Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 4: El Otro Mundo Y Los Poderes Psíquicos

Parte 8

Habiendo sobrevivido a nuestra reunión con el jefe de sección, salimos de la oficina y nos dirigimos a la habitación de hotel de Futarishizuka.

Una vez allí, tenía la intención de reunirme con Pii- chan y enviar a la señorita Elsa de regreso a su mundo. Habíamos podido engañar a todos hasta ahora, pero no sabíamos qué pasaría la próxima vez. Me sentí mal, pero necesitábamos enviarla a casa de inmediato.

Desafortunadamente para nosotros, la princesa del cabello rizado tenía otros planes.

—Sasaki, me gustaría aprender más sobre este mundo.

—…De todas las cosas en la tierra, ¿por qué esto, señorita?

Estábamos en el espacio familiar de la habitación del hotel. La declaración de la señorita Elsa se produjo cuando se levantó del cojín del sofá justo a mi lado. Frente a nosotros, al otro lado de la mesa baja, estaba sentada Futarishizuka. Y encima de la mesa misma había un arbolito—ni idea de dónde salió —sobre el cual se hallaba parado Pii-chan.

—Mi padre me ha mostrado los bienes que trajiste en el pasado. Esos objetos fueron creados en este mundo,¿no?

—Incluso si eso fuera cierto, señorita Elsa, ¿qué piensas hacer aquí?

—¡Me gustaría aprender todo sobre este mundo! Y luego traería el conocimiento a nuestro mundo y lo compartiría con todos los demás. Si hiciera eso, sería de alguna utilidad para mi padre. ¡No tendría que casarme con algún pretendiente de otra casa sólo para poder contribuir a mi familia!

Como hija del señor local, era extremadamente consciente del mundo que la rodeaba—no era extraño que se le ocurriera esta idea. Desafortunadamente, esa era una solicitud que no podía aprobar. Si el jefe de sección se enterara de Pii-chan o de la existencia del otro mundo, todo se volvería mucho más complicado para mí.

En el mejor de los casos, acabaría siendo enterrado en solicitudes y demandas laborales injustas. No tenía ninguna fe en poder soportar el peso todos los problemas que podrían surgir de hacerse pública la existencia del otro mundo y que seguramente el bureau o cualquier otra organización que desconozco haría recaer en mí; ¡Y seguimos hablando del mejor de los casos! El único futuro que podía ver en esta dirección era mi jubilación en el otro mundo.

El tipo de magia que había allí, donde podías curar perfectamente las heridas de alguien con un movimiento de tu bastón, era demasiado para quienes vivían en el mundo moderno.

—Lo siento muchísimo, pero no puedo permitir eso.

—P-pero ¿por qué no? ¡Prometo que mantendré este mundo y todo lo relacionado contigo en secreto!

—He tenido mucho cuidado de no decirle a nadie a mi alrededor que puedo viajar entre mundos, señorita. Si causas un revuelo aquí, todo ese arduo trabajo sería para nada.

—¡Oh, vamos! ¡No debe ser tan difícil mantener a una chica como yo bajo perfil!

—No estoy de acuerdo. Sería muy difícil.

—No estoy convencida.

—Como ya sabes, señorita Elsa, este mundo es más avanzado que el tuyo en muchos aspectos. Uno de esos aspectos es cómo gestionamos a nuestra gente. Cada uno de nosotros tiene un número de identificación emitido por nuestro gobierno, lo que permite una supervisión absoluta.

—¿Es eso posible? Los bebés nacen todo el tiempo. ¿No sería demasiado difícil hacer un seguimiento de cada uno de ellos? Ni siquiera puedo imaginar cuánto dinero debe costar.

—Cuando alguien tiene un bebé, es registrado. Lo mismo sucede cuando alguien muere. Es responsabilidad de cada figurar en el sistema y hacerlo es un delito. La entrada y salida de este país está estrictamente controlada y la inmigración ilegal se trata con mucha severidad.

—…Entonces… ¿Este gobierno siguen los pasos de todos?

—Si algo sucediera y un miembro de la policía militar nos interrogara, notarían que pareces del extranjero y se darían cuenta de que no tienes papeles. Sin una explicación, nos pondrían bajo custodia y tanto tú cómo yo podríamos acabar en prisión.

—…

—Para empeorar las cosas, el hombre con el que acabamos de hablar trabaja para el gobierno, y su trabajo es supervisar a la gente. En términos de tu mundo, puedes considerarlo el equivalente a un conde o parte de la nobleza.

—Él… ¡¿Él era tan importante?!

—Sí, y él ya tiene sus ojos puestos en ti.

—¿Qué…?

—Es primordial que la enviemos de regreso a casa de inmediato, para garantizar su seguridad, señorita Elsa. Si te quedaras en este mundo y te sucediera algo, no podría ni ver a los ojos al Conde Müller.

—…

Mencionar al Conde Müller la dejó sin palabras. Ella todavía era una niña de papá. Teniendo en cuenta el carácter de su padre, podía entender por qué ella lo amaba tanto. Además, era alto, guapo y bien fornido, sin mencionar que su pueblo confiaba profundamente en él. Era fundamentalmente irrazonable esperar que alguien no le tuviera aprecio.

Dicho esto, ella sólo permaneció en silencio por unos momentos; luego saco a discusión un buen punto a considerar.

—Aun si dices que me mantenga apartada… Esto da miedo. Si este mundo nos atacara ahora mismo, seríamos eliminados unilateralmente. ¡Por el bien de mi mundo, debería estar informada! ¡Prepararme aunque sea un poco!

—No existe tal posibilidad de que algo así ocurra, señorita.

—¡¿Cómo puedes estar tan seguro?! ¡Ya viste nuestra situación!

