Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 13

Capitulo 8

Episodio 17: La Zanahoria Y El Palo

De vuelta a la atalaya, Reinbach y Sebas nos habían preparado un campamento.

“Has vuelto. ¿Qué limo era esta vez?” preguntó Reinbach mientras trabajaba en una de las tiendas, demasiado familiarizado con mi modus operandi.

Transmití lo que había descubierto sobre mis nuevos limos a través de mi Evaluación y las pruebas.

“Limo de Tumba… Nunca he oído hablar de él. Estoy seguro de que es otra especie nueva… con una serie de habilidades muy intrigantes”, dijo Reinbach.

“Un limo que atrae a los No Muertos y se aprovecha de ellos. Esta evolución no podría haber llegado en mejor momento”, dijo Sebas.

“Probablemente porque esa ha sido su dieta principal durante este viaje”, especulé.

“Vimos esas habilidades en acción, no hay duda de su eficacia”, dijo Remily. “Me interesa más su resistencia a la energía maldita. ¿Podrían consumir energía maldita junto con los No Muertos y neutralizarla?”.

“Tal vez si puedo medir cuánta energía maldita pueden contener. Tendría que probarlo con distintas variables”, dije.

“Si eso resulta, los limos de tumbas serán extremadamente valiosos”, añadió Remily.

Los monstruos no muertos y la energía maldita pueden aparecer en cualquier lugar donde se haya producido una muerte. Cuanto mayor era el número y la gravedad de las muertes en la zona, más probabilidades había de que se materializaran. Existían métodos para evitar que los cadáveres se convirtieran en No Muertos—como enterrarlos—y estrategias para eliminarlos. Rara vez los monstruos no muertos se convertían en un problema en zonas pobladas, pero la humanidad no es perfecta.

Contemplábamos la antigua prisión, ahora en ruinas porque los facilitadores no habían conseguido evitar o atajar la aparición de No Muertos. La Ciudad de las Almas Perdidas era uno de los ejemplos más extremos, pero había numerosos lugares en todo el mundo más propensos a producir monstruos No Muertos y energía maldita. Los limos de tumbas podían ser muy útiles en cualquiera de esos lugares.

“Lo que más curiosidad me despierta es la habilidad Descansar En Paz”, dijo Sever. “Si pueden almacenar y transportar cualquier cadáver o carcasa, sería un cambio de juego tener uno acompañando a cada Orden de Caballeros y operación militar. Cuando cazan monstruos, los caballeros pueden llevarse cualquier parte de monstruo y cobrarla además de su paga. Sin embargo, si no hay espacio para guardarlas, se ven obligados a dejarlas atrás. La capacidad de traer de vuelta tantas partes como sea posible mejorará su paga y, naturalmente, su moral… Por no hablar de devolver a casa a los caballeros que fallecen durante las misiones”.

“Ya veo…” Nadie querría dejar atrás el cuerpo de su compatriota caído.

“Puede que así sea más fácil domar a los monstruos no muertos”, dijo Reinbach. Los adultos me estaban dando nuevas perspectivas sobre el limo de las tumbas, pero la suya era la más inesperada.

“¿Puedes domar a un No Muerto?” Pregunté.

“Son monstruos, después de todo. Es posible, aunque pocos lo prefieren.

Domar un cadáver humanoide está especialmente mal visto. Los que lo hacen casi siempre son rechazados en las posadas, e incluso se les prohíbe entrar en algunas ciudades. Incluso sin el estigma, su única habilidad útil es su regeneración. Es difícil que merezca la pena por su debilidad a la luz del sol, su olor y la reacción social”, explica Reinbach.

“Tiene sentido”, dije. “No me gustaría domar uno pronto… ¿Realmente alguien lo hace?”

“Lo he intentado una vez para probar mi aptitud como domador. No tenía ningún deseo de mantener ese contrato, pero hay algunos domadores que sólo son compatibles con los No Muertos. Los que investigan monstruos No Muertos pueden verse obligados a domar uno para ese fin”.

Dudaba que los investigadores de los No Muertos recibieran un trato mucho mejor que los que estudiaban a los limos. Si descubrían los limos de tumbas, ¿podrían mantener a sus sujetos de investigación escondidos cuando no necesitaran a los monstruos cerca? Tal vez no…

“Los limos de tumbas pueden ser más versátiles de lo que pensaba”, dije, dejando a un lado todas las ideas que bullían en mi mente. “Los limos se multiplican cuantos más nutrientes reciben. ¿Te importa si me tomo la molestia de aumentar su número ahora? Podrían ser muy útiles en nuestros próximos pasos”.

“Sí, aún estábamos discutiendo nuestro próximo movimiento”, dijo Reinbach. “No me importa, por supuesto”.

