Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 4: El Otro Mundo Y Los Poderes Psíquicos

Parte 3

 

 

Después de nuestra discusión en la prisión sobre el subgerente de Compañía Comercial Hermann, partimos directamente hacia la República de Lunge. Para llevarnos allí, Pii-chan amablemente nos proporcionó su magia de teletransportación. Habría tomado demasiado tiempo llegar a pie. Aunque me sentí mal por pedir ayuda a mi mascota, no tenía otra opción.

Su hechizo nos llevó allí instantáneamente, y nos encontramos con las animadas calles de la ciudad que una vez habíamos visitado para conseguir suministros para el Conde Müller. Este lugar era tan bullicioso y lleno de gente que sobrepasaba no sólo nuestra base de operaciones de Baytrium, sino también a Allestos, la capital de Herz.

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—Dudo que haya algo aquí que pueda ayudar a ese hombre.

—Creo que vale la pena intentarlo, Pii-chan.

—¿Tienes algo en mente?

—Algo así. Será necesario algo de trabajo para alcanzar nuestro objetivo…

Mientras charlaba con mi querido pájaro mascota, observaba a la gente que iba y venía por la carretera principal. Esta vez la posición social del señor Marc estaba en juego, así que quería hacer todo lo que estuviera bajo mi poder. Afortunadamente, tenía más de cien mil monedas de oro a mano—más que suficiente para aprovechar la única salida que se me ocurrió. Sabía que las finanzas nos repercutían tanto a mí como a Pii-chan, pero realmente quería esta oportunidad.


—Sé que te estoy arrastrando, pero ¿me dejarás intentarlo?

—Bueno, el hombre nos ha sido de gran ayuda muchas veces en el pasado…

Pii-chan no puso objeciones—probablemente estaba recordando los estupendos platos de carne que habíamos probado en el restaurante del señor French. Ciertamente era un gorrión muy humano, lo que sólo lo volvíaaún más adorable.

—Muchas gracias, Pii-chan. Eso me hace muy feliz.

—Pero si vas a seguir conesto, asegurarte de ganar.

—¡Por supuesto! Después de todo, el futuro del señor Marc depende de ello.

—Su pérdida sería muy dolorosa para nosotros.

«Si el Conde Müller oyera eso», pensé,

«probablemente se pondrá celoso. Incluso podría volverse competitivo y buscar los mismos elogios de Pii-chan».

Caminé por la ciudad durante un rato con mi siempre popular pajarito en el hombro. Finalmente, llegamos a la Compañía Comercial Kepler, a donde habíamos ido en busca de un acuerdo comercial en el pasado. Una vez allí preguntamos por el señor Joseph, que estaba a cargo de los alimentos, con quien también nos habíamos ocupado el año pasado.

Fue sorprendentemente fácil conseguir una reunión con él. Antes de que pudiéramos siquiera decir una palabra, nos llevaron a la sala de recepción. Una cara familiar ya estaba sentada en el sofá esperándonos.

—Ha pasado tanto tiempo, señor Sasaki.

—Sí, así es, señor Joseph.

Nos animó a sentarnos, así que me senté en el sofá frente a él. Pii-chan permaneció sentado en mi hombro, pretendiendo ser un familiar y observando al señor Joseph a través de sus lindos y redondos ojos.

—Realmente aprecio que nos dediques tiempo.

Debes estar ocupado.

—Para nada; en realidad, también he sentido curiosidad por ti.

—¿…De verdad?

El señor Joseph sonrió mientras hablaba. Su actitud casual no fue diferente a la de la última vez. —He estado a cargo de esta tienda durante mucho tiempo, y son contados los hombres que han logrado engañarme. Y pensar que no eras del Imperio Ohgen en absoluto, sino del Reino de Herz.

Sus ojos, sin embargo, me miraron tan fijamente que fue como si se hubiera olvidado de parpadear.

