Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 1

Capítulo 12: Lo que es Tuyo es Mío

El sol estaba alto en el cielo cuando desperté. Raphtalia estaba esperando por mí.

—¿Vamos a volver a la ciudad? Cough…

—Sí.

Estaba tosiendo otra vez. Silenciosamente la pasé un poco de medicina y ella se la tragó en silencio también.

Fuimos a un boticario y tratamos de vender nuestra mercancía.

—Estos no son para nada malos… Héroe, ¿tienes conocimientos sobre medicina?

Actuaba como si ya fuéramos socios cercanos mientras miraba la medina que hice.

—Nop. Ayer fue mi primer intento. ¿Sería más rentable vender estas medicinas, o vender directamente las hierbas?

—Esa es una pregunta difícil. La medicina, si es eficaz, es más fácil de usar, y por lo tanto probablemente más fácil de vender.

El propietario miró a Raphtalia. Parecía calmado e indiferente. Habló directa y simplemente, como si supiera que dudaríamos de su consejo si sus ojos se movían por la habitación.

—Las profecías están causando un aumento en los precios de las medicinas, así que probablemente sea más rentable vender la medicina.

—Hmmm.

Dependería del riesgo involucrado en la fabricación, como algún porcentaje de intentos que seguro que acabarían en fracaso. Tampoco sabía cuánto costaría reunir las herramientas necesarias para el trabajo. Sin embargo, las necesitaría para poder hacerlo.

—¿Tienes alguna herramienta que ya no utilices?

—Pensé en decírtelo hace dos semanas, cuando viniste a vender esas hierbas.

El propietario tenía una expresión extraña, como una sonrisa a medias. Al final, él tomó las hierbas como pago por la instrucción, compró la medicina que había hecho, y me dio algunas de sus herramientas más viejas y usadas.

Me dio un mortero apropiado, así como otras cosas: balanzas, frascos y cosas por el estilo. Tengo la impresión de que, si los hubiera comprado nuevos, habría llegado a un precio considerable.

—Son viejas y anticuadas, así que no sé cuánto podrás usarlas antes de que se rompan.

—Suena perfecto para un principiante como yo.

Aun así, era suficiente para empezar a experimentar con las composiciones y la fabricación.

Ahora todo lo que nos quedaba por hacer era vender las pieles de globo que teníamos.

Estábamos de camino a la tienda de botines cuando un niño con el que nos cruzamos llamó mi atención. El niño estaba jugando con un balón, haciéndolo rebotar como una pelota.

Raphtalia también le estaba mirando, con envidia en sus ojos.

—Hey, eso…

—¿Hm?

Señalé a la pelota con la que el niño estaba jugando y le pregunté al dueño de la tienda sobre ella.

—Sí, bueno, está hecha de botines de batalla. De pieles de globo.

—Entiendo. ¿Puedes hacerme una a mí también? Puedes restar el costo de las pieles que te vendamos.

El propietario calculó el coste, lo restó del total, y después me dio ambas cosas, el dinero y la pelota hecha de piel de globo.

—Aquí.

Le lancé la pelota a Raphtalia. Ella la cogió, miró la pelota, luego a mí, entonces a la pelota. Estaba sorprendida.

—¿Qué? ¿No la quieres?

—Eso no es… Sí…

Movió la cabeza y sonrió.

Esa era la primera vez que la veía sonreír.

…Como sea, no importaba. Solo era una niña.

—Cuando acabemos nuestro trabajo de hoy, puedes ir a jugar con eso.

—¡Yay!

Parecía emocionada. Eso era bueno.

Cuanto más emocionada estuviese, más dinero podría conseguir con ella.

Regresamos al bosque y comenzamos a recoger hierbas y a cazar monstruos. Íbamos a cualquier lugar que nos permitiese mi defensa.

Aparentemente había una aldea al otro lado del bosque, pero el simple hecho de pensar sobre el camino que esa mujer había sugerido me cabreaba, así que decidí no ir.

Lo estábamos haciendo muy bien y conseguimos muchos materiales. Parecía que habíamos avanzado, así que decidí continuar hasta las montañas.

¿Huh? Un monstruo que nunca antes había visto apareció.

Se veía como algún tipo de huevo. Si tuviera que clasificarlo, probablemente estaba relacionado con los globos de alguna forma.