“Cuantos menos muertos vivientes haya, mejor. No tengo ningún problema con eso”, aceptó Sever.

“No queda mucha luz del día”, señaló Remily. “Dejemos la gran cacería para mañana y apuntalemos nuestras defensas para esta noche”.

Efectivamente, la luz roja ya se colaba en el cielo. Con la Ciudad de las Almas Perdidas ante nuestras narices, esperaba que esta noche nos enfrentáramos a una horda mucho mayor que la de la noche anterior. Así que establecimos los mismos perímetros de defensa: muros de piedra a base de limo y alambre de espino que rodeaban la zona abierta antes de la atalaya. La única escalera que conducía a la atalaya estaba bloqueada por el limo emperador carroñero. Colocar limos de tumbas detrás de ella detendría a cualquier monstruo No Muerto en el suelo. Incluso si el limo emperador se encontrara con más No Muertos de los que pudiera absorber a la vez, los pasaría a los limos de tumbas o los arrojaría por las escaleras.

¿Pueden los limos de tumbas absorber también a los No Muertos voladores? me preguntaba. Los había visto absorber zombis y esqueletos, pero aún no había visto a un limo sepulcral enfrentarse a un espectro o una maga. Si los limos de tumbas podían absorberlos, podría incorporarlos a nuestra defensa en el aire… Teniendo en cuenta que los espectros no eran corpóreos y las mechas eran básicamente bolas de fuego flotantes, no estaba seguro. Tendría que ser ensayo y error.

A medida que el sol se ponía, cada vez aparecían más muertos vivientes.

Los principales eran los espectros y las mechas, que volaban por los tejados de los viejos edificios de la prisión. Desde lejos, casi podía fingir que eran luciérnagas adornando la noche.

“Supongo que esos también son rescoldos de vida…” murmuré para mis adentros.

“Qué poético”.

Me giré. “¡Oh, señor Sebas!” Su comentario, más que el hecho de que hubiera oído el mío, me hizo sonrojar.

“Los espectros se acercarán a nosotros cuando esté más oscuro”, dijo.

“Por favor, pasen. Tenemos la cena lista”.

“Gracias”. Seguí a Sebas al Espacio Sagrado y sentí una diferencia tangible en el aire al cruzar el umbral. Respirar era más fácil, lo que me hizo darme cuenta de la diferencia que puede suponer purificar la energía maldita.

“Señorita Remily, este hechizo es increíble”, le dije.

“Realmente puedes sentirlo cuando entras, ¿verdad? Me he asegurado de que el de esta noche sea más fuerte que el de ayer. Tengamos una cena relajante”. Remily tomó la iniciativa alcanzando una de las comidas instantáneas de la olla. Tan pronto como abrió la bolsa, algo sucedió.

Un grupo de No Muertos que sobrevolaba la ciudad cercana vino directo hacia nosotros, como si hubieran sido atraídos al campamento por alguna fuerza. Incluso revisé las tumbas para asegurarme de que ninguno hubiera activado el hechizo Atraer Espíritus. Mientras los vigilaba, se cernían sobre nosotros. Aunque se mantenían a raya gracias al hechizo Espacio Sagrado, no mostraban ningún signo de intentar atacar a los limos del exterior, sólo flotaban en el lugar. Como si nos estuvieran observando.

“Ryoma, no te preocupes demasiado por ellos. Esto pasa a menudo”, dijo Sever.

“¿En serio?”

“Los No Muertos están influenciados por las emociones y pensamientos que poseían cuando estaban vivos. Y la inanición era uno de los métodos de ejecución aquí. El hambre y la sed deben persistir en ellos. Muchos No Muertos acuden a ti si muestras que tienes algún tipo de alimento”, explicó.

“Eso tiene sentido, pero esto es un poco incómodo”, dije.

“Es natural”, dijo Reinbach. “¿Quién puede disfrutar de una comida tranquila frente a almas hambrientas, aunque sean criminales convertidos en monstruos? No estoy seguro de disfrutar de la compañía de alguien que pudiera”.

“Los caballeros suelen perder el apetito durante la primera comida que toman aquí”, intervino Sever. “Cuanto más tiempo pasen comiendo, más difícil les resultará. El mejor remedio es engullir rápido la comida”.

Después de oír esto, me centré en comer mi cena. Era lógico que acabáramos la comida más rápido y en silencio de lo que estábamos acostumbrados.

“No se han ido, aunque nos hemos acabado la comida”, observé.

“Quizá piensen que tenemos más”, dijo Sebas.

Incluso después de nuestra comida, los No Muertos flotaban alrededor del perímetro del hechizo, casi como si estuvieran suplicando. Aunque de momento eran inofensivos, me inquietaban. Precisamente porque me encontraba en un espacio seguro y con tiempo libre, mis ojos no dejaban de desviarse hacia ellos. Ahora me daba cuenta de que nuestra competición de anoche había sido una distracción eficaz.

