Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 13

Capítulo 4: Escudo del Rey Bestia

 

 

“Esta parece más una de las habitaciones de la familia real que una habitación de huéspedes,” murmuré.

Werner nos había traído a una habitación enorme preparada únicamente para mí. Estaba en el último piso del castillo y tenía una terraza con una vista increíble.

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Tuve la impresión de que la habitación que había sido preparada para Raphtalia y los demás era algo así como una habitación de espera destinada a los sirvientes—permitiéndoles venir corriendo rápidamente cuando un miembro de la familia real los llamaba. En la habitación no había nada más que una cama, como si solo estuviera para siestas o algo así. Supuestamente había otras habitaciones disponibles, pero todas estaban ubicadas más lejos.

“Sí… Eso parece,” respondió Raphtalia en un susurro.

Ella estaba revisando cuidadosamente el interior de la habitación.

“De seguro en esta habitación pueden dormir varias personas,” dije.

“Me temo que no puedo permitir eso. Espero que sus compañeros entiendan,” respondió Werner.

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Él había adoptado una actitud de humildad que le hacía difícil a cualquiera discutir.

“Lo entendemos, pero…” murmuró Raphtalia.

“¡Mientras podamos quedarnos en la habitación adyacente, no es ningún problema!” exclamó Atla.

“¡Atla!” grité.

“¡Las camas se ven taaaan suaves! ¿Ah? ¿No me puedo recostar?” preguntó Filo.

Ella había tratado de subirse a la cama, pero una mujer que se veía como una sirvienta la había detenido. La atmósfera en la habitación se puso realmente tensa. Después de todo, parecía que Siltvelt iba a ser un verdadero dolor de cabeza.

“Ahora bien, permítanme llevar al resto de ustedes hacia su habitación. Por favor síganme,” dijo Werner.

Traté de ir con ellos, pero fui detenido por una de las sirvientas.

“Héroe del Escudo, por favor quédese aquí y descanse. En poco tiempo usted tendrá una audiencia con el liderazgo. Luego de eso tendremos una fiesta nocturna, seguida de su baño, y luego será la hora de dormir,” dijo la sirvienta.

“Bien, ¿y cuándo consigo algo de tiempo libre?” pregunté.

“Usted siempre tiene libertad de actuar bajo su propia discreción,” respondió la sirvienta.

“En ese caso, la audiencia puede esperar. Necesito hablar con mis compañeros,” dije.

“Me temo que eso sería problemático. Su paciencia es apreciada,” respondió la sirvienta.

¿¡Dónde demonios estaba la libertad en eso!? Comencé a enojarme y Raphtalia puso una mirada inquieta en su rostro.

“Naofumi-sama, por favor sea paciente. Enojarse ahora no resolverá nada,” dijo ella.

“¡No, si ellos han enojado a Naofumi-sama, entonces nosotros deberíamos castigarlos!” gritó Atla.

Su respuesta excesivamente extrema ayudó a que mi ira menguara un poco. ¿Cuál era el problema de esa pequeña tirana? Yo estaba completamente consciente de que actuaba como un dictador, pero al menos no era un tirano… aún.

Necesitaba tranquilizarme. Era verdad que comprometerse un poco ahora sería mejor si quería que después las negociaciones fueran sin problemas.

“Bien. Después de todo, es solo por hoy. Pero…” dije antes de volverme hacia Raph-chan y hacerle señas para que se acercara.

“¿Rafu?”

Raph-chan vino hacia mí y yo la levanté en mis brazos.

“Demando que permitan a Raph-chan quedarse conmigo. Ella es mi amada mascota,” anuncié.

“E-entendido,” dijo la sirvienta.

Las sirvientas de Siltvelt se miraron entre ellas y parecían pensar que estaría bien si era una mascota. Yo caminé hacia la cama de mala gana y me despedí de Raphtalia y los demás.

“¡Raafuuu!”

“Raph-chan, tú sabes qué hacer si algo pasa,” dijo Raphtalia.

“¡Rafu! ¡Rafu, rafu!”

Raph-chan se paró en sus patas traseras y golpeó su pecho con su mano, como diciendo, “¡Déjamelo a mí!” Aww, ella era tan linda. Pero al igual que como Raph-chan estaba conectada a mí, ella también tenía alguna clase de conexión mágica con Raphtalia que le permitía enviar una señal de alerta. Ella probablemente podría actuar como una alarma si algo pasaba.

“Muy bien…” dijo Raphtalia.

“Esperaré en la habitación adyacente,” proclamó Atla.

“Entiendo cómo te sientes, pero ellos primero van a llevarnos a las habitaciones de huéspedes,” respondió Raphtalia.

“¡Vamos, Atla! ¡En marcha! Nuestra amabilidad no debe desperdiciarse con este tipo. Él está en un nivel completamente diferente,” se burló Fohl.

“¡Pero, Naofumi-sama!” me llamó Atla.

