Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 2: Reclutamiento (I)

Parte 4

Tal vez se refería a un poder específico dentro del marco psíquico que existía en este mundo. Por ejemplo, tal vez había un poder conocido como “Mahou Shoujo”. En cuyo caso, supongo que podría entender su comentario. Más o menos.

Y ahora soy, una vez más, el único fuera de onda. Necesitaba verificar esto para poder mentir sobre la barrera mágica.

—Señorita Hoshizaki, ¿le importaría explicarme qué son las Mahou Shoujos?

—¿De verdad no sabes lo que son? —preguntó, mirándome con los párpados entrejuntados.

No llevaba ni base ni polvos, lo que suponía un cambio radical respecto a su maquillaje habitual. Por una vez, parecía una adolescente. Sometido a este nivel de atención de un grupo de edad completamente ajeno, naturalmente me tensé.

—¿Son como las de esos dibujos animados destinados a los niños?

—…Está bien. —Después de mirarnos un rato, asintió.

¿La había convencido? No sabría decirlo.

En cualquier caso, no teníamos tiempo para una larga charla. Las llamas seguían ardiendo a nuestro alrededor. Y empezábamos a oír sirenas de vehículos de emergencia a lo lejos. Tenía que hacer algo con las llamas de inmediato y luego limpiar el hechizo de la barrera.

Los peatones que se habían dispersado lejos de la explosión cuando se había producido estaban volviendo constantemente a la barrera. A juzgar por lo que podía ver a través de las llamas, estaban a unas decenas de metros, muchos con las cámaras de sus teléfonos apagadas.

Más allá del simple hecho de la distancia, estábamos rodeados de restos de avión, llamas y humo, por lo que dudaba que apareciéramos en alguna foto o vídeo. Al menos, eso quería pensar. Por eso teníamos que salir de aquí cuanto antes y escondernos.

—Hay siete Mahou Shoujos en el mundo: niñas que han adquirido extraños poderes mágicos. También pueden provocar fenómenos inexplicables, pero se rigen por una lógica distinta a la de los psíquicos. Una de ellas es japonesa y ha estado matando psíquicos.

—¿Eh…?

Otra historia increíble. Sentí tanta curiosidad por su historia como por la de Pii-chan.

—Estoy seguro de que tienes muchas preguntas, pero ¿pueden esperar hasta después de esto? De momento, tenemos que hacer algo con esta barrera. Si se publican fotos o vídeos en Internet, las cosas se pondrán feas. Quiero evitar a toda costa un recorte salarial.

—Es lo más adulto que te he escuchado decir.

«Si alguna vez me bajaran la prima, mi motivación para trabajar caería en picado con ella».

¿Pero cómo podríamos resolver esto? Dejar caer el hechizo barrera sin un plan significaría la perdición segura para nosotros. Además, teníamos niños inconscientes a nuestro lado. Dudaba que pudiéramos llevarlos a cabo sin llamar la atención.

Pero entonces, mientras pensaba—algo sucedió.

De repente, toda la zona se vio envuelta en una luz brillante.

Pude ver cómo temblaba la atmósfera fuera de la barrera. Parecía el hechizo que Pii-chan había lanzado en el otro mundo unos días antes, el que había enviado a la tumba a todo el contingente del Imperio de Ohgen de un solo disparo.

—No puede ser… ¡¿La Mahou Shoujo?!

—¿Eh?

La señorita Hoshizaki había vuelto a decir Mahou Shoujo. Juntos, nos esforzamos desesperadamente para ver qué estaba pasando.

Unos segundos más tarde, nuestro entorno comenzó a cambiar.

Al apagarse el rugido, la luz del exterior de la barrera se desvaneció. Las llamas que habían estado ardiendo unos segundos antes habían sido sofocadas, apagadas por la luz en forma de rayo. Además, los restos del avión también habían desaparecido por completo, desvanecidos en el aire.

Los únicos que quedábamos éramos los que seguíamos protegidos por la barrera.

—Uf, lo sabía… —dijo amargamente la señorita Hoshizaki.

Estaba mirando a una sola figura, alguien que, por casualidad, me resultaba familiar.

