Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 7: Negociaciones Comerciales En Otro Mundo(I)

Parte 4

Por razones que desconocía, el señor French guío hasta nosotros al señor Joseph. Los nobles utilizaban estos alojamientos, y el vecindario circundante era bastante respetable. Su tienda también atendía a las altas esferas y estaba ubicada en una zona igualmente deseable. De hecho, no estaba muy lejos de nuestra ubicación actual. La respuesta del señor French no fue particularmente extraña en ese sentido.

Sin embargo, esa lógica no se extendía al señor Joseph. ¿Por qué estaba en el Reino de Herz? El empleado de Compañía Comercial Kepler me había dicho que estaba fuera. Encontrarlo aquí, sin embargo, era lo último que esperaba. La República de Lunge y el Reino de Herz estaban bastante separados. Se habría necesitado una razón importante para que hiciera un viaje tan largo.

—No quiero sonar grosero, —rompí el hielo— pero, ¿qué le trae por aquí?

—Tenía algunos negocios menores en Herz y pensé en hacerte una visita mientras estuviera aquí. También me encantaría conocer al señor Marc, si no le importa. Pido disculpas por no comunicarme con anticipación.

—No es necesario disculparse. Gracias por llegar tan lejos. Creo que puedo complacerle en eso, pero actualmente está ausente. Necesitaría uno o dos días.

—Entiendo perfectamente.

No podría exactamente traerlo aquí directamente desde su celda de prisión. Llevaba meses encerrado. Tendríamos que darle un baño para quitarle la suciedad y la mugre y luego arreglarlo. También necesitaría comida y descanso. En algún momento del día siguiente parecía una ventana segura para programar la reunión.

Mientras tanto, la atención del señor Joseph se había desviado hacia otra parte. Ahora estaba mirando el sofá frente al nuestro.

—¿Oh? —exclamo— ¡Pero si es el Conde Dietrich!

—¡Señor Joseph! Yo, eh, ¿qué estás haciendo aquí?

—No sabía que conocías al señor Sasaki.

Los ojos del señor Joseph revolotearon entre el Conde Dietrich y yo. Tal parece que se conocían. Supuse que tenía sentido que las grandes empresas comerciales de la República de Lunge tuvieran conexiones con alguno o que otra noble de naciones extranjeras.

—¿Conocer? En realidad, bueno…

—¿Falla mía? Me disculpo.

El Conde actuaba de forma extraña. Había estado a la ofensiva hasta hace unos momentos, pero tan pronto como vio al señor Joseph, de repente se volvió cauteloso. Tenía la espalda algo encorvada mientras permanecía inactivo, en marcado contraste con la forma en que le había gritado al señor French.

Mientras tanto, el Conde Müller y el Príncipe Adonis se miraban confundidos. Ninguno de los dos parecía tener idea de quién era el señor Joseph. El gerente de la Compañía Comercial Hermann tuvo una reacción muy parecida; actualmente estaba mirando alrededor de la habitación, tratando de comprender la situación.

—Señor Joseph, ¿conoce al Conde Dietrich?

—Sí, bueno, he tenido varias oportunidades de hablar con él en el pasado cada vez que visitaba al Marqués Koch. Su buena apariencia quedó grabada en mi memoria. Incluso consideré dejarme barba.

—Ah, ya veo…

El Conde Dietrich ciertamente es apuesto. Se veía bastante bien. Su bigote y barba cuidadosamente recortados, por ejemplo, eran realmente geniales… Pero qué demonios, ¡si el señor Joseph también está malditamente guapo!

—Una barba también le sentaría bien —comente.

—¿De verdad?

—Podría traerle algunos elementos útiles para el cuidado del vello facial.

—Qué intrigante. Por favor, hazlo.

Probablemente le encantaría una recortadora inalámbrica que funcione con baterías, ¿no? En este mundo, donde el vello corporal se manejaba con una cuchilla o unas tijeras, las barbas y los bigotes se consideraban muy problemáticos de mantener. He oído que la mayoría de la gente simplemente se lo afeita todo.

—Sasaki, ¿te importaría presentarme a este estimado personaje también? —Justo en ese momento, el príncipe nos interrumpió.

No habíamos quedado absortos en nuestra conversación.

—Mis disculpas, señor… Ejem, este es el presidente de Compañía Comercial Kepler, de la República de Lunge: el señor Joseph Kepler. Recientemente tuvimos la oportunidad de hacer algunas negociaciones juntos. Espero que nuestra la relación sea larga y fructífera.

—Encantado de conocerles. Mi nombre es Joseph.

«…Ahora que lo pienso, la Compañía Comercial Kepler fue un lugar que me presento Pii-chan. ¿Qué tipo de relación tuvo con este hombre?»

