Overlord

Volumen 12: El Paladín del Reino Sagrado

Capítulo 1: El Emperador Demonio Jaldabaoth

Parte 2

 

 

 

Mientras las fuerzas enemigas lentamente tomaban su formación, Babel sentía un fuerte dolor en la garganta.

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Cuanto más lento era el ataque enemigo, más fuerzas podían concentrarse en esta fortaleza y más tiempo tenían para dar la orden de movilización. Este era el escenario perfecto para sus comandantes, pero Babel no compartía su opinión.

Había demihumanos con intelecto que superaban a la humanidad. Seguramente el comandante de un ejército tan vasto no era tonto. En ese caso, él sabía que dar a su oponente tiempo para prepararse era una cosa desventajosa.

Además, ya era de noche y la batalla venidera sería en beneficio de los demihumanos. Sería lo mismo aunque encendieran hogueras.

Babel miraba a la formación enemiga, a cuatrocientos metros de distancia.

Aunque estaban organizados en tribus, no parecían haber considerado cosas como las armas que usaban, sus respectivas tácticas, sus diversas características raciales, entre otras cosas.

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Era muy probable que los demihumanos no marchaban bajo la misma bandera. De lo contrario, habrían puesto una línea de batalla más cohesionada. ¿O era esto algo así como una oligarquía, una alianza de demihumanos liderada por un consejo de iguales?

“No lo entiendo, jefe. ¿Puedes ver al comandante enemigo?”

“…No, aún no he visto a su líder.”

Sus hombres habían reportado no haber visto nada parecido hasta ahora.

Sin embargo, tenía que haber un comandante. De lo contrario, incluso la formación en unidades sería muy difícil.

“No puede seguir escondiéndose para siempre. Seguro que aparecerá en el campo de batalla.”

Entre los demihumanos, sus poderosos líderes se mostrarían para alardear de su fuerza.

En ese momento Babel se iría a trabajar.

Babel agarraba su arco.

Era un arco largo de composición mágica, lleno de encantos especializados contra los demihumanos. Además, también tenía un Manto de Sombra, adecuado para mezclarse en la oscuridad y conducir emboscadas, Botas de Silencio que eliminaban el sonido de sus pasos, un Chaleco de Resistencia para mejorar su estamina contra varios ataques, un Anillo de Desvío para protegerlo de las armas a distancia y muchos otros elementos similares. Éstas eran las señales de cuánto valoraba el país a Babel.

“Todos ustedes prepárense para estar listos para disparar en cualquier momento.”

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Ordenaba a sus subordinados, que estaban escondidos junto a él como si se hubieran desvanecido en la noche.

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Normalmente los humanos intercambiaban enviados para leer declaraciones y pronunciamientos, antes de enfrentarse, lo cual era una característica de las guerras entre nobles. Sin embargo, nadie del Santo Reino que estaba alojado en esta fortaleza, incluidos los generales, quería parlamentar con los demihumanos de las colinas. Como mucho, mantenían conversaciones como parte de un plan o para engañarlos y una vez que veían al comandante enemigo, le disparaban en el acto.

“Deberías volver a tu unidad también.”

“Lo haré yo. Cuídate, jefe.”

“Ahh, tú también.”

Una brizna de malestar le hería el corazón a Babel mientras miraba salir a Orlando.

Algunos demihumanos poseían ataques especiales letales.

Por ejemplo, los Ojos Místicos del Biclope Gigante.

Estos demihumanos tenían un par de ojos desproporcionadamente grandes. Uno de estos Ojos Místicos contenía la habilidad [Charm] para apaciguar a sus enemigos. Sus víctimas se acercarían inconscientemente a su enemigo. De hecho, incluso los defensores en las murallas tomarían el camino más corto posible hacia los demihumanos que tenían ante ellos.

Normalmente, ellos estarían equipados con artículos de magia para resistir tales habilidades especiales, pero Orlando no había sido equipado con tales artículos. Si su suerte era mala, podía ser eliminado de una sola vez.

Mientras tanto Babel cerraba los ojos para despejar su inquietud y la figura de una mujer aparecía en su mente.

Era una de los Nueve Colores, la mujer conocida como Blanca.

A mí también me preocupaba, pero de otra manera. No tenía ni idea y a menudo metía a la gente que la rodeaba en problemas. Por eso mi corazoncito lo tenía tan difícil… ¿Por qué mi hija quería estar a su lado? ¿No sería suficiente para ella conocer a un buen hombre, enamorarse de él y luego casarse con él?

