Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 2

Capítulo 2: Reclutamiento (I)

Parte 5

Parecía que lo había hecho por consideración a mi posición, para ayudarme a evitar la mirada del bureau. No esperaba que se tomara tantas molestias para tenderme una trampa.

—¿Por qué hacer todo esto? —le pregunté.

—En realidad, tengo que pedirte un favor.

—¿Un favor?

—Así es.

—¿…Me estabas observando?

—Así es. ¡Mientras duermes!

—……

«Diablos».

Esta chica parecía ser tan peligrosa como la Mahou Shoujo. ¿Cuánto tiempo llevaba vigilándonos? Si había visto lo que pasaba en mi apartamento, podría haberse enterado de lo de Pii-chan.

Mientras tanto, la Mahou Shoujo sin hogar reaccionaba a nuestra conversación. Con su varita mágica preparada, se giró hacia mí. Su expresión parecía un poco más tensa que antes.

—…Oficial, ¿conoce a esta psíquica? —preguntó, dirigiéndome una mirada penetrante. Ya debe de considerarme un enemigo.

En ese momento, no tenía tiempo para hablar con Futarishizuka. La petición que mencionó me despertó la curiosidad, pero primero tenía que centrarme en sobrevivir. Si quería vivir para ver otro día, si quería salvar a la señorita Hoshizaki y al chico de las gafas—sólo tenía una opción.

—Lo que sea. Por ahora, trabajemos juntos.

—Recibido —respondió Futarishizuka, con una sonrisa cruzando su rostro.

Un momento después, un Rayo Mágico la golpeó.

Por alguna lógica desconocida, había estrechado el rayo mientras nos apuntaba. Al parecer, su grosor podía manipularse libremente. Tal vez era una característica utilizada para evitar daños colaterales. Si pudiera aprender más sobre sus antecedentes, podría tener una mejor idea. Incluso podría averiguar la razón por la que buscaba boniatos en los contenedores de los supermercados.

—Te apoyaré y actuaré como señuelo. Encuentra un punto ciego e intenta acercarte.

—Yo me encargare.

No me gustaba mucho mi papel, pero teniendo en cuenta nuestros poderes, esta era la mejor formación. No estaba seguro de si mis relámpagos serían efectivos, así que parecía una apuesta más segura confiar en alguien que podía ganar simplemente tocando a su oponente.

Además, mi ataque era bastante espantoso.

Si era posible, no quería acabar viendo a una niña con parte del cuerpo calcinado. Sólo habíamos intercambiado algunas palabras, pero ahora era una conocida, lo que lo hacía aún peor.

—Solo no la mates.

—Oh, ¿estás familiarizada con esta Mahou Shoujo? Futarishizuka también estaba usando el término

Mahou Shoujo de manera casual. Aparentemente, era de

conocimiento bastante común entre los psíquicos. Debían de ser enemigos naturales, como un gato o una comadreja lo son de un ratón.

—Algo así.

—…Hmm. Bueno, supongo que no me importa.

Con una breve inclinación de cabeza, se levantó del suelo y se fue corriendo.

Una vez se alejó, puse en marcha mi propio plan. Me elevé en el aire con un hechizo de vuelo. Sin embargo, con tanta gente mirando, mantuve mi altitud a sólo unos centímetros. Luego, casi como si corriera por el suelo, moví todo mi cuerpo hacia mi oponente. Si alguien hubiera estado observando desde más cerca, habría parecido muy tonto.

—Tck…

Los ojos de la Mahou Shoujo se abrieron de par en par al notar mi inesperado acercamiento. De la punta del bastón que llevaba en la mano, disparó un Rayo Mágico.

En respuesta, este hombre mágico de mediana edad lanzó su hechizo de barrera.

Incluso con una defensa exitosa en mi haber, no pude evitar tambalearme como quien va a recibir un golpe.

¡Seguía siendo aterrador! Cuando lo hice, el rayo golpeó el borde de mi barrera y se desvaneció. No parecía que eso fuera un problema.

Por otro lado, si no fuera por la magia de vuelo y barrera, su ataque me habría matado al instante. Mi decisión de priorizar estos dos hechizos realmente me había salvado.

«Gracias, Pii-chan. Te traeré un montón de deliciosa carne como recuerdo cuando vuelva a casa»

—Así que eras un psíquico después de todo, ¿eh, oficial?

—No, no lo soy.

—¿Entonces qué fue eso?

