Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 2

Capítulo 9: Recompensas

 

 

Le tiré mi capa a Filo para que se la pusiera por encima y fuimos a la tienda de armas.

―¡Ah, sí, nuestro pequeño Héroe!


El dueño alzó la mano cuando me aproximé; era como si hubiese estado esperando a que nos pasáramos por su tienda.

―¿Has encontrado algo?

―Sí. Espera un momento.

Corrió hacia la puerta y colocó un cartel de cerrado antes de indicarnos que saliéramos. Nos guió por las calles hasta la tienda de magia que habíamos visitado unos días antes.

―Vaya…

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Cuando el propietario de la tienda de armas asomó la cabeza, la mujer de la tienda de magia no pudo evitar poner una sonrisa y corrió a la puerta para encontrarse con él.

―¿Podéis venir todos a la parte trasera de mi tienda un momento?

―Filo, no te conviertas en pájaro sin mi permiso, ¿vale?

―Está bien…

Entramos en el cuarto trasero, cuyo olor parecía indicar que alguien estaba viviendo ahí. Habían establecido un gran espacio de trabajo en aquel lugar. Al parecer era allí donde ella hacía sus hechizos. El techo debía de estar a unos tres metros de altura, y había un cuadrado mágico en el suelo y algunos cristales colocados con cuidado en el centro de la habitación.

―Perdonadme por el desorden, estaba en medio de un trabajo.

―No hay problema. ¿De verdad tienes ropa para esta chica?

―Pregunté por ahí esta mañana y me enteré de que la mujer de esta tienda de magia sabe cómo fabricar la ropa que necesitáis.

―Oh sí, lo sé.

La mujer quitó un cristal que había sobre la mesa y en su lugar puso un aparato enorme que parecía ser una máquina de coser antigua.

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¿Será un huso, como la cosa con la que la Bella Durmiente se pinchó el dedo?

―¿Esa pequeña niña es realmente un monstruo?

―Sí. Lo que ocurre es que cuando se transforma en su forma original, su ropa no aguanta y re rompe. Filo, hazlo.

Consideré que era seguro que lo hiciera aquí.

―Vale.

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Ella asintió, se quitó la capa y se transformó en un filolial.

―Ah, sí, ahora lo veo. Esta es la pequeña filolial que tenías contigo la última vez que hablamos, ¿verdad?

La mujer de la tienda de magia miró a Filo, ahora como una reina filolial, y preguntó con un tono de sorpresa.

―¿Esto sirve?

La voz de Filo era todavía la misma que cuando era una niña pequeña, así que sonaba bastante extraño viniendo de su cuerpo gigante de filolial. Claro que supuse que, aquí, estas imágenes de fantasía eran aceptadas y se podía mantener conversaciones perfectamente con animales como éste.

Miré a Raphtalia.

―¿Qué ocurre?

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―Nada.

Eso me recordó que Raphtalia era una demi-humana. Antes, cuando yo todavía me encontraba ilusionado y era optimista acerca de este mundo, habría sido muy emocionante tenerla como mi compañera. Si pensaba en ello de esa forma podía entender la manera en que Motoyasu había reaccionado al verla de nuevo cuando tuvimos el duelo.

Por supuesto, todo eso ya formaba parte del pasado para mí.

―Entonces, ¿debería hacer ropa para ella?

―¿De verdad puedes hacerlo? ¿Ropa que no se rompa cuando se transforme?

―Sí, puedo… Aunque siendo sincera, yo no lo calificaría como “ropa”.

―¿Qué quieres decir?

―¿Cómo me ves tú, Héroe-sama?

―Estamos en una tienda de magia… No sé… ¿como una bruja?

―Correcto. Así que sé algo sobre la transformación.

No es que hubiese empezado a comprender cómo funcionaba este mundo, y tampoco podía estar seguro de si tenía razón, pero en los mangas y en los videojuegos recuerdo haber encontrado brujas que podían transformarse en animales.

―Dicho esto, convertirse en un animal en realidad tiene más problemas que ventajas, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de magia requerida y el riesgo que implica. Sin embargo, sí que lo hago de vez en cuando. Tratar de encontrar ropa nueva cada vez que cambias es realmente una molestia, ¿sabes?

Vale, suena a que las brujas y los magos pueden de transformarse si lo desean.

La bruja estaba tocando algunas herramientas de madera para coser cuando contestó.

―No pasa nada si ya has vuelto a tu propia casa o a algún otro sitio conocido, pero transformarse en un lugar en el que no estás seguro podría resultar ser un auténtico desastre.

―Yo diría que sí.

El principal problema parecía ser la ropa. Sencillamente no podías ir caminando por ahí desnudo.

―Así que hay ropa muy útil que la gente usa cuando se transforma. Ropas que sobreviven a la transformación y seguirán estando ahí, sin importar la forma que adoptes.

―Ya veo.

―Hay varios ejemplos famosos entre los magos y las brujas, incluso entre los demi-humanos. Un ejemplo que ya deberías conocer son las capas que llevan los vampiros.

Sí… ahora que lo pienso, he visto eso en una película antigua. Podían convertirse en murciélagos y lobos y cosas como ésas. Supongo que existen en este mundo también.

―Esta máquina de aquí está diseñada para producir el hilo con el que hacemos esas ropas.

―No me digas… ¿pero cómo funciona? ¿Cómo sobrevive la ropa a la transformación?

―El poder que hace que se vea como ropa es muy preciso.

Su respuesta me confundió.

