Regressor Instruction Manual

Capítulo 99: Juliena (Parte 4)

“Ki-Young, ¿qué hay escrito ahí?”

“Oh, Hee-Young. Es una historia sobre Gedric y Juliena. Pensé que debería… conocerla ya que tengo esta espada” respondí.

“¿Es el libro que estaba en la estatua a la que Juliena rezaba?” preguntó.

“Así es. Ciertamente valió la pena leerla, es una historia muy interesante. Ocurrió hace muchísimos años, así que es como leer una leyenda”.

“Estupendo. ¿Podrías contarme de qué trata?”

Hee-Young parecía especialmente interesada en esta historia. De vuelta a Lindel, me di cuenta de que me miraba como debatiéndose si acercarse o no; tenía mucha curiosidad. Hacía un buen tiempo que no hablábamos de algo que no fuera trabajo, por lo que pensé que sería una buena idea contarle. Me encontraba sentado en el césped con Ha-Yan en una de las paradas que hicimos cuando decidió acercarse.

De todas formas, no es una historia muy larga.

“La historia comienza hace, aproximadamente, dos mil años”.

“¿Dos milenios? Eso es bastante”.

“Sí. Tiene lugar antes de que apareciera el Sacro Imperio de Benigoa. Dice que hubo una guerra devastadora durante esa época; una guerra religiosa entre los seguidores que creían en el Dios de las Maldiciones y los seguidores que creían en el Dios de las Bendiciones” continué.

“Ohh…”

“¿Has oído hablar de ello?” le pregunté a Sun Hee-Young.

“Algo he oído. Durante ese tiempo, las guerras religiosas abundaban. Es una historia interesante” respondió.

“En aquella época, Juliena era una clériga que servía al Dios de las Maldiciones y Gedric era un sacerdote que servía al Dios de las Bendiciones. Nunca se encontraron, pero siempre estaban en primera línea mientras escuchaban historias sobre el otro. Se decía que los dos se conocieron en el frente quince años después del comienzo de la guerra. De todos modos, tuvo lugar una gran batalla en la que la mayoría de los soldados empezaron a luchar”.

“La batalla de los acantilados Berman” dijo Sun Hee-Young.

“¿La conoces?”

“La mayoría de la gente que se dedica al santuario la conoce. No aprendimos mucho sobre Juliena y Gedric, pero… si el libro que llevas es verídico, entonces será una nueva página en la historia”.

“No estoy seguro de cómo reaccionará la gente del Sacro Imperio, pero… si tenemos suerte, es una posibilidad, jajaja. De todos modos, murieron muchos seguidores y como Gedric y Juliena lucharon hasta el final, cayeron por el acantilado, y la guerra terminó ese día” le conté.

“¿Qué pasó después?” preguntó.

“No hay registros de ese día, sin embargo, aquí está escrito que Juliena y Gedric regresaron a sus santuarios exactamente un año después. Los detalles estaban escritos en el diario de Juliena, pero hay información que me da vergüenza decir, así que me resulta difícil explicarla”.

Estaba seguro de que Sun Hee-Young tenía una idea al respecto. Gedric y Juliena sobrevivieron juntos durante casi un año en una cueva del acantilado del que se cayeron y, al final, empezaron a sentir algo el uno por el otro. Cuando expliqué vagamente lo que pasó en la cueva, Hee-Young y Ha-Yan asintieron en comprensión.

“Creo que fue entonces cuando Gedric y Juliena empezaron a verse. Gracias a que la guerra entró en una tregua, tuvieron más oportunidades. Ambos bandos debieron quedar gravemente heridos a causa de la batalla. Naturalmente, ambos dioses intentaron separarlos, pero estaban tan profundamente enamorados que lo único que les importaba era el otro” seguí con la historia.

“Creo que entiendo por qué acabaron así” dijo Hee-Young.

“Sus acciones hicieron que ambos dioses se enfadaran. Los desterraron a ambos junto a sus seguidores al pueblo en el que acabamos de estar. Sin embargo, ellos continuaron cultivando su amor, felices de tenerse el uno al otro. Esto último hizo que ambos dioses llegaran a su límite, y los volvieron a castigar, esa vez con mayor dureza”.