—Soy un mago.

—¿…Mago?

—Al igual que tú, tengo poderes mágicos– podríamos decir que soy un hombre mágico de mediana edad.

Realmente no quería pelear. El término “hombre mágico de mediana edad” no era muy fácil de pronunciar, pero se compensaba con la sinceridad que había detrás. Al menos, así es como yo lo veo.

—……

Aun así, me dolió que se callara así. Realmente me golpeó justo en el corazón.

Me alegré de llevar traje. Me sentí afortunado de llevar la corbata bien puesta, agradecido de haberme puesto mis zapatos de cuero. Si hubiera llevado unos vaqueros, una camisa sin cuello y zapatillas de deporte, esta escena habría sido demasiado dolorosa de ver.

Pero como llevaba traje, apenas pude armarme de valor para llamarme a mí mismo un hombre mágico de mediana edad—

O tal vez estaba equivocado y todo había salido mal.

…Pero la reacción de la niña fue más grande de lo que habría previsto. Me preparé para lanzar otro Rayo Mágico en cualquier momento, pero la Mahou Shoujo sin hogar se quedó allí, sorprendida, y repitió la frase incómoda que acababa de decirle:

—¿Hombre… mágico de mediana edad?

—Los psíquicos sólo pueden usar un poder. Si puedes volar, eso es todo lo que puedes hacer. Si puedes hacer un muro invisible, eso es todo. Pero los hombres mágicos de mediana edad son diferentes. Somos iguales que las Mahou Shoujos. Puedo hacer que ocurran todo tipo de cosas extrañas, al igual que tú.

—……

Esta fue una conversación tan terrible. Me sentí como si activamente estuviera tramando secuestrar a un niño.

Pero no estaba mintiendo en absoluto. Era un poder mágico que Pii-chan me había dado. Era magia que él me había enseñado. Había dudas sobre las distintas fuentes de nuestros poderes, pero Pii-chan me había explicado que los misteriosos hechizos que podía lanzar eran mágicos. Así que no mentía.

Su siguiente respuesta me pareció un poco extraña.

—Entonces, ¿las hadas también te pidieron ayuda–?

—¡Te tengo!

Un momento después, Futarishizuka apareció detrás de la Mahou Shoujo. Estiró la mano para tocar su piel. El drenaje de energía se acercaba, y estaba tan cerca que la niña no podría esquivarlo—

—Vete.

—Urgh…

Pero no pudo asestar un golpe decisivo. Futarishizuka fue repelida por una fuerza invisible;

probablemente la Barrera Mágica que la señorita Hoshizaki había mencionado. La chica del kimono incluso se acercó por segunda vez, apuntando a la cara, y fue derribada al suelo.

La llamaban una psíquica de rango A, pero viéndola así, era bastante adorable. Tener que tocar a su objetivo directamente debe ser una gran molestia cuando estos posee magia de barrera o algo similar.

Pero alguna razón, le empezó a sangrar mucho la nariz. Y por su linda carita corrió un hilo rojo que bajo hasta manchar su kimono.

Esto significaba que había llegado el momento de sacar la magia relámpago, pero dudé en lanzarle a la niña un hechizo que sin duda le destrozaría el cuerpo. Ya había visto lo que podía hacer en la bolera. Si podía pasar sin usarlo, prefería no hacerlo.

Por eso había puesto mi esperanza en Futarishizuka.

—Oficial, ¿por qué está con estos psíquicos?

—Bueno, esa es una buena pregunta…

El interés de la Mahou Shoujo se había vuelto hacia mí. Esa era una buena señal. La mejor solución sería resolver esto a través de la negociación.

Mientras tanto, la señorita Futarishizuka seguía batallando contra la Barrera Mágica que rodeaba a la niña; parecía que estaba haciendo pantomima. Intentó golpearla, rasparla… «Ah, eso nunca funcionará».

Era un gran cambio respecto a su actitud anterior; ¡para mal, considerando que ahora estaba dando un espectáculo lamentable! Se vio tan increíble en nuestro último encuentro que esto lucia bastante torpe.

—……

Y la Mahou Shoujo seguía mirándome, esperando a que continuara.

Yo, el hombre mágico de mediana edad, trataba de no doblar la mirada. Entonces se me ocurrió algo—la curiosa frase que había salido de sus labios antes.