—Tú eres…

Sus ropas parecían de cosplay, con muchos adornos bonitos. Pero estaban llenas de manchas y rasgaduras, y algunas se habían deshecho. Sujetaba su cabello rosa, grasiento, con un par de pinzas en forma de conejo.

En una mano llevaba una bolsa de plástico blanco que había sacado de algún sitio y que estaba a reventar. Parecía que había bastante dentro. Eché un vistazo por la abertura… «¿Qué es eso? ¿Un boniato⁴ ? El ñame rallado sobre arroz es simplemente delicioso—».

En otras palabras, su apariencia era extremadamente distintiva.

Así que no había duda de lo que mis ojos me decían. Era la niña sin hogar que se hacía llamar Mahou Shoujo. Y con su bastón en una mano, me estaba mirando.

—Señorita Hoshizaki, espere, ¿quiere decir que es una Mahou Shoujo…?

—Sasaki, tenemos que correr.

—¿Eh?

—Las Mahou Shoujos son poderosas. Necesitaríamos varios psíquicos de rango B para derrotarla, o la ayuda de uno de rango A. Incluso con tu apoyo, no puedo hacerle frente en este momento. Durar incluso un minuto o dos sería un milagro–

4 También conocido como patata dulce, es una planta de la familia Convolvulaceae, cultivada en gran parte del mundo por su raíz tuberosa comestible.

—Aguarda, espera…

Ella seguía y seguía, soltando palabras a borbotones. Su expresión era inusualmente seria. Me recordó a lo que había vislumbrado de ella la semana pasada en la bolera.

Como resultado, me di cuenta de que esta joven vagabunda que había encontrado en mi barrio no iba vestida así para aparentar. No tenía ni idea de los detalles, pero parecía que las Mahou Shoujos realmente existían, al igual que los psíquicos.

—¿…Oficial? —murmuró–parecía que también se había fijado en mí.

—Sasaki, espera, ¿la conoces?

—Me la encontré pescando restos de comida cerca de mi apartamento y charlamos. En aquel momento no tenía ni idea de que estuviera relacionada con los psíquicos, así que le enseñé mi placa de policía y le pregunté si quería ir a una comisaría.

—Entonces puede que esta Barrera Mágica fuera para salvarte, Sasaki.

—Cuando dices Barrera Mágica…

—Es una de las habilidades de las Mahou Shoujos. Vuelan mágicamente por el cielo, disparan rayos de luz mágicos y levantan escudos extremadamente resistentes que aparecen por arte de magia. Las Mahou Shoujos son superiores tanto en ataque como en defensa.

—……

«¿Cuántas veces había dicho mágico la señorita Hoshizaki? Todo era tan mágico».

Tal vez la magia que acababa de ahuyentar las llamas había sido Rayo Mágico, entonces. Si eso era cierto, la niña nos había atacado con la clara intención de matarnos. La señorita Hoshizaki estaba malinterpretando la situación, pero pensándolo así, era bastante aterrador.

—Cada una de las siete Mahou Shoujos también tiene su propio poder único. Las diferencian unas de otras, pero cada una es lo suficientemente peligrosa como para requerir la movilización de psíquicos de rango A.

—¿Son diferentes de los psíquicos?

—¡¿No me estás escuchando?! ¡Son seres sobrenaturales con limitaciones distintas a las de los psíquicos! Aunque los psíquicos existen desde hace tiempo, estás Mahou Shoujos han empezado a aparecer recientemente.

—Creo que lo entiendo…

Otro mundo, psíquicos y Mahou Shoujos… Había mucha más variedad en el universo de lo que había imaginado. Sentí que mi visión del mundo se había expandido rápidamente después de dejar mi trabajo como zángano corporativo. Tenía un poco de miedo de que surgieran aún más cosas si me tomaba el tiempo de buscar.

—La Mahou Shoujo activa en Japón siempre está escondida dentro de su Campo Mágico, así que no podemos ponerle una mano encima. Ella, en cambio, aparece donde quiere y causa estragos. Odia a los psíquicos y va por ahí cazándolos.

—Mencionaste eso antes. Suena terriblemente desagradable.

—No sé cómo es en otros países, pero la Mahou Shoujo de Japón es enemiga de todos los psíquicos.

