Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 4: El Otro Mundo Y Los Poderes Psíquicos

Parte 1

Después de regresar a nuestro apartamento, Pii- chan y yo decidimos dirigirnos al otro mundo de inmediato. No pudimos hacerlo la noche anterior porque por Futarishizuka, y aunque la diferencia horaria puede haber cambiado desde nuestro último viaje, podíamos estar seguros de que había pasado aproximadamente un mes. En parte por eso estuve nervioso durante el viaje.

Como siempre, aparecimos en la habitación de una posada barata de la ciudad que reservamos de antemano. Luego de eso, confié en el hechizo de teletransportación de Pii-chan para llegar al castillo del Conde Müller. Si queríamos información en este mundo—y dios sabe que necesitábamos ponernos al corriente después del incidente con el Imperio—no había nadie más confiable.

El guardia que vigilaba la entrada del castillo era un rostro familiar con el que ya me había encontrado varias veces al entrar y salir. Cuando nos vio acercarnos, hizo una reverencia y dijo: “¡Ah, señor Sasaki! ¡b-bienvenido de nuevo!”

—¿Eh? Nos hemos… Visto antes, ¿no?

La última vez que hablamos, lo recordé siendo un poco más casual. Decía cosas como: “¡Oye! ¡Bienvenido de nuevo!” o “Solo espere un segundo”, y procedía a anunciarnos al Conde Müller.

—¡Señor, me disculpo profundamente por cualquier grosería que dicho en el pasado!

—¿Grosería? ¿Por qué?

—¡Es usted un noble, señor Sasaki!

Oh, cierto. Ahora que lo mencionó, algo así había sucedido, ¿eh? Si no recuerdo mal, recibí el rango de caballero. Todo lo que había sucedido en el Japón moderno fue tan impactante que me olvidé por completo de los asuntos de este mundo. Dicho esto, los caballeros eran el rango más bajo de nobleza según el conde. Si un guardia tenía que humillarse hasta este punto… Bueno, el estatus social en el Reino de Herz ciertamente no era nada digno de mención. No importa lo que le dije al guardia después de eso, él mantuvo un aire de profundo respeto.

Finalmente llegamos a la sala de recepción de la residencia del Conde Müller.

—Gracias por venir, señora Sasaki. Sabio de las Estrellas, me honra con su presencia.

—Lamento haber irrumpido de repente. Debes estar ocupado.

—También me disculpó por no haberme comunicado con anticipación, Julius.

—Por favor, no es necesario. También tengo mucho que discutir con ustedes dos.

—En ese caso, ¿por qué no nos ponemos manos a la obra?

Los únicos en la habitación éramos Pii-chan, el conde y yo: dos hombres y un pájaro. Mientras hablábamos, el Conde Müller y yo nos sentamos en los sofás. La mesa entre nosotros estaba ya preparada con té y una amable criada nos trajo algunos dulces.

La amable criada también había colocado un maravilloso arbolito junto a un juego de té personalizado, con tazas pequeñas (tan hondas y largas como el pico de un pajarito), acompañada por trozos de caramelo finamente cortados sobre un plato liso. Claramente no debieron escatimar en costos para complacer a Pii-chan, y cada pieza hablaba del profundo respeto que la persona frente a nosotros tenía por el Señor Sabio de las Estrellas.

Miré al pájaro en mi hombro y él revoloteó hacia el árbol sobre la mesa. Las comisuras de la boca del Conde Müller se curvaron en una leve sonrisa. Verlos a ambos también me hizo sonreír. Empecé a preguntarme si sería mejor dejar a Pii-chan en sus manos por un tiempo durante nuestra estancia aquí.

—Por favor.

—Pido disculpas por las prisas, pero necesitan saber esto.

Escuchar al Conde Müller decir esto con tal aire de formalidad fue un poco inquietante. Me prepare para lo peor.

—¿Tiene que ver con la guerra?

—Algo así. La invasión del Imperio Ohgen al Reino de Herz ha puesto en marcha acontecimientos sin precedentes en nuestra nación. Esto les concierne a ciertas clases privilegiadas–la realeza y la nobleza, específicamente.

Pii-chan y yo nos volvimos para concentrarnos en lo que el Conde Müller tenía que decir—y lo que oímos me pareció muy poco característico del Reino de Herz. La fuente de esta perturbación no había sido otra que el rey, el mismo con quien anteriormente me habían concedido audiencia. Había hecho una proclamación impactante dirigida a toda la nobleza herziana.

En sus palabras: “Nuestra nación implementará diversas medidas para recuperar nuestra prosperidad pasada”, o por ahí iba el discurso. Y una parte particular del mismo causó conmoción en toda la nobleza del reino, desde lo más bajo hasta la alta alcurnia.