Sacudía la preocupación por su hija que se hinchaba en su corazón.

Al mismo tiempo, miraba hacia el conjunto demihumano, para cambiar su estado de ánimo.

No sabía cuántos demihumanos había al pie de las colinas, pero había muchas banderas ondeando allí. Esas banderas no eran de camuflaje. El único hechicero mágico del tercer nivel de esta fortaleza ya lo había verificado desde el cielo.

En otras palabras, realmente había muchas unidades de combate reunidas hoy aquí. Las cosas no terminarían con un simple partido de miradas fijas.

Babel comenzaba su ritual habitual.

Sacaba una muñeca de madera tallada del bolsillo de su pecho y luego la besaba.

Esta era una figurita que su hija había hecho cuando tenía seis años. Era una muñeca grotesca con cuatro palos saliendo de una bola, hecha para parecerse a su padre. Todavía recordaba claramente el día en que la había alabado diciendo “este es un monstruo realmente guay” y cómo ella se había echado a llorar y cómo su esposa le había pateado.

La muñeca estaba desgastada porque la había tocado innumerables veces y los ojos y la boca esculpidos se desvanecían. Ella había crecido mucho desde entonces, así que él quería que ella hiciera una figurita que se pareciera más a él. Pero quizás no conocía su corazón, porque no mostraba signos de querer rehacerla.

Probablemente era debido a sus largos períodos de servicio aquí, pero rara vez había tenido la oportunidad de ver a su esposa e hija. Se sentía cada vez más alejado de ella cada día. En el pasado, ella lo había abrazado inmediatamente, pero en algún momento, ya no lo abrazaba después de que él regresaba a casa.

Se ha vuelto independiente de su padre, su esposa había sonreído, pero esto era algo grande para Babel.

Si pudiera tomarme dos meses de permiso, me gustaría ir a acampar como una familia, como antes.

Su hija escuchaba con atención cada vez que él le enseñaba sus conocimientos de ranger.. Eso era lo que él buscaba. Dicho esto, sabía que probablemente no funcionaría.

Se ponía la muñeca en el bolsillo.

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Su hija rara vez estaba en casa debido a su objetivo de convertirse en paladín. Cuando Babel regresaba a su casa después de una larga ausencia, casi siempre su hija también se había ido.

Sería mejor si se casara con alguien que viviera cerca de nuestra casa… no, sería bueno o tal vez un poco.

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El estilo de vida de un paladín era el menos adecuado para su hija. Había estado observándola todo este tiempo, así que estaba seguro de ello.

Su hija había elegido este camino porque ella admiraba el aspecto de su madre como una paladina. Sin embargo, eso no era suficiente para ser un paladín. Sólo un caballero que físicamente expresaba la justicia en la que creía podía ser llamado paladín.

Por lo tanto, en gran parte porque su esposa daba mucho miedo, no lo decía pero para él los paladines eran esencialmente locos.

Me pregunto si mi chica lo sabe… Aunque no quiero que lo sepa…

Ese era realmente un número ridículo.

Las palabras de su ayudante mientras murmuraba entre dientes con el aliento reñido, hacían que Babel entrara en razón.

“Ahhhh, así es. Aún así, no hay necesidad de asustarse. Sólo tienes que respaldarme.”

Además de su ayudante, el humor de los hombres que lo rodeaban se relajaba un poco.

Así era, eso era todo. La tensión era el archienemigo de los francotiradores.

Y justo cuando Babel cambiaba la expresión de su rostro, aunque no sabía porque razón, con una sonrisa delgada, había un cambio en las líneas enemigas.

Un solitario demihumano se adelantaba lentamente.

A pesar de los muchos demihumanos que lo rodeaban, no estaba acompañado. ¿No necesitaba escolta o estaba lleno de arrogancia o era un mensajero cuya muerte no se extrañaría?

“¿Deberíamos dispararle?”

“No por ahora. Pero muévete a un lugar donde sea fácil disparar y luego espera mi orden.”

Después de dar tranquilamente sus órdenes, sus hombres se alejaban a gran velocidad, como alargando las sombras.

¿Era el general enemigo o sólo era un mensajero normal? Babel lo estudiaba cuidadosamente para averiguarlo.

