Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 4

Capítulo 10: El Escudo de la Furia

 

 

―¡¡…!!

Miré al cielo y grité, pero no salió ningún sonido de mi garganta.


¡Lo odiaba! ¿Qué odiaba? ¡A todo el mundo! ¡A todo! Odiaba tanto todo que creí que me iba a volver loco. Todo era rojo y negro, y todo lo que miraba causaba que emergiese más odio de mi interior.

―¡…!

Oí a alguien hablándome. Por un momento, sentí como si me hubiesen bañado en agua. Pero incluso eso fue en vano.

―¡…!

Todo lo que tocaba era irritante. ¡Quería quemarlo todo!





―Maestro, ¿realmente lo odias todo?

―¡Todo intenta engañarme, herirme, matarme! ¡Lo odio todo!

―¿En serio? ¿De verdad? ¿Realmente lo dices en serio?

¡Sí… ¿y qué?!

―¿Odias el tiempo que has pasado conmigo y con Raphtalia?

Yo… recordaba esa voz. Recordaba a una chica que había permanecido a mi lado pese a todo lo que había ocurrido. Siempre fue leal. Me protegió incluso cuando estaba herida. Ella llenó mi mente.

Había otra que nació de un huevo, creció y dijo que me amaba.

―Eso…

―Sé que no es cierto. ¡Sé que no lo odias porque, Maestro, siempre intentas hacer cosas por nosotras!

El rojo y el negro estaban cediendo. Todo empezó a aclararse. Era como si hubiesen echado agua sobre el fuego. Sentí el agua filtrándose en mi corazón.

―¡Por eso, Maestro, me comeré tu furia! ¡Devoraré tu odio!

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De repente, todo estaba nítido. Miré alrededor.

―¡Naofumi-sama!


―¡¿Estás bien?!

Parecían haber pasado sólo unos pocos segundos desde que grité al cielo. Raphtalia me estaba hablando; se veía preocupada. Ren puso una mano sobre mi hombro.

―Maestro, ¿estás bien?

―Tú… ¿me has retenido?

―Síp. Ha sido duro para ti, ¿verdad?

Filo se encontraba en su forma de reina filolial. Me estaba abrazando desde atrás. Sus alas y sus piernas estaban quemadas, negras. No debió ser capaz de resistir el poder del escudo después de que se volviese más fuerte. Debía ser muy doloroso, y, sin embargo… aun así estaba preocupada por mí.

―Yo… ¡Raphtalia y yo… y Mel, y todos! Todos creemos en ti. ¡Creemos en ti, así que… hazlo lo mejor que puedas!

―…Sí. Es cierto… Tienes razón.

No podía permitirme ser engullido por el odio. Lo único que tenía que hacer era aplastar la fuente de mi dolor. Si tan sólo pudiese matarle, lo que pasase después no importaría.

Yo… por Melty, por lo héroes… ¡le mataría!

―…Voy a atacar.

―¿Qué pretendes hacer?

―Voy a usar la habilidad más fuerte de mi escudo más poderoso.

―¿Qué pasa con ese escudo? Siempre ha sido siniestro, pero ahora se ve incluso peor.

El Escudo de la Ira II tenía el aspecto de un dragón furioso, pero tras convertirse en el Escudo de la Furia se veía todavía más aterrador. El rostro del dragón se había retorcido pasando a ser el de un demonio, y sus esquinas estaban dobladas y deformadas.

―Es una habilidad que probablemente usaré contra vosotros algún día. Atacadle y dadme una oportunidad de usarla.

―Tú… Oh, bueno. Supongo que no tenemos más opción que confiar en ti.

―Así es. Eres un tipo en el que cuesta confiar, pero es nuestra única oportunidad.

―Lo que sea.

―Usaremos magia para apoyarte.

Todos los héroes asintieron y se giraron para hacer frente al Sumo Sacerdote.

―Vaya, vaya… Qué resistencia tan inútil. Acabemos con esto. Nuestras preparaciones están completas, de modo que vuestro fin está próximo.

El aire pareció llenarse de magia. El cielo se cubrió de una luz que se volvía cada vez más densa, lista para caer sobre nosotros en cualquier momento.

―¡Vamos!

