Kami Tachi ni Hirowareta (NL)

Volumen 13

Capitulo 8

Episodio 15: Respirador Rápido

Mi confesión matutina había retrasado un poco el inicio de nuestra jornada, pero ya habíamos reanudado nuestra ruta hacia la Ciudad de las Almas Perdidas. Al igual que el día anterior, nos topamos con frecuencia con monstruos No Muertos, pero nuestra caminata iba más tranquila que nunca, porque hoy íbamos montados en el limo emperador carroñero.

“Nunca pensé en montar en un limo”, dijo Remily. “Es bastante cómodo una vez que te acostumbras”.

“Un viaje sorprendentemente suave”, añadió Sebas. “Como si nos deslizáramos sobre una tabla plana”.

El limo emperador se arrastraba como cualquier otro limo, pero su enorme tamaño le daba una zancada mayor (si podía llamarla así) que le ayudaba con el terreno accidentado. Según Sever, íbamos más o menos tan rápido como el trote de un caballo, lo cual era bastante rápido para poder deslizarse por el severo terreno de estos valles con facilidad. Además, montar el limo emperador ayudaba en la lucha contra los No Muertos.

Mientras que luchar contra ellos a pie podía restar tiempo a nuestro viaje, el emperador podía simplemente absorber a unos cuantos No Muertos y seguir adelante. Incluso cuando teníamos que atravesar hordas más grandes, podíamos reducirlas con magia de largo alcance antes de acercarnos a ellas y atravesarlas sin tener que detenernos.

“Puede amortiguar cualquier cosa que choque contra nosotros o atraparnos si alguien se cae. Es un método seguro y cómodo”, dije.

Sin embargo, montar el limo emperador tenía un inconveniente. Los No Muertos, que estaban siendo digeridos por el limo emperador, estaban justo debajo de nosotros. Al menos, los No Muertos no podían escapar del limo por sí solos, y yo había colocado una tela impermeable recubierta de magia de Luz entre nosotros y el limo para mantener a los No Muertos fuera de nuestra vista y evitar que el limo emperador nos tragara accidentalmente. También servía como mecanismo de seguridad para evitar que nos atacaran. Aunque pensaba que este modo de transporte era muy eficiente… mentiría si dijera que los No Muertos que estaban siendo digeridos justo debajo de nosotros no me molestaban.

Como supongo que todos estábamos pensando en lo que se movía debajo de nosotros, la conversación se detuvo durante algún tiempo.

Reinbach fue quien finalmente rompió el silencio. “Sobre nuestra conversación de esta mañana, Ryoma… sólo la compartiré con mi hijo y su mujer”.

“Confío en ti y en los dos”, dije. “¿Seguro que no quieres decírselo a Elia?”.

“Hm. Cuando era más joven, celebramos una reunión familiar sobre cómo criarla, teniendo en cuenta que tenía el potencial de ser una hija de los dioses… Al final, decidimos enseñarle lo que era importante que supiera como persona, más que lo que era importante que supiera un noble.

Nuestra primera orden del día era mostrarle todo el amor que pudiéramos.

Protegeríamos y haríamos crecer su joven corazón. Por supuesto, querríamos que aprendiera a protegerse de las malas intenciones. Pero mientras fuera una niña, podríamos protegerla. Si sus poderes despertaran algún día, rezaríamos por haberle enseñado a creer en los demás”.

Ahora que lo pienso, yo estereotipaba a los nobles -incluso a los niños-como calculadores y dos caras. Elia debía de parecer una chica normal y agradable por la política de la que hablaba Reinbach y por los esfuerzos de su familia por educarla así.

“Elia creció siendo una chica auténtica y amable”, continúa Reinbach.

“Pero la política no es su fuerte por eso. Si le habláramos de ti, podría llamar la atención sobre ti sin saberlo, por algún cambio en ella que no pudiera controlar del todo. A su escuela también asisten jóvenes damas de la nobleza criadas con valores más tradicionales, muchas de ellas astutas y observadoras. Debemos mitigar el riesgo de que se difundan las noticias siempre que podamos”.

