SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 51: El Paraíso Tras El Final (Parte 2)

“¡De ahora en adelante, tendrás que pensar un poco más en lo que haces!”, dijo la Bruja.

Esa mujer seguía pegándome en el brazo con un periódico enrollado. *Paf, paf* Estaba tan excitada que no podía controlarse.

“¿En lo que hago?”.

“Mmmmmm. Ahora estás en los cinco grandes clanes, pero, en realidad, no eres distinto a un cazador solitario. Ahora que todo ha ido tan bien, te vendría de lujo crear tu propio clan”, rio alegremente la Bruja. “Ya que eres el cazador rango 3, deberías tener el título de ‘Líder de gremio’. Aunque te hayas unido a los mayores cinco clanes, no te pega ser un simple miembro”.

No parecía real.

“Ser un líder de gremio…”. ¿Yo, un líder de gremio?¿El jefe de un clan? No solo no parecía real, era directamente inimaginable. Para empezar, ¿qué necesidad tenía de contar con cazadores como subordinados? Ya tenía mi ejército de esqueletos.

“Sí”. La  Bruja, dándose cuenta de que mi expresión no tenía buena pinta, sonrió ligeramente. Justo detrás de ella, el Emperador de la Espada me miraba en silencio. “Pareces ser similar al viejo, tu personalidad se ajusta mejor a ir en solitario. Hay una cantidad inesperadamente alta de gente cuyo ideal de aventura es destruirlo todo y hacerlo siempre a su manera. Si no planeas hacer eso, tampoco voy a forzarte”.

“Ojó, ¿estás hablando de mí a mis espaldas?”.

“Y, aparte de eso…”, resopló la Bruja girando su cabeza, ignorando por completo al Santo de la Espada. “¿Qué se supone que es eso?”.

Al otro lado del campo de acacias, en una pequeña llanura, los soldados del ejército continental estaban levantando algo. Parecía un campamento. Ya que habían renunciado a atacar el paraíso del fantasma vengativo, se tomarían un día libre y después retirarían sus tropas.

“Ahhh”, contesté, mesándome la barbilla. “Son soldados reunidos de todos los rincones del continente”.

“¿Vienen de todas partes?”

“Para darte algo de contexto…”

Seguí explicándoles el estado de las cosas. Por supuesto, la historia del espectro furioso quedó convenientemente omitida. Solo les conté cómo había engañado al ejército continental.

La Bruja y el Santo de la Espada escucharon juntos la historia y, conforme iba contándoselo todo, sus expresiones se hacían cada vez más extrañas. Ella resumió los pensamientos de ambos en una sola frase.

“Rey de la Muerte… veo que tienes una capacidad más que decente a la hora de mentir”

“Bueno, gracias a eso pude completar este piso sin derramar una sola gota de sangre”.

“No, no te estoy culpando. Todo lo contrario: lo hiciste muy bien”. La mirada de la Bruja se hizo más aguda. Esos eran los ojos del comerciante al que se le había ocurrido un retorcido plan. “Eso quiere decir que, a partir de ahora, podemos comerciar aquí, en el continente. No es necesario seguir dependiendo de los viejos decrépitos del mundo exterior. ¡Esos desgraciados! Siempre bajando los precios aprovechando que eran nuestra fuente de alimentos. Veremos si pueden seguir haciendo eso”. Su voz estaba llena de resentimiento.

“Básicamente, el intercambio entre la Torre y el mundo exterior era bastante injusto”, explicó el Santo de la Espada. “Dinero, recursos, tecnología… fuera lo que fuera, el mundo exterior tenía en abundancia comparado con la Torre. Por supuesto, hay materiales y elixires en la Torre que no se pueden conseguir en el mundo exterior, pero aún así…”.

“¡Alimentos! ¡La comida siempre es un problema!”, se quejó la Bruja pateando el suelo con furia.

La primera vez que la vi, pensé que era una persona poco amigable. Quizá era porque los tres habíamos atravesado juntos los pisos del 12 al 19, pero ahora expresaba abiertamente sus emociones frente a nosotros.