Cuando grité, todos los héroes corrieron hacia nuestro enemigo común.

―¡Filo, súbeme sobre tu espalda y vuela!

―¡Vaa-le!

Filo me puso en su espalda y dio un gran salto en el aire.

―¡Magia ceremonial de alto nivel, Juicio!

¡La luz bautismal en el cielo cayó sobre nosotros!

―¡Adelanteeeee!

Levanté mi escudo hacia arriba. El sonido de cristales rompiéndose llenó mis oídos y la luz se precipitó sobre mí, pero no fue lo suficiente poderosa como para traspasar el Escudo de la Furia III. Ni un sólo fotón pasó a través de mí.

―¡¿Juicio no le ha herido?! ¡¿Cómo es posible?!

El Sumo Sacerdote estaba impactado. La mitad de su sonrisa había desaparecido.

Pagué un gran precio por usar este escudo, por lo que esperaba que fuese tan poderoso como parecía.

―¡Estúpido! ¡No sobrevivirás a esto!

El Sumo Sacerdote levantó la espada y la bajó en mi dirección.

―¡Espada del Fénix!

Un pájaro de fuego surgió desde su espada y voló directamente hacia mí.

―¡No lo creo!

Preparé mi escudo. Filo estaba encantando un hechizo, creando algún tipo de conexión entre nosotros. De repente sabía qué hacer. Las palabras aparecieron en mi cabeza.

¿Las condiciones de activación de Manto de Furia (medio)?

―El Héroe del Escudo y su clan son la fuente del poder. Escucha y obedece mis palabras. ¡Convierte estas llamas en fuerza! ¡Llamas de Furia!

Mi cólera sería mi poder.

El pájaro de fuego voló hacia mí. Las llamas se propagaron para intentar quemarme, pero todo el fuego se convirtió en mi poder.

―¡¿Qué?! ¡¿Ha absorbido mi habilidad?!

Los ataques de los héroes y las poderosas patadas de Filo agrietaron y destruyeron el campo de fuerza del Sumo Sacerdote.

―¡Allá voy!

¡Filo usó su mejor ataque! Estaba en su forma de reina filolial, pero movía las alas del mismo modo que cuando atacó a Fitoria. Ahora tenía suficiente poder para usarlo en una batalla real. Se estaba moviendo hacia el Sumo Sacerdote a gran velocidad. Mientras tanto, él transformó su arma en una lanza y la preparó para bloquear. Empezó a girar la lanza frente a él y tuve un mal presentimiento.

―¡¿Estado de Abnegación?!

Gritó Motoyasu sorprendido. Debía ser una habilidad de lanza muy poderosa.

―¡No puedes resistirte a la voluntad de Dios! ¡Yo soy Dios en persona!

Excepto el de Filo, todos los ataques salieron despedidos. La lanza estaba cubierta de luz.

―¡Ugh!

―¡Ouch!

La luz de la lanza me alcanzó. Se sintió como si estuviese tratando de desgarrarme desde mi interior. Era muy doloroso.

¡¿Un contraataque?! ¡¿Cómo de irritante puede llegar a ser este tipo?!

―¡Pero no puedes detenernos!

―¿Que no puedo?

Entonces, su arma se convirtió en un arco y él saltó hacia atrás.

―¡No dejes que escape! ¡Filo!

―¡Síp! ¡Haikuikku!

Le alcanzó en un instante, lanzando una patada. Pero el Sumo Sacerdote se desvaneció en el momento en que la patada iba a tocarle.

No puede escapar. Tiene que morir. ¿Dónde…? ¿Dónde está?

¡Cuando empecé a preguntármelo, una gran cantidad de sumos sacerdotes aparecieron de repente!

¿Qué pasa ahora?

Todos los discípulos habían cambiado repentinamente de forma. ¡Se veían iguales que el Sumo Sacerdote!

―¡¿Flecha Ilusoria?!

Gritó Itsuki.

―¡Esa habilidad crea ilusiones y confunde al enemigo! ¡Tened cuidado!


Maldición… ¿cómo se supone que vamos a encontrar al verdadero?

La llanura estaba llena de sumos sacerdotes, y parecía haber más y más cada segundo que pasaba.

