Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 13

Capitulo 8

Episodio 16: Nuestro Destino Y Un Nuevo Limo

“Como sospechábamos”, dijo Sever.

Ya casi habíamos llegado. Podíamos ver la Ciudad de las Almas Perdidas mientras el rojo del atardecer empezaba a teñir el cielo. Como habíamos sospechado, las cosas parecían lo bastante terribles como para dibujar expresiones agrias en los rostros de mis compañeros bien curtidos en la caza de monstruos.

La Ciudad de las Almas Perdidas era una extensa prisión abandonada en el centro de un cráter. Para evitar que los reclusos escaparan, se habían construido torres de vigilancia que formaban un octógono perfecto alrededor de la estructura. Estábamos en el extremo de un camino excavado en un acantilado que conducía a la puerta principal de la prisión.

La puerta estaba cerrada, lo que impedía ver más allá. Pero debía de haber una grieta en alguna parte, porque los monstruos no muertos obstruían el camino más allá de la mitad del camino. Era una situación parecida a la de ayer, que me había servido de excusa para gastar la mitad de mi reserva de aceite.

Me costaba respirar, a pesar del tiempo despejado y la brisa constante.

Sentía un malestar persistente, casi como si estuviera enfermo.

“La energía maldita está fluyendo de ahí… ¿Estás bien?” Preguntó Remily.

“No debería retrasarme”, dije.

“Bien, pero no dudes en decirlo si empeora. La energía maldita es una forma de energía mágica, así que te parecerá asquerosa, aunque no sepas que está ahí. Este nivel de energía maldita puede provocarte náuseas, pero no desaparecerán mientras estés cerca de su fuente. No te sobreexijas.

Ah, y si empiezas a ver energía maldita—parecerá un borrón negro—ten cuidado. Cuando la energía maldita es lo bastante densa como para ser visible, entrar en contacto con ella puede matarte. Mantente alejado de los charcos de energía maldita en la medida de lo posible, y deshazte de cualquier No Muerto cubierto de energía maldita lo antes posible. Ésas son tus dos reglas”, explicó Remily.

“Entendido”. Vigilaría de cerca mi estado físico. La cuestión era por dónde empezar.

“Es una pena, pero el rocío de medianoche tendrá que esperar. Tenemos que reducirlos todo lo que podamos, mientras podamos”, dijo Sever.

“Lo secundo. Ni siquiera yo iré a recoger hierbas mientras la ciudad esté en este estado”, dijo Remily.

“Yo tampoco”, añadí.

“¿Salto a Teresa para informar de esto?”. Sebas se ofreció.

“Más rápido sería que llamara a un dragón y los convirtiera en cenizas”, dijo Reinbach. “Tardaría demasiado en llegar la noticia al señor local, y aún más en llegar la milicia”.

“De cualquier manera, necesitamos más información. ¿Por qué no tomamos la atalaya más cercana y consideramos nuestras opciones desde allí arriba?”. propuso Sever.

Los adultos se mostraron mucho más relajados de lo que esperaba. No hay mejor compañía para las situaciones difíciles.

Nuestra ruta hacia la atalaya más cercana era sencilla: bajar por el sendero y subir por unas delgadas escaleras. Para bajar por el sendero, por supuesto, tendríamos que atravesar una horda de No Muertos.

“¿Deberíamos establecer parámetros defensivos de nuevo?” Pregunté.

“Sólo cuando lleguemos a la atalaya”, dijo Sever. “¿Remily? ¿Puedes encargarte de esto?”

“Claro, pero ustedes encárguense de lo que haya arriba”, respondió.

“Ryoma, voy a acabar con esa horda con un gran hechizo. Una vez que lo haga, ¿puedes pedirles a tus limos que pongan barricadas al final de las escaleras?”.

“Absolutamente.” No dudaba de la capacidad de Remily para conseguirlo.

Ella no habría mentido sobre algo así. No ahora. Estaba más preocupado por no perderme ni un momento de su gran hechizo.

