SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 52: El Paraíso Tras El Final (Parte 3)

 

 

Atravesamos la muchedumbre y finalmente nos las apañamos para llegar hasta la cafetería. Allí había gente con expresiones de expectación que nos esperaban.

“Jajajaja, ¡bienvenido!”, saludó el Inquisidor Herético, el líder del Templo de los Diez Mil, dándome un apretón en el brazo derecho. “¡Jamás creí que podrías superar el piso 20 en solo cinco días! Es el mayor logro jamás conseguido desde la creación de la Torre. ¡Tienes mi más sincero respeto, cazador Kim Gong-Ja! No, ¡a partir de ahora hay que llamarte Rey de la Muerte!”


“La verdad es que aún sigo dudando de si esto es un sueño o no, pero…”, comentó la Paladín dándole un sorbo a su café helado. “Siendo sincera, estaba segura de que vosotros tres — la Bruja de Dragón Negro, el Santo de la Espada y tú — íbais a fallar y que moriríais. Pero no solo no lo hicisteis, sino que despejaste el piso 20 por ti mismo. Increíble. Si tienes algún truco secreto, por favor, compártelo con nosotros”

“¿Qué secreto?”, contesté, sentándome en un lado de la mesa. “Lo único que hace falta es vivir una buena vida”.

“Ese es un consejo muy práctico”, sonrió amargamente la Paladín.

“De todos modos, me alegro de veros después de tanto tiempo. ¿Cómo habéis estado?”.

“Bueno, apenas hace cinco días que nos vimos por última vez”, contestó la Condesa mientras aspiraba algo de tabaco de su pipa. “Al principio nos quedamos en la sala del trono, tal y como habíamos prometido. Una promesa es una promesa. Sin embargo, después de un rato, los NPCs del Imperio empezaron a moverse. ¡Fue toda una sorpresa!”

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“Ah”. Eso había sido cuando derroté al Rey Demonio en el piso 12. Cuando le gané, recibí una misión. Ese fue el momento en el que el tiempo detenido empezó a fluir de nuevo. “No había pensado en eso. ¿Cómo fue?”.

“¡Los NPCs del Imperio pensaron que éramos intrusos que habíamos invadido el Palacio Imperial!”, se rio el Inquisidor Herético. “Alguien vestido con elegantes ropas gritó ‘¡Coged a los intrusos!’, y los Caballeros del Imperio y los soldados de élite vinieron a atraparnos. Uf, eso nos dio escalofríos”

“Pero este chiquillo tiene muchos trucos guardados”, intervino Viper, maestro del gremio Chen Mu-mun. El cazador tuerto revolvió el pelo del Inquisidor Herético con una sonrisa. “Primero nos rendimos sin oponer resistencia y luego nos escapamos de la prisión. A eso me refería. En serio”

“¡Jajajajaja! ¿A que fue divertido? ¿Cómo podríamos haber adivinado que había semejante pasadizo secreto bajo tierra, en la cárcel? ¡Sentí que volvía a mi infancia!”

“¿Hmm? Había oído que te secuestró la mafia búlgara cuando eras un niño”

“¡Sí!”, rio inocentemente el Inquisidor Herético. “Por eso me recordaba a mi infancia. ¡La prisión! ¡Subterráneo! ¡Una huida! Ahhh, todo eso fueron ‘adornos’ que iluminaron bellamente mi niñez. Ahora todo se ha convertido en un recuerdo nostálgico para mí a estas alturas…”

“Puto pirado…”, suspiró profundamente Viper.

Mientras yo trabajaba duramente para deshacerme de los esbirros del Rey Demonio, el grupo de los líderes de gremio parecía haber estado también muy activo.

“Jujuju… sé perfectamente que todos hemos tenido vidas maravillosas en el mundo exterior”, sonrió la Bruja mientras se sentaba a la mesa. “La Condesa nació en un suburbio en la India. Viper, tus padres eran líderes mafiosos. La Paladín también se enfrentó a algunas dificultades en Venezuela.”

“…”

“Así que todos nosotros éramos escoria cuando formábamos parte del mundo exterior. ¿No estáis de acuerdo?”

El ambiente en la cafetería se volvió instantáneamente melancólico, y solo el sonido de la Paladín sorbiendo tranquilamente su café rompía el silencio.

“… Eso no es algo de lo que debamos hablar aquí”, dijo ella mientras me miraba con calma. “Tu intención es tratar al Rey de la Muerte como uno de [Nosotros] a partir de ahora, ¿no?”

