Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 4

Capítulo 9: Réplica

 

 

―¿Una réplica?

Claramente parecía más poderosa que la original. O debería decir que estaba comparándola con el arma de Ren porque era una espada. Sin duda era más fuerte que la lanza de Motoyasu. Probablemente era por lo menos quince veces más poderosa; no, si sólo hubiera sido quince veces más poderosa habría podido usar el Escudo de la Ira para defenderme de ella. Pero a juzgar por la fuerza de su último ataque, debía serlo aún más.





―¿Pero cómo pudo…? Se supone que fue destruida hace cientos de años.

―Destruida, no… robada. Y la organización detrás del robo debió ser la Iglesia de los Tres Héroes.

Era como las distintas teorías sobre las bombas de mi mundo. Las produjeron en cantidades inmensas, pero algunas se habían perdido. Entonces, ¿a dónde habían ido? Pero, más importante, si ésa era una réplica del arma legendaria, ¿significaba que la espada de Ren podría convertirse en algo así?

Claro que yo tenía más razones para sospechar de él que la mayoría, pero ¿realmente estaba bien confiarle tanto poder a una sola persona? Si esa cosa era solamente una réplica, ¿quién sabe de qué sería capaz la real? Si tenían eso, ¿realmente necesitaban tomarse la molestia de invocar nuevos Héroes? ¿Pero para qué pensar en tales cosas? Podía simplemente preguntarle al Sumo Sacerdote.

―Si tienes algo así, ¿para qué molestarte en invocarnos? Si hicierais más de ésas podríais encargaros de las Olas por vuestra cuenta.

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Melty negó con la cabeza.

―Si fuese tan fácil copiar las Armas Legendarias, ya lo habríamos hecho… Fabricar algo como eso requiere enormes cantidades de recursos que simplemente no tenemos.

―¿En serio?

―Sí. Para moverla y usar su poder una sola vez se necesita la acumulación de magia de cientos de personas durante el transcurso de un mes. Y la producción en masa está fuera de toda cuestión. Esa cosa ha existido desde la antigüedad, es una leyenda en sí misma.

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―Guau.

Había visto algo como eso en un anime. Era una historia sobre un robot gigante que necesitaba utilizar toda la electricidad de Japón para disparar una única vez. ¿Tal vez esta espada era así? Si pudiese disparar continuamente, como si fuesen perdigones, sería un auténtico terror.

―Sí, nuestros discípulos han arriesgado sus propias vidas día y noche para imbuir esto con su magia. Tenía que usarla por el bien de nuestra guerra santa. ¡La guerra santa que libraremos en este mismo momento!

Guerra santa, ¿eh? Bueno, por lo menos estoy preparado. El Héroe Legendario… ¿Así que esto es una copia de su espada o algo así? Dijeron que había sido robada hace cientos de años y que habían pasado mucho tiempo llenándola de magia. ¿Y ya la ha usado nada más empezar? ¡Maldición! Esa cosa podría ser un auténtico problema. No, es una prueba de que se encuentra en una situación difícil. Si podemos superar esto, tendremos una gran oportunidad para contraatacar. Solo tenemos que sobrevivir.

―Ahora que la he usado una vez para familiarizarme con ella, ¿deberíamos proceder con el combate?

El Sumo Sacerdote alzó la espada. Cuando lo hizo, de repente cambió de forma hasta parecerse a una lanza. El tipo de arma había cambiado, pero no la calidad. Si dijeran que fue un arma usada por la misma persona, me lo creería.

―¡¿Se ha transformado?!

―Sí, debido a que es un Arma Legendaria. Espada, Lanza, Arco… Debemos purificarlos a todos.

La huida parecía una buena opción, pero ¿seríamos capaces de escapar de alguien que usaba un arma como ésa? Cuando emitió esa onda de choque, se movió tan rápido que esquivarlo habría sido difícil.

Al parecer se contuvo. Pero si hubiese usado una habilidad de arco con esa arma, no creo que Filo hubiese logrado escapar del ataque.

―Hay un límite en lo que pueden hacer mis discípulos, por lo que me gustaría terminar esto tan rápido como sea posible.

El Sumo Sacerdote asumió las esperanzas de sus discípulos y de los caballeros mientras giraba el arma hacia nosotros. La réplica con forma de lanza comenzó a brillar y se dividió en tres lanzas de luz.

―¡¿Habilidad de alto nivel, Brionac?!

Gritó Motoyasu, el Héroe de la Lanza. Debía ser una habilidad que conocía por su juego.

Si estaba gritando, debía tratarse de una habilidad muy poderosa. Un simple movimiento de la espada había causado bastante daño. ¿De qué serían capaces estas otras habilidades?

No podíamos huir, pero ¿y resistir? Según Motoyasu y los otros héroes, el escudo no tendría ninguna posibilidad.

Sin escapatoria… ¿de eso se trata? Todavía no estoy preparado para rendirme.

―¡Filo!

―¡Síp!

