Monogatari (NL)

Volumen 19: Orokamonogatari

Capitulo 1: Fiasco Sodachi

Parte 19

Finalmente, cuando se levantó para marcharse, Yurugase Amiko me lanzó una palabra de disculpa con una voz tan baja que era casi muda. Fue un «lo siento» susurrado, totalmente áspero—parecía dudar, y debía de ser una palabra que realmente no estaba dispuesta a decir.

Bueno, desde su punto de vista, yo era un ser inflexible y sin tacto que había venido a atacarla por saltarse las clases—sin embargo, quizá se sintiera obligada a disculparse por hacerme sentir su dolor, después de que ella misma le hiciera sentir ese dolor a Hatamoto Ayakari. Así que, aunque hubiera tenido un compromiso previo al que volver, tal vez pensara que la conversación no podría zanjarse a menos que se disculpara.

«Ohoho, por favor, no te preocupes, no es nada que deba ser perdonado[27]»—sería bueno si tuviera la capacidad de arreglar amistosamente las cosas de esa manera, pero una sonrisa aturdida y crispada era todo lo que mi mente de poca capacidad podía soportar.

Yurugase Amiko chasqueó la lengua y se dirigió de nuevo a la escuela de repaso, probablemente para continuar la sesión de estudio en la que yo me había entrometido.

Podría aspirar a una buena universidad.

Si ese es el caso, ya que querría dedicarse a estudiar, seguramente habría tomado la decisión correcta de dejar de asistir a una secundaria revuelta y complicada, y evitar los amigos y el romance y el comportamiento en grupo y la corresponsabilidad y cosas por el estilo—en cualquier caso, sería absurdo instarla a asistir a la secundaria con razonamientos del tipo: «Porque me siento un poco incómoda».

Pase lo que pase, no hay razón para que distorsione su propia vida por mi bien… o, para el caso, por el bien de Hatamoto Ayakari.

En esta situación, aunque no se pudiera llamar resolución, sería un gran avance que se reconciliara con Yurugase Amiko y volviera a la escuela—pero Hatamoto Ayakari no tiene ninguna obligación de hacer algo así por mí, ni siquiera por Yurugase Amiko.

Sólo podía imaginarme lo dominante y dictatorial que era Yurugase Amiko con Hatamoto Ayakari, pero su absentismo escolar es diferente del estilo de inasistencia de Yurugase Amiko y mío—incluso podría decirse que se había armado de valor en una protesta sincera; no le sería fácil echarse atrás.

Dado que el cálculo de los días de asistencia obligatoria fue el mismo para Hatamoto Ayakari, es muy probable que persista en su ausencia hasta el final del trimestre, y después hasta el día de la graduación.

En ese caso, por muy culpable que se sienta Kyakufuji Norika, por mucho desasosiego escalofriante que flote en el aire, esa clase continuará con normalidad sin que nada cambie.

Todo el día he intentado hacer algo, pero lejos de recibir algún tipo de recompensa, en su lugar había perdido algo.

Acabo de perder toda posible amistad con Kyakufuji Norika, y he perdido el estilo de vida de persona mimada y popular en clase—a partir de ahora, lo que me espera es una juventud solitaria, en la que no hablo con nadie en todo el día.

Pasaré este próximo mes no sólo en un simple estado de aislamiento, sino soportando constantemente el ceño fruncido de mis compañeros como si caminara sobre una cama de clavos—si no hubiera hecho nada, las cosas estarían mucho mejor, y no hacer nada habría sido lo correcto.

Aunque, dicho esto, si acabara por no ir a la secundaria por este motivo (de todas formas, como experta en faltar a clase, no me resistía a la idea), si el número de ausentes en clase aumentara a tres, sería bastante probable que la secundaria interviniera.

Si se enteraban de la situación, deberían estar dispuestos a ocuparse del problema en este delicado periodo de fin de curso para los alumnos que se están preparando para los exámenes de ingreso a la universidad, pero empecé a sentirme desesperada incluso pensando en cómo se las arreglarían para que toda la clase fuera culpable.

Por supuesto, no me sentía en absoluto inclinada a sacrificarme y vivir una juventud solitaria por el bien de los futuros de unos compañeros de clase con los que mi única relación era que me mimaran un poco, pero no quería verme envuelta en ese tipo de problemas—incluso había pensado que debería destrozarlo todo; el origen de esa idea no estaba claro, probablemente se basaba en mi irritación, pero era un deseo tan ruinoso que sólo podía difuminarse golpeando a mi Araragi mental hasta hacerlo papilla.

Bien.

Para empezar, no creía que pudiera llevar una vida agradable en la secundaria.

Hacer muchos amigos o conseguir un novio encantador… No soy tan megalómana como para hacerme esas ilusiones. Pensaba que algo así tardaría más de una semana en suceder… supera incluso mi imaginación pesimista, pero está bien. Es mejor que un resultado desagradable llegue antes que después.

Ahora que he llegado a esto, por el contrario, he empezado a pensar que está bien por mucho que me aísle.

Sí, lo admito ante todo el mundo, lo entiendo.

Si quieres que me concentre tanto en mis estudios, la traidora de Oikura responderá a todos tus deseos. Cuando lleguen los exámenes de fin de curso en diciembre, les ganaré a todos con notas perfectas en todas las pruebas, incluso en las de arte. Se quedarán boquiabiertos ante esta chica a la que todos rechazaban.

Saborea esa derrota dos veces.

No, no, a pesar de ser rechazada, me vestiré sin sentido con ropa bonita, me teñiré el cabello de castaño y me lo cortaré, no solo las puntas, me lo dejaré corto, y luego, sacando las mejores notas de la secundaria, te daré una humillación triple.

Como resultado inesperado, o más bien como efecto secundario, por fin, en el invierno de mis 18 años, recibí una señal de que estaba despertando a un retorcido tipo de sentido del estilo.

Apenas podía creer lo que sucedió a continuación—como si dijera: «¿De verdad crees que tienes sentido del estilo?», el siguiente despliegue de acontecimientos que se iba a desarrollar, así como otro despliegue aún más lamentable que se iba terminar dando me estaban acechando—aunque sólo hay once formas de desplegar un cubo, mi determinación nunca da fruto, ¿verdad[28]?