Watashi no Shiawase (NL)

Volumen 5

Capítulo 4: El Pasado en los Sueños

Parte 1

El cielo estaba cubierto de nubes grises, el aire se había vuelto aún más frío y se levantaba un viento cortante.

Aún no habían empezado a caer copos de nieve blanca, pero el tiempo era premonitorio. Cualquiera diría que el cielo no tardaría en abrirse.

En el recinto del Palacio Imperial, residencia de la familia más augusta de la capital, en una zona abierta cercana a la sección que alberga los edificios del Ministerio de la Casa Imperial y del Lord Guardián del Sello Privado, había una base de operaciones temporal de la Unidad Especial Anti Grotescos, denominada guardia avanzada.

Habían transcurrido ya diez días desde su instalación.

Bajo la tienda levantada sobre el campamento había muchas sillas sencillas y largos pupitres, ocupados por los miembros de la unidad a todas horas del día.

En ese momento, varios de los soldados, Kiyoka incluido, prestaban atención a una persona más.

“Oh, veo que ya has empezado. Bastante temprano, ¿no?”

Una voz despreocupada, sin el menor atisbo de urgencia, sonó sobre ellos.

Un joven vestido con un kimono informal de un llamativo y vivo color de base apareció ante ellos mientras jugueteaba con un chillón abanico plegable.

El jefe de la familia Tatsuishi, Kazushi Tatsuishi, lucía su típico atuendo extravagante.

“Deberías haber llegado antes.”

“Soy perfectamente puntual. ¿No es suficiente?”

A pesar de que Godou presentó su dura crítica con el ceño fruncido, Kazushi se limitó a responder con un exagerado encogimiento de hombros.

Sus idas y venidas ya eran cosa del pasado, y Kiyoka se limitó a soltar un pequeño suspiro, pues hacía tiempo que había renunciado a reprenderlos.

“Estoy pensando que tendré que explicarlo todo desde el principio. Jee-jee.”

Un médico llamado Jakuji Unan, que antes había tratado las heridas de Godou, habló con un tono de voz persistente.

Tanto profesional de la medicina como una de las pocas personas que investigaban a los usuarios de dones, el hombre era pariente de Kiyoka por parte de madre.

“Denos sus conclusiones.” Respondió bruscamente el comandante.

Kiyoka conocía a Unan desde hacía mucho tiempo, pero no quería tener nada que ver con él. Como resultado, siempre acababa siendo ligeramente áspero cuando interactuaba con él.

Pero esto no pareció molestar lo más mínimo a Unan, que siguió hablando como si nada.

“Bien. Entonces me ceñiré a mis hallazgos. ¿Esos grotescos visibles? Parece que muchos de ellos fueron forzados a adoptar formas corpóreas.”

Formas corpóreas y espirituales, es decir, el cuerpo y el alma.

Los seres humanos y otros organismos vivos tenían almas, que residían en cuerpos físicos.

Por el contrario, los grotescos podían existir sólo en su forma espiritual, como un alma. Al carecer de cuerpo físico, sólo podían verlos los usuarios de dones o quienes poseyeran visión espiritual.

Sin embargo, la Comunión de los Dotados ha encontrado una forma de convertir a los grotescos invisibles en criaturas visibles.

El método más potente para hacer que los grotescos, nada más que almas, fueran visibles para el hombre corriente, consistía en obligarlas a tomar forma física. Para decirlo en términos occidentales, esencialmente se “encarnaban”.

Algunos grotescos de alto nivel eran muy poderosos y poseían un ego similar al humano. Estos seres podían manifestarse libremente y adoptar una forma corpórea para introducirse en la sociedad humana y vivir su vida.

Pero los grotescos de la Comunión de los Dotados eran diferentes.

De una forma u otra, habían encontrado la manera de dar a las débiles criaturas sobrenaturales formas físicas, que la gente normal pudiera ver.

El funcionamiento de este proceso parecía asemejarse a lo que había sucedido con el hombre poseído por el demonio que Kiyoka había encontrado cerca de la villa Kudou.

Por aquel entonces, la Comunión de los Dotados había obligado a un demonio a habitar en el cuerpo de un hombre, dando forma corpórea al grotesco. Luego extrajeron la sangre de la criatura y la inyectaron en algunos de sus seguidores para transformarlos en usuarios de dones artificiales.