Eso quería decir que nos habíamos vuelto mucho más cercanos.

“De todos modos, Bruja de Dragón Negro, ¿quieres decir que vas a empezar a comerciar con la gente del continente?”.

“¿Hm? Por supuesto. El mundo exterior también debe probar el sabor de la amargura”.

“Entonces”, sonreí antes de apuntar con el dedo el campamento militar que estaba siendo instalado en la llanura, “vas a tener que hablar con ellos de ahora en adelante. Si simplemente llegas y les dices ‘Comerciemos’, no va a funcionar. Para la gente del continente somos extranjeros, y, para nosotros, ellos son gente de otro mundo”.

“Eso es verdad”

“Dejaré que uses mi nombre”, le dije. “En este mundo soy el emisario del Emperador Fundador y un apóstol de la Diosa. Si finges que tú también ocupas un puesto de apóstol, como mínimo te será útil para empezar a comerciar con ellos”.

“…” La mirada de la Bruja se agudizó de nuevo. “Es una oferta por la que estoy agradecida. También es un movimiento eficiente. Pero estoy segura de que no vas a dejar que use tu nombre gratis, así que… ¿qué es lo que quieres?”

“El piso 20”.

“¿Qué?”

Miré a mi alrededor. Campos de acacias. Una pequeña llanura. El poblado natal de Estelle.

Ese pequeño mundo era todo lo que existía en el piso 20.

“Quiero el piso 20”.

Por un momento, la Bruja se quedó sin palabras. “… Espera, ¿qué quieres decir con el piso 20? No me digas que quieres tener todo el piso para ti”

“Sí. Para ser exacto, quiero que toda la tierra que compone el piso 20 sea de mi posesión”.

“Eso es…”

“A cambio, no aceptaré nada por haber despejado los pisos del 11 al 19. Podéis compartir los beneficios o comerciar con el continente con los demás cazadores”.

Ella apretó los labios.

Era una oferta sin precedentes. Por lo general, cuando los cazadores asaltaban un piso, los participantes empezaban por compartir entre ellos sus logros. El propietario de un objeto, o, yendo más allá, el propietario de ciertos recursos. Sin embargo, más o menos la mitad de los derechos se dejaban para ser compartidos por todos los demás cazadores.

No había antecedentes de que nadie poseyera [Un piso] al completo.

“Eso… no es algo de lo que me pueda ocupar por mi cuenta”, respondió con expresión perpleja. “Tendremos que llamar al resto de líderes de gremio para discutirlo”

“Bueno, no tengo nada que hacer durante las próximas 24 horas, así que esperaré”.

“… ¿De verdad quieres el piso entero para ti?”, inquirió la Bruja mirando a su alrededor. “Esta tierra no parece demasiado valiosa. El sendero de flores de acacia… es bonito, pero no hay suficientes campos para labranza. El tamaño del propio piso es más bien escaso”

“Bien”.

“Basándome en mi experiencia, Rey de la Muerte, en estos casos es mucho más provechoso recibir las recompensas de todos los pisos. Seguramente ganes una fortuna.

Yo me reí como respuesta.

“Prefiero tener propiedades que dinero. Tener tierras es lo mejor. ¿Trato hecho?”.

La Bruja suspiró.

“Reuniré al resto de líderes de gremio. Discutamos esto en el piso 1”.

“Bien entonces”.

“Mmm… vas a tener que mostrarte en público al menos una vez de todos modos. Pero…”. La Bruja miró lentamente a su alrededor. “Hay algo que quiero preguntarte desde hace un rato”

“¿Sí?”.

“¿Qué carajo es eso?”

Miré en la dirección que señalaba la Bruja.

“Jo-joder… Maldito… hijo de… haz que… esto pare… ¡Haz que pare! ¿Es tan difícil? ¡Joder! ¿Qué coño te he hecho para que me odies tanto? ¿Qué he hecho mal?”.