“Oh…”

“El Dios de las Maldiciones maldijo a Juliena para que no pudiera escapar del mausoleo y el Dios de las Bendiciones bendijo a Gedric para que siempre anhelara a Juliena. Hicieron que siempre vagara por el pueblo, buscándola. Naturalmente, el Dios de las Bendiciones no permitió que Gedric encontrara a su amada”.

“Eso es tan triste” murmuró Ha-Yan, que había estado escuchando con atención. Hee-Young asintió, y continué con la historia.

“No es de extrañar que hayan sido maldecidos. Desafiar a los dioses es algo… impensable. El amor de esos dos condenaron la vida de todos sus seguidores, si lo piensan de cierta forma. Dudo que los No muertos hayan salido de la nada”.

»En el diario de Gedric, menciona que el Dios de las Bendiciones los bendijo con la vida eterna, pero para ellos, no era diferente de una maldición. Ese es el final de la historia. Juliena esperó a Gedric, que nunca la encontraría, y Gedric se perdería para siempre en el pueblo mientras luchaba por encontrar a su amor.

No era una historia seria, pero supongo que a Jung Ha-Yan le conmovió mucho porque ya estaba llorando.

“Es triste. Ella había estado esperando a la persona que nunca la encontraría…”

Naturalmente, le di unas palmaditas en la cabeza y como si fuera su oportunidad, saltó a mis brazos.

“¿Entonces el único No Muerto que encontramos deambulando se trataba de Gedric?” preguntó Hee-Young, sorprendida.

“Sí, así es” respondí.

Mientras buscábamos posibles supervivientes, encontramos a Gedric en una de las plazas del pueblo. Estaba rodeado de cadáveres, tanto de No Muertos como de aventureros, algunos Carianos. Él ya no podía moverse: tenía el cuerpo completamente destrozado. Probablemente murió a la par que Juliena. Solo pudimos identificarlo gracias a un objeto interesante que sostenía.

[Anillo de Compromiso de Gedric – Rango Épico]
[Resistente a la maldición de Juliena]

Cuando miré el objeto que tenía en la mano, tuve una idea de cómo se suponía que esta mazmorra iba a ser conquistada originalmente. Ahora entendía por qué Kim Hyun-Sung siempre vagaba de noche y cuál era la identidad del No Muerto que el grupo anterior había visto. La forma de tomar el control de la mazmorra era encontrar al Gedric errante, derrotarlo y ganar la resistencia a la maldición. Era un método complicado, como era de esperar en una mazmorra de rango épico.

El pueblo era grande, y considerando la posibilidad de que el grupo nunca hubiera encontrado a Gedric, era básicamente lo mismo que no tener forma de tomar el control de la mazmorra. No tenían otra opción que exponerse a la maldición de Juliena y morir lentamente. En cuanto a nuestro grupo, encontramos una forma de resistir la maldición y no necesitamos el anillo. Por supuesto, sabía con certeza que Kim Hyun-Sung habría encontrado a Gedric tarde o temprano, pero el resultado no fue malo en absoluto.

“El amor definitivamente da miedo” murmuré.

“Estoy de acuerdo” asintió Hee-Young.

Podía identificarme mejor que nadie. Era obvio con solo mirar a Ha-Yan, quien seguía en mis brazos.

De todos modos, no tenía más remedio que reunir información sobre Gedric. Aunque el ego de Juliena seguía dormido dentro de la espada, no sabía cuándo iba a despertar, así que tenía que prepararme para ese día.

***

Un par de días después, por fin habíamos llegado a Lindel. Nos tomamos con mayor tranquilidad el camino ya que no teníamos prisa y por los pocos heridos que teníamos. El camino de regreso fue más tardado, pero placentero.

“Hace tiempo que estamos aquí, pero no veo a la gente que nos dijo que iban a traer refuerzos” señaló Park Deok-Gu.

“¿Quiénes?” le pregunté.

“El viejo Lee Seol-Ho” respondió.

“Ohh. Es posible que Los Mercenarios Rojos aún no hayan regresado, y estoy seguro de que también habrá habido otros problemas. Sinceramente, nos hicimos con el control de la mazmorra más rápido de lo que pensábamos” dije.

“Pero aun así, ¿no deberían haber traído al menos a otras personas? Menos mal que tú y el hermano Hyun-Sung estaban allí, si no, podríamos haber muerto” se quejó.

“Debe de haber una razón para ello, no te preocupes”.

Razón mi culo…

Sabía con certeza que querían que muriéramos allí, pues eso les pondría en una situación ligeramente ventajosa.