—Ahí hay un nuevo monstruo. Yo iré primero y veré qué pasa. Si digo que parece estar bien, corre y apuñálalo.

—¡Okay!

Buena respuesta.

Corrí hacia el monstruo. Cuando me vio aproximándome, mostró sus colmillos.

¡Clamp!

No dolía en absoluto. Luché contra él durante un segundo, para sujetarle bien para Raphtalia.

—¡Hiya!

Ella atacó al monstruo con mucho más entusiasmo que el que mostró el día anterior.

Eggug era el nombre de esa cosa.

El Eggug se agrietó con un chasquido, y su interior amarillo fluyó por el suelo.

—¡Ew! ¡Asqueroso!

¿Podríamos vender la cáscara? Parecía un desperdicio dejarla aquí. Pero olía a podrido, así que probablemente no sería bueno comérselo.

Mi escudo absorbió la cáscara del huevo.

Al poco tiempo, varios Eggugs aparecieron, pero Raphtalia se encargó de ellos.

Escudo Huevo: condiciones cumplidas

Escudo Huevo: habilidad bloqueada:

bono de equipo: cocina 1

Parece que ahora tenía otra habilidad.

Esta era sobre cocinar.

Pronto, más enemigos aparecieron. Sin embargo, solo eran variaciones de un mismo monstruo: varios colores de Eggug. Los estuvimos cazando durante un rato.

Escudo Huevo Azul: condiciones cumplidas

Escudo Huevo de Cielo: condiciones cumplidas

Escudo Huevo Azul: habilidad bloqueada:
bono de equipo: visión +1

Escudo Huevo de Cielo: habilidad bloqueada:
bono de equipo: recetas simples

¿Cómo es que sólo consigo habilidades de elaboración?

Me preguntaba si tenía algo que ver con el tipo de enemigo. Sin embargo, durante el día también encontramos varios tipos de hierbas medicinales nuevas. Estaba intentando reunir tantas como pudiese.

El sol estaba empezando a ponerse. Probablemente era demasiado tarde para empezar a dirigirse a las montañas. Además, no estaba seguro de que el equipo de Raphtalia estuviera a la altura.

Así que, ¿qué habíamos conseguido ese día?

Yo alcancé el nivel 8.

Raphtalia el nivel 7.

Me estaba alcanzando muy rápidamente.

Supongo que eso tenía sentido; ella era la que estaba derrotando a los monstruos, después de todo.

Parecía que la mayoría de los puntos de experiencia iban al que había dado el golpe final, lo cual explicaría su rápido progreso.

—Tengo hambre…

Su estómago estaba sonando. Ella me miró, preocupada.

—Está bien. Volvamos y comamos algo.

Dejamos nuestros deberes por el momento y volvimos a la Ciudad del Castillo.

Cuando entramos en la ciudad, me dirigí a la tienda de botines. La cáscara de Eggug no sería muy útil para la composición, así que decidí venderla.

Combinada con mis ventas anteriores de ese día, conseguimos 9 monedas de plata.

Ni siquiera podía imaginarme para que usaría la cáscara, pero me la compraron por un buen precio, así que decidí no pensar más en ello. Nuestras hierbas y medicinas también se vendieron bien. ¿Deberíamos ir a cenar?

…Es lo que estaba pensando, pero Raphtalia ya tenía los ojos fijos en un carro de comida, y estaba babeando. No planeaba mimarla, pero parecía un precio justo. Parecía estar bien.

—¿Quieres comer eso?

—¿Hm? ¿De verdad?

—Bueno, quieres comerlo, ¿no?

Ella asintió rápidamente.

Ahora era más rápida respondiendo a mis preguntas.

—Cough…

Aun así todavía seguía tosiendo…

Silenciosamente le pasé una medicina y nos dirigimos hacia el carro. Estaban vendiendo algo así como puré de patatas gruesas, en forma de bola y en brochetas.

—Aquí tienes. Buen trabajo hoy.

Le di una brocheta, y una vez que terminó de tomarse su medicina, la cogió y sonrió.

—¡Gracias!

—Oh… Um…

Parecía verdaderamente feliz.

Ella mordió las patatas mientras caminábamos por la ciudad, buscando un lugar para quedarnos.

—¿Quieres que nos quedemos aquí esta noche?