Un excelente bailarín estaba mostrando sus habilidades. Su sudor y sus lágrimas fluían hermosamente hacia los campos de acacia. Era una bella estampa.

“Bruja de Dragón Negro”, sonreí ampliamente, “tú no has visto nada hoy”.

“¿Eh?

“No has visto absolutamente nada hoy. Sabes lo que hay que hacer, ¿verdad?”.

“…”

La Bruja tenía una curiosa expresión. Era la cara de un biólogo que ha descubierto el misterio que llevaba persiguiendo toda una vida.

“Está claro que hay todo tipo de gente en el mundo. Lo comprendo, pero…”, murmuró ella. “Como suponía, tú tampoco estás bien de la cabeza…”.

Otra opinión irrelevante.

***

Dejé al espectro vengativo y al Emperador de las Llamas en el piso 20 y me transferí al piso 1 con el resto de cazadores.

“¿Te parece bien que la reunión se celebre en la misma cafetería a la que fuimos la última vez?”

“Sí, me da igual”.

Hacía mucho que no estaba en la ciudad del primer piso. Babilonia.

Para otros podía parecer que volvía después de solo cinco días. Sin embargo, para mí ese no era el caso. Literalmente cientos de días. Era la primera vez en años que regresaba a la ciudad.

“Jaaaaaaih”.

“¿Qué te pasa?”

“Nada. Ahora, por fin, estoy asimilando que he despejado ese piso”.

La Bruja dejó escapar una risita. “No estoy muy segura de eso. Probablemente todavía tienes que comprenderlo un poco más”

“¿Eh?”.

“Te lo dije. En la Torre, ahora mismo, solo se habla de ti. Prepárate”.

No hacía falta preguntar para qué debía prepararme.

“¿Uh?”

“¿Puede ser que ese sea…?”

No mucho después de poner el pie en el portal de transferencia del primer piso, la zona en derredor empezó a zumbar ruidosamente.

Los viandantes. Vendedores callejeros que habían establecido sus puestos a ambos lados de la carretera. Cazadores, listos para ir a cazar. Todos se susurraban los unos a los otros.

“¿Esos no son la Bruja y el Santo de la Espada?”

“Entonces ese que va con ellos es…”

“¡Es el Rey de la Muerte!”, gritó alguien. Eso fue solo el comienzo.

“¡El Rey de la Muerte ha aparecido!”.

Un cliente que examinaba cuidadosamente las armas usadas de un puesto giró la cabeza. Una pareja que disfrutaba de un café en la terraza de una cafetería se levantó. Los mercaderes que vendían flores exóticas, los cazadores que charlaban con sus colegas… docenas, cientos, todos a la vez, miraron hacia nosotros. Hacia mí.

Una multitud se congregó en un instante.

“Uaaaaaa, wow”

“Dicen que has superado el piso 20 tú solo ¿Es verdad?”

“¡Mira aquí, por favor! ¡Espera, por favor! ¡Aquí, aquí!”

*Bla bla bla*

Ni siquiera tenía tiempo para centrarme en nada. En el tiempo que dura un parpadeo, nuestro grupo estaba completamente rodeado de gente. Y eso no había acabado. Volví a parpadear y la gente a nuestro alrededor se había duplicado.

“Uh…”.

“No digas nada”, susurró suavemente la Bruja con una voz que solo yo podía oír. “No tienes experiencia tratando con la prensa, ¿verdad?”

“Bueno, evidentemente no”.

“¿Misterioso o estrella de rock?”

“¿Cómo?”.

“Me refiero al estilo. ¿Quieres ser del tipo misterioso o del tipo popular?”

La multitud se había triplicado en el tiempo que tardó la Bruja en susurrar. El ritmo de nuestro grupo era 30 veces más lento. *Clic, clic* A cada paso que dábamos, una multitud de flashes de las cámaras de todos los teléfonos que nos rodeaban se disparaban continuamente.

Oh, Dios. Sentí que estaba perdiendo la cabeza.

