Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 3: Reclutamiento (II)

Parte 4

Era importante ponerme de acuerdo con Pii-chan antes de dejar entrar a Futarishizuka. Ahora que le había presentado como un mensajero del mundo de las hadas, si algo pasaba y la extraña y fantástica existencia de ese otro mundo se revelaba, no tendría idea de cómo proceder.

Para resolver el problema, la dejamos justo afuera de la puerta principal y saltamos desde nuestro apartamento al otro mundo.

Antes de hacerlo, recordé mencionar las palabras “Campo Mágico” y actuar como si realmente fuera un hombre mágico de mediana edad para engañar a la cámara de vigilancia, cuya ubicación aún era desconocida. Pii-chan, inteligente como siempre, notó la manera extraña en que estaba hablando y usó su magia sin necesidad de una explicación. Los efectos especiales eran un poco diferentes a las de mis supuestas hermanas, pero en vista de limones hicimos limonada.

Como siempre, saltamos a la modesta posada que habíamos reservado para este propósito.

Luego, aprovechando cómo el tiempo pasaba de manera diferente aquí, informé la presencia de Futarishizuka a Pii-chan.

A pesar de los cambios en el flujo del tiempo en los últimos días, unos pocos minutos en el otro mundo seguirían siendo un instante en casa. Podíamos relajarnos, tomar asiento y charlar, sin temor a ser capturados en cámaras ocultas.

Había mucho que compartir: Futarishizuka y sus poderes, la existencia de Mahou Shoujos, hadas y el mundo de las hadas. Tenía mucha información nueva para Pii-chan, así que explicarlo llevó un buen rato.

—Ah, ya veo. Así que por ahí va la cuestión.

—Si esto sale bien, podríamos convertir nuestro chateaubriand mensual en uno semanal.

—¿…De verdad? ¿Ahora? —respondió Pii-chan, cambiando su tono. Una expresión seria cruzó la mirada del gorrión.

«¿Tanto le gustará la carne?»

—Sí. Pero necesitaré asegurarme de tener las mejores condiciones para garantizarlo.

—Entonces también pondré mi máximo esfuerzo.

—Genial.

Su considerable entusiasmo inspiró un sentido de confiabilidad. Su cuello parecía un poco más erguido de lo habitual y su espalda un poco más recta.

Después de mucha discusión y una aprobación muy optimista por parte de mi compañero, regresamos a nuestro modesto apartamento. Revisamos el reloj; como habíamos predicho, ni siquiera habían pasado unos minutos.

No podría haber tomado ninguna medida sería en tan poco tiempo. Incluso si hubiera usado su cámara oculta para vernos desaparecer y reaparecer, podríamos mencionar el Campo Mágico y convencerla fácilmente.

—Creo que estaremos bien. Pero Pii-chan, pase lo que pase, no dejes que te toque.

—Estoy familiarizado con aquellos que usan tal magia. No será un problema.

—Espera, ¿en serio?

—De hecho. En tu mund–Oh, pero prometí no decir más al respecto.

—Lo siento, pero estamos tratando con alguien que no tiene problemas para espiar.

—Dada tu posición como trabajador del gobierno, puedo entender su proceso de pensamiento.

—¿Sí?

—Siempre existe la posibilidad de que la traicione a este “bureau”. Debe querer protegerse mucho.

—Entiendo.

Pii-chan tampoco parecía afectado en lo más mínimo por las tácticas de Futarishizuka. «¡Qué comprensión la del gorrión!»

Habiendo completado nuestros cálculos y estimaciones, fuimos juntos a la puerta principal. Pii-chan tomó su posición habitual en mi hombro. Desde que nos conocimos, la sensación de sus garras a través de la tela de mi camisa me alivió. Realmente me ayudaba a ponerme en orden. «Me pregunto por qué… Solo hemos estado juntos unas pocas semanas, incluso incluyendo nuestro tiempo en el otro mundo». ¿Era esto lo que significaba criar una mascota? Después de pasar del espacio de vida al frente del apartamento, empujé la puerta de metal; no era muy gruesa. Futarishizuka estaba parada en el pasillo afuera del apartamento, mirándonos con una bolsa de viaje en una mano, exactamente como la había dejado.

—Eso fue muy rápido —comentó.

—No había mucho de qué hablar.

—¿Entonces este es el mensajero del mundo de las hadas? —preguntó, mientras sus ojos se posaban en Pii- chan en mi hombro.

No importa cómo lo miraras, él era solo un gorrión de Java. Nadie pensaría que podría hablar como un humano.

—De hecho, eso es correcto. Mi nombre es Piercarlo.

—Soy Futarishizuka.

Los dos intercambiaron saludos.

Ver esto me estaba haciendo sudar. Pero supuse que si tenía la intención de hacer algo contra nosotros ya lo habría hecho el día anterior. El verdadero valor del poder de Futarishizuka radicaba en la eficiencia de sus ataques sorpresa. Ella nunca se acercaría directamente a alguien.

—Entiendo que deseas quedarte aquí por un tiempo.

—Así es.

—¿Cuánto estarías dispuesta a pagar a cambio?

Pii-chan tomó la iniciativa, haciéndole las preguntas, probablemente porque su carne dependía de esto.

Hasta donde podía decir, ya tenía una idea del valor de los bienes en este mundo, al menos en yenes japoneses. Esta era una buena oportunidad para que él se luciera. Tal vez pueda dejar esto en sus manos, al igual que él me deja todo en el otro mundo.

—Seré directa. ¿Cuánto les gustaría?

—No puedo pedir lo que no tienes. Depende de cuánto puedas pagar.

—Parece que estás  considerando  mi  solicitud.

Estoy muy complacida.

Sin embargo, no podíamos quedarnos aquí parados frente al apartamento para siempre. Sería desastroso si alguien nos viera mientras Pii-chan estaba hablando.

Si había decidido negociar, tendríamos que movernos. Incluso si ella se quedaba a dormir, mi apartamento solo tenía seis tatamis. Era demasiado pequeño. Tendríamos que vivir en una habitación de hotel en algún lugar por el momento.

Después de todo, ella no estaba buscando un lugar para quedarse, sino un empleado del bureau que se quedara con ella.

—Bueno, no tenemos que quedarnos aquí parados. Ahora que nos hemos presentado, movámonos a otro lugar. Obviamente no puedo dejarte entrar en mi apartamento. Como puedes ver, es muy pequeño, con solo una cama y sin alojamiento para un visitante.

—No me importaría acostarme en el suelo.

—A mí sí.

—Muy bien, entonces. ¿Hay algún lugar donde podamos alojarnos en el vecindario?

—Antes de eso, por favor, quita la cámara.

—¿No puedes dejarme tenerla allí por un poco más de tiempo?

—¿Por qué lo haría? Si te niegas a quitarla, o dejas parte de ella atrás, entonces asume que nos convertiremos en tus enemigos, al igual que la Mahou Shoujo que encontramos antes.

—¡Qué mundo tan incivilizado en el que vivimos!

«Um, en realidad, ¡creo que estoy siendo perfectamente razonable!» Tendría que hacer que un experto lo verificara en algún momento cercano.