―Esta máquina convierte el poder mágico en un hilo. El usuario puede decidir en su momento si quiere volver a convertir el hilo en magia y viceversa.

―¿Entonces quieres decir que cuando ella se vuelva humana, puede convertir su poder mágico en ropa?

―Sí, así es como funciona.

Ella tenía razón… No era exactamente ropa en el sentido en que yo me lo imaginaría. Cuando Filo no fuese humana, su ropa se convertiría en poder mágico que quedaría guardado en su cuerpo. Después, cuando se transformara en una chica, se materializaría otra vez como ropa.

―Perfecto. Ahora, Filo, ¿te importaría girar lentamente esa manivela por mí?

Filo sujetó la manivela y comenzó a girarla. Cuando lo hizo, un hilo muy fino comenzó a salir de uno de los extremos de la máquina. La anciana lo cogió, lo enrolló alrededor de una bobina y la hizo girar para seguir recogiendo el hilo.

―¿Qué está pasando? ¡Me siento como si estuviese perdiendo mi energía!

―Estamos convirtiendo parte de tu poder mágico en hilo, querida. Ahora te sentirás un poco cansada, pero no dejes de girar esa manivela. Todavía no tenemos suficiente para hacerte la ropa que necesitas.

―Ugh… ¡Pero esto no es divertido!

Supongo que ella en realidad no es más que una niña. Ahora que lo pienso, solo tiene una semana de vida.

Filo siguió girando lentamente la manivela y mirando distraídamente la sala. Mientras tanto, la joya que estaba en la parte superior de la máquina se rompió de pronto.

―Oh, no. ¡Mi joya se ha roto! Sin ella no podremos seguir fabricando la ropa.

―¿Qué?

Eso sonó como un gran problema para mí. Sería casi imposible tener varias prendas disponibles para todas las veces que decidiera realizar una transformación, y además, el coste de la ropa sería astronómico.

―¿No hay nada que puedas hacer?

―Bueno, el material para rehacer la joya se puede encontrar en el mercado… pero no es barato.

―Ugh…

Eso era lo último que quería escuchar.

―¿Hay alguna forma de conseguirlo?

―Um… Déjame pensar.

Cogió un mapa de la parte de atrás de la estantería y lo desplegó sobre la mesa.

―Creo que, en Melromarc, hay únicamente un lugar donde se puede encontrar ese tipo de material. Está en esta cueva.

Señaló una zona montañosa al suroeste del reino, y tanto el tipo de la tienda de armas como yo asentimos.

―Se supone que hay una veta abundante que discurre por el subsuelo de unas ruinas que se encuentran aquí. Si la encontraras, podríamos hacer la joya por muy poco dinero.

―Suena bien.

Sería peligroso, pero no teníamos suficiente dinero como para recurrir a otras opciones.

―Muy bien, yo iré contigo.

―¿Estás segura?

―¿Cómo sabrás si no que el mineral es suficientemente bueno?

Tenía una habilidad que mejoraba mi evaluación sobre los recursos, pero aun así sería mejor contar con una bruja real para elegir la joya correcta. Si conseguíamos un buen botín, incluso podríamos vender el sobrante para obtener beneficios. Ése era obviamente el mejor escenario.

―Vale, estupendo. ¿Estás lista para salir ya?

―Sí, no hay ningún problema.

―Muy bien, entonces vamos. Y rápido.

Cargamos el carro con nuestro equipaje y pusimos a Filo a tirar de él. Entonces todos nos dirigimos hacia la cueva en el suroeste de Melromarc.

―¿Es ésta la cueva?

Estaba señalando a lo que parecía la entrada intimidante de un templo en ruinas, un lugar escondido entre los riscos de la región montañosa que habíamos atravesado. Había un templo construido en los acantilados rojizos… y daba la impresión de que podía contener objetos poderosos en su interior… Quiero decir, si esto fuera un RPG. Me sorprendí a mí mismo pensando de esa manera otra vez. ¡He gastado demasiado tiempo con los videojuegos!

―No, ésta no es. Según la leyenda local, una vez hubo un malvado alquimista que hizo de este templo su base.

―No me digas…

―Hay rumores de que el alquimista estaba profundamente involucrado en la investigación de una peligros planta, y al parecer esa planta todavía se encuentra en el interior. No nos aventuraremos ahí. Debería haber un túnel perforado en el lateral de la montaña que pasa por debajo del templo. Eso es lo que estamos buscando.

Todos comenzamos a registrar el área en busca del túnel que la bruja había descrito.

―¿Es éste?

Nos alejamos bastante del camino hasta encontrar una grieta gigante de aspecto no muy antiguo en el acantilado. Era lo suficiente grande como para entrar a través de ella.

―Sí que podría ser.

―Naofumi-sama, ¿deberíamos entrar primero y echar un vistazo?

Asentí y ambos miramos por el hueco. El interior parecía haber sido hecho por el hombre. Estaba formado de piedra, pero con formas concretas y diseñadas con una función específica.

¿Qué es eso?

Había un cofre del tesoro muy ornamentado en la parte trasera de la galería. Lo abrí, pero estaba vacío.

Supongo que si las mazmorras fueran reales, así es como serían. Por supuesto que alguien ya habría entrado antes que tú.

―¿Sigue siendo el escondite del alquimista?

―Eso parece.

Tal vez el alquimista había elegido este lugar como su escondite con el fin de encontrar las mismas joyas que nosotros vinimos a buscar. Había un pilar de piedra, algo así como una lápida, justo al lado del cofre y en él tenía inscrito varios símbolos. Yo no había estudiado lo suficiente el lenguaje de este mundo como para ser capaz de leerlo aún.

