Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 4: El Otro Mundo Y Los Poderes Psíquicos

Parte 4

Una vez que terminamos de hacer turismo en la República de Lunge, regresamos a nuestra base de operaciones—la ciudad gobernada por el Conde Müller. A partir de ahí, Pii-chan y yo nos separamos, cada uno con su propia laborque hacer. Después de decirme que convertiría las monedas de oro en lingotes, tomó la caja con el dinero y usó magia de teletransportación, desapareciendo de la vista. Yo, por otro lado, iba a conseguir una gran caja de madera para guardar nuestro paquete en el futuro.

No importaba qué mundo fuera—no podíamos llevar oro con nosotros donde todos los demás pudieran verlo. Al mismo tiempo, después de llevar el oro a Futarishizuka y cambiarlo por dinero, necesitaríamos el contenedor para transportar los bienes almacenados de regreso al otro mundo. De ahí la necesidad de preparar una caja de madera para el transporte. Una del tamaño de la cabina de una camioneta pequeña sería casi perfecto, y Pii- chan ya había confirmado que no sería un problema llevarla cuando nos teletransportáramos.

Encontré lo que buscaba y terminé mi tarea antes que Pii-chan, así que regresé a la posada de clase alta para esperar el regreso del pájaro. La posada había sido lo suficientemente generosa como para guardar lo que había comprado en el almacén detrás del edificio.

Muy pronto, la criada asignada a nuestra habitación hizo una visita.

—Tiene un invitado, señor. ¿Qué debo hacer con ella?

—¿Quién es?

—Es la joven de la familia Müller.

Sólo podía pensar en una persona que encajara en esa descripción: la chica con el memorable peinado en torre. Su nombre era Elsa, si mal no recuerdo. Pero ¿por qué se había tomado la molestia de visitar nuestra habitación en la posada?

—¿La hago pasar, señor?

—¿Está el Conde Müller con ella?

—No, la señorita está sola.

Podría haber entendido si su papá estuviera aquí con ella, pero era extraño que me visitará sola.

—Ella desea reunirse con usted, señor. ¿La hago pasar?

—Sí, por favor. Gracias.

No había manera de que pudiera negarme. Era la querida hija del Conde Müller. Ella era extremadamente importante si quería construir una relación armoniosa con él.

—Entendido, señor. —Con una reverencia, la criada salió de la habitación.

Al cabo de unos momentos, el portero condujo a la hija del Conde Müller al salón de nuestra habitación. Ella realmente vino aquí por su cuenta; su padre no estaba a la vista. Las únicas personas que la acompañaban eran los caballeros asignados como sus guardaespaldas, y les había dicho que esperaran afuera en el pasillo.

Naturalmente, los caballeros se habían opuesto a eso. Yo habría hecho lo mismo si me hubieran confiado la seguridad de la amada hija del conde. Pero después de que la princesa de pelo rizado les dijo personal y cortésmente que se fueran, nos quedamos solos en la habitación.

—¿Es cierto que el subgerente de Compañía Comercial Hermann fue encarcelado?

—Sí, eso paso, señorita.

Ella pareció desconcertada. Al parecer, había corrido hasta aquí porque estaba preocupada por el señor Marc. Cuando le dije la pura verdad, claramente se sintió frustrada. Frente aquí estaba una chica que llevaba su corazón en la manga.

—¿E-Entonces est–?

—Así es, señorita. Tanto tu padre como yo estamos planeando un rescate.

—¿…De verdad?

—Por supuesto. Esta ciudad no puede existir sin él.

—…

Aunque no estaba seguro, imaginé que su visita tenía algo que ver con cómo el señor Marc la había acogido ante la noticia de la muerte del Conde Müller. Ella no podía dejar las cosas como estaban y había venido a impulsarnos a actuar.

Como si reflejara su determinación, su cabello estaba recogido más alto que nunca. Incluso se podían ver algunas aristas aquí y allá que implicaban un poder de ataque bastante alto.

—Ya he hablado con un tipo empleado por el autor intelectual: el conde Dietrich. —le expliqué a la señorita — De momento nos aseguramos de que no le pase nada en prisión. Tu padre está de camino a negociar con ese hombre mientras hablamos.

—¿…Marc podrá regresar sano y salvo?

—Por favor, señorita. Descanse tranquila. Prometo que recuperaremos tanto al señor Marc como a la Compañía Comercial Hermann, así que no se preocupe por nada. Le ruego que tengan fe en nosotros. Todo volverá a ser como antes.

—Pero el conde Dietrich supera en influencia a mi padre.

—Eso no significa que tengamos las manos atadas.

—Pero…

La princesa de pelo rizado se quedó contemplando la mesa, con el semblante bajo y ojos inquietos.

«Espera», pensé. «¿¡Podría ser—!?»