“Que seas demasiado amable es un problema, hermano” me dijo Deok-Gu.

Tanto Park Deok-Gu como Jung Ha-Yan estuvieron de acuerdo, pero algo parecía extraño en Sun Hee-Young.

Probablemente se dio cuenta de la realidad tras esos viejos.

Lee Seol-Ho y los otros viejos no eran diferentes de los vagabundos de los barrios bajos. Eran inútiles y no tomaban el asunto en sus propias manos. Se sentaban detrás de sus escritorios y trataban de sacar provecho de alguna manera. La única diferencia entre un grupo y otro es que Seol-Ho y los suyos tuvieron un poco más de suerte. Para Sun Hee-Young, no eran más que un cáncer para la sociedad.

Me pregunto cómo estará Ji-Hye.

De repente recordé la tarea que le di a Lee Ji-Hye. Estaba seguro de que completaría la tarea que le pedí casi a la perfección, pero como terminamos antes de lo esperado, no pude evitar dudar. Justo entonces, alguien corrió hacia nosotros.

¿Park Ga-Hyeon?

Delante de nosotros estaba Park Ga-Hyeon, la misma persona a la que Lee Sang-Hee pidió que se dirigiera primero al gremio. Nosotros apenas habíamos pasado por la entrada a Lindel. Naturalmente, sentí que había algo malo en la forma en que corrió hacia nosotros. Esperaba con ansia las noticias que tenía para nosotros, pero su expresión y las prisas que llevaba me hicieron esperar lo peor.

“Ja… Ja… señora Lee Sang-Hee” se detuvo frente a la submaestra mientras intentaba recuperar el aliento.

“¿Entregaste las noticias? ¿Por qué estás…?”

“Terminé todo lo que me pediste, pero… Necesito decirte algo… En cuanto supe que llegaron, vine corriendo…”

“Está bien, recupera el aliento primero”.

El rostro de la mensajera revelaba una profunda angustia.

“El… maestro del gremio falleció” dijo finalmente.

“¿Perdona?” Sang-Hee preguntó.

“El maestro del gremio… falleció” repitió.

“¿Qué estás…? La maldición debería haberse roto…”

“Falleció hace exactamente tres días. Ocurrió mientras dormía…”

Lee Sang-Hee se mordió los labios, y Park Ga-Hyeon empezó a llorar. Aunque nunca había visto al maestro del gremio, supuse que no era una mala persona. Todo el mundo estaba triste por su muerte.

Honestamente, la situación no era mala para nuestro grupo; si no hubiera un maestro de gremio, entonces sería más fácil para nosotros conseguir poder, sin embargo…

¿Tan de repente?

El momento de su muerte era, definitivamente, extraño. Podría ser peligroso si una persona estuviera expuesta a una maldición durante mucho tiempo, pero por alguna razón…

¿Fue Lee Seol-Ho?

Era solo una suposición, pero era convincente.

“Apurémonos al gremio… Sé que están cansados, pero caminemos… más rápido” dijo Lee Sang-Hee.

Nadie dijo nada más, y el grupo echó a andar por las calles de Lindel con el corazón afligido. Todos caminaban en silencio; parecía una marcha fúnebre… Y en cierto modo lo era.

Cuando estábamos a punto de llegar al gremio, pude observar a Lee Ji-Hye, junto al grupo de viejos de Lee Seol-Ho. Incluso había unos cuantos miembros del Cisne Negro. Seguramente querían demostrar su disposición hacia nosotros.

“Felicidades por su regreso a salvo, señorita Lee Sang-Hee. Estábamos a punto de irnos…”

“No me interesa. ¿Qué pasó con el maestro del gremio, Seol-Ho? ¿Realmente falleció?” Sang-Hee preguntó con un tono cortante.

“Sí, falleció pacíficamente” respondió Lee Seol-Ho.

“¿Dónde está su cuerpo?”

“Lo hemos trasladado al sótano del gremio por ahora. Estábamos pensando en cómo llevar a cabo el funeral. Ocurrió tan de repente, hace tres días…” explicó fingiendo pesar.

Dejé de prestar atención a la conversación. Miré a Lee Ji-Hye, y me di unos golpecitos con el dedo en la cabeza, ella sonrió e hizo lo mismo en su pierna.

Lo sabía.

Debería escuchar los detalles.