―Oye, bruja, ¿puedes leer esto?

―Las letras son muy antiguas. Veamos… “para aquel que vaya a romper el sello de la semilla. Es mi deseo que esta semilla nunca sea liberada en el mundo. Jugará con el anhelo de la gente de verse liberada de la hambruna y les concederá su deseo de la peor forma imaginable. Por eso el sello no es tan fácil de romper”.

Una semilla, ¿eh? Así que eso es lo que había en este cofre. Lo que sea, eso ahora mismo no me concierne. Debe habérsela llevado un aventurero errante en algún momento, pero además, ¿quién tiene tiempo para preocuparse por los proyectos a medio hacer de este alquimista?

―Supongo que éste no es el lugar.

―Sí, creo que tienes razón.

Dejamos la pequeña sala excavada en la roca y volvimos a registrar el área. Finalmente dimos con el túnel que estábamos buscando. Entramos al interior, pero…

―Estas huellas de monstruos son muy recientes.

La bruja murmuró para sí misma poco después de entrar en el túnel. Sus ojos estaban fijos en el suelo, y yo seguí su mirada.

Ésas parecen ser huellas de algún tipo de carnívoro de gran tamaño. Ahora que lo pienso, creo que he visto unas huellas similares en alguna parte. Me recuerdan a… las huellas de esa quimera gigante que apareció durante la última ola.

―¿Estás bien?

―Esto me pone nerviosa, no estoy segura de si deberíamos continuar o no.

―Tenemos que hacerlo. No hay otra opción.

―Si el Héroe del Escudo lo dice, entonces debe ser la verdad. Apresurémonos.

―…

Filo estaba olfateando las huellas. Y entonces…

¡Egh! ¡Se puso a babear!

―¡Vamos, Filo!

―¡Sí!

Filo asintió al grito de Raphtalia y nos pusimos en marcha. Yo caminaba al frente seguido por Raphtalia, la bruja y finalmente Filo. Era como una verdadera aventura. Sentí que mi corazón se salto un latido, sólo una vez, ante la emoción de la escena.

―Naofumi-sama, solo he estado usándote. Dame dinero. Escuché la voz de Raphtalia haciendo eco por las paredes.

―Fingí convertirme otra vez tu esclava para ganarme tu confianza, pero era solo una actuación. Podría apuñalarte ahora mismo por la espalda. Quiero matarte con mis propias manos.

Me giré y vi a Raphtalia contraerse de dolor.

Filo estaba gritando “¡no, Maestro! ¡No me abandones!”.

¿Qué está pasando?

―Los monstruos están diciendo cosas para perturbarnos y hacer que bajemos la guardia. No dejéis que os engañen.

―¡¿Qué clase de monstruo es ése?!

Creo que había visto un monstruo como ése una vez, en un videojuego en alguna otra parte. Había una cueva con un objeto en su interior que al parecer podía restaurar la confianza a un grupo cuyo líder había perdido la fe en sus compañeros. Pero había una trampa aguardándolos, una trampa para causar crueles luchas internas.

Por lo tanto esa voz que habíamos escuchado ahora mismo no podía ser de Raphtalia.

Bien. Si eso hubiese sido lo que estaba pensando Raphtalia en realidad, ahora me encontraría abatido.

―¡Maestro! ¿Me necesitas, verdad? ¿Necesitas a Filo?

―Supongo.

―¡Sííí! Te creo.

―Naofumi-sama, eso que hemos escuchado hace un momento no lo he dicho yo.
Sigamos avanzando.

Tras un rato caminando, nos encontramos con un monstruo que parecía algo así como un murciélago. Se llamaba Voz Gengar, y era él quien había estado imitando nuestras voces. Lo combatimos y obtuvimos una victoria fácil gracias a que la bruja nos había apoyado con su magia.

Filo corrió por una pared y saltó sobre él impulsando su pierna en una poderosa patada que derribó al murciélago. Realmente podía luchar. Después dejé que el escudo absorbiera al Voz Gengar.

 


Escudo de Voz Gengar (forma murciélago): condiciones cumplidas

 

Escudo de Voz Gengar (forma murciélago): habilidad bloqueada – resistencia a las ondas sonoras (pequeña)

Efecto especial: Megáfono


 

¿Efecto especial Megáfono? Supongo que ya sé lo que es.

El escudo en sí no era muy bueno, aunque supongo que el monstruo tampoco era demasiado fuerte. No debería haber esperado mucho de él. Sin embargo… ¿por qué especificaba forma de murciélago?

Este último encuentro hizo que empezara a tener cuidado, y por lo tanto me concentré en lo que captaban mis oídos dentro del túnel. Podía oír voces en la distancia.

No teníamos más opción que seguir. El túnel se había vuelto muy oscuro, por lo que encendí una antorcha. Entonces, de repente, dejé de ver luz.

―¡Naofumi-sama! ¡Prepárate!

Sentí un dolor repentino de forma simultánea al grito.

―¡¿Raphtalia?!

―¡Naofumi-sama! ¡¿Estás bien?!

―¡Por favor, muere!

―¡No! ¡No!

―¡Calmaos, esto es obra del enemigo! ¡Han usado magia para oscurecer el pasaje!

¡Maldición! Eso sí que es un ataque mortal.