Ese demihumano…¿a qué especie pertenecía? No se sentía como algo que había visto antes… ¿Y qué pasa con esa ropa? ¿Es un equipo tribal? ¿Es esa máscara algo así también?

Definitivamente no era humano, a juzgar por la cola que venía de detrás de su cintura.

El problema era la ropa del demihumano. Uno podía pensar en ella como un disfraz tribal y de hecho, sentía que podía haber sido algo así. Sin embargo, incluso a esta distancia, se podía decir que la ropa era de excelente marca, incluso cuando se comparaba con la de los humanos.

Los demihumanos altamente civilizados eran muy problemáticos…

No era sólo Babel, sino todos los soldados que aguardaban en las paredes, los que se mordían mientras veían cada movimiento que hacía el demihumano. En medio de la creciente tensión en el aire, el demihumano se acercaba a cincuenta metros de su ubicación.

“¡Eso es suficiente! Si no, invadirán el territorio del Reino Santo. Este no es lugar para ustedes los demihumanos. ¡Vete de inmediato!”

La voz era lo suficientemente fuerte como para que incluso Babel, que estaba a cierta distancia, sintiera que era fuerte. Venía del hombre al mando de la fortaleza, uno de los cinco generales del Reino Santo. Se imaginaba que podía sentir la voz del hombre con una armadura maltratada y sin pulir resonando en su tripa.

La razón por la que sólo tenía a un oficial de estado mayor a su lado era probablemente porque no tenía la intención de que los demás se vieran atrapados si el enemigo lanzaba un ataque. Al mismo tiempo, había muchas tropas con escudos de torre escondidos detrás de ellas, que estaban listas para salir corriendo si algo sucedía.

En contraste, la voz del demihumano era suave y agradable al oído, lo suficientemente sutil y matizada como para asentarse en el corazón de cada hombre. Incluso a esta distancia, aún llegaba a los oídos de Babel.

“Eso ya lo sabemos. Ahora bien. ¿Puedo saber quién eres?”

“¡Soy el general a cargo de esta fortaleza! ¿Quién eres tú?”

No había necesidad de contestarle al enemigo, Babel fruncía el ceño, pero ya sabía que el general no era un hombre astuto. Por lo tanto, todo lo que podía hacer era pensar en esto como algo inevitable.

“Ya veo, ya veo. Ya que has dado tu nombre, me temo que sería descortés no responder de la misma manera. Saludos, caballeros del Reino Santo. Me llamo Jaldabaoth.”

“¡Podía ser!”

El hombre que gritaba era el oficial de estado mayor cerca del general.

“¡El Demonio Jaldabaoth! ¿Eres tú el sinvergüenza que lideró un ejército de demonios en ese disturbio en la capital real?”

“¡Ohh! Me honra que sepas mi nombre. De hecho, yo fui el arquitecto de esa magnífica fiesta en el Reino de la Re- Estize. Sin embargo…el título de Demonio es bastante triste…sí, me preguntaba si podría dirigirse a mí como el Emperador Demonio Jaldabaoth.”

Babel probaba esa frase, ” Emperador Demonio Jaldabaoth”

Era un título realmente arrogante, pero dados los muchos demihumanos que lo acompañaban y después de pensar en lo que había oído hablar del alboroto en la capital real, ese título podía ser bien merecido.

“¡Maldito seas! ¿¡Ahora apuntas hacia nosotros después de lo que le hiciste al Reino!?”

“No, eso no está del todo bien. Es porque conocí a un temible guerrero en el Reino…”

Jaldabaoth se encogía de hombros. Había un indescriptible sentido de estilo en ese movimiento y le daba a Babel, por un momento, la falsa impresión de que estaba tratando con un noble humano.

“Bueno, permíteme que me guarde ese conocimiento para mí.”

“Entonces ¿Qué asunto tienes aquí? ¿Por qué has traído a estos demihumanos a este lugar?”

“He venido aquí para convertir este país en un infierno viviente. Deseo hacer de este país un país que resuene con chillidos, maldiciones y gritos eternos. Sin embargo, hacer deporte de millones de seres humanos individualmente es imposible y por eso los he traído conmigo. En mi lugar, te hundirán en un mar de desesperación, para que los humanos lamentables se sumerjan en un mar de tinieblas, para que todos ustedes se arrepientan y sufran.”

Jaldabaoth lo decía muy alegremente.

