Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 18
Prólogo: La Reunión para Discutir la Eficiencia del Fortalecimiento por Comida
“¡Oigan, la comida está lista!”
“Oh cielos…” L’Arc miró hacia la comida sobre la mesa y presionó su mano contra su boca mientras hacía un sonido de asco. No estaba muy sorprendido por su reacción—¡él casi hacía parecer que yo estaba tratando de envenenarlo!
“Naofumi-sama, odio decirlo, pero este es un desayuno bastante exagerado,” objetó Raphtalia.
“¿De qué hablas? ¡Tú no crecerás—literalmente—grande y fuerte si no comes!” le recordé.
En este momento estábamos en el mundo de Kizuna, desayunando en el comedor del castillo de L’Arc. Todos los reunidos ahí—con solo un par de excepciones—tenían expresiones bastante enfermizas en sus rostros.
“Deberían aprender de Filo, S’yne, y las hermanas ballena asesina,” comenté.
“¡Quiero más! ¡Más!” estaba gritando Filo.
“Esto es realmente delicioso,” agregó S’yne.
“¡Más comida para el desayuno! ¿Hay alguna posibilidad de tomar un poco con esto?” preguntó Sadina.
“Amaría comer algunos de esos bocadillos de ayer…” dijo Shildina. Esas cuatro básicamente aspiraban toda la comida que ponía frente a ellas. ¡Si tan solo todos en el grupo fueran así de glotones!
“Anoche básicamente nos estabas alimentando en contra de nuestra voluntad, ¿y ahora quieres que comamos más?” dijo Glass, también con un poco de verde en su rostro.
“Creo que tener incluso un poco de apetito después de la cena de anoche es extraño,” opinó Raphtalia.
“¡Rafu!” estuvo de acuerdo Raph-chan. Incluso ella no se veía con mucho apetito. Lo pensé por un momento. Este definitivamente era un problema que íbamos a tener que resolver para fortalecer la fuerza de todos por igual.
“¿Entonces debería usar mi Tango del Dios de la Gula para fortalecer la digestión y aumentar el apetito?” Itsuki se puso de pie y comenzó a tocar el instrumento en sus manos.
“¡Fueeehh!” exclamó Rishia. “¡Itsuki! ¡Por favor, no lo hagas!”
“Rishia, si no somos codiciosos en cuanto a volvernos más fuertes, no sobreviviremos los desafíos que yacen frente a nosotros,” la regañó Itsuki.
“Entiendo tu razonamiento, pero, Naofumi-sama… por favor, solo denos algo más de tiempo.” Incluso Raphtalia me estaba pidiendo parar. Cada vez se sentía más y más que estaba torturando a mis aliados en vez de alimentarlos.
“Mmm. Ustedes los débiles no me dejan opción. Iré a preparar un poco más mientras descansan,” decidí. Glass jadeó con fuerza ante mis palabras.
“No tenía idea que era posible matar a las personas sin veneno, solo usando la comida,” exclamó ella.
“¡Por favor no lo digas como si yo fuera alguna clase de asesino serial!” respondí, incapaz de contenerme.
Había una razón por la cual yo estaba preparando tantos platillos. De hecho, era una razón bastante larga y complicada. Pero si tuviera que resumir el asunto… después de que derrotamos a Takt, un herido y débil Ethnobalt había llegado desde el mundo de Kizuna, buscando nuestra ayuda. Tres de los héroes sagrados del mundo de Kizuna habían sido asesinados. Kizuna sobrevivió. Sus aliados restantes estaban en una situación bastante complicada.
Durante el incidente de Takt, la katana de Raphtalia la envió al mundo de Kizuna. Así que, para venir a rescatarla, yo había cruzado hacia este mundo con un grupo que incluía a Itsuki y algunos otros de mis compañeros.
