviente no puede entender por qué un noble del Reino podría planear algo así.”

“Estoy de acuerdo. ¿No es el Reino Hechicero un país que usaría despreocupadamente el hechizo [Encantar Persona] en sus Cortes? Es muy posible que no les importe usar métodos igualmente sórdidos a nivel nacional. Por ejemplo ¿Qué tal si ese barón estaba siendo controlado usando [Encantar Persona]?”

La frase “ya veo” se podía oír por toda la habitación. Zanac no podía evitar sentir pesar por filtrar esa información después de oír las acusaciones que el ministro hacía en la segunda mitad de la retórica.

“Si ese es el caso, necesitamos ofrecer protección a ese barón lo antes posible. Aunque no estoy muy versado en el tema, he oído que el hechizo llamado [Encantar Persona] deja a la víctima con el recuerdo de lo que pasó cuando el hechizo fue lanzado sobre ellos. Por lo tanto, no permanecería en silencio.”

Zanac no era tan experto en magia como el ministro, así que había cometido un error de novato.

“Convoca a ese barón. Investiguen lo que ha pasado. Al mismo tiempo, protégelo.”

“Mi rey…”

Zanac no quería decirlo, pero después de reflexionar dijo firmemente.

“Después de que averigüemos lo que ha pasado ¿Podríamos ofrecer la cabeza de ese barón como una disculpa al Reino Hechicero?”

“¿De qué estás hablando?”

La mirada de su padre era tan aguda que parecía que le atravesaba. Incluso cuando solo se trataba de un viejo flaco, el hombre que había llevado el título de rey durante más tiempo todavía tenía un aura digna de alabanza.

(Dudo que tenga el mismo nivel de majestuosidad, pero no me echaré atrás tan fácilmente.)

Aunque esto fuera un plan del Reino Hechicero. ¿Realmente valía la pena luchar una batalla en el campo de batalla que el enemigo había preparado especialmente para sí mismo? Le aterrorizaba la perspectiva de que estuvieran discutiendo continuamente sobre si “era un plan” o “no era un plan” hasta el punto en que se involucraran en una guerra a gran escala.

En lugar de esperar a que las cosas llegaran a ese punto, sería mejor renunciar a la cabeza del noble que había empezado todo más pronto que tarde y esperar que eso disminuyera la tensión de la situación.

Sería absolutamente tonto luchar contra un oponente que ya había demostrado sus poderes abrumadoramente superiores en su batalla anterior. Si una guerra tuviera que ocurrir, le era difícil imaginar que los nobles que sabían de esa tragedia aún enviarían sus impuestos.

Incluso si estaban dispuestos a enviar sus propios soldados, sólo se pondrían en peligro a sí mismos.

“Mi rey, creo que deberíamos evitar una guerra con el Reino Hechicero.”

“¿Y así estarías dispuesto a ofrecer un noble inocente como sacrificio? ¿Es eso algo que el heredero del trono debería decir? Hijo mío, piensa antes de hablar.”

Zanac se lamió los labios y respondió.

“Mi respuesta sigue siendo la misma independientemente de lo que digan los demás. Creo que es imperativo que evitemos una gran pérdida de vidas con un pequeño sacrificio.”

“Si hiciéramos eso. ¿Deberíamos entregar la cabeza de otro sirviente leal cada vez que el Reino Hechicero llame a nuestra puerta? ¿Entiendes esa simple lógica?”

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“Entiendo… Pero padre… Debería haber visto la tragedia de las llanuras de Katze que yo no vi. ¿Aún se arriesgaría a entrar en conflicto con el Reino Hechicero con eso en mente?”

Su padre suspiró y enroscó sus labios con una mueca. Zanac presionó su ventaja siguiendo exponiendo su posición.

“Estoy en contra de la idea. Permítanme repetir. Creo que una guerra con ese tipo de país debe evitarse a toda costa, aunque tengamos que sacrificar a un noble inocente.”

Su discurso no era apropiado para el heredero del trono. Podía ser llamado débil a sus espaldas y perder la lealtad de unos pocos cortesanos por esto, pero Zanac creía que este era el único camino a través del cual el Reino sobreviviría.