En cuanto a qué parte fue tan provocativa… Bueno, para resumir, es bastante simple.

El rey actual tenía varios hijos y tenía la intención de que cada uno desempeñara un papel igual en la política de la nación. Después de cinco años, cedería incondicionalmente el trono del reino a quien lograra las hazañas más notables.

Parecía que Su Majestad estaba realmente preocupado por la dirección que estaba tomando este país.

Desesperado ante la invasión, luego bendecido con una recuperación inesperada, se encontró listo para dar la bienvenida a la reforma revolucionaria. No sabía cómo era para los nobles, pero una vez que una nación era derrotada y ocupada por otra, la muerte de su familia real era una cuestión inevitable. En mi propio mundo cosas así habían sucedido repetidamente a lo largo de la historia.

—Ya veo. Entonces eso es lo que ha estado sucediendo…

—Su Majestad realmente tuvo   mucho en   qué pensar.

—Ahora que lo pienso, ¿cómo se explicó públicamente el resultado de la guerra? Quiero decir, las fuerzas de combate enemigas desaparecieron repentinamente. Pensé que Herz podría tener algunas dificultades para explicarlo.

—Según el informe oficial,    ambas naciones quedaron atrapadas en medio del fuego cruzado de una esa conclusión luego de que hallaron los rastros de magia de algo nivel. —Los ojos del Conde Müller se dirigieron brevemente a Pii-chan. El gorrión no lo estaba engañando.

Naturalmente, recordé a la mujer de piel púrpura con la que se había enfrascado en un combate aéreo hace algún tiempo. La llamaban “Bruja de Sangre”, si no recuerdo mal. Y en palabras del entonces Vizconde Müller, se trata de uno de los siete grandes criminales de guerra.

No estaba seguro de qué tipo de personas eran estos “grandes criminales de guerra”, pero según lo que estaba escuchando ahora, sonaban similares a Pii-chan— sujetos notablemente talentosos y, desde la perspectiva del resto de nosotros, la gente común y corriente, más parecidos a un desastre natural que cualquier otra cosa.

—Me siento mal por involucrarlo en todo este problema, señor Sasaki. Recibiste tu título por voluntad de la madre del segundo príncipe, y todos piensan que eso conducirá a una lucha entre el primer y el segundo príncipe.

—No es algo por lo que deba disculparse, Conde Müller.

—No, yo soy responsable de involucrarlos a ambos. Los asuntos de nobles aquí en Herz probablemente son un caos absoluto ahora mismo. Y como el Conde Müller estaba estrechamente ligado con el segundo príncipe, dudaba que pudiera permanecer al margen. Su ascenso al cargo de conde, noticia aún reciente, tampoco le facilitaría las cosas. Por lo que había oído en el pasado, el primer demostrado un gran talento (y ahora se rumoreaba que sería el siguiente en la línea de sucesión al trono), pero antes de eso, el segundo príncipe era de lejos el favorito. No había duda de que las fuerzas reunidas en torno al segundo príncipe todavía eran importantes.

—Conde Müller, personalmente también tengo en gran estima la devoción del príncipe Adonis por su país.

—Si el príncipe me escuchara decir esto, probablemente se enojaría, pero realmente no hay necesidad de que te preocupes por nosotros. Creo que entiendo bien su posición, Señor Sasaki. Por eso quería contarte esto tan pronto como pudiera.

—Le agradezco, mi Señor. Aun así, pensar que las cosas habían resultado así…

Después de salvar la vida del príncipe Adonis en el campo de batalla, el Conde Müller ascendió al rango de conde y se hizo confidente del segundo príncipe. Eso lo colocó justo en medio del vórtice: la lucha por el poder que había comenzado a girar en la corte y ahora estaba ganando aún más fuerza.

Lo había visto muchas veces antes: un jefe de sección recién nombrado sobrecargado con trabajo de otros departamentos. Ese trabajo inevitablemente llegaría a sus subordinados. Me hizo pensar en lo que realmente se suponía que era una empresa—lo que realmente significaba el término gestión. En ese sentido, mi posición no era del todo segura.

—También quería discutir otra cosa con usted, señor Sasaki.

—¿Qué pasa?

—Debería abandonar el país tan pronto como pueda y dirigirse a la República de Lunge.

—Eh, Conde Müller, no creo que–

—Estoy seguro de que tendrá un gran éxito allí. Nunca un jefe de sección me había dicho algo así,

pensé. De hecho, sólo había oído lo contrario. Por eso la

propuesta del Conde Müller conmovió mi corazón. Sentí mariposas en el estómago, a pesar de mi edad.

—Lunge es famoso por ser un país donde fluyen mercancías y se realizan transacciones comerciales; — continuó— yo mismo tengo algunas conexiones allí. Puedo arreglar todo. ¿Qué te parece aprovechar esta oportunidad para viajar por el continente, experimentar las culturas de otras ciudades y ampliar tus conocimientos?