“Exacto”, contestó la Bruja. “Probablemente vosotros no lo sepáis, pero ha hecho una contribución decisiva para despejar la Torre”


“Eso es algo que todos sabemos”

“No, no lo sabéis”, negó con la cabeza la Bruja. “En esta incursión no tuvimos ni una sola baja. Ni siquiera en el piso 11, en el que hubo muchos cazadores participando a la vez. Eso fue gracias al Rey de la Muerte, que me mostró estrategias y tácticas para superar los pisos”

Los ojos de todos los cazadores cayeron sobre mí.

Sí.

“Es verdad”, aseguró la Bruja. “Este hombre… quiero que él sea el héroe que represente a nuestra Torre”

Se hizo el silencio en la cafetería. Ella fue mirando a todos los demás cazadores que se sentaban en torno a la mesa, uno por uno.

“Condesa, tú has mostrado demasiado tu riqueza”

“Es verdad, no puedo negarlo”

“Inquisidor Herético, tú has matado a demasiada gente”

“¡Sí! ¡Era un sacrificio necesario!”

“Paladín, a ti no te gusta nada que otra gente te preste atención”

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“Así es como es mi carácter”

“Y Viper, tú…”

“¿Uh? ¿Qué?”

“… Siento ponerlo así, pero eres demasiado feo”

“…”

Viper hizo un mohín, formando una expresión verdaderamente abatida. Pero, tras un corto momento, inclinó la cabeza. Era el vivo retrato de un lamentable hombre de mediana edad.

“El Santo de la Espada, como todos sabemos, es un viejo que está completamente loco por la esgrima”

“Mmm”

“Y yo tengo que actuar constantemente detrás de escena, así que no puedo ser yo”

Tras mirar uno por uno a todos los cazadores sentados a la mesa, la Bruja finalmente volvió a posar su mirada en mí.

“Por otro lado, el Rey de la Muerte todavía no ha dejado ninguna impresión en el público. Si ponemos suficiente esfuerzo en ello, podemos hacer que se convierta en un héroe perfecto. Esta es nuestra oportunidad. Una oportunidad para lavar la imagen previa de la Torre”

“¿Estás segura de que eso será así?”, repuso el Inquisidor Herético frotándose el mentón. “Todos nosotros hemos estado aquí demasiado tiempo, ¡así que nuestra presencia se ha hecho un poco más débil! No hemos parado de imprimir nuestras revistas con actualizaciones de las actividades de los cazadores, pero, en el mundo exterior, el volumen de ventas ha ido decreciendo sin parar”

“Sí. A eso me refiero”

“¡Entonces tendremos que empezar a ‘crear’ nuestra imagen de ahora en adelante!”, exclamó el Inquisidor Herético mientras se ponía en pie. A continuación, empezó a trazar círculos en torno a mí como si fuera un cachorrito. “Hmm… eres un poco bajito, ¡pero eso está bien! Como puedes ver por mi propio ejemplo, ¡las fotos pueden esconder eso!”

“Uh…”.

No. ¿No se daba cuenta de que su estatura era uno de sus puntos fuertes a la hora de mostrarse encantador?

Había una gran sonrisa en aquel pequeño rostro.

“[Un hombre bajo pero apasionado, el Rey de la Muerte]. ¡Si usamos un eslogan como ese, funcionará!”

Sin darme oportunidad de decir nada, los cazadores se reunieron en torno a mí.

La Bruja. La Condesa. Viper. La Paladín. Sin importar de qué gremio venían, todos ellos se acercaron y empezaron a examinar cuidadosamente todo mi cuerpo.

“Voy a preguntar solo por si acaso, pero ¿estás saliendo con alguien ahora mismo?”

“Uh… no, no lo hago”.

“¿Y desde que entraste en la Torre? ¿Alguna ex-amante?”

“Nope”.

“Eso significa que no nos tenemos que preocupar por un escándalo. ¡Perfecto!”

No terminaba de entender qué fragmento de eso era ‘perfecto’.

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Todos aquellos cazadores de alto rango empezaron a charlar entre ellos.