“…Su Majestad. Su sirviente también apoya la propuesta de su Alteza.”

Para su sorpresa, el que estaba de acuerdo con él era el ministro de asuntos internos, pero estaba a punto de añadir un extra a la propuesta de Zanac.

“Su Majestad, su sirviente entiende su deseo de proteger a todos los ciudadanos. Así que ¿Qué tal si nos convertimos en un estado vasallo del Reino Hechicero?”

Ante la magnitud e implicancias de lo manifestado los cortesanos comenzaban a gritar.

“¡¿De qué estás hablando?!”

“¿Has perdido tu sentido del honor?”

Y cosas similares al escuchar lo que el ministro de asuntos internos tenía que decir. El ministro los ignoró a todos con la mirada fija en el padre de Zanac.

Ante una sugerencia que había tildado al sugerente de traidor, su padre poco a poco soltaba una sonrisa.

“Eso, sobre todo no puedo hacerlo. Sería como traicionar la lealtad de generaciones de personas que han servido a este Reino. ¿Cómo podremos enfrentarnos a ellos entonces? Me disculpo contigo, conde. Gracias por tu sugerencia.”

“Su sirviente no merece una disculpa.”


Zanac veía que se comunicaban a un nivel muy profundo a través de sus miradas.

¿Él sería capaz de tener cortesanos tan leales?

Su padre era un hombre misericordioso, pero nada más. No… Quizás fue por eso que gente con talento estaba dispuesta a servirle. Su padre era excepcionalmente talentoso para reclutar gente más talentosa que él, como el Capitán Guerrero Gazef Stronoff.

Zanac sentía que era mejor que él se convirtiera en rey en lugar de su hermano, que era más probable que se convirtiera en una marioneta de los Ocho Dedos o de la Facción Noble y condenara al país al fracaso. Por eso había trabajado junto con el Marqués Raeven para convertirse en rey o en un poderoso gran duque para preparar el futuro.

Pero ahora, Zanac no podía evitar sentirse inadecuado comparado con el genio de su hermana y el carisma de su padre. Incluso si se convertía en el rey, no era probable que pudiera hacer del Reino un lugar mejor.

La única cosa que podía hacer era mejorarse a sí mismo, pero no era una tarea fácil dada su edad y personalidad, además nunca quiso auto-mejorarse. Probablemente mantendría su personalidad hasta la muerte.

“Ministro de Asuntos Militares, quiero proponer una hipótesis. ¿Qué podríamos hacer para ganar una guerra contra el Reino Hechicero?”

“¿Podríamos formar una alianza con otro país antes de eso? ¿Debemos enfrentarlos solos?”

Zanac, Rampossa III y el ministro de asuntos exteriores intercambiaban miradas. Zanac, como su representante, respondió.

“No hemos tenido éxito en forjar una alianza con el Consejo de Estados. Habíamos comenzado las negociaciones con ellos hace tiempo, justo después de que la batalla había terminado. No fuimos capaces de formar una alianza aceptable en aquel entonces. Si supieran que nuestra relación con el Reino Hechicero ha empeorado, la posibilidad de rechazo sólo aumentaría.”

“¿Es así… Entonces su Majestad, aunque esta pregunta puede estar fuera de lugar. ¿Cuál consideraría usted como la condición de la victoria de esta guerra? ¿Tenemos que ahuyentar al enemigo en la batalla? ¿O tenemos que matar, o mejor dicho, destruir al Rey Hechicero? Si es lo último, no creo que tengamos ninguna posibilidad de victoria.”

“…Ministro de Asuntos Militares, ese no sería el caso. ¿Y si sólo tuviéramos que obligar al enemigo a retirar sus fuerzas?”

“Déjeme pensarlo…”

El ministro de la milicia inclinaba su cabeza mientras reflexionaba. Se le ocurrió una respuesta.

“La suerte tendría que estar de nuestro lado. Si marchamos con un ejército a lo largo del camino y ocupamos E-Rantel mientras sus tropas siguen marchando desde E-Rantel hacia nuestra capital, podríamos tener la oportunidad de cambiar el rumbo de la batalla.”