“Voy a dispararlo antes de que se den cuenta”. Remily salió al camino y cantó: “Láser”. Entonces, un fino rayo salió disparado de su bastón extendido, muy parecido a un puntero láser en la Tierra. Recordé que algunos modelos podían dejar una ligera quemadura o cegar a alguien, pero eso no parecía lo bastante potente como para enfrentarse a una horda de zombis. Justo cuando ese pensamiento cruzó mi mente, todos los No Muertos en la trayectoria del láser desaparecieron. Una fracción de segundo después, el láser atravesó el aire donde se encontraban los zombis. Cuando Remily movió su bastón a izquierda y derecha, el láser la siguió y aniquiló al resto de muertos vivientes. En cuestión de segundos, el camino quedó libre de monstruos no muertos.

“¿Tan fácil es…?”. solté.

“Este hechizo tiene un poder de penetración espectacular, así que conseguirá algo así en un espacio abierto. Sin embargo, cuesta mucha energía mágica, así que no puedo dispararlos en rápida sucesión. ¿Puedes asegurar las escaleras cuanto antes?”.

“¡Bien!” Esprintando, le pedí al limo carroñero emperador que bloqueara las escaleras dividiéndose en un enjambre de limos carroñeros que pudieran encargarse de cualquier No Muerto que se les acercara.

Una vez asegurada la parte inferior de la escalera, subimos con cuidado los escalones de piedra. Los muertos vivientes también habían subido a la atalaya. Zombis y esqueletos aparecieron en los estrechos pasillos, convirtiéndose en blancos perfectos para un disparo de dispersión.

“Disparo de Luz”, lancé.

“Ah, es el hechizo que hiciste en nuestro concurso”, señaló Remily.

“Parece eficiente en espacios reducidos. Eso puede ser útil cuando se lucha en interiores”, dijo Sever.

“Después de todo, el desafío de Remily no fue un desperdicio”. Reinbach se echó a reír.

“Desde luego que no. Al principio no estaba seguro de la competición, pero ahora me alegro de haber aceptado”.

“Tal vez lo intente”. Remily comenzó a imitar mi Disparo de Luz, cubriéndome mientras avanzábamos.

Aunque el primer lanzamiento no le salió bien, en cuanto le di unas cuantas indicaciones—a petición suya—y lanzó el hechizo tres veces más, pareció dominarlo. Gracias al rápido aprendizaje de Remily, avanzábamos mucho más rápido.

“Sé que me lo he buscado, pero puede que quieras mantener este hechizo un poco más cerca de tu pecho”, dijo.

“Cierto. Saber de escopetas podría delatarme como hijo de los dioses”, dije.

“No me refiero a eso”, replicó Remily. “Di que te inspiraste en viejos cuentos de hadas, o algo así. El problema es que el hechizo es demasiado útil. La gente acudirá en masa a aprenderlo”.

Había estado lanzando el hechizo sin pensar mucho más allá de la improvisación inicial, pero, al parecer, Disparo de Luz requería una manipulación avanzada de la energía mágica y maniobras cuidadosas, lo que significaba que el hechicero tenía que ser razonablemente hábil y experimentado para maximizar la eficacia del hechizo.

“Cada hechizo se ve afectado por el talento y la experiencia del lanzador, y la magia de Luz es particularmente difícil de dominar… No pasaría nada si todos los que lo intentaran y fracasaran en el lanzamiento de Disparo de Luz lo achacaran a su incapacidad, pero sé que habrá mucha gente que no aceptará esa conclusión.”

Remily, maestra hechicera, había sido solicitada en innumerables ocasiones como mentora en hechicería. Muchos de sus alumnos menos aventajados le echaban la culpa de sus defectos, tachándola de maestra ineficaz o incluso acusándola de ocultar información para mantener en secreto sus hechizos. Me advirtió que seleccionara cuidadosamente a los posibles alumnos y que limitara mis enseñanzas a lo básico. Incluso una oferta bienintencionada de tutoría podría acarrear problemas. Mientras Remily daba sus consejos, Sebas asentía con la cabeza. Al parecer, había tenido experiencias similares al intentar enseñar magia espacial. Me tomé su consejo muy en serio.