Filo supo al instante lo que quería. Me cogió y me lanzo hacia el Sumo Sacerdote. En el momento en que estuvo dentro del rango de mi habilidad, grité.

―¡Escudo Prisión!

Una jaula de escudos apareció y encerró al Sumo Sacerdote en su interior.

Si pudiese usar Cambiar Escudo (ataque) y después Dama de Hierro…

―¿Qué estás tramando?

Ni siquiera tuvo que hacer nada. Tan sólo la energía latente de su habilidad fue suficiente para destruir el Escudo Prisión.

¡¿Qué?! No, espera… tengo que mantener la calma.

No iba a poder usar Dama de Hierro. Eso significaba que sólo me quedaba otra opción para atacar: tenía que golpearle con Auto-Maldición Ardiente. Pero para hacer eso tendría que entrar en su rango de ataque y recibir el impacto de su lanza…

No, no hay que llegar a eso. Aún puedo tomar la iniciativa.

―¡Filo! ¡Lanza a Motoyasu hasta aquí!

―¡¿Qué?!

―¡Síp!

Como le pedí, Filo lanzó a Motoyasu en mi dirección incluso antes de que yo tocara el suelo.

―¡Aaaaaaaaah!

Podía oír el grito de Motoyasu volviéndose más fuerte a medida que se acercaba a mí.

―¡Motoyasu, atácame!

―¡¿Qué?! ¡Ah, vale!

Motoyasu era idiota, pero por lo menos entendió mi objetivo. Me giré para hacerle frente y Motoyasu impulsó su lanza hacia mí. Se produjo un sonido metálico cuando la punta golpeó mi escudo.

Sí, fue perfecto.

―¡Lanza Estrella Fugaz!

Inmediatamente después de golpearme, Motoyasu se giró y lanzó una habilidad hacia el Sumo Sacerdote.

―Estúpido.

La habilidad de Motoyasu desapareció en mitad del aire. No fue capaz de penetrar un misterioso campo de fuerza que el Sumo Sacerdote debía tener a su alrededor.

―¡¿Qué?!

―¡Mi turno!

Auto-Maldición Ardiente se activó y un vórtice enorme apareció conmigo en el centro. Las llamas malditas se propagaron hasta envolver al Sumo Sacerdote. Entonces, el campo de fuerza que le rodeaba se desvaneció y las llamas…

―¡Eso no funcionará!

Todos los discípulos del Sumo Sacerdote estaban conjurando algo…

―Nuestro Dios es la fuente de todo poder. Escucha la verdad y acátala. ¡Purifica milagrosamente la maldición! ¡Magia ceremonial de alto nivel, Santuario!

De repente, la zona se llenó de luz blanca y mi Auto-Maldición Ardiente fue disipada.

¿Es que soy estúpido? Por supuesto, debería haber sabido que el poder “sagrado” tendría un efecto contrario sobre mi poder “maldito”. ¿Es posible que el agua bendita que compré para curar la maldición de Raphtalia fuese una estafa? Tal vez. Pero para curarla, necesité la mejor agua bendita que había.

Creía que mi maldición era poderosa, y aun así fue destruida en un instante…

―¡Escudo de Ataque Aéreo! ¡Segundo Escudo!

Antes de que Motoyasu y yo chocásemos con el Sumo Sacerdote, invoqué dos escudos para que pudiéramos retroceder.

―¡Eh, las amigas de Motoyasu! ¡¿Podéis usar magia curativa sobre nosotros?! ¡Si nos tratáis como enemigos, no saldremos de ésta!

―¡Oh! Um… ¡Curación Zweite!

Las heridas de Motoyasu y las mías se curaron. Eso fue algo bueno y además necesario.

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Ugh… Tengo que luchar junto a Motoyasu.

No podía pensar en una situación peor. Pero si no hacemos algo con el enemigo que teníamos delante, no sobreviviríamos.

―¡Maestro, yo también voy!

―¡Ten cuidado!

―¡Vale!

Filo cambió a su forma humana y corrió hacia el Sumo Sacerdote. Lo mismo hice yo, al igual que Raphtalia y Motoyasu. No había ninguna razón para quedarse quietos y dejar que jugase con nosotros. Sólo porque la Auto-Maldición Ardiente no hubiese funcionado, no significaba que debiésemos quedarnos de brazos cruzados.

Afortunadamente, y quizá sólo porque aquella poderosa habilidad tardaba un tiempo en recargarse, el Sumo Sacerdote aún estaba apuntándonos con la lanza. No se movía.

―¡Hai…kuikku!

Filo empezó a correr y se volvió borrosa al momento de gritar eso. En un instante ya se encontraba detrás del Sumo Sacerdote.

Pero todo se detuvo un momento. Filo estaba agarrándose el puño.

―Ugh… ¡Está demasiado DURO!

Fuera cual fuera el campo de fuerza que esa réplica había producido, consiguió detener su puñetazo.

―¡Lanza Estrella Fugaz!