“Lo he estado mirando desde un costado, pero, cuando sonríe, da una imagen astuta. Creo que deberíamos seguir con el tipo misterioso. Nada más importará, ya que solo tiene que poner una buena cara de poker”

“Pero que no haya estado saliendo con nadie es un problema”, intervino la Paladín. “Tenemos que crear un escándalo inexistente. Si no, la gente va a limitarse a propagar falsos rumores…”

“No te preocupes, me encargaré de eso”

“¡Oooh! ¿Será un escenario en el que el amor ha florecido después de haber luchado hombro con hombro con él a lo largo de cinco días? Jajajaja, ¡me gusta! Puede convertirse en una historia que encante a la gente”

“¿Qué os parece un escenario en el que ha donado la mayor parte del dinero que ha ganado hasta ahora a un orfanato? Por si algo así pasara, hago donaciones regulares de forma anónima. Podemos decir que en realidad eran del Rey de la Muerte”.

“Hmmm. Dejo eso en tus manos, Condesa”

¿Qué estaba pasando allí?

“¡Para empezar, llamemos a un fotógrafo! ¡Tomemos algunas fotos!”, exclamó el Inquisidor Herético sonriendo brillantemente. “Llamad a los diseñadores también. Tenemos que tener, al menos, una foto que darle a la prensa para cuando acabe el día. ¡Ya hemos grabado un vídeo sobre la batalla en el piso 11, así que la subiremos a internet cuando sea el momento!”

No. Esperad.

“Oye, chicos…”.

“No te preocupes”, me detuvo la Bruja con una sonrisa. Esa sonrisa mostraba sus numerosas y profundas experiencias. “Rey de la Muerte, tú no tienes que hacer nada. Nos ocuparemos de todo. Tú… sí, eso es. Tú solo tienes que seguir haciendo lo que has estado haciendo hasta ahora”.

“No, dijiste que seguiríamos un estilo misterioso. ¿Para qué íbamos a necesitar a un diseñador?”.

“Es solo por hoy. Por favor”, rogó la Bruja juntando gentilmente sus manos. “Todo el planeta quiere saber sobre ti. Una foto. Tomemos una única foto y enseñémosela a la gente, ¿vale? No te preocupes, Rey de la Muerte. Los diseñadores que tenemos contratados en exclusiva son increíbles”

Una media hora después comprendí que la intención nunca fue tomar una sola foto.

“¡Mira aquí!”

*Flash*

Hasta diez diseñadores vinieron y me vistieron y me hicieron peinados con estilo. Y, cada vez que me ponían ropa nueva y me retocaban el cabello, los flashes de la cámara del fotógrafo empezaban a deslumbrarme.

“Eso es. ¡Esta vez sujeta la daga! ¡Como si fueras un lobo escondido esperando a su presa para cazarla!”

“No… espera…”

“¡Muy bien!

*Flash*

Los cazadores se amontonaban detrás del fotógrafo. Susurraban entre ellos mientras examinaban mi pose con miradas de halcón.

“El traje le queda inesperadamente bien”

“Quizá deberíamos probar una impresión más juguetona”

“¡No se puede! ¡El concepto ‘juguetón’ es mío!”

“Eso es verdad. Entonces qué deberíamos… ¿Y si vamos con un joven ardiente con espíritu aventurero?”

“Eso me gusta. Vamos con eso”

*Flash*

“¡Muy bien!”

Muy bien, los cojones.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. BUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. ¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!!

Bae Hu-Ryeong llevaba un buen rato retorciéndose de risa en el aire.

Pasó una hora. Luego otra. La sesión de fotos no se acababa nunca, y mi paciencia colgaba de un hilo cada vez más fino.

“¡Ya estoy harto! ¡Basta ya!”. Me quité el traje y lo arrojé al suelo. “¡Los cazadores tienen que centrarse en subir la Torre! ¿Qué coño es esto de la imagen pública? ¿Qué mierda es esto de las sesiones de fotos? ¡Tener todas estas cosas inútiles en la cabeza es el motivo por el que lleváis años sin pasar siquiera del piso 10!”.

Silencio.

¿Las palabras que habían brotado de mi corazón habían surtido efecto? El ambiente se puso incómodo. Todos los cazadores, incluyendo a la Bruja, miraron mi rostro.

Y asintieron.


“… ¿No os parece que ha sido un discurso bastante bueno?”

“Mmmm… ¡creo que de verdad eres un joven apasionado con un espíritu aventurero!”

“El titular de esta revista será [El cazador que trepó la Torre]”

“Nosotros también éramos así de apasionados cuando teníamos veinte años…”

No había servido de nada.