—¿Todos?

—TODOS. Tan pronto fija su atención en uno, ataca sin preguntar–

Mientras tanto—mientras la señorita Hoshizaki hablaba—la niña se movió.

Su cuerpo flotó en el aire y se acercó a nosotros.

No parecía muy diferente de la magia de vuelo que había aprendido de Pii-chan. Me pregunté a qué velocidad podría yo desplazarse por el aire. Pero ahora no era el momento. Según la señorita Hoshizaki, era una asesina de psíquicos extremadamente peligrosa.

—Oficial, ¿usted es un psíquico? —me preguntó mirándome a los ojos, con el rostro como una máscara carente de emoción. Esos rasgos tan bonitos pertenecían sin duda a la niña con la que me había cruzado cerca de mi apartamento.

Pero, ¿qué sería lo mejor para responder aquí? Mi hechizo de barrera seguía en activo. Como había desviado el rayo de la Mahou Shoujo, probablemente está cree que se trata de algún tipo de poder psíquico. Y por su parte, la señorita Hoshizaki parece pensar que está niña me está protegiendo.

A lo lejos, también podía ver a los curiosos acercándose. Debido al Rayo Mágico, la existencia de mi barrera mágica incolora y transparente permanecía oculta al público por ahora, pero está situación me está poniendo contra la espada y la pared.

Después de templar los nervios, decidí hablar con ella: —¿Qué estás haciendo aquí–?

—Vi una bola de fuego en el cielo —interrumpió la niña.

—¿Una bola de fuego? ¿Estás segura de que no

estabas viendo cosas?

La señorita Hoshizaki estaba aterrorizada, así que yo tendría que encargarme de esto. Si se lo dejaba a alguien como ella, lo más probable es que acabáramos muertos.

—Bloqueaste mi rayo. Debe haber al menos dos psíquicos aquí.

—¿Psíquicos…? ¿Qué tienes que hacer con ellos?

—Mataré a todos los psíquicos. No los dejaré escapar.

—……

Mi superior tenía razón. Ella realmente había venido a por nuestras cabezas, ¿no es así? Ver a una niña tan joven hablar tan desapasionadamente parecía sacado de una película de terror. Si mi hechizo de barrera no hubiera bloqueado ese rayo antes, ¿qué habría pasado con nosotros?

—¿Vives por aquí?

—Hay una gran tienda cerca. Tiran mucha comida, así que vengo a veces. Pero hoy, mientras buscaba comida, vi unas llamas que salieron disparadas hacia el cielo y alcanzaron un avión.

—Ya veo.

Entonces este barrio era su territorio. Por lo que había dicho la señorita Hoshizaki, normalmente estaba dentro de un extraño espacio llamado Campo Mágico. La gente del bureau probablemente no sabe esto. Podría haber estado yendo a todos los mercados y tiendas del país y ellos ni enterados. ¿Eran las otras seis Mahou Shoujos como ella?

—Oficial, ¿es usted un psíquico?

—……

Misma pregunta, sonaba como una máquina asesina.

Si digo que sí, nos disparará otro rayo mágico. No había dudado con el primero. No sabía por qué iba tras los psíquicos, pero su intención de matarlos era palpable.

Y lo que era aún más preocupante, no parecía importarle que hubiera testigos.

—Me diste pastel. ¿Fue para engañarme?

—¿Me veo del tipo manipulador?

—Entonces, ¿qué hace aquí, oficial? —preguntó, con la varita mágica preparada. A primera vista, parecía el cachivache de juguetería. Estaba muy bien hecho y se notaba que habían trabajado en los detalles. Era bonito y chulo a la vez. Dicho esto, al igual que su ropa, estaba sucio en algunos lugares.

Y la magia que surgía de ella era devastadoramente letal. Eso lo entendimos bien.

Si me enfrentara a ella de frente, ¿qué pasaría?

Podía hacer frente a su Vuelo Mágico con la magia de vuelo que había aprendido el otro día. Mi barrera había detenido su Rayo Mágico. Sin embargo, su Barrera Mágica seguía siendo una incógnita. Si mi ataque podía atravesar su barrera, eso decidiría el combate. Si no, estaríamos en un punto muerto—ninguno de los dos podría asestar el golpe definitivo. Por otro lado, si ella aumentaba la potencia de su Rayo Mágico y éste atravesaba mi barrera, yo perdería seguro; y definitivamente no quisiera golpear a una niña con esa cosa.