“Una vez elijas un estilo, será difícil cambiarlo. Tienes que darme una respuesta ya mismo”

“Uh. Sé lo que quiere decir el estilo misterioso, pero ¿a qué te refieres con estrella de rock?”.

“Es como un actor famoso”, contestó ella. “Para empezar, tendrás que hacerte una cuenta nueva para las redes sociales. Necesitarás un secretario que se ocupe de tu imagen y otro que se encargue de la prensa. Por supuesto, también deberías contratar a alguien que se dedique a cuidar tu apariencia y tu estilismo. Ah, no te preocupes por el dinero. El gremio Dragón Negro se hará cargo de eso”

Se me fue la olla todavía más.

A nuestro lado, el Santo de la Espada fruncía el ceño. Musitó unas palabras: “Odio lidiar con esta mierda. Me iré por mi lado”.

Sonaba razonable.

“Creo que prefiero el estilo misterioso…”.

“¿Estás seguro? La gente cambia en cuanto recibe algunos cuidados. Es habitual volverse mucho más guapo, y descubrirás nuevas formas de tratar con otros seres humanos”

Un buen ejemplo era el Inquisidor Herético, que actuaba como modelo para revistas y probablemente también hacía sesiones de fotos privadas.

Lo sabía muy bien.

Antes de mi regresión de 4.000 días, yo mismo solía coleccionar esas revistas y pósters. Hasta la Bruja de Dragón Negro que estaba junto a mí servía habitualmente de modelo para la portada de numerosas revistas.

“¡No, misterioso! Quiero un estilo misterioso”. Desde luego, si me iba a involucrar a mí, la historia cambiaba.

“¿Por qué? ¿No te gustan las sesiones de fotos?”

Antes de que me gustara eso preferiría que me pegaran un tiro en la cabeza.

“Me moriría de vergüenza”.

“Todos empiezan siendo tímidos. Bueno, no todos, el Inquisidor Herético no sabía lo que era la vergüenza incluso antes de empezar… pero él es una excepción. Rey de la Muerte, si te preocupan las cosas vergonzosas, creo que lo que hiciste cuando gritaste desde las alturas en el Imperio Aegim era todavía más…”

“Si no va a ser misterioso, dejaré los cinco grandes gremios”.

Lo decía totalmente en serio.

La Bruja se rió audiblemente.

“Sí, supongo que servirá. Parece que encajas bastante bien”

“¿Qué debo hacer para mantener el estilo misterioso?”.

“Sencillo. Solo debes tener una buena cara de poker”. Era la primera vez en mi vida que alguien me aconsejaba que tuviera ‘una buena cara de poker’. “Toda actividad en redes sociales está estrictamente prohibida. Nada de revistas ni apariciones en programas de televisión. Si alguien pide una entrevista, recházala. Como mucho puedes conceder dos al año, y solo te mandaré reporteros que haya verificado de antemano”.

Hmm.

“… ¿Eso es todo?”.

“Aún no eres consciente de lo difícil que será”, dijo ella con una risita. “La atención es una droga. Una de las más adictivas”.

El Santo de la Espada intervino en cuanto ella dijo eso. “También es una de las drogas que más concienzudamente destruye a la gente”.

“Eso es verdad. Si diez personas le prestan atención a alguien, ese alguien probablemente se sienta feliz. Pero cuando tú te coloques en ese punto, aunque solo digas unas pocas palabras, docenas, cientos de personas reaccionarán a lo que digas. En realidad no hay mucha gente que pueda resistirse a ese tipo de droga”.

La muchedumbre que se congregaba aumentó todavía más. Parecía que todos los habitantes de la ciudad se estuvieran reuniendo allí.

“Y todo eso, para nada”, sentenció el Santo de la Espada.

“Sí, pero, aunque sea una mierda, resulta muy placentero”, replicó la Bruja. “Quizá saber cómo disfrutar ese tipo de droga sea un logro para los famosos. Hasta que se cansan de ella. O podrías elegir seguir colgado hasta que te desilusionen tus compañeros que están haciendo lo mismo que tú. ¿Qué quieres hacer, Rey de la Muerte?”.