“¿Tendríamos que atravesar sus tres capas de fortificaciones?”

“Sí, su Majestad. Sería algo que sólo podría lograrse si fuéramos capaces de escabullirnos con un ejército tan grande como podamos reunir para pasar sus defensas. Por eso dije que la suerte tenía que estar de nuestro lado. Por supuesto, si el Rey Hechicero, el que fue capaz de lanzar ese aterrador hechizo sin sudar, se quedara en E-Rantel, entonces este plan sin duda fracasaría.”

Otra forma de decirlo era que, si la suerte no estaba de su lado, no tenían ninguna posibilidad de victoria. Zanac no estaba seguro de que su padre entendiera todas las implicaciones de las palabras del ministro.

“Si ese fuera el caso, entonces si el Reino Hechicero nos hubiera invadido sin una declaración formal de guerra, todo habría terminado. Un ataque sorpresa nos habría hecho incapaces de reunir suficientes tropas a tiempo, en cuyo caso ni siquiera podríamos llevar a cabo el plan.”

Era la tradición que las declaraciones formales de guerra se pasaran entre naciones, una especie de acuerdo o etiqueta de caballeros.

Enviar una declaración formal de guerra era enviar el mensaje de que “nuestro país respeta la etiqueta” en las relaciones con las otras naciones. Si no lo hacían, se les consideraba una nación bárbara, lo que habría tenido un grave impacto negativo en sus esfuerzos diplomáticos.

Entre las naciones de diferentes razas, esta tradición no se observaba a menudo. Sin embargo, incluso cuando se trataba de naciones de diferentes razas, dependía de la edad, la historia, las relaciones diplomáticas con sus países vecinos, etc.

Así que, dado este contexto. ¿Cómo se comportaría una nación gobernada por no-muertos, que odia a los vivos? ¿Proporcionarían una declaración formal de guerra?

“Mi rey. Como esperaba, sólo tendríamos una mínima posibilidad de victoria si fuéramos a la guerra. Si ese es el caso ¿No deberíamos hacer todo lo posible para evitar ese resultado, sacrificando un poco?”

“¿Sacrificando un poco…?”

“Sí, mi rey. Deberíamos convocar a ese barón de inmediato y someterlo a juicio. Después, le haremos responsable de sus acciones sin importar el resultado y le cortaremos la cabeza.”

“…No podemos hacer eso, Zanac. Convocar a ese barón y someterlo a juicio estaría bien, pero si fuera inocente o si pudiéramos declarar su inocencia, no haré tal cosa. Tengo un plan mejor en mente.”

“¿Un plan mejor? ¿Cual?”

Su padre se callaba y sacudía la cabeza.

Después de presenciar eso, Zanac concluía que su padre probablemente estaba mintiendo. Si realmente había un plan mejor, entonces debía decirlo en voz alta. Si no lo había, probablemente mentía para cubrir el hecho de que no había pensado en una buena razón para que perdonaran a ese noble.

Zanac se sentía decepcionado por su padre y pensaba lo que debía hacer a continuación.

(No importa cómo lo mire, el futuro del Reino parece sombrío… Parece que tendré que hacerlo por la fuerza.)

En primer lugar, era necesario que atribuyeran todas las responsabilidades a ese barón.

Aunque las probabilidades eran escasas, de todos modos ese barón podía haber sido la fuente de todos sus problemas. En cualquier caso, si pudieran hacer que eso fuera verdad, entonces sus problemas se resolverían.

Sin embargo, Zanac no podía pensar en una manera de culparlo de todas las responsabilidades. ¿Y si matara al barón de camino a la capital y luego le imputara las responsabilidades? Su padre no podría decir lo contrario si ese fuera el caso.

Incluso si su padre se oponía al plan, siempre y cuando pudiera llevarlo a cabo por su cuenta, todo estaría bien. Ya había considerado que hacer si las cosas resultaban así, en el momento en que se enteró del incidente. Ya había llegado a una conclusión en ese momento.

El grave crimen de usurpar el trono.

Estaba tan cerca de heredar el trono, que no tenía que hacer nada más que esperar. El número de desventajas de hacer lo que estaba a punto de hacer eran demasiadas para contarlas. La única ventaja de este plan era que resolvía el problema en cuestión.