Basado en lo que el Conde Müller y el Príncipe Adonis habían dicho de mí, esta niña tenía las especificaciones para ser considerada una maga talentosa incluso en el otro mundo. La señorita Hoshizaki tenía razón al tener tanto miedo de estas Mahou Shoujos.

Ademas, la chica tenía una habilidad mágica extra unica que aún no habiamos visto. Eso concordaba con que ella era igual a una psíquica de rango A en lugar de una de rango B. Realmente deseaba que alguien me hubiera hablado de esto durante el entrenamiento.

—¿Oficial?

—Es el deber de un oficial venir corriendo cuando hay problemas.

—Oficial, ¿sabe lo que son los psíquicos?

Ella realmente no quería dejar el tema de los psíquicos. Sus repetidas preguntas lo dejaban bastante claro.

Si respondía honestamente, el chico de las gafas y la señorita Hoshizaki estaban condenados. No tendrían ninguna oportunidad contra ella. Dudo que los dejé en paz una vez los identifiqué como tales.

Pensarlo así hacía que estas Mahou Shoujos fueran aún más aterradoras. A pesar de su adorable rostro, era una asesina a sangre fría—sin reparos en recurrir a la fuerza letal. Por eso quería evitar a toda costa que la situación empeorara.

—¿Psíquicos? Te he oído decir eso antes, pero…

Mis respuestas eran vagas, ganando tiempo mientras pensaba qué hacer. Si conseguía dejar a esta niña a solas, lejos del chico de las gafas y de la señorita Hoshizaki, quizá tendría una oportunidad—

Pero justo cuando empecé a actuar, ocurrió algo.

—Vaya, ¿qué es esto? ¿Una Mahou Shoujo ha salido a jugar?

Desde detrás de la Mahou Shoujo llegó una voz

dirigiéndose a nosotros.

Unos pasos se acercaban, era una figura que reconocí.

—……

Lo primero que vi fue el kimono, confeccionado con una tela de color morado intenso. Con su cabello negro, liso y largo hasta la cintura, continuó caminando, dando palmadas de geta en el suelo. Sus modales imponentes no diferían de los de cuando la conocí en la bolera de las afueras.

La chica del kimono. ¿Cómo se llamaba?

Mientras me lo preguntaba, la señorita Hoshizaki gritó: —¡Futarishizuka!.

Aparentemente, su   nombre   era   Futarishizuka.

Probablemente.

Era la psíquica de rango A perteneciente a ese grupo de irregulares. La señorita Hoshizaki me había explicado que podía drenar algún tipo de energía de cualquiera que tocara y hacerla suya. A pesar de tener la apariencia de una niña de primaria, poseía habilidades físicas sobrehumanas.

—¿Se llama Futarishizuka? —Pregunté.

—Sí, así es —respondió la señorita Hoshizaki.

—Otro nombre raro…

—No es su verdadero nombre.

—¿Oh?

—La llamamos así por el color del kimono que le gusta llevar.

—Ya veo.

Al parecer, el nombre se debía a la ropa que llevaba; futarishizuka se refería tanto a una flor como a un tono morado intenso, el mismo morado de su kimono. Me pregunté: «Si hubiera preferido llevar un kimono rosa violáceo del color de la flor hagi, ¿la habrían llamado Haggy o algo así?» Que me llamaran por un alias en el campo me parecía tan… psíquico. Son la clase de cosas que solo podría ver en este trabajo.

Si me esforzara lo suficiente en mi trabajo, ¿también me pondrían un apodo? Me acordaré de comprarme ropa bonita de un color que suene genial si salgo de todo de esto.

—¿Tienes problemas? —me preguntó. —Podría ayudar, ya sabes.

Pero no estaba mirando a la señorita Hoshizaki, sino a mí. Me hizo una pregunta directa, con una sonrisa malvada en su rostro.