Después de eso, terminamos envueltos en un conflicto con el Héroe del Instrumento Musical, Miyaji, quien era parte de la vanguardia de las olas. Lo enfrentamos a él, Bruja, al antiguo compañero de grupo de Itsuki, Armadura, y a los enemigos jurados de S’yne de su mundo en una gran batalla. Para empeorar las cosas, las armas sagradas del mundo de Kizuna habían sido capturadas, y nuestros enemigos tenían acceso a un poder misterioso que sellaba las armas sagradas de nuestro mundo—mi escudo y el arco de Itsuki—como también nuestra magia.
Dentro de estas circunstancias desesperadas, el espejo de las armas vasallas me concedió su poder y me convertí en el Héroe del Espejo. Al final fui capaz de usar ese poder para derrotar a Miyaji y además rescatar con éxito a Kizuna. Itsuki incluso fue escogido por el instrumento de las armas vasallas después de ser liberado de Miyaji.
No obstante, no todo eran buenas noticias. Fracasamos a la hora de capturar a Bruja, Armadura, y la hermana mayor de S’yne, quien había estado dentro de las fuerzas del mundo de S’yne. También estaba el problema de que tres de las cuatro armas sagradas del mundo de Kizuna todavía estaban siendo retenidas por el enemigo.
Claramente tendríamos más batallas en el futuro. Resultó que el espejo de las armas vasallas tenía la habilidad de incrementar las estadísticas a través de la comida, usando un tipo de experiencia diferente. Así que, en preparación para estas batallas, había estado alimentando a todos con tanta comida como fuera posible. Ellos tenían que entender la razón—solo comer cualquier comida era suficiente para ganar experiencia, pero la comida que yo cocinaba era la más eficiente. El solo hecho de comer podía proporcionar cosas como un bono permanente de +1 a la magia. Tenía mucho sentido que yo les estuviera dando de comer como pavos de primera.
“¿Por qué no pasamos al asunto principal del día?” sugirió Glass con una expresión bastante seria en su rostro mientras se sentaba a la mesa. Me habían informado que el tratamiento que estaba recibiendo Kizuna—quien había sido convertida en piedra—iba a finalizar ya sea hoy o mañana, así que tal vez de eso era de lo que Glass quería hablar.
“¿Hablas de cómo es imposible comer toda la comida del Niño de forma eficiente sin que nuestros estómagos estallen como globos?” comentó L’Arc. No estaba seguro de si L’Arc estaba tratando de hacer una broma o no.
“¿De qué estás hablando?” lo regañé. Esto venía de un sujeto que había recibido una paliza por un enemigo parte de la vanguardia de las olas, Bruja, y los enemigos jurados de S’yne. ¡Él había estado contra las cuerdas antes de que apareciéramos para salvarle el pellejo! Claramente había problemas más importantes con los cuales lidiar antes que—
“Él tiene razón,” declaró inexpresivamente Glass. “A este paso vamos a terminar en la ya mencionada situación del globo explotando o ser tan obesos que seremos inútiles en batalla. Ambas cosas son un precio demasiado grande a pagar por algo más de fuerza.” Casi todos asintieron ante la declaración de Glass.
“¿De qué demonios se están quejando todos?” pregunté.
“Naofumi-sama, usted puede pensar que es una broma, pero para el resto de nosotros, este es un problema bastante serio,” dijo Raphtalia. Incluso ella estaba del lado de Glass en este asunto.
“Es exactamente por eso que estoy tocando mi música de apoyo, para aliviar sus abultados estómagos—” comenzó a decir Itsuki.
“Ya hemos escuchado suficiente de ti, Héroe del Instrumento Musical. ¡Ya sabemos de qué lado estás! ¡No es de eso de lo que estamos hablando aquí!” El tono agudo de L’Arc impactó profundamente a Itsuki. Yo sacudí mi cabeza, preguntándome si realmente valía la pena pensar tanto en esto.
Después de todo… todos aquellos cercanos a Kizuna tenían este lado, habían sido influenciados—envenenados podría ser un mejor término—por su lado cabeza hueca. Desearía que fueran solo un poco más codiciosos—literalmente—acerca de volverse más fuertes sin debatir tanto el método.
“Las recetas dentro del arma también muestran cuánta experiencia proporcionan. Vamos a buscar las mejores recetas para que las prepare Naofumi. Si es posible… aquellas que permitan ganar una gran cantidad de experiencia con el menor volumen de comida posible,” continuó Glass.