Babel conocía su malvado plan y lo que los santos hombres gritaban acerca de los “demihumanos malvados” no era más que propaganda para levantar el espíritu de lucha. Desde la perspectiva de los dioses, esta invasión demihumana no era más que un viaje a la granja, una acción muy natural.

El terror inundaba el cuerpo de Babel, al igual que una poderosa determinación.

Él no permitiría que ese demonio pusiera un pie en la tierra del Reino Santo, donde estaban su esposa e hija.

Apretaba con fuerza el arco en su mano.

Si las palabras de Jaldabaoth pretendían intimidarlos, entonces habían sido un completo fracaso. Los humanos no eran criaturas cobardes y débiles. Le dejarían saborear la insensatez de subestimar a la humanidad con su vicioso contraataque.

El pueblo aquí poseía la voluntad de hierro para defender el Reino Santo y aunque se había oxidado un poco en los últimos años, todavía se dedicaba ferozmente a defender su nación natal.

“¿Crees que te dejaríamos hacer algo así? ¡Escucha ahora, Jaldabaoth el tonto!”

El general estaba rugiendo.

De hecho, era un rugido.

“¡Esta es la primera línea de defensa del Reino Santo! ¡Es también la última línea de su defensa! ¡Más allá de nosotros yace la paz del pueblo del Reino Santo! ¿Creíste que te dejaríamos pisotearlo como quisieras?”

Los soldados cercanos gritaron.

“¡Ohhhh!”

En respuesta al clamor del general.

En ese momento, su espíritu de lucha se elevaba. Babel habría clamado también si no se hubiera escondido y quizás sus débiles y temblorosos subordinados sintieran lo mismo.

Sin embargo, el aplauso totalmente fuera de lugar ponía un freno a eso. Después de aplaudir durante un tiempo, el demonio hablaba.

“Perros guardianes que cuidan la casa. ¿Eh? No puedo decir que no lo apruebo. Es muy importante proteger las cosas. Sí, lo apruebo mucho. Siendo así, le daré a la gente que capture aquí la mejor recepción posible.”

La forma en que se reía mientras hablaba hacía parecer que se estaba divirtiendo.

Jaldabaoth no levantaba la voz para hablar. Por lo tanto, habría sido comprensible si su voz no hubiera llegado hasta donde estaba Babel. Aún así, las palabras le llegaban con una claridad misteriosa, como si vinieran de detrás de sí.

“…No te preocupes por eso, podría ser obra de magia.”

Hechizos y objetos mágicos que amplificaban el sonido existían y era muy probable que Jaldabaoth los estaba usando. Sin embargo, no podía escapar del disgusto que parecía adherirse a su espalda.

“No aceptaré ninguna rendición. Por lo tanto, hagan lo mejor que puedan para entretenerme. Ahora entonces… empecemos.”

Babel daba la orden de disparar.

No había necesidad de esperar a los comandos del General. Se les permitía cierta independencia, porque no se disponía fácilmente de posibilidades de agredir al comandante enemigo. Esperar la aprobación de su superior podía resultar en que perdieran su oportunidad.

Babel Rose.

Los hombres que le rodeaban imitaban sus movimientos.

Sólo tardaba un momento en fijar su objetivo. Una distancia de cincuenta metros era esencialmente un punto a quemarropa hasta Babel. Desenvainaba su arco, lleno de intención de matar…y Babel sentía que los ojos de Jaldabaoth se encontraban con los suyos a través de la máscara.

No te ibamos a dar tiempo para que huyas o te defiendas. Si querías culpar a algo ¡culpa a tu propia arrogancia por salir solo al frente!

“…Loose!”

Cincuenta y una flechas volaban a tiempo con la voz de Babel.

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Eran flechas mágicas lanzadas desde arcos encantados. Las flechas flamígeras dejaban arcos rojos colgando en el aire, senderos azules tras las flechas de hielo, el camino de las flechas relámpago estaba marcado en amarillo, las vetas verdes seguían la estela de las flechas ácidas y la propia flecha sagrada de Babel trazaba una trayectoria blanca mientras todos se elevaban por el vacío.

Las flechas que se desprendían de los arcos, totalmente estirados, recorrían planos senderos mientras corrían por el aire, cada uno golpeando el cuerpo de Jaldabaoth sin desviarse en lo más mínimo.