Si soy sincero, pensé que Raphtalia me había apuñalado por la espalda. Y realmente dolía. ¿Era el ataque lo suficiente fuerte como para superar mi poder defensivo? Si hubiese sido Raphtalia… ella probablemente sí habría tenido la fuerza necesaria para herirme. Pero la herida se sentía más como un arañazo…

―¡Maestro! ¡Dame de comer!

Escuché gritar a Filo. Venga, yo estaba preocupándome por el arañazo que había recibido, ¿y ahora Filo me dice que tiene hambre? Era muy sospechoso. ¿No había nada que pudiésemos hacer?

―Bruja, ¿puedes hacer algo?

―Estoy realizando un hechizo ahora mismo. Solo será un momento.

Ni siquiera sabía si estaba hablando con la bruja real. ¿Qué pasaría si la creía y en realidad era el monstruo hablando? Vaya cueva…

¡Eso es! Puedo usar el escudo que acabo de conseguir.

Cambié al Escudo Voz Gengar (forma murciélago) y usé el efecto especial Megáfono.

―¡Eh!

Mi voz retumbó por toda la galería y oí un extraño susurro en respuesta.

―¡Me has asustado!

―A mí también―, pió Filo.

―Yo soy la fuente de todo poder, escucha y obedece mis palabras. Restablece nuestra visión. ¡Anti-Cegador Rápido!

En un instante, el oscuro pasillo se volvió lo suficientemente luminoso para ver. Miré a mis pies y vi un gran número de pequeños monstruos parecidos a ratas corriendo alrededor por el suelo. Entonces miré hacia Raphtalia y las otras, solo para encontrarme con que parecían haber sufrido bastantes golpes.

Deben de haberlas atacado en la oscuridad. Por supuesto que están heridas.

Cogí algunas medicinas curativas de mi bolsa y se las di a Raphtalia.

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―Bruja, ¿conoces algún tipo de magia curativa de recuperación?

―Desgraciadamente no. No se me da nada bien la magia restauradora.

―Oh…

Esto no tiene buena pinta; han recibido un daño importante. Oh, espera, eso me recuerda una cosa.

Absorbí los monstruos que acabábamos de derrotar y desbloqueé el Escudo Voz Gengar (forma rata). Su efecto especial era el mismo que el del otro, pero su bono de equipo cambió por el de “Resistencia a la Ceguera (pequeña)”.

Solo para estar seguro, cambié al Escudo Alerta. Con él equipado, nos avisaría si un monstruo se aproximaba a menos de veinte metros de nosotros. Anteriormente me había preguntado qué utilidad podría tener una distancia tan pequeña como esa en los campos de batalla, pero ahora comprendí que resultaba muy útil si estabas en un interior o en una mazmorra.

Caminamos a través del túnel durante un tiempo antes de llegar a una veta de mineral que brillaba tenuemente en el pasillo sombrío.

―¡Kyukiiii!

Una extraña voz llenó repentinamente la cueva. Era el monstruo al que pertenecían esas huellas de la entrada, y ahora estaba ahí, custodiando la veta de mineral. Se llamaba Nue, y era muy similar a la quimera.

Los nues eran como las quimeras de las historias mitológicas japonesas, un tipo de criatura mítica. Tenía cabeza de mono y cuerpo de mapache, con piernas de tigre y una serpiente en lugar de cola.

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Ahora que lo pienso, se parece mucho al monstruo que nos encontramos Raphtalia y yo cuando estábamos buscando el metal ligero, y también como el que vimos durante la ola. Estoy seguro de que solo es una coincidencia, pero aun así… me estoy empezando a asustar.

Durante la ola, se necesitó la fuerza de los otros tres Héroes más el apoyo de sus grupos con el fin de derrotar a esa quimera. ¿Podríamos con éste nosotros solos?

La bruja estaba observando a la bestia atentamente. Entonces murmuró, “¿qué está haciendo aquí una bestia del este?”. Supongo que se refería a que la bestia se encontraba fuera de su hábitat natural.

Podríamos retirarnos… Esa no era una mala idea en absoluto. Giré la mirada lentamente hacia Raphtalia y las demás para avisarlas… pero era demasiado tarde.

―¡Voy yo!

―¡Vale!

―¡Maldición! ¡No ataques sin más!

Pero Raphtalia ya se había lanzado a la batalla. Esto se estaba poniendo feo. Quería evitar que resultase herida, pero esta chica…

―Yo os apoyaré desde atrás.

La bruja inclinó su bastón hacia el lugar donde se estaba produciendo la batalla y comenzó a invocar un conjuro. Corrí tras Raphtalia y Filo.

―¡Toma esa!

―¡Iyaaaa!

―¡Kyukiiii!

Raphtalia estaba atacando furiosamente con su espada y golpeando al nue en el torso. Filo empezó a patear la cara de la bestia.

Pero no estaban consiguiendo nada que se aproximase a un golpe final. El nue parecía estar cubierto de pequeños arañazos, pero se mantuvo imperturbable. Entonces impulsó sus garras de tigre hacia Raphtalia y Filo.

¡No iba a permitir que las hiriese tan fácilmente! Yo era más rápido, y en un destello, yo ya estaba ahí cubriéndolas con mi escudo.

―¡Pensad por un segundo antes de lanzaros al ataque!

Podríamos haber escapado antes de que la bestia hubiese advertido nuestra presencia, pero ellas arruinaron nuestras posibilidades de evitar el combate…

―Lo siento. ¡Pero ahora tenemos que derrotar a esta cosa!