Fohl claramente estaba haciendo su mejor esfuerzo para ser sarcástico. Él agarró a Atla y la arrastró con él. Ese pequeño bastardo. Había comenzado a sentirme mal por Fohl, pero esa actitud era cruzar una línea.

“Muy bien, pequeño Naofumi, pasaré más tarde para decir hola, ¿bien?” dijo Sadina.

“Claro,” respondí.

Yo todavía me sentía un poco nervioso al respecto, pero simplemente vi irse a Raphtalia y a los demás.

***

 

 

“¡Rafuuu!”

Yo estaba de pie en la terraza y disfrutando ver a Raph-chan explorando la habitación. Miré hacia la ciudad del castillo debajo. El sol había comenzado su declive hacia el horizonte, pero todavía no estaba exactamente en el punto de lo que habríamos llamado atardecer.

En nuestro camino había notado que el paisaje de Siltvelt era mucho más amplio del que estaba acostumbrado a ver en Melromarc, pero era incluso más aparente cuando se veían las cosas desde arriba. También había muchas variaciones en los edificios de los semi-humanos. Algunos eran enormes, y otros eran pequeños. Desde arriba la hacían una vista interesante. Y con una mezcla de semi-humanos y teriántropos, había mucha diversidad dentro de los residentes. En total probablemente había bastantes razas.

Eso también iba para los edificios. Siltvelt era una verdadera mezcolanza de personas y culturas cuando se comparaba a Melromarc.

“¿Rafu?”

“¿Hm? Raph-chan, ¿qué pasa?” pregunté.

Raph-chan tenía sus ojos fijos en un escudo que colgaba decorativamente arriba de la chimenea. Había supuesto que era alguna clase de utilería ceremonial. Tenía un diseño realmente extravagante, pero también se veía un poco golpeado en varios lugares. Era difícil de describir. La cubierta claramente había sido fabricada usando un buen número de pieles curtidas diferentes.

Me pregunto si debería intentar usar el copiado de armas en él. Lo removí de la pared y lo sostuve en mi mano.

 


Sistema de copiado de armas activado.

Escudo del Rey Bestia: condiciones reunidas.

 

Escudo del Rey Bestia 0/80 C

Habilidades bloqueadas: bono de equipo: incremento de habilidades de teriántropos (grande), incremento de habilidades de semi-humanos (grande), habilidades “Apoyo de Transformación en Bestia” y “Reforma Territorial”.

Efecto especial de equipo: poder de la devoción.


 

¡Vaya! ¡Así que no era solo un adorno! Conque Escudo del Rey Bestia. ¿Eso significaba que el Héroe del Escudo era el rey de las bestias? Imágenes de Filoriales, dragones, y Raph-chan aparecieron en mi mente. Realmente no estaba seguro de cómo sentirme al respecto.

“¿Rafu?”

Debí haber hecho una cara extraña, ya que Raph-chan me miró con una expresión de preocupación. Sonreí para hacerle saber que no había nada de qué preocuparse y revisé la descripción del escudo una vez más.

“¿Apoyo de Transformación en Bestia?”

Traté de probar la habilidad, pero solo me dio un mensaje diciendo que no podía ser usada. Quizás primero ciertas condiciones debían ser cumplidas o algo así. Tenía una buena idea de lo que eran los bonos de “incremento de habilidad”. Intenté revisar las estadísticas. Eso era extraño. Los valores parecían inestables. Seguían cambiando cada vez que los miraba. No podía decir si eran altos o bajos. Qué escudo tan extraño.

Como sea, parecía una buena idea comenzar a desbloquear las habilidades. Este país adoraba al Héroe del Escudo, así que la tienda de armas también probablemente estaba llena de escudos que nunca había visto. Había una probabilidad de que pudiera incrementar mis estadísticas o conseguir algunas habilidades nuevas, así que supuse que quizás después debería ir a darle un vistazo.

“Me pregunto qué es “Reforma Territorial”.”

También intenté probarla, pero solo apareció un mapa en mi ventana de estado y no tenía idea de lo que supuestamente hacía. Mi territorio en Melromarc parecía estar destacado en el mapa, pero me dijo que estaba fuera de rango cuando traté de seleccionarlo. Supongo que lo intentaría de nuevo luego de que haya regresado a la aldea.

“Me pregunto si tengo permitido dar una vuelta por el castillo.”

Sabía que yo era un invitado y que supuestamente debía sentirme en casa, pero quizás había cosas que ellos no querían que nadie viera. Después de todo, había lugares como ese en el castillo de Melromarc. Incluso yo tenía suficiente sentido común como para no estar husmeando en el castillo de alguien más.

Pero en los RPGs, siempre había cosas como cofres en los castillos, así que no podía evitar preguntarme si también encontraría alguno aquí. Incluso si no podía quedarme las cosas, sería genial si me encontraba con un escudo. Todo lo que tenía que hacer era copiarlo y podría terminar un poco más fuerte.