Había pasado más de un mes desde los disturbios entre las naciones de Herz y Ohgen. Probablemente también habían recibido muchas noticias al respecto aquí en la República de Lunge. Naturalmente, habían estado investigando al comerciante en el que habían hecho tal inversión.

—Dijiste anteriormente que estabas a cargo de los productos alimenticios…

—Para ser más exactos, también estoy a cargo de los alimentos.

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—…Ya veo.

Aparentemente, este hombre era mucho más importante de lo que había asumido inicialmente. Parecía que su puesto estaba más cerca de la gerencia. Si ese fuera el caso, tal vez mi táctica de comprar y salir había sido un poco miope. Aun así, considerando el interés personal que ahora tenía en mí, sentí que mi decisión había funcionado a nuestro favor.

—Considerando como salió todo, —comente— deberíamos poder mantener relaciones pacíficas con el Imperio Ohgen por el momento. Desde nuestra perspectiva, el indulto parece la oportunidad perfecta para hacer negocios aún más lucrativos con usted. Esa es mi razón para venir hoy.

—¿Puedo preguntar los detalles?

—Seré sincero. Estamos pensando en abrir una empresa comercial en esta ciudad. Vinimos aquí para discutir si Kepler estaría dispuesto a invertir en ella y brindarle apoyo. Después de todo, este es un país diferente y tienen sus propias reglas y costumbres.

—…No piensa que realmente consideraríamos algo así, ¿verdad?

Aunque el Reino de Herz había repelido al Imperio Ohgen, fue sólo un respiro temporal. En verdad, la magia de Pii-chan se había encargado de todo; naturalmente, otras naciones no cambiarían de opinión. Herz seguía sufriendo un terrible deterioro, lo que hacía que cualquier inversión supusiera un gran riesgo. Aun así, en este caso tenía la intención de seguir presionando. Afortunadamente, teníamos con nosotros una gran variedad de artículos que infringían las reglas para intercambiar.

—Considere esto como una inversión mía personalmente, no del Reino de Herz.

—¿…Oh? —La expresión del señor Joseph cambió ligeramente.

«Pobre Herz», pensé. Es menos reacio a hacer negocios personales conmigo.

—Creo que, de hecho, le complacerá esta propuesta, señor Joseph.

—Entonces, por favor, muéstrame la base de tu confianza.

—Los productos con los que tratamos son de una variedad bastante inusual…

Antes de venir aquí tomamos prestados en la finca varios objetos que el Conde Müller nos había comprado. Específicamente, calculadoras y otros productos mecánicos que serían difíciles de desarrollar y fabricar en este mundo. Se los mostré al señor Joseph.


—¿…Qué son éstos?

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—Permíteme explicarte.

Tenía dos razones para venir a la República de Lunge.

La primera fue que pensé que sería difícil hacer negocios en el Reino de Herz mientras continuará está riña entre el señor Marc y el gerente de Compañía Comercial Hermann. No sabía cómo se resolvería todo eso, pero no era difícil imaginar obstáculos en nuestro futuro.

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La segunda era que pedir una inversión dentro de Herz parecía un gran problema. Daba demasiado miedo pensar en pedir dinero prestado dentro del reino. Los nobles y los ricos que los apoyaban ya estaban nerviosos debido a la disputa por la herencia real.

Entonces le di al señor Joseph un resumen de los productos que habíamos traído con nosotros. Comenzamos con la calculadora, luego pasamos al transceptor y la cámara con sensor de movimiento que funcionaba con baterías secas.

Esta vez, también trajimos con nosotros un alcoholímetro que había estado durmiendo en un armario de mi apartamento, junto con una cámara de juguete y un dispositivo revelador de películas sin batería. Siempre pensé que los usaría en algún momento; aunque nunca pensé que sería así.

Conforme más explicaba, la expresión del señor Joseph se volvió seria. Esa sonrisa de antes desapareció sin dejar rastro.

—Mi socio y yo tenemos la intención de comercializar productos como estos en la empresa que nos gustaría establecer —dije.