―Tengo hambre…

―¡No somos muy fuertes aún! ¡Si no pensáis en qué batallas podemos ganar actualmente, acabaremos muertos!

Maldición…

Las garras del nue me cortaron en el hombro, y éste empezó a sangrar. Dolía muchísimo. Ahora sí que estaba furioso.

¡¿Qué?! El cuerpo del nue empezó a brillar de repente.

―¡Retroceded! ¡Deprisa!

―¡Sí!

―¡¿Maestro?!

―¡Yo no puedo retirarme!

El cuerpo del nue se encontraba ahora cubierto de crepitantes rayos de electricidad, y estaba volcando toda su fuerza contra mí. Éste debía de ser su ataque especial. ¿Podría soportarlo? Sinceramente no lo sabía, pero el nue no me habría soltado de todas formas.

―¡No!

Filo pateó al monstruo en la cara y éste retrocedió lo suficiente como para que yo pudiese apartarme. Las patadas de Filo eran impresionantemente fuertes.

―¡Kyukiiiiiii!

Las lenguas chisporroteantes de electricidad comenzaron a concentrarse en el pecho del nue. Me alegraba no haber sido obligado a resistir el ataque. Parecía que el monstruo se iba a aquedar momentáneamente paralizado después de ese intento fallido.

―Yo soy la fuente de todo poder. Escucha y obedece mis palabras. ¡Quémalo! ¡Llamarada de Fuego Zweit!

La bruja desató una ráfaga de fuego que cubrió al nue.

―¡Kyukiiiii!

¡¿Hemos ganado?!

Tenía la esperanza de que cayera con ese hechizo, pero el monstruo solo detuvo su ataque momentáneamente antes de empezar de nuevo.

―Ugh…

Parece que esa cosa puede correr rápido si quiere.

―Maestro.

―¡¿Qué?!

―¿Puedo hacer mucho ruido yo también como el que has usado antes?

―Claro.

El Escudo Voz Gengar tenía algún tipo de dispositivo en su parte trasera que recogía la voz del usuario y la amplificaba.

―¡Vale, Maestro! ¡¡Inmoviliza al monstruo como acabas de hacer y entonces déjame hacer un ruido muy fuerte!

―¡¿Qué pretendes conseguir con eso?!

―El monstruo es muy sensible al sonido.

¿Sabe eso por algún tipo de análisis mutuo entre monstruos? Supongo que puedo confiar en ella.


En los juegos de caza de monstruos, había algunos enemigos que descubrían su punto débil cuando se producía un ruido fuerte. Podría ser una buena idea para conseguir un golpe mortal después de todo…

―Bruja, sigue con la magia de apoyo, y Raphtalia, tú protégela y mantente atenta al grupo.

―¡Pero Naofumi-sama!

―¡No tengo tiempo para protegeros a las dos! ¡Por favor, escúchame!

―De acuerdo.

El nue se estaba precipitando sobre nosotros. Abrí los brazos y detuve su avance.

¡Maldición!

Ese pequeño cabeza de mono tenía dientes afilados. ¡Estaba mordiéndome, y dolía una barbaridad!

―¡Kyukiii!

Aparté mi brazo del escudo, que era el derecho, y lo moví para bloquear su cabeza. Mi brazo izquierdo estaba siendo destrozado por las garras de tigre.

Esta situación me estaba volviendo loco. Me encontraba cubierto de arañazos. Si hubiese peleado contra esta cosa cuando estaba en Japón, me habría hecho picadillo hace ya bastante. Menos mal que contaba con el Escudo Legendario. Cambiarlo disminuiría mi poder defensivo y por eso no quería hacerlo, pero seguí adelante y pasé al Escudo Voz Gengar.

―¡Ahora!

Grité la señal y Filo comenzó a aspirar una enorme cantidad de aire.

―¡Guaaahhhhhhhhhhhhhhh!

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 2 Capítulo 9 Novela Ligera

 

¡Mierda! ¡Mis tímpanos están a punto de romperse!

Así de fuerte era la voz de Filo, y eso que me encontraba en la parte de atrás del megáfono. Oí el sonido de unos tropiezos pesados en la distancia.

―¿Kyuki?

Dos poderosos chorros de sangre se dispararon desde los oídos del nue, y la bestia cayó finalmente.

¡Es nuestra oportunidad!

―¡Raphtalia, Filo, Bruja! ¡Ésta es nuestra oportunidad! ¡Dad todo lo que tengáis!

―¡Sí!

―¡Eso está hecho!

Raphtalia corrió hacia el monstruo y lo apuñaló en el pecho. Y Filo… ella empezó a reunir fuerzas mientras se agachaba lentamente en el suelo. En la parte inferior de su cuerpo, sus patas estaban arañando y raspando, lo cual producía un sonido aterrador.

―¡Yo soy la fuente de todo poder! ¡Escucha y obedece mis palabras! ¡Quémalo! ¡Explosión de Fuego Zweit!

Unas bolas de fuego cruzaron el aire a toda velocidad y colisionaron con el nue caído. Y fue entonces cuando ocurrió…

―¡Iyaaah!

¡Ba-Buum!

El ruido que se asemejó al de una explosión resonó por toda la cueva cuando el golpe cargado de Filo impactó en el nue. Hubo tanta fuerza en él que la cabeza del monstruo explotó en trozos pequeños y el propio cuerpo voló hacia atrás para acabar estrellándose contra la pared.

Egh… Es como una película gore.

―¡Lo hicimos!

Filo levantó ambas alas en el aire para celebrar nuestra victoria, pero personalmente no me sentía con ánimos para seguirle el juego. Estaba exhausto y dolorido.