Cuando pensaba en serio al respecto, puede haber otros países que le presentarían a Ren o a Itsuki oportunidades similares. Si luego teníamos algo de tiempo libre, quizás haría que ellos fueran a buscar países que adoraban solo a la espada o al arco y hacer que se infiltren. No sería justo si yo era el único que tenía una oportunidad como esta.

“Héroe del Escudo, el liderazgo de Siltvelt se ha reunido y está listo para recibirlo,” dijo la sirvienta.

“Muy bien, ya voy,” respondí.

Supongo que era la hora de ponerme a trabajar.

“¡Rafu!”

Abracé a Raph-chan en mis brazos y seguí a la sirvienta por el pasillo.

***

 

 

Fui llevado a lo que parecía ser una sala de conferencias con una mesa redonda. Era mucho más grande que cualquiera de las salas de conferencias que había visto en Melromarc. Ese fue el primer pensamiento que cruzó mi mente, pero cuando vi a los miembros del liderazgo, entendí por qué.

Los semi-humanos no estaban tan mal. Aún eran grandes, pero nada descabellado. Aunque algunos de los teriántropos eran simplemente enormes. Cuando realmente pensaba al respecto, supongo que Sadina también era bastante grande cuando ella estaba en su forma de teriántropo.

“¡El Héroe del Escudo ha llegado!”

Todos se pusieron de pie, y tan pronto como yo entré a la habitación todos ellos se inclinaron y comenzaron a rezarme. Ugh… Hablando de algo incómodo.

“¡Rafu!”

Inconscientemente había apretado mi agarré de Raph-chan un poco demasiado.

“Estamos realmente encantados de que usted finalmente haya regresado a su casa, Siltvelt,” dijo uno de los miembros quien hoy parecía ser el presidente.

“¿“Regresado a casa”? Yo no vivo aquí, saben,” respondí.

“Por supuesto que no. Pero el Héroe del Escudo es el héroe de Siltvelt. Incluso si usted fue invocado por otro país, su tiempo en el extranjero no es más que una expedición temporal,” explicó el presidente.

Ah, así que básicamente, desde un principio el Héroe del Escudo pertenecía a Siltvelt. Entonces en sus ojos simplemente había estado visitando otro país. Habría estado mintiendo si dijera que no estaba ya enojado. ¡De seguro era genial ser capaz de dejarle toda la política y las formalidades molestas como esta a la reina y a Melty en Melromarc!

“Ahora bien, comencemos con una ronda de auto-presentaciones. Héroe del Escudo, ¿eso le complacería?” preguntó el presidente.

“¿Podemos continuar con la discusión si digo que no?” respondí.

El presidente parecía estar sin palabras.

“¡M-mis más sinceras disculpas! ¡Por favor no esté enojado!” suplicó él.

Demonios, ¿él realmente iba a actuar como si un simple comentario mío fuera a sellar el fin de su vida? Dejé salir un suspiro largo y pesado.

“No estoy enojado. Solo apresúrate y continúa,” dije.

“¡Como desee!” gritó él.

Él de nuevo hizo una reverencia hacia mí. Todo esto era demasiado formal. Ya me estaba enojando. Quería apresurarme y hablar con Raphtalia y los demás. Bueno, quería escapar de este lugar.

“Permítame…”

Ellos comenzaron a presentarse, uno por uno. En total conté diez de ellos. Realmente había esperado que hubiera más de ellos. Quizás estos solo eran los representantes de alto rango.

Todos eran semi-humanos y teriántropos, así que había un león y toda clase de otras bestias. Uno de los teriántropos se veía como un mamut. El sujeto era absolutamente enorme, así que tenía sentido que la sala también fuera grande. Cada vez que miraba a alguno de ellos, ellos pondrían una mirada de vergüenza en sus caras y apartarían sus ojos. Creo que ellos deben haberlo malentendido.

“¿Y ahora qué? Es decir, es genial tener una audiencia y todo, ¿pero vamos a discutir algo? Vine a este país por una razón, ¿así que debería simplemente explicar cuál es la razón?” pregunté.

“No, discutiremos eso en una fecha posterior. Primero, Héroe del Escudo, nos gustaría oír un informe de sus actividades en Melromarc de su propia boca,” respondió el presidente.

¿A quién le importaba eso? ¡Los rumores ya eran más que suficiente! Bueno, así es como me sentía, pero supongo que escucharlo directamente de mí puede haber tenido alguna clase de significado especial para ellos. Algo así.

“Luego de eso, nos gustaría darle una demostración de la fuerza de nuestros soldados y luego que usted conozca mejor el pasado, presente, y futuro de nuestro país,” continuó el presidente.

“¡Ah, por favor! Desperdicien el tiempo de alguien más con esas cosas,” dije.

“Pero, Héroe del Escudo, usted debe estar preparado para las olas venideras. Sería problemático si no lo familiarizáramos con tales asuntos,” respondió el presidente.

“Oh…”

Normalmente yo habría estado a cargo de toda esta región. Gracias a que la reina jaló algunos hilos, me había librado solo teniendo que lidiar con mi pequeño territorio en Melromarc. Y las olas solo se habían detenido temporalmente debido al incidente de la Tortuga Espíritu. Pero, aun así, ¿no Siltvelt ya tenía otro héroe? ¿No ellos tenían su propio héroe de las siete estrellas?