―Jeh, jeh, jeh… Ha sido interesante, pero es hora de terminar con esto.

Todos los sumos sacerdotes levantaron sus arcos y tensaron las cuerdas. Estaba preparado para usar una habilidad.

―Ésta es la habilidad individual más poderosa. Espero que la disfrutes, Demonio del Escudo.

Los arcos estaban brillando. ¡Mierda! Probablemente podría sobrevivir a ella, pero ¿cómo íbamos a lanzar un contraataque?

―Yo soy la reina y la fuente de todo poder. Escucha y obedece mis palabras. ¡Encierra al enemigo en una jaula de hielo! ¡Prisión de Estalagmitas Drifa Múltiple! (Nova: Al parecer, Drifa,  es un nivel superior a Zweite)

De repente, todos los sumos sacerdotes se dieron cuenta de que sus piernas estaban rodeadas de hielo. Entonces, uno por uno, los farsantes volvieron a sus formas originales.

―Ahora.

¿Quién era? No, ahora no tenía tiempo para preocuparme por eso, tenía que concentrarme en derrotarle. Tenía que acabar con el único enemigo real.

¡Sacrificio de Sangre!

En el momento que pensé en ello, las palabras necesarias aparecieron en mi campo visual y las pronuncié.

―Haz que este estúpido criminal sea castigado como yo considere oportuno. ¡El grito expiatorio al cielo! ¡Haz que su alarido demencial se funda con el cielo! ¡Que las fauces del dragón nacido de mi carne le borren de este mundo! Sacrificio de Sangre… ¡Ugh!

¡¿Q-Qué?!

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En el momento que terminé de invocar la habilidad, empezó a manar sangre de mi boca y mis poros, mi carne se desgarró y mis huesos gritaron de agonía.

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¡¿Era una habilidad suicida?!

El Sumo Sacerdote me vio aullar de dolor y sonrió. Pero un segundo después… un conjunto de puntas oxidadas que formaban algo similar a un cepo para osos apareció directamente bajo sus pies. No… debería llamarlo mandíbulas de dragón hechas de metal.

A diferencia de un cepo para osos normal, éste tenía una fila tras otra de puntas de metal cortantes… Realmente se veía como si un dragón hubiese abierto la boca desde debajo del suelo y, al igual que un tiburón, que además tenía varias filas de dientes.

―Qu…

Un fuerte chasquido metálico resonó por toda la llanura y las fauces se cerraron alrededor del Sumo Sacerdote.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 4 Capítulo 10 Novela Ligera

 

―¡UGAAAAH!

Su grito llenó el aire. Había carne, una fuente de sangre y una sombra oscura.

―¡¿Qué es esto?!

Las fauces se cerraron por completo, pero lo único que hicieron fue herir gravemente al Sumo Sacerdote, que rápidamente invocó una habilidad para romper su prisión. Sin embargo, su ataque no tuvo efecto. Entonces se cerraron una segunda vez, luego una tercera y la réplica del arma legendaria se cubrió de grietas. Las fauces se cerraron de nuevo, y con ello vino el sonido del metal rompiéndose. Una y otra vez, como si estuviesen sonriendo, las fauces se cerraron. Era… macabro.

―Ugh… Yo… Dios…

Al final, el Sumo Sacerdote era poco más que una masa sangrienta. Las mandíbulas se cerraron una última vez y se hundieron en el suelo… desvaneciéndose.

―…

Todos miramos en silencio.

Todas las habilidades procedentes de la Serie Maldita eran sangrientas. Era un escudo devora-almas, después de todo.

Tras ver eso, entendí el porqué de las advertencias de Fitoria. Me di cuenta de ello, y estuve de acuerdo con que no era algo que se debiera usar habitualmente.

Los discípulos restantes murmuraban entre ellos sumidos en la desesperación.

―…Y éste es el fin para todos vosotros.

Las tropas de apoyo cargaron contra la multitud de discípulos y comenzaron a inmovilizarlos y atarlos.

Así que supongo que hemos ganado.

Estaba mirando a las tropas de apoyo, pero entonces me desplomé hacia delante y me caí de Filo. El Escudo de la Furia había desbloqueado una nueva habilidad, Sacrificio de Sangre. Era muy poderosa, pero pedía demasiado a cambio…

―¡¿Maestro?!