Un millar de luces volaron hacia el Sumo Sacerdote, pero no parecieron alcanzarle.

―¡Usa Lanza Ígnea o algo!

―¡Eh, pues sí! ¡Myne!

―¡Te castigaré por desafiar a la futura reina!

La Zorra respondió furiosa mientras encantaba su hechizo. Sus amigas también estaban haciendo lo mismo.

―¡Motoyasu-sama, esto es magia de apoyo! ¡Poder Zweite!

Eh, ¿no pueden usar ese tipo de cosas también con Filo? ¿No pueden intentar ayudar un poco más?

―¡Gracias! ¡Vamos!

Motoyasu sonrió a su grupo y guiñó el ojo de forma repulsiva. Después utilizó una habilidad, pero fue más lenta que la anterior.

―¡Lanza Estrella Fugaz, Tormenta de Fuego!

Era básicamente la Lanza Estrella Fugaz imbuida con magia de viento y de fuego. Requería más tiempo para activarse que su habilidad básica.

Las llamas destellaron entre el viento. La cuchilla ardía como una estrella fugaz. El viento aumentaba y las llamas ardían cada vez con más intensidad a medida que aceleraba la lanza. No fue repentino ni instantáneo, pero Motoyasu disparó su lanza hacia el Sumo Sacerdote.

Si hubiese sido yo, ni siquiera habría intentado bloquearla. Era bastante fácil de esquivar. El ataque no funcionaría con nada excepto un enemigo completamente inmóvil. Por supuesto, a no ser que tuviese algún tipo de efecto que no conocía. Por otra parte, sólo habían lanzado magia de apoyo sobre Motoyasu. ¿Tal vez eso serviría de algo?

Y, sin embargo… con un sonido decepcionante, la lanza rebotó contra la barrera del Sumo Sacerdote sin lograr nada.

―Ugh…

Motoyasu se movió para poner algo de distancia entre el Sumo Sacerdote y él. Entonces, se agarró la cabeza con las manos como si de repente estuviese mareado.

―¡Motoyasu-sama, ¿está bien?!

―Sí, pero… necesito SP. Y el tiempo de enfriamiento…

Al parecer tenía que pagar un precio por usar una habilidad de alto nivel. Requería bastante tiempo utilizarla y era demasiado lenta como para golpear a su objetivo. Si necesitaba tanto tiempo, lo más lógico sería pensar que era poderosa, pero no había sido lo suficiente para atravesar la barrera. ¿Cómo de dura era esa cosa? Había anulado mi Auto-Maldición Ardiente, y ni los ataques de Filo y Motoyasu habían sido capaces de penetrarla.

―¡Su Santidad!

―¡Vamos a utilizar magia defensiva!

―Nuestro Dios es la fuente de todo poder. Escucha la verdad y acátala. ¡Protege al Santo! ¡Magia ceremonial de alto nivel, Muralla del Castillo!

Tres de los discípulos que había detrás del Sumo Sacerdote usaron magia de apoyo sobre él, pero nos fue imposible interferir antes de que hiciese efecto.

¿Qué demonios es una muralla del castillo?

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Un muro de luz apareció alrededor del Sumo Sacerdote. Era muy similar a una fortaleza.

―¡Iaaaaaah!

Raphtalia y Filo atacaron el muro, pero éste simplemente las repelió.

―¡Filo! ¡Raphtalia! ¡Yo también ayudaré!

Melty usó su hechizo preferido, Disparo Acuático, pero como esperaba fue inefectivo. Nada atravesó la barrera. Empezaba a creer que podría ser mejor centrarnos en atacar a los discípulos de la retaguardia, pero antes de que pudiese dar voz a mis preocupaciones…

―Muy bien, supongo que ya hemos jugado bastante. Estoy listo para terminar esto.

La lanza en las manos del Sumo Sacerdote comenzó a brillar, quizá indicando que estaba preparada para usar otra habilidad.

―De acuerdo, hemos llegado al final. Hasta nunca, Demonio y falso Héroe.

La lanza estalló con una explosión de luz y el Sumo Sacerdote sonrió. Se veía como un exorcista satisfecho.

―¡Mel!

En un instante, Filo se lanzó a proteger a Melty. Raphtalia cogió mi mano.

―¿Esto es todo…?

Murmuró Motoyasu. Sonaba como si estuviera admitiendo la derrota.

―Yo… ¡Yo voy a ser la reina! Si me tratas de esta forma, entonces-

La Zorra estaba gritando lo primero que le venía a la cabeza. Las otras chicas del grupo de Motoyasu habían perdido por completo la compostura y estaban llorando histéricamente. El único de nosotros que podría ser capaz de sobrevivir al ataque era yo… Lo cual significaba que lo único que podía hacer era correr al frente y levantar mi escudo. Obviamente, no lo haría para proteger a esos idiotas, pero sí a Raphtalia. Para proteger a Melty… y a Filo. Lo haría para proteger a la gente que creía en mí.