¿Podría tener algún tipo de interés romántico en el señor Marc? Había una gran diferencia de edad, pero era guapo, con una especie de encanto sofisticado; Además, ella tenía la edad en que las niñas empezaban a desarrollar interés por los miembros mayores del sexo opuesto. Una imagen de ella declarándole su amor y el subgerente entrando en pánico cruzó por mi mente.

—¿…Qué pasa? Me estás mirando.

—Nada, señorita, sólo que me ha demostrado una vez más lo amable que eres.

—T-Te… ¡¿Te estás burlando de mí?!

—No, en absoluto. Es realmente conmovedor.

—…Hmph —resopló la princesa de cabello rizado, mirando hacia otro lado.

Justo en ese momento, apareció un círculo mágico en la habitación.

Había visto ese brillo muchas veces en el pasado. Esto era malo—pero no tenía forma de detenerlo. Pii-chan había regresado. La atención de mi invitada se dirigió hacia el círculo mágico recién aparecido—

Y en un abrir y cerrar de ojos, un adorable gorrión de Java lo atravesó.

—Lamento haber tardado tanto. He–

Había aparecido justo en la mesa baja entre los sofás, sobre la cual la princesa y yo habíamos estado hablando. De hecho, dado que la senté en el extremo, Pii- chan terminó mirándola directamente a la cara.

Estaba parado sobre lingotes de oro.

—¿Eh…?

La inquietud en sus ojos fue reemplazada por conmoción.

Y en respuesta, nuestro gran Señor Sabio de las Estrellas comenzó a piar y gorjear tan fuerte como pudo.

—Tweet! Tweeeet! Tweeeet! Tweeeet!

—…

Este fue un momento bajísimo por parte del pájaro.

¿Qué pasaba por ese viejo y sabio cerebro suyo mientras cantaba? «Siento que he estado viendo estas escenas de chirridos mucho más a menudo, Pii-chan».

—Él, um, acaba de hablar, ¿verdad?

—Tweet! Tweet! Tweet! 

—¡No puedes engañarme! ¡Definitivamente hablaste!

—¡Tweet! Tweet! Twit, tweeeet!

Era Señor Sabio de las Estrellas contra la princesa de pelo rizado.

Si el Conde Müller hubiera estado aquí para ver esto, se habría puesto azul. Pii-chan era tan lindo cuando se desesperaba. Supuse que aproximadamente la mitad de esos chirridos me culpaban por dejarla entrar a la habitación; después de todo, seguía mirando en mi dirección.

Sí, realmente debería haber reservado una sala separada para las reuniones, y de hecho lo hice. Pero nunca esperé que Pii-chan regresara mientras los empleados de la posada todavía estaban preparándolo.

En este punto, no había manera de que pudiera fingir que Pii-chan no había hablado. Pero dependiendo de cómo lo expliquemos, probablemente podríamos mantener los daños al mínimo. Afortunadamente, la magia en este mundo era asombrosamente versátil.

Los familiares que podían hablar parecían ser excepcionales aquí, pero la señorita Elsa era una noble sin mucho conocimiento sobre la magia. Teniendo en cuenta que su padre me había presentado como un mago y comerciante, no debería ser imposible convencerla.

—Señorita Elsa, ¿me puede dar un momento para explicar?

—¿Q-qué?

—Mi familiar es algo especial, como acaba de ver. Es capaz de hablar y usar magia de alto nivel. Eso lo hace bastante raro y, por lo tanto, un blanco para otros. Me gustaría pedirle que por favor nunca hable con nadie sobre lo que acaba de presenciar.

—¿…Estás siendo sincero?

—Al cien por ciento.

De ninguna manera le estaba mintiendo. Era el mayor sabio del país.

—Pero justo ahora apareció de la nada, ¿no?

—Uno de sus hechizos, señorita.

—…

Mi diferente color de piel y constitución facial fue útil en situaciones como esta. Incluso ella podía decir que yo era de un país extranjero. También entendió que teníamos una relación amistosa con su padre. Como hija de papá, seguramente dudaría antes de seguir presionando.

—Si el público se entera de esto, señorita, tendremos que abandonar esta ciudad. Puedes preguntarle al Conde Müller. Él es consciente de nuestras circunstancias.

Ella pareció desconcertada. Me sentí mal por expresarlo como una amenaza, pero realmente no podía permitir que ella hablara sobre el secreto de mi adorable gorrión. Si, de alguna manera, todos descubrían que el Sabio de las Estrellas seguía vivo, las cosas se pondrían muy problemáticas. La vida tranquila que deseaba seguiría siendo para siempre un sueño.

—E-está bien, está bien. ¡No se lo diré a nadie!

—Muchísimas gracias.

La señorita Elsa asintió levemente; ella debe haber entendido mis sentimientos al respecto. Me alivió que la princesa del cabello rizado tuviera una personalidad tan sencilla.