Lancé el hechizo por última vez. “Disparo de Luz. Eso los despeja”.

La torre de vigilancia era simplemente una torre cilíndrica con un cobertizo contiguo que debía de ser la sala de descanso de los vigilantes. A pesar de que las instalaciones llevaban mucho tiempo abandonadas, la torre había conservado su estructura. La base de la torre, que se alzaba sobre una pequeña parcela de terreno llano, estaba elevada sobre el paisaje circundante, sin barandilla a la vista. Aunque me preguntaba si la barandilla se había desmoronado y deteriorado con el paso de los años, su ausencia nos facilitó mucho la tarea de alcanzar la torre.

Una vez comprobé que estábamos a salvo, me volví para evaluar el estado actual de la ciudad. La idea de subir a la torre aún me ponía un poco nervioso, así que tuve suerte de que la base ya estuviera lo bastante elevada como para servir de mirador. Pasada la puerta, la antigua prisión era una serie de edificios rectangulares sin decoración hechos de piedra pesada. En el centro de todos ellos se alzaba una torre similar a las torres de vigilancia que formaban el perímetro del octógono, sólo que más grande. Como era de esperar, la Ciudad de las Almas Perdidas tenía un aspecto decrépito, con musgo y grietas visibles por todas las estructuras.

Aun así, pocas de las estructuras se habían derrumbado. Seguía sin poder ver qué había detrás o dentro de esas estructuras, pero no vi nada parecido al charco de energía maldita que Remily había descrito.

“Por lo que veo, sólo hay No Muertos de bajo rango por todas partes”, comentó Reinbach. “La energía maldita está muy dispersa”.

“Debemos ocuparnos de ellos de inmediato, pero no es una emergencia”, dijo Sever.

“Un resquicio de esperanza”, añadió Sebas.

Lo que a mí me pareció una escena de una película de zombis en la que se había perdido toda esperanza, aparentemente no era para tanto. Me alivió lo suficiente como para empezar a imaginar qué tipo de pandemonio catastrófico tendría que ocurrir para poner nerviosos a esos cuatro.

Entonces lo sentí.

“¿Qué pasa, Ryoma?”

“¿Pasa algo?”

“Algunos de los babosos que estacioné ahí abajo están… Bueno, al menos no tienen problemas. No percibo nerviosismo ni peligro en ellos”. Por un segundo, pensé que se habían comido en exceso a los monstruos No Muertos, antes de darme cuenta de que lo más probable es que se tratara de una evolución.

Se lo conté a mis compañeros y bajé las escaleras para encontrarme con una decena de limos carroñeros que mostraban signos de evolución.

Protegidos por un círculo de su especie, seguían liberando y absorbiendo energía mágica. Supuse que se volvían indefensos durante una evolución.

Los limos siempre habían evolucionado mientras yo los protegía… o escondía en algún lugar.

¿Podría tocarlos durante la evolución?  me preguntaba. Había leído en la Tierra que tocar a un insecto en metamorfosis podía afectar negativamente a su desarrollo… Eso creía haber leído. Me había picado la curiosidad, pero me sentiría mal si a estos babosos les pasara algo por haberlos tocado durante su evolución. Además, esta era la primera evolución de los limos con una dieta de No Muertos. Podía permitirme mirar.

Centrándome en la observación de las evoluciones, vi más energía mágica de la que normalmente producía la evolución. Podía atribuirlo al hecho de que varios de ellos estaban evolucionando a la vez.

“Así es como evolucionan los limos”, dijo Remily.

Di un respingo y me di cuenta de que Remily y Sever se me habían unido.

“Me han asustado. No te esperaba aquí abajo”.

“Reinbach dijo que podrías estar demasiado distraído con tus limos como para mantener una buena guardia. Estos limos deben de ser muy interesantes”, dijo Remily.

“Lo siento; la verdad es que no me había fijado en ti”, admití.

