Eiyuu Ou (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Inglis, 15 Años: El Frente Oriental III

Parte 2

“Hmm-hm-hmmmm… ♪”

El viento fresco les acarició las mejillas mientras contemplaban una vista magnífica de un cielo azul claro con campos verdes y exuberantes debajo. Sentado junto a las puertas de la bahía del hangar, disfrutando de ese paisaje, los pinchos de carne de dragón eran especialmente deliciosos. La carne era un recuerdo para Rafael, pero no le habían prometido que se la llevaría toda. Todavía quedaba mucho, así que por ahora podían experimentar las vistas y la carne juntos.

Rafinha, vistiendo el uniforme de mujer del [Frente SteelBlood] , dijo con una sonrisa en su rostro, “¡Mmm! ¡Una buena vista va tan bien con una buena comida!”

“Realmente lo hace, Rani. Creo que estamos casi en la capital”, respondió Inglis, vistiendo el mismo atuendo.

“Nunca antes había comido carne de dragón, pero definitivamente esta es deliciosa”. Reddas no tenía quejas, habiendo compartido algunas con ellos.

“Bueno, seguro, es delicioso, pero…”

“No estoy seguro de cómo puede estar tan tranquila cuando está a punto de luchar contra un Prismer…”

“Sí, no estoy seguro de esto…”

Los combatientes del [Frente SteelBlood] parecían un poco ansiosos. Tal vez habían perdido los nervios con Leon habiendo desembarcado para encargarse de otras tareas. Pero esos deberes eran igualmente vitales. No pudieron objetar.

“Según los informes que hemos recibido, el Prismer todavía está en camino a Ahlemin, por lo tanto, debemos asegurarnos de mantenernos bien alimentados”, dijo Inglis. Después de todo, un ejército marcha sobre su estómago.

“¿Y tú también, Chris?” preguntó Rafinha.

“No, eso no se aplica a mí. Si dejara de luchar solo porque tengo hambre, me estaría perdiendo la vida”.

“Ja, ja, ja… bueno, creo que eres la única excepción”.

“Tan audaz como siempre, Lady Inglis”, dijo Reddas. “¡Si tan solo tú, en lugar de yo, pudieras ser capitán de la Guardia Real!”

“Mirando su personalidad, su carácter, su comportamiento, no estoy seguro de cómo puedes llegar a esa conclusión”, comentó Rafinha.

“¡Esas cualidades son exactamente por qué! ¡Aplastar bajo nuestros pies a los que quieren pisotearnos! ¡Ver tanta violencia hecha por una figura tan encantadora es realmente emocionante! ¡Más que una amenaza hieral, ella es una diosa!”

Rafinha no pudo decir nada más que una risa seca y desconcertada. “Ja, ja, ja, te estás, eh, metiendo tanto en esto…”

“¿Todos en la Guardia Real son así?” Inglis no podía olvidar cómo, antes de partir hacia Alcard, los Caballeros Reales asistieron a la obra de teatro de la compañía Weismar en la capital y vitorearon, fuerte y roncamente, por ella como grupo. Había sido bastante vergonzoso.

No obstante, dejó escapar un anuncio repentino.

“Sin embargo, creo que podría querer aceptar esa oferta”.