Preparé mi escudo y di un paso adelante.

―Estoy a tu lado.

Raphtalia avanzó al mismo tiempo que yo sosteniendo mi mano. Había estado conmigo todo este tiempo. Incluso si ella no era consciente de ello, había sido comprada como una esclava por el Demonio del Escudo y obligada a entrar en el mundo de las batallas y la violencia.

―Lo siento. Siento mucho haberte metido en todo esto.

―No te disculpes, Naofumi-sama. Creo que todavía puedes protegernos.

―Tienes razón. No sé cómo sería el antiguo, pero ésta sigue siendo una habilidad del Héroe de la Lanza.

Aún había cosas por hacer. No podía ser el final. Por fin, todas las conspiraciones y mi oportunidad de corregirlas estaban justo ante mí.

Brionac… era el nombre de una lanza de la mitología celta. Y yo estaba a punto de bloquearla.

El Sumo Sacerdote levantó su lanza hacia el cielo…

―¡Racimo de Espadas Rojas!

―¡Arco Estrella Fugaz!

Una lluvia de espadas apareció justo encima del Sumo Sacerdote, al lado de una flecha enorme. Se aproximaban cayendo desde el cielo.

―¡¿Qué es esto?!

El Sumo Sacerdote dejó de utilizar su habilidad inmediatamente y usó otra, que creo que llamó Lanza Molino de Viento, para bloquear la repentina lluvia de armas. Me giré para ver el origen de las voces y vi…

―¿Qué está pasando? Creía que vosotros dos habíais sido purificados por el juicio de Dios. ¿Qué estáis haciendo aquí?

Ren, Itsuki y sus respectivos grupos estaban allí. ¡Pensé que estaban muertos! Pero, aun así, aquí estaban, en pie y luchando.

―¡No des por hecho sin más que hemos muerto! ¿Te molestaste en buscar los cadáveres?

―Justo al borde de una crisis. Me alegra que lo hayamos conseguido.

Ren e Itsuki se encontraban en posición de batalla mientras hablaban.

―Estoy seguro de que ni siquiera pensaste en buscar los cadáveres después de usar magia de esa escala. Pero éstas son las consecuencias de tu descuido.

Miré el cráter que había resultado del primer ataque del Sumo Sacerdote.

Parece razonable… Si el ataque fue lo bastante poderoso para dejar un cráter de ese tamaño, no esperarías que quedase algo de sus víctimas. No obstante, todos nosotros hemos sobrevivido a él.

Estaba mirando a Ren cuando de repente me di cuenta de lo pesado que se sentía mi cuerpo. El Escudo de la Ira estaba gritando en mi cabeza como si finalmente hubiese encontrado al enemigo merecedor de todo su odio. Era justo como había dicho Fitoria: el escudo había encontrado a la persona que odiaba. Ren estaba llenando al escudo de ira.

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Tengo que contenerlo… Éste no es el momento de perder el control.

―¿Cómo habéis…?

Motoyasu les estaba hablando como si hubiera visto un fantasma. No compartía las mismas sospechas, pero era un poco extraño que todos los Héroes nos hubiésemos reunido de repente en medio de la nada.

―Unas sombras… o algo parecido a sombras aparecieron de la nada y nos salvaron.

―Sí, estuvo muy cerca.

―¿Eh? Las sombras fueron las que nos dijeron dónde podíamos encontrar a Naofumi. Creí que estaban de parte de la Iglesia.

Había estado preguntándome si Motoyasu tenía alguna forma de descubrir a dónde me dirigía. Cuando desapareció, me pregunté si simplemente se habría “desvanecido” para conducirnos a donde él quería. Al parecer estaba en lo cierto.

¿Qué quería decir eso? Significaba que las sombras que trabajaban para la Iglesia habían estado dándole información a Motoyasu sobre nuestro paradero. Eso me recordó que…

―Dijiste que las sombras no eran una organización monolítica, ¿verdad?

―Así es. Las sombras que nos ayudaron dijeron que estaban a las órdenes de la reina.

Bien. Entonces supongo que eso significa que todavía hay sombras velando por nosotros.

Eso implicaba que probablemente era seguro asumir que la reina y la Iglesia eran enemigas. Por lo menos, ahora que los Cuatro Héroes éramos enemigos de la Iglesia, no había muchas posibilidades de que estuviese trabajando con ellos. Sin embargo… ¿Por qué tuvieron que aparecer así? Era demasiado dramático. Me recordó a una serie de manga semanal o algo parecido.

Me hizo preguntarme si habían estado conteniéndose y esperando el mejor momento para aparecer y salvarnos a todos. Si fuera un manga, supongo que eso haría a Motoyasu el protagonista, y yo sería… ¿qué? ¿Alguna clase de mini-jefe? Que alguien me dé un descanso.