“Por cierto, ¿dónde está el otro héroe que protege este país?” pregunté.

Todos ellos rápidamente apartaron la mirada cuando pregunté. ¿Por qué apartarían la mirada? Ellos sabían que yo había pedido que el héroe de las siete estrellas fuera a Melromarc,
¿cierto? Sin mencionar que yo había hecho una petición por medio de la reina y le había pedido que comunicara explícitamente el hecho de que había un grupo de personas ahí afuera que estaba tratando de matar a los héroes.

“La cosa es que, el héroe de las siete estrellas que protege Siltvelt es bastante devoto a su entrenamiento. Sus apariciones tienden a estar limitadas a los momentos en donde su ayuda es requerida,” respondió el presidente.

Si los héroes se reunieran para compartir e implementar todos los métodos de incremento de poder, se volverían mucho más fuertes casi de forma instantánea. Qué molestia. Por otro lado, si cualquiera de los héroes de las siete estrellas era un bueno para nada como los héroes en el mundo de Kizuna, decirles los métodos de incremento de poder sería un suicidio. Tendría que determinar primero si podía confiar en ellos o no. Después de todo, ya habíamos tenido unos asesinos mata-héroes en nuestras manos.

“Como sea. Quiero que busquen en cada rincón. Encuéntrenlo y tráiganlo aquí. Incluso si solo consideramos lo que viene, su presencia es necesaria,” dije.

“¡Como desee!” respondió el presidente.

Cielos…

“Quiero que él venga a verme antes de que aparezca el Fénix,” agregué.

Tenía la sensación de que había un millón de otras cosas que necesitaban ser atendidas, pero decidí simplemente continuar.

“Todos ustedes saben por qué vine a Siltvelt, ¿cierto?” pregunté.

“Umm…”

“Actualmente estamos en proceso de verificar esa información.”

“¡Siltvelt no debe escatimar esfuerzos en celebrar el regreso glorioso del Héroe del Escudo!”

Todos respondieron a la vez con respuestas completamente diferentes. ¿¡Y qué demonios pasaba con esa última!? ¿Acaso ese sujeto siquiera escuchó lo que había pedido?

Unos aplausos estridentes resonaron. El teriántropo con forma de león había aplaudido para llamar la atención de los demás.

“¡Todos! ¡La palabra del Héroe del Escudo es ley! Como ciudadanos de Siltvelt, nosotros debemos priorizar sus deseos por sobre todo lo demás, ¿no es así?” rugió el león.

Todos rugieron en señal de acuerdo. ¡Genial! Este sujeto león realmente parecía entender cómo deberían ser las cosas.

“¡El Héroe del Escudo desea dejar nuestro país al instante y actuar por el bien del mundo! ¡Esta es una señal de sus intenciones como héroe de hacer el mundo un lugar mejor! Por lo tanto, el deber de Siltvelt es eliminar la guerra de este mundo, ¿¡no es así!?” continuó él.

“Umm, ¿qué se supone que significa eso?” intervine.

¡Él estaba retorciendo completamente mis palabras!

“Quién dijo—”

“¡Para hacer eso, debemos expandir nuestras operaciones militares! ¡Debemos adquirir una nueva fuerza con la ayuda del Héroe del Escudo y formar un ejército invencible! Esta es nuestra tarea inmediata, ¿¡no lo creen!? ¡Tal como los residentes del territorio del Héroe del Escudo han estado haciendo!” continuó rugiendo el león, ahogando completamente mi intento de objetar.

Todos aplaudieron en acuerdo.

“¡Oigan! ¡Dejen de ignorarme!” grité.

“¿Rafu?”

Raph-chan cubrió sus orejas en un intento de disminuir la cacofonía de aplausos y gritos.

“¡Héroe del Escudo! ¡Nosotros, las personas de Siltvelt, esperaremos con ansias recibir su bendición!” rugió el león.

¿Me estaba pidiendo que los convirtiera en mis esclavos? Era eso o él quería que yo formara un grupo y que lo use para organizar y liderar un ejército.

“Ahora bien, debemos reunirnos en una nueva reunión para refinar los detalles del plan del Héroe del Escudo. ¡Vamos, debemos ir rápidamente hacia la siguiente reunión!” continuó el león.

“¿Ah? Quién dijo—”

Antes de que pudiera terminar de hablar, el león le pidió a un asistente que me sacara de la sala. ¡Mierda! ¡Estos bastardos tenían cero intenciones de escuchar cualquier cosa que yo dijera! ¡Maldita sea! ¡No había forma de que me fuera!

“¡Por supuesto! ¡No podemos esperar que el Héroe del Escudo se vaya! ¡Nosotros somos quienes deberían irse a otro lugar para continuar su discusión! Ahora nos marchamos respetuosamente,” dijo el león.