Filo quedó empapada con mi sangre. Me estaba sujetando y parecía preocupada. Mi escudo había vuelto a cambiar al Escudo Víbora de Quimera.

―¡Estás gravemente herido! ¡Alguien! ¡Que alguien nos ayude!

Una oficial vino corriendo cuando Filo chilló.

―¡¿Madre?!

Gritó Melty cuando vio a la mujer.

Así es… La oficial que había estado liderando a las tropas de apoyo… se veía exactamente igual que el doppelgänger de la reina. Se ocultaba la boca con un abanico, pero estaba bastante seguro.

―Su actuación ha sido muy impresionante, Héroe del Escudo.

Debía ser la que gritó y detuvo al Sumo Sacerdote.

―¡Atención! ¡Tratar las heridas del Héroe del Escudo es nuestra mayor prioridad! Ésta es una orden real. ¡Pase lo que pase, el Héroe del Escudo debe vivir!

―¡Sí!

El equipo médico de las tropas de apoyo corrió al lugar en que yacía y empezaron a lanzar hechizos sobre mí.

―Curación Drifa.

La luz me rodeó, pero mi dolor no disminuyó en absoluto.

―Esto… esto es una maldición. Pero nunca he visto una tan poderosa.

Los médicos intercambiaron miradas de sorpresa. Comenzaron a encantar magia anti-maldición. También rociaron agua bendita sobre mí, pero nada estaba funcionando.

―¡Debemos investigar esto más a fondo! ¡Todos, dense prisa! ¡Sí, tú también!

La reina dio órdenes a Filo y a los médicos, y todos ellos salieron corriendo.

―Uh…

Todo mi cuerpo estaba gritando de dolor. Pero no podía perder la conciencia… no en este lugar. Porque todavía no sabía si la reina era amiga o enemiga.

―¿E-Eres la reina?

―Sí, soy la Reina de Melromarc, Mirellia Q. Melromarc. Me disculpo por haber tardado tanto en llegar aquí.

―Sí… realmente… has tardado.

Lenta, lenta para hacer cualquier cosa. ¿Pero ella tenía poder o no? ¿Gobernaba el país o no? ¿Comprendía todo lo que había sucedido? Había muchas cosas que quería preguntarle. Quería decirle lo terribles que eran su hija y su marido… Tenía demasiado resentimiento.

―Es cierto… Todo esto es por mi culpa.

―Madre…

―¡Mamá, ¿por qué te estás disculpando con alguien como él?!

La Zorra me estaba señalando con el dedo, gritando histéricamente. Se veían las venas marcadas en su frente.

―Malty… Hay cosas que debemos discutir cuando volvamos al palacio. Te sugiero que te prepares.

Toda la escena parecía retumbar y temblar. Nadie estaba enfadado conmigo, pero aun así sentía cómo mis nervios se tensaban y mi sangre se congelaba.

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La reina chasqueó los dedos y dos sombras aparecieron detrás de la Zorra y la ataron.

―¡Pero, Mamá!

―Cerradle la boca a esa idiota.

―¡Ah!

Le pusieron una mordaza y se la llevaron.

―¡¿Qué le estáis haciendo a Myne?!

Motoyasu estaba ahí de pie, incapaz de creer lo que veían sus ojos.

―Yo soy la madre de Myne… de Malty. Simplemente he ejercido mi autoridad para hacer que la lleven al castillo. Ahora, Héroes, la batalla ha terminado. Volvamos tranquilamente a la capital.

La reina tenía una poderosa aura que silenció a Motoyasu y los demás inmediatamente. En cuanto a mí, no me quedaba suficiente energía para quejarme. Había sido una dura batalla.

―Respecto a usted, Héroe del Escudo, ¿o debería decir Naofumi Iwatani-sama? El tratamiento de sus heridas es mi mayor prioridad, así que le ruego que intente descansar un poco. Yo haré todas las preparaciones necesarias.

Aparecieron unos médicos con varios tipos de medicinas, herramientas y aguas benditas. Se sentía casi como estar en una ambulancia de mi mundo.