Nah, yo sería el tipo de personaje que era crónicamente malentendido pero en realidad tenía buen corazón. Si esto fuese un manga, quiero decir. No es por desilusionar, pero no nos imaginaba a Motoyasu y a mí abrazándonos en una emotiva reconciliación.

―¡Hay refuerzos acercándose para ayudarnos a arrestarte, Sumo Sacerdote! ¡Ríndete!

Enfatizó Ren, muy autoritario. Pero el Sumo Sacerdote no parecía estar preocupado.

―El número de tropas que llegue es irrelevante. La victoria es mía. Ese simple hecho no cambiará. ¡Todos vuestros intentos por derrotarme serán en vano!

El Sumo Sacerdote volvió a dar comienzo a la invocación de su habilidad.

―¿Eso crees?

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―Sí.

Los dos héroes y sus grupos formaron una línea y empezaron a lanzar habilidades contra el Sumo Sacerdote.

―¡Espada Estrella Fugaz!

―¡Arco Estrella Fugaz!

Uno arcos de luz volaron desde la espada de Ren y unas flechas de luz desde el arco de Itsuki. Se dirigieron directamente hacia el Sumo Sacerdote, pero se rompieron
al chocar con el campo de fuerza de la réplica. El líder de la Iglesia simplemente sonrió.

Sin embargo, Ren e Itsuki no se rindieron. Siguieron lanzando hechizos e invocando habilidades. Pero pasado un tiempo, el campo de fuerza que rodeaba al Sumo Sacerdote se expandió y ninguno de sus ataques logró atravesarlo.

―Debería haber esperado estos esfuerzos tan lamentables por parte de los falsos Héroes.

―¿Qu-?

―Esto es muy difícil. ¡No pensé que tuviera un campo de fuerza como ése!

―¡Creía que ibais a derrotarle! ¡¿Entonces no podéis?! ¡¿Por qué os habéis molestado en venir?!

¿Solo querían hacer una entrada épica?

―¿Habéis venido sin un plan?

―¿No crees que podrías ser un poco más amable?

Las armas de Ren e Itsuki se cubrieron de luz, pero les llevaría un tiempo activar sus habilidades de nuevo.

―¡Espada Relámpago!

―¡Disparo Relámpago!

Con un fuerte estruendo, el campo de fuerza del Sumo Sacerdote se hizo pedazos.

―Sólo estábamos ganando tiempo para activar estas habilidades.

Guah.

Rompieron la barrera contra la que mi Auto-Maldición Ardiente había sido inútil. Podían ser idiotas, pero realmente eran Héroes, nada que ver con Motoyasu. ¿Teníamos una oportunidad?

―Si hubiese tenido SP, yo también podría haber hecho eso…

―¡Oh, no seas egocéntrico!

O espera… Si tiene acceso a unas habilidades tan poderosas, ¿por qué no las ha usado contra mí? Supongo que las habilidades necesitan tiempo para activarse, y yo no le he dado oportunidad de usarla. Aunque su Lanza Estrella Fugaz había sido un poco lenta… Lo que sea. ¡Si vamos a atacar, éste es el momento!

―Vamos, todos. ¡Adelante!

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Gritó Ren, y todos comenzamos a atacar.

―¡Yo primero!

Filo se lanzó al frente de nuestro grupo. Ella era por mucho la más rápida de nosotros.

―¡Iyah!

Motoyasu corrió hacia el Sumo Sacerdote e impulsó su lanza hacia él.

―¡Toma esto!

Ren le siguió, con su espada trazando arcos en todas direcciones.

―¡Chicos, estoy detrás de vosotros!

Itsuki tiró de la cuerda de su arcó y disparó una flecha.

―Naofumi-sama, yo también voy.

―¡Yo también!

Raphtalia y Melty corrieron a atacar. El Sumo Sacerdote preparó su arma y recibió los ataques de todos. No parecían perturbarle lo más mínimo.

¿Un aluvión de ataques de los Héroes no le molestan en absoluto?

―Estúpidos. ¿Creéis poder derrotarme cuando poseo un Arma Legendaria como ésta? ¡Ja!

Los discípulos del Sumo Sacerdote conjuraron inmediatamente magia curativa sobre él y las pequeñas heridas que había recibido desaparecieron. La situación no se veía bien; si nos las arreglábamos para darle un golpe, los discípulos le curarían al instante.

―Ahora… Empecemos a preparar Juicio.

Todos los discípulos asintieron y un momento después empezaron a encantar al unísono.

―Todos aquellos que fingen ser Héroes son malvados.

Este tipo era increíble. Obviamente era un fanático. ¿Cómo no pude darme cuenta en su momento?

―Esto se encargará de todos vosotros.

El Sumo Sacerdote realmente planeaba acabar con todos. Estaba preparándose para algo, probablemente para usar Brionac…

―Naofumi.

―¿Qué?

Ren me estaba hablando.

―Trabaja conmigo. Acabemos con él.