—Señor Sasaki… Antes de seguir con esto, ¿puedo hacer una pregunta?

—¿Si?

—¿Porque nosotros? Claro, la República de Lunge está bastante bien y estamos orgullosos de ello. Pero a mayor escala, ¿fuimos su primera opción?

Me miró fijamente, con expresión muy seria. No parecía ser un buen momento para bromear con él.

—No hace falta decir que la solidez del capital de la Compañía Comercial Kepler es significativa. Pero también tienen una excelente capacidad financiera y ya hemos realizado una transacción comercial exitosa en el pasado. Por estas razones, nos gustaría explorar la posibilidad de formar una relación a largo plazo. Aunque siendo completamente sincero, no dudaría en acercarme también a otras empresas comerciales para lograr mis objetivos.

Decidí dejar casualmente algunos halagos en mi respuesta. Era una táctica común utilizada cuando se trataba a empresas de nueva creación a las que les estaba yendo bien pero que aún tenían un complejo de inferioridad hacia las corporaciones más grandes. No sabía exactamente qué tan grandes eran las operaciones de la Compañía Comercial Kepler, pero si existían otras grandes empresas comerciales, dudaba que eso significará un problema.

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—Bueno, es un honor para mí escuchar eso.

—Primero, me gustaría que comprendiera que ya he negociado con estos productos dentro de la Compañía Comercial Hermann en el Reino de Herz. Sin embargo, personalmente preferiría limitar mi venta mayorista a un solo cliente y desarrollar algo así como conocimiento de marca.

—…

—Dicho esto, también me gustaría mantener una buena relación con los empleados de Compañía Comercial Hermann. Desafortunadamente, parece que hay gente testaruda dondequiera que vayas, y se ha vuelto más difícil mantener las cosas eficientes allí.

—…Ya veo. Entonces eso es lo que está pasando.

Y lo más importante, Pii-chan me había presentado este lugar. Esta vez seguía sentado sobre mi hombro, observando de cerca, sin moverse mucho. Durante toda la conversación de hace un momento, no pareció reaccionar en absoluto. Supuse que eso significaba que estaba de acuerdo con todas mis propuestas hasta el momento.

—¿Qué piensa?

—Entiendo lo que está diciendo, señor Sasaki.

—Eso me gusta.

—Sin embargo, este acuerdo también representaría un riesgo significativo para nosotros. Sé que es grosero de mi parte, pero eres del Reino de Herz. Considerando la situación con el Imperio Ohgen, no podemos estar seguros de lo que nos espera.

—Creo que es natural que se preocupe por eso.

—Aunque hicimos un trato en el pasado, fue algo de una sola vez. En ese punto, señor Sasaki, ¿podría demostrarme que es un hombre digno de nuestra confianza? Nunca creí que diría esto… Pero es que, dada la naturaleza de estos productos, suena demasiado bueno para ser verdad.

Desde su punto de vista, esa era una reacción perfectamente razonable.

Cualquier observador habría esperado ver llegando a un comerciante de una nación derrotada suplicando limosnas. Tanto la derrota de Ohgen en el campo de batalla como la prolongación de la vida de Herz fueron, para el público, simplemente el resultado de verse envuelto en una pelea entre dos peligrosos criminales de guerra; una ganancia inesperada, temporal y nada más.

Probablemente todo el mundo creía que los dos países chocarían en un futuro próximo. O tal vez otra nación atacaría a Herz. El reino había movilizado un número significativo de tropas durante el esfuerzo bélico; no sería nada extraño que los especuladores de la guerra eligieran este momento para abalanzarse y cosechar los beneficios. Precisamente por eso el rey de Herz había adoptado tantas reformas nuevas. Incluso yo, un extranjero, no tuve problemas para imaginar lo peor.

—En ese caso, le propongo algo. —Levante las manos.

—Soy todo oídos.

—La próxima vez que venga aquí, venderé mis productos al por mayor a la Compañía Comercial Kepler. Sin embargo, dividiremos el pago por esos bienes, reservando una parte para después de que se establezca nuestra empresa, que usted podrá conservar como garantía.