Con toda probabilidad, los últimos grotescos se habían desarrollado mediante una versión refinada de ese mismo proceso.

“Y en cuanto a lo que salió de ellos, bueno. Echa un vistazo.”

Unan colocó un pequeño plato blanco sobre la larga mesa. Mientras lo hacía, sacó del bolsillo lo que parecía ser una lupa de fabricación extranjera y los colocó juntos.

“Adelante, echa un vistazo al centro de este plato.”

La lupa no era necesaria. Miraron hacia donde apuntaba Unan y vieron una diminuta esfera translúcida, del tamaño de la punta del dedo meñique de un bebé.

“Te lo digo, era tan pequeña que me costó mucho encontrarla. Es una barrera.”

“¡¿Esta cosita?!”

Godou lanzó un grito de sorpresa.

Por alguna razón, Unan respondió a su reacción con una espeluznante sonrisa de satisfacción.

“Es increíble, ¿verdad? Nunca había visto una barrera tan pequeña, pero es bastante resistente. Algo bastante perverso. Debe haber alguien muy versado en las artes de las barreras en las filas de la Comunión de los Dotados.”

Kiyoka frunció el ceño ante el tono de voz casi embelesado de Unan.

No sabía quién era ese usuario de artes, pero fuera quien fuera, probablemente no le habría gustado que le llamaran perverso.

Sin embargo, una cosa estaba clara: la persona que había hecho esta barrera tenía una gran habilidad.

Kiyoka se enorgullecía de la fuerza de sus artes de barrera, pero no estaba muy seguro de poder hacer él mismo una barrera tan diminuta como esa.

“Lo entiendo, es increíble. Pero, ¿exactamente cómo esto da a los grotescos formas corpóreas?”

Ante la pregunta de Kazushi, Unan se lanzó a una larga explicación, como si hubiera estado esperando la oportunidad.

“Los dones y las artes de cualquier tipo, no sólo las barreras, tienen efecto tanto en las formas corpóreas como en las espirituales. Como pueden afectar a ambos tipos de formas, eso significa que pueden usarse para unir lo espiritual a lo corpóreo. Dentro de esta barrera esférica, hay un diminuto fragmento de una uña humana. Ni idea de a quién pertenece.”

“Una uña…”

Ahora que Unan lo había señalado, se dieron cuenta de que, efectivamente, había algún objeto extraño que entraba y salía de la vista dentro de la esfera translúcida.

“La Comunión de los Dotados incrusta una barrera que contiene una uña humana dentro de los grotescos. Eso significa que el interior de la barrera actúa sobre la forma corpórea, mientras que el exterior actúa sobre la forma espiritual. Al hacer esto, los grotescos son engatusados por la forma física orgánica —la uña humana enterrada junto con la barrera en su interior— para que se conviertan en una criatura viva con un cuerpo físico, aunque imperfecto. Eso es lo esencial.”

Si aunque sólo fuera una pequeña parte de los grotescos recibieran formas corpóreas, entonces mucha gente podría verlos y tocarlos, aunque no funcionara necesariamente para todo el mundo.

Todo era un poco complicado, pero Kiyoka entendía la lógica.

Esto será un problema.

Los dones y las artes que los usuarios de dones usaban contra los grotescos con cuerpos espirituales eran, naturalmente, menos eficaces contra los que tenían formas físicas.

Para erradicar a estos grotescos corpóreos, tendrían que atacarlos como si fueran un oponente físico, no espiritual.

Pero era más fácil decirlo que hacerlo.

Las experiencias pasadas habían inculcado inconscientemente a los usuarios de dones y de las artes la idea de que los grotescos eran seres espirituales. Sería difícil para ellos cambiar inmediatamente su forma de pensar sobre estos nuevos grotescos en el momento en que se encontraran con uno, y esa resistencia crearía una apertura.

Dicho esto, una vez que comprendieron el truco detrás de los grotescos visibles, había otro ángulo que podían tomar para abordarlos.

“¿Significa esto… que disipar la barrera dentro de los grotescos también desharía sus formas corpóreas?”