―Realmente eres la última persona con la que querría colaborar. Pero, en fin…

No seríamos capaces de escapar del ataque del Sumo Sacerdote, y parecía que planeaba usar el hechizo Juicio al mismo tiempo. Ni siquiera yo podría sobrevivir a ambos.

―Primero elimina a la gente de la retaguardia. No tendremos ninguna oportunidad hasta que acabemos con ellos.

―Sí.

Ren y su equipo ya estaban corriendo hacia el grupo de discípulos. Por desgracia, los discípulos no eran meros subordinados, sino que en realidad parecían ser bastante poderosos.

Por primera vez, todos los Héroes, Raphtalia, Filo… todos estábamos luchando juntos. Y el Sumo Sacerdote estaba iniciando un ataque a gran escala. Los discípulos ya se estaban preparando para utilizar Juicio.

―¡Hijos, ésta es una guerra santa! ¡Luchad por la justicia! Vuestras muertes no serán olvidadas.

―¡Sí, Su Santidad!

Todos los discípulos contestaron a la vez.

El Sumo Sacerdote estaba recibiendo los ataques de la Espada, la Lanza, el Arco y los miembros de sus grupos. Estaba sangrando, pero no parecía darse cuenta ni preocuparse de ello. Seguiría moviéndose hasta perder las piernas, después usaría sus brazos, y entonces, cuando los perdiese, usaría la magia. Sus devotos fanáticos también parecían listos para luchar hasta la muerte. ¡Estaban totalmente locos!

―Maldición… No puedo hacerle daño.

Había demasiados. Se veía como una escena de las Batallas de los Tres Reinos o de Dynasty Warriors. Claro que el verdadero enemigo era el Sumo Sacerdote, pero estaba rodeado de tanta gente que era difícil atacarle.

Acabar con uno o dos de ellos resultaba bastante sencillo, pero en el momento que un ataque tenía éxito, otra persona estaba ahí para lanzar magia curativa sobre ellos. Si esto fuera un juego, sería suficiente sólo con derrotarles. Pero por supuesto no lo era.

Evidentemente yo no tenía ninguna razón moral para evitar matarlos. QUERÍA matarlos, pero se necesitaba tiempo para hacerlo.

―Empezaré a correr entre la multitud. Entonces, uno de vosotros tendrá que atacarme. Pensad en cuánto me odiáis y después atacad. Mi contraataque estallará y los golpeará a todos, así que aseguraos de no estar en las proximidades. Mantened la distancia.

Auto-Maldición Ardiente era mi única forma de atacar. Tenía que correr entre ellos e interferir con el lanzamiento de Juicio. Si estuviese en una buena posición cuando ocurriera, podría acabar con muchos de ellos de una sola vez haciendo uso de esta habilidad.

―Entendido.

―¡De acuerdo, voy a entrar!

Les dije a los que podían usar magia que se concentrasen en el apoyo. Todos los que no fuesen buenos luchadores cuerpo a cuerpo debían quedarse atrás y usar magia para protegerles. Los Héroes serían los atacantes; los apoyos, los usuarios de magia, y todos los demás se centrarían en la defensa. Sí… ni siquiera yo tenía mucha fe en el plan.

―¡Allá voy!

Asumí el liderazgo y corrí hacia la multitud de discípulos. Era incapaz de atacar, por lo que si quería causar algún daño sólo tenía una opción.

―¡Naofumi!

Motoyasu hizo golpear su lanza contra mi escudo y Auto-Maldición Ardiente se activó.

―¡AAAAAAAAAAAARH!

Todos los discípulos que no estaban invocando Juicio empezaron a usar magia sagrada para contrarrestar mi Auto-Maldición Ardiente, pero no consiguieron anularla por completo y las llamas negras consumieron a un gran número de ellos.

―AAAAAAAAAAAAAARH!

Las llamas malditas también retrasarían cualquier hechizo curativo que usaran. Si atacábamos antes de que se recuperasen, podríamos tener una oportunidad.

Usé Escudo de Ataque Aéreo y después Cambiar Escudo para cambiar al Escudo de Cuerda. Luego utilicé el arpón para columpiarme de vuelta hacia donde estaban los otros héroes. El gancho tenía un efecto especial que producía una cuerda la cual podía manipular. La enrollé alrededor de mi brazo y la usé para retroceder a donde estaban los demás, y funcionó bien.

―¡Espada Relámpago!

―¡Disparo Relámpago!

Al mismo tiempo, los otros Héroes usaron sus habilidades más fuertes contra la multitud de discípulos. Todas las habilidades se veían como si estuviesen hechas de electricidad.

Un relámpago pasó a través del Sumo Sacerdote antes de explotar entre los discípulos arremolinados detrás de él.

―¡AAAAAAAAAAAAARH!

Los discípulos volaron como las hojas de un árbol, pero el Sumo Sacerdote no pareció sufrir ningún daño grave.

¿Cuánta resistencia tiene este tipo? ¿Cómo puede existir un arma tan poderosa?

―Se acabaron los juegos.