Cuando ellos comprendieron que no iban a ser capaces de echarme, todos se pusieron de pie de la mesa redonda y comenzaron a dejar la habitación. Casi parecía que estaban huyendo por sus vidas.

“¡Oigan!” grité.

“¡Pronto nos encontraremos de nuevo!”

La puerta se cerró de golpe, y solo quedamos yo y la sirvienta que me había traído. Mierda. Supongo que ellos iban a ser sorpresivamente descarados en sus intentos de controlarme. Me pregunto si solo debería cerrar la boca y huir del país. Pero si hacía eso, no había forma de que nos ayudaran a llegar a Q´ten Lo.

Había esperado que hubiera semi-humanos o teriántropos con la forma de las cuatro bestias sagradas en una reunión de los altos mandos, pero no había visto a nadie así. Era como si todos estuvieran haciendo su mejor esfuerzo para asegurarse de que yo no dijera que solo quería que mi asunto fuera resuelto y dejar Siltvelt tan pronto como sea posible. Así que ellos comenzaron a hablar por sobre mí y luego simplemente huyeron a otro lugar.

No podía ponerse más molesto que esto. Me pregunto si solo debería ignorar completamente todo esto y forzar mis demandas en ellos. Por otro lado, estoy seguro de que ellos elegirían interpretar todo el asunto en una forma que solo causaría problemas diplomáticos para Melromarc. Entonces solo forzaría mis demandas en ellos en una forma que no atrajera atención.

Estaba perdido en mis pensamientos cuando comprendí que afuera ya estaba anocheciendo. Recordé que ellos habían mencionado que habría una fiesta esa noche para celebrar mi “regreso”. Me pregunto si sería capaz de hablar con Raphtalia y los demás ahí.

“¿Qué están haciendo Raphtalia y los demás?” le pregunté a Raph-chan.

“¿Rafu?”

Ella comenzó a gesticular con sus manos en un intento de responder mi pregunta.

“Umm… ¿Habitación pequeña? ¿Entrenamiento? ¿No? ¿Discusión? ¿Yo? ¿Libro?” adiviné la respuesta.

No podía evitar sonreír por la forma en la que Raph-chan estaba apuntando a diferentes cosas alrededor de la sala y posando de ciertas formas.

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“Así que, si lo pongo todo junto, ellos están en una habitación hablando acerca de episodios que me involucran. ¿Es eso?” pregunté.

“¡Rafu!”

Raph-chan asintió emocionadamente. Adiviné. Así que ellos no habían sido traídos a esta área del castillo.

“¡Rafuu!”

Luego de eso, Raph-chan comenzó a pretender que ella estaba comiendo. Ah, eso debe haber significado que ellos habían ido al salón donde la fiesta estaba siendo realizada.

“Héroe del Escudo, los preparativos para la fiesta de esta noche han sido completados. Su presencia es requerida,” dijo la sirvienta.

“Muy bien.”

“Antes de que asista, debemos vestirlo con el atuendo apropiado. Por favor perdone nuestro atrevimiento.”

De pronto varias sirvientas me rodearon y comenzaron a agarrarme en un intento de cambiar mi ropa por mí.

“¡Yo mismo puedo cambiarme mi propia ropa! ¡Soy un héroe, no un noble! ¡Al menos déjenme cambiarme mi propia ropa!” grité.

“¡C-como desee! ¡Por favor perdónenos!”

Suspiré.

“No es como si estuviera enojado o ustedes me desagraden,” dije.

Cielos… Aquí era solo un dolor de cabeza tras otro. Me pregunto si Motoyasu o los otros héroes habían experimentado esta clase de cosa en Melromarc. Quizás después debería preguntarle a Ren e Itsuki al respecto. Al menos, la reina no era tan estricta acerca de esa clase de cosas. O más bien, ella me trataba bien mientras evitaba cosas que pudieran hacerme enojar.

Como sea, ¿qué pasaba con las ropas que habían preparado para mí? ¿Acaso esto supuestamente debía ser una moda de roquero punk o algo así? El collar de la camisa estaba rodeado de plumas. Me sentía como un aspirante a vocalista de rock punk. Aún peor, el sombrero estaba hecho de alguna clase de animal carnívoro. ¿Realmente tenía que usar este atuendo?

“…”

Ellos probablemente iban a quejarse si no me lo ponía. Pero no había forma de que pudiera aceptar un sentido de la moda como este.

“¿Rafu?”

“Muy bien, Raph-chan, simplemente te usaré a ti en lugar del sombrero,” dije.

“Rafu…”

La idea de ser usada como un accesorio de moda parecía avergonzar a Raph-chan, pero lo hice de todas formas y la puse en mi cabeza luego de que terminé de cambiarme y luego salí de la habitación.

***

 

 

“¡Damas y caballeros, el Héroe del Escudo ha llegado!”