Los disparos de Babel eran especialmente potentes y después de haber sido potenciados con sus artes marciales y sus habilidades, cada uno de ellos poseía un poder comparable a un poderoso ataque de una tropa pesada. Si era golpeado por esto, incluso un hombre con la placa llena sería derribado y enviado rodando sobre el suelo.

Sin embargo, Jaldabaoth no se movía ni siquiera después de haber sido alcanzado por cincuenta y una flechas.

Y entonces, algo pasaba que le hacía dudar de sus ojos.

Las flechas que debían haber atravesado su cuerpo caían al suelo.

“¿¿¡Qué!? ¡Está defendido contra los proyectiles!?”

Babel rápidamente tiraba otra flecha mientras pensaba en cómo Jaldabaoth se había defendido contra esos tiros de flecha.

Algunos monstruos eran capaces de anular los ataques por sus cualidades especiales. Por ejemplo, las werebeasts y similares eran casi invulnerables si no se usaban armas de plata.

Por lo tanto, sentía que Jaldabaoth podía tener una habilidad similar. En ese caso. ¿Qué tipo de ataque podía romper las defensas de Jaldabaoth?

La flecha que acababa de lanzar estaba hecha de acero, encantada con el poder sagrado que era especialmente eficaz contra los seres llenos maldad. Aunque se decía que los demonios no podían defenderse de ella, no se podía negar que Jaldabaoth había demostrado ser inmune a ella. En ese caso, sería mejor usar otras flechas para aprender más sobre el enemigo, derribando su velo de misterio para trazar el rumbo hacia la victoria.

Babel preparaba una flecha plateada. También estaba llena de buen poder.

“… Ahora bien, permítanme hacer un movimiento por mi cuenta. Es un regalo insignificante, pero me encantaría que lo aceptaran. Este es un hechizo de décimo nivel. ” Meteor Strike”.”

Babel sentía algo desde arriba de él, acercándose con una velocidad increíble. Mirando hacia arriba, veía una masa de luz.

Era una roca ardiendo…no, era algo más grande que eso.

Poco a poco, la luz iba llenando su visión y por un momento vislumbraba las formas de su esposa e hija entre la luz.

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Sabía que era una ilusión. Su hija era lo suficientemente mayor como para poder elegir la forma en que quería vivir. Aun así, la hija que veía era aún joven y su esposa que la sostenía parecía muy joven.

No, si no decía que aún era joven, probablemente lo mataría.

***

 


 

El meteorito que caía velozmente y que se estrellaba contra la muralla estallaba en una explosión. Un estruendoso rugido resonaba por todas partes. La explosión masiva aplastaba todo lo que tocaba y pulverizaba la pared.

A medida que la arena y la suciedad que la onda expansiva de la explosión arrojaba a la tierra, el polvo lentamente comenzaba a asentarse.

Lo que se revelaba era una escena de la muralla destrozada, hecha pedazos y polvo y humos a la deriva.

Después de mirar las devastadas fortificaciones, no había necesidad de pensar en lo que les había pasado a los soldados estacionados allí.

Los seres humanos no podían sobrevivir a tales condiciones.

Por supuesto, algunos humanos podían soportar tales cosas. Demiurge lo sabía muy bien. Por ejemplo, estaban los XXX que habían entrado en la Gran Tumba Subterránea de Nazarick, la tierra sagrada creada por los Seres Supremos. Sin embargo, había investigado a fondo de antemano y había verificado que no existían seres humanos de ese tipo aquí.

“Ahora bien, esto debería ser suficiente para los preparativos.”

Demiurge alisaba su traje con las manos. No había sido bañado con arena o suciedad, pero el polvo de la explosión le había llegado, así que había un ligero olor terrenal pegado a él. No…lo habría hecho aunque no hubiera sido así. Después de todo, éste era un objeto valioso del gran ser que lo había creado.

Demiurge tenía muchas otras ropas al lado de este set, pero eso no significaba que pudiera tratarlo descuidadamente por eso.

Mientras pensaba en su poderoso creador, sonreía tras su máscara y luego miraba a los humanos encogidos.

Si seguía con el ataque, la confusión del enemigo se iba a volver mucho más evidente y en ese momento, el asalto demihumano causaría una completa derrota. Sin embargo, no había usado ese hechizo para ese propósito.