“¿Se irían si les diéramos comida?” pregunté. Los criminales muertos que aún sufrían hambre y sed me recordaban a los fantasmas budistas hambrientos de gaki. Algunas regiones u hogares de Japón celebraban una ceremonia llamada segaki durante el verano, en la que ofrecían comida a los espíritus hambrientos con la esperanza de acumular buen karma. Me preguntaba si había costumbres similares en este mundo.

“A veces ofrecemos flores o alcohol para desear a los muertos un descanso tranquilo. Pero nunca con los no muertos… Son peligrosos. La mayoría de la gente optaría por cazarlos o huir de ellos”, dijo Sebas.

“Además, los No Muertos no se sacian con comida”, dijo Sever. “Cada año, uno o dos novatos les daban parte de sus raciones. Los monstruos intentaban comérsela. Zombis recogiendo y dejando caer la comida delante de ellos con brazos que apenas se movían. Esqueletos que se metían la comida en el cráneo sólo para que se les cayera por debajo de las costillas… y los espectros y los wisps son incorpóreos y por eso están indefensos. En general, sólo nos hizo más difícil mirar”.

“Ya veo lo que quieres decir…” dije. Sever había visto a esos lamentables monstruos intentando saciar su insaciable hambre año tras año. Tal vez incluso había intentado alimentarlos él mismo, por la lástima que podía oír en su voz.

Entonces, ¿es más fácil cazarlos? El debate moral tiraba y tiraba de mi mente cuando vi a un espectro en particular. Como los demás espectros, era la silueta borrosa de un humano sin rostro distinguible. Pero mientras los otros espectros iban de un lado a otro, éste parecía quedarse justo en el borde de nuestro Espacio Sagrado, mirándonos fijamente. “¿Qué está haciendo?” pregunté.

“¿Quién sabe? No se puede adivinar la lógica del comportamiento de ningún No Muerto”, respondió Sever.

“Los No Muertos de alto rango a veces tienen una pizca de memoria de cuando estaban vivos, pero aun así no tienen inteligencia…” Remily intervino.

“Si tienes curiosidad, ¿por qué no intentas domarlo? Puede que descubras algo”, dijo Reinbach.

Un contrato de domesticación me permitía sentir las emociones de los limos que no podían hablarme de otra forma. Supuse que lo mismo ocurriría con los No Muertos. Además, quería ver si podía domar a un No Muerto, por si en el futuro entraba en contacto con un limo No Muerto.

Caminé hasta el borde del Espacio Sagrado, lo más cerca que pude del espectro inmóvil. Allí, intenté lanzar el contrato de domesticación.

¡Snap!

Casi podía oírlo.

“¿Qué pasó?” Preguntó Sever.

“No funcionó. Con los limos, puedo atarlos con energía mágica sin esfuerzo. Con el espectro, sentí como si la atadura se hubiera roto”. Me sentí rechazado, como si hubiera tendido la mano para que el espectro la estrechara y éste la hubiera retirado de un manotazo.

“En efecto, es una conexión fallida. Debes ser muy incompatible con los espectros, o quizás con todos los No Muertos. La mayoría de los domadores describen un contrato fallido como una sensación de resistencia o como que la atadura no conecta. No estoy seguro de si tu incompatibilidad es sólo con los espectros o con los No Muertos en general”, dijo Reinbach.

Para averiguar cuál era el caso, pedí a los limos de tumba y a los limos emperador que les dejaran pasar para poder intentar domar a un zombi y a un esqueleto que subían por las escaleras. Sentí la misma sensación de desgarro con ambos. Al parecer, los monstruos no muertos y yo éramos agua y aceite, independientemente del individuo que intentara domar.

También me di cuenta de que cada rechazo me parecía un poco diferente.

No podía explicar cómo, pero… me desanimaba. Aunque la única salvación para los No Muertos fuera eliminarlos.

“¿Puedo intentar darles comida?” pregunté al grupo. “Seguro que lo pulularán, pero me encargaré de ellos si la comida no ayuda”.

“No te detendré”, dijo Sever.

“Haz lo que quieras”, aceptó Remily.

Ahora que tenía su permiso, construí una gran chimenea con magia terrestre a partir de un trozo de tierra cercana. Saqué leña y patatas que había guardado en la caja de objetos por si las necesitábamos. Al ver que los monstruos no muertos se fijaban inmediatamente en las patatas, encendí la leña en el hogar.

“¿Te vas a tomar la molestia de cocinar para ellos?”. preguntó Sebas.

“No, una vez que el fuego sea lo suficientemente grande, echaré la comida al fuego”.