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Si Raphtalia y Filo hubiesen sido más prudentes, no habríamos tenido que pelear contra esa cosa en primer lugar. Pero ahora… ya no tiene sentido quejarse.

―Bien, hemos ganado. Parece que era una cría de nue. Creo que una familia rica de algún lugar cercano podría haberlo tenido como mascota, pero se escapó y se volvió salvaje de nuevo.

Si había gente que tenía algo como eso de mascota, entonces este mundo era peor de lo que me había imaginado.

¿Y ha dicho que esa cosa era una cría? Supongo que no era tan grande después de todo…

―¡Dame de comer!

Filo se paró sobre el nue y se preparó para empezar a comer. ¡¿De verdad quiere morder esa cosa muerta?!

―¡Detente!

―Pero…

Podía desbloquear nuevos escudos con esa cosa, así que no iba a permitir que se lo comiera sin más. Descuarticé al nue y absorbí las distintas partes desbloqueando algunos escudos excelentes en el proceso. Pero en cuanto a aumentos de estado… la quimera había sido mejor.

―Muy bien, descansemos un minuto y entonces consigamos ese mineral.

Había una veta de mineral brillante justo al lado, y sería bastante fácil sacar un poco con un pico.

―Buena idea. Cojamos tanto como podamos llevar.

Así que nos tomamos un descanso y después nos pusimos a trabajar extrayendo el mineral. Una vez que terminamos de hacerlo, nos dirigimos a la salida.

Oh, por supuesto que dejé que el escudo absorbiera un poco de mineral también. Pero no había avanzado lo suficiente en el árbol como para desbloquear algo, y tampoco sabía qué más necesitaba.

Regresamos a la Ciudad del Castillo y, por recomendación de la bruja, decidimos parar en el boticario para recibir tratamiento. Afortunadamente el boticario conocía un lugar donde nos tratarían, y por suerte nos resultaría barato hacer que nos lanzasen algunos hechizos mágicos restauradores sobre nosotros. Aparentemente yo también podía usar magia restauradora, así que quería darme prisa y aprender más. Así fue como pasamos el resto del día.

A la mañana siguiente procesamos el mineral que habíamos conseguido para convertirlo en una joya apropiada que la bruja instaló en la parte superior del huso mágico. Al igual que había hecho el día anterior, Filo giró la manivela lenta y disgustadamente.

―Es aburrido…

―Simplemente hazlo. Si terminas pronto, prometo cumplir mi parte del trato.

Sinceramente el día de ayer había sido agotador, y quería relajarme aunque solo fuera un rato.

―¿Te refieres a comida? ¿Va a ser deliciosa?

―Sí.

Por supuesto iba a mantener mi palabra. Había prometido alimentarla con algo delicioso, así que lo haría.

―¡Genial, daré lo mejor de mí!

Continuó girando la rueda chirriante.

―¡Oh, bien! ¡Estás haciendo muy buen trabajo!

―Tío de las armas. Te hice una promesa a ti también. ¿Tienes algo de tiempo después de esto?

―He puesto un cartel diciendo que estaría cerrado hasta la tarde, así que me tienes disponible. ¿Vas a darme algo bueno?

―Algo así. ¿Crees que podrías conseguirme una plancha de hierro grande?

―¿Eh? ¿Para qué necesitas algo así?

―Para cocinar algo.

―¿El Pequeño Héroe va a cocinar para nosotros? No sé si debería esperar algo bueno o no.

Se veía decepcionado, lo cual me molestó.

Muestra algo de gratitud…

―Vale, Raphtalia. Ve al mercado y tráeme carbón, también algo de verdura y carne. Queremos suficiente cantidad para cinco personas, pero asegúrate de tener en cuenta el apetito de Filo.

―Está bien.

Le di unas cuantas monedas de plata y se marchó.

―¡Comida deliciosa, comida deliciosaaaaaaa!

Filo se emocionó y comenzó a girar la rueda del huso más rápido que antes. Estuvo haciéndolo durante un rato, y entonces la bruja finalmente le pidió que parase.

―Eso debería bastar por ahora. Puedes parar si quieres.

―Si sigo girándolo, ¿conseguiré más comida deliciosa?

―No. Deja de girarlo.

―Vaaaale.

Filo vino a mi lado en su forma de pájaro gigante.

―Maestro… comida deliciosa.

―Todavía no, no tenemos tu ropa aún.

―Pero…

Filo se veía desilusionada. Raphtalia ni siquiera había vuelto todavía, así que no podía alimentarla aunque quisiera; no tenía los ingredientes que necesitaba. Filo era muy inocente y despreocupada… exactamente como una niña.

―Cuando salgamos de la tienda de magia tienes que transformarte en humana.

―De acuerdo.

¿De verdad no lo ha comprendido todavía? No estoy seguro. ¿Es así como se siente uno al tener hijos? Nah…

―Sólo necesito tejer esto con el hilo y luego hacer la ropa.

La bruja me acercó el hilo para que lo viera.

―Conozco a alguien que puede encargarse de convertir esto en tela para nosotros.

―Me gusta tu idea, así que vayamos.

―De acuerdo, ¿entonces qué debería decirle a la joven cuando regrese de comprar?

―Solo dile que nos espere en la puerta grande por la que se sale de la ciudad.

―Entendido.

El propietario de la tienda de armas nos indicó el camino y yo me dispuse a seguirle de cerca.