Sin embargo, no tuve mucho tiempo para reflexionar sobre esta cuestión. Al parecer, mi presentación había provocado una fuerte reacción por parte de quienes nos rodeaban—total y absoluta conmoción. No sólo el príncipe y el Conde Müller alzaron la voz sorprendidos, sino también el director de la Compañía Comercial Hermann e incluso el señor French.

No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero pensé que bien podría haber terminado las presentaciones.

—Señor Joseph, sentado más cerca de nosotros en ese sofá, está el segundo príncipe del Reino de Herz, el Príncipe Adonis. A su lado está el Conde Müller, que gobierna esta ciudad.

—¡Qué buena suerte tener la oportunidad de conocer a la realeza! —dijo con una sonrisa.

No parecía nervioso en lo más mínimo, incluso con un príncipe justo frente a él. Su comportamiento era amable y adecuado, pero tan impresionantemente sereno que me hizo envidiar su nivel de fortaleza mental.

En respuesta, los dos hombres que acababan de ser presentados se pusieron tensos. Se apresuraron a enderezar sus posturas y luego se inclinaron ante el señor Joseph.

—Soy Adonis Herz. Y puedo decir que el honor es todo mío de poder reunirme con el director de Compañía Comercial Kepler. He oído que a mi padre nunca se le ha concedido una reunión con usted, a pesar de sus peticiones, así que permíteme ofrecerte mi gratitud por nuestra buena suerte hoy.

—Y yo soy Müller, gobernador de estas tierras. Agradezco sinceramente su visita desde tan lejos. Permítame disculparme por no haber preparado una bienvenida, ya que no estaba al tanto de su visita.

—No hay necesidad de preocuparse por eso, mis señores. Es mi culpa por haber venido aquí sin avisar.

Tenía la sensación de que el señor Joseph es mucho más importante de lo que había supuesto… En realidad, estaba claro como el agua. Mientras miraba la sala de recepción ahora, parecía estar en lo más alto de la jerarquía.

Había sido muy fácil hablar con él, así que interactué con él de la misma manera que lo haría con el gerente de una empresa más pequeña con la que ya había tenido tratos. Claro, era el líder de una gran empresa comercial, pero era un plebeyo. Parecía que había cometido un error y lo subestimé.

Mientras lo miraba ahora, tardíamente me di cuenta de algo más. ¿Es posible que el gerente de la Compañía Comercial Hermann se haya sentido tan nervioso por la visita de este hombre? El momento sería perfecto, considerando la petición que le había hecho.

—Por cierto, señor Joseph, —dije— hay algo que me gustaría aclarar.

—¿Y qué sería eso, señor Sasaki?

—Pido disculpas por ir directo al grano, pero ¿sabe algo sobre la reciente confusión en Herz sobre los bonos emitidos por la Compañía Comercial Hermann y los pagarés con el sello del Conde Dietrich?

Después de una pausa, miró alrededor de la habitación y preguntó: —¿Está seguro de querer que se lo explique aquí mismo…?

Todos los presentes estaban involucrados. De todos modos, pronto sabrían cualquier cosa que tuviera que ver con Compañía Comercial Hermann. Dudaba que publicar los detalles aquí causara algún problema; de hecho, haría que abordar el asunto fuera más eficiente.

—…Todo ya está decidido, ¿no? —pregunté.

—Oh, por supuesto.

—Entonces, por favor, agradecería mucho que les explicará a estos buenos hombres. —«Porque la verdad», pensé, «¡yo mismo no tengo idea de lo que está pasando!».

Mientras todos miraban, continuó el señor Joseph:

—Como ha insinuado el señor Sasaki, me he tomado la libertad de apoderarme de todo.

Su respuesta llegó sin la menor vacilación, a pesar de estar justo en frente de las partes involucradas.

Como resultado, todos miraban al señor Joseph, más sorprendidos que nunca. El gerente de la Compañía Comercial Hermann—el principal implicado y la principal víctima—y el Conde Dietrich quedaron atónitos. No lo podían creer.

—Habría tomado demasiado tiempo negociar, así que estoy pensando comprarlo todo a un vendedor calificado. El precio que piden es un poco exagerado, pero considerando lo que ganaría comerciando con usted, señor Sasaki, ni siquiera se siente como una inversión tan grande.

—Eso ciertamente suena   prometedor para mí, pero…

—Como se trata de una empresa comercial relativamente pequeña, si decidiera permitiera enviar un cheque sin fondos ahora, la Compañía Comercial Hermann le pertenecería legalmente a usted, señor Sasaki. Y si por alguna razón deciden no vender y tuviera que tomar un enfoque más… Bárbaro… Las cosas podrían resolverse incluso antes. De cualquier forma, podremos poner en marcha el asunto que discutimos para el próximo mes.