“Ah, ¡no, gracias! He venido a hablar del piso 20. Os daré todos los derechos del piso 10 al 19, ¡así que aseguraos de que el piso 20 es para mí!”.

Los cazadores asintieron de nuevo.

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“También me gusta tu estilo codicioso”

“¿Y si usamos ese titular en el periódico de mañana? [El Rey de la Muerte hace un impactante anuncio: distribuirá los derechos de los pisos del 10 al 19 al resto de cazadores y estará satisfecho con poder seguir ascendiendo la Torre]”

“¡Estoy de acuerdo!”

“Sería apropiado que en la segunda página hubiera un artículo del estilo de [El Rey de la Muerte, conocido por hacer donaciones regularmente a un orfanato]”

“Sí. Digamos que le estamos dando el piso 20 como muestra de gratitud y respeto hacia él”

“¡Perfecto! Ahhh, ¡qué magnífico remate!”

Todo mal. No habían prestado atención a nada de lo que había dicho. Estaban demasiado preocupados con la idea de convertirme en un héroe.

“Simplemente ríndete, joven”, me dijo abruptamente el Santo de la Espada. El viejo espadachín apoyaba la espalda en una columna del edificio. “Hicieron lo mismo cuando ascendí al rango 1. Resulta que ser viejo daba una impresión favorable en el mundo, y me pidieron que cambiara mi barba. En aquel entonces tuve que escuchar todo tipo de cosas”

Oh, por Dios.

“Esto es lo que querían enseñarle al mundo exterior. [Nosotros también vivimos una vida honorable]. Es una especie de complejo de inferioridad”, murmuró el anciano. “Han abandonado por completo el mundo exterior y han venido a la Torre, de todos modos. Qué patético…”. El Santo de la Espada empezó a caminar. “Vámonos”

“¿Cómo?”.

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“Si te quedas aquí, no va a terminar nunca. Cuando termines la sesión de fotos, te dirán que grabes un vídeo, y, después de eso, que te prepares para una conferencia de prensa. Son ese tipo de gente. Si no te escapas ahora, todo el día va a ser así”

Sonaba horrible. No tenía ni que pensármelo.

“¡Huyamos rápido!”.

“Buena decisión”

Concentramos el Aura en la punta de nuestros pies y corrimos. Escuché un grito detrás de nosotros, ,”¡Ahhh!”, pero no nos detuvimos.

“¡Rey de la Muerte!”, gritó la Bruja. “¡Voy a dar una conferencia de prensa mañana, así que vuelve por la mañana, si puedes! ¡Nadie debe verte, así que ven en secreto! ¡Aunque quieras escaparte, hazlo por los tejados! ¡Ten cuidado!”

Bae Hu-Ryeong se rio como un histérico.

-Oye, esa mujer no es un ángel, ni tampoco una diosa. ¿No te da más bien la impresión de que es una madre?

La verdad es que tenía razón. Y ni siquiera sabía qué tipo de existencia era una madre.

***

 

 

Antes de darme cuenta, el sol se había puesto. Seguimos el consejo de la Bruja, corriendo por los tejados. Mirando hacia abajo desde allí, todavía había cientos de personas amontonadas frente a la cafetería. Un enjambre de reporteros con sus respectivas estaciones de emisión estaban allí también.

‘¡Habríamos estado en problemas si hubiésemos salido por la puerta principal!’

Saltamos de tejado en tejado, todos con sus tejas rojizas. Para cuando nos detuvimos, estábamos en el campanario de la plaza. El guardia que protegía la estructura jugueteaba con un smartphone y nos reconoció de inmediato.

“¿Uh? ¡Se-señor Santo de la Espada!”

“Mmm”. El anciano espadachín aterrizó con facilidad en el campanario. “Lo siento, pero ¿podrías darnos unos momentos?”

“Ahh… yo… bueno…”

“Basta con cinco minutos”

El joven guardia estaba abrumado. Que una leyenda viva le pidiera permiso para algo parecía haberlo cogido con la guardia baja. Entonces nuestros ojos coincidieron y él los abrió de par en par.

“Por casualidad… ¿eres el Rey de la Muerte?”

“Ah. Sí”.

“Waaaa. ¡Wow! Es la primera vez que te veo en persona. ¡Wow! ¡Increíble!”. El guardia rebuscó en su bolsa y de ella salió una novela de romance. Parecía haberse traído algunas cosas al azar para matar el tiempo mientras estaba en el turno de guardia. “E-este es el único papel que tengo ahora mismo. ¿Te importaría firmarme un autógrafo, por favor?”