Trompetas estallaron en algarabía, acompañadas de una presentación instrumental que sonaba como el rugido de una bestia. Fui llevado hacia un escenario en frente del salón. ¡Era ridículo cuántos invitados habían aparecido! Y ya que era un país de semi-humanos y teriántropos, todos eran de diferentes tamaños. Lejos en la distancia había un teriántropo enorme, pero aún podía oírlo gritar y aplaudir claramente.

“¡Rafuuu!”

“Lo siento, Raph-chan,” me disculpé.

Raph-chan parecía estar un poco incómoda por todos los ruidos fuertes.

“Ofrezcamos una plegaria al Héroe del Escudo,” dijo el presentador.

Y entonces casi todos en el salón juntaron sus manos y comenzaron a rezar. ¡Ah, por favor! Quiero decir, incluso en Melromarc yo había sido llamado el santo del ave divina, ¡pero nadie nunca lo había llevado así de lejos!

“Y eso concluye nuestra audiencia con el Héroe del Escudo. ¡Por favor, disfruten la comida!” anunció el presentador.

Umm, ¿era solo yo o ni siquiera habían intentado darme una oportunidad de hablar? De seguro ellos originalmente habían planeado hacer que yo dijera una o dos palabras. Supongo que habría sido problemático para ellos si yo hubiera comenzado a hablar acerca de querer ir a Q´ten Lo en un evento como este. Pero no iba a dejar que se salieran con la suya. Supuse que algo como esto podría pasar, así que ya tenía un plan. Cambié a mi Escudo de Voz Fantasma y hablé por el megáfono.

“¡Ejem! ¡Probando! ¡Probando! Sí, aparentemente ustedes no quieren que yo hable, pero luego de todo lo que superé para tener éxito en Melromarc, ¿realmente creen que detenerme va a ser así de fácil?”

¿Oh? Logré ver a Raphtalia y a los demás. Atla estaba aplaudiendo y tenía una mirada enamorada en su rostro, pero decidí simplemente ignorarla.

“Permítanme comenzar diciendo que entiendo lo que están tratando de hacer. Pero ahora mismo necesito priorizar actuar en beneficio de todo el mundo. Quiero que sepan que no es porque no haya considerado a las personas de Siltvelt,” continué.


Después de todo, concentrarse enteramente en las propias demandas ni siquiera sería una negociación. Rehusarse a aceptar las demandas de la otra parte hasta tal punto no iba a abrir ninguna puerta. Yo entendía ese hecho.

“Pero no tengo ninguna intención de decirles que vayan a la guerra con Melromarc. De otra forma, ¿por qué siquiera hablar de paz? ¿El territorio Seaetto y sus conexiones amigables con los semi-humanos no significan nada? Quiero que piensen acerca de eso,” dije.

Podía escuchar un sonido suave de aplausos. Miré hacia Werner para advertirlo. Pero la próxima vez que algo como esto pasara, él iba a recibir mucho más que una advertencia.

“Ahora bien, no quiero ser aguafiestas. ¿Qué tal si también proveo de un poco de entretenimiento para todos ustedes? ¡Después de todo es una fiesta!”

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Le hice señas a Filo. Ella apuntó a sí misma confundida y yo asentí. ¡No, Atla, tú no! Le hice señas a Fohl y a Raphtalia para que restringieran a Atla. Filo avanzó hacia el escenario alegremente.

“¿Queee?” preguntó ella.

“Quiero que cantes una canción. Tu trabajo como una compañera del Héroe del Escudo es animar esta fiesta,” le dije.

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Filo estaba de pie junto a mí sobre el escenario. Ella se volvió a ver a la audiencia y comenzó a temblar. Esa reacción… ¿Ella todavía no había superado ser puesta en exhibición en el mundo de Kizuna? Ella no tenía problemas en cantar en las tabernas, ¿así que no podía hacerlo aquí? ¿O era debido a Motoyasu?

“No te preocupes, Motoyasu no va a aparecer. Y si algo pasa, prometo que te protegeré,” le dije.

“Peeero usted no me protegió del tipo de la laaanza,” se quejó ella.

“Eso es porque esa vez tú actuaste por tu cuenta,” respondí.

Esta vez yo le estaba ordenando cantar, así que tomaría la responsabilidad si algo pasaba.

“Bieeen, entonces haré mi mejor esfueeerzooo,” dijo Filo.

“Canta una canción que se quede grabada en sus cabezas,” dije.

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“¡Bieeen!”

Filo comenzó a cantar en el megáfono en mi escudo. Su canto siempre era del gusto de la multitud, incluso en las tabernas.

¿Las personas de Siltvelt serían capaces de retener su habilidad para pensar racionalmente luego de escuchar la canción cautivadora de Filo? Había hecho que cantara algo adictivo para luego aplastar sus tácticas represivas y forzarlos a acceder a preparar un barco de comercio hacia Q’ten Lo. Por supuesto, siempre estaba la posibilidad de que la canción pudiera ser demasiado efectiva. Si las cosas se salían de las manos, le daría a Raphtalia y a los demás una señal antes de irrumpir en la multitud y aprovechar la confusión para escapar.