―¡Aceptaré el pago más tarde, en la tienda de armas!

―¿Y cuánto costará?

Necesitaba saberlo y cuanto antes mejor, por eso le pregunté.

―¿Hablas del hilo mágico? Bueno, los cristales cuestan mucho, pero tú me ayudaste y me proporcionaste los materiales, así que esta vez vamos a decir que estamos en paz.

―Gracias.

Ella probablemente sabía que no podría permitírmelo si pedía cincuenta monedas de plata o un precio parecido.

Más tarde, el propietario de la tienda de armas y yo fuimos a visitar a una amiga suya que decía poder convertir el hilo en tela para nosotros.

―En efecto este es un material muy poco común. Sí, esto va a llevarme algún tiempo, pero probablemente pueda tenerlo listo para esta noche. Deberías ocupar tu tiempo mientras tanto y visitar a un sastre para obtener medidas. Te llevaré la tela una vez que la tenga terminada.

Así que fuimos al sastre. No podía creer cuánto tiempo y energía estábamos gastando para conseguir un conjunto de ropa.

―¡Ooh! Qué niña tan linda.

La sastrería estaba regentada por una joven envuelta en una bufanda enorme y que constantemente se tocaba las gafas. Se encontraba inclinada sobre mostrador.

Parecía una persona sencilla. No sabría cómo describirla exactamente. Si éste fuera mi mundo, diría que se parecía a la clase de chica que escribía doujinshis o algo así, de actitud tranquila y friki.

―También tiene unas alitas, justo como un ángel. He oído que hay demi-humanos con alas también, pero no se ven tan perfectos.

―¿Tú qué crees?

Le pregunté al propietario de la tienda de armas cuál era su opinión, pero él simplemente se encogió de hombros.

―Sí, los demi-humanos alados también tienen otras partes de pájaro, como por ejemplo los brazos o las piernas. Pero esta señorita es solo una chica humana normal, excepto por esas pequeñas alas.

―¿Eh?

Filo alzó la vista con curiosidad para mirar a la sastra.

―Oh, sí, en realidad ella es un monstruo. Es solo que se acaba de transformar en humana justo ahora. Cuando vuelve a su forma de pájaro, su ropa acaba hecha harapos, ¿sabes?

―Aaah… así que has venido para conseguir algo de ropa mágica, ¿es correcto?

Sus gafas brillaron. Ahora estaba seguro de ello; si éste fuese mi mundo, esta chica sería una completa otaku.

Conocía a alguien como ella en Japón que vendía sus propios doujinshis en convenciones. Me había prestado algunos de sus pases de invitado en alguna que otra ocasión, y así fue como pude ir a estas convenciones y ver cómo eran. Era una chica muy agradable.

―Es muy linda, así que creo que algo de una pieza le quedaría bien. ¡Si simplemente añadimos la característica de poder sobrevivir a la transformación, debería ser suficiente!

Desenrolló una cinta métrica y se puso a medir a Filo, que estaba allí envuelta en mi capa.

―¡Me encantaría verla transformarse!

―¿Eh?

Filo me lanzó una mirada penetrante. No podía pensar en una forma de librarme de ella.

―No estoy seguro de que esta habitación sea lo suficiente grande.

El techo solo parecía ser de dos metros de alto, en cuyo caso Filo se golpearía la cabeza contra él en su forma de filolial.

―¿Puedo hacerlo mientras estoy sentada?

―Supongo que sí.

Ella se sentó y, con sus ojos fijos en el techo, se transformó en su forma original. La sastra se quedó impresionada.

―¡Es muy diferente! Es incluso mejor.

Si esta chica no estaba conmocionada por ver a Filo transformarse, entonces sin duda sabía lo que estaba haciendo. Podíamos confiar en ella. La sastra midió el cuello de Filo y comenzó a escribir notas sobre el diseño.

―¡Bien, estamos listos! ¡Esperaré a que llegue la tela!

―Sabe lo que está haciendo.

―Eso parece.

Ella era el tipo de persona que no podría parar una vez que se encendiese la llama. Seguramente no sería capaz de dejar de estar involucrada en el proyecto hasta que éste estuviese terminado.

―Creo que puedo tenerlo hecho para mañana.

―Eso sería rápido. ¿Pero cuánto costará todo junto? Dame el total, por favor.

―Muy bien, si eres tú el que aporta los materiales, entonces… Seguramente unas cuarenta monedas de plata.

―Filo, ¿has oído eso? Eso hace un total de trescientas cuarenta monedas de plata que he gastado en ti de momento. Estoy seguro de que harás todo lo que puedas para recuperar ese dinero.

―¡Claro!

¿Lo habrá entendido realmente?

Filo se transformó en humana y dejamos la sastrería. Habíamos terminado todos nuestros recados importantes, así que fuimos a la gran puerta para reunirnos con Raphtalia.

―Naofumi-sama, he comprado todas las cosas que me pediste.

―Filo me ha costado trescientas cuarenta monedas de plata hasta ahora. Raphtalia, tú fuiste mucho más barata.

―Desearía que no te refirieses a mí como “barata”.

Aah… bueno, no hay nada más que hacer salvo ir al grano.

―Viejo, ve a conseguirme esa plancha de metal. Filo, tú ve con él y ayúdale a traer los materiales.

―¡Sí!

―Claro.

Filo siguió al viejo y regresaron rápidamente trayendo todas las cosas.

¿Por qué se ha transformado en humana para arrastrar la carga?

Tal y como esperaba, había una gran plancha de metal incluida entre las cosas.