“No lo sientas demasiado, aunque mantener la guardia alta siempre es una buena idea. Nos ha ocultado algo sólo para acercarse a ti”, dijo Sever con cierta exasperación. Remily me lanzaba una sonrisa traviesa.

Después vimos cómo evolucionaban los limos. Ninguno de los dos había visto evolucionar un limo antes, así que lo observaron con verdadero interés.

“Parece que han terminado”, dije al cabo de un rato.

Todos los limos carroñeros evolucionados habían adquirido el color de la tierra oscura. Con un diámetro de unos sesenta centímetros, cada uno de ellos era mucho más grande que cualquier otra especie normal de limo. El tamaño perfecto para una silla, pensé. Por supuesto, no me senté en ellas.

A través del Análisis de Monstruos, descubrí que eran una especie llamada limos de tumba. Por un momento, pensé que eran limos de tumba, como el arma. Luego leí sus habilidades.

Limo de Tumba

Habilidades: Atraer Espíritus 1, Absorber Espíritus 3, Descansar 3, Resistencia a la Enfermedad 7, Resistencia al Veneno 7, Resistencia a la Energía Maldita 8, Alimentador Sucio 6, Limpiar 2, Desodorizar 7, Resistencia al Ataque Físico 2, Saltar 3, Consumir 7, Absorber 3, Dividir 2, Combate Desarmado 2

Atraer espíritus, Absorber espíritus y Reposar eran nuevas habilidades, obviamente relacionadas con la muerte, que habían adquirido. Como contrapartida, el nivel de su habilidad Limpieza había bajado y habían perdido por completo la habilidad Solución desodorante. Por otro lado, habían conservado todas las habilidades que habían adquirido entrenando conmigo. Los elementos que preferían eran Tierra, Oscuridad y Espacio.

¡¿Espacio?!

“Increíble”. Nunca había tenido un limo que prefiriera la energía mágica espacial. Proporcionar a los limos normales energía mágica espacial nunca había dado lugar a una evolución. Justo cuando empezaba a dudar de su existencia, ¡los limos con magia espacial parecían plausibles!

Y tuve que probar sus nuevas habilidades. Para ver el efecto de Atraer Espíritus, que supuse que era atraer a los monstruos No Muertos hacia el limo, hice que los carroñeros que aún se alimentaban de los monstruos No Muertos se abrieran paso.

Sus habilidades resultaron funcionar como esperaban. En cuanto los lodos de las tumbas empezaron a brillar en azul pálido, los monstruos no muertos que habían estado atacando a los carroñeros empezaron a caminar hacia ellos. La habilidad Absorber espíritus les permitió consumir por completo a los muertos vivientes que se acercaban a ellos. Lo que lo hacía más impresionante era que la mayoría de los No Muertos ni siquiera se resistían, a diferencia de cuando eran absorbidos por los limos carroñeros… ¿Es este otro de los poderes del limo de tumba?  me pregunté.

Al ver marchar a los No Muertos hacia los limos sepultureros, me dio la impresión de que los monstruos querían ser absorbidos por los limos sepultureros. Descansar, la última de las nuevas habilidades, permitía a los limos absorber a los No Muertos sin disolverlos y sacarlos de allí en cualquier momento. No podía imaginarme que esta habilidad en concreto fuera muy útil si sólo podían almacenar No Muertos, pero si su poder se extendía a los cadáveres de animales, podrían transportar cualquier pieza que capturara durante una cacería.

“¡Hay tantas cosas que tengo que investigar!”. exclamé.

“Ryoma, ¿podemos interrumpirte ahora?” Preguntó Remily. “No estamos familiarizados con los limos, así que queríamos hacerte algunas preguntas”.

“Oh, sí. Sí, claro. Volvamos arriba. Ese sería un mejor lugar para hablar”.

Mientras subía las escaleras, sentí los ojos de Remily y Sever clavados en mi espalda, como si fueran padres vigilando a un niño que en cualquier momento podría salir corriendo a jugar sin tener en cuenta su propia seguridad.