Sospeché que su comentario tenía algo que ver con el hechizo del rayo que había revelado la última vez que nos vimos. Normalmente, los psíquicos sólo podían usar un poder. Y los ojos de la señorita Hoshizaki estaban puestos en mí como miembro del bureau. Probablemente se refería a esta situación.

Esta chica llamada Futarishizuka se había dado cuenta de que yo ocultaba algo; algo que no quería que la señorita Hoshizaki ni nadie del bureau supiera. Por eso sonreía, de eso estaba seguro, y por eso me había hecho semejante oferta.

Pero, ¿por qué se ofrecía a ayudar?

—¿…Y tú eres una psíquica? —preguntó mientras tanto la Mahou Shoujo sin hogar, con una reacción gélida. Se apartó de la señorita Hoshizaki y de mí y apuntó con su bastón a la chica del kimono.

—Si dijera que sí, ¿qué harías, niña?

—Matarte.

La Mahou  Shoujo  se  movió  inmediatamente.

Levantó el bastón y disparó su Rayo Mágico sin vacilar.

Mientras mirábamos, una ráfaga de luz envolvió a la chica del kimono. El ataque sacudió el aire que nos rodeaba.

Debido al accidente aéreo, no quedaba nadie en la zona afectada: todos observaban desde lejos. Como resultado, ningún transeúnte fue alcanzado por la explosión.

Excepto la chica del kimono, que había sido engullida por la luz. Mi corazón latía con fuerza mientras observaba lo que ocurría.

El Rayo Mágico rugió durante unos segundos y luego se desvaneció rápidamente.

—……

Ahora no había nadie ante la Mahou Shoujo. Sólo quedaba un tramo de asfalto. Tampoco venían coches; probablemente se dirigían a otra parte.

Pero entonces, justo a mi lado, oí una voz.

—Hnggohh…

—¡¿–?!

Miré rápidamente para ver a la chica del kimono.

Parecía haberse estrellado contra el muro invisible creado por mi hechizo de barrera; tenía las manos sobre la cara mientras rodaba por el suelo. Al parecer, se había lanzado hacia nosotros con sus increíbles habilidades físicas para evitar el rayo mágico.

Pero no parecía haberlo evitado del todo, y parte del dobladillo de su kimono se había chamuscado.

—Qué… ¿Es esto? —murmuró.

—Ugh…

Ante el inesperado acercamiento de la chica del kimono, la señorita Hoshizaki hizo un movimiento. Corrió hacia Futarishizuka, y usando el agua con la que había noqueado a los niños, creó varios carámbanos afilados. Para ella, tanto la Mahou Shoujo sin hogar como la chica del kimono eran igual de hostiles.

Y aunque la barrera impedía que nada entrara en su interior, simplemente se podía salir de ella. Sin darme la oportunidad de detenerla, la señorita Hoshizaki corrió hacia la chica del kimono y se acercó a ella por fuera de la barrera.

—¿Vienes hasta aquí? Me lo estás poniendo fácil.

La señorita Hoshizaki gruñó cuando los carámbanos que disparó fueron directo al estómago de Futarishizuka. Está, no obstante, se acercó sin detenerse— una decisión probablemente tomada teniendo en cuenta su increíble poder regenerativo.

—¡Sasaki, sal de aquí!

—Necesitaras más que eso para–¿¡Ah!?

El poder de la señorita Hoshizaki no se limitaba solo a lo convencional. Ella escupió al rostro de la chica del kimono, y la saliva salió disparada a su globo ocular como una metralla de hielo.

—¡Guhhh–!

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, las yemas de los dedos de Futarishizuka alcanzaron a tocarle la frente.

Lo que sucedió a continuación fue seguramente su técnica de drenado de energía. La señorita Hoshizaki se desplomó en el suelo. El efecto fue tan rápido que no pude evitar sentirme incómodo.

—¡Señorita Hoshizaki!

Tras echarle un vistazo a la cara, la chica del kimono dijo con voz distante: —No te preocupes. Sólo ha perdido el conocimiento.

Al examinarla más de cerca, pude ver cómo subía y bajaba su pecho. Respiraba.

—Si la mató estaré malos términos contigo, pero tampoco quieres que descubran lo que puedes hacer.

¿Estoy en lo cierto?

—… Así es.