Esto fue un juego de poder aún mayor de lo que esperaba.

De hecho, había hecho una solicitud de esa escala. Por ejemplo, en una especie de fusiones y adquisiciones. Había sido sincero al querer dejar un lugar al que el señor Marc pudiera regresar. La Compañía Comercial Hermann, como filial de la Compañía Comercial Marc, o algo parecido. No había previsto que empezaría a utilizar estrategias yakuza de la vida real.

Gracias a él, el gerente y director de la Compañía Comercial Hermann ahora tenía la cara azul. Nos miró fijamente, visiblemente aterrorizado.

Probablemente todo esto se debía a que los valores éticos de este mundo eran mucho más flexibles que los de Japón. Después de todo, la esclavitud todavía tenía mucha influencia como sistema aquí. Comparado con eso, esto en realidad era bastante manso. Cosas similares sucedían en los tiempos modernos.

—Entonces, ¿por qué los pagarés con el sello del Conde Dietrich?

—Mi información indicaba que el Conde dominaba la Compañía Comercial Hermann. No podía estar completamente seguro de los detalles, pero si iba a causar problemas en el futuro, entonces no teníamos tiempo que perder, así que también los aprovechamos.

«¡Maldita sea, este tipo es un tiburón corporativo!»

Ahora entiendo por qué el Conde Müller y el príncipe estaban tan cautelosos.

—Pero por lo que veo —continuó—, usted se me adelantó, señor Sasaki.

—Si… Aunque ahora mismo estaba aquí por una razón diferente.

¿Y dijo que se acordaba del Conde Dietrich por su barba bien cuidada? Qué manera de saludar a alguien. El señor Joseph pensó en todo para asegurar nuestro trato y, aun así, respondió a todos con una calma tan aterradora. En este punto, el Conde Dietrich parecía nada en comparación.

—En cualquier caso, sólo queda reunirnos con el señor Marc y explicarle todo lo necesario para constituir la empresa comercial. En algún momento necesitará visitar la República de Lunge. Estaría muy contento si pudiéramos reunirnos para poder explicarle en persona.

—Ya veo, así que de eso se trataba.

No podía permitir que supiera que el señor Marc estaba encarcelado. Si cambiara de opinión en el asunto, estaríamos en un gran problema. Traer consigo a la realeza de mi propia nación no tendría tanto efecto en él como lo tuvo con el Conde Dietrich. De hecho, me gustaría determinar al menos una de las debilidades del señor Joseph mientras tenga la oportunidad.

—Señor Joseph, hay una cosa que me gustaría preguntar… —dijo el Conde Dietrich. No quedó ningún rastro de su imponente dignidad; estaba claro que estaba nervioso por como resultará lo que saliera de su boca.

—¿Qué pasa, mi señor?

—¿Qué tipo de relación tiene con el Marqués Koch?

—Mi familia lo conoce desde la generación de mi padre y todavía hacemos negocios con él hoy en día. He oído que las ofertas del pasado eran impresionantes, pero últimamente sólo comercian con edulcorantes¹⁴ dos o tres veces al año.

—Ah, yo… Yaveo.

—Ah, y con respecto a ese asunto, tenía una propuesta para usted, señor Sasaki.

—¿Y que sería?

—Me gustaría sugerirle que se convierta en su proveedor. Disminuirá en gran medida el costo de almacenar su inventario y sus productos tendrán mayor calidad que los nuestros a la hora de venderse.

14 Sustancias, ya sea naturales o artificiales, que endulzan; en esta categoría también entran aquellos productos que sirven como sustituto del azúcar. 

—¿No causaría eso problemas a la Compañía Comercial Kepler?

—Personalmente he tenido la intención de reducir la cantidad de pequeños acuerdos que hacemos en el futuro. Desde hace un año, hemos estado adaptando a nuestros clientes con ese propósito en mente. Lo más importante es que esta propuesta también beneficiará al Marqués Koch.

—…Entiendo.

En comparación con lo que el Conde Dietrich y el gerente de la Compañía Comercial Hermann habían estado hablando de él, el Marqués Koch le parecía un poco menos importante al señor Joseph. Cuando mencionaron que tenía conocidos en la República de Lunge… ¿Se había referido al señor Joseph? Supuse que él estaba en mejor posición como cliente y que estaban más profundamente involucrados.

El Conde Dietrich parecía haber tenido la misma idea. Estaba observando nuestra conversación con una mirada en blanco y asombrada. Verlo mirar distraídamente con esa cara severa suya, totalmente en silencio, en realidad lo hacía lucir algo adorable.

—También en este sentido espero mucho de Compañía Comercial Marc.

—Espero llenar sus expectativas.

Parecía que, después de todo, no teníamos que matar al jefe secreto; en cambio, habíamos obtenido un final pacífico.