Unan asintió ante la confusa pregunta de Godou.

“Correcto. Por eso le he hecho venir hoy con nosotros.”

Todos volvieron sus ojos hacia Kazushi.

“Lo entiendo. Las barreras son artes, y yo me especializo en disiparlas, así que esto entra dentro de mi especialidad.”

Aunque Kazushi poseía visión espiritual, su don era prácticamente inutilizable. Para compensarlo, había estudiado las artes de disipación para poder ayudar a los usuarios de dones.

“Una vez disipada la barrera del interior de un grotesco visible, este será incapaz de mantener su forma corpórea y volverá a ser invisible como de costumbre. Los usuarios de dones poderosos como tú, Kiyoka, también podrían intentar destruir las barreras del interior de los grotescos con fuerza bruta. Son bastante resistentes, pero eso no significa que sean indestructibles.”

Era difícil destruir una barrera fuerte con fuerza bruta, y la estructura de las artes que se empleaban en construir una barrera tan elaborada requeriría una gran cantidad de habilidad para disiparla.

Incluso entonces, sería más fácil conseguir que los usuarios de dones y los usuarios de artes interiorizaran el hecho de que la verdadera forma de sus oponentes era una barrera en lugar de grotescos que habían tomado forma corpórea.

En cualquier caso, les esperaba un quebradero de cabeza, a pesar de su mejor comprensión de la situación.

Kiyoka recordó rápidamente las habilidades individuales de sus tropas y pensó en cómo reorganizarlas en un grupo que probablemente pudiera manejar bien a estos grotescos.

Durante la pausa en la conversación, Kazushi alargó en silencio la mano hacia el pequeño plato.

“Oh, realmente se puede disipar.”

En ese momento, la esfera se desvaneció sin hacer ruido, dejando sobre el plato las diminutas partículas de fragmentos de uñas blancas.

“¡Hey! ¡¿Por qué demonios hiciste eso?!”

“Espera, no hay necesidad de enfadarse. Ahora sabemos que estas barreras se pueden disipar, ¿verdad? Sólo tienen que hacer esto de aquí en adelante y voilà, problema resuelto.”

A pesar de que Godou le regañó por su comportamiento indisciplinado, Kazushi desvió el comentario sin esfuerzo y mantuvo la compostura.

Aunque Kazushi estaba bajo su mando, Kiyoka renunció a amonestarle y se volvió hacia Godou.

“Necesito que pongas al día a todos en la unidad sobre esto sin demora, Godou. A partir de ahora, si alguien se encuentra con un grotesco que sea visible para la gente común y resistente a los dones, debe conseguir a alguien capaz de usar artes disipadoras para deshacerse de él. Si eso no es una opción, deberán romper la barrera dentro del grotesco con fuerza bruta o capturar a la criatura con una barrera propia.”

“¡Entendido!”

Godou se enderezó en señal de asentimiento. Entonces Kiyoka le hizo un recordatorio a Kazushi.

“No olvides que también trabajarás duro para nosotros, Kazushi.”

“Lo sé, lo sé. ¿Para qué más estoy aquí?”

Kazushi asintió a pesar de la sonrisa displicente que asomó a su rostro, pero eso no impidió que Godou le fulminara con la mirada.

“¡Tatsuishi! Será mejor que no le des ningún problema al Comandante. Absolutamente ninguno, ¡¿me oyes?!”

Parecía que la despreocupación habitual de Godou se esfumaba cuando Kazaushi estaba cerca.

Dejando a un lado la ardiente hostilidad, Kiyoka pensaba que Godou era el más capaz de los dos hombres, pero quizá ese no fuera realmente el problema.

“Bien, bien. Hay que ver, Godou, seguro que amas al Comandante. Tal vez por eso no has tenido una sola amante a tu nombre.”

“¡¿Qué?! ¡Déjate de tonterías!”

“Dejen de discutir y pónganse a ello. Me están dando dolor de cabeza.”

Kiyoka disipó la tensión y fulminó con la mirada a sus dos subordinados.

“… Claro, claro.”

Salieron de la tienda, Godou parecía reacio mientras Kazushi sonreía.

Fuera, ya había empezado a soplar un viento húmedo.