Una sonrisa victoriosa apareció en su cara y el Sumo Sacerdote apuntó su lanza hacia nosotros.

―¡Reuníos todos! ¡Esperad! ¡Usad todos a Naofumi como escudo!

En un instante, todos estaban aglomerados detrás de mí. ¿Habían tenido una reunión sobre todo esto antes o algo?

―Esa habilidad que está a punto de utilizar cubre un área muy amplia. Se divide en miles de lanzas y atraviesa a multitudes de enemigos. Si queréis defenderos de ella, es mejor que os juntéis en un mismo lugar.

―Uh uh…

―Bueno, si realmente sabes cómo usarla, puedes establecer el número de objetivos…

Sonaba como el tipo de habilidad que podía fijar a sus enemigos. Esto podría ser muy molesto.

―¡Brionac!

La habilidad del Sumo Sacerdote se activó y voló hacia nosotros. Una luz blanca resplandeciente inundó la zona y se aproximó.

―¡Podemos superarlo!

―¡Sí!

―¡Chicos, ayudadme!

―¡Espada Estrella Fugaz!

―¡Arco Estrella Fugaz!

―¡Lanza Estrella Fugaz!

Ren, Itsuki y Motoyasu utilizaron una habilidad al mismo tiempo. Sus tres habilidades brillantes convergieron y se fusionaron, creando un gran rayo de luz. Todos los miembros de sus equipos también estaban usando ahora hechizos ofensivos en un intento de incrementar el poder del ataque.

―¡Filo! ¡Melty! ¡Ayudad vosotras también!

―¡Vale!

―¡Naofumi! ¡Tú también deberías ayudar!

―¡Pero si lo único que puedo hacer es defender! ¡¿Qué quieres de mí?! ¡¿Qué pasa con Raphtalia?!

―Yo, um… ¡todavía no conozco ninguna magia de ataque!

Raphtalia asintió, pidiendo perdón.

Ése era el problema de tener un conjunto de habilidades poco convencional. Lo único que podía hacer era defender. La magia de Raphtalia sólo era buena para manipular la luz y las sombras. El rostro de Melty se frunció con molestia, pero añadió su poder de ataque al de los Héroes.

―¡Aquí viene!

Se produjo un sonido crepitante cuando las masas de energía chocaron una contra otra.

―¡Allá vamooooooooos!

―¡AAAAAAARH!

―¡Iyaaaaaaaah!

El enorme haz formado por las habilidades de los Héroes resistió contra el ataque del Sumo Sacerdote. La magia de apoyo comenzó a fluir también, y lentamente, el haz pareció superar a la habilidad del Sumo Sacerdote.

―Jeh… ¿Eso es todo lo que tenéis?

El hombre seguía sonriendo.

¿Se estaba conteniendo?

―¡Idiota! ¡Aún no hemos perdido!

―¡Sí! ¡Aún nos estamos volviendo más fuertes!

―¡Sí, todos… más poder!

Los tres Héroes se concentraron y volcaron todo su poder en el ataque. Difícilmente pude verlo, pero parecía que el haz se había vuelto un poco más fuerte. ¿Estaba haciendo retroceder el ataque del Sumo Sacerdote? Y, aun así…

¿Qué es esta sensación?

Sentí algo… amenazador.

―De acuerdo. Allá voy.

El Sumo Sacerdote habló calmadamente y empezó a concentrarse. Cuando cerró los ojos, su arma se volvió negra y después blanca para finalmente empezar a parpadear lentamente. Parecía estar preparado para utilizar un ataque muy poderoso.

―¡Cuidado!

¡Mierda! ¡Si mueren estaré en problemas! ¿No podíamos haber hecho equipo en cualquier otro momento? ¿Tenemos que intentarlo ahora?

Tiré al suelo a los héroes, cancelando sus habilidades, y corrí al frente. El rayo de luz golpeó mi cuerpo. Junto con el dolor vino un sonido increíblemente fuerte. Pensé que me volvería loco.

El haz no logró pasar a través de mí, y con ello conseguí protegerlos a todos.

―Uuff… uuff…

―¡Naofumi-sama!

―Naofumi…

Ren me miró, atónito. Los demás héroes y sus grupos también estaban en silencio.

―Ja… Nunca imaginé que sobrevivirías a eso. Realmente eres el Demonio del Escudo.

El Sumo Sacerdote giró su lanza presuntuosamente mientras hablaba.

―¿Estáis todos… bien?

Mi visión estaba borrosa, pero igualmente me di la vuelta para mirar. Vi una enorme “V” excavada en el suelo a mi alrededor. Si no hubiese bloqueado el ataque, nadie habría sobrevivido. Afortunadamente, todos fueron capaces de ponerse detrás de mí a tiempo.

―¡Curación Zweite!

Lanzaron una fuerte magia de curación sobre mí y mis heridas se cerraron ante mis ojos.

Y pensar que ha sido capaz de utilizar una habilidad tan poderosa mientras recibía los ataques de los Héroes… ¿Cuánto poder tiene?