Filo estaba cantando con todo el corazón. Cuando ella realmente se concentraba, siempre entraba como en un estado de trance. Era obvio que ella estaba increíblemente concentrada. Su voz sonaba a través del salón.

Las personas en la audiencia que tenían los mejores oídos comenzaron a acercarse y se reunieron en frente del escenario, hipnotizados por la canción. Eso significaba que las cosas iban bien, ¿cierto? Ella debe haber estado usando una canción hipnotizadora. Probablemente aplicaba alguna clase de efecto de estado del tipo de seducción o algo así. Podía imaginarme a Motoyasu apareciendo de la nada. La idea de ello me asustaba.

Filo finalmente terminó de cantar su canción. Varias personas en la audiencia comenzaron a aplaudir, y no mucho después los rugidos de aclamaciones llenaron el salón.

“Y ahí lo tienen. Algo pequeño para animar esta fiesta, cortesía del Héroe del Escudo. Ahora disfruten la fiesta, a menos que intenten algo engañoso. Entonces no esperen disfrutarla. Muy bien, hasta luego,” dije.

Le dije a Filo que regresara con los demás. Mientras ella iba de regreso, la audiencia se reunió a su alrededor. Podía escucharlos a todos bañarla en halagos.

“¡Nuestra más sincera gratitud hacia el Héroe del Escudo por sus gentiles palabras!” gritó el presentador.

“¡Rafuuu!”

Raph-chan chilló, casi como si estuviera saludando a la multitud. El liderazgo de Siltvelt debe haber pensado que me harían enojar si trataban de ponerse en mi camino, ya que se mantuvieron al margen. Me bajé del escenario y me dirigí hacia Raphtalia y los demás. Las personas se reunieron alrededor, tratando de tener un mejor vistazo de mí, pero fueron contenidas por una cuerda que los bloqueaba de meterse en mi camino. Bien, así era como debió haber sido.

Finalmente llegué a donde Raphtalia y los demás estaban de pie.

“¿Cómo van las cosas? ¿Les han causado algún problema?” pregunté.

“Nada hasta el momento. Pero es aterrador no saber lo que podrían intentar a continuación,” respondió Raphtalia.

“Raph-chan me dijo que ellos te estaban preguntando acerca de tus aventuras junto a mí,” dije.

“Si. Ellos me hicieron explicar cómo nos conocimos y repasar todo lo que hemos pasado hasta ahora. Ellos prácticamente hicieron lo mismo con todos los demás,” respondió ella.


“Ya veo.”

“Sadina y Atla aparentemente lo hicieron parecer como que tenían relaciones físicas con usted y terminaron siendo tratadas con mucho recelo.”

¿Qué demonios estaban tratando de hacer esas dos? Especialmente Atla—¡por el amor de dios, ella aún se veía como una niña! Por otro lado, aparentemente había personas en este país que estaban convencidas de que yo sentía algo por las niñas pequeñas.

“¿Realmente crees que nos dejarán regresar a la aldea luego de esto?” pregunté.

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“¿Quiere regresar?” respondió Raphtalia.

Honestamente, quería irme inmediatamente. ¿Cómo demonios iba a relajarme en una situación como esta?

“Bueno, de todas formas, todo lo que vamos a hacer después de esto es dormir. Necesitamos pedirles que arreglen un barco hacia Q´ten Lo a más tardar mañana, así que supongo que no hace daño pasar la noche aquí. Solo no bajen la guardia ni siquiera por un segundo,” dije.

“Entendido.”

Ahora bien… Me preguntaba qué seguía mientras me daba la vuelta y miraba detrás de mí. El liderazgo de Siltvelt me estaba mirando como si yo fuera un animal salvaje que requería extrema precaución. Podía notar que ellos estaban preocupados acerca de mí diciendo algo que podría causarles problemas. Si ese era el caso, ellos simplemente debieron haberse rendido a mis demandas y despedirme de una vez.

Estaba comiendo la comida del bufet mientras pensaba acerca de su estupidez. Ellos habían preparado una comida especial solo para mí, pero yo simplemente la ignoré.

“Así que esta es la comida de Siltvelt,” murmuré.

Muchos de los sabores carecían de refinamiento. Incluso podrías decir que había algo asqueroso acerca del sabor, pero también podrías sostener que era una oportunidad de disfrutar de una comida inusual.

“Hmm… Tendría que ajustar la condimentación si fuera a servir esto a los aldeanos. Aunque salir con una receta no debería ser muy difícil,” dije.

Analicé cada platillo mientras comía la comida. Supuse que los aldeanos harían un alboroto acerca de querer probar la comida cuando les cuente al respecto. Sería mejor adelantarme y pensar acerca de cómo recrearla hasta cierto punto.

“¿Realmente cree eso? Esta es una comida realmente extraña,” dijo Raphtalia.

Había algo con la forma de una bolsa pequeña que parecía ser una fruta. La abrí para analizarla. Quizás solo era yo, pero algo acerca de ella parecía realmente obsceno.