Demiurge sólo podía lanzar un número muy pequeño de hechizos. Sólo había otro hechizo de décimo nivel disponible para él. Su verdadero poder residía en sus habilidades y aunque acababa de usar ese hechizo para conservar su fuerza, la escena ante sus ojos era lo suficientemente trágica.

No había señales de una contraofensiva. Parecía que trataban desesperadamente de recolectar información y reagruparse.

Su comandante no estaba muerto…y su confusión no parecía ser porque sospechaban de nosotros…¿debía estar bien?

Demiurge daba la espalda a los humanos, caminando de vuelta a la formación de sus esclavos.

Ni siquiera estaba en guardia contra la posibilidad de ser atacado por detrás.

Podía permitirse el lujo de ser tan laxo debido a toda la información que había reunido.

Demiurge era muy fuerte.

Y a pesar de que había Guardianes de Piso más fuertes que él, confiaba en la victoria de esta batalla. Esto era porque sabía que las batallas se libraban porque uno tenía confianza en ganarlas. Es decir, no se debía optar por luchar si no se podía ganar, a menos que se ordene lo contrario.

Sólo había una persona a la que Demiurge no podía derrotar, en otras palabras, sólo había un oponente contra el que Demiurge no podía prepararse lo suficiente para asegurar su propia victoria.

Aquel hombre poseía un intelecto que sobrepasaba sus propios esquemas, que mendigaban la imaginación. Poseía una visión del mundo que parecía extenderse a la eternidad, el vértice absoluto que sostenía todo en la palma de su mano.

Era el gobernante supremo de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick…Ainz Ooal Gown.

Ese Ser Supremo era a quien Demiurge debía su lealtad.

Producir una gran cantidad de no-muertos era parte de su plan. Una vez que ese plan entraba en vigor, nadie podría dañar a Ainz-sama. Qué temible era. Parecía que los otros aún no se daban cuenta de lo gratificante que era ser gobernado por un Ser Supremo.

Sonaba un “don”. Era la primera vez que sucedía algo que Demiurge no esperaba. Giraba para mirar la fuente del sonido.

Parecía que alguien había saltado de la pared. El hombre en cuestión lentamente se levantaba.

“El, el jefe está muerto. ¡Él, él era el hombre al que quería derrotar!”

El hombre desenvainaba sus espadas con ambas manos mientras lo decía.

Demiurge evaluaba al hombre por su apariencia. Recibía su respuesta inmediatamente.

Nivel de amenaza — E.

Tasa de fallos — E.

Importancia — E.

En otras palabras, no era más que basura. Aún así, él era uno de los Nueve Colores…aunque no todos eran impresionantes, pensaba que sería bueno capturarlo y hacer todo tipo de experimentos con él.

“Uoooooooooh!”

El hombre que gritaba corría hacia él.

Despacio. Tan lento. Si esta era la medida de su velocidad. ¿No debía haber usado más su cerebro? Por ejemplo, usando ¿[Silencio]? para acercarse silenciosamente y cerrar la brecha entre nosotros…

Era una distancia que sus camaradas habían podido cerrar en un instante. El hombre, muy lentamente, corría hacia él.

Según la información que Demiurge había recogido, este hombre de habilidad inferior podía aparentemente usar un ataque especial que era varias veces más poderoso de lo normal a cambio de romper sus armas. Por lo tanto, tenía una espada en cada mano y varias espadas más como ésta en su cintura.

¿Cómo debía matarlo? Si lo terminaba a fondo, entonces cuando lo recupere podía…finalmente había llegado.

Después de asegurarse de que no sería salpicado por la sangre rociada del hombre, Demiurge daba una orden.

“…apuñálate en la garganta con tus espadas.”

Había un grito ronco.

Una mirada de desconcierto aparecía en los ojos del hombre que acababa de cortarse la garganta con las espadas que sostenía. Sus ojos se nublaban como canicas en el tiempo que le llevaba caer al suelo.

Lloraban doloridos gritos desde la pared.

Demiurge giraba, caminaba hacia el costado del hombre y lo levantaba por el cuello con un solo dedo índice enganchado antes de volver a su formación.

Después de que retornaban a sus líneas, los representantes de las diversas tribus…no, todos los que tenían el poder, se reunían ante él.

En la mente de Demiurge había dos clases de demihumanos.