—Por supuesto.

Quería un lugar para escapar de los terrores nocturnos de Raphtalia, y estaba cansado de combatir contra los globos. Entramos en la posada. El dueño puso una cara cuando me vio, algo parecido a la ira, pero una vez llegamos al mostrador se acercó a nosotros con una sonrisa de negocios.

—Mi compañera podría gritar durante la noche, ¿pero podemos quedarnos aquí?

No tenía intención de amenazarlo directamente, pero agité un poco la capa para que pudiera ver los globos que había debajo.

—Eso… eso es…

—Está bien, ¿verdad? Intentaremos no hacer ruido.

—S…sí.

Lentamente me di cuenta desde que llegué que un poco de tenacidad era importante cuando se realizaban negocios en este lugar. Toda la gente en el país pensaba que estaba bien ridiculizarme, pero si algo sucedía, correrían hacia el rey.

Incluso si lo hacían, realmente no había otra opción además de dejarme hacer lo que quiera.

Geez. Oh, menudo mundo…

Pagué por la habitación, entramos en ella y dejamos nuestras cosas.

Raphtalia estaba sujetando su pelota, y sus ojos brillaban.

—Vuelve antes de la noche. E intenta permanecer cerca de la posada, ¿de acuerdo?

—¡Okay!

Geez, vaya niña…

Aparentemente, los demi-humanos sufrían una gran cantidad de persecuciones, pero pensé que, si era una aventurera, la dejarían en paz.

La miré mientras jugaba con la pelota en la calle desde la ventana, y dirigí mi atención a estudiar la composición.

Pasaron unos veinte minutos. Entonces escuché gritos de niños.

—¡¿Por qué hay una demi-humana en nuestro sitio?!

¿Qué demonios? Miré por la ventana. En la calle había un grupo de niños, claramente solo eran un montón de mocosos, y se estaban acercando a Raphtalia como si  buscasen pelea. No importa a qué mundo vayas, siempre habrá gente como esta con la que lidiar.

—¡Aw, mirad, tiene algo bueno! ¡Danos eso!

—Yo… um…

Raphtalia entendía que los demi-humanos estaban en una clase más baja. No parecía que tuviese la intención de pelear.

Huff… Dejé la habitación y bajé corriendo por las escaleras.

—¡Dánosla! ¡¿No me oyes?!

—Pero yo… Um…

Ella parecía débil y asustada, y podía asegurar que los mocosos iban a quitarle la pelota por la fuerza. Formaron un círculo alrededor de ella.

—Esperad un segundo, mocosos.

—¿Qué demonios? ¿Quién es este viejo?

¿Q…Qué? ¿Viejo? Lo que sea, solo tengo veinte. ¿Quién sabe a qué edad consideraban a alguien mayor en este lugar? Supongo que para ellos era un “viejo.

—¿Por qué intentáis quitarla su juguete?

—¿A ti qué te importa? No es tuyo.

—Sí ES mío. Se lo he prestado. Si se lo robáis a ella, me lo estaréis robando a mí.

—¿De qué estás hablando?

No me importaba si eran niños. No sería suave con ellos. Si rompían las normas, necesitaban ser castigados.

—Okay, okay. Dejadme daros otra pelota que tengo.

Raphtalia me miró conmocionada. Se giró hacia los niños preparada para gritar.

—¡Corred!

Pero ellos no corrieron. Me miraron directamente a mí.

Sonreí satisfecho, y saqué un globo de debajo de mi capa.

—¡¡¡OUUUUUCCCH!!!

Dejé que el globo mordiera al niño antes de apartarlo inmediatamente.

—Entonces… ¿Estáis seguros de que queréis jugar con mi pelota?

—¡Ouch!

—¿De qué estás hablando? ¡Estás loco!

—¡Muere! ¡Argh!

—¡A mí que me importa, mocoso!

Huyeron por la calle, y les insulté antes de volver dentro.

—Um… yo…

Raphtalia agarró mi capa.

—Ten cuidado, ya sabes que hay globos debajo.

Ella rápidamente soltó la capa, sorprendida. Estaba temblando de miedo, pero lentamente levantó la cabeza y sonrió.

—Gracias.

¿Qué ha sido eso?

—…De nada.

Acaricié su cabeza, y su cara se puso roja mientras se daba la vuelta.