“Apuesto a que esas recetas requerirán ingredientes más raros. La experiencia es energía para un Espíritu, ¿cierto?” le pregunté. Incluso había escuchado que se desperdiciaría si demasiada era obtenida.
“Naofumi, este fortalecimiento a través de la comida también se aplica a los Espíritus. La experiencia es proporcionada en un formato diferente del usual,” explicó Glass. Eso era interesante—significaba que Glass tenía mucho que ganar de este método de incremento de poder.
“Estoy con Glass en esto,” dijo L’Arc.
“¡Maestro, quiero más!” gritó Filo.
“¡Ya voy!” Fui a rellenar los platos de aquellos que estaban felices de seguir comiendo. “Tal vez deba cocinar algo con un efecto que expanda el estómago.”
“Naofumi-sama, no necesitamos que siga opinando sobre este asunto. Por favor solo disfrute su trabajo de chef personal de Filo, S’yne, y las hermanas ballena asesina hasta que nosotros terminemos nuestra discusión,” me dijo Raphtalia. Sonaba a que yo de todas formas iba a terminar cocinando. Di un paso al costado y observé su discusión. El asunto en cuestión era absolutamente ridículo, pero todos estaban completamente serios.
Basándome en cómo terminaban normalmente estas cosas, era altamente probable que los platillos con ingredientes cuidadosamente seleccionados, o que tenían una preparación más prolongada, ofrecerían mejores efectos. Si ellos no querían comer como cerdos, la única opción era incrementar la calidad de cada platillo. Aunque eso sonaba como una verdadera molestia. Me facilitaría mucho la vida si todos fueran como Filo y solo comieran lo que ponían en frente suyo.
“¡Maestro! ¡Me siento llena de energía, aunque no estoy exactamente segura de por qué!” gritó Filo.
“Creo tener una idea,” respondí. Sin muchas opciones, caminé para sentarme junto a Filo y las demás comiendo. El grupo de glotonas estaba devorando todo de una forma sorprendente. Casi se sentía bien observarlas en ello. Seguro, era una molestia preparar la comida, pero no me sentía tan mal cuando estaba siendo disfrutada con ganas.
Por supuesto, no todos podían comer como ellas, pero también era verdad que necesitábamos que todos comieran tanto como fuera posible para conseguir los incrementos de poder. Tal vez sí era importante el asunto de cómo proceder.
Yo también tendría que pensarlo un poco.
“Esta vez no voy a perder. Es por eso que—” S’yne había sido vapuleada por su hermana mayor y no se veía muy feliz por eso—ella no había hecho más que comer desde entonces. Volverse más fuerte solo comiendo a mí me sonaba como un muy buen trato. Un enfoque extremadamente fácil. Dicho eso, también era un poco preocupante solo incrementar las especificaciones y que después no pudiéramos hacer nada con ellas al comienzo de la batalla real. Algo de entrenamiento de seguro proporcionaría beneficios adicionales sobre solo comer.
“Tengo que decirlo… ustedes hermanas ballena asesina pueden comer bastante,” dije. No al grado de Filo, pero estaban manteniendo un ritmo constante. Muchos de los otros aldeanos eran devoradores voraces, pero estas cuatro no se quedaban atrás.
“Vaya. Pequeño Naofumi, ¿no te gustan las mujeres que comen demasiado?” preguntó Sadina.
“¿Qué? ¿De verdad?” intervino Shildina.
“No mucho,” respondí. No pensaba mucho en ese tipo de cosas. Comer mucho era prueba de una buena salud—pero comer demasiado podía dañarla. Esa era la razón principal de que se estuviera efectuando esta reunión de grupo.
“Debo decirlo, pequeño Naofumi, siento que tu comida ha ayudado mucho a suavizar mi piel y darle brillo a mi cabello,” declaró Sadina. La miré detenidamente—y de verdad se veía más brillante de lo normal.
“Definitivamente eres más suave y brillante en tu forma de teriántropo,” comenté.