“Es muy amable. Gracias”, dije, sabiendo que a Reinbach le habría gustado contarle la verdad a Elia ahora mismo si hubiera podido.

“Sin ti, Elia tendría que cuestionarse toda su vida si es o no hija de los dioses. Aunque ahora no sabrá la verdad, esto le evitará toda una vida haciéndose una pregunta sin respuesta. Hasta mi corazón se siente más ligero. Estoy deseando compartir la noticia con Aria”.

Aria era un nombre que no había oído. Por el contexto, al menos podía adivinar que era una Jamil.

“Aria es la mujer de Reinbach”, explicó Remily.

“La abuela de Elia”, confirmé.

“La señorita Aria no gozó de la mejor salud durante la mayor parte de su vida. Se preocupó mucho por el futuro de su nieta hasta que falleció, cuando la señorita Elia era pequeña. Si voy yo primero, disfrutaré compartiendo esto con ella”, dijo Sebas.

“Me alegra oírlo, pero no tengas demasiada prisa por dejar este mundo”, le dije.

“Exactamente. Quitarse un peso de encima es una cosa, pero no hay que bajar la guardia”, dijo Sever.

“¿Qué tiene de malo? Hace un día tan bonito que vamos a disfrutarlo”, dijo Remily. Efectivamente, hacía un tiempo estupendo. Nuestro tranquilo viaje bajo el cielo despejado estuvo acompañado de una refrescante brisa en nuestras caras. “Además, no tendremos tiempo para eso cuando lleguemos a la Ciudad de las Almas Perdidas. ¡Será mejor que acumulemos fuerzas! Hablemos de algo divertido. ¿Alguna idea, Ryoma?”

“Podrías darme una indicación, al menos… ¿Algo…?” Murmuré, preocupada porque los temas que normalmente habría elegido para hablar se habían agotado. Si me dejaban sola, volvería a divagar sobre magia…

“¿Qué me dices de tus lugares favoritos para viajar? Me interesaría verlos, y tal vez quiera saber de algunos lugares donde podría esconderme si el mundo se entera de que soy un hijo de los dioses.”

“Una sana mezcla de optimismo y pesimismo”, dijo Remily. “Yo elegiría una ciudad junto al río Adora. El río es una importante fuente de transporte y turismo. Cuanta más gente haya, más fácil será esconderse. Si alguna vez necesitas huir, puedes salir por tierra o por agua”.

“Con tu experiencia viviendo en el bosque y tus habilidades con la magia espacial, el territorio del Conde Baramus, al sur, también podría convenirte”, sugirió Sebas. “Rodeado de espesos bosques, sería más fácil ocultarse. Y sus famosos muebles y trabajos en madera de alta gama atraen a cierto turismo”.

“Por mi experiencia como caballero, si te encuentras en una situación en la que tienes que salir corriendo, ya es demasiado tarde. Los carteles de se busca pueden difundir tu nombre y tu imagen por todo el país. Incluso sin ellos, la orden siempre podría encontrar alguna pista dedicando suficientes horas de trabajo a investigar una ciudad. Estás en una situación en la que puedes pedir ayuda a los Jamil, así que te recomiendo que lo hagas en la medida de lo posible. Si te encuentras en demasiados problemas para hacerlo, huye del país o escóndete en un lugar demasiado peligroso para que puedan darte caza con facilidad”, intervino Sever.

Si quisiera seguir ese consejo, podría construir un escondite en el Mar de Árboles de Syrus. Mi destino estaba donde antaño había existido una aldea, así que debería poder construir un alojamiento para uno. Quizá finalmente regresara al bosque de Gana y arreglara mi casa allí.

“Vayas donde vayas, dudo que tengas problemas para sobrevivir”, dijo Reinbach. “En lugar de preocuparte por huir del público en caso de que tu secreto salga a la luz, creo que deberías construir tu propio estatus para poder mantenerte firme en cualquier tribunal público. En concreto, puedes aumentar tu rango de aventurero”. Cuando Reinbach y yo nos conocimos, me recomendó que mejorara mi rango. Eso fue justo después de hacer mi tabla de estado, y habíamos hablado de cuánta energía mágica tenía. En retrospectiva, ya debía de sospechar que yo era un hijo de los dioses. “Un rango es raro incluso entre los nobles, pero podrías ir directamente a por el rango S. Incluso los nobles dudarían en interferir con un aventurero de rango S”.