—Ya veo…

Desafortunadamente, no teníamos nada que ofrecerles aparte de nuestros productos. Si dijera que no a esto, terminaríamos saliendo tranquilamente y visitando otras empresas comerciales. Y ahora que lo pienso, si un comerciante de un país obtuviera ganancias en otro, ¿cómo funcionarían los impuestos? Tendría que consultar con Pii- chan más tarde.

—¿Entonces podremos discutir los números de cada producto individual que planea vender?

—Sí, por supuesto.

—En ese caso, entonces sí, estaremos encantados de cooperar con usted.

—Muchas gracias.

El señor Joseph estalló en una sonrisa. Parecía que abordaría esto con la mente abierta. Habría sido una molestia visitar otras empresas comerciales a esta hora, así que me alegré de que Kepler aceptara. Tener que explicar todo eso otra vez desde el principio hubiera sido realmente molesto.

También quería pasar lo más desapercibido posible. Si preguntara a otras empresas, los rumores sobre mí se difundirían en un abrir y cerrar de ojos. Eso sería tan problemático como que alguien se escapara con los bienes que había dejado como garantía.

—Pero me gustaría preguntarle un poco más sobre sus circunstancias. —me retuvo el señor Joseph— ¿Tiene previsto actuar como representante de esta nueva empresa comercial?

—No, pero ya tengo a una persona en mente para ello.

—Ya veo. Me gustaría  conocerlo pronto,  si  es posible.

—Estoy trabajando en ello.

—En ese caso, comencemos las negociaciones para los derechos de gestión en función del monto de la inversión, así como de la rentabilidad.

—Te lo agradezco. Vayamos directo a los detalles… Si esta conversación transcurría sin problemas,

podría asegurarle un lugar al señor Marc como comerciante, en caso de que no le quedaran alternativas. Considerando la reacción del señor Joseph, tampoco le parecía imposible continuar con sus relaciones personales.

Después de eso, nos sumergimos en una conversación extensa durante el próximo medio día. Pudimos discutir la mayoría de los detalles prácticos de la creación de una empresa comercial.

—Oh, pero en cuanto al nombre de esta nueva empresa, me gustaría llamarla la Compañía Comercial Marc.

—¿Ese es el nombre de la persona que será su representante?

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—No se me ocurre otro que pueda ocupar ese lugar.

Finalmente, después de comunicar el nombre que deseamos para el negocio, Pii-chan y yo dejamos atrás la sala de recepción.

***

 

 

Nuestras negociaciones con la Compañía Comercial Kepler se desarrollaron sin contratiempos. Después de partir, dimos un paseo por Newsonia, la capital de la República de Lunge, observando todas las empresas comerciales a lo largo de la carretera, así como las siempre presentes tiendas al aire libre.

La razón para hacer esto era buscar objetos de valor que pudiéramos usar en nuestros tratos con Futarishizuka en el mundo moderno. Estaba decidido a encontrar algo barato que pudiera venderle a un precio elevado.

—La Compañía Comercial Kepler estaba en un área bastante limpia y ordenada, pero el centro es un poco caótico, ¿eh? Todo está revuelto. Honestamente, no puedo decir qué es qué aquí.

—Personalmente, siento cierto encanto por la gran variedad de tiendas que se encuentran una al lado de la otra.

—Eh, creo que puedo entender eso.

Me recordó a otros lugares que conocía que tenían pequeñas tiendas juntas, como la ciudad eléctrica de Akihabara o la ciudad dorada de Shinjuku. Si describiera a esto como su homónimo en fantasía, seguro resultaría aún más fascinante para una persona moderna que creció con una pasión por ciertos medios.

—Simplemente caminar mirando todo es sorprendentemente satisfactorio.

—¿Oh? ¿Entiendes entonces su encanto?