“Hacer algo que se vea similar no debería ser demasiado problema. Aunque los ingredientes mismos parecen estar contribuyendo mucho al sabor,” respondí.

No había muchos platillos que hubieran dado un sabor agregado distintivo. Pero los sabores naturales de los ingredientes mismos, por otro lado, eran bastante peculiares. Podía hacer algo similar, pero aun así diferente para los aldeanos.

“Ellos también tienen algo que se parece a la ratatouille,” dije.

“¿Qué es eso?” preguntó Raphtalia.

“Es un platillo de mi mundo. Es más como un platillo nacional casero de donde vengo. Pero es común en las prisiones y lugares así, ya que es barato hacerlo. El platillo tiene unos apodos bastante desagradables como “bazofia apestosa”,” expliqué.

Podía imaginarme a Kiel viéndose asqueada ahora mismo si hubiera estado escuchando. Ella se había vuelto muy quisquillosa acerca de los olores desde que comenzó a transformarse en un perro. Honestamente, alguien que estaba acostumbrado a la comida de Melromarc probablemente pensaría que apestaba y podría no ser capaz de comerla.

“¿Y eso es algo que se come?” preguntó Raphtalia.

“Así es. Si usas ingredientes de calidad, de hecho, puede ser muy buena. También hay otro platillo similar conocido como caponara.”

“Me di cuenta hace mucho tiempo, pero Naofumi-sama, usted de seguro parece conocer mucho acerca de cocina.”

“¿Eso crees?”

“¿Recuerda la vez cuando los niños de la aldea hicieron algo y estuvieron tan orgullosos de ello? Usted probó un bocado y luego hizo varios ajustes que realmente lo mejoraron.”

“Ah sí. Y luego la esclava que había estado a cargo de cocinar se deprimió.”

Yo solo había hecho un par de pequeños ajustes que supuse le darían un mejor sabor al platillo. Pero hacerlo aparentemente hirió el orgullo de la esclava que había estado a cargo de cocinar. Incluso yo entendía que quizás había ido demasiado lejos. Me sentía mal al respecto, así que desde entonces no me había entrometido cuando los esclavos cocinaban. Ellos merecían hacer las cosas a su manera si iban a cocinar. Pero honestamente, ahora esa niña me miraba como si yo hubiera asesinado a sus padres cada vez que yo cocinaba.

“Probablemente debería evitar cocinar, pero ellos siguen pidiéndolo. Esa niña que estuvo a cargo de cocinar esa vez probablemente me odiará hasta que muera,” dije.

“¿Odiarlo?” preguntó Raphtalia.

“Bueno, sí. ¿No has notado que ella me mira sin pestañear cada que yo estoy cocinando?”

“¡Esa es solo su forma de asegurarse de no perderse nada de lo que usted está haciendo!”

“Ah, ya veo. Así que ella solo quiere verme cometer un error.”

“No es eso. Ella está haciendo su mejor esfuerzo para aprender de usted para así poder mejorar.”

“¿Entonces ella no me odia?”

“¡Al contrario, ella siente un gran respeto por usted!”

Raphtalia parecía completamente segura de sí misma. Se sentía bien escuchar eso, pero realmente no podía confiar en que Raphtalia fuera objetiva.

“¡Naofumi-sama, impresionante como siempre! ¿¡Por qué desperdiciar tiempo capturando los corazones de los esclavos cuando en vez de eso puede controlarlos capturando sus estómagos!?” exclamó Atla.

Ella de seguro sabía cómo hacer que las cosas sonaran mal. Había escuchado a personas decir cosas similares en la aldea y en la ciudad vecina. Parecía haber rumores de que yo hacía que los esclavos hicieran cualquier cosa que yo quería al alimentarlos con comida adictiva.

“Raphtalia, sé que a ti también te gusta cocinar. Deberías cocinar con más frecuencia,” dije.

“Umm, Naofumi-sama… ¿Usted realmente querría cocinar para alguien que es por mucho un mejor cocinero que usted?” respondió ella.

¿Ah? ¿Eso quería decir que ella tenía dudas acerca de que yo comiera su comida debido a que yo era un buen cocinero?

“No deberías preocuparte por eso. ¿Alguna vez he criticado la cocina de alguien como si fuera un crítico gastronómico?” pregunté.

“Supongo que usted realmente no critica a otros cuando se trata de comida,” respondió Raphtalia.

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“Noté que te aseguraste de especificar la comida ahí…”

De pronto recordé haber investigado a fondo la forma en la que un comerciante turbio estaba haciendo negocios en las islas Cal Mira una vez.

“Como sea. Más tarde me aseguraré de investigar algunos de los platillos por los que Siltvelt es famoso. De otra forma, nunca terminaré de escuchar las quejas de Kiel,” dije.

“¿Hm?” murmuró Filo.

Ella comenzó a llenar sus mejillas de comida. No iba a durar mucho ahora que ella había comenzado a comer. La noche transcurrió y el banquete al final terminó sin ningún incidente.

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