“Acabo de alcanzar el rango C… ¿Qué tendría que hacer para llegar al rango S?”. pregunté.

“Tienes dos opciones. Puedes pasarte años y décadas completando misiones, o puedes hacerlo por la vía rápida con fuerza bruta”.

Reinbach empezó a explicarlo con más detalle.

El rango S era en parte un título honorífico. Se ascendía al rango S a aquellos individuos o grupos que se consideraba que habían contribuido en gran medida al gremio o al reino en general. Worgan, el maestro gremial de la rama de Gimul, se había ganado su rango de esta forma. Por otro lado, a veces se unían al gremio aventureros con habilidades excepcionales. Alguien como yo, un hijo de los dioses, era un buen ejemplo de ello. Otra razón por la que el gremio diseñó el título de rango S era para dar a esos individuos estatus y protección, además de ponerles una correa.

El título conllevaría algunos trámites burocráticos, pero me daría estatus y disuadiría a mucha gente de meterse conmigo.

“Cuando me convertí en aventurero, mi carrera como caballero se consideró parte de mi contribución. Por eso me dieron el rango A enseguida”, dijo Sever.

Remily intervino. “Lo mismo me pasa a mí. Si volviera a aventurarme, sumarían mi antiguo rango y mi historial como hechicero real y probablemente me darían rango S o A alto, casi S. Los tres podríamos formar un grupo de rango S”. Aquello sí que sonaba a bombazo, pero Remily nos estaba adelantando, y así se lo dije. “Eso es porque no te he contado este truco increíble que te ayudará a subir de rango en un santiamén”.

“¿Quieres decir, como, soborno …?” pregunté.

“¡No! Sólo necesitas acumular eficientemente suficientes puntos para llegar al rango S. ¿Sabes cómo contribuiría la carrera de Sever o la mía a nuestro rango de aventureros?”. preguntó Remily.

“Ya veo… Sólo necesito tener una carrera que aumente mi rango”.

“¡Así es! Y estoy hablando de que te conviertas en Gladiador. Es un espectáculo, claro, pero tienes que ser fuerte para subir de rango. Del mismo modo, puedes subir esa escalera mucho más rápido que la de aventurero siempre que puedas demostrar tu fuerza. Un alto rango en el Coliseo es una garantía de tus habilidades en combate”. La sugerencia de Remily me recordó a la solicitud de una certificación para conseguir un ascenso en la Tierra.

Al menos el concepto me resultaba familiar. “No es un camino que puedas tomar sin la fuerza que lo respalde, y tendrás todo lo contrario a un perfil bajo. Mientras puedas vivir con eso, creo que llegarás lejos. Es un lugar legal y relativamente seguro para que adquieras más experiencia, y puedes aprender mucho de ello. Cuando seas un Gladiador famoso, no te subestimarán tan a menudo sólo por tu aspecto”.

“Es cierto… Tengo un antiguo Gladiador que trabaja para mí, así que le preguntaré por su experiencia cuando le vea”, dije.

Como antiguo campeón, Ox seguro que tenía mucho que contarme sobre esa carrera. Aunque quisiera un estatus rápido, no tenía sentido precipitarse. Tal vez podría incluso echar un vistazo al Coliseo como espectador antes de decidir si quería luchar en él. Si lo hacía, Ox podría acompañarme. Con un poco de suerte, estaría dispuesto a hacer comentarios que me ayudaran a entender mejor los combates, y si quisiera participar él mismo en un combate, me encantaría verlo. Ganar dinero extra también le ayudaría a comprar su libertad más rápido.

“Me pasaré una vez que regresé a Gimul”, dije.

“Creo que deberías”, aceptó Remily.

Continuamos con nuestras charlas -algunas inútiles y otras no- mientras cabalgábamos a lomos del limo emperador que se deslizaba suavemente.

Al ritmo que íbamos, estábamos seguros de recuperar el tiempo perdido ayer y llegar a nuestro destino antes del anochecer.