Había muchos rituales religiosos en los que se utilizaba el fuego. Una práctica común en Japón era encender una hoguera para dar la bienvenida y despedir a los espíritus ancestrales durante el verano. En el hinduismo, los monjes a veces arrojaban ofrendas de flores y comida al fuego ante una estatua divina. Los altares budistas japoneses se adornaban con incienso porque se creía que las deidades se alimentaban de su aroma.

No tenía conocimientos detallados sobre estos rituales, ni herramientas adecuadas, ni siquiera una varita de incienso. Estas costumbres ni siquiera existían en este mundo, pero estaba improvisando una… era una posibilidad remota.

Explicando mi proceso de pensamiento a mis compañeros, eché la carne seca a las llamas, junto con mi esperanza y mi oración.

En cuanto el humo se elevó y tocó a algunos espectros en lo alto, empezaron a volar furiosamente por todo el Espacio Sagrado. No sólo su estado distaba mucho de ser pacífico, sino que percibí ira en ellos.

¿Creen que he desperdiciado comida porque no tienen estas costumbres?

Adiviné.

Para mí siguiente intento, introduje patatas con energía mágica oscura en el fuego. La magia oscura afectaba a la mente, igual que había infundido miedo a aquel examinador del Gremio de Aventureros. Esta vez, deseé con mi magia que los espectros encontraran algún alivio a su hambre y que, si era posible, encontraran el camino pacífico al mundo del más allá. Mantuve la corriente de humo para llevar mi voluntad hacia arriba, hasta que…

“¿Lo oyeron?” pregunté en voz alta.

Poco a poco, los espectros dejaron de volar violentamente hasta que empezaron a atravesar la torre de humo con determinación.

“Eso parece un éxito. ¿Tuviste que convertir la comida en humo?”.

preguntó Reinbach.

“Quemarlo no servirá de nada. Piensa en ello como un hechizo Oscuro de su propia clase”, dijo Remily.

“¿Qué quieres decir?” pregunté. ¿De verdad había creado un hechizo de magia negra de improviso?

“Para cada hechizo, se necesita una comprensión firme de su concepto”, dijo Remily. “Por ejemplo, conozco un hechizo llamado Aguja de Sombra.

Es parecido a Aguja de Tierra, pero ninguna sombra natural se convertirá en aguja y atravesará a alguien, ¿verdad?”.

“No. Eso sería aterrador”, dije.

“Entonces, ¿cómo es posible? Porque un hechicero imagina concretamente el hechizo que quiere realizar y lo hace realidad con energía mágica. Para que su imaginación sea más vívida y real, necesita tener bien claro el concepto del hechizo.”

Según Remily, comprender la lógica subyacente de un hechizo lo hacía más eficiente y eficaz. Del mismo modo, un hechicero podía lanzar cualquier hechizo con el concepto más básico en mente, siempre y cuando no le importara gastar mucha más energía mágica de la necesaria si tuviera una mejor comprensión.

“Hace un momento, tu concepto de llorar a los No Muertos manifestó—a través de la energía mágica Oscura y el fuego—un hechizo Oscuro único que realmente podía alimentar a los No Muertos. Los únicos otros hechizos rituales sobre los No Muertos que he visto intentaban convertir cadáveres en No Muertos—o incluso intentaban convertir al hechicero en No Muerto manteniendo su mente y engañando a la muerte. La mayoría de las veces es un intento tonto que sale mal. Sin embargo, hay algunos casos en los que tuvieron un éxito parcial, así que no me sorprende que el tuyo saliera bien. Quiero decir, siempre retocas los hechizos mientras los lanzas, Ryoma. ¿Por qué te sorprendes ahora?” Remily tenía toda la razón, así que no tuve respuesta. “Parece que tienen ganas de más”.

“¡Oh! Gracias”, dije.

Sólo había echado un trozo de carne y una patata al fuego, y ahora eran poco más que carbón. Añadí más comida, energía mágica oscura y plegarias a las llamas y envié más y más humo hacia el cielo.

Después de continuar este proceso durante algún tiempo, uno de los ahora incontables espectros que revoloteaban por encima se detuvo justo delante de mí.

“¿Tu eres…?” Me pregunté si sería el primer espectro que había intentado reclamar, pero no tendría oportunidad de preguntarlo.

La expresión del espectro seguía siendo indistinguible, pero sólo por un momento, parecía tranquilo. Justo cuando sospechaba que había imaginado la emoción en el rostro del espectro, se desvaneció en el humo.

Que su próxima vida esté llena de felicidad,  deseé. Tal vez me sentía así porque yo mismo había muerto una vez. Al ver a los No Muertos desvanecerse uno a uno, deseé su paz en el más allá. Al mismo tiempo, endurecí mi resolución de eliminar por la fuerza a cualquier No Muerto que no desapareciera de esta manera, y de no sentirme culpable por ello.