—No sé si tengo la misma impresión que tú, Pii- chan, pero… Hmm. Para una persona de nuestro mundo, es el tipo de lugar que creciste conociendo en tu corazón y siempre deseaste visitar, pero nunca pudiste hacerlo.

—Qué perspectiva más extraña.

—Quizás lo entiendas una vez que te acostumbres más a nuestro mundo.

—Mmm. Eso ciertamente despierta mi curiosidad.

Si cambiara su pasión por Internet de los diccionarios electrónicos y los sitios académicos hacia el manga y el anime, podría llegar el día en que sintiera lo mismo. Pero tal vez eso era esperar demasiado.

—Tema aparte, ¿te importaría hablarme sobre lo que planeamos comprar?

—¿Mmm? ¿Como?

—No puedo evitar pensar que el oro sería bueno.

—¿Hay algún motivo para eso?

—En nuestro mundo, el precio del oro siempre sube cada vez que hay una guerra o una crisis económica; cualquier problema importante que surja. Como no es factible sintetizar oro, sólo hay una cantidad fija de él.


—¿Entonces incluso en una sociedad tan avanzada como la suya, los humanos todavía buscan valor en el oro?

—Tal vez sea porque nada puede reemplazarlo…

Mi mundo había visto surgir muchos elementos y mecanismos nuevos, como bonos y Bitcoin7, destinados a preservar el valor de un bien. Sin embargo, el oro siempre fue el rey cuando sucedía algo. El platino y el paladio eran relativamente caros, pero el oro tenía una tasa de conversión mucho mayor.

—¿No funcionarían metales más valiosos como el oricalco o el mitril?

—Pii-chan, no tenemos cosas así.

—¿Eh? Vi que lo mencionaban en Internet.

—Creo que estabas mirando ficción.

—Hmm. Qué raro es tu mundo…

Estas sutiles diferencias de perspectiva realmente lo evidenciaban como un auténtico ser de otro mundo. Era posible que también hubiera obtenido información errónea. Quizás sería mejor ampliar el espectro de nuestros temas cuando charlábamos para comparar y conciliar información. Daba un poco de miedo pensar que un pequeño malentendido podría llevar a un error fatal.

—¿Entonces no estás seguro acerca del oro?

7 Es una moneda digital descentralizada y un sistema de pagoque norequiere de un banco central o administrador único. 

—No, en ese caso, comencemos con el oro. Esto se basa únicamente en lo que he visto en Internet, pero la cantidad de oro que fluye en su mundo es, hasta donde puedo decir, mucho menor que en este mundo. En ese sentido, sería una buena decisión.

—¿De verdad?

—Sí. De hecho, ya lo había estadoconsiderandocomo candidato.

Recordé haber visto un artículo en Internet que decía que la cantidad total de oro en el mundo moderno, incluido el que se guarda en los almacenes, era de unas doscientas mil toneladas. Parecía que este número podría fluctuar según los avances en la tecnología minera, pero por ahora, el artículo decía que eso era básicamente todo.

La posibilidad de que el oro perdiera su valor en el futuro debido a que los humanos aprendieran a sintetizarlo como perlas o diamantes, o como resultado de alguna nueva tecnología minera revolucionaria, no era cero. Sin embargo, en el momento actual, seguía siendo una inversión extremadamente fiable.

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—Si lo traemos a tu mundo como moneda, es posible que terminemos siendo rastreados en el futuro, por lo que deberíamos fundirlo en lingotes. Ah, y también necesitaremos aumentar supureza. Internet dijo que la mayor parte del oro que circula en tu mundo tiene una pureza muy alta.

—Entonces, ¿por qué no regresamos a la ciudad del Conde Müller por ahora?

—Mmm.

Si esto funcionaba, no había necesidad real de abastecerse. Podríamos usar las monedas de oro que teníamos a mano. Sentí cierta vacilación a la hora de fundir moneda, pero viendo que a Pii-chan no parecía importarle en lo más mínimo, imagino que un poco no haría daño.

Lo único que supuse es que necesitaríamos una caja para guardar los lingotes.

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