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―Ugh… Mis SP…

―Yo también.

―Y yo.

Los tres habían usado todos sus SP y estaban buscando botellas de Agua Curativa Espiritual para recuperarlos. Pasaría un tiempo hasta que recuperasen suficientes SP para lanzar otro ataque.

De pronto escuché gritos. Tal y como había dicho Ren, las tropas de apoyo aparecieron detrás de nosotros. Se estaba formando una gran multitud. Con un poco de suerte, ellos se encargarían de los discípulos de la Iglesia.

―Supongo que sólo tengo que ocuparme también de ellos.

―¡¡No os acerquéis!!

Gritó Ren, pero ya era demasiado tarde. El Sumo Sacerdote convirtió su lanza en una espada y la clavó en el suelo. Se produjo un enorme terremoto y el suelo se dividió por varios sitios. Detrás de nosotros, donde se estaban reuniendo las tropas de apoyo, el suelo se partió y comenzó a emerger lava.

―¡¡AAAAAAAAAAAH!!

Casi todas las tropas de apoyo estaban en llamas, volando por los aires. Debieron ser la mayoría de ellos. El Sumo Sacerdote era demasiado poderoso.

―¡Ajajaja! Muy bien, eso ha sido fácil. Siempre y cuando tenga esta arma, seré igual de poderoso que Dios. ¡Si soy Dios, ¿quién necesita a los Héroes?! ¡Yo soy Dios! ¡Todos! ¡Debemos juzgar a aquellos que se opongan a mí aquí y ahora!

―¡SÍ!

Y yo que creí que nuestra situación estaba mejorando. Con las tropas de apoyo derrotadas, parecía que no había cambiado absolutamente nada.

La hoja de la espada del Sumo Sacerdote comenzó a cambiar de forma antes de adoptar el aspecto de un fénix.

Apuesto a que está a punto de usar una habilidad incluso más poderosa que Brionac.

Esto iba mal. Probablemente las tropas de apoyo supervivientes no tenían ni idea de que el Sumo Sacerdote era tan poderoso. Si no teníamos cuidado, los mataría a todos de un solo ataque.

―¿Está listo ya Juicio? Hagámoslo juntos.

El Sumo Sacerdote indicó que quería usar su habilidad al mismo tiempo que el hechizo Juicio. Parecía que habíamos ganado uno o dos segundos para recuperarnos, pero ¿quién sabe qué clase de ataque estaba preparando ahora?

―¿Éste es el final?

Los demás Héroes estaban muy pálidos. Antes supuse que teníamos una oportunidad de ganar, pero ahora era demasiado tarde… Fuimos demasiado descuidados… O debería decir que, si Ren e Itsuki no hubieran aparecido, Motoyasu y yo ya estaríamos muertos. Desde esa perspectiva, era razonable decir que habíamos hecho todo lo que pudimos.

¿Pero realmente yo había hecho TODO lo que podía? ¿No había nada más que pudiese hacer?

Si usase el Escudo de la Ira… ¿No habría aún una posibilidad de salir de ésta?

Fitoria me lo había advertido una y otra vez… ¿pero qué otra opción tenía? Si no superábamos esta batalla, no nos quedaría nada. Todos moriríamos aquí. Si eso era cierto, ¿para qué contenerme?

―Ren, ven aquí.

―¿Qué? ¿Tienes un plan?

Le pedí que se acercara, y eso hizo… pero estaba dudando. Sentí cómo el escudo palpitaba. Estaba temblando.

Lo había sellado intencionalmente, pero dentro del Escudo de la Ira yacía el núcleo del dragón que Ren había matado. Mi visión estaba llena de sus memorias, de sus deseos… Había encontrado a su enemigo e imploraba por una carnicería.

Eso es… Más. ¡Explota con ira!

Había estado restringiendo el poder del escudo por Raphtalia. En cambio, ahora intentaba sacar todo su potencial.

―Raphtalia… tu mano…

―Sí.

Tomé la mano de Raphtalia y acerqué el brazo que tenía el escudo hacia Ren. Después miré a la Zorra y Motoyasu e invoqué toda la ira en mi interior que estuve aprendiendo a controlar estos meses.

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Lo odiaba todo, lo olvidé todo. Mi campo visual se estrechó y se volvió negro. Estaba lleno de emociones negativas.

 


¡La liberación de emociones ha desencadenado su fuerza!

¡Serie Maldita, mejora de las habilidades del Escudo de la Ira!

¡Conversión en Escudo de la Furia!

Escudo de la Furia III − habilidades bloqueadas − bono de equipo: habilidad Cambiar Escudo (ataque), Dama de Hierro, Sacrificio de Sangre. Efecto de equipo: Maldición Oscura Ardiente. Aumento de poder: Ira de Dragón, Rugido, Violencia Familiar, Manto Mágico de Furia Compartida (medio)


 

En un instante, me llené por completo de oscuridad.

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