Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 17
Epílogo: Responsabilidad con la Justicia
Era alrededor de la hora en la que casi todos los demás se habían ido a dormir, sobando sus hinchados estómagos y quejándose acerca de haber sido alimentados hasta la muerte. También mandé a la cama a Raphtalia, terminé de limpiar la cocina, y acababa de dirigirme de regreso a mi habitación cuando me encontré a Itsuki disfrutando la brisa nocturna y la hermosa vista desde la terraza.
Rishia estaba… ¿qué? ¿Durmiendo en su habitación? Ella supuestamente debía estar vigilándolo… pero tomando en cuenta todo lo que había hecho hasta ahora, ahora parecía seguro confiar en él al menos un poco.
“Ah, Naofumi,” dijo Itsuki, apartando su mirada del cielo nocturno y dirigiéndola hacia mí. Había algo extraño en cómo había estado actuando recientemente… Él estaba demasiado tranquilo. Era un poco desconcertante. Pasivo sonaba bien en teoría, pero también era difícil saber lo que en realidad estaba pensando. “La luna se ve muy hermosa. Simplemente la estaba admirando,” me dijo él.
“Se ve bien,” dije. Estos otros mundos igual tenían lunas. También había una en el mundo al cual había sido invocado. Es decir, era un mundo con hombres-lobo y semi- humanos como Fohl y Kiel que podían transformarse.
El silencio se prolongó entre Itsuki y yo. Me pregunto si debería marcharme. Como respondiendo a mi pensamiento, Itsuki rompió el silencio.
“Ya lo sabes, ¿no?” dijo él.
“¿Saber qué?” pregunté.
“Que… mi maldición desapareció y mi conciencia volvió a la normalidad,” dijo él.
“Sí, lo sé.” Yo no era un idiota. El incremento en asertividad de Itsuki definitivamente había comenzado a volverse sospechoso.
“Eso creí,” dijo él.
“Es decir, la maldición definitivamente debería haber desaparecido para este momento, así que ya estaba comenzando a sospechar,” dije. También había estado la posibilidad de que él se hubiera roto permanentemente, como Motoyasu. Si tuviera que clasificarlo, yo básicamente lo había estado tratando igual que Motoyasu. Pero él había respondido normalmente a las preguntas y hablaba cuando era necesario. Así que siempre y cuando él no mostrara hostilidad hacia nosotros, y considerando que Rishia lo estaba vigilando, simplemente no me había preocupado mucho al respecto.
“Con mi maldición rota y habiéndome recuperado, ¿no te estás preguntando por qué sigo a tu lado?” preguntó Itsuki.
“En realidad no. Pensé que estar junto a Rishia te había calmado. Eso fue todo lo que pensé,” dije. Por supuesto, me había preguntado si estaba igual de roto que Motoyasu.
“Ese es un indicio de lo abierto de mente que eres, Naofumi,” me dijo Itsuki. Eso no sonaba bien para mí—me consideraba alguien bastante estrecho de mente. Estaba bien con que tuviera un malentendido con eso, pero en mi cabeza sabía cuál era la verdad.
“Para ser honesto… No tuve la valentía para decir que yo estaba equivocado y que tú estabas en lo correcto, Naofumi,” me dijo él finalmente. Su orgullo no le permitiría aceptarme, incluso aunque en su interior supiera la verdad. Una sensación particularmente dolorosa. Yo también había pasado por esas ocasiones en donde no quería aceptar que alguien más estaba en lo correcto—incluso cuando, en mi interior, sabía que lo estaba.
Y así, sin la valentía para hablar, él simplemente había seguido igual.
“Ahora soy capaz de decirlo. Naofumi, tú no estabas equivocado. Si todo lo que recibes es información equivocada de alguien, incluso un santo podría verse como un demonio,” dijo él.
“Pero yo soy una mala persona,” le dije. Era mi culpa que las personas de la aldea corrieran felices hacia sus muertes—que fueran felizmente hacia la batalla. Yo todavía pensaba que hacer felices a las personas con productos y hacer que suelten su dinero era la forma más rápida de hacerse rico. Pero no consideraba una buena persona a alguien que hacía que las personas fueran felizmente hacia la batalla. “No he sido capaz de salvar a nadie de los estragos de la guerra,” admití.
“Pero siempre lo intentas. Todo lo que haces es para protegerlos,” dijo Itsuki.
“Y aun así fallé,” continué. Era verdad. Le había fallado repetidamente a mis aldeanos. Habíamos perdido gente en la batalla contra el Fénix—no solo Atla, sino que también a muchos otros. Las pérdidas contra Faubrey pueden haber sido menores, pero las nuestras no habían sido cero.