―¡Muy bien! Salgamos de la ciudad y dirijámonos a la orilla del río.

Caminamos por los campos hasta llegar a la orilla del río. Me puse a trabajar colocando piedras para sujetar la plancha de metal. Entonces encendí un fuego debajo de ella.

―Raphtalia, Viejo, vosotros dos vigilad el fuego por mí, ¿vale?

―Um… claro.

―Como quieras.

Diga lo que diga, el tipo fabrica armas. Deber de saber cómo vigilar un fuego.

―¿Qué hay de mí?

Preguntó Filo.

―Tú vigila para asegurarnos de que los globos no nos ataquen.

Si dejaba que Filo ayudase con el fuego o la cocina, su curiosidad sacaría lo mejor de ella y yo no tendría más que una pesadilla en mis manos. Sería mejor darle otra cosa que hacer.

Empecé a cortar las verduras y la carne que Raphtalia había comprado. Entonces los clavé en palos de metal.

―Chico, el fuego se ve muy bien.

―Estupendo.

Como había dicho, el metal ya se veía caliente y listo para cocinar en él, así que tiré un trozo de carne con grasa para que empezara a hacerse. Luego tiré el resto de la carne y las verduras en la plancha. Al poco tiempo puse los pinchos alrededor de la plancha, donde se calentarían directamente por las llamas.

―¡Eres buen cocinero!

Usé el cuchillo y un palo que había encontrado para girar la carne y las verduras y así evitar que se quemaran.

―Eso debería ser suficiente.

Así es, una barbacoa junto al río. Parecía ser un buen trato para Filo, si me lo preguntaban.

―Está listo, Filo.

―¡Sííí!

Filo ya estaba babeando por el olor, pero esperó hasta que le diera un tenedor para lanzarse sobre la carne.

―¡Delicioso! ¡Está muy rico!

Seguía comiendo más y más.

―Oye, que esto es para todos. ¡No te lo comas todo tú sola!

―Vale…

Sus mejillas estaban llenas de comida cuando asintió.

¿De verdad lo habrá entendido?

―Justo así. ¡Raphtalia, Viejo, ya podéis comer!

―De acuerdo.

―Gracias.

Acercaron sus platos y les puse carne y verduras.

―¡Guah, esto está realmente bueno! Quién habría dicho que saber cocinar era algo tan útil…

―Sí, la comida de Naofumi-sama es rara a veces, pero deliciosa.

―Me tomaré eso como un cumplido.

El viejo inclinó la cabeza pensativamente.

―Me pregunto si es por mi habilidad de cocina…

―¿Te refieres al Escudo?

―Eso es lo que estaba pensando.

―Qué escudo tan misterioso y poderoso. Me das envidia.

―No puedo quitármelo. En realidad es bastante incómodo.

Y no podía atacar en absoluto…

―Debes de ser mucho más fuerte que antes.

―Me pregunto si de verdad será así.

Se suponía que viajaríamos por el mundo, dejaríamos que las Armas Legendarias absorbieran diferentes monstruos y materiales y nos volveríamos más fuertes.

Para ser sincero, todavía no tenía ni idea de cuánto me quedaba por ver. No sabía cuánto tenía que aumentar las habilidades del escudo para estar completo. Pero incluso si lo ignoraba y simplemente me relajaba, la siguiente ola todavía estaría al caer. Ni siquiera sabía cuántas veces más iban a volver las olas. Ya habían tenido lugar dos. ¿Terminarían tras la quinta, la décima… la centésima? Fuese cual fuese la respuesta, tenía que hacer todo lo que pudiera.

Eso me recordó algo. Había estado preguntándome por esta Serie de Escudos Malditos. Cuando estuvieron a punto de quitarme a Raphtalia, el escudo fue absorbido por algo y la Serie de Escudos Malditos fue desbloqueada. Lo busqué en mi árbol de habilidades, pero no fui capaz de encontrarlo.

Abrí la pantalla de ayuda.

 


Series Malditas: No deberían ser tocadas


 

Eso era todo lo que había escrito al principio. Pero después de buscar varias veces, las palabras empezaron a temblar como si estuvieran en un terremoto y cambiaron.

 


Series Malditas: ofrece un poder y un dolor extraordinarios a su portador. No deberían ser tocadas


 

Todavía era incapaz de encontrar el escudo, así que decidí ignorarlo por el momento. Debía ser el tipo de arma que solo aparecía como una opción cuando realmente lo necesitabas. Era algún tipo de escudo condicional.

―¡Maestro! Nos hemos quedado sin carne.

―¡¿Qué?!

Efectivamente, no había más carne. Los pinchos también habían sido limpiados. Ahora solo quedaban verduras.

―¿En serio? Pero aún tengo hambre.

Filo se puso a llorar.

―Aah… Pues si quieres más, corre al bosque y tráeme cinco usapils. Los cocinaré para ti.

―¡Enseguida vuelvo!

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Filo corrió a toda velocidad en dirección al bosque.

―Eso estaba muy pero que muy bueno. Ha sido una comida excelente.

―Si eso es lo que piensas, resta el coste de esa tela a la factura.

―Si hiciera eso iría directo al hoyo, chico.

Así que pasamos el resto del día ahí, cocinando verduras y carne en la orilla del río. El sol empezó a ponerse y Filo se las había arreglado para capturar diez usapils. Yo, en realidad, no fui capaz de comer mucho. Pasé todo el tiempo descuartizando a los usapils y cocinándolos para todos los demás.

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