El Santo de la Espada cogió la novela como si la situación le resultase familiar.

“¿Tienes un bolígrafo?”

“¡A-aquí está!”

“¿Cómo te llamas?”

“Bueno, todavía no tengo un apodo, así que…”

El anciano esgrimista firmó el papel con trazos firmes. El guardia recogió la firma como un niño inocente y me miró a mí. No sé por qué, pero sus ojos brillaban.

“Se-señor Rey de la Muerte, ¿podría pedirle su firma también?”

“Uh”. ¿Mi autógrafo? “Nunca he firmado nada antes, así que…”

“¡Es mi deseo desde hace mucho tiempo! ¡Por favor!”

Asombrado, recibí la novela y el bolígrafo. ¿Cómo era posible que deseara mi autógrafo desde hacía mucho tiempo? ¿Cómo de aburrida era su vida? Sintiéndome un poco incómodo, apoyé la novela en la pared. El autógrafo del Santo de la Espada ya estaba allí. Mientras intentaba firmar con el bolígrafo, me di cuenta de que era la primera vez que escribía el nombre ‘Rey de la Muerte’.

Antes de poder tomar conciencia de todo aquello, mi firma y la del Santo de la Espada estaban una al lado de la otra.

 

Santo de la Espada
Rey de la Muerte

 

“…”

“¡Mu-muchas gracias! ¡Gracias!”. El guardia se inclinó casi noventa grados y, como si temiese que los autógrafos pudieran esfumarse, recogió rápidamente la novela. Cuando lo hizo, me invadió un extraño sentimiento, y me resultaba difícil determinar siquiera qué era lo que sentía.

“Disculpe…”

“¡Lo guardaré como un tesoro familiar! ¡No se preocupe! ¡Jamás se lo venderé a nadie! ¡Oh, muchas gracias a ambos! ¡Que tengan un feliz fin de semana!”

El guardia salió corriendo escaleras abajo por la torre del campanario. Parecía encantado e iba chillando “¡Yuju! ¡Es mi día de suerte!”. Su excitada voz fue desvaneciéndose poco a poco conforme se alejaba.

Cuando regresó el silencio, un sol de un rojo carmesí se ponía lentamente. La vista desde el campanario era hermosa.

Y solo la silenciosa respiración de dos personas permanecía allí.

“…”

Ambos nos quedamos callados durante un rato. Y, entonces…

“Erm… señor Santo de la Espada…”.

“Hey, joven”

Mis palabras y las del anciano colisionaron y se desvanecieron después de que ambos empezáramos a hablar a la vez. Se hizo un silencio incómodo, pero no duró mucho.

“Señor Santo de la Espada”, dije, “para usted debe parecer que he matado a una tremenda cantidad de gente. Un asesino en masa que debe ser castigado”. Miré al Santo de la Espada con una expresión relajada. “Pero, si se mira en el espejo, usted también verá a un asesino en serie que ha matado a un gran número de personas. Usted mismo”.

Él estaba mirando la puesta de sol, no a mí. “Pero, señor Santo de la Espada, usted no se castigaría a usted mismo por eso. Y eso se debe a que tiene un estándar claro para matar a alguien. Concretamente, [castigar a aquellos que dañan a mucha gente]”. Mientras el crepúsculo se desvanecía, seguí hablando. “Yo también tengo un estándar claro, y por eso hice lo que hice. Y ese estándar es [castigar a aquellos que dañan a mucha gente]”.

Había preparado todo aquello desde la vez en la que le mentí diciéndole que era un profeta. “Si usted mata a alguien porque ha matado a mucha gente antes, yo maté a alguien porque podía haber matado a mucha otra gente”. Era una mentira meticulosamente preparada para el Santo de la Espada. “Por lo tanto, usted y yo caminamos por el mismo sendero…”.

“Joven”, me interrumpió él antes de poder terminar mi frase. “No tienes que intentar justificarte así”.

Sí.

“Señor Santo de la Espada, yo…”.

“Joven”. Cerré el pico cuando me volvió a llamar con voz grave. Mientras miraba al atardecer, musitó: “yo soy diferente de otros cazadores”. A primera vista, esa frase llegaba de la nada. “La Bruja de Dragón Negro. La Condesa. El Inquisidor Herético. Viper. La Paladín… Todos ellos son niños que sufrieron terriblemente en el mundo exterior. Pero yo soy distinto. Yo nací sin escasez, y viví sin escasez alguna”.