—…Es cierto.

Habló con una expresión inusualmente seria. Por sus obstinadas objeciones, pude sentir cuán agudamente sentía el peligro.

Sin embargo…

—Pero señorita Elsa, no creo que su mundo esté tan indefenso como usted cree.

—¿Cómo puedes decir eso?

—En este mundo no hay magia. Tampoco tenemos monstruos gigantes como dragones. Puede que estemos más avanzados en términos de civilización, pero si sumamos las fuerzas de ambos lados, mi mundo podría ser aplastado unilateralmente.

—Estoy de acuerdo en ese punto.

Ah, enhorabuena para que Pii-chan también nos honrara con su punto de vista. Tenía curiosidad por saber qué tenía que decir Señor Sabio de las Estrellas.

—Según veo, los tipos de armas estándar que se utilizan en tu mundo se basanprincipalmente en el calor o el impacto, —declaró— así que, si la gente de mi mundo se defendiera con barreras mágicas a gran escala, les resultaría difícil invadirlo. Además, aquí necesitan mucho tiempo y dinero para utilizar sus armas de antemano, lo que jugaría mucho a nuestro favor.

Este conocimiento parecía ser el resultado de navegar durante horas en el Internet. ¿Hasta dónde había llevado exactamente su investigación?

—También podrían emplear monstruos contra los cuales los impactos físicos y el calor sean ineficaces, como los espectros. Eso es materia desconocida para este mundo. Y si las facciones de mi mundo se unieran y coordinaran un ataque con poderosos elementales, sería posible poner este mundo bajo control–difícil, pero posible.

—¿E-es así?

—En efecto. Si en algo destaca mi mundo, es el poder de sus individuos y cuan versátiles pueden ser.

Quizás los ciudadanos de la Tierra deberían preocuparse…

Por la explicación de Pii-chan, vi que la situación de mi propio mundo era considerablemente más precaria de lo que había pensado. Ahora era mi mente la que andaba dando vueltas. Todas las preocupaciones de la princesa del cabello rizado se habían convertido en mías.

Dudaba que Pii-chan contribuyera a algo así. En estos momentos, confiaba plenamente en él. Aun así, no podía negar por completo la posibilidad de que, en última instancia, un futuro así se hiciera realidad. Una variedad de delirios desfiló por mi mente como visiones del horror antes de desvanecerse en la distancia.

—¿Oh-ho? ¿Es miedo lo que veo en tu rostro, Sasaki?

—…Bueno, no me siento cómodo con la idea de empeorar la situación de esta esfera de mierda que tengo por tierra natal.

Puede que antes de Pii-chan estuviera destinado a morir solo, pero todavía tenía uno o dos amigos que vendrían si los invitaba a tomar una copa. También tenía bastantes conocidos del trabajo que me trataban bien. Para todos era difícil, pero nos las arreglarnos para sobrellevarlo—podíamos vivir con eso y definitivamente era mejor que ser aniquilados.

—Tu expresión me está dando escalofríos —dijo Elsa.

—No se burle, señorita.

—Considerando que no has hecho más que dar sermones desde que llegué aquí.

—Me disculpo sinceramente por eso, pero–

—¿Sabes? Eres la única persona, además de mi padre, que no tiene reparos en sermonearme. —La señorita Elsa lo dijo en un tono tan alegre.

Ese brillo dudoso en sus ojos… La forma en que sonreía me hacía sentir muy incómodo. Me preguntó si la pequeña dama tenía un lado sádico.

—No te preocupes. Jamás sería parte de algo como eso.

—No tienes que decirlo, Pii-chan. Confío en ti.

—…Estamos juntos en esto.

En ese momento, escuché un sonido de vibración proveniente de algún lugar—sonaba como un teléfono. Miré a mi alrededor en busca de la fuente y, finalmente, mi mirada se posó en Futarishizuka. Parecía que el teléfono que había escondido en su kimono estaba recibiendo una llamada. Sacó el dispositivo, miró la pantalla y respondió frente a nosotros.

Todos miramos y esperamos con la boca cerrada.

La llamada sólo duró unas pocas palabras. Después de asentir un par de veces, Futarishizuka terminó la conversación. Un momento después, devolvió el teléfono a su bolsillo, y dijo: —La mercancía que trajiste ha sido revisada.

Como le trajimos lingotes de oro de origen desconocido, Futarishizuka había solicitado anteriormente que alguien confirmara la autenticidad y pureza antes de cerrar el trato. Supongo que realizó pruebas con rayos X y ecografías.

Con esto confirmábamos que el oro del otro mundo también podía pasar por oro en éste.

—En cuanto al precio, —dijo— estoy de acuerdo con lo que discutimos antes.

—Muchísimas gracias. Dejaré el asunto en tus manos.

—¿Cómo preferirías el pago?

—En realidad, quería discutir eso contigo.

—…Que quieres ahora.

—Si es posible, ¿podría recibir una parte del pago en artículos específicos? No te pediré que consigas nada único o experimental. Simplemente no quiero hacer un viaje de compras enorme y llamativo.

—Mmm…

—¿Está todo bien?

—¿Recibiré un interés por este trabajo, hmm?

—Sí, como sea.

—En ese caso, supongo que puedo ser algo flexible.

—Eso será de gran ayuda. Muchas gracias.

Continuar haciendo grandes compras bajo mi propio nombre seguramente me generaría. Me imagino fácilmente al jefe de sección, o alguien por el estilo, interrogándome al respecto. Esperaba que Futarishizuka pudiera brindar ayuda en ese frente. Esto, junto con la compra de objetos de valor, resultaría una fuente invaluable de apoyo.

Tal como iban las cosas ahora, parece que podríamos liberar el señor Marc más pronto que tarde.