Después de todo, ella era una criatura marina—una maldita ballena asesina.
“Tus pechos también han crecido,” mencionó Shildina. Ante ese comentario, sentí varios ojos mirando hacia nosotros. Me di la vuelta para ver a Glass y Raphtalia mirando en nuestra dirección. Toda la situación se estaba comenzando a sentir como salida de un manga de comedia romántica—casi esperaba que las chicas comenzaran a comparar sus tamaños de pecho, siendo la ganadora la que tenga la talla más grande. No es como si tal cosa fuera a pasar en la vida real.
“Pequeño Naofumi, ¿qué piensas de los pechos? Si te da vergüenza decirlo, acércate y susúrralo en mi oído,” dijo Sadina.
“¿Disculpa?” respondí con algo de hostilidad.
“Hablo de mis pechos,” continuó ella, empujándolos hacia el frente casi como con la intención de dejarme tocarlos. Pude haber despertado un poco después de todo el incidente con Atla, pero eso no significaba que ahora me gustara hablar de estas cosas.
“No pienso nada en particular. Si tienes tiempo para preocuparte por el tamaño de tus pechos, gasta algo de ese tiempo obteniendo algo más práctico—algo de músculos para la batalla,” le dije. De todas formas, los pechos no eran algo que alguien pudiera controlar. Era inútil compararlos. Si los grandes proporcionaran algo de ventaja en batalla, genial, pero nunca había escuchado de ello. No importaba lo que los hombres pensaran de ellos. Lo importante era que tuvieran alguna clase de aplicación práctica.
Entonces, por alguna razón, Raphtalia suspiró.
“Si me permites decirlo, no creo que debas preocuparte mucho en ese aspecto, Raphtalia- san,” intervino L’Arc.
“Ese no es el problema aquí… Ah, olvídalo,” respondió ella.
“Kizuna tenía una particular obsesión con el tamaño de los pechos,” mencionó Glass. “Debería compartir esta información con ella tan pronto como sea posible.” Esta reunión estaba comenzando a salirse de curso. Si seguían así, ellos nunca iban a resolver esta crisis de comida.
“Esos tipos de allá están tratando de resolver problemas como engordar o comer demasiado, pero ¿qué hay de ti, S’yne? ¿Hermanas ballena asesina? ¿Les preocupa el asunto?” les pregunté. Por supuesto, Filo no tenía de qué preocuparse—y ya sea siendo una filorial o un hada cantora, ella estaría bien incluso si engordaba un poco. Es decir, ella podía cambiar de un avestruz gorda a una de esas aves amarillas de ese juego de fantasía sin fin. Ella incluso podría ganar algo de peso para mantener su apariencia esponjosa.
“¡Ah! ¡Maestro, está pensando algo grosero acerca de mí!” gritó Filo.
“Entonces adelante. Filo, ¿te preocupa el asunto? Como… ¿qué podría pasar si engordas?” le pregunté directamente.
“¿Eh?” ella respondió de una forma muy a lo Filo. Por lo que podía ver, en su forma de monstruo Filo era todo músculo, casi sin grasa—y aun así ella era la glotona más grande de la aldea. Ella corría mucho, así que siempre estaba quemando energía. “No estoy segura de a qué se refiere,” continuó ella.
“Yo tampoco. Nunca he sido gorda, así que no podría decirlo,” agregó Sadina.
“Lo mismo aquí,” dijo Shildina.
“Yo tampoco—” logró decir S’yne. Parecía ser que ninguna de mis devoradoras de comida profesionales se había preocupado alguna vez de su peso. En cuanto a S’yne, no podía comentar respecto a su caso, pero el hábitat natural de las hermanas ballena asesina era el océano, así que sus cuerpos muy probablemente eran solo músculo. Y de seguro también quemaban muchas calorías nadando en al agua fría. Estaba seguro de que algunas mujeres estarían muy celosas de escuchar todo esto—pero esas dos también se veían naturalmente muy anchas cuando estaban en sus formas de teriántropo o bestia.