Marcus Calenberry. Sabía que el anciano ante mí venía de una familia respetable. Bueno, más que saberlo, había hecho una investigación a gran escala sobre él cuando lo consideraba un enemigo. Decían que venía de una familia prestigiosa y con fama en todo el norte de Europa.

“Cuando la Torre apareció en el mundo, yo ya había construido mi propia familia. Dirigía una compañia y estaba casado. Tenía hijos, y había visto a mis hijos darme nietos y nietas. Ya he tenido suficiente éxito”. Su voz estaba en calma. “Pero dudaba”

“¿A qué se refiere cuando dice que dudaba?”.

“¿Mi éxito se debía a mi capacidad? Tuve una curiosidad repentina”. El viejo sacó lentamente su espada de la vaina. “¿Era solo porque venía de una buena familia?”. La puesta de sol relucía en el horizonte. “¿Era simplemente porque yo era alguien nacido ya con éxito, en una buena familia, que conoció buenos amigos y creció comiendo y bebiendo las viandas más lujosas? Me sentía orgulloso de que lo había conseguido todo por mí mismo, pero… quizá eso solo era la ilusión de alguien atrapado en una jaula”, explicó el Santo de la Espada. “No, eso no es así”. Su voz estaba afilada como la hoja de su espada. “No puede ser”. Él poseía un corazón escarlata como el ocaso. “Estaba seguro de que había nacido con algo bueno. Sin embargo, quería alzarme, erguido y orgulloso, por mí mismo. Quería probar que mi orgullo no era una ilusión”

“Así que por eso entró en la Torre”.

“Sí”, asintió el anciano. Sus arrugas eran gruesas y profundas. “El que entra en la Torre no puede regresar jamás al mundo exterior. Solo mi cuerpo. En este lugar no hay familias prestigiosas, ningún asistente que me apoyara… quería probar mi forma de vivir con mi propio cuerpo”. Sin embargo, el Santo de la Espada murmuró: “Parece que, sin darme cuenta, he bajado la guardia”. A continuación, dijo “Abrir Carta de Habilidad. Mostrar”

*Cling*

Una carta plateada flotó hacia mí desde la mano del Santo de la Espada.

SSS Class Suicide Hunter Capítulo 52 Novela

“Fui un tonto”, dijo el Santo de la Espada mientras bajaba su carta de habilidad. “Quería confiar únicamente en mis ojos y mis manos, pero… antes de darme cuenta, me estaba apoyando en las [Habilidades}. Vi lo que vi a través de la habilidad, no de mis propios ojos, y confié ciegamente en el juicio de la habilidad en vez de en mi propio juicio”, dijo. “Joven, te lo preguntaré una última vez”. Sus ojos azules se clavaron en los míos. “¿Alguna vez, aunque sea solo una, has matado a un inocente?”.

¿Eso era todo? Por eso me dijo que no tenía que seguir intentando justificarme. Ya estaba convencido.

Sí. Justificarse es algo que se hace desde la cabeza. No importa lo elaborada que sea una mentira, su objetivo es engañar a la mente de alguien, no para ganarse su corazón.

“No”. Persuasión, no convicción. “Nunca lo he hecho, señor Santo de la Espada”. Tal y como había hecho ante el creador de la Torre, contesté de todo corazón. “Y tampoco lo haré en el futuro”.

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El Santo de la Espada cerró gentilmente los ojos, como si estuviera reflexionando sobre mi expresión y mi tono de voz.

Un largo silencio se apropió del ambiente. Y, luego…

*Hop*

La carta salió volando por los aires y, con un destello carmesí, fue cortada en dos por la espada del anciano.

La carta se partió por la mitad mientras un rayo dorado de luz del crepúsculo atravesaba el punto exacto por el que había sido cortada.

“Creo en mis ojos”. Un instante después, la carta se desintegró en chispas luminosas que se dispersaron en el viento. “Lo has pasado mal estos últimos cinco días. Gracias por avenirte a complacer la cabezonería de un anciano”, prosiguió agachando la cabeza. “Es un poco tarde para decirte esto, pero verte cruzar los pisos del 12 al 19 fue una experiencia bastante placentera. Descansa bien por hoy. En cuanto termine la conferencia de prensa de mañana, el piso 21 se abrirá”.