“Desde un comienzo ellos estuvieron conscientes de los estragos de la guerra. Nacieron dentro de ella,” dijo Itsuki. Me tomé un momento para pensar en ellos. Lo pienses como lo pienses, ellos tenían una vida difícil. Y aun así solo podías ver sus sonrisas. No me sentía exactamente nostálgico, pero sí tenía ganas de regresar.
“Ser capaz de proteger a todos de la violencia… eso solo pasa en las novelas. Pero respeto profundamente tu deseo de hacerlo,” me dijo Itsuki. No tenía respuesta para eso. “Ahora entiendo que una aldea en la que todos tienen el poder para luchar y quieren ayudarte brilla más intensamente que cualquier otra.”
“Sofista,” dije.
“No lo niego. Pero finalmente entiendo todo lo que Rishia y Ren trataron de explicarme con fuerza acerca de ti,” continuó él.
“¿Te refieres a cómo soy como el esclavo de todos en la aldea?” dije. Había jurado que ese no era el caso, pero ellos dos habían sido bastante apasionados a la hora de defender esa idea. Nunca antes me había sentido tan extraño acerca de un concepto.
“Pero ese no es el caso, ¿o sí?” dijo Itsuki.
“¿A qué te refieres?” pregunté.
“Cuando se trata de salvar y liderar personas, tienes que pensar en la clase de personas que necesitan ser en el futuro,” respondió él. Esa era una forma indirecta de decir las cosas. “El mundo está lleno de corrupción, comenzando, pero no limitada a la Iglesia de los Tres Héroes. Todo nace de la idea que, si algo sale mal, simplemente pueden depender de un héroe para que los salve. Si le confían sus vidas a alguien más, no les hace ningún bien que esa persona los salve.”
“No voy a negar eso,” dije. Era sentido común. Solo te dabas cuenta del poder que te había estado protegiendo silenciosamente cuando finalmente desaparecía. Todavía peor, si las personas dependían de algo completamente, una vez que ya no estuviera, terminarías con personas que no podían hacer nada por sí mismas.
“Nosotros los héroes… tenemos que ayudar no solo para sentirnos satisfechos. Realmente necesitamos ser más como tú, Naofumi—trabajar para hacer felices a las personas y para prevenir que caigan en esa misma corrupción.” Mientras Itsuki hablaba, yo tuve flashbacks de mi tiempo como comerciante ambulante en Melromarc. Itsuki se había unido a una revolución y derrotado a un rey malvado, pero las personas no vieron más que un cambio en el liderazgo, y sus vidas diarias solo habían empeorado.
Eso no era salvar a las personas.
“Es por eso que dices estar creando un lugar para que estas personas puedan vivir después de que tú hayas regresado a casa, ¿cierto?” dijo Itsuki.
“Comenzó como una forma de agradecer a Raphtalia,” dije.
“Aun así. Al aprender la importancia de proteger a las demás personas, todos también sienten lo que es protegerse a sí mismos. Es por eso que tu aldea es un lugar tan genial. Yo también quiero protegerla—quiero proteger la justicia que tú proteges, Naofumi,” me dijo Itsuki.
“Justicia, ¿eh?” dije. No tenía ninguna intención de decir que las cosas que yo pensaba correctas eran justicia. Yo mismo había cometido muchos errores. Pero Itsuki veía justicia en lo que yo había hecho. “Si crees ver justicia en mí, entonces quédate junto a Rishia. No tienes que preocuparte por mí.” Yo tenía una cierta flexibilidad mental, y gracias a Raphtalia y Atla, yo ahora también era capaz de aceptar los sentimientos de los demás. Sabía que tenía mejores cosas que hacer que regañar a Itsuki sobre todo lo que había hecho en el pasado.
“Yo le hice algo realmente horrible a Rishia. Ella estaba sufriendo por su baja posición dentro del grupo y quería convertirse en un héroe… pero la desprecié, tal como muchos me habían despreciado a mí. Pensaba que era natural que yo fuera alabado y respetado. Vi mi debilidad pasada en Rishia y por lo tano decidí descartarla,” murmuró él, con su voz llena de arrepentimiento y con la mirada baja. “Tengo que utilizar mi vida para compensar a Rishia y detener a Mald y los demás. Ese es el castigo por mi pecado.”
“Sí, te entiendo,” respondí. Armadura había estado balbuceando acerca de su propio sentido de la justicia retorcido. Él no era la clase de persona con la cual pudiéramos llegar a alguna clase de entendimiento. L’Arc había dicho que Armadura causaría problemas la primera vez que lo vio. Aunque no sabía si él había terminado así siguiendo a Itsuki, o si había comenzado de esa forma.