Un tipo de sangre fresca que anhelaba y veía a los humanos como alimento. Obedecían a los fuertes y obedecían gustosamente las órdenes de Demiurge. Los otros eran los que se habían arrodillado ante el terror de Demiurge y le obedecían por miedo.

Demiurge había seleccionado un grupo de este último tipo.

“Te tomaste tu tiempo para reunirte.”

Dicho esto, agarraba el hombro de un demihumano al azar que había seleccionado del grupo. Su especie era conocida como Gusanos Azules. Después de hacerlo, arrancaba la piel del hombro.

Aunque Demiurge se encontraba entre los Guardianes de Piso más débiles, podía hacer mucho más que los demás.

El demihumano cuya piel y parte de su carne, habían sido arrancadas, caía al suelo en intensa agonía, chillando sin palabras.

“Ahora, entonces, comiencen el ataque. Tengan cuidado de no sufrir demasiadas pérdidas. El plato principal comienza después de que pasamos esta pared.”

Decía Demiurge en un tono suave.

Su bondad era genuina cuando estaba dirigida a sus compatriotas de Nazarick. Era una persona muy gentil cuando se trataba de sus amigos. Sin embargo, para todos los demás, su amabilidad era meramente el cuidado que le daba a sus herramientas.

Después de haber recibido sus órdenes, los demihumanos volvían a sus diversas tribus. El demihumano caído no era la excepción.

El mensaje que traían era que aquellos que obedecían las órdenes de Demiurge y obtenían buenos resultados, se encontrarían con un destino feliz. Naturalmente, también transmitían el mensaje de que lograr los resultados opuestos significaba que su futuro sería todo menos feliz.

Demiurge sonreía suavemente mientras observaba las espaldas de los hombres bestias.

Entonces, empecemos el siguiente paso de nuestro plan. …Demonios.”

Demiurge activaba una de sus habilidades y convocaba a una gran cantidad de demonios que pretendía usar como peones de sacrificio.

Mientras que estos demonios eran extremadamente débiles comparados con Demiurge, si convocaba a demonios más fuertes significaba que no podía convocar a tantos. Lo importante en esta operación era difundir la noticia de que el ejército del Reino Santo había sido asaltado por demonios, lo que significaba que la cantidad era la prioridad aquí.

“Escuchen atentamente. Apoyen a los demihumanos en sus esfuerzos. También, limiten su persecución a los humanos. No hagan algo tan estúpido como no permitir que nadie huya de la fortaleza.”

Los demonios de bajo rango asentían y se elevaban al cielo como uno solo.

Mientras que los monstruos convocados compartían cierto grado de conocimiento con sus invocadores, dicha información era bastante aleatoria y desorganizada. Sería mejor considerarlo como la habilidad de distinguir a un amigo del enemigo. Por lo tanto, era importante dar órdenes verbales para convocar a las criaturas.

Entonces…sería bueno que la pelota cayera sobre el blanco.

La perspicaz mente de Demiurge reflexionaba sobre todo tipo de situaciones y después de computar docenas de eventualidades, hacía las correcciones apropiadas para lograr su objetivo. Desviaciones leves estaban dentro de sus predicciones. Sin embargo, había momentos en que los tontos absolutos llevaban a situaciones que se desarrollaban más allá de sus expectativas.

Seguramente alguien con el intelecto de Ainz-sama podía incluso predecir las acciones de los tontos… Aún estoy muy lejos. Pensándolo bien, sería bueno que pudiera compartir esto con Ainz-sama…

Mientras pensaba eso, el corazón de Demiurge corría sin restricciones. Había dedicado mucho tiempo a preparar esta etapa. Si no podía ni siquiera compartirla con su maestro supremo. ¿Qué haría Demiurge?

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Señoras y señores del Reino Santo, tenía un sincero deseo. Por favor, permitan que Ainz-sama disfrute con vuestras formas de sufrimiento. … Aunque. ¿Cómo ajustaría Ainz-sama mis planes para un mejor resultado?

Demiurge sonreía, su corazón estaba lleno de expectación y emoción, como un estudiante que esperaba que un respetado maestro impartiera instrucción.

Oh, aprender de las acciones de Ainz-sama, progresar hacia un mejor yo y profundizar aún más mi lealtad. ¡Qué maravilloso debía ser!

Para Demiurge, que había nacido para servir a los Seres Supremos, nada era más delicioso que la lealtad a su amo.

“Ahhhh, tengo muchas ganas de ver esto…”

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