Naturalmente, mi mente se centró en la bolsa que descansaba en el suelo junto a mi sofá. Luego mis ojos se dirigieron a Pii-chan, que estaba encaramado en el árbol colocado en la mesa baja frente a mí. Le pediría su opinión al gran Señor Sabio de las Estrellas—

La respuesta llegó de inmediato. El gorrión asintió levemente. Qué pájaro tan adorablemente fresco y sofisticado.

—Entiendo su propuesta, Conde Müller, pero aun así preferiríamos quedarnos en esta ciudad un tiempo más para hacer negocios. ¿No le gustaría revisar los productos que he traído? Miré, adquirí algunos transceptores adicionales.

—P-pero, Señor Sasaki, eso es–

—¿Podemos interesarle en esta compra? —Le pregunté al conde, mirando fijamente su atractivo rostro.

Luego su expresión se transformó en una sonrisa tímida y asintió. Normalmente, el Conde Müller era capaz de exudar un aire de autoridad sin muchos cambios en sus rasgos, por lo que cada vez que mostraba una emoción humana real como esa, siempre era clara y brillante.

—…Lo lamento. No sabe cuánto le aprecio. Por todo.

Entiendo por qué Pii-chan se preocupaba tanto por este hombre.

***

Después de que confirmamos la situación en el otro mundo y el conde inspeccionara nuestros productos, el negocio quedó resuelto por el momento. No surgieron problemas durante el intercambio, ya que los artículos que traje esta vez eran todos los que había vendido antes. Como tuve que lidiar con Futarishizuka, no había tenido tiempo de pensar en alguna nueva inversión. El importe final de la compra también fue más modesto que en ocasiones anteriores, de unas pocas centenas piezas de oro.

Con eso, nuestra conversación de negocios concluyó por el momento. El siguiente tema que surgió fue el señor Marc, subgerente de la Compañía Comercial Hermann.

—Ahora que lo pienso…

—¿Si, mi señor?

—¿Recientemente no ha visto al señor Marc?

—No ha pasado mucho desde que volví.

—…Ya veo.

—¿Le paso algo?

—Tengo varias cosas que discutir con él, así que pensé en esperar hasta la próxima vez que visité la finca. Sin embargo, no lo he visto desde la semana pasada. Él visita la finca todas las semanas, así que estoy un poco preocupado.

No me había reunido con el subgerente desde nuestra corta estancia anterior en este mundo, por lo que dudaba que pudiera ser de mucha ayuda para el Conde Müller. —Lo siento, no lo he visto desde el mes pasado.

—Está bien, no se alarme por eso. Enviaré un mensajero a su tienda…

Esto era sólo una conjetura, pero imaginé que el hombre estaba muy ocupado. El señor Marc no solo había oído hablar del conde rescatando al segundo príncipe, sino que también tenía información mía, así que supuse que estaba haciendo todos los esfuerzos posibles para sacar provecho…

Después de poco menos de una hora de hablar sobre esto y aquello, de repente alguien llamó a la puerta. Era un caballero—y uno, al parecer, que personalmente custodiaba al conde de forma regular. Había visto a varios caballeros haciendo guardia en la finca en el pasado. De ellos, parecía que uno siempre estaba esperando afuera de la sala de recepción.

Tan pronto como el hombre fue admitido en la habitación, comenzó a hablar, casi gritando; —¡Conde Müller, hemos recibido un mensaje urgente de Compañía Comercial Hermann!

—¿Urgente?

Debe haber sido información bastante vital. El Conde Müller, sin embargo, asintió sin dudarlo. En ese momento nos vio como participantes de la empresa comercial. Como un extraño hambriento de información, me sentí extremadamente agradecido.

—¡El señor Marc, subgerente de la empresa, ha sido detenido por el delito de faltarle el respeto a la nobleza!

Otra noticia sensacional—aparentemente, el hombre había ofendido a un noble de alguna manera. Por la expresión tensa del caballero, supuse de antemano que no eran buenas noticias. Pero nunca imaginé que un amigo mío hubiera sido arrestado.

Sin embargo, faltarle el respeto a un noble parecía muy inusual para el subgerente. No lo conocía desde hacía tanto tiempo, pero ni siquiera podía imaginarlo desafiando a alguien de las clases altas. Era una persona tan humilde y sencilla.

—Eso… Eso es inesperado. —El Conde Müller tenía los ojos también bien abiertos por la sorpresa. Lo mismo que yo.

—¿Debo enviar un mensajero a la tienda, mi señor?

—pregunto el caballero.

—Hazlo.

—Recibido…

Tenía la sensación de que nos esperaban más problemas.