Las dos palabras especialmente importantes eran hadas y ayuda. Parecía información que me ayudaría a comprender qué eran estas Mahou Shoujo. Parecía seguro, al menos, que algún tipo de criatura que se identificaba como un hada la respaldaba como patrocinador. Sólo un mes antes me habría reído de lo ridículo que sonaba eso.

—¿Dónde está el hada que te habló? —le pregunté.

—Ya no están por aquí.

—¿Se fueron a casa, al reino de las hadas? —Me invente de la nada un país que no estaba segura de que existiera.

Su respuesta fue clara. —Las maté.

—¿Eh…?

—Yo los maté. Esta es su piel—, dijo señalando la estola que llevaba al cuello. A primera vista, parecía haber pertenecido a una comadreja o algo por el estilo.

—……

«Vaya», pensé. «Es un bronceado excelente para alguien de su edad».

Al principio, había planeado actuar como si entendiera su situación para acercarme a ella. Pero su respuesta fue un poco más violenta de lo que esperaba. El olor a sangre era muy fuerte en esta niña, al menos tanto como en la señorita Hoshizaki.

Y cuando levantó la piel para que yo la viera, me di cuenta de que también estaba cubierta de aceite, suciedad y mugre, al igual que su ropa. No parecía tanto un accesorio femenino de moda como una piel hecha a mano que llevaba un cazador para protegerse.

En cualquier caso, estaba hecha a mano.

—¿Tú… los mataste? ¿Por qué…?

—No quería convertirme en una Mahou Shoujo.

—……

—Así que los maté.

—…Ya veo.

Una declaración muy lógica. Podía apreciar eso, al menos.

Tenía la intención de mentir y presentar a Pii-chan

como mi hada; de esa manera, tendríamos algo en común. Iba  a  sugerir   que  podríamos   trabajar  juntos  como compañeros mágicos con amigas hadas.

Por desgracia, probablemente nos dispararía un Rayo Mágico en ese momento. Principalmente a Pii-chan.

Sentí que las negociaciones entre nosotros llegaron a punto muerto. Echaba de menos lo fácil que era todo en el otro mundo. Me vinieron a la mente recuerdos de conversaciones agradables y cordiales con el subgerente Marc, el conde Müller y el príncipe Adonis, sólo para ser engullidos por la presencia de esta Mahou Shoujo frente a mí. Echaba de menos la increíble comida que nos había preparado el señor French.

Todos los presentes eran aterradores, incluido Futarishizuka, que seguía aporreando la Barrera Mágica. Mi alumna de último curso, la señorita Hoshizaki, era del tipo atlético intimidantemente impecable. Con la chica sin hogar en el grupo, era mucho con lo que lidiar.

—¿Pasó algo después de que te convirtieras en una Mahou Shoujo?

—……

Se quedó callada ante la pregunta.

Estaba seguro, entonces, de que la desgracia la había golpeado.

Por ejemplo, tal vez la consideraron una psíquico irregular y fue atacada por el bureau—eso era fácil de imaginar. Y si realmente tenía la edad que aparentaba, luchar contra un grupo de adultos que la atacaban con el poder de una organización detrás habría sido casi imposible.

Mi jefe de sección, por ejemplo, era un hombre brutal que colocaba cámaras ocultas en casa de los nuevos reclutas. Había tenido demasiado miedo para preguntar si la casa de la señorita Hoshizaki estaba bien. Sin Pii-chan, estaría bailando en la palma de su mano.

Al final, su hada se convertido en una estola, y la propia Mahou Shoujo se transformó en una obsesionada máquina de matar psíquicos.

—¿Mantienes contacto con alguna otra Mahou Shoujo?

En parte para ganar tiempo, decidí continuar la conversación como mi falso alter ego, el hombre mágico de mediana edad.

A esa pregunta, ella dio una respuesta distinta.

—Se pusieron en contacto conmigo una vez.

—¿Les contestaste?

—Les dije que ahora mismo estaba ocupada.

Al parecer, había una comunidad de Mahou Shoujos. Y no iba a preguntar en qué estaba ocupada.

Si ella era equivalente a una psíquica de rango A por sí sola, entonces aunque sólo hubiera otras siete en el mundo, constituirían una red bastante valiosa. Sin duda, cada uno de ellas debían estar aliadas con varias organizaciones también. No sería aconsejable tomarlas a la ligera.

Pero, por desgracia, la Mahou Shoujo de Japón estaba totalmente sola.

—¿Nunca les pediste ayuda?

—No puedo confiar en nadie más.

—…Oh.