“Cuando envejezcan, estoy seguro de que todas terminarán gordas y deformadas,” dije. Las mujeres frecuentemente se preocupaban acerca de cómo lo que hacían en el presente impactaría su apariencia en el futuro. Entonces noté que Sadina estaba cerrando un ojo hacia Raphtalia por alguna razón.
“Pequeño Naofumi, ¿ya no me querrías si engordo…? ¿Qué hay de la pequeña Raphtalia?” preguntó Sadina.
“Mmm… No puedo imaginar a ninguna de ustedes siendo obesa,” respondí. Había visto fotos de la madre de Raphtalia, y ella había estado—si tuviera que decirlo—del lado robusto. Actualmente Raphtalia se parecía a su padre, pero no había razón por la que en un futuro no pudiera parecerse a su madre. “Es mejor que estar en los huesos,” logré decir finalmente. En la universidad había visto a algunas mujeres con apariencia de esqueleto, chicas con el objetivo de ser lo más delgadas posible. Sabía que a algunas personas les gustaba eso, pero ciertamente yo no era una de ellas.
Estaba comenzando a sentir que tal vez la apariencia física no me molestaba en lo absoluto. Cuando se trataba del romance… no tenía ganas de tener una relación seria con nadie—incluso con aquellas que sentía alguna clase de amor, como Filo y Melty. Cuando estaba en Japón, yo era algo así como un conocedor de esas del tipo lolita de dos dimensiones, pero tocar a una lolita en la realidad estaba fuera de discusión. Por un momento traté de pensar en Atla de una forma sexual, pero no pude. La apariencia joven de Raphtalia también me molestaba. Mentalmente hablando, podría haber algo… pero todos los jóvenes, con excepción de Raphtalia y Atla, definitivamente estaban fuera del asunto.
Regresé de golpe a la realidad, preguntándome qué estaba pensando. De verdad necesitaba cambiar el asunto.
“De hecho, creo que grande y abultado podría ser mejor. Como Raph-chan,” dije.
“¿Rafu?” preguntó la lindura. Raphtalia se deprimió, como si toda su energía hubiera
sido absorbida.
“Tal parece que todavía falta un tiempo antes de que de verdad comprendas la mente femenina,” dijo tristemente Sadina.
“En efecto. El dulce Naofumi necesita pensar un poco en lo que le gusta,” estuvo de acuerdo Shildina. Yo estaba sacudiendo mi cabeza por esa respuesta completamente molesta cuando vi a S’yne asentir a sus comentarios. ¡Como si me importara comprender la mente femenina!
“Si de verdad no quieren terminar gordas, quizás pueda usar algunos ingredientes bajos en calorías,” dije, tratando de alcanzar un acuerdo. En este mundo de fantasía, aparentemente había ingredientes mágicos que te permitían perder peso si te los comías. Seguro, también eran bastante raros, pero los necesitaríamos para solucionar el problema con el peso. También había recetas para platillos que mejoraban el metabolismo. En otras palabras, estos problemas que estábamos discutiendo ya habían sido tomados en cuenta.
“Entonces esa es la conclusión a la que hemos llegado, ¿cierto?” dijo L’Arc, con un tono acusador en su voz.
“¡No voy a permitir que huyan de la comida solo porque va a hacerlos engordar!” respondí, un poco efusivamente. Las cabezas de cada integrante del grupo de la conferencia cayeron desanimadamente con una sincronización sorprendente.
Al final, llegamos a la conclusión de que deberíamos consumir comida de forma tan eficiente como fuera posible sin exagerar. Personalmente, quería que todos se volvieran lo más poderosos posible. Uno de los aspectos más maravillosos de este método de incremento de poder era que tenía efecto sobre todos los aliados, no solo los otros héroes. Eso significaba un incremento general a la fuerza de todas nuestras tropas. No había razón para no saltar de la felicidad ante tal oportunidad. Además, gracias a mi investigación de las recetas ahora podía poner muchas cosas en práctica, incluyendo cosas como agregar hierbas medicinales a los platillos. Definitivamente valía la pena intentar recetas que no estaban en el libro de recetas del arma.
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