“En el pasado, habría pensado que cualquiera oponiéndose a mí era un mal que debía ser derrotado. Ni siquiera sé cuántas veces he juzgado a las personas simplemente basándome en opiniones unilaterales,” dijo él. Recordé cuando Bruja me había inculpado. Me pregunto qué podría haber pasado si Itsuki y Ren hubieran leído mejor la situación en ese entonces. Aunque cuando pensaba en lo que Basura y esa apestosa Bruja le habrían hecho a Ren e Itsuki si hubieran sabido la verdad, no podía imaginarme un buen resultado.
“No creo que puedas generalizar,” dije. Las cosas podrían haber terminado mucho peor—como terminar con solo uno o dos héroes sagrados vivos. Considerando eso, la decisión aparentemente precipitada que Itsuki había tomado no parecía tan mala en retrospectiva. Era difícil de aceptar, pero así de mal había terminado esa situación. “Hay muchas personas que no habrían sido salvadas sin tu justicia—Rishia es una de ellas,” dije. Itsuki definitivamente era el único que pudo haberla salvado de esa situación en particular. Yo básicamente había estado huyendo, y Ren solo había estado interesado en volverse más fuerte. Motoyasu podría haber sido capaz de salvarla, pero con Bruja a su lado, no había forma de saber lo que podría haber pasado después.
“Gracias. El solo hecho de escuchar eso me hace sentir mucho más tranquilo,” dijo Itsuki. Me di la vuelta para observar el mismo escenario que estaba mirando Itsuki. Las luces de la ciudad del castillo… todo era tan diferente de Melromarc y Siltvelt que realmente me estaba haciendo pensar en lo lejos que habíamos llegado. Se suponía que fuera el Héroe del Escudo, pero ahora también era el Héroe del Espejo. “He aprendido a no hacer juicios solamente basándome en lo que siento. Sin eso, podría haber terminado como Miyaji. Siempre tienes que hablar las cosas, incluso con las personas que parecen completamente malvadas,” me dijo él.
“Primero debes hablar con ellos para decidir si debes luchar o no,” estuve de acuerdo. En efecto, Itsuki esta vez había tenido una larga conversación con nuestros enemigos. Hablar para determinar la naturaleza de alguien nunca era algo malo.
“Rishia siempre dice que es necesario un verdadero héroe para detener a alguien cuando está equivocado, pero imponer tu justica a alguien es—probablemente—un asunto completamente diferente.” Rishia realmente había recorrido un largo camino para ser capaz de decirle a Itsuki tales cosas. El probablemente también era típico de ella.
Todo esto me recordaba a cuando Yomogi había confrontado a Kyo, demandando saber si él había hecho algo malo. Eso era coraje—al menos se sentía así. La respuesta de Kyo había sido una a medias, y no había mostrado ningún remordimiento por sus acciones. Pero Yomogi había descubierto el camino correcto a seguir y nos había ayudado.
“Estoy seguro de que Rishia te enseñará todo lo que necesitas saber acerca de la justicia, pero también deberías hablar con una mujer llamada Yomogi que vive en este mundo. Ella es una buena persona y muy directa,” dije.
“Bien,” dijo Itsuki, con su voz quebrándose un poco. “La justicia es un concepto realmente difícil, ¿no?” reflexionó él. Podía notar que él estaba tratando de cambiar, y eso me instó a preguntarle algo.
“Una vez que terminen las olas, ¿qué quieres hacer?” pregunté. Todavía estábamos atrapados en una batalla sin final a la vista. Una vez que hubiera logrado un resultado satisfactorio, yo planeaba regresar a casa, pero me pregunto lo que Itsuki estaba planeando.
“Estoy pensando en quedarme en ese mundo y viajar un poco,” me dijo él.
“¿Viajar? ¿Hacia dónde? ¿Por qué?” pregunté.
“Quiero ayudar a las personas en problemas. He decidido tratar de llevar satisfacción a otras personas en vez de satisfacerme a mí mismo. Continuar reflexionando acerca de las cosas. Incluso si las personas terminan arrojándome piedras, no daré ninguna excusa,” dijo él. Itsuki estaba peor de lo que había creído—tenía la enfermedad llamada justicia. Pero en cuanto a la arrogancia, la auto-justificación de la que había estado tan lleno antes, ahora parecía haber menos de ella. De verdad quería creer que él estaba mejorando. Itsuki había causado toda clase de problemas, pero también había salvado a muchas personas. Rishia era el mejor ejemplo—incluso si él lo había arruinado después de eso.
En cualquier caso, Itsuki estaba cambiando.
“Continuemos esforzándonos al máximo, Naofumi. Podemos comenzar usando el tiempo hasta la recuperación de Kizuna de la forma más productiva que sea posible,” dijo Itsuki.
“Por supuesto. Y tú puedes comenzar descansando un poco,” dije.
“Eso haré,” respondió él. Yo decidí hacer lo mismo.
Más conflictos nos esperaban el día de mañana.
– FIN DEL VOLUMEN 17 –
INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS
1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)
2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.
3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [
Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.