―Pero… Pero yo…

¿Qué estás haciendo aquí? ¿No se suponía que estabas en el país del sudoeste?

Tenía muchas preguntas.

―Entiendo. ¿Por qué he estado ausente todo este tiempo? ¿Por qué no le he ayudado? Si se suponía que estaba en otro país, ¿por qué estoy aquí, liderando un ejército? Tenemos muchas cosas de las que hablar, pero por ahora debe centrarse en recuperarse.

―¡Naofumi-sama!

Raphtalia parecía muy preocupada. Iba llorando mientras se acercaba a mi lado.

―¡Pensé que mi corazón se había detenido! ¡Por favor, dime que estás bien!

―Bueno… yo…

Realmente sentía que estaba gravemente herido. Todo palpitaba con dolor y me encontraba exhausto. Sin embargo, Filo pareció entender que todo iba a salir bien. Había cambiado a su forma humana, y ella y Melty se aproximaron al carruaje al que me estaban subiendo.

―Tus heridas son serias. Deprisa, ven aquí.

Filo también estaba herida. Sus extremidades fueron quemadas por las llamas malditas. Los médicos la llamaron.

―¡No! ¡Tengo que quedarme con Maestro!

¿Tal vez estaba demasiado preocupada por mis heridas? Solo pude suponer la razón, pero se negaba a ir con ellos.

―Filo, no pasará nada. Toda esta gente está aquí para curar a Naofumi.

Melty estaba muy preocupada. Abrazó a Filo y le pasó los dedos por el pelo.

―Pero Maestro…

―Sabes que Naofumi querría que tus heridas fueran tratadas. A él no le gustaría verte así, ¿verdad?


Quizá dudando de si eso era cierto o no, Filo ladeó la cabeza y me miró.

En serio. Siempre ha sido muy egoísta, ¿y ahora está preocupada?

―No pasa nada. Ve a recibir tratamiento.

Mis palabras salieron casi como un susurro. Entonces Filo asintió y fue a que los médicos la tratasen. Ellos comenzaron a encantar hechizos que supuestamente eran efectivos contra las maldiciones.

―Esta maldición es muy poderosa…

Los médicos murmuraban entre ellos. Supongo que realmente era una maldición inaudita.

De repente pensé que “Serie Maldita” parecía un nombre adecuado. El escudo era poderoso, por lo que a partir de ahora sería prudente y lo usaría sólo cuando realmente fuese necesario. Aun así, este Sacrificio de Sangre era un caso completamente nuevo. Pedía un precio muy alto, tal y como había dicho Fitoria. Me invitaba a mi propia destrucción.

―¡Daos prisa con los preparativos de Santuario!

¿No fue ésa la magia que anuló mi Auto-Maldición Ardiente?

La gente reunida a mi alrededor no pertenecía sólo a la Iglesia de los Tres Héroes… Algunos parecían ser parte de alguna otra religión… ¿pero cuál? ¿Tal vez la Iglesia del Escudo? Eso parecía algo que yo podía apoyar…

Estaba pensando en eso cuando mis párpados empezaron a sentirse muy pesados.

―¡Naofumi-sama!

―¡Naofumi!

Raphtalia y Melty me sacudieron.

―¿Eh? ¿Qué?

―Tienes que permanecer despierto.

―¿De qué estás hablando? Actuáis como si me estuviera muriendo o algo, pero de verdad que no es así. Estoy bien.

Aunque no podía culparlas por pensar eso. Realmente podría haber muerto.

Sin duda no iba a morir en un lugar como ése… pero estaba muy cansado. Quería dormir… aunque fuese sólo un poco. Pero no podía dormir aún. Todavía no estaba a salvo. Ahora no nos encontrábamos en un lugar seguro, y yo ni siquiera podía moverme. Y por eso…

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―Raphtalia, si ves algo extraño, coge a Melty, salta sobre Filo y escapad.

―De acuerdo. Pero si llegamos a eso, te llevaré con nosotras.

―Lo siento. No creo que pueda hacer el desayuno de mañana. Necesito… descansar.

Mientras hablaba, sentí como mi visión se apagaba. Un momento después, estaba durmiendo profundamente.

―¡Naofumi-sama! No puedes dormirte. ¡No puedes! Naofumi-sama…

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