Miré a mi alrededor. Había una cortina de gente.

Estaba abarrotado de gente, no había ningún hueco. Los flashes de las cámaras brillaban constantemente, así que tenía que entrecerrar los ojos, porque me cegaban. Todo parecía un espejismo y las caras se fundían en una especie de sombra.

“Nadie va a estar tan pendiente de los demás como yo lo estaba”, dije. “Lo que quiero es que se me reconozca. Y, aunque no puedo saberlo con seguridad… diría que recibir atención y conseguir reconocimiento son ligeramente diferentes”.

Pensé en el Emperador de las Llamas.

Antes de suicidarme 4.000 veces, él era el ser supremo que acaparaba la atención en la Torre.

“No necesito la atención de millones de personas. La atención de la gente a mi alrededor es más que suficiente. Cientos de miles o millones, lo que quiero de la gente del mundo es… No es atención, es reconocimiento”.

“Muy bien, entonces”, sonrió la Bruja. “No creo que sean tan diferentes, pero, si esa es tu respuesta, la respetaré”.

“Sí”.

“Me alegra que seas ese tipo de persona”

Había oído algo parecido poco tiempo antes.

“Bueno, ¿algún consejo para mantener una buena cara de poker?”.

“Te enseñaré el secreto”, me susurró.

El estrépito de la multitud venía de todas partes. En unos instantes la velocidad a la que nos movíamos cayó a unos 10 centímetros por segundo.

“Es revivir un mal recuerdo”

“¿Un mal recuerdo?”.

“Sí. En mi caso, fue en el mundo exterior, cuando mi padre murió en una guerra civil”, dijo con calma. “Yo tenía siete años. Mis padres y yo estábamos huyendo y probablemente los soldados iban a seguirnos. Mi padre se quedó atrás y luego gritó ‘no mires atrás y corre todo lo que puedas’. Pero…”. La Bruja me condujo a través de la multitud. “En realidad, corrí sin mirar atrás. Escuché un disparo, pero no me giré. Seguí corriendo”.

*Clic, clic*

Los flashes de las cámaras no se detuvieron.

“Pasó cuando eras pequeña, ¿verdad?”.

“Sí, pasó cuando era pequeña”, murmuró la Bruja. “No es que odie el haber salido corriendo. Era una niña. Pero… ¿por qué no miré atrás? Hubiese sido fácil. Solo era mirar”

“…”.

“Cuando tengo que poner cara de poker, pienso en esos momentos. Cuando recuerdo cómo me latía el corazón, puedo poner un rostro realmente inexpresivo. Es como mi propio truquito de magia”, me contó mientras me miraba. “Tienes uno o dos recuerdos así, ¿verdad?”.

Los tenía. Un callejón oscuro. Recordé al Emperador de las Llamas agarrando mi cuerpo y quemándolo hasta las cenizas.

“Supongo que sí”.

No me hacía falta un espejo. Me daba cuenta de que tenía una perfecta cara de poker.

“¡Por favor, mira aquí un momento!”

“¡Por favor, di algo, cualquier cosa!”

“Bruja de Dragón Negro, ¿cuándo tendremos un anuncio oficial?”

“¿Qué tipo de relación tenéis vosotros dos?”

“¡Señor Santo de la Espada! ¿Qué piensa del Rey de la Muerte?”

Miré a mi alrededor de nuevo, pero, antes de darme cuenta, me había acostumbrado a los flashes de las cámaras, así que podía ver mi entorno mucho mejor. Nunca antes me había rodeado tal cantidad de gente. También era mi primera vez ante semejante ducha de flashes. Sin embargo…

“No sabía que iba a ser efectivo de inmediato”.

Estaba mucho más centrado que antes. Había recuperado mi calma usual.

La Bruja levantó levemente las comisuras de la boca. “Aprendes rápido, ¿eh? Te acostumbrarás pronto a esto”.

Desde luego, el mundo había cambiado en cinco días. Pero no tanto como para que no pudiera cambiar con él.