El viejo dio un pisotón en el suelo y, justo antes de saltar al tejado de otro edificio, me echó una buena mirada. “Estaré esperando ver tu actuación en el siguiente piso, Rey de la Muerte”. Y, en un instante, estaba ya bastante lejos del campanario.

“…”.

Durante un rato bastante largo me quedé ensimismado, hasta que abrí la boca de mala gana.

“Emperador de la Espada, qué acaba de…”

-Uhhhh.

“¿El Santo de la Espada acaba de reconocerme, ¿verdad?”.

-Eso creo.

Mi corazón estaba completamente en paz.

“Waaaah…”. Se me aflojaron las rodillas y me senté lentamente en el suelo. Estaba hecho de piedra y muy frío al tacto. Miré ausente al cielo rojo que lentamente se iba haciendo oscuro. “Wow. De verdad… de verdad se acabó. El piso 20 también es mío a partir de ahora. Y los maestros de gremio se ocuparán de la prensa. Sí, de verdad se ha terminado”.

Bae Hu-Ryeong soltó una risita.

-¿Qué quieres decir con que se ha terminado? Si alguien te escuchara podría pensar que acabas de superar el piso 50 o algo así.

“Me siento como si acabara de despejar el piso 90”.

-Tsk, tsk, tsk. Zombie, a veces no termino de decidir si tienes nervios de acero o simplemente eres un cobardica más.

“Si te digo la verdad, yo también dudo a veces”.

Cuando pensaba en lo que había hecho, me llenaba una extraña sensación de saciedad.

 

[La Diosa de la Protección está impresionada por tus logros]

 

Una voz que llevaba un tiempo sin oír resonó.

“¿Uh?”. Si pensaba en ello, era raro que, a pesar de derrotar al Rey Demonio de la Lluvia Otoñal, la Diosa de la Protección siguiera callada. No, excepto cuando despejé el piso 12 por primera vez, la Diosa de la Protección había estado siempre en silencio.

 

[La Diosa de la Protección reconoce todos tus logros]

 

Era como si quisiera soltar todo lo que había estado reprimiendo con su silencio a lo largo de todo el camino. Varias voces se dejaron oír.

 

[La Diosa de la Protección concluye que, aunque mentiste acerca de ser su Apóstol, en realidad reúnes las cualificaciones para ser un Apóstol]
[La Diosa de la Protección te permite usar su nombre en el futuro]

 

Pero había algo extraño con su elección de palabras.

“¿Qué quiere decir con ‘usar su nombre en el futuro’?¿A qué se refiere?”.

 

[La Diosa de la Protección se siente herida por tus palabras, teniendo en cuenta lo bien que lo habéis estado haciendo hasta el momento]

 

Se hacía cada vez más incomprensible.

 

[La Diosa de la Protección te pide que mires hacia abajo]

 

Miré hacia abajo. No había nada más que el suelo de piedra.

 

[La Diosa de la Protección te pide que mires un poco más a la izquierda]

 

Desplacé mi mirada hacia la izquierda. En ese lado estaban mis piernas y mi cadera. Allí, atada al cinturón, había una espada legendaria entregada por la Diosa al Emperador Fundador del Imperio Aegim. En otras palabras, la Espada de Protección Sagrada de Lefanta Aegim, que estaba dentro de su vaina.

“Espera un momento. ¿No querrá decir…?”.

 

[La Diosa de la Protección te aconseja que centres tu atención en tu cadera]

 

Me sentí raro. Recordé la escena en la que estaba luchando contra el ejército del Rey Demonio en el piso 12. En ese momento, estaba seguro de haber escuchado una voz que afirmaba que la Diosa de la Protección estaba exprimiendo hasta la última gota de su poder. Y, en cuanto las palabras se desvanecieron, un rayo de luz blanca apareció de algo que yo estaba sujetando.

Después de eso, no hubo ningún otro milagro.

“No, espera un momento. No me digas que la [Diosa de la Protección] mencionada de vez en cuando en la lucha contra el Rey Demonio es…”, musité con la más pura incredulidad. “¿Tú… eras una ‘espada’?”.

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Y, tras unos momentos, la voz contestó.

 

[¡La Diosa de la Protección contesta afirmativamente!]

 

Oh, Dios mío. Y pensar que la Espada de Protección Sagrada que había estado usando todo ese tiempo era realmente una espada santa…

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