En respuesta, Pii-chan dio un paso hacia ella y se presentó.

—Me llaman Sa–¡Pii-chan…! ¡Por favor, llámame Pii-chan!

—Ese es un nombre realmente lindo. Mi nombre es Elsa.

El gorrión estaba  allí, con su diminuto  cuerpo encima de la mesa baja. A simple vista parecía un pájaro, por lo que nadie sospecharía que podía hablar. Incluso yo me quedé estupefacto cuando se presentó ante mí por primera vez. Era ridículamente lindo cómo su boca se abría y cerraba cuando usaba su voz.

Sin dejar de mirar al pájaro, la princesa de pelo rizado continuó. —Lamento mucho haberte lastimado la última vez.

—Estoy bien. No hay nada de qué preocuparse.

Se refería a aquella vez que comimos juntos en el restaurante del señor French. La punta de su dedo, que había estado usando para acariciar a Pii-chan, lo había golpeado accidentalmente en su gran y lindo ojo perlado. En ese momento, la conmoción le hizo gritar con su voz real.

«¿Llegaría en algún momento el día en que pudiera presentarse como Piercarlo delante de los demás?» Me pregunté casualmente, viendo al pájaro acercarse tan peligrosamente a cometer un desliz.

***

Pii-chan y yo recibimos una visita inesperada de la hija del Conde Müller en nuestra base de operaciones en la posada de clase alta. Pero después de explicarle que estábamos ocupados con nuestro propio trabajo, ella obedientemente se fue. A pesar de sus modales formidables, era considerada con esas cosas.

Con eso, pudimos ponernos manos a la obra de inmediato. En cuanto a la naturaleza de nuestra tarea, estábamos ideando una forma de transportar oro de este mundo al mío.

—Eso debería bastar.

—Sí, eso creo.

Habíamos tomado prestado el patio de la posada para preparar nuestro cargamento. Dado que solicitamos que mantuvieran alejada a la gente, no había nadie aquí excepto Pii-chan y yo. Como huéspedes que nos alojamos en estas costosas habitaciones durante varios días seguidos, aparentemente éramos considerados VIP; lo notamos cuando le preguntamos a un empleado y este inmediatamente nos proporcionó un espacio de trabajo.

En un rincón del patio estaba la gran caja de madera.

Por si acaso, forramos el interior de la caja con un poco de pasto seco que también había comprado, luego colocamos los lingotes de oro proporcionados por Pii-chan en el medio, ocultándolos de la vista. A primera vista parecía alimento para el ganado.

La idea de traer material vegetal seco de este mundo era, en mi opinión, bastante aterradora en varios aspectos. Todavía teníamos algunas enfermedades bastante aterradoras en mi mundo, como la peste porcina y la fiebre aftosa. Por eso, una vez finalizada la transferencia de los lingotes, querríamos quemar toda la hierba lo antes posible.

Cuando lo compré, me dijeron que ya había sido ahumado para matar insectos y poder usarlo como ropa de cama. Pero no había nada de malo en tener mucho cuidado. Si sucediera lo peor, no podríamos detener una invasión de insectos de otro mundo en Japón.

—Entonces, ¿nos dirigimos a ese mundo?

—Oh, espera sólo un segundo. Todavía no la he cerrado.

—Estás siendo bastante estricto con esto, ¿no?

—Realmente tenemos que cubrir todas nuestras bases aquí.

Era poco probable que la caja se volcara y se derramara el contenido durante el transporte. Sin embargo, todavía quería limitar al máximo la posibilidad de que alguien viera nuestros productos sin darse cuenta. Por eso conseguí suficientes clavos, además de un martillo, mientras compraba la caja de madera.

Mientras estaba trabajando, de repente escuché que alguien decía mi nombre.

—Señor Sasaki, lamento mucho haberlo interrumpido.

—Oh, sí, ¿qué pasa?

Era la criada que había anunciado antes la visita de la señorita Elsa. Estaba parada en el pasillo cubierto que daba al patio. En la época de este mundo, ella ya llevaba varios meses a nuestro servicio, más o menos. No habíamos tenido nada que ver el uno con el otro aparte de breves conversaciones relacionadas con el trabajo, pero ella estaba empezando a resultarme familiar.

—Tiene un invitado, señor. ¿Qué debo hacer?

—¿Quién es?

—Un tal señor French.

«Vaya, es el chef». Probablemente había oído hablar del encarcelamiento del señor Marc al igual que la princesa del pelo rizado y había venido a visitarnos para informarle. En cuyo caso, tendría que explicar la situación. Probablemente tanto él como el señor Marc estaban involucrados en la gestión del restaurante. Normalmente, debería haber sido yo quien lo contactara.

—¿Te importaría llevarnos con él?

—Por supuesto que no, señor. —La criada asintió con aire de reverencia.

La seguimos, dejando solo el patio.