Si ese era el caso, la usurpación podía ser una idea estúpida sobre el papel, pero si permitía que el status quo permaneciera como está, no habría un Reino del que se pudiera disponer pronto.

Zanac esperaba que al menos pudiera recibir la aprobación de los cortesanos presentes. También era necesario que solicitara los servicios de ese hombre a su hermana. Brain Unglaus era una parte indispensable de su plan. Si Brain estaba allí, definitivamente tendrían la ventaja en términos de fuerza.

¡Ah… Que frustrante! ¿Por qué tengo que planear esto en primer lugar? ¡Si el Reino Hechicero no existiera! ¡Si tan sólo ese monstruosamente poderoso no-muerto no existiera!

Si no fuera por el Reino Hechicero, si no fuera por su intervención en su batalla anual con el Imperio, aunque su hermano ya se hubiera convertido en rey, el Reino aún no se vería forzado a arrinconarse como lo había hecho ahora.

Zanac maldijo en su corazón.

Y entonces, el sonido de los golpes de la puerta pudo ser escuchado.

Zanac tenía una premonición.

Para interrumpir una reunión tan importante, debía ser una emergencia. Para ser honesto, la forma en que llamaban a la puerta era bastante violenta también.

Temas de tal importancia eran usualmente… No, definitivamente eran malas noticias. Esa eRA la premonición de Zanac.

Zanac, como su representante, daba su aprobación para dejarlos entrar. Un caballero entró corriendo, presa del pánico en la habitación, tal y como él esperaba.

“¡Un mensajero del Reino Hechicero acaba de notificarnos que su Primer Ministro, Albedo, llegará a la capital en menos de dos horas!”

En sus comunicaciones anteriores, el título de Supervisora de Guardianes no tenía mucho sentido para ellos, así que aparentemente habían cambiado su título por el de Primer Ministro fácilmente comprensible. ¿La llegada de una persona de tal calibre confirmaba su aprensión?

No, espera.

Su premonición estaba fuera de lugar. No eran malas noticias, sino las peores.

Entonces, ¿para qué ha venido?

El enviado que había traído el documento oficial no estaba dentro de este palacio. Aunque quería que permaneciera en la capital, no tuvieron el coraje de dejar que un no-muerto se quedara con ellos. Por eso se estaba quedando en una mansión en la parte noble de la ciudad.

Habían colocado guardias alrededor de la mansión bajo el pretexto de protección, el perímetro estaba tan fuertemente vigilado que ni siquiera un slime podía salir sin que se dieran cuenta, pero aparentemente el enviado aún no había contactado con el Reino Hechicero.

¿Podrían haberse estado comunicando por medios mágicos? ¿O planeaban visitar el Reino aunque el enviado no hubiera regresado?

Además, no habían enviado al mensajero antes de partir, sino a esta altura de su viaje. ¿Para qué?

Dicho esto, no parece que estén aquí para declarar la guerra.

Si estuvieran aquí para declarar la guerra, no estarían enviando a su segundo oficial más poderoso a territorios donde no estaban seguros de lo que podría pasar.

Como enviado de una nación extranjera, el Reino no se atrevería a hacerle daño, aunque bien podría tener esa ingenua idea. Sin embargo, desde la perspectiva de Zanac, no parecía ser el tipo de persona que se adentraba en territorios que sabía que serían peligrosos para ella.

“Concédele una audiencia. Prepara el salón del trono para una recepción apropiada inmediatamente.”

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“¡Sí, su Majestad!”

El caballero salió de la habitación al oír las órdenes de su padre.

Normalmente, aunque un dignatario extranjero viniera a la capital, no se le concedería una audiencia con el Rey el mismo día. Pero, dada su situación actual, no podían decirle al Primer Ministro del Reino Hechicero cosas como, “se le concederá una audiencia en unos pocos días”.

“Todos. Me disculpo, pero. ¿Pueden cambiarse a un atuendo más formal y reunirse en el salón del trono?

Al oír la petición de su rey, los cortesanos, incluyendo a Zanac, bajaron sus cabezas.

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